Rivelle

01/01/2010 13:19:21

Cuanto más se acercaba al campamento más se confirmaban sus sospechas. Lo que escuchaba desde hace un par de minutos sí que eran gritos, y no de júbilo precisamente.
De repente un orco se planto delante de el y apenas le dió tiempo a esquivar el golpe del hacha. En un acto reflejo desenvainó la espada y continuando el movimiento le corto el cuello al orco. El descontrolado golpe del orco le había hecho dejar la guardia demasiado abierta al pensar que el combate se acabaría en un sólo golpe.
Lanzó un par de conjuros de protección sobre si mismo y se dirigió hacia donde parecían provenir los gritos.
¡Aniril! ¡Ven aquí!
La voz de su padre le hizo detenerse. Como solía decir su madre riendo: si tu padre le dijera a un piedra !ven aquí!, los sorprendente sería que la piedra no empezara a levitar acercándose y se mantuviera flotando esperando órdenes.
Se acercó a él corriendo. Su padre estaba medio cubierto de sangre y tenía una herida bastante fea en un hombro.
Ve al poblado a buscar ayuda, ¡ya!
Sin detener la carrera se dirigió hacia el poblado. Estaba tan acostumbrado a obedecerle que ni siquiera dudo un instante.
De repente empezó a notar que se movía a una velocidad asombrosa . Giró la cabeza y vió que su padre estaba preparándose para lanzar otro conjuro mientras le gritaba ¡a la derecha!
Se desvío a la derecha del camino justo a tiempo para esquivar una bola de fuego que le pasó casi rozando. Ésta explotó sobre varios orcos que pretendían cortarle el paso.

Sin más incidentes llegó al poblado poblado casi sin resuello. Nunca había corrido una milla, era más o menos la distancia al poblado, tan rápido.
Entró como un huracán en la taberna mientras gritaba: ¡Orcos! ¡Atacan el campamento!

//Editado para corregir faltas de ortografía/gramática como siempre.

Rivelle

01/01/2010 13:21:32

Cuando tenga la cabeza más despejada escribiré más para contar los inicios del personaje, cosas del primer día del año... :D

Rivelle

02/01/2010 01:56:29

Había un grupo de hombres con aspecto de soldados.
Uno de ellos habló. Acércate muchacho.
Cuando se acercó al hombre éste mirándole a los ojos simplemente le dijo - Como sea una broma o una trampa te arrepentirás. Guíanos.
Marcharon con un trote ligero de vuelta al campamento.
Cuando le pidió a Feren (así le llamaban los demás al que mandaba el grupo de soldados) que se dieran más prisa, éste le respondió - De poca ayuda vamos a ser si llegamos demasiado cansados como para luchar.
Los pocos minutos que duró la marcha le parecieron horas.
Al llegar al campamento sus peores sospechas se confirmaron.
Había cadáveres por todas partes y casi todas las tiendas estaban en llamas.

Rivelle

02/01/2010 15:54:46

Una furia incontrolable se apoderó de Aniril. Sólo una cosa ocupaba su mente: Matar orcos.
Sabía manejar la espada bastante bien, su madre se había encargado de eso, pero no era ningún espadachín experto.
Sino hubiera sido por Feren y los demás soldados que le acompañaban su cadáver habría hecho compañía al resto de los elfos y orcos muertos.
Allí donde un golpe demasiado furioso y descontrolado le convertía en un blanco fácil estaba la espada o el escudo de Feren que le seguían como una sombra protectora.
Al cabo de unos pocos minutos de lucha todo se acabó.
Aniril tenía varios cortes no demasiado graves y un corte profundo en el muslo izquierdo que sangraba copiosamente. Tras desaparecer la adrenalina de la sangre, que era lo único que lo mantenía en pie, perdió el conocimiento.

Rivelle

02/01/2010 16:10:35

Cuando se despertó al cabo de unas horas el único fuego que quedaba era la hoguera en la que ardían los cadáveres de los orcos.
Le dolía todo el cuerpo, pero alguien había tratado los cortes y la herida del muslo estaba cuidadosamente vendada.
Habían cavado sepulturas para todos los elfos que había en el campamento, pero no aún no los habían cubierto con tierra a la espera de que despertara Aniril.
Tras despedirse de sus familiares y amigos muertos el mismo se encargó de cubrirlos a todos con tierra. Con la última palada de tierra sintió como si algo dentro de el se hubiera muerto para siempre.

Después revisó entre las cenizas de las cabañas y recogió lo poco que pudo salvarse de las llamas. El libro de conjuros de su padre estaba medio chamuscado pero había páginas que aún podrían leerse.
Dejó su espada clavada enfrente de las tumbas de sus padres y recogió la espada que había sido de su madre. Tras envainarla con fuerza se dió la vuelta y cojeando se dirigió con Feren y con los demás hacia el poblado.

Rivelle

06/04/2010 17:54:49

Formaban un grupo bastante heterogéneo. La mayoría de ellos eran humanos, pero también había una semielfa y dos medianos.
Algo tenían en común con Aniril, y era el que andaban de acá para allá continuamente, según a donde les llevaran los trabajos que aceptaban como mercenarios.
Todos lo aceptaron como uno más sin hacer preguntas.