Maese Fys

23/06/2005 03:55:36

[color=red:b2454301d4]Historia de Unzher[/color:b2454301d4]

La historia de uno de los antiguos imperios.

En el lejano este de Faerûn, los más grandes y antiguos imperios fueron los de los imaskari, hechiceros conocidos como los Obradores. Embriagados con el poder y la arrogancia, los imaskari rehusaron someterse ante cualquier entidad divina. Trabajaban con magia poderosa e investigaron extrañas tecnologías, defendiéndose de los ataques de humanoides, dragones, extrañas criaturas nativas de su hogar e incluso los dioses. Cuando su población fue diezmada por una terrible plaga hace cuatro mil años, los gobernantes-magos de Imaskar abrieron un par de grandes portales a otro mundo, apresando alrededor de cien mil humanos, los mulan, para entonces cerrar los portales y sellar todas las conexiones con ese mundo para siempre. Los imaskari esclavizaron y oprimieron a los mulan. A pesar de eso, los esclavos continuaron ofreciendo innumerables oraciones a sus deidades que permanecían sin ser escuchadas debido a la barrera imaskari.

Gracias a la intervención de Ao, el suprapoder de los dioses de Faerûn, las deidades de los esclavos enviaron unas versiones poderosas pero mortales de sí mismas a través de métodos alternativos; usando el plano astral para así “bordear” la barrera de los Obradores. Los dioses combatieron y derrotaron a los imaskari en el -2.488 CV, conduciendo a su gente hacia el oeste. Se asentaron en la porción sudeste del mar de las Estrellas fugaces donde usaron magia para incrementar la fertilidad de la ya rica tierra. De esta manera nacieron las naciones de Mulhorand y Unzher (Mulhorand en el -2.135 CV y Unzher en el -2.087 CV donde el gran dios Enlil fundó Unzhalass sobre las perlas descubiertas en el mar de Alamber).

En el -1.967 CV, las dos grandes naciones mulan, Mulhorand y Unzher, entraron en conflicto en el río de Espadas, comenzando la guerra Mulhorand-Unzher. Después de años de guerra, los dioses de ambas naciones acordaron que el río de Espadas sería la eterna frontera entre ellos. Sería 2.400 años más tarde cuándo llegara la guerra de nuevo a los Antiguos Imperios. Esta relativa paz permitió a ambas naciones comenzar a expandirse cerca del -1.500 CV.

La expansión de Unzher, mayormente al oeste en lo que ahora es Khessenta y al sur al este de Sheír, continuó hasta alrededor del -1.250 CV cuando las batallas contra los elfos del bosque de Yuir al noroeste y los enanos dorados de la Gran Brecha al sur detuvieron su progresión. Con el milenio cercano a acabarse en el -1.087 CV, mientras Mulhorand y Unzher pasaban por los primeros años de su imperio, cuando el Adepto Teurgo Zhayd, el último aprendiz superviviente de los magos imaskari, lideró a muchos de los magos de Mulhorand y Unzher en una rebelión contra los dioses mulan. En el -1.081 CV, Zhayd y sus conspiradores fueron derrotados. Zhayd fue ejecutado, pero profetizó que Mulhorand y Unzher caerían para no volver a ser grandes de nuevo.

La ejecución de Zhayd, sin embargo, no detuvo sus ataques a los dos Antiguos Imperios. Justo antes de su ejecución, Zhayd abrió una puerta a un tercer mundo. Cinco años después, en el -1.076 DR, una horda formada por una especie de humanoides hasta ahora desconocidos en Mulhorand y Unzher descubrió la puerta y aparecieron en gran número viendo nuevas tierras para saquear. Los dioses mulan aparecieron desde sus torres para liderar a sus ejércitos contra estos “orcos grises”. En respuesta a esto, los chamanes orcos invocaron a los avatares de su panteón para defenderse. En un titánico enfrentamiento conocido como la Batalla de los Dioses, Re, cabeza del panteón de Mulhorand, fue asesinado por la deidad patriarca de los orcos, Gruumsh, en el -1.071 CV, y muchos miembros antiguos del panteón de Unzher fueron a sí mismo asesinados, incluyendo Inanna, Girru, Ki, Marduk, Nanna-Sin, Jergal y Utu. Los avatares de las deidades orcas fueron gravemente debilitadas en la batalla, a pesar de todo, y los panteones de Mulhorand y Unzher se aliaron para derrotarlos dos años más tarde, sacando posteriormente a los orcos de la región en el -1.069 CV.

Las dos antiguas naciones se frenaron para reconstruir su poder y lamer sus heridas, mientras nuevos imperios (el belicoso Narfel y Rómazhar) llenaban el vacío en el norte. Sin embargo, en el -734 CV, el dios principal de Unzher, Enlil, decidió abandonar los Reinos, abdicando a favor de su hijo Gilgeam. Poco después, Ishtar, diosa del amor, también decidió abandonar Faerûn, entregando secretamente el poder de su manifestación a la diosa mulhorandino Isis y desvaneciéndose, dejando sólo a Assuran (también conocido como Hoar), dios del trueno, con Gilgeam. Al principio, Gilgeam era un justo dios-rey, pero el poder le corrompió. Puso límites a las fes de otros dioses. Así comenzó la decadencia de dos mil años de Gilgeam hacia la su despótica tiranía como el gobernante de Unzher.

Los siguientes cientos de años permanecieron relativamente tranquilos conforme Gilgeam consolidaba su poder, manteniendo sus asentamientos y haciendo se su pueblo unas víctimas. Siempre agresiva y expansionista, sin embargo, Unzher creció de nuevo con la catastrófica caída de los imperios norteños de Narfel (del cual se había tenido que defender en un conflicto naval en el -623 CV) y Rómazhar en el -150 CV. Con el tiempo, Unzher reclamó todo lo que hoy es Khessenta, Khóndazh, las ciudades de la orilla norte del estrecho de los Magos, el Sheír y partes de Dambrazh y Estagund en una segunda era del imperio. Sin embargo, está brutal expansión trajo consigo el odio de los conquistados y arruinó la economía de Unzher, forzando a los gobernantes a subir los impuestos hasta niveles absurdos.

En el 163 CV, piratas itinerantes unzhéricos y un extraño ermitaño “fundaron” Altumbel en la punta de la península aglarondana. En el 202 CV, los bárbaros más tarde conocidos como los arkaiunes invadieron Unzher y Mulhorand desde el sur, pero en el 205 CV, fueron rechazados, perseguidos de vuelta hasta su desmoronada base. Sin embargo, un agonizante chamán bárbaro profetizó que ambos imperios se derrumbarían. Alrededor del 400 CV, Unzher comenzó a recolonizar la orilla norte del estrecho de los Magos (las tierras que primero habían perdido durante las guerras de la Puerta del orco) comenzando por Escalant y la boca del río Lapendrar. Durante está época también Ramman, un antiguo dios mulan de las tormentas, se unió a Gilgeam en Unzher, expulsando al dios Assuran, el Portador de la perdición.

Durante los siguientes varios siglos y uno a uno, los asentamientos más distantes de Unzher se rebelaron. Las ciudades norteñas de Unzher se separaron, y el país se redujo hasta la mitad cuando sus ciudades del oeste se declararon a sí mismas la nación libre de Khessenta.
En el 482 CV, dos de aquellas colonias, Delzhuntel y Laozhkund, se liberaron de Unzher. En el 504 CV, dos ciudades más, Teth y Nethra, declararon su independencia. Unzher respondió con una larga campaña para recuperar sus ciudades de la costa norteña. Sin embargo, la respuesta de Unzher no detuvo la deserción de sus colonias, y en el 625 CV, Escalant se unió a sus ciudades hermanas en su independencia. Por el 679 CV, Unzher fue forzada a reconocer la independencia de las Ciudades de la costa norteñas. En el 823 CV, Mourktar, una ciudad en una de las provincias orientales de Unzher, se liberó de Unzher, y en el 929 CV, la Alianza de Khessenta se rebeló contra sus amos en Unzhalass, conduciendo a los unzhéricos de vuelta a las montañas del Cielo. Roto, Unzher tenía menos de la mitad del tamaño del que había disfrutado 400 años antes.

Khessenta incluso tuvo éxito en la conquista de Unzher bajo el liderazgo del rey khazzar (secretamente un dragón rojo polimorfado de inmenso poder) y lo gobernó como un estado vasallo durante casi 100 años. Con la desaparición del héroe-conquistador khessentano Tkhazzar en el 1.018 CV (algo planeado por la sierpe en un intento de conseguir la divinidad) Unzher se liberó y concentró sus objetivos en su propia cruel gente. El país hizo grandes avances en escultura, poesía y otras artes civilizadas llevándole a un lento deterioro moral y cultural, siguiendo la caída de Gilgeam hacia la tiranía y la locura. Unzher se convirtió en un imperio caído “viviente”.

Por su decimocuarto siglo, el deterioro de Unzher era casi completo. En el 1.301 CV, el Culto de Tiamat experimentó un resurgimiento, reuniendo a gente desesperada por quitarse de encima el tiránico yugo de Gilgeam. En el 1.346 CV, el culto bajo el liderazgo de Tiglath, antiguamente un esclavo del harem de Gilgeam, invocó a los Reinos a su Dama Oscura, un antiguo enemigo del panteón unzhérico asesinada hace mucho tiempo por Marduk, en la forma de un dragón de tres cabezas. El culto también se alió con el señor bandido semielfo y antiguo esclavo del palacio de Gilgeam, Furifax, que había comenzado una guerra de guerrillas contra Unzher en el sur. Por el 1.357 CV y en respuesta a los excesivos impuestos, las ciudades norteñas de Unzher, especialmente Messemprar, se rebelaron por completo lideradas por un grupo de lanzadores de conjuros conocidos como los Magos del norte. A pesar de la insurrección, Gilgeam aún celebraba su antigua ascensión al trono de Unzher acabando por sí sólo con un dragón tortuga en el puerto de Unzhalass.

En el 1.358 DR, el año de las Sombras, los dioses fueron expulsados a Faerûn en forma mortal por Ao en lo que se conocería como la Era de los Trastornos y la Guerra de los Dioses. Assuran regresó a Unzher a la cabeza de un ejército khessentano para combatir a su enemigo Ramman. El avatar de Ramman le encontró cara a cara, pero en un acto de justicia poética, el Portador de la perdición urdió un poderoso conjuro que acabó con Ramman haciendo que un proyectil de relámpago rebotara después del tercer atronador ataque de rayos del dios unzhérico de las tormentas. Sin embargo, Assuran se perdió de nuevo cuando, antes de poder apoderarse del ámbito de Ramman, el señor de la guerra unzhérico pasó a Anhur, el dios de la guerra de Mulhorand. El ahora más poderoso dios de la Guerra mulhorandino lideró a sus tropas en la defensa de Unzher y derrotó a los mercenarios khessentanos, muchos de los cuales desertaron a sus filas. El Portador de la perdición fue conducido de nuevo en su derrota.

Gilgeam mató a la relativamente débil encarnación de la reina dragona cromática, Tiamat, pero su esencia se dispersó en tres de los más poderosos dragones cromáticos en la zona. Tkhazzar, un dragón rojo que se llamaba a sí mismo “Padre de Khessenta” y que había buscado la divinidad durante siglos, recibió una fracción de la esencia de Tiamat. Se sintió obligado a buscar a Gestaniius, una gran sierpe azul lisiada que también había servido como receptáculo del poder divino de Tiamat, y después la mató y devoró. Tkhazzar sintió el poder divino brotando a través de él y de repente le creció una cabeza azul. Buscó entonces al verde Skuthosiin en su búsqueda de absorber completamente la esencia divina de Tiamat. Después de una abrupta transformación que incluyó la aparición de una cabeza verde, su forma mortal fue completamente absorbida por Tiamat, y la dragona cromática se manifestó una vez más en los Reinos. Continuando la Guerra de los Dioses, Tiamat luchó de nuevo contra Gilgeam (que encontró su poder muy reducido) a través de los planos Exteriores y Unzher, destruyendo gran parte de la ciudad de Unzhalass. Gilgeam murió, y Tiamat se debilitó hasta el punto de que dejó de garantizar conjuros a sus seguidores por un tiempo. Sin embargo, volvió pasado un tiempo, con lo que continuó fomentando los problemas en Unzher.

Tras la muerte de Gilgeam, su sede de poder, el Zigurat de la Victoria eterna, fue saqueado y quemado. Sin embargo, unos pocos de sus sacerdotes sobrevivieron a la rebelión general y huyeron a una fortaleza secreta, la ciudadela de la Ceniza negra, oculta en la ramificación oriental de las montañas Humeantes. Mulhorand vió una oportunidad de atacar, y en el 1.371 CV, cruzó el río de Espadas, conquistando primero pequeñas villas y puestos avanzados y finalmente la capital unzhérica, Unzhalass, y las ciudades de alrededor. Los Magos del Norte mantienen el control sobre Messemprar, pero, con menos de un tercio del territorio del que tenían un año antes, Unzher está al filo de desaparecer. Sólo la misericordia del faraón de Mulhorand o una ponderosa intervención de agentes exteriores (como los Magos rojos, los Zhentárim, la iglesia de Tiamat o el dracoliche Alasklerbanbastos de Zhreskel) hace posible que salve a Unzher de convertirse en territorio del nuevo imperio de Mulhorand. Los Magos rojos en particular son reacios a ver como esto ocurre, abastecen tanto de dinero como de poder para ayudar a que Unzher permanezca independiente. Los cautos habitantes de Únzher están alertas antes los posibles costes de esta ayuda, pero muchos consideran que cualquier alternativa es mejor que estar sujetos al gobierno de Mulhorand.