Rugrim

27/02/2008 18:07:23

(¿Donde estará Ward? Hace muchos días que no le veo y me dijo que nos cuidaría a su futuro hijo y a mi) [i:c56f23a41f]Pensaba Aria.

Desde hacia más de dos semanas, Aria no sabía nada de su marido y lo poco que sabía era que había estado en Calimport. Es por ello que se había dirigido allí para ver si en esa ciudad sabían algo de él.
No sabía quién podría conocer del paradero de Ward y, debido a su gran preocupación decidió ir directamente al kanduq. Nada más entrar en el barrio se topó con un mediano[/i:c56f23a41f]

-Hola!- Dijo el mediano sonriente y buscando con su mirada algo, seguramente la bolsa de oro.
-Hola. ¿Conoces a Ward? ¿Sabes dónde esta?- Respondió Aria cada vez más nerviosa por el barrio donde estaba y por como la miraba el mediano
-No. ¿Quién es ese Ward?- Preguntó el mediano localizando la bolsa del oro y acercandose lentamente
-Es mi marido, y no le veo desde hace días- Aclaró Aria, a la vez que se apartaba del mediano y agarraba la bolsa del dinero
-Pues no le conozco. Se lo habrán comido los lobos- [i:c56f23a41f]Dijo el mediano y se alejó sonriente y tarareando una canción.

Aria salió de la ciudad y montó en su yegua blanca: Luna. Se alejó despacio de la ciudad mientras daba vueltas a la conversación con el mediano.
Cuando salió del desierto tenía la certeza de que había perdido a Ward y le asaltaron las lagrimas. Siguio hacia el Norte por el camino sin notar la presencia de otro jinete.[/i:c56f23a41f]

-Hola Aria-
(¿Quién me saluda?) [i:c56f23a41f]Piensa Aria mientras levanta la cabeza.

Es Lyan, la hermana de Ward.[/i:c56f23a41f]

-Oh, Lyan... Es Ward, él está.... ya no .... él está muerto- Consigue decir finalmente antes de romper a llorar sobre el hombro de Lyan -Se lo han comido los lobos, me lo dijo un mediano-

//me voy a la autoescuela que no llego :? :? esta noche sigo. O sino que siga Lyan :P
Saludos

magma

28/02/2008 23:42:46

Lyan comprendió la preocuapación de Aria, pues ella habia perdido a varias parejas, pero si algo habia aprendido era a no dar por muerto a nadie a la ligera, si no lo hubiese dado por muerto quizas habria evitado su amnesia y tanto dolor en el.

Lyan sonrio enternecida - ¿muerto? ¿Ward? ¿quién te lo ha dicho? -

Aria le contó lo de su encuentro con el mediano y fué entonces cuando Lyan le preguntó: - ¿Has visto su cadaver? ¿el cadaver de Ward?- Aria negó rapidamente, y Lyan le contó su experiencia con Vicon, al que dio por muerto y reencontró en Calimport despues de mucho tiempo sumido en el olvido y la locura. Así las dos mujeres dieron a Ward por vivo y se dispusieron a buscarle, ¿por donde comenzar? quizas sus compañeros monges supiesen algo de él. Emprendieron el camino a Puerta de Baldur.

Su viaje se iniciaba entre risas y canticos, pero entonces se toparon con dos hombres que viajaban en sentido contrario. No les dio tiempo a penas ni para presentaciones, pues apareció un hombre corriendo, fatigado, bañado en sudor y dominado por el pánico pidiendo auxilio. Su cara era el más hermoso poema jamás dedicado al pánico.

Los cuatro viajeros volvieron sus rostros hacia el escandaloso hombre y trataron de descubrir qué le ocurria. No sin dificultades, tras recobrar mínimamente el aliento, logró articular un par de frases "Nos abatieron unos lagartos, yo huí, pero un hombre que me acompañaba se quedó a enfrentarse a ellos" Las dos mujeres quedaron pálidas al escuchar escurrirse el nombre de ese valiente que no hechó a correr "Ward..."

Lyan no esperó ni un segundo más, emprendió la direccion contraria que traia el asustado desconocido a pleno galope. Los demás le siguieron. Se adentraron en el bosque más y más, en busca de un rastro, en busca de esos lagartos, esperando encontrar a Ward, intacto, aun abatiendolos o con sus cadáveres a los pies. Pero solo encontraban a otros enemigos, gigantes.. arañas... ni rastro de lagartos. Así siguieron y siguieron adentrándose en el bosque. Lyan gritaba el nombre de Ward y retaba a los lagartos a presenciarse ante ella, pues nuestra guerrera es una estratega nata y matrícula en discreción. Aria estaba pálida, aferrándose a la esperanza de encontrar a su amado con vida y volver a sentirlo a su lado, volver a escuchar su voz... desde la retaguardia abatía a todo enemigo con poderosos conjuros, el insitinto de protección hacia el hijo de su vientre y el deseo de rescatar sin demora a su compañero en la vida parecían haber duplicado su energía y poder. Los dos hombres abatían cuerpo a cuerpo a las bestias con rapidez y coraje, Drazen y Nesharay eran sus nombres, y las dos mujeres se sentian afortunadas de tenerles allí.

Rastrearon cada rincón y finalmente toparon con el linde del pantano. Millones de arañas se arremolinaban allí, salvajes y feroces, otras tantas llegaban llamadas por el bullicio y el hedor que desde allí se desprendia. Otras criaturas de mayor tamaño y con intereses más materiales que los de las bestias aguardaban su turno para hacerse con lo que pudiesen.

Los cuatro se avalanzaron para limpiar la zona, fué relativamente rápido, caían con facilidad y otros muchos huyeron, el enemigo no parecia demasiado poderoso, y al volver la calma descubrieron con horror que de hecho solo habian aniquilado a los carroñeros... carroñeros que trataban de beneficiarse de la carne y las pertenencias de otra sangria anterior. El suelo estaba sembrado de cadáveres humanos, frescos aun, algunos exibidos colgados de troncos de arboles. Habían llegado tarde para salvarles, pero aun podian rescatar aquel a quien habian ido a buscar ¿o quizas no? Aria encontró algo en el suelo, entre los cadáveres, un cinturon de la orden del puño, un cinturon blanco... un cinturon que ella reconocia con facilidad muy a su pesar. Era el cinturón de su esposo, el cinturón de Ward. Al mismo tiempo Lyan recogió un pergamino de las manos de uno de los cadáveres, tenía la esperanza de que fuese uno de esos pergaminos mágicos tan divertidos, que tras leerlos con su elegancia característica se limitaban a convertirse en polvo. Trató de leer, pero entonces Aria les mostró el cinturón y les comunicó que se trataba del cinto de Ward. Lyan ya habia malgastado diez minutos para leer dos palabras, por suerte no les alcanzaría la noche alli dado que el descubrimiento de Aria hizo nacer en ella las ansias de buscar a Ward entre los cadáveres, así pues entregó el pergamino a Nesharay.

En los rostros de las dos mujeres se esbozó una sonrisa que iba creciendo con más seguridad tras descubrir que Ward no se hallaba entre los caídos. A la par, el rostro de Nesharay se volvía serio, calmado... la búsqueda habia terminado. Antes de que Lyan y Aria se abrazasen y diesen saltitos les puso una mano a cada una sobre el hombro y les comunicó solemne que Ward Davis jamás volveria a encontrarse con ellas. - ¿Qué dices? claro que vendrá, al menos a buscar el cinturón - dijo Lyan convencida. Aria, algo más sensata, preguntó sobre el contenido del pergamino. - Ward no se ira nunca de este bosque - Dijo Nesharay preparando a las dos mujeres. Pero Lyan encontraba esas afirmaciones de lo más estúpidas ¿Cómo no iba a abandonar el bosque su hermano? ¿por qué razón desearía permanecer allí? Nesharay cogió aire y finalmente les comunicó el contenido del pergamino [[ ha sido terrible, todos los demás han caido, esas bestias nos acecharon, aparecieron de la nada formando un gran ejército, hemos visto como descuartizaban a nuestros compañeros, sus gritos aun permanecen en mi mente... Desde la distancia hemos podido contemplar llenos de horror como los quemaban y esparcian sus cenizas por todo el pantano, jamás volveremos a verles... creo que estamos a salvo...]] este era el conteido del pergamino, Nesharay cogió aire y les miró a los ojos, a nadie le gusta dar estas noticias pero habría sido cruel dejar a las dos chicas inmergidas en una mentira esperanzadora. Finalmente habló: - Los lagartos mataron a todos, los quemaron y esparcieron sus cenizas por el pantano -

Lo soltó así, a bocajarro, no era necesario clavar la lanza del dolor poco a poco en sus almas, sin embargo creyó oportuno ahorrarles el detalle del descuartizamiento. Las dos le miraron y trataron de resistirse a esa informacion, pero era inevitable, era demasiado claro. Ward había caído y jamás podrian recuperarle, jamás vería nacer a su hijo, no les contaria cuentos ni al niño ni a Lyan para que conciliasen el sueño, el niño no apredería a decir "papá"... El llanto se hizo presente, las piernas de las chicas temblaban y parecia que no pudiesen soportar el peso de sus cuerpos, pero era la pena, el vacío lo que les pesaba. Nesharay les ayudó a montar a lomos de sus corceles y las sacó de ese bosque lleno de peligros escondidos. No podía abandonar a las dos chicas allí, menos sumergidas en esa oscuridad causada por la muerte de un ser demasiado querido.

Lyan miró a Aria, y se prometió protegerla a ella y al bebé con su vida, -Ahora somos hermanas, Aria- le dijo, se aferraría a ella y al bebé, eran lo único que le quedaban.