Farben

24/04/2008 00:21:21

//Abro esto para postear todo lo de esta trama, aunque si preferís en la sección de rol, adelante, como queráis, aunque siempre se puede mover.

Dado que voy a moverlo, os borro todo lo que iba con barras en vuestros posts, con vuestro permiso, como os dije.

elfrances

29/04/2008 19:48:21

*Kian entrega una nota al clérigo capellán de la Capilla del Sufrimiento, para que la muestre a los miembros de la Orden que vayan acudiendo a la iglesia a entregarse a sus oraciones*

"Miembros de la Orden del Fenix, ha llegado el momento de la acción. Preparad vuestra armaduras, poned a punto vuestras espadas, haced memoria de vuestros conjuros y encomendaos a la Triada.

Es hora de hacer una expedición al Desfiladero de los bandidos. Habiendo tomado ya la decisión de asentar allí la Ciudadela, el objetivo a cumplir es doble: el nombre de esa zona sin duda no es gratuito, así que habremos de limpiar la zona. Asímismo, aprovecharemos para que ya, en los próximos días, pueda acudir el arquitecto al cual hayamos decidido encargar la construcción, para que comience ya con las medidas y las primeras excavaciones. Así pues, la partida será dentro de 5 lunas. Punto de reunión aquí mismo.

Salud, camaradas, y hasta entonces

Kian"

Cormarion

13/05/2008 09:59:49

[i:597a42d618]Bien caballeros, ha llegado el momento que esperábamos. Todos sabemos por qué estamos aquí y por que nos dirigimos a Amn. Ha llegado la hora de asegurar el terreno donde se edificará la futura Ciudadela

Y con estas palabras del Gran Maestre los miembros del Fénix salieron de la capilla del Sufrimiento encomendándose a la Triada. Todos estaban animados aquella jornada. Sir Kian parecía cojear menos que de costumbre, el Padre Vasile ocupaba su lugar junto al Gran Maestre, Lady Jeanna lucía una radiante sonrisa y los caballeros Sir Kerfen y Sir Tomas iban a los flancos vigilantes y en silencio, pero a bien seguro deseosos de llegar al lugar.

La orden estaba al corriente de los ataques de los bandidos del Desfiladero. Hacía algo más de una dekhana que Lady Jeanna había tenido un encuentro con los bandidos del Desfiladero y había estado investigando los sucesos que acontecían en aquellas tierras. Interrogó a viajeros y aldeanos, visitó bibliotecas y preguntó a la patrullas de Eshpurta acerca de los ataques de los bandidos conocidos como los Caídos.

En el camino se cruzaron con un caballero del Brazo, algunas patrullas de orcos de los Picos de las Nubes que esquivaron pasando de largo y a un enano conocido por Sir Kian.

Se toparon con algunos bandidos que impedían el paso en el puente sobre los rápidos de Esmel pero actuando en cuña abrieron brecha y afianzaron la posición. Aunque Lady Jeanna quiso interrogar a un bandido ninguno quedaba para contarlo. El grupo fue eficaz en el combate.

Al llegar a la entrada del Desfiladero, el angosto paso de cuatro millas, Sir Kian impartió órdenes y dispuso la formación para adentrarse en aquel territorio. Al otro lado, el terreno había cambiado. Era un bosque más tupido y salvaje, con una charca o pequeña marisma en el centro, y allí mismo fueron emboscados por bandidos que caían de las copas de los árboles. En cuadro, espalda contra espalda, acabaron con los vigías. El campamento no debía de estar muy lejos y divisaron una tienda al otro lado de la charca.

Esta vez Sir Kian dirigió a Sir Tomas y a Sir Kerfen por los flancos, cada uno por un lado, mientras que el resto cargaba de frente contra los despistados bandidos. Lady Jeanna insistía en capturar alguno con vida pero los bandidos no se rendían.

Se adentraron más en aquella espesura y una lluvia de flechas cayó sobre el grupo que se puso a cubierto bajo los escudos. Cuando cargaron los bandidos los sorprendieron nuevamente cayendo de las copas de los árboles. El grupo logró abrirse paso y los bandidos retrocedieron entre la maleza. Examinaron los árboles y descubrieron cuerdas y contrapesos que permitían a los bandidos ascender rápidamente a los árboles para desde allí caer sobre nosotros. [i:597a42d618]¡Por las escamas del Dragón Púrpura!, exclamó Lady Jeanna.

Continuaron avanzando por una pequeña loma donde arqueros defendían el lugar. Una vez sobrepasadas las defensas divisaron una gran y lujosa tienda donde debían de estar los cabecillas. Sir Kian ordenó a Lady Jeanna y a Sir Kerfen rodear la tienda para evitar sorpresas, pero al llegar a la altura de la tienda Lady Jeanna divisó a la fémina dirigirse con paso firme contra Sir Kian y en vez de pedir parlamento, ésta le atacó de manera vil y traicionera.

No había tiempo para dar un rodeo, y de un tajo Lady Jeanna rasgó la tela de la tienda e indicó a Sir Kerfen que la siguiera. El cabecilla se aprestaba en ese momento a coger su arma cuando se encontró rodeado. Desoyendo la demanda de rendición de Lady Jeanna, cegado por la muerte de su amante, se abalanzó sobre el grueso del grupo encontrando una muerte digna de un guerrero. El guerrero cayó desplomado en el suelo y acto seguido se oyó gente correr y alejarse muy rápido. El resto de los bandidos huían mientras Sir Kian en alta voz decía: [i:597a42d618]¡Reclamo este territorio para los servidores de la Triada!.

Pergaminos, legajos y otras cosas estaban tirados sobre la mesa. Un mapa extendido del territorio donde se encontraban indicaba a las claras el radio de acción de los bandidos del Desfiladero y las rutas de las caravanas. Sir Kian decidió hacer entrega de la espada y los mapas a las autoridades de Amn como prueba de la acción y así entablar las negociaciones para que nos permitan edificar aquí.

Lady Jeanna había visto de refilón un cofre al cruzar la tienda y el Padre Vasile desactivó mediante una plegaria las trampas, que hubieran sido mortales de necesidad, antes de que lo depositaran sobre la mesa. El cofre tenía un candado cuya llave halló el Padre Vasile en el cuerpo de la mujer. Sir Kian abrió el cofre y en su interior encontraron una lujosa daga, coronada con una enorme cantidad de gemas, que descansaba sobre un lujoso cojín pequeño hecho con una finísima seda roja. La empuñadura estaba rematada con un símbolo, un joven caballero sobre un corcel enarbolando un gran hacha.

La curiosa Lady Jeanna centró su atención en el cojín que cogió y giró encontrando la imagen bordada de un joven apuesto. Mostró la imagen al resto de grupo y se percató que estaba un poco descosido en un borde. Lo levantó un poco y extrajo una nota que leyó para todos:

[i:597a42d618]Con amor te ofrezco esta daga, como muestra de mi devoción por tí y mis sinceros sentimientos. En unos días estaré en Athkatla, en el palacio y pediré tu mano. Firmado: Duque Lompist de...*no se entiende bien*

Tras leer la nota había que esclarecer los siguientes pasos... no sin antes girar el cofre por si hubiera alguna chapa o inscripción más indicativa del remitente.

El grupo expuso varias teorías pero no era lugar ni momento para debates.

pastoretpastor

14/05/2008 09:19:35

*Una vez dejó de lado la concentración que supone estar dos días despiertos, de los cuales cuarenta horas fueron dedicados al rezo y las cuatro de descanso fueron dadas al caballero y sirviente de Torm que conoció recientemente, Vasile se encaminó hacia el resto de caballeros y, con unas grandes ojeras, empezó a reestructurar sus pensamientos*

Caballeros, ¿se han reunido con el constructor en la zona? Os propongo, visto lo visto, que el lugar debe ser estructurado, en el pequeño pantano que hay en el centro del lugar podría el ingeniero plaenar la construcción de un puente, dado que un corrimiento de tierras podría ser fatal, este daría seguridad a la ciudadela. Si no disponen de tiempo, le podré acompañar yo cuando el ingeniero pueda.

Por otra parte, debemos buscar al duque Lompist con premura, suponiendo pues que será uno de los señores de Amn o algún señor de las tierras cercanas a la ciudad de Atkhala.

*Con gesto cansado, se encamina hacia la capilla del Sufrimiento a descansar lo poco que puede hacerlo, antes de marcharse del lugar, se gira como recordando algo y les dice*

Pronto acabará mi tiempo de expiación y contemplación en el templo *mira a todos uno a uno*. El único de ustedes que pidió redención por sus pecados fue Ser Kian, espero que antes de que vuelva al sur alguno de ustedes se tome la obligación de venir y compartir algo de tiempo, el padre Telinus podrá cumplir mis funciones cuando marche, pero os agradecería poder ser yo quien lo haga.

Que la luz de la Tríada os alumbre desde el Monte Celestia para que nunca perdamos el camino de la luz, la justicia y la benevolencia.

Cormarion

21/05/2008 13:48:15

Reunidos en la Capilla del Sufrimiento, tras conocer al Maese Furin Tenkerfu, miembro del clan enano Arhum Karak y dialogar sobre la horda orca y sus aliados, el grupo allí reunido, Sir Tomas y los Maestres, pasaron a exponer sus teorías acerca de la daga y la nota hallada en en el cofre que formaba parte del botín de los bandidos del Desfiladero.

[i:c10ff9de5f]- Se me acaba de ocurrir una cosa. Quizás sea por que soy mujer, pero creo que una daga no es el regalo más apropiado para una prometida. ¿Y si fuera para su padre?

La daga tenía grabado un símbolo, quizás sea el escudo familiar de la dama, hecho grabar como presente por su prometido. A no ser que sí fuera un presente para la dama, una dama a la que le gustan las dagas en todo caso.

Si el símbolo fuera un escudo familiar y se tratase del correspondiente al linaje de la dama, lo podríamos hallar en Athkatla, o quizás buscando en libros de Heráldica, aquí en la gran Biblioteca de la ciudad, con el permiso de los monjes lectores.

- ¿Y si el escudo fuera de la familia Lompist? Encuentro más normal ofrecer un presente para que la otra persona me recuerde. Como recuerdo mío te doy algo mio. Aunque yo no estoy comprometido.[/i:c10ff9de5f] Sugirió el caballero Tomas.

O sea, que es una nota entre enamorados que casualmente fue interceptada por los bandidos. Vaya, parece que comienzo a entender los asuntos del corazón.

[i:c10ff9de5f]- Así es. Y si como dice Sir Tomas, el escudo perteneciera al Duque Lompist será mucho más difícil encontrarlo ya que en la nota no se entendía cual es su ducado. Llamadme romántica pero puede que el padre de la dama no conociera la relación, ¿por qué si no esconder una nota de amor? Mensajes en cojines. Muy romántico.

Esperemos que el símbolo de la daga sea un escudo familiar porque si tan solo se trata de una figura de Tempus como apuntó el Padre Vasile será mucho más difícil hallar a la dama o al Duque.

Quizás ya hace tiempo que los bandidos tienen la daga en su poder y se presentó el Duque en palacio de la dama a pedir al padre la mano de su hija, esperando que hubiera recibido el regalo y que su amada estuviese ya al corriente de sus intenciones. ¡Figuraos la cara del Duque Lompist![/i:c10ff9de5f]

elfrances

25/05/2008 23:10:15

Tras oír lo que sus camaradas cuentan, Kian interviene:

[i:f1792b4fae] Hemos de partir hacia Athkatla, no tiene sentido que permanezcamos aquí, haciendo divagaciones. Si el Duque Lompist iba a dirigirse hacia la capital de Amn, no creo que fuera a verse a escondidas con la prometida.
Aunque bien es cierto que es extraño que la nota estuviera en el interior del cojín...
En cualquier caso[/i:f1792b4fae] - dice tomando en sus manos el cofre - [i:f1792b4fae]lo único que nos queda por hacer es ir a Athkatla y entregar esto a quien le pertenezca.
Aprovecharé el viaje para informar al gobierno de Amn de que el territorio conocido como Desfiladero de los Bandidos está libre de asaltantes, y solicitaré permiso para la construcción de la Ciudadela.[/i:f1792b4fae]

Al acabar de hablar, Kian se dispuso a equiparse para partir lo más pronto posible. La sola idea de cabalgar sobre Astarielle y dirigirse a Athkatla le llenaba de expectación

Farben

03/06/2008 12:35:01

*Un pequeño valle que hay tras un desfiladero y con un pequeño lago, muy pequeño, en él está comenzando a crecer y a inundarse. Aparte, se ha visto a gente con malas pintas rondar la zona*

Cormarion

05/06/2008 03:16:35

Ante las palabras de Sir Kian se incorpora de un brinco y entusiasmada exclama:

[i:ad6f78e062]- ¡Adelante hermanos! Pertrecharos para el viaje. Preparad el equipo y las provisiones, pues puede que pasemos algún tiempo fuera, lejos de Baldur. Avisad a todos y en especial al Padre Vasile. Lo que importa es que nos movamos, y en el camino a Athkatla ya acabaremos de ultimar los detalles.

Por cierto, Sir Kian, me gustaría que nos acompañase Kulrik Von Kessel para una segunda toma de impresiones.[/i:ad6f78e062]

Al salir explica la decisión tomada al Padre Telinus para que pueda avisar a algún rezagado, o alguien que necesite de la ayuda de la Orden.

Writer

05/06/2008 22:13:42

*se dispone a partir*

pastoretpastor

16/06/2008 15:08:09

Después de nuestro beneficioso viaje a Athkatla, donde pudimos apreciar los valores y dogmática tanto en combate como en comportamiento del aspirante Kulrik y el novicio Danylteon, debemos empezar con las labores de ingeniería sobre la zona.

Entended, ser Thearos y Jenna, que los magos encapuchados son la autoridad en la ciudad de Athkatla, por lo que es normal que en un principio se mostraran reacios, incluso hostiles. Aún así, demos las gracias a los dioses por el trato que recibimos por parte de la autoridad pertinente en ese momento y, también, recemos por el alma de esa piadosa jovencita que murió a manos de ese asesino sanguinario, y todo, por culpa de un juego de poder por parte de su cruel padre: un juego de tronos.

Writer

19/06/2008 02:56:10

A todos los miembros, en especial al honorable Consejo:

Hace unos días me encontré con Valdor, miembro del Cónclave del Intelecto, nuestro antiguo y bienhallado aliado.

Me mostró su predisposición a seguir afirmando nuestra alianza, en particular a contribuir en la reconstrucción de la ciudadela y en reconstruir su sede junto a la nuestra.

Ante ello le comuniqué que disponíamos de la documentación y permisos oficiales necesarios, otorgado por los Magos Encapuchados de Athkatla en agradecimiento a nuestros servicios prestados, para el usufructo de por vida en el terreno conocido por el desfiladero de los Bandidos, en territorio amniano.

Debemos determinar el lugar y momento para mantener una reunión con el Cónclave a fin de concretar la reconstrucción, establecer las defensas que se crean oportunas, afianzar nuestra alianza y cuantos asuntos pudieran surgir a tratar.

No veo inconveniente en que puedan estar presentes y participar en la misma el resto de miembros de la orden que no forman parte del Consejo que así lo deseen, incluidos clérigos.

Es por ello que, en el bienentendido que no ha de existir ni existirá ninguna objeción al respecto, remitiré una misiva al Cónclave, dirigida a Valdor, a fin de acordar el lugar y momento de esa esperada reunión, con el siguiente contenido:

"Apreciados miembros del Cónclave del Intelecto,

Tras la conversación mantenida con el señor Valdor, sólo nos resta pendiente determinar con exactitud el lugar y el momento en que nos podamos reunir las representaciones de ambas organizaciones, a fin de tratar sobre la reconstrucción de nuestras sedes, establecer las defensas que se crean oportunas, afianzar nuestra alianza y cuantos asuntos pudieran surgir.

No veo inconveniente en que, además de las representaciones oficiales de ambas organizaciones, puedan estar presentes el resto de miembros y que puedan expresar sus opiniones si así se les permite y se considera oportuno.

Por ello propongo que se celebre en el plazo de tiempo más breve posible, en la entrada al terreno conocido hasta la fecha como el Desfiladero de los Bandidos, donde se prevee llevar a cabo la reconstrucción.

Fdo.: Sir Thearos Anderlin, maestre de la Orden de los Caballeros del Fénix, actuando en nombre y representación de la misma."

*Se transmiten las órdenes y comunicaciones oportunas*

potasa

19/06/2008 13:41:58

[i:cfe436c280]El caballero Kerfen informa a sus superiores de se ha vuelto a reunionr con el maestro del Conclave Valdor. Al parecer el sistema de defensas que tienen es muy competente y bien elaborado. Inste al maestro Valdor a que visitase la zona por si mismo asi como que se reuna con el padre Vasile lo antes posible para comentarle los detalles de las defensas que la magia arcana puede aportar.

Tambien conoci al maestro Ohr y segun pude apreciar es definitivo que abandonan la ciudad.[/i:cfe436c280]

Cormarion

20/06/2008 00:52:59

[color=red:7cc5947118][size=18:7cc5947118]Athkatla, 1ª parte. El camino.[/size:7cc5947118][/color:7cc5947118]


Los caballeros estaban reunidos en un punto del Camino del Comercio expectantes, ansiosos por ponerse en camino todos juntos como en los tiempos de mayor gloria de la orden, e impregnados de ese espíritu se encomendaron a la Tríada y partieron. Durante el trayecto ultimarían los detalles.

Los caballeros, manteniendo la formación, se adentraron en el estrecho paso conocido como el Desfiladero de los Bandidos. Su destino, la ciudad costera de Athkatla, capital de Amn, estaba a varias jornadas y según los rumores se habían visto movimientos de criaturas por el camino.

Era la hora de probar la valía de todos. Era la primera vez que actuaban juntos sin el líder de la orden, era un reto para Kulrik y Danylten. El camino les llevó más allá de la pequeña marisma donde derrotaron a los bandidos. El paisaje había cambiado así como el clima, y los árboles lucían hermosos colores otoñales en una tierra fértil.

La paladina estaba atenta a los movimientos en las copas de los árboles pero esta vez el peligro acechaba entre la maleza. Diversos grupos les asaltaron durante el camino e hicieron un alto junto a un gran caserío para orientarse.



Junto al caserío, que parecía abandonado, fueron emboscados por esas escamosas y salvajes criaturas. Jeanna había recibido un fuerte golpe que la había dejado conmocionada y tendida en el duro suelo, y tras recuperar el conocimiento se preocupó por el grupo y pidió auxilio para Danylten, también caído en la refriega, antes que para sí, mientras Sir Servant la protegía.

Cuando se pudo incorporar, se apoyó en el Padre Vasile, tanto por necesidad como para mantenerse protectora cerca de Danylten y cedió su puesto en la vanguardia al voluntarioso caballero Sir Kerfen que había hecho gala del manejo de la alabarda al estilo de los Leones Blancos quizás, aunque no estaba segura.

Una jornada más, y siguieron adelante, dejando a Kulrik, como centinela en el caserío, para que explorase los alrededores. Cruzaron ahora un paisaje de altos árboles como no los habían visto antes, donde una nueva amenaza intentó acabar con ellos. Desde la retaguardia, apoyada en Danylten, desenvainó su fiel Vengadora, su amiga, enarbolandola en alto para que con su divino resplandor levantara la moral de la Compañía en la batalla.

Y fue así como llegaron ante los arcos de entrada a la ciudad de Athkatla. Sir Servant se ofreció voluntario para volver tras los pasos y encontrarse son Kulrik, mientras el resto del grupo entraba bajo la atenta mirada de los guardias desde lo alto de la muralla, mezclándose con el tránsito de amnianos que entraban y salían.



//Sobre los Leones Blancos...
http://62.193.237.183/reinos/Biblioteca/biblioteca.asp?Articulo=LeonesBlancos

Cormarion

21/06/2008 00:34:00

[color=red:c3c6c386b5][size=18:c3c6c386b5]Athkatla, 2ª parte. Intrigas en la ciudad o de como unos magos manipularon a unos enamorados para disponer un nuevo regente.[/size:c3c6c386b5][/color:c3c6c386b5]

El grupo echó atrás sus capuchas, envainaron sus armas y disiparon los conjuros activos antes de entrar, desconocedores de las leyes de la ciudad optaron por respetar las restricciones usuales.

Los guardias de la ciudad, ataviados con lujosos uniformes tejidos con costosa seda salvaje tintada en rojo y negro, que custodiaban las puertas por las que cruzaban numerosas caravanas de mercaderes, solo dirigieron una mirada falta de curiosidad al grupo. Los Maestres se identificaron ante ellos como la Orden del Fénix, cuyo motivo de visita era encontrarse con el gobernante o consejo de la ciudad, y al no obtener ninguna respuesta cortés ignoraron a los guardias y avanzaron por la travesía.



De arquitectura exquisita, de edificios relucientes como si acabados de construir se tratase, la ciudad mantenía el mejor aspecto que el oro pueda pagar para sus continuas renovaciones. No se veía una madera podrida o un adoquín roto.

Entre el gentío, Sir Thearos interpeló a un anciano, de encorvada figura que se ayudaba de un bastón pero de ojos aún lúcidos, pelo ralo y escaso y vestido con sencillas ropas, para preguntarle acerca del Palacio del gobierno de la ciudad. Tanto Sir Thearos como el Padre Vasile coincidieron en mostrarle el escudo grabado en la daga hallada en posesión de los bandidos al anciano con la esperanza de que lo reconociese, pero Jeanna les recordó que lo principal era entrevistarse con los gobernantes para comunicarles que el Desfiladero estaba libre de bandidos.

Cuando el anciano oyó que se hablaba acerca de una caja y una daga, con una curiosidad que superaba su incipiente expresión de temor, como si fuera sabedor de que los más aciagos augurios fueran a cumplirse, se interesó por ella, desviando furtivamente la mirada atenta a los movimientos de los guardias, y con gesto cómplice pidió al grupo que le siguiese con disimulo hasta un callejón para hablar en mayor intimidad.



Lo siguieron confiando en la buena voluntad del anciano, el cual bajó la voz hasta que fue un susurro, manteniendo el nivel de intriga. - ¿acaso hay varios?. El anciano les conminó a que no se acercasen a "Él" dejándolos perplejos, pero aún así cedieron a la petición del asustado anciano de ver la caja. Sir Kerfen, custodio del cofre, se la mostró y al verla el anciano cayó trastabillando al suelo por la fatalidad al reconocer el escudo de la casa que había en la daga.

- ¿Los Lompist?-, aventuró Jeanna mientras el anciano, más nervioso ahora, proseguía con la historia. La casa había sido antes noble, antes de que los Magos Encapuchados se asentasen en la misma, e hicieran algo sobre la hija que acabó casada, para acabar mudándose todos al Palacio. El escudo, un jinete sobre su montura enarbolando un gran hacha, luce ahora en el Palacio de la ciudad. El anciano les advirtió de que los Magos Encapuchados no toleraban el menor uso de la magia en la ciudad y continuó narrándoles que el yerno del Duque (Lompist se figuraba el grupo) murió en circunstancias extrañas y que ahora el Duque dominaba la ciudad con la ayuda de los arcanos.

Las teorías que los caballeros se habían figurado acerca del Duque, de la hija y de su amado, habían sufrido una vuelta de tuerca, un giro inesperado, y ahora debían presentarse ante ese regente que ascendió al trono de la rica capital de Amn de forma dudosa, y que ha mantenido oculta a su hija desde entonces.

El buen hombre guiaría al grupo hasta Palacio y una vez llegados se lo indicaría con la seña pactada pues aún tenía nietos por conocer. Sin guardar formación alguna, con andar casual y relajado, intentando parecer despreocupados el grupo se presentó ante las puertas del Palacio. La Compañía había venido a informar de la derrota de los bandidos en el Desfiladero y no iban a revelar más información de la necesaria. Los Maestres y el Guía acordaron prudencia.

Se presentaron ante los musculados centinelas de la puerta principal, que cruzaron las armas a su paso, y tras anunciarles que traían buenas nuevas, gratas para el gobierno de la ciudad, en nombre de la Orden del Fénix pidieron audiencia en relación a los bandidos del Desfiladero. El centinela, con cara de sorpresa ante esas últimas palabras, dejó raudo su puesto para anunciar a su señor la visita, para volver poco rato después jadeando por las prisas y comunicarles que podían pasar.



Así fue como entraron en el Palacio del gobierno, donde el escudo del Duque Lompist, regente de la ciudad de Athkatla, se podía ver en un relieve sobre las grandes puertas.



Cormarion

30/06/2008 20:51:22

[color=red:98efec4d91][size=18:98efec4d91]Athkatla, 3ª parte. Duque Lompist, señor de la ciudad.[/size:98efec4d91][/color:98efec4d91]

Atentos a los movimientos de los guardias pero con paso firme y decidido entraron en la gran antesala del palacio, donde unos pocos ciudadanos esperaban ser atendidos por el Duque. Un hombre vestido con ricas telas rematadas con bordados de hilo de oro y con una capa de un índigo más profundo que la noche, de capucha notable, llegó hasta el grupo con los pasos silenciosos de un felino.

- Debo deciros que el uso de la magia sin autorización está prohibido en la ciudad. Nuestro gran líder os recibirá-. Dicho esto se giró y guió al grupo por la gran sala del palacio, atravesando la nave de altas columnas y refinadas bóvedas, hasta llegar ante el trono situado en el ábside poligonal, donde una altanera figura de anchas espaldas embutida en una armadura completa permanecía en pie a la espera de los paladines. El aspecto del gobernante de la ciudad era propio de alguien aguerrido y brutal y no de un hombre respetuoso y sabio.

El encapuchado y el regente tenían asuntos que tratarían más tarde y parecía que la interrupción había puesto de mal humor a este último. Mientras que Sir Thearos cumplía con el protocolo de las presentaciones y Jeanna anunciaba al señor de la ciudad que traían una buena nueva el regente los dejó desconcertados por sus malas maneras, se mostró exigente y apurado, e indicó que hablase tan solo la paladina sin más rodeos dando por finalizadas las presentaciones.- Bien, habla mujer. A Jeanna no le gustó ni pizca el tono con que se había dirigido a ella aún cuando había sido presentada como Maestre de la orden y dirigió una larga mirada a Sir Thearos. Se hizo un largo silencio mientras Jeanna esperaba el permiso del caballero de más antigüedad de la orden para que fuera la portavoz del grupo hasta que Sir Thearos asintió. Debía ser respetuosa con el caballero y calcular bien las palabras que iba a emplear ante la figura que aguardaba impaciente con los brazos cruzados ante ellos.

La paladina dijo lo que habían venido a comunicar, que los bandidos del Desfiladero habían sido ahuyentados, mientras daba un paso adelante, aún maltrecha por las heridas recibidas en el camino. El regente pidió detalles y la paladina dijo que la noble y honorable orden de los Caballeros del Fénix pusieron en fuga a los bandidos que asaltaban las caravanas de los mercaderes, y que traía como prueba documentos y mapas hallados en su campamento así como el arma del caudillo bandido, un gran hacha. Ante el interés del regente por el arma, ésta se le fue entregada y quizás su cara reflejó un sentimiento de desconcierto.

- ¿Entonces los habéis eliminado?, ¿a todos?-. Inquirió el regente.
- El guerrero no aceptó rendición, su pareja murió y él tras ella. Muchos cayeron en efecto señoría, otros huyeron en estampida. La zona pantanosa al final del Desfiladero está libre-. Al terminar la paladina apretó los dientes pues no le gustaba el cariz que tomaba la situación e iba a mantener silencio acerca del cofre a no ser que le preguntasen directamente por él.
- Es todo un logro sin duda, y decidme, ¿no había nada más útil que su arma?-, replicó el regente.
- Señor... ¿no os alegráis? Esos bandidos debían suponer un problema...-, intervino Sir Thearos.
[i:98efec4d91]- Esos bandidos debían guardar un buen botín de los ciudadanos de Athkatla, y sí, claro que me alegro mucho.
- Algunos pertrechos propios de esos bandidos, provisiones, unas tiendas...-[/i:98efec4d91], dijo Jeanna sin entrar en detalles.
- Y bien, ¿qué puedo hacer por vosotros?.
- Señoría- sabed que la orden tiene prevista la construcción de una nueva ciudadela y que reclamó esas tierras con la intención de asentarse. Quizás vos nos pudierais decir si tienen dueño y con quién deberíamos tratar.
- Sí lo tienen, sí. Esas son mis antiguas tierras-,[/i:98efec4d91] respondió el Duque.
- ¿Su escudo familiar es el que está grabado sobre las puertas de palacio?-. La paladina iba atando cabos pero debía ser cauta en sus palabras.

El duque asintió y describió el escudo, el mismo que lucía sobre las puertas de palacio y el mismo que lucía la daga del cofre que se halló entre las pertenencias de los bandidos.

- Duque, también es nuestra intención devolver todo lo robado a sus dueños-. Dijo la paladina mientras se acercaba con paso lento hacia el Duque y abría el cofre. En su interior se hallaba la daga descansando sobre el cojín de seda.
- ¿De donde la habéis sacado?- Exclamó el Duque retrocediendo al ver el contenido del cofre.
- No es tan valiosa el arma como el ...-, Jeanna iba a hacer referencia a la nota oculta en el cojín cuando fue interrumpida por un acto inesperado.

El Duque Lompist miraba con disimulo hacia el mago desde hacía un rato y con una agilidad sorprendente se abalanzó sobre él, le propinó un tremendo golpe que lo noqueó y lo lanzó violentamente contra la pared. - Ahora hablaremos más tranquilamente. Sin espías.

En el grupo unos estaban asombrados, otros demandaban acerca de los espías, otros se mantenían en guardia y Jeanna ofrecía la orden a su disposición pensando que quizás el Duque hablaría libremente ahora.

¿Qué ocurriría a continuación? Una sorpresa más. El Duque que sostenía aún el gran hacha entregada en sus manos enarboló el arma en alto con la mirada enloquecida y se abalanzó sobre ellos.

Cormarion

30/08/2008 21:31:14

[color=red:0512380dde][size=18:0512380dde]Athkatla, 4ª parte. Los nuevos señores de Athkatla o Lección de cómo utilizar a unos paladines para tu causa.[/size:0512380dde][/color:0512380dde]

[size=18:0512380dde]El combate fue breve. El Duque Lompist intentó arrollar a los Maestres mientras hacia girar la gran hacha con una facilidad pasmosa cogiéndoles por sorpresa. Al igual que lo hizo el caudillo de los bandidos en el Desfiladero, el Duque se lanzó a fondo con una expresión fiera buscando cercenar sus cabezas de santurrones. El valiente caballero Kerfen, siempre vigilante y receloso, fue el primero en desenvainar presto su espada y acudir en defensa de sus superiores aturdidos por el inesperado giro en los acontecimientos para acabar hundiendo su hoja en la garganta del regente.

El grupo aún mantenía las armas ensangrentadas en sus manos cuando el mago encapuchado recuperó el sentido y al ver la escena abrió unos ojos como platos: El cuerpo exánime del regente sobre la cara alfombra de lanas de Maztica en medio de un charco de sangre y un grupo de extranjeros empuñando armas en el palacio. Tan solo tuvo que hacer un gesto mágico antes que nadie pudiese decir esta boca es mía para que se personasen en el lugar mediante la teletransportación más de media docena de arcanos con túnicas iguales a la suya, todos encapuchados.

El grupo de caballeros cerró filas y se dispusieron en formación con los escudos en alto atentos a cualquier nuevo ataque mientras los magos tomaban posiciones a su alrededor en perfecto círculo.

-Uso de magia ilegal -acusó uno de los magos recienllegados, con cierto tono de lider, aunque las vestiduras no reflejasen ninguna jerarquía.
-El Duque nos atacó -- mirad a ver si se puede hacer algo por él.
-Está muerto es evidente, hum -[/i:0512380dde]continuó el mago- no os creo, no me explico qué le impulsaría a hacer eso.

El ambiente era tenso y en cualquier momento una descarga de rayos, bolas de energía u otros terribles conjuros podía abatirse sobre los miembros del Fénix. Obedecieron la orden del líder de los magos de envainar las armas y trataron de convencerlo de que el Duque Lompist había atacado en primer lugar a aquél que los había convocado allí.

-¿Qué haría a un hombre que lo tiene todo pringarse por un grupo de paladines? ¿o de supuestos paladines? -les espetó el mago encapuchado. Los miembros del Fénix afirmaron ser hombres de palabra, honorables y veraces.
-El amor verdadero, arcano, eso no se compra con el oro -respondió la Maestre ya que aún creía que el origen de la caída del Duque había sido por amor.
-¿Acaso conocen ustedes todos los secretos del Duque? - preguntó a su vez Sir Thearos.

El mago que había sido golpeado por el Duque Lompist se acercó a su líder y le susurró algo al oído,- ¿Qué sandeces decís señora? ¿nos estáis llamando imbéciles señor?- les replicó el lider de los encapuchados y el circulo de magos dio un paso adelante estrechando el cerco.




-¿Quién está al mando ahora de la ciudad? -Jeanna empezaba a tomar conciencia de la situación.
-Ahora... su hija -- explicaos señorita que se me agota la paciencia.
-Pedidle que venga. Ella lo entenderá.
-Aún hay que nombrarla.
-No perdamos el tiempo en burocracias. Pedimos Parlamento -.[/i:0512380dde]Sin saber a ciencia cierta si tal disposición sería reconocida en estas tierras Jeanna se la jugó.
[i:0512380dde]-Ya me estoy cansando de tanta palabrería, creo que si no me explicáis todo lo que ha pasado mientras mi compañero estaba inconsciente os teletransportaré a las celdas.
-La daga...mi señor. El Duque se alteró al ver la daga -.[/i:0512380dde]Kerfen trajo a colación el motivo que les había traído hasta palacio.

El mago reclamó ver la daga y tuvo que hacer alarde de sus poderes mágicos para arrebatar el cofre de manos de Jeanna, que intentaba por todos los medios de que la nota llegase a la hija del Duque, haciéndolo desaparecer para materializarlo en las suyas.

Tras un rápido examen el mago murmuro: es increíble, era cierto, y la caja fue pasando de manos de un mago a otro, mientras que el Fénix apoyaba una mano sobre los pomos de sus espadas.

- Llegó un hombre a caballo medio muerto preguntando por nosotros, justo antes de morir, dijo que había visto al Duque hablando con unos bandidos que le creían muerto y que le habían robado una caja como ésta. El hombre logró escapar en la noche y robar un caballo. Pero no le creímos pues el Duque jamás dio signos extraños salvo sus salidas de caza y ocurre que fuera de la ciudad no nos inmiscuimos.

El mago continuó con la explicación con todo lujo de detalles.

-Este cofre fue entregado, según parece ser, a un correo que era el hombre que nos lo contó pero fue asaltado y la caja robada. Parece ser que la hija del Duque esperaba esta señal para fugarse. Ella nos contó esta parte pero tampoco la creímos. Es una chica un poco inconsciente. Todo quedó así. Pero ahora nos damos cuenta de que el Duque no era el más adecuado gobernante de la ciudad -El mago hizo una pausa mientras parecía meditar sus futuras palabras o más bien las consecuencias de la muerte del Duque.

Continuó,[i:0512380dde]- Por lo tanto no me queda más que agradeceros haber resuelto este lío.
-¿Podéis llamar a la hija del Duque para cerciorarnos de que se le entrega lo que es suyo? -[/i:0512380dde]sugirió el Padre Vasile.
[i:0512380dde]-¡Oh! No será posible, maldita sea. Nos ha estado escuchando y se ha suicidado... acabo de percibirlo, he sido informado por mis compañeros.
-¡Por los negros calzones de Cyric! -[/i:0512380dde]pensó para sí Jeanna con la misma expresión de incredulidad que el resto del grupo ante los funestos hados que convergían en esta historia.

El mago hizo un gesto y la pared del fondo del palacio se tornó transparente permitiendo ver la calle, donde sobre el adoquinado, en medio de un charco de sangre estaba el cuerpo de una joven. Jeanna pudo comprobar que el rostro de la joven se correspondía con el que se podía ver en uno de los cuadros de la gran sala del palacio, de nombre Mirn Lompist. Con un nuevo gesto del mago la pared se volvió opaca de nuevo.

-Esa daga pertenecía al asesino de su amado y era la prueba. Esa daga se la regaló a su padre por su cumpleaños y estaba en la caja. No tengo interés en mentiros. Ahora nosotros controlamos la ciudad y la ciudad os debe mucho-, siguió relatando el mago.

Aunque el grupo aún le daba vueltas al asunto tratando de encajar sus teorías amorosas y quién era quién en aquel enredo, el mago seguía con sus palabras.

-Lamento que hayamos empezado así, habéis servido muy bien a la ciudad. Nos vemos obligados a recompensar vuestra buena acción. Os ruego aceptéis ésto -. Y chasqueó los dedos haciendo aparecer unos pergaminos doblados flotando en el aire y que se abren ante el grupo dejando ver un sello oficial y algo relativo a una propiedad.

Después de que el mago hiciese constar el nombre de la orden en el documento les hizo entrega del mismo. Se trataba de un documento de propiedad, en cesión, de las tierras del desfiladero para la orden del Fénix, de por vida, aunque seguiría considerándose territorio amniano. Todo estaba en regla.

De repente un clamor y un griterío de jubilo parecía estar apoderándose de las calles. Multitud de personas habían acudido ante el palacio reclamándoles entre vítores. El rumor de que el regente había muerto y se había deshecho el entuerto había corrido como polvo de gnomo. El grupo salió a las puertas de palacio acompañados por el mago y los guardias les rindieron una reverencia mientras la multitud los aclamaba y algunas mujeres les lanzaban flores.

Rodeados por el calor de la buena gente de Athkatla les hicieron un pasillo en la ciudad pasando bajo el arco de triunfo de la plaza por el que el grupo caminó con humildad y los corazones henchidos de alegría y no pudiendo reprimir un ¡Por el Fénix!

-Una vez más... ¡valor y honor!, camaradas -dejó ir Sir Thearos por los viejos tiempos.
- Bien está lo que bien acaba, y de nuevo como en los inicios en Vado, gobernantes locos, magos... lo de siempre.

Y se fueron a pisar tierra que ahora era suya.

Cormarion

30/09/2008 10:59:36

[al finalizar las obras de la ciudadela]

Recostada sobre el cuello de su montura, a los pies de la pequeña colina que ascendía con suave pendiente, otrora tierras de marismas, se entretenía en admirar el perfil de las murallas de la ciudadela y la alta aguja vecina.

La paladina se sentía cansada... vacía. Se sentía diferente. ¿Sería por haber desoído la petición de Dama Nyrnael de unirse en una Gran Alianza ante el mal que azotaba desde Calimport hasta Puerta de Baldur?

http://continentefaerun.neverun.com/modules.php?name=Forums&file=viewtopic&t=13153

Los pensamientos de la paladina volvieron a ser nuevamente para el caballero cormyta, su ancla emocional en la tempestad que azotaba su alma.

Cormarion

02/12/2009 06:40:27

Sentada en la sala de la justicia Jeanna recordaba como habían levantado Arion. Echaba de menos aquellos días junto a sus hermanos. Acarició el terciopelo rojo de la capa de gran maestre que dejó su amado Kian al partir y creyó notar su afectuoso abrazo rodeándola. Le contaría la historia a los aspirantes a caballero de cómo eran los buenos días en Arion.