Rugrim

27/01/2009 18:42:06

*Rugrim se sienta en su lugar preferido con una cerveza de malta en la taberna de Baldur y cuenta a los interesados su relato*

"Tras diverrsos acontecimientos que ocurrieron en los picos nublados que no relataré ahora, algunos orcos se escondieron en estas montañas. Sin embargo no eran orcos normales de estas tierras del Sur, sino que éstos eran orcos de verdad, como los de la columna del mundo... son orcos anchos."

*El enano da un trago a su cerveza*

"Los enanos no podíamos permitir que los orcos deambularan a sus anchas por las montañas, es más, sabíamos que en cuanto su numero aumentara, querrían ampliar sus fronteras y terminarían atacando a los pueblos de los valles.

Así pues, el clan se reunió y decidió atacar su campamento. En ese primer asalto contamos con el semidragón Jame, el semi plateado Wyrd, un monje...o eran dos?...y un paladin del brazo.

A pesar de las duras batallas, nuestro avance fue implacable....hasta que llegamos a la mismisima entrada de su campamento y la cueva del jefe orco...

Allí nos esperaba el grueso del ejercito orco, fue una dura derrota para el clan, ni con ayuda de los ya mencionados, pudimos atravesar sus defensas y... de no ser por la ayuda inestimable de nuestro sacerdote Hathar, ahora mismo no estaría aquí disfrutando de esta cerveza....

Es por eso que el clan decidió pedir ayuda a nuestro aliandos del Fénix y dentro de unos pocos días volveremos a vernos las caras con esa escorría...Esta vez volveremos con la cabeza del jefe orco y de su shamán."

*El enano se acaba su cerveza y sube a su habitación a ultimar los detalles de su inminente partida*

//Un breve resumen de lo ya acontecido para abrir el tema :D , no cuento el 2º asalto, que aún no hemos vuelto :P

Cormarion

28/01/2009 19:08:00

[quote:05caf78a72="Sir Kerfen"]El caballero recibió al mensajero mientras su hora de guardia en las almenas norte concluía. Le aseguró que el mensaje llegaría de inmediato a sus superiores, así como que la orden enviaría a alguien sin dudarlo para dicha reunión.[/quote:05caf78a72]

El caballero Kerfen se adentró en las dependencias de su señora Jeanna entregándole personalmente la misiva y quedando a la espera.

La relación entre la Orden del Fénix y el Clan Arhum Karak venía de lejos, pero la primera vez que la paladín había conocido formalmente a uno de sus líderes fue en el templo dedicado al Quebrado en Baldur, la Capilla del Sufrimiento, donde Maese Furin Tenkerfu se presentó para dialogar sobre la horda orca y sus aliados. Ahora, con la misiva que le hacía llegar Sir Kerfen su memoria evocó ese momento y todo lo que había vivido desde entonces.

Los caballeros accedieron entonces a prestar su ayuda al Clan a pesar de estar enfrascados en el acertijo que les conduciría hasta Athkatla, en el corazón de las tierras amnianas, tras ahuyentar a los bandidos del Desfiladero.

Tiempo después, las tierras del Ducado fueron puestas bajo la tutela y protección de la orden con independencia de Athkatla, ahora en manos de un consejo de magos. Los caballeros levantarían de nuevo una ciudadela desde la que mantener su zona de influencia libre de bandidos y que fuese un refugio para las buenas gentes con el beneplácito de la Triada.

La amenaza de los portales y los ataques de los semidragones mantenían ocupados a los caballeros, mientras se llevaban a cabo las obras con la ayuda de los gnomos y los hombres de la Orden Vigilante. Ahora la orden podía entrar de nuevo en Calimport y la situación era tan crítica que se mantuvo un concilio con la orden de caballeros del Brazo de los Justos que fue punto de inflexión en sus relaciones, mientras que se dudaba del Pueblo por sus actos.

Ante la ausencia de Sir Kian al haber sido requerido desde Cormyr y por la peregrinación de Sir Thearos, el Maestre más antiguo, la paladín tuvo que despachar como buenamente pudo los asuntos que se acumulaban en la orden, con su fe mermada por la duda y el temor a errar. Las palabras del Padre Vasile no la habían reconfortado y dio la espalda a hermanos, camaradas y buena gente, faltando a los deberes del dogma del Caballero Leal.

Muchos días y noches pasó en las celdas de meditación, purificando su alma, con la única guía de las sagradas escrituras. Cada cuatro dekhanas salía de la celda y se dedicaba sin descanso a trabajar en los menesteres administrativos y a escuchar las nuevas que le traían los caballeros.

[quote:05caf78a72="Furin Tenkerfu"]A la atención del caballero Kian o algun otro de su confianza:

El motivo de esta carta, es haceros saber que el clan esta dispuesto al asedio de los Picos, pero antes debemos reunirnos con urgencia. Iremos a Baldur si con eso aceleramos la reunión.


Que las espadas y los escudos nunca se quiebren.

Fdo: Arhum Karak[/quote:05caf78a72]

Jeanna leyó de nuevo la misiva y dirigió una triste mirada al bueno de Kerfen.

[quote:05caf78a72="Sir Kerfen"]- Mi señora, estoy listo para cualquier decisión que toméis para con este asunto. Me he tomado la libertad de asegurar nuestra presencia en dicha reunion.[/quote:05caf78a72]


[varias jornadas después]


[quote:05caf78a72="Rugrim Barbahierro"]Dos enanos llegan a Puerta de Baldur.

[i:05caf78a72]Vamos Hathar, vamos a la taberna de la elfa. Uno de los pocos lugares donde sirven buena cerveza de malta.

Esperaremos que los paladines vengan pronto, esos orcos se multiplican muy rápido.[/i:05caf78a72]

Los dos enanos se dirigen a la elfa cantora a la espera de más camaradas y de los paladines.[/quote:05caf78a72]

[quote:05caf78a72="Hathar"]Bien dicho camarrada, entremos a refrescarnos. Esperro que el Fenix no tenga que pensarselo mucho, porque tienes razon... esos orcos parrecen ratas

Hathar entra con Rugrim mientras se abrillanta la calva[/quote:05caf78a72]

Cormarion

28/01/2009 19:38:08

La ciudadela estaba finalizada y se preparaban los festejos que propiciarían la ocasión para mantener conversaciones y estudiar los acuerdos de cooperación y alianza. Desde algún lugar en las Tierras de Piedra, Sir Kian supo la nueva y emplazó al clan enano.

[quote:f929e90d17="Sir Kian"][i:f929e90d17]Estimados miembros de Arhum Karak,

Es para mí un honor invitaros a vos y a todo vuestro respetado Clan a los festejos que se celebrarán próximamente en la Ciudadela. He creído conveniente hacer una mención especial para con vuestras mercedes, maeses, para demostraros el especial aprecio que tenemos en la Ciudadela por Arhum Karak, y anhelo que en dicha ocasión podamos aprovechar, como ya hablamos en su momento, para afianzar nuestras relaciones y tratar temas que pendientes nos quedan, además de un tema de trascendental importancia. Es por ello que espero fervientemente vuestra presencia.

A la espera que un gran número de miembros puedan asistir, recibid hasta entonces mis más calurosos y amistosos saludos,

Kian Lahire, Gran Maestre de los Caballeros de la Orden del Fénix[/i:f929e90d17][/quote:f929e90d17]

[algunas jornadas más tarde]

-Bien hallados seáis maeses, mis respetos para vuestro Clan. Wilhem, gracias también a vos por estar aquí presente -la paladín recibió a los miembros de Arhum Karak en la sala de justicia del castillo-. Antes que nada, excusad el retraso que ha sufrido esta reunión, pues los preparativos para los festejos aún no se han ultimado, y el asunto que ahora nos reúne es de suma importancia como para no tratarlo cuanto antes.

>>Padre, sentaos aquí, junto al asiento del Gran Maestre, y oigamos las nuevas que nos traen -mientras ella permanecía en pie junto al asiento destinado a Sir Kian sintiéndose indigna de ocuparlo.

Plantearon la estrategia a seguir en el asalto a los Picos Nevados muy seriosamente. La preocupación principal parecía estribar en los arqueros y chamanes del enemigo que tenían la ventaja de la altura en los pasos y que podían copar a las fuerzas asaltantes. El terreno impedía que la caballería maniobrase y los obstáculos del terreno les harían un blanco fácil así que debían ascender a pie por los angostos pasos. Había que tener al enemigo al alcance de las hachas y de las espadas, pues no se contaría con los elfos de los bosques.

Tras varias horas de intensa planificación los enanos y Wilhem marcharon a preparar los pertrechos y provisiones que se llevarían a la batalla. Tan sólo quedó Jeanna mirando el mapa de la zona que representaba a los Picos Helados, y en la que varios barrancos y un paso por una cueva estaban marcados.

-¡Que la Triada nos asista! Espero que regrese pronto Kian y durante la celebración se ultimen los detalles.

Cormarion

05/02/2009 04:23:54

[color=red:107a4dce93][size=18:107a4dce93]¿Un torbellino negro?[/size:107a4dce93][/color:107a4dce93]


[aún en la sala de justicia tras la reunión]

La paladín había designado como escriba al por entonces escudero Hayon Moldir, del que había recibido informes positivos de Sir Kerfen, y ahora releía las notas que éste había tomado, aunque en algunos párrafos la caligrafía no era tan pulcra coincidiendo con los momentos de mayor intensidad de la planificación. El buen escudero había declarado ser capaz de realizar la tarea.

[i:107a4dce93]Lady Jeanna abre la sesión:
[list:107a4dce93]Maeses, aquí estamos reunidos por un tema urgente que amenaza a tierras cercanas a ésta. Maese Furin inició conversaciones en su día con Sir Kian. La situación es apremiante, los líderes de ambas órdenes llevan tiempo lejos pero no por menos hemos de dar la espalda a tal amenaza. Maeses, ¿queréis dar detalles de la situación actual en las montañas?[/list:u:107a4dce93]
Maese Rugrim interviene:
[list:107a4dce93]Sí. Después de la destrucción del que amaba la piedra y su torre de cristal hicimos una excursión a las montañas nubladas. Se había abierto un nuevo valle y en su interior se escondieron los orcos supervivientes.[/list:u:107a4dce93]
Padre Vasile interviene:
[list:107a4dce93]¿Ustedes también vieron los símbolos impíos de Gruumsh?[/list:u:107a4dce93]
Maese Rugrim interviene:
[list:107a4dce93]El clan, junto con la ayuda de Jame, intentamos destruir sus huestes, pero tuvimos que volver al camino, eran demasiado fuertes. Vimos una especie de tridentes de hielo.
(pausa)
Bien, la cuestión es que a pesar de haber disminuido sus fuerzas ya se han recuperado, y no solo eso, sino que están empezando a bajar al camino. Si no les detenemos, y pronto, no me extrañaría que tuviéramos que defender las ciudades más cercanas de sus saqueos.[/list:u:107a4dce93]
Maese Bifur interviene (fuerte acento enano):
[list:107a4dce93]Camarada, quizás deberíais comentar lo del torbellino negro.[/list:u:107a4dce93][/i:107a4dce93]

Levantó la mirada del pergamino y se dio cuenta de que tras la planificación del asalto este punto se le había olvidado y ahora caía de nuevo en la cuenta y centró su interés en el tema del torbellino negro.

[i:107a4dce93]Maese Rugrim interviene (pensativo):
[list:107a4dce93]De eso no sé nada.[/list:u:107a4dce93]
Maese Bifur interviene:
[list:107a4dce93]Ese viejo dijo que los orcos no estaban solos.[/list:u:107a4dce93]
Lady Jeanna interviene:
[list:107a4dce93]¿Quién es ese anciano que mencionais?[/list:u:107a4dce93]
Sir Kerfen interviene:
[list:107a4dce93]He viajado personalmente hasta las peores entrañas de sus cuevas, y tan solo he visto carroña orca, Maestre.[/list:u:107a4dce93]
Maese Bifur interviene:
[list:107a4dce93]Parecía un ermitaño. Iba con pieles de animales y era muy viejo. Ese día batimos esqueletos arqueros allí. Ese viejo dijo que necesitaba al Capitán caído en desgracia y al mago Nath. O algo así.[/list:u:107a4dce93]
Maese Hathar interviene:
[list:107a4dce93]¿Y era de fiar?[/list:u:107a4dce93]
Maese Bifur interviene:
[list:107a4dce93]Pues no sé.[/list:u:107a4dce93]
Lady Jeanna interviene:
[list:107a4dce93]¿No dijo para qué los buscaba?[/list:u:107a4dce93]
Maese Bifur interviene:
[list:107a4dce93]Para acabar con el torbellino, o no, creía que debía decirlo aquí. Quizás no tenga importancia pero si luego no fuera así no me lo perdonaría.[/list:u:107a4dce93]
Maese Hathar interviene:
[list:107a4dce93]Yo solo vi orcos allá arriba. (pausa) Demasiados orcos.[/list:u:107a4dce93]
Lady Jeanna interviene (a todos):
[list:107a4dce93]¿Qué es eso del torbellino negro?[/list:u:107a4dce93]
Maese Bifur interviene:
[list:107a4dce93]Ni idea señorita, ese viejo hablaba con acertijos.[/list:u:107a4dce93]
Maese Rugrim interviene:
[list:107a4dce93]Quizás sea el chamán de la tribu.[/list:u:107a4dce93]
Padre Vasile interviene:
[list:107a4dce93]¿Pero era un orco?[/list:u:107a4dce93]
Maese Hathar interviene:
[list:107a4dce93]¿o algún tipo de magia del chamán?[/list:u:107a4dce93]
Maese Bifur interviene:
[list:107a4dce93]No, no, era un humano al menos en apariencia.[/list:u:107a4dce93]
Lady Jeanna interviene:
[list:107a4dce93]¿Nadie ha buscado información al respecto de ese torbellino?[/list:u:107a4dce93]
Maese Rugrim interviene:
[list:107a4dce93]Cuando estuvimos allí no vimos nada raro. (pausa) Salvo que había cientos de orcos.[/list:u:107a4dce93]

--- Un miliciano anuncia la llegada de Wilhem; se le hace pasar; intercambio de saludos; se pone al corriente al aliado elfo. ---

Maese Bifur interviene:
[list:107a4dce93]Dejemos al Torbellino a un lado por ahora, si el viejo aparece de nuevo os avisaré. Ahora hemos de saber qué hacer con la escoria orca.[/list:u:107a4dce93]
Maese Rugrim interviene:
[list:107a4dce93]Está claro. Ir a su campamento y matar al chamán y al jefe de la tribu. Eso dispersará a los orcos o les inducirá a una guerra civil.[/list:u:107a4dce93][/i:107a4dce93]

A partir de aquí ya no se cita en el texto nuevamente al Torbellino, ni al viejo, solo se indica las defensas que mantienen los orcos y como proceder durante el asalto. Ciertamente cabía la posibilidad de que no tuviera nada que ver con la horda orca pero en esos picos estaban pasando muchas cosas últimamente y ella había pasado mucho tiempo en la celda de meditación.


//A cuenta de los deberes del por entonces escudero Hayon, hoy caballero, que debe estar liado con exámenes. :)

Cormarion

21/02/2009 19:37:53

[size=18:f6d1e05127][color=red:f6d1e05127]Pactos y alianzas[/color:f6d1e05127][/size:f6d1e05127]

[size=18:f6d1e05127]Los festejos que se iban a celebrar en el ducado de Arion congregaron a todos los aldeanos por primera vez para conmemorar la liberación de aquellas tierras del yugo de los bandidos del Desfiladero que actuaban en las tierras anteriormente propiedad del regente de Athkatla, el Duque Lompist, y que tan trágico fin había tenido.

-El Duque no era el más adecuado gobernante de la ciudad -les había dicho uno de los magos encapuchados-. Nos vemos obligados a recompensar vuestra buena acción.

Así como se proclama en los preceptos del dogma del Caballero del Deber la orden siempre había golpeado el corazón corrupto de hombres como el loco gobernador de Vado de la Daga, Proust, o el del Duque Lompist, el asesino del amado de su hija.

Los auto-erigidos nuevos señores de la capital amniana les cedieron las tierras para administrarlas con independencia política y militar de Amn. Tiempo después, con la ayuda de la Orden Vigilante y de un grupo de gnomos, tras drenar parte del humedal, se erigió la nueva ciudadela en el punto más alto, donde poco a poco se fueron instalando buena gente atraída por la seguridad ofrecida tras las murallas, por la buena calidad de la tierra para los cultivos y la riqueza de los bosques colindantes de altos árboles.

Hacía ya que se estaba fraguando junto al clan Arhum Karak el asalto de los Picos Nublados, donde al parecer últimamente se habían protagonizado varias batallas, de las cuales casi siempre la horda orca era el enemigo a combatir.

La buena relación entre ambas órdenes se había iniciado cuando la orden estaba establecida con los templarios de la Capilla del Sufrimiento de Puerta de Baldur, dedicada al Quebrado, y liderada por el Padre Telinus, en el año de la crisis de los portales de Calimport y Weldazh.

Los festejos y la ceremonia oficial de inauguración fueron motivo de alegria en los corazones de los miembros del Fénix pero tras finalizar las lides de las justas para escoger un Campeón de la orden volvieron las oscuras nubes de la amenaza orca.

Los caballeros y los enanos se reunieron en privado con los aliados y todos se comprometieron en firme, se ultimaron los detalles, el número de hombres, las provisiones y armamento que iban a necesitar.

Pronto llegaría el día en que las blancas cumbres se tornarían rojas tintas por la sangre de los caídos.