Nacho

03/03/2008 19:46:14

Los portales dejaron de interesarle durante unos días, en los cuales centró toda su atención al estudio de su escuela. Llevaba varias dekanas dándole vueltas al mismo tema. Necesitaba un maestro. No era tarea fácil debido a su procedencia, y a sus objetivos. Pero necesitaba a uno para poder progresar en unos estudios tan abstractos como complejos.

El hecho de que Abhadar, el íntimo amigo del mago, se fuera a apuntar en la academia, como maestro o como aprendiz, y la noticia de un posible adepto, no le resultaban demasiado acojedoras. Él se quedaría atrás, cosa que aunque le costara aceptar, lo temía. El viaje no estaba saliendo como él pretendía, y los días pasaban sin mucho entusiasmo. Lo único que animó al mago rojo fue la escena de nigromancia protagonizada por Abhadar, que le recordó las ganas de seguir estudiando su escuela para algún dia saber cuál sería su futuro.

Esa misma noche, se levantó varias veces tras incesantes sueños y pesadillas. No podía dormir, algo extraño le removía la conciencia. Tras varias horas en vela, consiguió dormirse aunque no sin esfuerzo. Una vez pasadas las doce del medio dia, el incidente sol le despertó de su profundo sueño. Algo había cambiado.. tenía una palabra en mente, una palabra que se repetía una y otra vez. Baldur.

¿Por qué esa palabra? Por qué esa ciudad? Acaso debía marcharse de Calimport? Aún no habían descubierto su verdadera identidad, aunque sabía que corría gran peligro (cosa que no le importaba demasiado). De todos modos decidió seguir su instinto, cosa que ya hizo una vez.

El viaje en barco fue largo, aunque llevadero. La brisa del oceano hondeaba su capa, mientras le relajaba. Una vez llegó a la ciudad, se dirigió hacia la taberna, donde esperaba descansar tras el viaje por mar, cuando escuchó a un hombre hablar sobre Earar, el gran adivino, director y consejero de la ciudad de Baldur. Ya está, era una señal. Una adivinación prematura e inconstiente. Sabía que tenía que hacer, y no tardó en realizarlo. Se dirigió lo más rapidamente posible al teatro, de donde el supuesto adivinador era director.

Una vez dentro, preguntó por él. No tardó en atenderle. Era un elfo bien curtido, con buenos modales y bien vestido; cosa que no era de extrañar dad su condición. El mago rojo fue directo, si había algo que odiaba, era perder el tiempo, aunque eso no significaba que fuera impaciente. Por tanto, le pidió al elfo la posibilidad de ser su aprendiz. Este, tras recapacitar durante unos minutos, le interrogó.

Las preguntas se basaban en el objetivo de aprender de él, su meta, y la finalidad de estudiar esa escuela, además de su segunda, dado que era mago rojo, no solo se especializaba en la adivinacion. No tardaron demasiado, y el elfo solo le propuso dos condiciones. Una, que se cambiara el color de la túnica hasta nuevo aviso. Dos, que recuperara un tridente.

Aunque no lo parezca, la primera le resultó mucho mas dificil al joven mago, quien era demasiado orgulloso para acceder a tal peticion. La segunda fue fácil. Acompañado de Abhadar, y junto a Hellion, un guerrero que resultó excesivamente fácil de convencer, entraron en la cueva donde supuestamente unas criaturas anfibias guardaban aquel tridente. El guerrero demostró una gran valía y fuerza, y no tardaron en derrotar al jefe de dicho grupo. Kánderath tomó el tridente y, tocando su piedra mágica, se teleportó a Baldur.

Volvió al teatro, donde el elfo le felicitó por un trabajo rápido y efectivo. Ahora solo quedaba esperar a que el duque de Baldur aceptara el hecho de que uno de sus consejeros tuviera como aprendiz a un mago rojo...

Nacho

04/03/2008 14:33:50

"Seguía esperando una respuesta, una señal, una llamada. Al notar la tardanza decidí realizar un viaje a Calimport, en barco. Tal vez con un poco más de esfuerzo encontrara algun libro interesante en la gran biblioteca de Kaatos. Ya había buscado antes, pero sin éxito. Era una biblioteca grande y densa, y el único que se la concocía realmente bien, era aquel liche, el cual no solia mostrarse muy amable.

Tomé el primer barco de la mañana, para intentar llegar al día siguiente y no pasar demasiado tiempo allí. El viaje fue tranquilo y pausado, mucho mejor que recorrer durante 3 dias un camino habitado por todo tipo de criaturas y bandidos.

Una vez en la ciudad del desierto, me encaminé sin siquiera pasar por la taberna a descansar hacia la biblioteca. Las cosas no parecían haber cambiado, la gente estaba tensa, había multitud de individuos y miradas frías, y el portal del distrito de la magia parecía seguir activo. Entró en la biblioteca a traves del portal del palacio de dicho distrito.

Cuando me dispuse a buscar aquel libro sobre el arte de la adivinación, encontré a Abhadar, que también buscaba un libro, pero de diferente materia. Comenzó a hablar con aquel liche, el cual se mostró algo más "amable" ante la perspectiva de ofrecer uno de sus libros, y es más, traerlo, aunque eso supuso una serie de collejas y gritos desesperados y frustrados.

El libro que buscaba Abhadar trataba sobre portales, su origen, su modificación y su extinción. Sin duda muy interesante, y yo sabía perfectamente para qué lo utilizaría. De momento opté por dejarle leerlo, para luego, más tarde, preguntarle por él.

El liche, al verme, me preguntó sobre lo que buscaba, y eso le contesté. Un libro sobre adivinación, ni más ni menos. Kaatos, también ante mi sorpresa, atrajo con un simple chasquido de dedos uno de los libros de una estantería, el cual vino volando como si de un simple ave se tratase.

Me coloqué en un atril a observar el libro, mientras oía tras de mí cómo el liche le leia e instruia sobre el manejo de los portales a Abhadar, además de algun que otro golpe.. Intentando hacer caso omiso de ellos, me centré en mi libro. Por fin había conseguido uno, 3 meses largos en la ciudad para que con un simple chasquido lo obtuviera.. algo atípico, y sin embargo, no podría haber sido de otra forma, ya que ahora sí que estaba preparado.

Comencé observando el apartado de rituales. Me quedé maravillado, eran complejos, pero no demasiado difíciles si se tenia paciencia e inteligencia. Solo hacían falta unas cuantas gemas y saber cómo colocarlas. Tras esto, me percaté de otro apartado, las diferentes formas de la adivinacion. Esto me interesó aun más, ya que desde que comencé mi "carrera" como mago esto siempre había supuesto una ircertidumbre en mí. Mi lectura fue rapida, aunque intensa. Parece ser que la forma más comun son las imágenes mentales que tiene el propio mago en su mente. Por último, me fijé en un tema sobre ayudas a la adivinación, en el cual se exponía una serie de objetos que facilitaban la tarea a la hora de encontrar objetos o personas. Estos podían ser joyas, trozos de tela, o incluso un simple espejo, para poder observar la realidad tal cual es.

Seguí leyendo durante horas, el tiempo parecía haberse detenido, al fin había conseguido algo de utilidad. Pero de prontó oí una explosión, y una serie de gritos y rugidos.. ¿otra vez? pensé. en efecto, al asomarme por la ventana, alcancé a ver 4 demonios y un balor, luchando codo con codo en contra de los guardias y algunos ciudadanos que se ofrecieron. Los portales exhalaban llamas, y todo parecía una situación caotica. Pero esta vez duró menos, gracias a la intervención de una elfa, la cual no logré ver con exactitud debido a la altura de la que me disponía. Una vez se tranquilizó, decidí partir hacia Baldur...



//Como lo unico que tenia relacion con los portales es el ultimo parrafo he decidido poner aqui el post ^^U si creeis que hubiera sido mejor en la seccion de portales extraños, podeis moverlo sin problemas! un saludo