EspadaUngida

11/10/2008 15:42:19

[color=indigo:eae8b91e0f][size=18:eae8b91e0f]Contactos en las Sombras


- Yo...yo no se nada, solo soy un simple comerciante - Decia el joven mientras reculaba hasta dar con una pared que habia a su espalda, delante de el no habia mas que una enorme sombra apunto de engullirlo.
- Sabes lo suficiente y yo no tengo todo el tiempo del mundo, lo cual es una pena para ti - La figura de negro, levanto su mano izquierda mientras el joven calishita intentaba abrir la puerta del almacen abandonado, sin exito.

Una suave letania salio de los finos labios del encapuchado y una la roca empezo a cubrir de pies a cabeza el cuerpo del joven hasta llegarle a la garganta.
El arcano se acerco lentamente hacia el hombre casi petrificado, parecia que necesitaba de su baston para andar.

- Lo repetire y sera la ultima, mi joven amigo, ¿quienes son tus jefes y donde puedo encontrarlos? - sus palabras no fueron mas que un susurro pero resonaron en la cabeza del joven que veia como poco a poco la piedra iba subiendo sin ponerle ningun remedio.
- ¡No se nada! es verdad, solo conozco a Al-Simbel y Atenea, ibamos a reunirnos pero aun no los conozco, ¡digo la verdad!.
[i:eae8b91e0f]- Y yo te creo, por eso se que iras a contarle de nuestro encuentro a tus jefes y que les convenceras para que tengan una reunion conmigo.
- Asi....me sera imposible decirles nada[/i:eae8b91e0f] - Dijo el joven haciendo acopio de valor y mirando su cuerpo petrificado.
- Por supuesto, ahora disculpame, esto te dolera...- El hechicero puso la palma de su palida mano sobre el pecho petrificado del joven, de nuevo susurro las lineas de un conjuro y su mano izquierda empezo a brillar con un fuego que parecia provenir del mismo abismo.
El joven comerciante empezo a chillar de dolor mientras las llamas parecian consumirlo y hacerlo estallar desde su propio interior, no pudo aguantar el dolor y cayo desplomado al suelo.

Un rato despues el joven abrio los ojos, no sabia cuanto tiempo habia estado incosciente pero ahi seguia el tumbado sobre el suelo de aquel lugar abandonado y de pie apoyado sobre su baston estaba el hechicero ataviado con su tunica de ebano.

- Al fin despiertas, ten este presente por tu colaboracion. Y recuerda nuestra cita - El hechicero dejo caer una enorme bolsa sobre el pecho del joven y sin mas desaparecio dejandole entre las sombras de la habitacion.