Dilvish

30/11/2007 19:37:16

[size=18:48868d8b12]La Destrucción de Vado de la Daga.

Capítulo IV "La batalla de Vado"

[i:48868d8b12]El amanecer descubrió a las fuerzas de Vado alrededor de la Puerta Sur.

El rostro de los soldados reflejaba temor. Temor por los dragones que surcaban el cielo prometiendoles una muerte horrenda entre sus fauces. Temor por los no-muertos que avanzaban desde el cementerio como el consejero Farben había informado hacía escasos minutos. Pero, sobre todo, temor por la incertidumbre de no conocer el destino de sus familias.

Solo uno de los ciudadanos de la ciudad carecía de ese miedo. Walter había perdido a sus hijos y su esposa en una plaga hacía ya más de cuarenta años. Desde ese momento había vivido para Proust y este había muerto enloquecido por las piedras negras. Luego Corwin, su amigo más querido, había ocupado su lugar y durante varios años inciertos y peligrosos Walter fue feliz.

Pero ahora nada quedaba. Sus envejecidas manos empuñaban una espada curva ígnea de la colección del fallecido gobernador. Sabía que iba a morir, pero lo haría con el orgullo de ser capaz de llevarse a algún enemigo por delante.[/i:48868d8b12]

//Antes de que os lanceis todos a aniquilar dragones a 15 mo la docena... me gustaría conocer los sentimientos de todos los pjs dentro de las murallas de Vado de la Daga, en los instantes previos a la batalla.

1saludo

puxe

30/11/2007 20:42:25

[i:63c17a73f8]Althiem estaba en la Torre Brillalba, rezando a su dios, Lazthánder.

Esta, era una noche melancólica, mucha gente moriría, y Althiem lo sabía, pero él estaría ahí para ayudar.

Con desaparición de Aldarion, Althiem se había vuelto un verdadero líder, sino fuera por ayuda de sus compañeros, claro.

Althiem pensó- De nuevo una batalla final, en la cual se cobrarán muchas vidas. Lo sé, es una batalla perdída..., mi señor, lucharé hasta el final.

Por un momento recordó el rostro de su bella mujer, una elfa residente en Puerta de Baldur, y en el rostro de su hijo pequeño, le dió fuerzas para seguir adelante.

Con la perdida de Corwin, Althiem estaba triste, pero sabía que Corwin estaría bien, en el seno de su señora, la cual pronunciaba bastantes veces.

Althiem recordó las palabras de Corwin: "Por Tyrmora"

Seguidamente, Althiem fué a una pequeña habitación de la Torre.

Según llegó, comenzó a enfundarse la armadura, colocarse el casco, y enfundó en su cinturón una pequeña daga que había conseguido no hace mucho. Por último cogió a Ilthimar, su espada, y su escudo.

Una vez preparado, dirijió sus pasos hacia la salida de la Torre Brillalba, la cual sabía que no volvería a pisar nunca más...



[/i:63c17a73f8]

Netzaj

30/11/2007 20:43:22

[b:585c2055ef][i:585c2055ef] La noche fue larga, la guardia de la ciudadela vigilaba y nos daba descanso y seguridad mientras el resto del contingente de la orden, conmigo a la cabeza nos dedicábamos a la meditación y al rezo en la capilla, incluso en el patio, pues mucho son los devotos, bravos guerreros que elevaban sus plegarias a los dioses rogándoles, no la victoria en esta guerra, sino la salvación de las almas, tanto las malignas, como las de los seres que cayeron bajo su yugo, pues nuestras creencias nos llevan a pensar que el mal no habitaba en su interior cuando vieron la luz, sino que sucumbieron ante la voluntad de un ser superior cuya habilidad es la maldad.

Solo son marionetas en un juego sin fin, una diversión recreada en la mente de algún perverso ser superior, el cual decidió ponerla en practica, para nuestra desgracia.
Pero los dioses nos alegran el día a día dándonos fuerzas para continuar rechazando, empujando a este maldito engendro a los fuegos del Abismo y tomar las riendas de los descarriados, salvando sus almas.

Señores, grandes y omnipotentes dioses, benevolentes y sabios, guerreros y pacientes, Torm, Tyr e Ilmater, una vez más vuestros humildes siervos, suplican por las almas de los caídos y de los que caerán, ayudadlas a encontrar el camino hacia la verdad y la libertad, dadles el descanso tan merecido por el sufrimiento que padecieron en vida.

Prestos iremos a la batalla, diestros y valientes caballeros, no sufráis al abatir las hordas enemigas, pues solo golpeáis un cuerpo, un cascaron infectado por el mal, sabed que los divinos dioses trabajarán por la salvación de lo realmente importante, el alma.

El amanecer está por llegar, las tropas preparadas.

El Gran Maestre Jeremías Goodman, monta su blanco caballo y colocándose a la cabeza, manda abrir la puerta de la ciudadela, seguidamente y tras una breve mirada hacia Lady Jeanna, hace un gesto sencillo y varios de sus arqueros salen corriendo hacia las almenas y murallas.

Todo esta listo, la Triada galopa a nuestro lado en esta épica batalla, gran día para la Orden del Fénix.[/b:585c2055ef][/i:585c2055ef]

Quaco

01/12/2007 19:09:30

[i:4d589f615d]Indreth se retiró a descansar bien pasada la media madrugada. Una y otra vez había estado repasando los puestos de vigilancia, los acomodamientos de la tropa – “la que quedaba ahora”- pensó la elfa, repartiendo órdenes para que los hombres descansaran lo que fuera posible, y volviendo a revisar mapas y planes con sus Capitanes y los Consejeros.

Intentó entrar en el trance de meditación propio de su raza, pero sin éxito. Una y otra vez los posibles desarrollos, los inconvenientes, las acciones a seguir en cada caso, acudían a su mente sin descanso. Le recordaba en parte a la batalla por Vado, pero con diferencias sustanciales. Ahora eran ellos los asediados…y después del enfrentamiento con el no muerto, Indreth tenía claro que era una batalla que no podían ganar. Todos opinaban lo mismo. El enemigo había superado sus expectativas, y se presentaba como algo a lo que no podían hacer frente. La ciudad estaba perdida, eso lo sabía. Sólo esperaba poder salvar el mayor número de gente mientras conseguían evitar las intenciones del no muerto en la medida de sus posibilidades.

De ahí el plan de Wilhelm, esbozado también en la reunión que mantuvo con sus Capitanes no hace mucho tiempo - “una eternidad parece ya” - pensó Indreth, que daba a las gentes de Vado, al menos, una opción. Sir Jeremías ofrecía una oportunidad que no había que desaprovechar…si bien a un coste excesivamente alto. Aunque no tuviera buena opinión de la mayoría de los paladines, salvo excepciones, la elfa reconocía que la acción del Gran Maestre daría a sus tropas y al resto de gente que quedaba en la ciudad un tiempo valiosísimo para ponerse a salvo. Desde luego Indreth no iba a desperdiciar esa gran ayuda.

Pensó en Paskinel y sus batidores…esperaba que hubieran podido poner a salvo a los refugiados. La cuarentena fue idea de la Orden del Fénix, una idea precipitada según su opinión, y además en un momento en el que el gobierno de Vado se tambaleaba debido a la muerte de Corwin (Indreth apretó su espada con más fuerza y volvió a jurar, de nuevo, que acabaría con quien hubiera sido el responsable de la muerte de su amigo). Probablemente debido a esa situación la Orden había podido aprovecharse para imponer su opinión y llevarla a cabo. La mentalidad rígida y acartonada de los paladines volvía a exasperarla, y no por primera vez echó de menos a Sir Arthur, hombre, paladín, y con quien ella había compartido, si no una amistad, un respeto muto por las acciones y los motivos de cada uno.

Y los dragones…el culto del hijo de Corwin volvía a la carga..quizás en el mejor momento para los planes de Wilhelm. Seguramente la responsabilidad sobre el asesinato de su amigo provenía de ellos..la idea de venganza, sin importar ninguna otra cosa, recorre la mente de la elfa. Después recuerda la gente de Vado, los combatientes, las personas que luchan por conseguir que algo pueda salvarse..y promete por su espada que su deseo de venganza no interferirá en todo eso. Aunque nadie podrá evitar que la consume, como sea, en cualquier otro momento y lugar.

El amanecer está a punto de llegar. Indreth sale de su trance (que nunca ha llegado a alcanzar totalmente) y se prepara para el nuevo día, la nueva batalla…La derrota probablemente..pero salvando tantas vidas como sea posible.

"Y, por los dioses, nunca podré decir que ha sido aburrido" - pensó con una sonrisa mientras se colocaba de nuevo la armadura.[/i:4d589f615d]

lachean

02/12/2007 17:37:22

(Creo que estos pegaminos podrían ser de utilidad)

El mago introduce varios papiros en una funda especial para tal fin. Durante semanas ha estado escribiendo las runas adecuadas, ya que sabe que si flaquea su concentración, al menos dispondrá de ellos para solventar la situación.

Seguidamente se sienta el la dura cama que se encuentra en un rincón de la estancia. Se afloja las botas y comienza a preparar el equipo que portará en la que posiblemente sea la prueba mas dura a la que se ha enfrentado jamas.

Su rostro es sereno. Es raro encontrar a un mago que denote emociones. Claro que Ohr es un mago peculiar, al menos con los suyos, pero en estos momentos de tensión lo normal sería cierta preocupación en su persona. Sin embargo, el arcano no parece especialmente afectado por la situación.

Con rostro pensativo recuerda a las diversas criaturas con las que cuenta el ejército enemigo, para asi optimizar su equipo y conjuros. Con parsimonia elige sus anillos y demas objetos mágicos. Al tomar un collar dorado sus dedos parecen titubear. No llega a coger el colgante y los siguientes segundos transcurren extremadamente lentos para el mago.

Como imagenes grabadas a fuego en su memoria, ve al semidragón acercarse hasta él con gran rapidez y clavando su enorme arma en su pecho...Cierra los ojos en un intento de borrar esa visión, pero solo puede ver a Mer, el mediano, tumbado en el suelo con su cuerpo quemado por el fuego de los dragones, haciéndole gestos de que huya de allí.

A todos lados la destrucción es increible. Jame está apoyado sobre los restos de una pared, con sus alas llena de cortes y su brazo izquierdo sangrando abundantemente, mientras Paskinel intenta cubrir el breve reposo del guerrero inutilmente, ya que varias heridas en las piernas le impiden casi moverse.

El mago abre sus ojos. Su mano sigue a escasos centímetros del colgante. Hacía mucho tiempo que no sentía cosas como esta. No recuerda cuando fue la última vez. Es como si una parte olvidada de uno mismo retomará vida depués de una eternidad. Incertidumbre, temor, ira... El arcano no recordaba ya el significado de esas emociones.

Observó los diferentes objetos que se esparcían con aparente desorden por la colcha de la cama. Una parte importante de su poder yacía allí tirado. En la soledad del no tener ese poder, había vuelto a ser un ser "normal", con sus miedos y preocupaciones. Comenzó a ver la situación real de situación y las posibilidades de seguir con vida a la puesta de sol.

De nuevo su rostro no pudo evitar mostrar al mundo exterior lo que ocurría dentro del mago. Con extrema lentitud tomó el colgante y lo ajustó a su cuello. Hizo lo propio con anillos, guantes y demas avalorios que portaría al dia siguiente. Sacó un antiguo libro y pasó las páginas musitando palabras en el lenguaje de los arcanos.

Apagó las velas que tenuemente alumbran la estancia y medio recostado entra en ese trance que permite a los magos ordenar las palabras y gestos que permiten manipular el Arte a su antojo.

Ahora al cerrar sus ojos, solo ve oscuridad.

Arxaon

03/12/2007 15:50:53

Son muchas las cosas que da tiempo a pensar en momentos como éste... pero también es cierto que los minutos pasan demasiado rápido.

Wilhelm recorrió todo su pasado. Su llegada a Calimport, sus amigos... la mayoría fallecidos, pero no por ello menos recordados. Repasó también todo lo acontecido desde el comienzo de la reconquista de Vado hasta la actualidad. El monje sonrió en varias ocasiones. Incluso en momentos así puede haber buenos recuerdos.

El futuro... lo que estaba por pasar. Recordar lo pasado era fácil, pero ni el más sabio podría ser capaz de descifrar el futuro, o así lo pensaba el monje. Sin embargo, era lo que más ansiaba conocer. El porvenir... lo que le esperaba a cada una de las personas de Vado, a sus compañeros, a sus amigos (estuviesen allí o no). Quería saber si los esfuerzos de cada uno de ellos les llevarían a el futuro que merecían.

Llegó el momento de pensar en su propia persona. Por un momento tuvo la sensación de que ya había hecho lo que quería, que había cumplido sus objetivos en la vida. Pero, frunciendo levemente el ceño, pensó en voz alta: "Me niego". En realidad, deseaba poder hacer mucho más, y pondría todo su empeño para que así fuera.

El enemigo... llevaba mucho tiempo pensando en el enemigo, así que por un momento se tomó un descanso.

Ya había pensado en lo que necesitaba. Llegaba un momento poco deseado, pero inevitable. Ahora su mente estaría libre de interferencias.

Wilhelm cogió una gran bocanada de aire y, tras aguantarlo unos segundos, lo soltó lentamente. Había llegado el momento de concentrarse.

Dilvish

03/12/2007 20:35:19

[i:94e811946d]Cortiam se arrojó sobre Jame y esa fue la señal inequívoca del prinicpio de la batalla.

Una horda de dragones cromáticos se abatió sobre las mal defendidas murallas de Vado de la Daga y lanzaron sus alientos con el fin de terminar de una vez por todas con los pocos vadaguenses que quedaban con vida.

Nada.

El Cónclave había hecho su trabajo y las protecciones mágicas tejidas durante toda la noche resistieron el fuego, el hielo, la electricidad y el ácido que se estrelló sin fuerza contra una barrera invisible.

Sin embargo ese contratiempo no hizo dudar a los ejércitos de Tiamat que se arrojaron sobre sus presas desde el aire, como halcones cazando conejos en las praderas. Los arqueros sembraron de flechas la distancia que les separaba y por un instante, el cielo se oscureció por las astas y los cuerpos de las inmensas bestias.

La batalla había comenzado.
__________________

Desde su trono de huesos el liche se incorporó cuando el tronar de la batalla comenzó en la ciudad. Despacio, pues sabía que llegaría antes de que todo acabase, salío del cementerio rodeado por los más fuertes de los no-muertos que comandaba... aquellos que convirtió al llegar a Vado de la Daga y que durante dekhanas se habían fortalecido al amparo de la Corona.

Su orgullo y soberbia no tenían igual en ese instante. Decenas de dragones acababan con sus enemigos humanos dejándo sus cadáveres entre las ruinas, listos para ser llamados al servicio de Myrkul.

Y ahora, por la gracia del Dios de los Muertos, los cadáveres de los dragones se convertirían en dracoliches atados a la voluntad de la Corona haciendo, si cabe, más fuerte el ejército de su señor.
__________________

Willhem, Indreth, Ohr y Farben vieron con impotencia como, cada segundo, uno de sus hombres caía muerto a manos del ejército de Cortiam. Pero ese sacrificio era necesario. El momento de actuar se acercaba, pues casi todas las tropas enemigas estaban ya en la ciudad.

La elfa de la luna levantó su espada bastarda y unas tropetas sonaron con claridad por encima del clamor de la batalla y de los rugidos de las bestias.

En ese instante Sir Jeremias cargó a la cabeza de sus hombres, que habían permanecido ocultos mientras las lágrimas surcaban sus rostros al ver a sus compañeros devorados por la horda de dragones. Como una lanza blanca y plateada los paladines golpearon a los dragones por uno de los flancos de su ejército, aniquilando todo a su paso.

Tyr, Torm e Ilmater sonrieron con dolor desde la Casa de la Tríada al ver el valor de sus devotos en esa hora de necesidad.
__________________

El liche llegó al campo de batalla, protegido por su propio poder arcano y por la voluntad de la Corona.

A su alrededor, miles de zombies y esqueletos se abalanzaron por igual sobre los combatientes de la Puerta Sur. Humanos y elfos, enanos y medianos, dragones y semidragones... todos recibieron el impacto de la horda de no-muertos que se desparramó por el campo de batalla ignorando su propia destrucción para mayor gloria de Myrkul.

El Caos se apoderó de Vado de la Daga y convirtió la ciudad en una carnicería de proporciones épicas.
__________________

El duelo entre los semidragones terminó de improviso y Jame, sangrando por varias heridas de gravedad, levantó el vuelo victorioso. Un grito inhumano salió de su poderosa garganta paralizando a todos los combatientes menos a los no-muertos.

El ejército de Tiamat, después de varios segundos de indecisión, levantó el vuelo sacudiéndose a los incómodos zombies y esqueletos de sus alas y colas. Varios de ellos no pudieron seguirlos, debido a sus graves heridas. Fueron abandonados sin una mirada. Solo los fuertes tendrían cabida.

Atrás quedaban los planes de Shiamat y Annath. Atrás quedaba la venganza de la Némesis por la muerte de Vala, su adalid. Por ahora.

Y atrás quedaron varias decenas de cadáveres de cromáticos en Vado de la Daga.
__________________

Sir Jeremias imploró al Quebrado y se arrojó contra los no-muertos. Los dragones ya no eran una amenaza para los paladines, pues habían pasado a combatir a la defensiva contra seres que no sentían dolor ni miedo.

-"Por la Tríada... ¡a mí caballeros del Fénix!".- gritó el Gran Maestre mientras cargaba en dirección al liche y su Corona. Los zombies no eran rivales para los paladines y sus clérigos de apoyo y, en pocos minutos, un pasillo se abrió en dirección al líder de los no-muertos.

Pero su poder arcano era grande y con una mueca en su descarnado rostro, el Portador conjuró una barrera prísmática que destruyó a los tres primeros jinetes y detuvo el avance de los demás. Sin dejar de mover sus dedos esqueléticos con velocidad cegadora siguió conjurando.

Un portal se abrió a una orden del liche y las gemas de la Corona astada brillaron con una luz insana y ultraterrena. De él, docenas de bálor salieron a enfrentarse con los paladines e, incluso, con varios dragones rojos que continuaban el combate decididos a llevarse el mayor número de enmigos por delante aún a costa de sus vidas. Una lluvia de sangre empapó las ahora ruinas de la orgullosa ciudad de Vado de la Daga, mientras la Orden del Fénix caía bajo el poder de esos nuevos enemigos.

Despacio, oculto para todos pues miraban la cielo sobrecogidos por la cruenta batalla, una figura humanoide salió del portal. Se incorporó, miró a los no-muertos a su alrededor y formulando una palabra de poder, desapareció sin ruido.

Sir Jeremias se detuvo cerca del muro prismático. Con un salto desmontó de su fiel caballo de batalla y atravesó la barrera arcana confiando en el poder de su Dios y de su entrenamiento.

-"¡Illmater!... ¡ten compasión y salva el alma de este engendro!".- gritó de dolor Jeremias golpeando con fuerza al liche. Después de varias horas de combate ya no sentía cansancio alguno, su cuerpo convertido en un arma para mayor gloria de su señor.

El liche recibió el impacto en el cuello y a su vez, sujetó la garganta de Sir Jaremias y una de sus muñecas. La Corona le dotaba de una fuerza sobrehumana, mayor que la de cien hombres.

-"¡Necio!... nadie puede enfretarse a mi Señor y salir con vida, pues... ¿como vas a matar lo que ya esta muerto?".- rió mientras forzaba sus huesos como de acero quebrando el cuello de Jeremias.

El Gran Maestre de la Orden del Fénix, dejó de ser consciente de la batalla que le rodeaba. Con ojos sólo para su enemigo, no vió como sus hombres caían uno a uno víctimas de los no-muertos y de los bálor convocados por la Corona. Sólo sentía una fuerza y una paz interior mientras la comunión con el Dios Quebrado se hacía completa y entonces comprendió. Solo mediante el sacrificio se podía conseguir liberar este mal de Faerun.

Concentrando la fuerza de su alma y de su fe en la mano que tenía libre, golpeó con los dedos extendidos en el centro de la Corona astada, a la vez que pronunciaba.

-"Illmater, te entrego mi vida en la seguridad que sabrás liberar el alma de este ser perdido en la maldad... ¡yo te perdono!"

Su mano, convertida en una extensión de la voluntad del Quebrado, atravesó Corona y cráneo saliendo por la nuca del liche. Las carcajadas del no-muerto se detuvieron de golpe cuando comprendió que su dios muerto había perdido.

Y entonces todo estalló.
__________________

Willhem e Indreth se miraron cuando la explosión en el centro de Vado de la Daga arrasó todo a su alrededor. Farben apareció a su lado, surgido de entre las sombras y los tres supieron de inmediato que el momento había llegado. Ahora tenían que conseguir que el sacrificio de Sir Jeremias y sus hombres no fuera en vano.

Las trompetas tocaron retirada y, en un movimiento ensayado la noche anterior, los supervivientes de Vado de la Daga abandonaron la ciudad en dirección sur. Nada quedaba de la orgullosa Puerta Sur y sus murallas, solo escombros derruidos y los cadáveres de pacíficos granjeros.

Los tres fueron los últimos en salir de la ciudad y el mediano no pudo reprimir una solitaria lágrima al abandonar su hogar.[/i:94e811946d]

puxe

07/12/2007 14:59:05

*Althiem salía corriendo de la Torre Brillalba, disponiendo sus pasos hacia el cementerio*

Por el camino Althiem vio a varios guardias del Vado de la Daga que luchaban contra un dragón rojo inmenso.

Lanzando llamaradas de fuego en todas direcciones, arrasando todo a su paso.

Althiem se armó de valor, recitó unas plegarias, desenfundó su espada y escudo y se abalanzó contra el dragón.

Las estocadas de Althiem eran diestras, pero el dragón no parecía quejarse mucho, aún así Althiem seguía.

Pronto el dragón se dió la vuelta golpeando con su cola a los soldados del Vado de la Daga, saliendo estos despedidos. Sólo quedaba Althiem, cara a cara contra la increible criatura legendaria.

El dragón lanzó una llamarada de fuego hacia Althiem, el paladín reaccionó rápido, hincando su escudo pavés en el suelo para cubrirse de las llamaradas.

Era el turno de Althiem, salió corriendo con la espada en las dos manos, y se abalanzó sobre el estómago del dragón, hincando hasta el fondo la hoja de la espada.

El dragón gimió de dolor.

El Paladín sacó rápidamente la espada de su estómago, volviendola a hundir una vez más al tiempo que caía al suelo, para así abrir otra herida en el estómago del dragón.

Se alejó rápido, y recogió su escudo, el dragón dispuesto para volver a por más lanzó una talascada hacia donde se encontraba el paladín.

Althiem reaccionó tarde, los terribles colmillos del dragón habían traspasado su armadura y carne, el dragón lo zarandeó, y lo lanzó por los aires.

El paladín chocó contra un edificio, y por suerte calló en un lecho de paja.
No podía moverse, sabía que era su fín.

Althiem oía las grandes pisadas del dragón, acercarse poco a poco.
Intentó hacer un último esfuerzo pero fué en vano, casi cayó desmayado.

Tuvo un golpe de suerte, Drazhen, y los demás integrantes de la orden fueron hacia el lugar al ver aquel terrible dragón.

La esperanza volvió al paladín al oir a sus compañeros, Drazhen vió la espada y el escudo de Althiem sobresalir del lecho de paja, y enseguida fué hacia el lugar.

No se lo pensó dos veces, e impuso sus manos sobre las heridas de Althiem.

Las heridas sanaron enseguida, Althiem se levantó, y con una simple mirada sincera le delató lo que le debía a Drazhen; La vida.

Se abalanzaron todos a la vez contra el terrible dragón, pronto llegaron los muertos vivientes, y los hibridos.

Los integrantes del Brazo de los Justos luchaban sin cesar.

Sabían que era una batalla perdida, pero ahí seguían, luchando por los habitantes del Vado de la Daga, luchando de nuevo por la ciudad.

Sabían que no aguantarían mucho tiempo, pronto llegaría la retirada, esos minutos se hicieron interminables....

Arxaon

08/12/2007 08:52:45

¡Una explosión!

Casi todos a su alrededor se cubrieron o echaron cuerpo a tierra. Wilhelm e Indreth se miraron. Era el momento de huir. Aprovecharían el tiempo que Sir Jeremías acababa de brindarles con semejante acto de valor, pero que tanto le había costado. La vida.

Tan raudos como permitieron sus cansadas piernas, los que aún quedaban vivos del bando vadaguense corrieron hacia el sur tras la orden de Indreth. Un ambiente de desloación les rodeaba mientras atravesaban las ruinas de Vado.

En la mente de Wilhelm apareció la ciudad de Vado tiempo atrás. Cuando todos los ciudadanos cooperaban para reconstruir su ciudad, tiempo atrás arrebatada de sus manos.

El monje sacudió la cabeza. Habían llegado a la puerta sur, ahora destruida. Los cadáveres dificultaban su marcha, pero pronto habían salido todos. Farben, Indreth y Wilhelm fueron los últimos en salir.

Los muros de Vado ya quedaban atrás. Su destino ahora, Gilian. El grupo entero miró hacia atrás, incapaz de resistirse a ver por última vez la ciudad que de nuevo les había sido arrebatada de una forma tan brutal. Pero ya habría tiempo para pensar... ya habría tiempo.

Quaco

08/12/2007 13:07:51

[i:0cae659ac9]Indreth, tras consultar brevemente con Wilhelm con la mirada, dio las órdenes precisas para abandonar Vado inmediatamente. No era ocasión para lamentar las pérdidas ahora, ya habría momentos para ello. Ahora era tiempo de actuar, y hacerlo rápido.

Respirando cansadamente, y con la armadura cubierta de sangre (parte de ella su propia sangre), habló con Jame y Ohr para que dirigieran la vanguardia de los supervivientes e impidieran una huída en desbandada. Ella permanecería en la retaguardia con el resto de Consejeros, hasta asegurarse que todo el mundo había abandonado Vado. Los que aún podían caminar ayudarían a los heridos, pero nadie iba a quedarse en la ciudad.

La retirada fue precisa, aunque dolorosa..muy dolorosa. Pero en poco tiempo todos los supervivientes atravesaron la puerta Sur. Tras ganar algo de distancia, miraron hacia atrás.

Indreth vio las ruinas de la que había sido su ciudad adoptiva durante muchos años. Recordó su llegada, los buenos momentos, sus caravanas..recordó también la lucha por recuperarla tiempo atrás, sus nuevas responsabilidades, nuevas batallas para defenderla, junto a los que eran sus amigos…recordó a Corwin, asesinado en ella no hacía mucho tiempo, y cuyo cadáver yacía ahora entre escombros, sin una sepultura digna..algo más que recordar a la hora de la venganza.

Apretó los dientes con fuerza, y miró de nuevo hacia adelante para asegurarse de que ningún peligro les acechaba fuera de los muros, al menos por ahora, y de que la columna de supervivientes se movía con cierto orden.

El momento de pensar en los que se han perdido no había llegado aún. Suspiró y espoleó a Mornisil hacia la cabeza de la columna, para volver a hablar con sus Capitanes.[/i:0cae659ac9]

Dilvish

01/02/2008 21:58:34

//Fin de la escena. Mil gracias a todos por participar.

1saludo