kamikaze_77

29/02/2008 14:04:05

Llevaba años preparándose para ese momento, y al fin llegó. Tenía todo pensado, calculado al mínimo detalle.

La noche empezaba a abatirse sobre aquellas tierras, y el mago sabía que era el momoento propicio.

Acompañado por su amigo adivinador, dejar inconsciente a aquel pescador fue tarea fácil. Llevarlo inconsciente, atado y a rastras hasta el lugar e el que sería llevado a cabo el ritual fue lo más complicado d ela preparación, ¿pero para qué están los esclavos si no?

El lugar era perfecto, una pequeña colina resguardada a todas las vistas por una muralla de altos olmos en medio de aquella perdida arboleda.

Abhadar sonrió al pensar lo que se avecinaba.

Kánderath no sabía qué se traía entre manos, pero poseyendo un brillante intelecto poco a poco fue deduciendo qué iba a presenciar.

-Abhadar… ¿eres consciente que eso que vas a hacer te va a atar de por vida?

El mago le miró por unos instantes y le respondió serio:

-Soy consciente de lo que hago… esto es poder -señalando al brazo- y sí, ¡estoy dispuesto a atarme al poder de por vida!

En aquel justo instante, el pescador abrió los ojos, grandes como platos… en ellos se podía leer el miedo. Intentó gritar, pero una mordaza de trapos viejos impidió que articulara otra cosa que un ahogado gruñido.

Una larga hoja fue alzada al cielo durante unos instantes, antes de descargar su punzante furia sobre el descubierto e inocente pecho del pescador, del cual empezó a brotar la sangre como si de una cantarina fuente se tratara.

Abhadar no perdió tiempo, sus propias manos fueron la pluma que escribió en el pergamino del suelo con la tinta de la sangre del fallecido. El mensaje formaba un círculo perfecto de un metro de radio, y sus letras eran perfectamente legibles:

“La noche cubrirá la tierra y esta se teñirá de sangre pues Velsharún no es piadoso. La no muerte es implacable, un nuevo poder esta resurgiendo.”

Rebuscó en su mochila y de ella saco un alargado bulto envuelto por trapos. El mago rojo que lo acompañaba abrió muchos los ojos al reconocer el objeto que desenvolvía Abhadar.

Un brazo… un brazo que desprendía un poder que ponía el vello de punta… un brazo que el mago había recogido de un liche caído.

Años de práctica diseccionando cadáveres habían proporcionado al mago un gran conocimiento sobre la anatomía humana, y un gran manejo de su larga daga.

Las pequeñas incisiones en la cara fueron certeras… con un tirón la piel de toda la cabeza salió, salvo la de boca y ojos. El resto del cuerpo fue otro cantar, pero no por ello iba a salir mal. Llevaba años practicando y no podía fallar ahora… ahora no. Intrincados y largos cortes surcaron el cuerpo del muerto aún sangrante. De la misma manera que la cabeza de la piel fue sacada de su lugar, se hizo con el resto del cuerpo.

Kánderath no podía separar la mirada del espectáculo, maravillado a la vez que un leve sentimiento de repugna le recorría todo el cuerpo.

Abhadar se introdujo en el sangriento círculo, introduciendo en él la piel que consideró oportuna. No fue difícil hacer levantarse tras la muerte al que fue pescador. Éste se irguió renqueante, aún goteando cálida sangre por el suelo.

A su izquierda, tras unos susurros y un pase de manos una sombra surgió tenebrosa. Con un chasquido de dedos y una orden mental, la sombra agarró su brazo izquierdo, absorbiendo de él toda la vida.

Lo que antes era un bronceado brazo calishita, en este momento no era más que un trozo de carne muerta violácea.

Otro chasquido de dedos y la sombra soltó el brazo, siendo relevada por el zombi despellejado. Con un ruido gutural, el zombi tiró bruscamente del brazo y éste se separó del cuerpo del mago para no volver.

En ese momento un rayo calló en la lejanía, seguido por un estremecedor trueno. El mago rojo miró al cielo y murmuró algo sobre nubes y tormenta. Abhadar solo pedía que la lluvia no se llevase consigo la inscripción antes de tiempo.

Pese a la pérdida de sangre y el insufrible dolor de perder un brazo, Abhadar no pensaba en el dolor. Un toque de locura asomaba a los ojos que despedían ansias de poder, mientras asía el brazo de liche, el cual parecía que brillaba de impaciencia ante lo que se avecinaba.

Acercó el brazo al muñón sangrante... y ayudándose de la boca, envolvió la juntura con la piel del caido.

-Carne para fortalecer la unión.

Tiró a un lado la piel sobrante y acercó la daga chorreante de sangre al muñón, impregnándolo.

-¡Sangre inocente para sellarlo!

Otro trueno volvió a reverberar en la colina, haciendo estremecerse al mago que vilualizó la dantesca escena.

Tras un horrible sucedáneo de latido, la carne unida al brazo palpitó.

Con el semblante desfigurado por haber realizado la obra que tantos años llevaba planeando, observó el brazo. Al principio lo movió con timidez… pero enseguida convocó un conjuro que alzó a otro sirviente del suelo.

Rió… rió con ganas… rió como no hacía desde niño… pero esta no era una risa pueril… era una risa cruel.

La lluvia comenzó a caer desde el cielo, bañando la cara del mago, l cual alzó la vista al cielo, permitiendo que el agua fluyera por su rostro.

Todo había salido según lo planeado.

// Gracias al que haya llegado hasta aquí ^^//

M_v_M

29/02/2008 16:45:32

//El soportarme los findes ha dado su fruto, lord Sergiomort :P