REO-Auron

08/02/2006 17:58:55

[i:f0f37fc7a9]Los Nueve Infiernos de Baator

Los Nueve Infiernos, también conocidos como Baator, son un plano exterior de alineamiento legal maligno, hogar de los diablos, o baatezu.
Baator consta de nueve capas, cada una de ellas de tamaño infinito, en orden descendente (a más profundidad, más te adentras en el plano).
El Primer Plano Material conecta con Baator a través del Plano Astral.
Los baatezu son puramente legales malignos: su régimen se basa la tiranía y la opresión sobre el débil, pero son civilizados y respetan el orden (aparte de ser bastante dados a la burocracia compleja).
El término baatezu engloba a varios tipos de diablos, desde los débiles y repugnantes lémures, hasta los poderosos cornugones, gelugones y diablos de la sima, pasando por los hamatula, osyluth o las tentadoras erinias.
Por encima de los diablos normales pueden encontrarse duques infernales, generales diablos de la sima (con los Ocho Oscuros al frente) y finalmente los archidiablos que rigen cada una de las capas.

Avernus: un extenso yermo desolado sobre el que se alzan torres de hierro y que a menudo ha servido como campo de batalla en la Guerra de Sangre. Avernus colinda con el plano de Acheron, el eterno campo de batalla, y los yermos de Gehenna.
En Avernus se halla también el Pilar de Calaveras, destino de aquellos sabios que han usado sus conocimientos con fines malignos. La entrada al siguiente nivel está custodiada por Tiamat, la reina de los dragones cromáticos. Desde la ciudadela de Bronce gobierna Lord Bel, el primer archidiablo.

Dis: en la segunda capa, los condenados pasan toda la eternidad construyendo, echando abajo y reconstruyendo ciudades de hierro a capricho del archiduque Dispater, que gobierna desde la Ciudad de Hierro de Dis, la más grande en Baator.

Minauros: una fétida ciénaga y un cielo verdoso y repugnante. Un lugar poco agradable. La Ciudad de Minauros, en constante hundimiento, es el lugar principal de esta capa y desde donde gobierna el vizconde Mammon.

Phlegethos: para alguien poco entendido en planos, Phlegethos podría pasar por el Plano del Fuego. Mares de lava, volcanes y ríos de magma ardiente son el paisaje de la cuarta capa. En un volcán inactivo se alza Abriymoch, el palacio de obsidiana desde el que gobierna en la sombra el Gran Belial, a través de su hija Fierna.

Stygia: en contrapunto a Phlegethos, Stygia es un mar infinito alimentado por el río Styx. Desde las profundidades dirige todo telepáticamente el aprisionado Príncipe Levistus, bajo la ciudad de Tantlin.

Malbolge: un terreno montañoso plagado de desprendimientos y avalanchas. En el núcleo de una gigantesca roca en constante movimiento se halla la fortaleza en la que reside la Saga Condesa.

Maladomini: Malagard es el punto principal de esta tierra desolada plagada de ruinas y antiguas mazmorras en las que ni los diablos se atreven a entrar. Baalzebul, el Archiduque Babosa, es quien gobierna la séptima capa.

Cania: para quienes Stygia no era suficiente, Cania es un yermo gélido de glaciares en constante movimiento barrido por un viento glacial. En el glaciar Nargus se alza la ciudadela de Mephistar, desde la que gobierna Mefistófeles.

Nessus:

REO-Auron

08/02/2006 18:07:43

[i:21f4ef0465]Poderes de Baator

Los Ocho Oscuros

Los principales generales baatezu en la Guerra de Sangre. Estos ocho poderosos diablos de la sima sólo responden ante los señores de cada capa y en última instancia ante Asmodeus.

Los Ocho Oscuros son Baalzephon, Corin, Dagos, Furcas, Pearza, Zapan, Zaebos y Zimmimar. Dirigen a todos los diablos por debajo de ellos y se reúnen cada 66 días en Malsheem para planear el siguiente paso en la guerra y decidir los ascensos y castigos entre sus filas.

Cuando no están dirigiendo a sus ejércitos, algo que ocurre raramente, suelen habitar en Nessus. También pueden tomar el aspecto de maléficos humanoides si la situación lo requiere.

Originalmente se llamaban los Nueve Oscuros (en honor a las nueve capas). El noveno miembro era Cantrum, el líder, el cual fue asesinado por un subalterno rebelde. Tras eso, los ocho restantes no vieron necesario buscar un nuevo líder y se reorganizaron como los Ocho Oscuros.

Bel (Bael), señor de la guerra de Avernus

El Señor del Primero es un general diablo de la sima de gran poder, veterano de cientos de batallas en la Guerra de Sangre. Traicionó a la anterior Señora del Primero, Lady Zariel, con el apoyo de los Ocho Oscuros y el propio Asmodeus. Se dice que mantiene a Zariel presa en la más profundo de la Ciudadela de Bronce, y que la usa para extraer su fuerza vital y aumentar aún más sus capacidades.
Bel es relativamente nuevo en el cargo de archidiablo, y no tiene ni la predisposición ni los apoyos políticos que tienen el resto de archiduques. En cambio, es el más implicado en la Guerra de Sangre. Ante todo, es un experto estratega que siempre lucha en términos favorables.
Su arma es un retorcido espadón llameante, Perdición del Abismo, con el que se enorgullece de haber matado miles de tanar'ris.
Como Señor del Primero, Bel tiene la categoría de un dios (rango divino 9), incrementado mientras esté en el Infierno (rango divino 12).

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Dispater, el archiduque de Dis

Poco se sabe del Señor del Segundo, pues apenas sale de su fortaleza de Dis. Es bastante paranoico y reservado, y solo sale cuando es llamado por el propio Asmodeus. Su principal aliado es Mefistófeles, con el cual conspira contra Baalzebul.
Se le suele asociar con los muertos vivientes.
Tiene el aspecto de un humanoide de gran tamaño, con pequeños cuernos y cola, bastante atractivo. Porta siempre la Vara de Dis y el Bastón de Hierro de Dis, símbolos de su posición y armas magníficas.
Como Señor del Segundo, Dispater tiene la categoría de un dios (rango divino 15), incrementado mientras esté en el Infierno (rango divino 18 ).

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Mammon, el archiduque de Minauros

El Señor del Tercero es un ser avaricioso obsesionado con las posesiones materiales. Entre toda la inmundicia de Minauros, el único brillo es el de su ostentoso palacio, repleto de riquezas y magia.
El resto de diablos no confían en él, debido a que es un cobarde que no duda en cambiar alianzas cuando las cosas no vienen bien dadas (fue el primero en suplicar el perdón de Asmodeus cuando éste se impuso en la rebelión que protagonizaron varios archiduques).
Originalmente un diablo de la sima, el aspecto actual de Mammon es el de una mastodóntica serpiente con torso humanoide. Cuando se decide a luchar (si el enemigo tiene posesiones valiosas) suele usar su enorme poderío físico para arrollar al rival armado con un gargantuesco arpón, su daga Avaricia o el arco Aliento Avaricioso.
Como Señor del Tercero, Mammon tiene la categoría de un dios (rango divino 13), incrementado mientras esté en el Infierno (rango divino 16).

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Belial, maestro del dolor y el sufrimiento

El Señor del Cuarto realmente se mantiene en la sombra, mientras que es su hija, la bella y psicológicamente retorcida Fierna, la que reina bajo sus órdenes.
El Gran Belial es aliado de Baalzebul, y se mantiene siempre atento a las maquinaciones de Mammon y Geryon.
Se dice que originariamente era un ángel, todo lo contrario de lo que es ahora: un ser obsesionado con el dominio y el castigo físico y sexual. Es de conocimiento público la desviada sexualidad de Belial, algo que ha heredado su hija. Las incestuosas relaciones entre ambos tampoco son secreto.
Físicamente, Belial tiene el aspecto de un humanoide alto y musculoso con barba oscura, cuernos y cola que usa ropajes lujosos que dejan poco a la imaginación. En combate, Belial empuña su llameante lanzón, Placer del Dolor.
Como Señor del Cuarto, Belial tiene la categoría de un dios (rango divino 13), incrementado mientras esté en el Infierno (rango divino 16).[/i:21f4ef0465]
[Más sobre Fierna en breve]

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[i:21f4ef0465]Levistus (Leviathan), príncipe de Stygia

El Señor del Quinto ha variado un par de veces en los últimos tiempos. En principio Levistus fue depuesto tras rebelarse, secuestrar a la consorte de Asmodeus, Bensozia, para descubrir los secretos del Señor Oscuro, y asesinarla después. Asmodeus le condenó a una eternidad aprisionado en hielo, en las profundidades de un glaciar en la ciudad de Tantlin. Su colaborador Geryon fue el que quedó a cargo de Stygia, hasta que le fue retirado el cargo tras la rebelión de varios archiduques contra Asmodeus. Desde entonces, Levistus vuelve a ser el Señor del Quinto, dirigiéndolo todo telepáticamente desde su helada prisión gracias a sus poderes psiónicos.
Debido a su aprisionamiento, pocos saben su verdadero aspecto. Se dice que solía aparecerse como un humanoide con rasgos serpentinos cuidadosamente arreglado, un experto pícaro usuario de armas ligeras. Pero su verdadero aspecto es el de una colosal criatura similar a una serpiente, de torso más abultado, fuertes extremidades superiores y carente de extremidades inferiores.
Como Señor del Quinto, Levistus tiene la categoría de un dios (rango divino 13), incrementado mientras esté en el Infierno (rango divino 16).

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La Saga Condesa (Lilith), condesa de Malbolge

La Señora del Sexto no es una baatezu, sino una poderosa Saga Nocturna del Hades, los Yermos Grises. Anteriormente al servicio de Moloch, su predecesor en el cargo, se dice que fue ella quién le instigó a tomar parte en la rebelión contra Asmodeus que acabó con su caída y la ascensión de la saga al trono de Malbolge.
La Saga Condesa odia a los hombres y a los niños. La mujer suele ser representada como símbolo de la tierra y la fertilidad. La Saga Condesa es todo lo contrario: representa la tormenta, destrucción y esterilidad.
De entre sus múltiples aspectos, el más conocido es el de la típica saga: una vieja horrenda despellejada con alas de ángel negras. Se dice que su auténtico aspecto es el de una mujer de cegadora belleza.
En combate hace uso de su brutal espadón, Voz del Trueno, regalo de Asmodeus cuando fue nombrada Señora del Sexto.
Como Señora del Sexto, la Saga Condesa tiene la categoría de un dios (rango divino 14), incrementado mientras esté en el Infierno (rango divino 17).

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Baalzebul (Beelzebub), señor de las moscas

Llamado así porque su red de intrigas no dejaría pasar ni una mosca, el Señor del Séptimo es, al igual que Belial, un ángel caído. Tras su caída de Celestia, escaló entre las filas de los baatezu hasta convertirse en archiduque.
Aliado de Belial y enemigo acérrimo de Mefistófeles.
Su aspecto angelical original varió tras su caída: sus seis alas se pelaron, su aura dorada pasó a ser oscura, sus ojos brillantes se transformaron en ojos compuestos similares a los de una mosca y su corona dorada desapareció dando paso a dos antenas. Pero eso no es todo. Tras la rebelión contra Asmodeus, fue condenado a su forma actual: la de una enorme y repulsiva babosa de brazos cortos que va dejando un rastro de podredumbre detrás suya. Apenas puede valerse por sí mismo, por lo que siempre va acompañado de varios sirvientes.
Si tuviese que entrar en combate, debería valerse de la magia y de su ácido y corrosivo cuerpo para destrozar al enemigo.
Como Señor del Séptimo, Baalzebul tiene la categoría de un dios (rango divino 16), incrementado mientras esté en el Infierno (rango divino 19).

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Mefistófeles, archiduque de Cania

El Señor del Octavo es un tipo fuerte y astuto, refinado y hasta encantador se podría decir. Eso de cara al público. En privado, sus ataques de ira son frecuentes y mortales para quienes le rodean.
Uno de los principales instigadores de la rebelión contra Asmodeus, Mefistófeles no fue castigado de ninguna forma tras la victoria del Señor Oscuro, a pesar de ser el único diablo que reconoce abiertamente su hostilidad hacia el Rey de los Nueve Infiernos, hasta tal punto de decirle a la cara siempre que puede que le matará y ocupará su trono.
Otro de los acontecimientos interesantes en torno a Mefisto es el de la rebelión en Cania de un tal Barón Molikroth. En realidad, Molikroth no era otro que el propio Mefistófeles, que de esta manera descubrió a sus generales menos fieles y los castigó apropiadamente.
El aspecto de Mefisto es el del clásico diablo: un humanoide enorme de piel roja, ojos rojos y brillantes, larga cola, grandes cuernos y alas dracónicas gigantescas que prefiere usar capas oscuras y lujosas, así como un cruel tridente, Alma Fría.
Como Señor del Octavo, Mefistófeles tiene la categoría de un dios (rango divino 16), incrementado mientras esté en el Infierno (rango divino 19).[/i:21f4ef0465]

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[Todo sobre Asmodeus más adelante]

REO-Auron

09/02/2006 19:14:24

[i:d7104219c5]En profundidad

Fierna, Archidiablesa de la Pasión, Señora de la Lujuria

Lady Fierna es la hija del archiduque Belial, compartiendo con él el gobierno de Phlegethos. De hecho, durante siglos, muchos sabios pensaron que Fierna había depuesto a su padre. En realidad, fue Asmodeus quien decretó que Belial, consumado conspirador junto a Baalzebul, tomara un papel secundario en la política del Cuarto Infierno y que fuese Fierna la que gobernase públicamente. A día de hoy, es desconocida la razón por la que Asmodeus hizo esto, pero es seguro que tendrá una función importante en alguno de sus planes.

Por su parte, Fierna estaba encantada con su nuevas y mayores responsabilidades. El camino a este nivel de poder fue largo y árduo. Fierna es una de los muchos hijos que tuvo Belial durante sus años de maldad en el Primario (que acabaron provocando su caída), y la única que consiguió llamar su atención.

Fierna nació en algún mundo del Primario hace eones desaparecido, y heredó la maldad de su padre. Cuando llegó a cierta edad, mató a su madre (la cual había sido violada por Belial) y a sus hermanastros. Al igual que su padre, el deseo de oprimir a otros física y sexualmente la convirtió en una terrible enemiga de mujeres y hombres del mundo en que habitaba.

Durante su tiempo en el Primario, Fierna no envejeció, pero su belleza si creció enormemente, al igual que sus dotes asesinas. Eventualmente, alcanzó un gran poder en un terrible imperio, asumiendo su papel de inquisidora y torturadora. Sus brutales actos fueron tan grandes que acabó llamando la atención de Belial. Conociendo el dolor y sufrimiento que su hija había causado, Belial la sedujo y la llevó ante Asmodeus, que la convirtió en una archidiablesa.

Desde entonces, y hasta la rebelión de los archiduques, Fierna se aburrió bastante. Al principio se contentaba con atormentar diablos, más duraderos que los mortales. Belial no la dejaba viajar al Primario, por temor a las represalias de las fuerzas del bien. En cierto modo, la rebelión de los archiduques jugó en beneficio de Fierna. Ahora, como regidora pública de Phlegethos, ella es la primera en torturar las almas que llegan al Infierno (aunque sigue dándole las almas poderosas a su padre). También supervisa al diablo de la sima Gazra, jefe de seguridad en las cuatro primeras capas de Baator. Aún así, Fierna sabe que no es más que una marioneta para su padre y Asmodeus. Suficientemente inteligente para saber con quién se está midiendo, se contenta con su status actual, obedeciendo las órdenes de su padre mientras considera nuevas vías de aumentar su poder.

Se sabe que Fierna ha estado viendo a otros poderes del Infierno, especialmente Glasya, la hija de Asmodeus. Entre ambas hay una especie de amistad. Glasya suele compartir información con Fierna sobre varones atractivos del Primario y cómo acceder a ellos, y por su parte, Fierna le cuenta los acontecimientos de Phlegethos. Aunque Fierna solo da información aparentemente intrascendente, Glasya se lo cuenta todo diligentemente a su padre, Asmodeus.
Fierna también desea y odia a partes iguales al Señor de la Sensualidad, el diablo Semyaza. Nunca han pasado tiempo juntos, básicamente porque Belial lo impide. Semyaza ve a Fierna como un perfecto espécimen al que domar y mostrarle cuál es su sitio. Por su parte, Fierna solo desea usarle y consumirle totalmente.

Fierna ha tenido tórridas relaciones con el diablo Gazra y el propio Belial. Gazra, uno de los diablos de la sima más poderosos del Infierno, está enamorado de ella, aunque mantiene bien ocultas tan atípicas emociones en un diablo. Cree ciegamente en Fierna, y que ella debería gobernar todo Phlegethos e incluso el Infierno entero. Haría cualquier cosa por ella, incluso sin que ella llegase a saber esos sacrificios que realizaría en su nombre. Fierna no sospecha nada sobre los sentimientos de Gazra, aunque sí ve rara la extremada dedicación que tiene con ella. En todo caso, ella seguirá usándole y fortaleciendo su posición, pues le beneficia a ella también y continúa alimentando el odio que Gazra siente por Belial, esperando que en el futuro el diablo se atreva a plantarle cara a su padre.
Fierna odia a su padre, pero no puede hacer nada debido a su mayor poder. Se sabe que ambos han tenido perversas relaciones incestuosas. Fierna le odia porque es inmune a su poder sobre los hombres, pero ella siempre cae presa de la influencia de su padre siempre que él lo desea. Actualmente, Belial no sospecha nada sobre la relación de Fierna y Glasya, aunque la vigila atentamente. Sabe que su hija puede ser una herramienta de Asmodeus, lo que la convierte en objetivo imposible de asesinar, y por tanto extremadamente peligrosa.

Fierna aparece como una joven y dolorosamente bella mujer de piel rojiza, pequeños cuernos y cola de diablesa. Aunque su belleza es incuestionable, está en los cánones alcanzables por seres mortales, a diferencia de la belleza antinatural de otros poderes infernales. Tiene unos grandes ojos humanos, llameantes al enfadarse o usar magia de fuego. Tiene el pelo largo, entre castaño y pelirrojo. En su rostro se refleja una permanente sonrisa siniestra, que hace que aquellos que interactúan con ella por tiempos prolongados se cuestionen su cordura. Usa muy poca ropa, siempre cuero negro, que más que cubrir, está colocado en puntos estratégicos para llamar más la atención sobre su perfecta figura.
Fierna adora el combate físico, deseosa de liberar sus ardientes llamas para ver sufrir a sus víctimas. Suele lanzarse al combate en una feroz carga, usando tanto sus habilidades cuerpo a cuerpo como mágicas. Ataca siempre en primer lugar a la mujer más cercana, y una vez ha eliminado a todas las mujeres, intenta seducir al varón más atractivo para que se vuelva contra sus aliados a cambio de favores sexuales. Solo usará todo su poder si se ve realmente en peligro, pues prefiere conservar en buenas condiciones a cualquier varón al que poder llevarse a su palacio para una eterna tortura.
Asmodeus, en parte como obsequio, en parte como forma de asegurarse su colaboración, la ha concedido total acceso a los dominios de Fuego y Dolor.
Su arma, El Desagrado de Fierna, es una poderosa cimitarra llameante sacrílega que penetra cualquier defensa y que puede ser convocada a voluntad en su mano.[/i:d7104219c5]

REO-Auron

27/02/2006 19:34:28

[i:4cd582ce87]Asmodeus, Señor del Infierno

http://www.wizards.com/dnd/images/bovd_gallery/88161_620_51.jpg

Portafolio: Baator, baatezu, traición, intriga, poder, tiranía, saber prohibido, gobierno
Aliados: baatezus, señores del Infierno, Gárgozh, Bane, Tiamat
Enemigos: prácticamente cualquier otro
Símbolo: el pentáculo y sus variaciones, así como símbolos del bien corruptos o profanados

[i:4cd582ce87]Los terrores y amenazas que habitan en el Infierno son inmensos, pero sin embargo limitados por su propia vacuidad, su propia falta de significado. Eso es el Mal: negación. No hay nada en el Mal, más que despojar a otros de lo suyo, consumir todo lo de valor para alimentar el vacío y desear más. Para los demonios del Caos, esto es ira, una inacabable necesidad de destruir. Para los yugoloths, es un egoísmo apático y la mentira, oscuridad y depravación. Sin embargo, para los diablos de la Ley, es un intento de atrapar a otros en su espiral de vicio y opresión, convertir a todos en esclavos del vacío que ellos mismos sufren.

Los diablos de los Nueve Infiernos quieren que todo se consuma en esa iniquidad, pero también creen que ese dolor y vacío que desean imponer a otros puede ser explicado lógicamente, ser racionalizado. No está claro hasta que punto los más grandes diablos llegan a entender la futilidad de su causa.
Ni siquiera Mefistófeles puede comprender lo que lo más profundo de su alma le ha revelado, que sus ambiciones son vacuas; ni Baalzebul puede darse cuenta que en su orgullosa búsqueda de la perfección solo ha degenerado. Del primero al último, sin importar poder ni rango divino, todos son iguales en su pérdida.
Hay uno, sin embargo, que conoce plenamente la vacuidad del Mal. Hay uno que se regodea en la patética naturaleza de aquellos que se han esclavizado a su voluntad en su persecución de racionalizar algo sin sentido. Hay uno cuya propia existencia está definida por el vacío, su propio terrible deseo de forzar ese vacío en otros, obligarles a sufrir en la oscuridad y la miseria por toda la eternidad. Y ese es El Señor del Infierno: Asmodeus.

No hay ningún otro ser en el multiverso más misterioso, más confuso y más temido. Desde tiempos inmemoriales, Asmodeus ha gobernado desde el fondo del Foso, controlando todo aspecto de Baator y manipulando el mal organizado y tiránico en todo el Cosmos. Es la faz del mal activo y directo, el Adversario que controla el Mal intelectualizado en el multiverso. Es el que busca aplastar el Cosmos bajo el peso de un vacío lógico, una confusa imposibilidad que conduce al olvido espiritual. Asmodeus es el mayor de los espíritus del Infierno y el que personifica el orgullo de imponer el vacío y destruir la esperanza de otros hasta dejarlos igualmente vacíos. Asmodeus sabe muy bien que lo que él quiere no ofrece nada de valor a nadie más que a sí mismo. Asmodeus quiere esclavos vacíos, almas carentes de luz, esperanza, gozo o amor, y a la vez conscientes de lo que han perdido, haciendo su miseria aún más placentera para él. Sabe que en toda alma existe ese mismo deseo, la necesidad de quebrar la voluntad de otros para sentirse superior. Él ofrece esto revelando al multiverso el valor del Mal, su sensibilidad, sabiendo que casi nadie reconocerá que no existe significado, ningún valor para nada que no sea el propio Señor del Infierno.
Asmodeus es el Mal Primario, el centro intelectual de todo lo sacrílego. Asmodeus, el Diablo, es el Infierno.

A pesar de todo el saber sobre el Señor de los Nueve Infiernos, pocos conocen sus orígenes. Hay numerosos mitos y leyendas sobre el Señor del Infierno. En el pasado, mitos populares aseguraban que él no fue el primer Señor, sino un poderoso archidiablo o Señor de uno de los Nueve que derrocó al anterior Señor, un ser llamado Lucifer (o Satán). En una guerra que impactó a todo el Infierno, estos dos seres batallaron para ser la cabeza del Mal organizado y, a través de intriga y superchería en unos relatos o por poder físico en otros, Asmodeus venció a Lucifer. Algunos dicen que Lucifer fue destruido por Asmodeus, mientras que otros insisten en que Lucifer escapó del Infierno y que desde entonces recore el multiverso en pos de nuevas metas.
Una leyenda más reciente insiste en que Asmodeus no solo ha reinado siempre en el Infierno, sino que él era una de las iniciales fuerzas de la Ley en el Cosmos conocida como Ahriman. Estas leyendas aseguran que Ahriman y otro poderoso ser de la Ley, llamado Jazirian, estaban unidos en algún tipo de círculo místico. Emergiendo desde la destrucción, libertad y locura del Caos, estos dos seres definieron los límites del Tiempo y el Espacio, determinando como se estructuraría el multiverso. Sin embargo, estuvieron en desacuerdo a la hora de determinar cuál sería el centro del Cosmos, y en un titánico pulso, se separaron el uno del otro. Ambos quedaron severamente mermados tras este hecho y aún hoy siguen recuperándose. Por alguna razón, Ahriman pasó a llamarse Asmodeus y se escondió en el plano en que cayó tras la separación, desde donde tramará lentamente el terrible Armageddon en el Fin de los Tiempos.

Sobra decir que hay más leyendas, pero ninguna, ni siquiera estas dos populares versiones son completamente ciertas. Pero no hay que cometer el error de pensar que estas inexactitudes son accidentales, sino que, como todo lo relacionado con el Infierno y Asmodeus, estas leyendas tienen un propósito y una razón. Virtualmente, toda historia tiene un fondo de verdad bajo la capa de desinformación.

La verdad sobre el origen de Asmodeus no está alejada de las anteriores dos leyendas falsas. El ser que se convertiría en Asmodeus estaba originalmente conectado con el ser que se convertiría en la Suprema Virtud de los Cielos (cuyo nombre no es Jazirian). En efecto, estos dos seres fueron responsables de la creación de dos de las Reglas de Tres. Y en efecto, lucharon entre sí. Sin embargo, no crearon los planos, ni tenían nombres que pudiesen ser reconocidos hoy en día. Y no estaban solos en su unión. Estos dos paradigmas de la Ley estaban unidos con otro ser que se convertiría en el Progenitor del Nirvana. Eran el Círculo de Tres.
Buscaron ordenarlo todo, moralidad y dioses; esperaban acabar con la aniquilación, las opciones y la libertad. Este Círculo de Tres luchó contra el Caos, esperando derrotarlo estableciendo límites en el Cosmos.

Sin embargo, los Tres no consiguieron ponerse de acuerdo en el más importante aspecto del Cosmos: el Centro. La definición del Centro, la manifestación física de la realidad última, de la Verdad Absoluta, hubiese sido el componente final para asegurar la victoria de la Ley y la derrota del Caos para toda la eternidad. Mientras que los Tres se pusieron de acuerdo en los elementos ordenados de la realidad, no pudieron hacer lo mismo con los elementos morales. Uno oró por la honestidad, verdad e integridad, creyendo que la Ley debería hacer a todos iguales en felicidad y bondad. El otro quería eliminar el bien y la maldad, viéndolos irrelevantes, en favor de pura lógica y orden inalterable. pero el último, el silencioso, deseaba ver la sumisión de todo ser y concepto a su voluntad. Llegando a una barrera por primera vez, el Círculo de Tres se enfrentó, y ese enfrentamiento desembocó en guerra. En su lucha, el Caos volvió a alzarse, y cuando parecía que finalmente se alzaría triunfante, lo impensable ocurrió. Los Tres se separaron.

La separación no estuvo exenta de dolor. Explotando los unos de los otros, los Tres fueron repelidos en diferentes direcciones. La personificación de la Justicia y Verdad ascendió a los Reinos Superiores, el viento lacerante que liberó a su paso creó las montañas de los Siete Cielos, su sangre el Mar de Plata.
El Progenitor del Nirvana se detuvo pronto tras la separación, cayendo en la Oposición Concordante, su cuerpo estallando en miles de pedazos, creando los primeros elementos del Nirvana.
La personificación de la Tiranía y la Opresión cayó violentamente en las Profundidades Inferiores, creando a su paso la montaña invertida del Infierno, su sangre el Lago de Fuego. Incluso al separarse, la energía liberada a su paso afectó a los campeones del Caos, creando seres del Equilibrio.
No se sabe cuánto tiempo yació el Padre Infernal en el Foso que creó su caída. Se sabe que, como sus iguales, sufrió una gran pérdida de poder, viéndose atrapado en una prisión creada por él mismo, el Infierno.

Mientras el Padre Infernal se recuperaba, las primeras formas de vida emergieron de su sangre coagulada en el Lago de Fuego. Estos eran los malefircareim, los diablos originales. Extensiones de su padre, estas terribles criaturas buscaron dominarse unos a otros, sabiendo instintivamente que todo el Cosmos aguardaría al vencedor. Pero el Padre Infernal acabó despertándose. Viendo a sus hijos desde el Foso de Oscuridad, el Señor Oscuro de Nessus se dio cuenta de que no podía regresar a su posición original, pero podría usar a estos seres, sus "hijos", como esclavos, forzándoles por un camino que llevaría inexorablemente a su liberación. El Señor del Infierno liberó una pequeña parte de su voluntad para crear una serie de avatares llamados Lucifer. Mediante estos avatares, el Señor del Infierno destruyó a los engendros más problemáticos y seleccionó a los ocho más poderosos para gobernar las otras ocho capas del Infierno. Eran Astaroth, Dispater, Mammon, Adrammelek, Leviathan, Lilith, Sammael y Mefistófeles. Así quedaron establecidos los primeros Nueve. Para mantener ocupados a estos seres hasta que estuviese preparado para utilizarles, creó a los diablos comunes, y les forzó a una rígida jerarquía que promovía la esclavitud del débil y estúpido bajo el fuerte e inteligente.

Lucifer era una fuerza de tremenda maldad en los primeros días del Crepúsculo de los Dioses. Sin embargo, dedicado aún a la erradicación del Caos, el Señor del Infierno se dio cuenta de los dioses y de los mortales que crearían, sabiendo el importante papel que tendrían en sus fines secretos. A través de sus siervos y esclavos, Lucifer corrompió incontables mundos, apareciendo como un ángel de luz que traicionó la confianza de los mortales, llevándolos hacia la condenación y el mal. A través de Lucifer, conocido entonces como Satán, el Señor volvió su atención al Infierno. Como los dioses y el primer mortal poderoso buscaban acabar con la amenaza del Infierno, el Señor de los Nueve creó un segundo avatar, y lo llamó Asmodeus. Mientras los enemigos del Infierno intentaban destruir a Lucifer, el Señor del Infierno organizó una guerra civil, las Batallas de la Luz y la Avaricia, entre Asmodeus y Lucifer. Lucifer perdió, destruido o exiliado, y un nuevo Señor de Nessus fue establecido. El Cosmos se sintió más seguro sabiendo que incluso el mayor de los males podía ser derrotado y que el nuevo Señor estaría más ocupado manteniendo en orden sus dominios. Desde aquel gran engaño, la faz del Infierno ha sido Asmodeus, sin que el Cosmos sospeche que Lucifer y Asmodeus son esencialmente el mismo.

Asmodeus tiene muchas metas. La mayor, la difusión del Mal Legal por todo el Cosmos. Maneja y apoya secretamente un gran número de planes por todo el multiverso, desde la corrupción de mundos enteros, hasta la creación de mesías que lleven el Armageddon a los mundos. En última instancia, Asmodeus solo desea una cosa: gobernar en todo el multiverso.

A diferencia de los dioses, Asmodeus no necesita ser adorado. Lo que él requiere es creencia y veneración a través de acciones o inacciones que promuevan su dogma. Por cada acto de tiranía, corrupción o vicio, el poder de Asmodeus crece. No importa si el acto fue en su nombre o no (aunque eso también ayuda), siempre y cuando el acto se cometa. Los sacrificios de criaturas del bien también fortalecen al Señor del Infierno, sus almas enviadas directamente al Infierno para ser consumidas. Eventualmente, Asmodeus ganará suficiente poder para romper su aprisionamiento, momento en el cual se alzará como uno de los seres más poderosos de toda la Creación, por encima de los supradioses del multiverso. Retomará el poder que perdió al alinear el multiverso, deshaciéndolo. Todo volverá a la nada y solo Asmodeus permanecerá con el poder de la reconstrucción.

En su meta de recuperar el poder perdido, el Señor del Infierno consume almas. Todas las almas mortales con tiranía y vicio en sus corazones van a parar al Infierno. Sin embargo, excepto aquellas tocadas directamente por el Mal, todas las almas poseen al menos una pequeña luz. Cuando estas almas llegan al Lago de Fuego en Phlegethos, toda luz es abrasada, deshaciéndose en las abrasadoras llamas junto con sus recuerdos. El Lago de Fuego es un lugar de purificación y castigo para diablos; tan importante es, que el Señor del Cuarto, Belial, ha ordenado a Gazra su custodia. Sin embargo, ni siquiera Belial sabe la verdad del Lago de Fuego. El Lago de Fuego es la "vena" del Señor del Infierno, su "sangre".
Mientras que Asmodeus concede poder a aquellos que cree dignos, también arranca toda luz de aquellos que se bañan en su sangre. Les arranca su bondad, su significado, los consume totalmente, esclavizándolos a su voluntad y atrayéndolos a la nada. Cuanto más consume, más se acerca Asmodeus a su liberación.

Asmodeus pasa su tiempo dirigiendo el Infierno, lo cual no le exige demasiado esfuerzo. Varios poderes del Infierno, aunque desconocen el verdadero origen de su señor, sospechan que Asmodeus es más de lo que parece y le temen enormemente. Aún así, eso no ha impedido que, en algún momento u otro, alguno de los otros señores del Infierno se haya enfrentado a Asmodeus, siendo el ejemplo más claro la última gran rebelión, conocida como Dies Irae. Sin embargo, todos los señores obedecen órdenes de Asmodeus, aunque los más poderosos, como Baalzebul y Mefistófeles, suelen encontrar maneras de obedecer solo lo justo y necesario.
Además de regir en el Infierno, Asmodeus se opone a los actos de los demonios del Abismo. Aunque no está envuelto directamente en la Guerra de Sangre (ya que lo ve como un pasatiempo sin sentido sin resolución posible durante trillones de años), apoya las decisiones de los Ocho Oscuros y permite a estos temibles diablos de la sima reunirse en Nessus. Por su parte, Asmodeus está al tanto de cualquier movimiento de unos pocos demonios, básicamente Orcus, Graz'zt, Demogorgón y Lloth. Además de eso, también se opone a las fuerzas del bien, ya sean legales o caóticas. Asmodeus odia tanto a la Suprema Virtud de los Cielos como al Progenitor del Nirvana, sin olvidar jamás lo que su insolencia le costó.

Asmodeus no suele relacionarse con dioses tradicionales y la mayoría desconoce su verdadera naturaleza. Los dioses del Infierno, en cambio, le temen y respetan y todos tienen algún tipo de pacto con Asmodeus para que no pueda entrar a sus dominios. Asmodeus ha permitido incluso que algún dios tomase títulos o nombres que sugiriesen que ese dios era un Señor infernal. Por supuesto, Asmodeus, mucho más viejo e inteligente que cualquiera de ellos, tiene preparadas numerosas "puertas traseras" y planes alternativos para destruir cualquier dominio divino si fuera necesario. De hecho, fue una de esas "puertas traseras" la que le permitió expulsar del Infierno a los panteones orco y trasgo hace milenios.

Asmodeus busca la condenación de tantos mortales como sea posible. Aunque su paciencia es infinita, Asmodeus no le haría ascos a la aceleración de su libertad, y aniquilar mundos enteros es una forma perfecta de conseguirlo. Ni siquiera los mayores dioses (salvo quizá los asociados con la sabiduría y el conocimiento) pueden ver con tanta perspectiva temporal como Asmodeus. Sus predicciones y planes elaborados le han permitido cosas como usar un simple mortal para causar la caída de una civilización entera.

Asmodeus representa el saber perdido y prohibido. Él promueve la intriga y la conspiración en busca del conocimiento, dejando pistas a los buscadores de ese conocimiento prohibido. Estos buscadores persiguen poseer más poder y control, desean usar ese conocimiento para ser más fuertes y controlar las vidas de otros.

Lo sorprendente de Asmodeus es que promulga la propagación de la verdad. Aquellos que siguen a Asmodeus aprenden pronto que ese camino les llevará invariablemente a la perdición, y aún así vienen. Esto es porque Asmodeus ofrece una explicación razonable al por qué su búsqueda merece la pena, por qué el conocimiento que desean mejorará sus vidas. La perdición que Asmodeus ofrece nunca es forzada, sino que es algo que los condenados eligen en su deseo de tener más, controlar más y ser más. Aunque si es necesario no tendrá problema en imponer su voluntad a otros, Asmodeus prefiere que otros le acepten voluntariamente como su verdadero señor y maestro.

Asmodeus no tiene rival a la hora de elaborar planes. Asmodeus es paciente y no tiene problemas en manipular eventos durante miles de generaciones para alcanzar un único fin. Ya sea en el Infierno o en otros mundos, no hay nada que Asmodeus haga que no tenga algún propósito en su deseo de dominarlo todo. Lo que persigue nunca está claro hasta que es demasiado tarde. Asmodeus puede guiar a un seguidor y abandonarle en el peor momento, o salvar a un niño de un edificio derrumbándose. Al final, es mejor asumir que todo lo que haga Asmodeus es para beneficiar a él mismo y a lo Legal Maligno.

Hay dos caras públicas del Señor del Infierno. La primera fue Lucifer el Satán. Su aspecto era el de un ser inhumano, angelical, andrógino, de cuerpo brillante y seis alas, su maldad solo reflejada en sus ojos rojos. El aspecto de Asmodeus es bastante diferente. Como Asmodeus, el Señor del Infierno aparece como un humanoide con una altura ligeramente superior a la media, de aspecto maduro y atractivo, cabello oscuro, ojos rojos como la sangre y una finamente arreglada perilla. Viste ropas extremadamente caras de color rojo y negro y capas de aspecto religioso. Más que andar, parece que flota deslizándose grácilmente. Siempre porta el Cetro de Rubí del Infierno, un artefacto de poder incomparable.

La verdadera forma del Señor del Infierno es desconocida. Algunos textos apocalípticos y visiones de lunáticos aseguran que su verdadera apariencia es similar a la de una gigantesca criatura serpentina o dragón sin patas, de alas de murciélago y ojos llameantes, su cuerpo tan grande como todo un universo mortal, y que una sola de sus oscuras escamas abarcaría todo un mundo. Estas visiones apocalípticas suelen terminar con este tremendo monstruo emergiendo de las profundidades seguido de incontables legiones de diablos, purgando al Cosmos de todo amor, alegría, paz y libertad, consumiendo todo bajo el peso de la tiranía y del mal. Hasta la fecha, todos aquellos que han contado públicamente estas visiones han terminado desapareciendo al cabo de nueve días, para no ser vistos nunca más. Aún así, sus libros permanecen ocultos en polvorientas bibliotecas por todo el Cosmos, dispuestos a ser leídos por aquellos interesados en saber más del Infierno y su maestro, preparándoles para lo que se avecina: la victoria total y definitiva del Señor del Infierno.[/i:4cd582ce87]

ArkasLynvail

03/12/2009 14:23:36

//Subo esto, que me parece interesante.