Gerjo

23/12/2005 23:41:52

Algunos seres, especialmente los dioses y los antiguos males eternos, estaban en los albores de Abeir-Toril. Tres de los antiguos males eternos, Déndar la Serpiente nocturna, Kezef el Sabueso del caos e Ityak-Ortheel, el Devorador de elfos, han jugado un papel importante en el pasado reciente de Faerûn. Sus actuaciones más conocidas tuvieron lugar en las intrigas de Cyric, el Príncipe de las mentiras, para ganar más poder y en la eterna búsqueda de Málar para destruir a los elfos.
-------------------------------------------------------------------------------------
Déndar la serpiente nocturna: Déndar la Serpiente nocturna apareció poco después de que el primer ser durmiera y tuviera una pesadilla. Tenía una incontable horda de horribles sueños y visiones repugnantes en su garganta que habían sido devorados desde los albores del tiempo. Se deleita con el sabor de pesadillas especialmente seleccionadas y saborea por igual los sueños de reyes y dioses. Aún más horrendo, si no sacia su tremendo apetito, cualquier ser, mortal o divino, recordará cualquier pesadilla que haya soñado con atormentador detalle. Supuestamente, será el heraldo del fin del mundo e incluso de los dioses mismos.
Los ojos de la Serpiente nocturna son de un amarillo enfermizo, como un huevo pútrido. Su lengua bífida se mueve incesantemente sobre sus suaves labios. Sus monstruosos colmillos están siempre recubiertos por la viscosa esencia de los sueños perdidos. Habla con una sibilante y maléfica voz que gotea antiguos horrores. Sus escamas del color de la medianoche cubren su colosal piel y le sirven como la personificación física de las más terribles pesadillas que ha devorado.
Aunque se desliza a través de los Eriales de Ruina y desesperación o cualquiera de los planos inferiores a voluntad, la Serpiente nocturna casi siempre puede ser encontrada en su guarida. Déndar vive en una vasta cueva cerca del rezumante río que rodea el plano de la Fuga. El siseo del aliento de la Serpiente nocturna hace eco en el plano cuando duerme, comiendo con satisfacción las pesadillas olvidadas del mundo. Cualquiera que se aproxime a su caverna la encuentra despierta y esperando con anticipado deleite como si saboreara y reviviera tus más olvidadas pesadillas. Su cavernoso estómago es lo suficientemente grande como para tragar a un gigante, y su lengua puede lanzar a un hombre armado contra el suelo con un único golpecito. Bajo su lengua hay un apestoso limo de baba grasienta y restos de huesos semidevorados, las manifestaciones corpóreas de los restos de su dieta de sueños.
Para los antiguos Rus, Déndar era conocida como Nidhogg, la serpiente que roe las raíces del árbol del mundo que conecta todas las cosas. En Puerto Cálim se la conoce (incorrectamente) como la Madre del desfile nocturno. En las junglas de Khult, Déndar es conocida como la Devoradora del mundo. Las leyendas dicen que Ubtao, el Creador de Khult, luchará contra la Serpiente nocturna cuando emerja a través de una gigantesca puerta de hierro localizada bajo los picos de la Llama e intente devorar el sol. Si Ubtao falla en su deber, las historias dicen que Déndar devorará el sol y la ruina del mundo llegará finalmente.
--------------------------------------------------------------------------------------
Kezef el Sabueso del caos: Kezef es un ser único que vaga por los planos Exteriores cazando constantemente a los Fieles, que son las almas de aquellos que han elegido venerar a un dios por encima de todos los otros. No encuentra apetitosos a los Infieles o los Falsos y le asquea el sabor de los espíritus inmaduros de los que aún están vivos. Cuando Kezef destruye a uno de los Fieles, los gusanos que cubren su piel salen de su esqueleto de huesos de color azabache para devorar el cuerpo. Las criaturas engullidas se retuercen sobre el cuerpo de Kezef, haciendo que parezca hinchado. Cualquiera de los Fieles comido de este modo es destruido completamente y para siempre, más allá incluso de que cualquier dios pueda reclamarlo.
El Saqueador de los cielos se deleita con el aroma del odio, y algunas veces se detiene y se vuelve substancial para saborear un aroma en particular emocionalmente suculento. A continuación, deja unas pesadillas estridentes especialmente apreciadas por Déndar la Serpiente nocturna. Siente nauseas ante el aroma de la empalagosa y estúpida felicidad.
Kezef aparece como un enorme mastín con malévolos ojos rojos sobrenaturales y una cola andrajosa. Los gusanos pululan por su pelaje, lo que hace que este se mueva de manera extraña incesantemente sobre sus apenas cubiertos músculos y huesos. Su piel exuda como el pus de una vieja llaga, y sus patas dejan huellas ardientes en el suelo que a continuación se convierten en charcos de icor ardiente. Unos dientes puntiagudos brillan como dagas de azabache en la luz. Su sangre es un oscuro y corrosivo líquido rezumante, e irradia un aura pestilente de decadencia. Su fétido aliento extingue todos los fuegos cercanos, y apesta al dulce olor de la muerte. Aquellos con capacidad de olfatear pueden captar su olor desde muchas millas de distancia. El Sabueso del caos habla con un gruñido bajo y retumbante.
Kezef fue aprisionado durante siglos en medio de los Eriales de Ruina y desesperación por una alianza de dioses faerûnios cuando el Círculo de grandes poderes prohibió el contacto de cualquier mortal o deidad. Después de que fuera cazado, los poderes creyeron que Kezef no podría romper una correa forjada por Gond el Hacedor de prodigios. Kezef permitió a Gond una sólida cadena alrededor de su cuello a cambio de que Tyr pusiera su mano derecha en las babeantes fauces del Sabueso del caos. Gond ató la cadena a millas de profundidad en las cuevas de los Eriales, y Mystra envolvió a la bestia en una irrompible y resplandeciente cortina de energía mágica que se reparaba a sí misma automáticamente. De allí Kezef no podría escapar, y nadie podría llegar hasta él. Cuando Kezef descubrió que estaba realmente encadenado, devoró la mano de Tyr y extasiado de su divina esencia durante siglos intentó escaparse. Kezef fue finalmente liberado por las maquinaciones de Cyric, para cazar de nuevo las almas de los mortales y dioses por igual.
--------------------------------------------------------------------------------------
Ityak-Ortheel, el Devorador de elfos: Escondido en las profundidades del Abismo desde el amanecer de la prehistoria de Abeir-Toril, el Devorador de elfos habita en una guarida de fango, emergiendo del lodo apestoso y primordial sólo cuando es invocado por Málar el Señor de las bestias.
Desde lejos, Ityak-Ortheel se parece a una colosal tortuga. Tres enormes patas cilíndricas como troncos, cada una tan grande como el tocón de un roble rugoso, soportan un caparazón más duro que el granito. A pesar de su apariencia, Ityak-Ortheel puede avanzar a través de cualquier terreno a la velocidad de un caballo al galope. Bajo la concha de su áspero caparazón, el voluminoso monstruo un agujero succionador, húmedo y sin dientes a un lado de su cuerpo. La apertura roja como la sangre es capaz de expandirse hasta una enorme anchura o comprimirse es un largo y estrecho hocico. Dentro de su boca, batientes cartílagos se mueven como lenguas gigantes, convirtiendo instantáneamente en una pulpa sanguinolenta a cualquier criatura barrida por la masa de tentáculos. Dos enormes tentáculos, cada uno de 100’ de longitud, rodean la cavernosa boca del Devorador de elfos. Como los tentáculos de un calamar gigante, cada zarcillo está equipado con múltiples ventosas usadas para envolver a su presa y arrastrarla hacia el obsceno orificio del monstruo. Cada tentáculo de apariencia serpentil parece actuar como si tuviera inteligencia propia y es capaz de atacar a víctimas de adelante a atrás, o bajo el violento monstruo. Ityak-Ortheel tiene un oscuro intelecto que guía su voraz apetito por los elfos y odia todas las formas vivientes. No tiene ojos u orejas, pero puede sentir la presencia de todos los seres de sangre caliente en todas las direcciones y determinar fácilmente cuales son elfos.
El Devorador de elfos emergió por primera vez de un charco de sangre mezclada de Gruumsh, dios y señor de los orcos y Corelon Larezhian, dios supremos de los elfos, después de su legendaria batalla. Inadvertido para cualquiera de los dioses, se escabulló inmediatamente al Abismo, donde ha acechado desde entonces en una de las capas olvidadas del plano. A lo largo de toda la historia conocida, Ityak-Ortheel ha sido una plaga para la raza élfica. Depende del capricho de Málar u otras deidades para ser enviado a visitar el plano de su presa favorita, pero tras estas excursiones digiere los espíritus de sus víctimas durante años. Aunque el Devorador de elfos puede ingerir casi cualquier forma de materia, obtiene sustento sólo de los elfos. Pueden pasar fácilmente siglos entre sus comidas.
Sólo en los últimos milenios ha caído Ityak-Ortheel bajo los auspicios de Málar. Casi ha pasado un siglo desde que ha causado estragos en una comunidad de elfos después de ser transportado a Faerûn por el Señor de las bestias. En respuesta a esta amenaza y otras, los elfos desarrollaron un portal conocido como Fata-Alamtine en el Reino de Synnoria, en la isla de Guynnet en el corazón de las islas Lunshaes. Este portal era accesible desde cualquier lugar de Faerûn por medio de los triángulos Alamtine de platino portados por el líder de cada comunidad élfica. Cuando apareció el Devorador de elfos, los elfos podrían huir a través del portal a Synnoria, llevando su triángulo con ellos, y entonces continuando hasta la legendaria isla de los Elfos, Eterniôn. Mientras perseguía a los elfos Thy-Tach durante una de sus estancias en los Reinos, el Devorador de elfos tocó el triángulo Alamtine de la tribu. Poco después, en 1.365 CV, el año de la Espada, Málar adivinó el destino del Fata-Alamtine después de muchos años de frustración. Con la ayuda de Talos el Destructor, el Señor de las bestias liberó a Ityak-Ortheel sobre Synnoria a través del Fata-Alamtine, destruyendo para siempre el portal. El Devorador de elfos arrasó con gran parte de esta fantástica tierra e hizo pedazos Crisálida, la capital y Argen-Tellirynd, el Palacio de las eras, antes de ser desterrado de nuevo al Abismo por la princesa humana (y ahora reina), Alicia Kéndrick