potasa

12/10/2007 05:52:16

*un mensajero llega a la ciudadela a toda prisa portando la siguiente carta lacrada, con la orden de ser entregada al consejo de la orden*






Mis señores,

Muchos acontecimientos se han sucedido desde que quede libre de la prision calishita y quedo declarado el destierro para nuestra orden.

Acompañado por mi compañero Tomas Miller y un buen amigo, shuten-doji al que sir kian conocer personalmente, una horda de sombras infernales nos asediaron por la noche. fuimos masacrados completamente, la diferencia abrumadora de numero no dio lugar a otro resultado.
Sin embargo, Seres celestiales vinieron en nuestra ayuda consiguiendo contener por el momento el ataque de nuestros enemigos. Fue entonces cuando un celestial se dirijio a nosotros de una forma mas pesonal.

Al parecer, un nuevo enemigo ha entrado en juego, el señor de las sombras y maestro de los ladrones, aquel conocido como Mask.
De la conversacion con la celestial, conseguí entender que hay una cierta reliquia que le es de preciada importancia para lllevar a cabo cualquiera que sea el que plan que tiene en mente.

Desconocemos el paradero de esa reliquia o tan siquiera que es, mas las palabras de la celestial fueron claras refiriendose a la reliquia, al mismo tiempo que nos nombraba como escuderos de la herencia de la tres familias, que segun he leido en nuestra bibliteca hace referencia la historia de nuestra orden:

" Solo un humano puedo portar lo que pertenece a la familia de los humanos"


Tambien, no aclaro por ahora nuestro enemigo no tiene en posesion la reliquia, pero si que esta en manos de rufianes que pronto estaran dispuestos a cambiarla al mejor postor, postores que podrian divinidades insinuo.

Sin duda espero que esta informacion les sirva de ayuda mis señores, mi compañero Tomas se encargara de dar parte de lo acontecido una vez abandonamos el campo de batalla.


Humildemente suyo,
Kerfen Aeslin, Escudero de la Orden de los Caballeros de Fenix.

mancebo

12/10/2007 06:17:11

*Tras la primera carta..llega otra a los pocos minutos ambien dirigida a los miembros del consejo*

Señores maestres y demas caballeros de la orden...su leal escudero Tómas Miller les relata los echos tras la huida del ataque

Una vez a salvo a varias millas de distancia una espada cayó del cielo cerca de nuestra posición...unos segundos despues se desplomó en el suelo el cuerpo casi inerte de la celestial la cual no atisbó a pronunciar palabra antes de exhalar su último aliento.

El escudero Kerfen y yo mismo...enterramos el cuerpo de la celestial y recogemos la espada caida del cielo, la cual parece una simple espada...sin marcas ni dibujos, creemos que puede ser voluntad de los dioses cruzar este arma en nuestro camino y decido usarla mientres me queden fuerzas para portarla.

Partimos rumbo a la ciudadela

A mitad de camino se nos hizó de noche y decidimos acampar a unas cuadras de Baldur...y aqui es donde viene el mayor dilema,...tras una conversacion entre ambos el sueño se apoderó de nosotros y caimos rendidos hasta la mañana siguiente.
El despertar fue turbio pues mi alma se notaba resentida y un aluvión de imagenes de la celestial tendida en el suelo se apoderaban de mi cabeza: [i:af2697b33f]yo jean oloroth he incumplido la promesa hecha por mi familia, con tal de proteger a los seguidores de...
[/i:af2697b33f]
Al levantar la vista y ver la cara de Kerfen me di cuenta enseguida que no habia sido una casualidad...habiamos tenido el mismo sueño y a su vez el mismo sentimiento de pena y tristeza.

Este es el motivo de la tan urgente carta...ponerles en preaviso y mantenernos a su disposicion ante cualquier cosa que quieran de nosotros.


PD:Si requieren ver la espada...haganmelo saber..pues se encuentra en mi poder


Atentamente...el escudero Tómas Miller
*una pequeña firma se atisva al final de la carta*

Cormarion

20/10/2007 20:36:27

Jeanna se dirigía a la ciudadela a realizar sus ejercicios diarios y a orar una plegaria cuando encontró al Maestre Kian junto a la Dama Uralia en las caballerizas de la Orden.

Un nuevo asunto, de vital importancia para la Orden, requería ahora la atención de todos los miembros. A ellos se les unió el escudero Tomas y pasaron a la Sala de Juntas.

El Maestre Kian nos puso en antecedentes, a Dama Uralia y a mí, de los orígenes de la Orden para tener una idea completa. Contó la historia de las tres famílias, Ruder, De la Magne y Oloroth; de la tragedia en el año de las Sombras, 1358, y del caballero superviviente De la Magne que juró preservar las doctrinas de la Orden y hacerla crecer con ayuda de cuatro paladines; y de la espada concedida por los celestiales Oloroth al Gran Maestre De la Magne.

A continuación, el escudero Tomas Miller relató los sucesos que le acontecieron en Tezhyr y en las afueras de Baldur. Una espada fue hallada; una celestial Oloroth entregó su vida y una estatua que puede esconder un acertijo; una reliquia en manos de unos rufianes y el deseo de apoderarse de ella por parte de Mask y sus seguidores.

La situación merece que se celebre un Consejo y no se tomen acciones precipitadas, ya que se desconocen los nexos entre los diferentes hechos, y es preciso arrojar alguna luz para emprender el camino correcto. Así coincidimos con el Maestre Kian.

Lo primordial es asegurar que la espada esté ahora a buen recaudo, lejos de los seguidores de Mask. Y aun cuando la espada debiera pasar a manos del nuevo Gran Maestre, Jeremías Goodman, humildemente propuse al Maestre Kian que si los Oloroth habían hecho la entrega de la espada quizás ahora tendríamos que ponernos en contacto con ellos, para que decidieran el destino de la espada, o bien para retenerla hasta el día en que se pueda asegurar su retorno. Si se considerase esta opción como viable sería menester de la guía de un clérigo con acceso a los dominios celestiales de la Tríada. Si bien, Dama Uralia, clériga de Bahamut se ofreció para interceder si le fuera posible.

Muchos deberes y cargas debe acarrear el Maestre Kian sobre sus espaldas. Es preciso que se reúnan todos los miembros en Consejo, pues parece que la continuidad de la Orden va ligada a la espada ya que su poder crece con la fuerza de la Orden misma.

Aciagos días transcurren en esta tierra, en Vado, donde ahora necesitan de mi ayuda. Que Torm me asista y me de fuerzas. ¡Cuánto echo de menos los paseos por la avenida del Castillo hasta el Puerto en Suzail! Espero que mis Dragones Púrpura sigan manteniendo a raya a esos zhentarim tras los oscuros muros y les pateen bien fuerte el culo.

Cormarion

13/11/2007 09:21:34

//Tras el encuentro con los dragones en el centro de Vado del 7/11.

A la voz de "¡Me han robado una espada!" pronunciada por Sir Kian, todos los presentes se giraron hacia él, mirándose extrañados los unos a los otros. Hacía solo unos instantes desde que los defensores habían logrado repeler el nuevo ataque de dragones rojos, y sin embargo debió suceder durante la refriega, que alguien con la suficiente destreza cometiese el robo.

Mientras que el grupo se mantenía alerta ante un posible contraataque de los dragones, también revisaron sus pertenencias, y estaban atentos a sus bolsas. No era posible que entre los defensores hubiera alguien de semejante calaña y hubo quién dijo a Sir Kian que probablemente la perdiera durante la lucha. De manera tajante, y con seguridad en sus palabras, Sir Kian insistió en que una espada le había sido robada de su vaina.

Un desconocido para Jeanna mantuvo una conversación aparte con Sir Kian, mientras ella se dirigió hacia el escudero Kerfen para interesarse por su estado. Al preguntarle Jeanna a Kerfen acerca del desconocido refirió que se trataba del Gran Maestre, Sir Jeremías, para sorpresa de la paladina que aún no había tenido el placer de conocerlo en persona. Sir Jeremías les dejó y Sir Kian reclamo la presencia de ambos, cuando fueron interrumpidos por un mendigo demandando limosna. Los paladines le dieron lo suficiente para que se pudiera refugiar en una posada cuando pronunció unas alarmantes palabras antes de salir corriendo dirección al sur: "También me podrían dar una espada".

¿Para que querría el mendigo una espada? Apenas bastaron unos segundos para que los paladines captaran el mensaje y salieran en su persecución, mas se les escurrió entre las callejuelas logrando despistarlos. Tras los paladines llegaron los batidores alarmados por la persecución pero el "mendigo" debía de estar ya muy lejos. En la callejuela se encontraron los restos de una espada rota. Sir Kian reconoció por la empuñadura que se trataba de la réplica de Issis, y que fue la espada robada. El ladrón enfurecido debió de romperla al darse cuenta de que no era la autentica espada celestial.