puxe

11/04/2009 16:53:32

[i:e03c8f6703] PENSAMIENTOS DE UN ELFO


La noche era clara, más de lo normal. Los árboles se mecían lentamente por la suave brisa del viento.

La figura de un elfo y un lobo se veían a lo lejos, sentados cerca de un árbol.

Aredhel llevaba ya demasiado tiempo fuera, Celas se había planteado en ir en su búsqueda, que quizás fuese en vano.

Todos preocupandose por ella, pero ninguno va a buscarla – pensó.

Creo que estará bien, sabe defenderse bien…¿No crees Enel? – dijo Celas.

La loba le miró impasible, se levantó y le lamió la cara.

Sí, no me preocupo pero…¿no crees que es raro? – dijo Celas.

Tsk, creo que va siendo hora de ir a buscarla…¿por dónde podríamos empezar?

La loba le miró y le gruñó.

¿Qué te pasa? – dijo Celas.

Vamos, no te enfades. Será una buena aventura, además, nos vendría bien salir del bosque, y ver lugares nuevos – dijo Celas.

La loba giró la cabeza hacia otro lado.

Mmm…- Celas se quedó pensativo.

Ahora lo entiendo, está bien hazlo…- dijo Celas.

La loba se levantó y se lanzó a la carrera tras un venado que estaba a escasos metros de ellos.

El venado enseguida se percató de la presencia de la loba y echó a correr dando saltos y esquivando los troncos de árboles y piedras que yacían en el suelo.

A la loba no le costó mucho alcanzarle, dió un salto y fue a morderle la yugular.
El venado enseguida cedió y dejó de moverse.

Una persecución intensa – dijo Celas.

Yo parto ya, cogeré los enseres y provisiones que necesite…, alcanzame cuando termines. – dijo Celas.

Y sin más el elfo partió hacia una nueva aventura, en búsqueda de su mentora, en búsqueda de nuevas emociones, lugares que ver y admirar.

Silvanus estaría con él.
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Masha

11/04/2009 20:06:37

Habían pasado más días de los planeados, pero al fin la Druida pisaba de nuevo Weldazh. Shono la había "obligado" a marcharse, alegando que de nuevo le era necesario meditar en un lugar aislado. En cierto modo se había enfadado antes de marchar, como casi siempre que alguien le indicaba lo que debía hacer, por lo que se fue sin decir nada.
Pero ahora ya estaba de vuelta, agotada por el viaje y con el buen sabor de boca del trabajo bien cumplido...

Los primeros rayos de sol se filtraban entre los inmensos árboles de Weldazh cuando la joven elfa, lista ya para volver a sus tareas, se adentró entre la espesura en busca de su discípulo. Tras rodear ella una parte del bosque a la carrera y su loba Dalhia la otra, se encontraron en la entrada con mirada extrañada y jadeantes. Ninguna había dado con Celas, el aprendiz.

-No debe de andar lejos, nunca se aleja demasiado.

La elfa se limpió el sudor de la frente con el dorso de una mano y arqueó la espalda para coger una gran bocanada de aire. Después se arrodilló en la hojarasca y comenzó a rebuscar en su bolsa. No tardó en sacar un pequeño pañuelo blanco, bordado con hojas verdes y doradas. Era una prenda hermosa, o al menos en su día lo fue, pero ahora parecía tener un tono más oscuro del debido y manchas de algo grisáceo. Sonriendo satisfecha lo cogió con dos dedos, por una esquina y, echándose la bolsa al hombro, volvió a ocultarse en la espesura del bosque sagrado.

Pocos minutos después una sombra blanca se escabullía entre los troncos de los árboles hacia el Camino del Comercio seguida por otra negra, algo más pequeña.

(Pronto daré con él. Gracias a los dioses.... Cuántas veces pensé en deshacerme de ese viejo pañuelo... Pero aún conservaba el olor de cuando se lo dejé a Celas tras su primera transformación. Ha faltado poco para no poder distinguirlo del mío pero... Pronto daré con él)

La sombra blanca se detuvo, dando forma al cuerpo de una gran loba albina. El animal echó hacia atras la cabeza y entrecerró los ojos al notar una nueva corriente de aire, quizás en ella daría con el olor que buscaba...