annael

22/04/2009 16:29:27

la tenue luz de una vela iluminaba levemente la estancia en la casa de los muelles, poco a poco el elfo escribia varias cartas, estan serian entregadas a sus destinatarios solo en el caso de que la situacion le colocara en una posicion incomoda,tres copias de cada carta se entregarian a las tres personas de confianza, aquellos que nunca le fallarian...

una vez terminadas coloco el sello de cera negra como lacra con la figura de una mueca sonrriente ...

lo siguiente seria colocar los nombre a los que dichas cartas iban destinadas...

annael

03/11/2009 20:50:11



Las llamas crepitaban en el silencio de la noche, solo el lejano graznar de un cuervo sonaba en la lejania, el elfo llevaba horas solo alli en lo profundo de mir junto al fuego, y una carta en la mano que aun no habia abierto...

Su lenta respiracion indicaba que simplemente habia entrado como en un estado de trance, llevaba horas intentando arrojar esa carta al fuego, lo unico que se lo impedia era el suabe aroma que impregnaba aquel papel, un aroma que le hacia perderse en lejanos recuerdos, esa fragancia fue la que una vez le hizo dudar de su propia naturaleza de guerrero, levemente miro sus cimitarras, ellas si le fueron fieles siempre, penso, pero la carta aun seguia ahi en su mano, sostenida mas bien por su deseo que por su necesidad.

Ankor decido abrirla, leyo la unica linea con un temor que desconocia, un temor que le causaba un tremendo pinchazo en el corazon...

Una vez leida la arojo al fuego y antes de que el papel se consumiera de sus ojos brotaron lagrimas unas lagrimas frias y ausentes de emocion, el elfo preferia enfrentarse al mas terrible dragon, que luchar contra algo como aquello que sentia.

Hay demonios dentro de cada uno de nosotros contra los que no podemos luchar y el sabia bien que ese era uno de los suyos, tal vez el mas poderoso de todos...

annael

04/11/2009 14:50:20



A la mañana siguiente una energia renovada le impregnaba, el bosque habia amanecido humedo, arul le habia despertando lamientdole la cara, como diciendole "vamos despierta dormilon", Ankor sonrrio a su caballo recogio sus cosas y se colococo altivo en la silla de montar, lentamente le susurro a Arul al oido...

[i:8348bca1bb]Arul corre como el viento mas rapido que nunca, en busca de la flor de la añañuca, en direccion a la ciudad del desierto...

Arul corria raudo, sus pisadas al galope resonaban , con un estraño eco en el silencio del bosque, unos asabis intentaron cerrarle el paso, pero el filo de Vega cerceno varias cabezas con un silvido que surcaba el viento, nada le podia detener, Ankor y arul parecian uno al galope al ritmo que marcaban los latidos de sus corazones...


[/i:8348bca1bb]

annael

04/11/2009 15:22:56

Oyo rumores de que esa flor crecia en el desierto, pero nadie sabia decirle donde, decidio ir a buscar a alguna tribu de beduinos, quien mejor que ellos conocia las arenas del desierto de calimsham...

Se despidio de Arul una vez mas y comenzo a caminar adentrandose en el desierto, pronto encontro la primera tribu, tras unas palabras y algunas monedas, le invitaron a pasar la noche junto a ellos, decian que aquella noche tenian celebracion, Ankor acepto.

LLegada la noche la celebracion habia comenzado, las danzarinas bailaban alrrededor del fuego, el elfo casi hipnotizado por el sonido de los tambores y las bandolinas obserbaba el fuego y el extraño baile de las mujeres beduinas, ataviadas con velos de seda de los colores de la arena, de pronto un niño le cogio de la mano...

ven elfo mi madre quiere hablar contigo...

Ankor siguio al pequeño cogido de su pequeña mano adentrandose en una jaima no muy grande y apartada...

annael

04/11/2009 15:38:24



La mujer beduina estaba sentada en unos cogines dorados, hizo un gesto con la mano y el niño se marcho...

Lentamente el guerrero elfo se sento frente a ella como atraido por su mirada, Ankor solo podia entrever unos enormes ojos verdes ya que el rostro de aquella dama estaba cubierto por un velo..

Ninguno hablo durante un largo momento, la mirada de la mujer del desierto parecia penetrar por los ojos del elfo y estar escrutando su alma, de pronto la mujer hablo...

[i:8ad2226bf9]Se que buscas la flor de la añañuca, pero en tus ojos no veo mas que una oscuridad que nubla tu corazon...

Ankor la miro pero no era capaz de articular palabra alguna, simplemente trago saliba...

Cuenta la leyenda que en los tiempos anteriores a la construccion de calimport la grande las tierras de calimshan eran habitadas por tribus nomadas La Añañuca era un bella joven beduina , llena de vitalidad y alegria.
Un día entre los días.....paso por el poblado un artesano extraño, valeroso y gallardo que con su apuesta estampa cruzaba los caminos silenciosos del desierto buscando los tesoros de la tierra.
Y como era lógico, las almas de estos dos personajes se cruzaron y no quisieron separarse jamás. La niña no tuvo ojos para nadie mas y el joven quedo hechizado por la belleza de la dama.
Vivieron por algun tiempo felices .... pero un dia él tuvo un sueño : un duende magico le revelaba el lugar donde se encontrava la veta mas grande de mineral puro ; montones de oro por doquier..... y con el alba de la mañana el minero partio en busca del tesoro que compartiría con su doncella a su regreso.

Sin embargo el desierto solo traia polvo al pequeño poblado y a la bella Añañuca cada dia le traía menos esperanza hasta que inevitablemente la bella joven murio de pena y de amor.

La gente del pueblo la sepultó un dia cuando el cielo lloraba por la gran perdida de la bella jóven.
Sin embargo al otro dia en el pueblo comprendieron que no se habia muerto.... si no que se habia fusionado con el desierto en busca de su amor perdido...y para que la recordasen se convertía en una flor tan bella como fue ella en persona.

Asi fue como se nació la flor de la Añañuca..... una perla roja en medio de la inmensidad de la tierra.
[/i:8ad2226bf9]

annael

05/11/2009 14:26:05



El elfo salio de aquella jaima en silencio sin retroceder, no quiso hacer preguntas, se sento junto al fuego y un beduino se sento a su lado ofreciendole una taza de te de hiervas, ante ellos una noche estrellada, la musica seguia sonando, lo haria por toda la noche, el beduino le explico que era una danza ritual, la noche de los espiritus del fuego, las mujeres danzarian hasta quedar exaustas, mientras el fuego danzaba junto a ellas para renovar el espiritu de los hombres ...

[i:8ac3391057]¿sigue quieriendo encontrar la flor sieñor?- pregunto el beduino-

Ankor solo asintio con la cabeza.

Miañana temprano sieñor le aciompañare szi, cionozco un lugar, pero es peligro szi peligrio, le dire dionde y ustied entrara siolo szi...

Ankor miro al beduino a los ojos y repuso:No hay peligro mas grande que quedar atrapado en la duda, entrare solo, no tengo miedo...

El beduino sonrreia le recordaba a ese asim de la casa basadoni al menos olia igual, eso le reconfortaba...

Sieñor, esa Miujer en la que piensa, debe sier bella , muy bella szi, para que quiera arriesgiar la vida...

La noche transcurria y el te habia hecho su efecto, esas hiervas debian tener algun efecto psicotropico penso Ankor cuando vio que del fuego surgia una figura, miro alrrededor y nadie mas parecia ver lo que el veia, una enorme loba gris se le acercaba, El guerrero permanecio immovil, y la loba comenzo a olisquearle, Ankor alzo la mano para acariciarla y la loba lentamente le lamia la mano...

El beduino que se parecia a assim obserbaba al elfo que hacia surcos con el brazo en el aire tocando el vacio...

Szi sieñor se me olvido diesirle que el te es algo riaro a vieces sienta fatal jojojojo...

El guerrero cayo de espaldas cayendo en un profundo sueño....[/i:8ac3391057]

annael

06/11/2009 12:43:51

el amanecer empezaba a teñir el cielo matutino con una luz palida y fria, cuando el beduino conducia a el guerrero elfo a traves del desierto.El viaje por las serpenteantes sendas arenosas fue rapido y al anochecer lo que parecia una ciudad derruida por siglos y semienterrada en la arena aparecio ante sus ojos....

[i:a232cf31e4]ahi es sieñor, yo quiedare aqui, esperio, si no vuelve miañana, me dare media vuelta szi, esa siudad esta maldita sieñor, tienga cuidado....

Ankor se ajusto el cinto dejando sus cimitarras a la vista y se adentro lentamente en la ciudad desolada, de vez en cuando le parecia oir leves susurros, pero el elfo mantenia paso firme hacia lo que parecia el edificio que aun se conserbaba mejor, una especie de templo con la cupula en forma de domo y marmol blanco, sin pensar se adentro en el templo, su interior se conserbaba casi en perfecto estado, las paredes adornadas con numerosos relieves de lo que parecian ser genios o dhjin, la luz de la luna llena penetraba por la apertura circular del techo del domo y el dulce brillo iluminaba claramente un craneo solitario que yacia en el suelo y una flor roja salia de una de las cuencas del ojo .

Ankor se arrodillo junto a aquella peculiaridad, tenia delante la flor de la añañuca pero estaba unida a aquella calabera de una forma misteriosa casi magica...esa flor podria haber crecido en cualquier lugar pero eligio hacerlo aqui, recordo la leyenda de la pequeña añañuca y su amado mientras obserbaba el craneo y la flor...

y arrodillado frente a aquel paradigma permanecio horas...[/i:a232cf31e4]

annael

06/11/2009 12:57:07

Una sombra caminaba en direccion al beduino que algo aterrado se dispuso a marchar....

[i:4f44d882e3]tranquilo soy yo...la voz del elfo le tranquilizo.

-sieñor esta vivo, consiguio lo que buscaba?

-Asi es , ...Ankor lanzo una bolsa repleta de monedas de oro al guia.

-Pero sieñor esto es mucho dinero szi...

-Assim vuelve a tu hogar con los tuyos...

- ¿y la flor sieñor?, ¿encontro la flor?...

El guerrero caminaba firme en la noche en direccion a calimport, verdaderamente habia encontrado lo que buscaba un sueño que se desvanecia...[/i:4f44d882e3]

annael

04/06/2010 16:15:12



UN TIEMPO CAIDO EN EL OLVIDO:


El tiempo habia transcurrido desde que retorno de aquel lugar.El corazon del guerrero se habia encostrado,como consecuencia de la amarga espera, su saliba era acido, y su mirada estaba cargada de odio y tedio.

Sentado en el campamento de mir, oteaba el cielo esperando que algun dragon avistara su figura. Ansiaba atravesar la piel de la sierpe una vez mas, cada vez que lo hacia completaba un espacio mas de su eterna venganza hacia la consecuencia de la muerte de su hermano,annael un gerrero que no supo encontrar la perfeccion del arte que mas amaba, y por el que fue capaz de abandonar a su propia familia, su madre y su hermano pequeño.

Aquella noche partio solo hacia lo profundo del bosque, en este periodo habian sucedido demasiadas cosas, imagenes traslucidas deambulaban por su mente en forma de recuerdos,obserbaba esas imagenes que generaba de forma automatica porque su consciencia estaba cansada de preguntarse,¿por que?.

Vio filos de hojas que se dirigian hacia el, ataques realizados por aquellos que una vez se atrevieron a llamarle hermano, vio como la loba gris le seguia a traves de la maleza del bosque, vio como la punta de "vega", la cimitarra que poseia el nombre de su madre apuntaba al cuello de la unica mujer que habia amado la unica despues de su madre, vio una mascara dorada que le obserbaba desde la oscuridad,vio un mediano que siempre le sonrreia y a un gnomo que le habia enseñado el significado de la palabra lealtad, vio a cada uno de los rostros con los que habia compartido innumerables momentos en combate, sus hermanos enanos enseñandole a adoptar las posturas defensibas de las tradiciones del clan,vio la figura de una elfa apollada en una roca, sollozaba lamentando su destino, pero esta ultima vision no era parte de un recuerdo ni una imagen mental, esta formaba parte de lo que Ankor aun reconocia como realidad...

Masha

04/06/2010 22:30:07




La elfa se inclinó hasta tocar la tierra con los dedos, la sintió, dejó que su vibración la recorriese. Ahogó un sollozo y arqueó la espalda, mientras su piel se cubría de un espeso pelaje blanco, sus dedos se convertían en garras y su hermoso rostro en un morro alargado presidido por dos grandes ojos de un azul gélido.

Al sentirse dueña de su nueva forma, echó la cabeza hacia atrás y dejó escapar desde lo más hondo de su pecho un aullido desgarrador. Lo mantuvo hasta sentirse desfallecer, respiró hondo y volvió a aullar. Su grito no era distinto al de los demás lobos, igual de lleno de dolor y abandono. Finalmente se levantó, abrió los ojos y buscó en el cielo la luna.

La luna...

Sintió la sangre comenzar a hervir en sus venas. Por un instante fue consciente de lo que ocurría, su consciencia la abandonaba. Al principio se horrorizó, pero la alarma duró sólo un instante. No tardó en deleitarse con su lado más salvaje, más irracional. Sintió con más nitidez que nunca la fuerza de sus músculos, el calor de su pelaje, la agudez de su olfato... Se relamió con la lengua larga, rasposa, y miró a los lados. El bosque era suyo. Ahora nadie podía quitárselo.

En pocos segundos perdió todo control sobre su mente. Su pecho se hinchó de libertad, euforia, hambre, inquietud, sed... sed de sangre. Sintió que tenía un peso enorme encima, algo que no la dejaba en paz. Un picor en el cuello, un recuerdo amargo, un mal presentimiento. Decidió que iba a alejarse de él. Bailaría al son de la luna, al son de sus hermanos, deleitándose con la sangre caliente de su próxima presa.

Giró de nuevo y saltó. Cuando aterrizó en la hojarasca húmeda, sus patas tocaron la tierra como si fueran de algodón. Suaves, blandas. Seguidamente, sus huesos se aferraron a la superficie como si fueran de hierros. Un salto, otro, otro más... La loba blanca corrió y corrió, incasable. De vez en cuando volvía a mirar a la luna y esta visión la reconfortaba, afianzaba el control de la loba sobre la elfa, la empujaba a seguir adelante. Ardía, ardía...

En un instante, sin saber cómo, ni preguntárselo, su boca se vio llena de la sangre caliente y palpitante de un venado. Lo había acorralado contra una roca y había saltado sobre él. El animal jadeaba, exhausto. Debía de haberle hecho correr. Genial, fantástico, la primera presa... Echó la cabeza hacia atrás para coger impulso y dio la primera dentellada, la más fuerte. Hundió los dientes, salpicando sangre, hasta dar con el hueso. Bajó la mirada al charco de sangre que se llenaba bajo ella y su acompañante.. Rojo, carmesí... Y en él reflejada la luna...

Volvió a sentir el peso de la elfa, su conciencia, parecía intentar abrirse paso. La loba se negó con todas sus fuerzas y siguió corriendo. Al fin era libre, libre, lo que ambas habían deseado tanto tiempo... Pero por más que corrió, no pudo dejar de sentir la sombra que avanzaba tras ella imitando cada uno de sus movimientos.

Pasó toda la noche serpenteando entre árboles y arbustos, rocas y riachuelos. No paró hasta que sus férreos músculos se rindieron. En un momento, su vista se nubló. No tenía más aire, no podía seguir... Vio como un árbol se convertía en dos ante ella, y tropezó con sus propias patas. Cayó derrapando por la velocidad que llevaba. Cerró los ojos, jadeando, con todo el cuerpo dolorido.

Soy libre... Quiso gritar. Pero la sombra había caído sobre ella.

Vuelve....

annael

08/06/2010 01:10:05

[i:6e21eabd3c]La luz de la luna llena se colaba entre las copas de los viejos arboles de mir, el elfo cayó en la tierra como quien ha sido herido a la vez por el dolor y la felicidad, y se hundió en el sueño como en un abismo de sombra; y al despertar estaba frío como la piedra, y sentía el corazón árido y desamparado. Y con la mente errante andaba a tientas como quien ha sido atacado de súbita ceguera y trata de atrapar con las manos la luz desvanecida.

Y así empezó a pagar el precio de la angustia, por el destino que le había sido impuesto.

Habia sido entrenado para no poseer ninguna debilidad, pero en su fuerte alma habia una fractura, una debilidad...El sabia perfectamente cual era, lo sabia a conciencia y eso era lo que mas temia.

Aquel beso, mas afilado y mas doloroso que la hoja del cuchillo de hueso que casi le mata en la casa basadoni...[/i:6e21eabd3c]

Masha

08/06/2010 15:31:23



...Libertad. Seré libre al fin. Aunque duela, aunque sangre. El aire no ata al aire.

La elfa regresó cabizbaja de Weldazh. Se sintió extraña al entrar en Mir, aunque al mismo tiempo reconfortada de una manera macabra. Era como si la sensación de poder hacer algo fuera de lo establecido le insuflara fuerzas, la empujara en busca de más.

Nunca había experimentado nada parecido. Recordaba como si hubiese sido ayer su Prueba, en la cual se había visto tan sola y tan desprotegida, casi desnuda, desarmada, sin la ayuda de nadie, ni siquiera de Madre. Tan joven... Ahora seguía siendo joven, pero al mismo tiempo más adulta, más decidida. Todos los rasgos primitivos de su carácter, antes ocultos tras la timidez y la inseguridad, se abrían paso inexorables hacia la superficie.

Un sentimiento sin duda extraño. Ansiar algo con tanta fuerza y que, al mismo tiempo, doliera más que la muerte misma.

Libertad... Lo lamento, Edelgar. Se mordió los labios e intentó respirar hondo, pero un golpe de culpabilidad la sacudió por los cimientos. ¿Qué estaba haciendo? ¿Era aquello lo que realmente deseaba?

De repente se sentía como un simple campo de batalla. Todo el Equilibrio que había intentado siempre sentir, se desvanecía en cuestión de segundos.

El lobo blanco y el lobo negro tiran cada uno hacia su lado...¿con cuál te irás?

Demasiadas decisiones por tomar. Demasiados corazones en juego. Demasiadas... vidas.

[i:95f13f5071]No Aredhel, no... La última vez fracasaste, centenares murieron por tu culpa, y Ella te salvó. Pero no puede estar siempre contigo. No deben morir más por ti. Hazlo tú por ellos, protege aquello que amas.

Pero el amor... ¿es acaso una cadena? Da alas y ata al mismo tiempo... entonces... ¿cómo sabes con quién has de volar?[/i:95f13f5071]

annael

16/06/2010 12:00:33



Cada decision que tomas en la vida, conduce a una consecuencia que se hace inevitable.
Es solo el resultado de la energia que diriges a cada acto que realizas.
A veces te enfrentas a un poderoso rival y antes de lanzar el golpe definitivo, sabes perfectamente lo que va a suceder...

Imaginas la cimitarra surcando el aire cruzando el hueco libre que tu oponente ha dejado vacio, por la carencia de tecnica, la cimitarra impacta contra el flanco desprotegido clavandose profunda, atravesando organos y tejidos, antes de que se produzca ya sabes que has asestado un golpe mortal...

En la ciudad de calimport, por fin, en una de las noches mas calidas, el guerrero acariciaba el pelo plateado de su amada, mirando la profundidad de sus ojos, descifrando el enigma de esa mirada, pensaba en silencio en ese mismo dilema...

[i:192e4380ba]Tal vez la vida no sea, en definitiva, más que un largo y sinuoso camino iluminado a trechos por la plateada luz de amores imposibles, deseos e ilusiones que nos animan a seguir adelante.

Alguien dijo que hay que tener cuidado con los sueños porque a veces se cumplen...

Con los amores imposibles sucede otro tanto: a veces se cumplen, y el enamorado, como el soñador, puede sentirse satisfecho. Sin embargo, el ideal difícilmente soporta la realidad. La cercanía descubre las imperfecciones de lo que, visto de lejos, parecía perfecto.[/i:192e4380ba]

Masha

17/06/2010 16:41:27




No veo el camino delante de mí. El que dejo detrás, será mi guía.

La elfa abrió los ojos de golpe. Miró a los lados y tuvo que esforzarse por reprimir un gemido. Notaba los músculos entumecidos, fríos. La cabeza embotada y un sabor amargo en la boca. Pocos segundos después comprendió que, seguramente, todo aquello se debería a sus correrías como loba la noche anterior. Había estado muy furiosa, había tenido demasiada hambre...

Se apartó con cuidado de Ankor, intentando no molestarle, y se dirigió a trompicones hacia las cascadas del Este de Mir. Tardó apenas un minuto. Se quitó la túnica de lino y algodón, la capa basta y las protecciones de cuero que llevaba debajo y lo dejó caer todo a un lado. Estiró los brazos, acercándose al máximo al borde del acantilado que daba paso a la primera cascada, y se dejó empapar por el agua que salpicaba de ésta. La sensación de las agujas heladas chocando con su piel al fin acabó de despertarla. Hizo un esfuerzo por abstraerse, por elevarse por encima de su cuerpo y las cadenas que lo ataban, por pensar de manera objetiva... y repasar con frialdad todo lo ocurrido.

A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. Tú vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección, como antes. Y esto se repite una y otra vez. Como una danza macabra con la Muerte antes del amanecer. Y la razón es que la tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta tormenta, en definitiva, eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resignarte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir atravesándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo. Allí sólo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos, danzando en lo alto del cielo.

Se sacudió como un animal y se sentó en la roca, apoyándo la espalda en la pared de piedra de la catarata. Seguía cayéndole agua, pero ya se había acostumbrado a la sensación que le provocaba. Cerró los ojos y decidió recordar...todo desde el principio...

Nací hace casi un siglo y dos décadas en una casucha de Weldazh, la menor de tres hermanos... Los dos gemelos, mis dos guerreros... Mi tía, Belith, Druida de Weldazh había desaparecido con su prometido...Y mi otra tía, Aerdrie, con un drow... Decidí seguir su senda cuando Madre me bendijo con Dalhia, mi pequeña... Cuántas sensaciones has despertado en mi: mi amiga, mi hermana, mi hija, mi guía...

Sacudió la cabeza y decidió dar un salto en el tiempo. Quizás todo aquello no fuera tan importante.

[i:03a167a8ea]Llegué a la ciudadela y encontré a Shono... y a Edelgar. Era muy distinta entonces, quizás... no tanto.... Todo me daba miedo, mucho miedo. Incluso mis hermanos. Siempre me agarraba de la túnica de Shono, como si aquello me fuese a salvar... Edelgar perdió una apuesta con Shono y debía besar a un oso, pero yo se la perdonó y le dejé besarme la mejilla. Cuánta vergüenza pasé aquél día...

Entré en el Círculo, como aprendiz del Archidruida. No podía dedicarme mucho tiempo, pero estaba ahí cuando le necesitaba. Aprendí muchas cosas de él, y muchas otras de Madre. Un día, llegó mi Prueba. Nunca he pasado tanto miedo como entonces... pero supongo que fue aquel el día cuando la elfa quedó atrás, y llegó la Druida. Si es que ha llegado.

Después... tantas cosas... Elbereth, Earadriel, nuestro enlace como hermanas de sangre... Edelgar, mi enlace con él... ¿Cómo fui capaz de ponerme yo sola tantas cadenas? Y después el Bárbaro, Ardeil... y después Susurros... y Ankor, Ankor... ¿cómo podía dejarme llevar por ti? Si en mi cuello no quedaba espacio para ningún collar más...[/i:03a167a8ea]

Es difícil recordar la vida de uno sin derramar ninguna lágrima. Y Ared no fue capaz de evitarlo aquél día. Dejó escapar un gemido y dio un golpe a la roca con su cabeza, respirando agitada. Los recuerdos cruzaban su mente como trozos desgarrados de un tapiz inmenso, desordenados, deshechos...

Recordó la primera vez que salió de Weldazh, sola. Cómo la había atacado aquel dragón negro, cómo había corrido aún cuando le abrió la espalda de un solo golpe. Recordó lo emocionada que había estado cuando Edelgar pidió su mano, de rodillas, en mitad de Weldazh, con Shono observando... Recordó cuánto había dolido cada pinchazo del tatuaje que le había hecho Earadriel, y recordó cuánto había dolido arrancarse la piel para quitárselo de encima... Recordó el miedo que pasó la primera vez que vio a Susurros, y lo extraña que se sintió cuando la besó. Recordó al bárbaro, su mejor guardián, aquel loco encantador... Recordó cómo un humano había intentado prenderle fuego a su pelaje cuando era una loba, cómo ardía... Recordó cómo se había desangrado durante su Prueba, el millar de cortes que tenía en las piernas... y cómo Madre le devolvió la vida y le dio fuerzas para seguir. Recordó cómo la había atacado aquel semidragón rojo, cómo la había atravesado de lado a lado con la cimitarra, la cicatriz de entrada y la de salida.. un sólo golpe... Alma carbonizada y devorada, y ella en un charco de sangre, muerta... hasta que Nesh la salvó.

Recordó cómo se había bañado en el agua helada del Estanque con sus hermanos. Todo lo que había aprendido de sus Agujas. Las veces que se había opuesto al Consejo. Y lo que se había acercado a él en los últimos meses. Recordó todo lo que había sufrido cuando Edelgar y Shono estaban encerrados en Puerta de Baldur... ¿cuándo había dejado de amarle?

Suspiró y decidió acercarse más en el tiempo. "Proteger Mir, he de proteger Mir." Todo aquello, ¿estaba haciéndolo por ella, o por el bosque? Calimport... Estaban siendo demasiado amables con ella. Isabela, Abd, Tabris... Como si nunca hubiesen intentado matarla, ridículo. Pero, ¿y si era cierto? ¿Y si las cosas podían ir mejor?

... ¿Y si era mentira? ¿Y si era el juguete roto de alguien, un capricho...? ¿Y si sólo era un peón en un gran tablero...? Un juego demasiado grande, que no llegaba a entender...

Y él sigue sin decirte la verdad...

annael

17/06/2010 19:02:55



Al abrir los ojos ella no estaba, se giro con algo de ansiedad y la enconto a lo lejos ,cerca de la cascada, sola, con la espalda pegada a la roca fria desnuda y pensativa.
La obserbo con cierta tristeza, sabia por lo que estaba pasando, lo sabia demasiado bien.

Si amas a alguien de veras dejalo ir, si regresa es que verdaderamente te pertenece...

Esas fueron las mismas palabras que su madre le susurro al oido mientras veian marchar a su hermano annael hacia su destino.Pero el nunca regreso.

El guerrero se levanto del lecho de hojas secas que habia compartido con ella aquella noche en mir, y se marcho sin hacer ruido,alejandose de ella y de su necesidad de ella.

Mientras abandonaba el bosque noto algo, una extraña sensacion que nacia de una parte muy profunda, tal vez del lugar de donde provienen los sueños, en la frontera que divide el recuerdo del olvido.
Al principio solo era la forma en la que obserbaba el bosque, algo habia cambiado, entorno los ojos y agudizo el oido, era solo un leve susurro y el susurro se trasformo en un leve gemido, Un llanto que en el bosque Inundaba de tristeza a todo aquel que lo escuchara.

Recordo lo que la druida le habia contado sobre el bosque la noche anterior,se vio alli en ese mismo lugar, tumbado con los ojos cerrados escuchando su voz susurrante, hablandole sobre lo que mas amaba, haciendole entender la verdadera naturaleza del bosque...

El guerrero comenzo a correr en direccion a la joya del desierto, Apreto las mandibulas mas fuerte que nunca, saco las cimitarras de su funda por instinto, pero no habia ningun enemigo en aquel solitario lugar,¿contra quien pretendia luchar?, ¿contra su miedo a sentir?, ¿contra un destino que aun no se habia cumplido?, o tal vez con los fantasmas a los que se negaba a enfrentarse...

[i:873d3f021a]Vive, siente,calbaga libre al viento, deja que el suave aroma de la hierba mojada por el rocio del amanecer estimule tus recuerdos,hunde tus garras o tus pies descalzos en la cristalina orilla del estanque, vive como dicte tu naturaleza...

Vuelve a mi ,solo si es lo que verdaderamente deseas...


[/i:873d3f021a]

Masha

20/06/2010 15:32:18



Aredhel había vuelto a Mir tan pronto como le había sido posible, y a los pocos minutos ya tenía al lado a Aizha diciéndole que debía ir a Calimport, que allí la esperaban, y que ella iba a acompañarla. La Druida aceptó, resignada, haciendo castillos en el aire sobre el motivo de aquello y, cuando le dijo a la mediana que podía ir sola, recibió una amable negativa: "Si no me pagaran por ello..."

Finalmente, llegó a la Arena de Calimport, donde la esperaba Isabella diciendo que los había tenido preocupados, que Ankor había salido a buscarla y no la encontraba y por eso ...

...¿Por eso? ¿Dónde has estado? ¿Con quién? ¿Por qué?

¿Era aquello preocupación? Aredhel respondió a todo con sinceridad y orgullo, aunque sentía la rabia crecer en su interior a cada segundo que pasaba. Dijo que había estado en Berrion con un amigo de Ankor, un mediano, que le había dicho que "ni todos los elfos de Faerun te salvarán si le haces daño al oreja".

Lo siguiente que hizo Isabella fue enviar a Aizha a la posada de Berrion, a comprobar si era cierto. Aredhel estaba perpleja, furiosa y dolida. Sin embargo, esperó.

Aizha llegó al anochecer, pero tuvo que esperar un buen rato hasta que se dignara a llamar a Isabella para contárselo todo. La arcana, tras saber la verdad, presentó sus disculpas.

[i:eee5891dab][...]

-¿Con quién estabas?
-Ya te lo he dicho. Un amigo de Ankor, un mediano.. No sé su nombre.
-¿Gludar...?
-Es posible. No sé su nombre. ¿Puedo saber a qué todo este interrogatorio?

Isabella frunció el ceño, pensativa.

-Porque hay muchas cosas que no sabes aún...

-¿Y quizás debería saber? - preguntó Aredhel con los brazos cruzados y la barbilla en alto.
-No, eso con el tiempo. Con el tiempo tú misma te darás cuenta.
-No.
-¿No? Creeme que lo harás.
-Creo que al menos merezco una explicación.
-¿Explicación?
-Al interrogatorio, sí. ¿Dónde, cuándo, con quién... ? Y comprobaciones, sí.

-Pues yo las explicaciones sólo se las doy a mi Qysar.
-Ah... Eso no me parece del todo bien. -Aredhel tensó las mandíbulas, sin dejar de mirar a la arcana.

-Pero cálmate... Te contaré las razones. En este momento, es mi deber protegerte. Y hay muchos conspiradores fuera y dentro, contra Calimshan. No estás acostumbrada a este sistema de vida, y no tienes por qué estarlo. Por eso los demás nos encargamos de ello, lo tuyo es el bosque. Y quiero que vivas tranquila en él.

-¿Que viva tranquila en él? Sin sacar un pie de ahí, supongo.
-No, puedes ir donde gustes.
-Cualquiera lo diria...

[...]

-Tú a lo del bosque... déjame a mi preocuparme de la política. -Dijo Isabella sonriente.
-Esto es ridículo. Si crees que voy a encerrarme en mi bosque y aislarme del mundo, cometes un error.
-¿Cómo? Aislarte del mundo no. Pero mujer, a ver quién te entiende. Dices que a tí lo que te importa es el bosque, y que la política y demás cosas te dan lo mismo...
-Sí, el bosque, y Ankor. [/i:eee5891dab]


La conversación entre las dos mujeres se prolongó aún hasta bien entrada la noche. Después, las dos partieron hacia Mir, en busca del Archidruida Shono... Pues Isabella había dicho que quería hablar con él, para que estuviese tranquilo.

[i:eee5891dab]-¿Qué ridiculez es ésta? -Saludó el Archidruida. -¿Ocurre algo en Mir? -Continuó después de los saludos de rigor y un abrazo efusivo y desesperado de su pupila.

-Aquí en Mir...por supuesto. Ha habido ataques de dragones y de drows -Aseguró Isabella.

-Sí, de eso estoy al tanto. Al fin y al cabo, esto es un bosque y yo soy un druida. Me refiero a algo nuevo.
-No, de momento no. Llevamos unos cuantos días en calma.
-Entonces bien... ¿Puedo preguntaros cuál es el motivo de este control? Motivo: "Dragones" ... no aclara mucho.
-Pues ese, dragones. Los dragones son peligrosos.
-Pero no creo que se molesten a pasar por el control. -Sonrió Shono.
-Oh, lo han intentado!. -Respondió la arcana entre risas.

(¿Jugamos a decir obviedades...? Así que el control no es para elfos, pero a los elfos no los dejan pasar...)

[...][/i:eee5891dab]

La arcana no salía de su círculo sin sentido y puso al Archidruida en la misma decisión forzada que a Aredhel, debía acoger la ciudadanía calishita o abandonar el bosque. Por mucho que él viviese en todas partes menos en Suldanesselar, Isabella no parecía querer aceptarlo. Al fin y al cabo tampoco había cedido ante la evidencia de que Aredhel había crecido y vivido en Mir.

[i:eee5891dab]-Shono, no rizeis más el rizo. Sé lo de Earar, era amigo mio, me lo dijo... Tenía un buen contacto en Weldazh. Por cierto... ¿le habeis visto?
-...¿A Earar? ¿Es una broma de mal gusto? [/i:eee5891dab]

Por un momento las llamas de la hoguera del campamento calishita en Mir crepitaron con más fuerza y ascendieron, pero a los pocos segundos, todo volvió a la normalidad. Aredhel y Shono se despidieron de Isabella y partieron hacia Mir Norte.


[i:eee5891dab]-Aredhel puede ir a Mir Norte, ¿no es así?
-Sí, aunque lo ideal sería que no, por su seguridad, pero con vos... Claro que puede ir. Si prometeis mantenerla a salvo. Si le pasa algo... Os buscaré. [/i:eee5891dab]

Ya en Mir Norte, junto al arroyo, Aredhel dejó ir las emociones y se abrazó con fuerza a su maestro, sollozando. Aullaba y gemía, temblando de pies a cabeza. Un día demasiado difícil, una época demasiado peligrosa... Había sentido toda la fuerza de las manos de Isabella en torno a su cuello, había comprendido qué peligroso era todo aquello. Que su vida pendía de un hilo... Y además...

[i:eee5891dab]-No... no sé dónde me he metido... -Balbuceó la joven elfa en un druídico atropellado y torpe, entre sollozos de niña pequeña con la rodilla despellejada y aullidos de mujer con el alma rota. -No puedo más...Por favor... Por favor...

-No había más opción, lo acabo de comprobar. -La tranquilizó Shono acariciándole la cabeza y apretándola contra sí. Un gran oso, un gran druida. -No tienes por qué volver. No tiene por qué volver nunca más si no quieres.

-Un.. un instante... me... me trata..n...bien y... al siguiente... no puedo...dar ...u...un paso sin dar explica...ciones...Me.. me ha nombrado... Archidruida de..¡Mir! - Aredhel dejó escapar una risita histérica y se apretó aún más contra su maestro.
-Tú eres hija de Madre, hija de los Bosques... Tu ciudad es su Mundo, no una prisión de arena. Y... Archidruida de Mir... ahora me quitan honores... -Dijo Shono con una leve sonrisa.

-Y...A...Ankor... es..estoy bien con...él pe..pero no sé si dice...toda la verdad... Y.... he .. he hablado con ... ¿Gludar ...creo? Y... me ha...pro...propuesto lo.. lo mismo que...él... -Siguió balbuceando la druida entre sollozos. -La..la u...unión..po..por la....paz....
-¿Qué es lo que quiers tú?
-Pa..parece que... me.. qui..quiere pero...tengo tanto...miedo... -Susurró Aredhel mientras miraba al Archidruida con los ojos de ciervo asustado, las pupilas dilatadas.
-Recuerda que eres libre. Tan libre como cualquiera de los animales de este bosque.

-Lle...levo mu...mucho sin saber lo ... que .. quiero... Sin... ver mi.. mi... mi... Senda...

-Olvídalos a todos por completo. Mira a tu alrededor. Ésta es tu senda, éste tu hogar... Y cada ser vivo de este bosque es hijo tuyo. Estos árboles te han visto crecer. Aquí está tu hogar, y tu familia. Nada de impide estar con Ankor si quieres, si realmente lo deseas. Pero nada te puede apartar de aquí. Nada ni nadie. No es que no tengan derecho, es que no pueden.

-¿Qué...qué es lo...que debo hacer...?
-No vuelvas a Calimport. De verdad, no vuelvas. No tienes ninguna necesidad. Nunca te ha gustado Calimport y ahora lo has sufrido tú misma. De verdad, no vuelvas.

-Yo...yo solo...intento hacerlo bien...
-Los nueve infiernos se lleven esa ciudad...
-Al final acabaré haciendo lo que dijo Edel... -Murmuró Aredhel con una nueva risita histérica, en un arranque de locura. -Y que los nueve infiernos me lleven a mí también... [/i:eee5891dab]


El sol rozaba las primeras hojas, Mir iba tornándose dorado. Y Aredhel seguía ahí, abrazada al Archidruida, demasiado cansada, demasiado perdida...para apartarse de su hombro y continuar.

Masha

22/06/2010 16:54:35



[i:609386bbe7]Una luz suave comienza a perfilarse entre las hojas de Mir. Se filtra a través de tus párpados y te despierta. Por primera vez en mucho tiempo, te sientes ligera, llena de energía. Bostezas y vas a estirarte, hasta que entiendes que hay un cuerpo a tu lado. Parpadeas y miras a los lados. Aún es de noche, debe de haberte despertado la luna. El campamento calishita sigue dormido, sólo un par de centinelas haciendo su turno de guardia por los alrededores. La hoguera se apagó, aunque por el olor jurarías que hace poco. Sin embargo, el frío de la noche ya se deja sentir. Te estremeces y te acurrucas más bajo la capa que os cubre a ambos. Al ver su cara, eres consciente de dónde estás. Con quien. Por un momento, te estremeces. No sabes si es miedo o felicidad lo que sientes. Y sin embargo, sonríes. Y rezas porque siga durmiendo. Porque no abra los ojos, igual que el campamento.

Empiza a caer una fina llovizna, fría como agujas de hielo. Asomas la cara fuera de la capa y te dejas empapar. Las hojas del suelo empiezan a desprender un olor fuerte y fresco, como la vida al renacer. Al mismo tiempo, hueles la madera quemada al mojarse. Se levanta viento, las carpas de los guardias aletean. Y tú sigues ahí. Rezando por ser único testigo de toda la belleza que te rodea. En tu Hogar. Madre de todo, e Hija de todo.

Con un leve gesto, apoyas la cabeza del elfo en tu pecho. Respira plácidamente, aunque lo más seguro es que no esté realmente dormido. Por un momento, te sientes en paz. Y no piensas. Sólo sabes que estás allí, en mitad de un campamento lleno de hombres armados. Calishitas, que quizás en pocos días intentarán matarte, o quizás no.

A partir de este momento, todo puede ocurrir. Vuestros planes, vuestros secretos, pueden salir bien, o llevaros hasta el final. Pero, extrañamente, no te importa. Los dioses te han concedido una noche de calma. Una noche feliz. En la cual debes prepararte para todo lo que aún vendrá. "Lealtad y libertad", piensas. Acaricias el cabello revuelto del elfo y entrecierras los ojos. Por un momento, vuelas atrás, hacia días muy felices. Juegas con tus dos hermanos hasta quedar extenuada. Vuelves corriendo a casa, llena de barro e historias que contar. Empiza a llover, igual que hoy. Cada vez con más fuerza, hasta desencadenar una tormenta. El agua golpea las ventanas, los postigos se sacuden con cada embestida del viento, truenos, relámpagos... Entonces, tú aún no entendías las tormentas. No veías su profunda belleza y el pecho no se te henchía de libertad y fuerza. Entonces, tu madre te abrazaba y te apretaba contra su pecho, secándote las lágrimas de miedo que corrían a borbotones por tus mejillas. Y te cantaba... Qué voz más dulce tenía... Piensas que cuando todo esto acabe, irás a verla. Conseguirás ser Archidruida por derecho propio. Harás que lloren de orgullo y felicidad. Y no sabrán nada malo, no tienen por qué saberlo. Tú eres fuerte, no necesitas que nadie se compadezca de ti. Tú eres fuerte... y libre. Sonríes y recuerdas la canción que ella te cantaba.

Cierras los ojos y comienzas a murmurar. No sabes cantar tan bien como ella, pero sí eres capaz de crear una melodia parecida. Empiezas a cantar, muy bajito, aún rezando para que el elfo no abra los ojos. Estás demasiado bien, perdida en el tiempo y en el mundo, en mitad de la nada, de la calma, de la paz... Una nada hermosa, que no cambiarías por nada del mundo. [/i:609386bbe7]

Pequeña, no tengas miedo
Aunque la lluvia golpee con fuerza la ventana
Como un desconocido no deseado, no hay peligro...
Estoy aquí esta noche.

Pequeña, no tengas miedo
Aunque el trueno explote y el relámpago brille
Iluminando tu carita empapada en lágrimas
Sigo aquí, contigo.

Y algún día sabrás que la naturaleza es así,
La misma lluvia que te trae tan cerca de mi
Cae en ríos y campos
En bosques y arenas
Hace el bello mundo que ves
Por la mañana.

Pequeña, no tengas miedo
Aunque las nubes de tormenta tapen tu adorada luna
Y sus plateados haces de luz, sigue con tus plácidos sueños
Estoy aquí esta noche.

Pequeña, no tengas miedo.
Aunque el viento haga criaturas de nuestros árboles
Y convierta sus ramas en manos, no son reales, compréndelo
Sigo aquí, contigo.

Debes saber que yo un día era como tú
Y estaba asustada
Pero una luz dulce siempre aparecía
Para secar mis lágrimas y cambiarlas por dulces sueños
Y darme un beso de buenas noches.

Ahora que he crecido
Estos años me han enseñado
Que la lluvia es parte de cómo la vida funciona
Pero ahora está oscuro, y es tarde...
Así que me quedaré contigo y esperaré
A que tus asustados ojitos se cierren.

Y espero que sepas...
Que por la mañana, todo irá bien.
Que por la mañana, ya no lloverá.
Que por la mañana, yo seguiré aquí...

annael

22/06/2010 20:41:31



[i:f3194c3a59]Vio las gotas de sangre desprenderse lentamente desde su mano, y como una a una impregnaban aquella flor que aun permanecia en el mismo lugar, detenida por el tiempo, anclada a la tierra roja...

Obserbandola recitaba en voz baja...

Prometo poner a tus pies los tesoros de mi vida, vivida y por vivir, las auroras y los ocasos, los matices velados de luz de luna, los arcanos de las estrellas y los rizos de espuma de las olas del mar, la arena que se escabulle fragmentada entre los dedos y la furia del viento. El rocío del alba, la niebla, la fragancia de la lluvia y el aroma de la hierba en un amanecer imbernal y todo lo bueno de mi que sirva para llenar tu existir de ventura y de gracia, mi amor...en este y mil prometos o millones si hicieran falta para describir todo lo tú me haces sentir.

Pero al buscarla no la encontro y vago solo por campos gladios y secos, Gritando su nombre a la noche, la desesperacion inundo su corazon...no podia perderla no ahora..tanto para nada.

Una sombra cubrio el cielo y un estruendo ensordecedor resono en las montañas, trayendo el lejano eco del rugido de un dragon.
El guerrero se detubo en silencio estaba solo esta vez, Con un rapido movimiento saco sus cimitarras,le gustaba el sonido que producia la hoja al rasgar la vaina, coloco su escudo firme frente a el esperando la imminente envestida de la sierpe negra que descendia desde el cielo como un relampago que ilumina la noche.

De pronto aparecio la loba blanca y se interpuso entre el Dragon y su presa,El guerrero rompio la guardia desconcertado, sabia que era un tremendo error, pero no habia otra opcion.Coloco su escudo a tiempo para frenar el terrible ataque pero sintio como las garras de la sierpe le aferraban fuerte, noto como los huesos de su cuerpo se iban rompiendo uno por uno...
[/i:f3194c3a59]


Una dulce melodia le acompañaba, le saco lentamente de un profundo sueño, La druida cantaba con suavidad a su lado, junto a la hoguera en el campamento de mir.En su cara se dibujo una amplia sonrrisa pero aun se negaba a abrir los ojos,respiro hondo y la paz y la serenidad inundaron su corazon...

Ella estaba junto a el, solo eso le importaba.

Esta vez solo habia sido una pesadilla, solo un mal sueño...

Masha

23/06/2010 02:46:07




... El enorme lobo negró dedicó un último gruñido a Ankor y abandonó el campamento a grandes zancadas.

Durante toda la noche, siguieron oyéndose aullidos estremecedores. Los lobos siguieron alterados, rondando el campamento, osados. Pareciera que las hogueras los disuadían, pero los ojos de los más valientes brillaban en la oscuridad, terriblemenete cerca de los humanos.

Al amanecer la gran manada se disolvió. No volvió a oírse un aullido más.

Con los aullidos, desapareció la vida del bosque, al menos para Ankor. Como si se hubiese apagado, triste, dolido. No de la misma forma que cuando la druida lloraba junto a las cascadas, si no una sensación mucho más triste y desgarradora. La desesperación. La muerte. Pareciera que el bosque estaba velando a alguien.

No volvió a verse a la loba blanca. Ni a la bestia negra. Ni a la gran loba gris. Y menos aún a la elfa...

Sólo vacío. Sólo silencio.

annael

23/06/2010 12:01:39



[i:b1151da013]El guerrero salio del bosque sin mirar atras, ya en los lindenes, hecho una ultima mirada al bosque, sabia que tal vez sus pasos no cruzaran mas aquel lugar por mucho tiempo.

Un bosque lleno de fantasmas,-penso-mientras cruzaba el desfiladero camino de la joya del desierto una vez mas.

En calimport se detubo frente a un cartel que anunciaba el torneo de puerto calabera, lo obserbaba en silencio, mientras algo dentro de el seguia empujandole.

Al llegar a la pequeña casa de los muelles se quito la pesada armadura dorada y negra y la arrojo a un rincon,la miro con desgana,como a un objeto que ha quedado obsoleto.De la misma forma sostubo la mascara dorada con ambas manos obserbandola,intentando descifrar el propio simbolo que una vez el mismo creo.Sabia que habia llegado el momento,ahora que por fin, no habia corazon dentro de su pecho.
Una sonrrisa casi ilogica aparecio en su rostro,la mascara y el poseian la misma mueca, cara a cara, como un espejo que refleja lo que hay dentro de cada uno.

Se acerco a la chimenea y arrojo la mascara al fuego.

Lentamente encendio una vela cerca del escritorio, saco aquellas cartas del cajon y mojo la pluma en el tintero para escribir los nombres de sus destinatarios...

Una para Gludar, otra para exxet, y la tercera...

No pudo evitar escribir el tercer nombre con cierto temblor...
[/i:b1151da013]

Masha

23/06/2010 13:49:53




No pudo evitarlo por más tiempo. Se dejó dominar por una sacudida y abrió la boca para dejar escapar por ella su estómago. Temblaba. Se pasó las manos por la cara, debía de estar ardiendo.

No comprendía lo que le ocurría, si era veneno, locura o enfermedad.. En su mente, cada vez más nublada, pudo decidir una única cosa: debía volver al lugar en el mundo que era su escondite, su verdadero Hogar.

Con la imagen de su madre en la cabeza, se levantó apoyándose en el tronco del árbol bajo el cual antes había estado tumbada. Al dar dos pasos, volvió a vomitar. Era la sangre de Ankor. Pensar en ella la revolvía las entrañas y el alma. Dolía demasiado, la retorcía entera.

Por mucho que intentara pensarlo, no lograba entender lo que había ocurrido. La había traicionado, se había burlado de ella, la había utilizado...

¡¡¡UN JUGUETE ROTO!!!

Eso es lo que era... Sintió ganas de gritar, de llorar, de correr, de salir de ese maldito lugar para no volver nunca a él. De ese maldito cuerpo, de esa maldita vida.

He jugado a todo o nada. Tú te lo has llevado todo... ¡¡Monstruo!!

Jadeando, encotró en el odio que se gestaba en su interior las fuerzas para avanzar tambaleándose hacia los lindes de Mir. Allí activó la palabra de regreso para aparecer a los pocos segundos dentro de Weldazh, en alguna parte remota del Norte del bosque. Ahí estaba su casa, su infancia, su inocencia...

Todo lo que tú me has quitado.

La sensación se hacía más fuerte. Dolía, dolía tanto... El fuego abrasaba su cuerpo mientras un frío gélido se apoderaba de su corazón. Se sentía como una larva a punto de la metamorfósis, como si la piel fuera a volverse del revés. No podía soportarlo más. Intentó avanzar, faltaba poco para llegar a su casa...

Pero en un instante, el mundo se volvió rojo ante ella. En sus ojos sólo pudo ver la sonrisa de loco de Ankor, escuchar su risa de desprecio. La boca se le llenó de sangre, negra y espesa. Cayó como un peso muerto sobre la tierra de Weldazh. Respiraba con dificultad. Para ella, el aire era sangre, la tierra era sangre... La risa del elfo se hizo demasiado atronadora. ¡¡COBARDE!! Gritaba en su cabeza.

Cuando el volumen se hizo insoportable, la elfa gimió y perdió el sentido. No quedaba vida en ella. Sólo miedo. Miedo a despertar. Y un rencor sordo que le corroía el alma y la ataba con finos hilos a la vida.

Gludar

23/06/2010 23:30:30

Gludar estaba contento, hacía mucho que no estaba contento, bueno desde que vendió al pobre infeliz esa piel de largato gastada diciendole que era una piel autentica de dragón.

Los trajes blancos eran perfectos, solo de pensar en Ared vestida de blanco impoluto...sería como si una diosa se hubiera materializado, del oreja bueno, el blanco nunca le habia sentado muy bien pero que se le iba a hacer.

Había encontrado un acantilado maravilloso, y aprovechando unas rocas había montado un altar rodeado de flores blancas, no era muy vistoso, pero era lo más hermoso que había podido crear.

Se encaminó a Mir, debía de buscar a los novios y traerlos por separado, ya había encontrado a la persona que formalizase la unión. A su llegada de Mir no vió a nadie, estuvo esperando pero siguió sin ver a nadie, peor aún, no veía ni lobos cerca. No le quedaba otra, se fue a la casa de Calimport, abrió la puerta tal y como solía hacerlo y ...

-La armadura del oreja??, y una carta??,- leyó la carta despacio
-Bueno, estoy es increible, me cago en tó, y ne el oreja también.-

Sin decir nada salió corriendo, no sin antes recoger la armadura de Ankor mientras se comía la carta que le habían dejado, como la que habían dejado para el arcano y partió a darun paseo y a destruir el altar que había creado.

Masha

24/06/2010 00:03:05



[i:91fa63df72]Allí sólo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos, danzando en lo alto del cielo. Imagínate una tormenta como ésta. Y tú en verdad la atravesarás, claro está. La violenta tormenta de arena. La tormenta de arena metafísica y simbólica. Pero por más metafísica y simbólica que sea, te rasgará cruelmente la carne como si de mil cuchillas se tratase. Muchas personas han derramado allí su sangre y tú, asimismo, derramarás allí la tuya. Sangre caliente y roja. Y esa sangre se verterá en tus manos. Tu sangre y, también, la sangre de los demás.

Y cuando la tormenta de arena haya pasado, tú no comprenderás cómo has logrado cruzarla con vida. ¡No! Ni siquiera estarás segura de que la tormenta haya cesado de verdad. Pero una cosa sí quedará clara. Y es que la persona que surja de la tormenta no será la misma persona que penetró en ella. Y ahí estriba el significado de la tormenta de arena. [/i:91fa63df72]

La noche había vuelto a caer. Aredhel, de nuevo, no lo sintió. Seguía acurrucada en posición fetal a las orillas del Estanque Sagrado. Respiraba despacio.

Parecía una estatua blanca. La relajación completa daba a su cuerpo una belleza que no podía apreciarse cuando su tensión y nerviosismo casi constantes lo estropeaban. Samia la había desvestido y bañado, y así seguía en la orilla, tapada únicamente con su capa. Los rasgos afilados, intensificados por los días sin comer, parecían ahora armoniosos y cuidados. Los párpados dulcemente caídos. El cabello plateado desparramado sobre los hombros y el pecho. Las manos entreabiertas, inmóviles en el suelo. Y la boca sin expresión... Eso era lo que asustaba. La estatua era bella, viva, pero... ¿sentía?


[i:91fa63df72]-Si no tiene heridas, ¿por qué no despierta?
-Porque no quiere.
-...[/i:91fa63df72]

annael

24/06/2010 14:06:25



SENDA HACIA TIERRAS HONDAS

En silencio y con calma colocaba las alforjas, el corcel relinchaba nervioso e impaciente, con ganas de comenzar a cabalgar. En Calimport ya había amanecido y el sol irradiaba su luz dorada en las arenas del oasis, pero el corazón del guerrero reclamaba un lugar para descansar, un lugar vacio, desolado y frio, acorde a su estado.
Sabia que el viaje que iba a realizar no era una travesía, más bien una búsqueda, un reencuentro con el mismo, un descenso a tierras profundas.
En el oasis estaban como siempre aquellos calishistas que le habían dado un lugar, Isabella, Ahiza, Dylan y mas tarde llego Rodrick.

Sintió en cada uno de ellos el aliento y la calidez de una mano amiga, El orgullo del guerrero hizo meya al comprender por que daría su sangre por esa ciudad, una antítesis que Aredhel nunca llegaría a comprender, como entre tantos ladrones, proscritos y asesinos se podía hallar pureza...Ankor los apreciaba por encima de todo, Calimport era su sitio, pero últimamente se había perdido.

Isa le conocía bien y le llevo a un lugar apartado del resto, sus palabras hicieron brillar en sus ojos el brillo de la esperanza. Sabia dulzura...Pensaba escuchando las profundas reflexiones de la arcana, un pilar de hierro en la vida del guerrero.

-[i:f017cf1d16]¿Tu le amas?-le pregunto.
- la amo demasiado...ese es el problema.
[/i:f017cf1d16]
Isa le observaba como diciendo, ¿por que lo complicas tanto entonces?,[i:f017cf1d16] es tan fácil...ve a buscarla.
Dale tiempo para adaptarse, seguro que tu también necesitaste un proceso...[/i:f017cf1d16]
Y así había sido, si miraba atrás encontraba mil maneras en que Calimport le había puesto a prueba pero, ¿que fue lo que hizo que ninguna de ellas le frenara en la convicción de que ese era su lugar?...Tal vez la puñalada de Cristina Marfil susurrándole al oído, vete de aquí elfo, tu no perteneces a este sitio.
Que irónico que con los años cristina fuese una de sus mas fieles acompañantes...
Antes de partir se fundió en un abrazo con Rodrick, su nuevo compañero de armas y poco a poco su amigo, aquel del que había oído siempre los mejores consejos a seguir.

Al salir se encontró a Tarbis en la ruta que antecede al desierto.

-¿Ankor?, ¿nuevas ropas, miau?

Aun con una profunda tristeza no pudo evitar sonreír...
Aun no había abandonado la joya del desierto y ya la echaba de menos.

!!!Corre Arul cabalga raudo y cruza las arenas!!!, grito espoleando fuerte al caballo.
Atravesando el camino del comercio el guerrero, estaba sumido en sus pensamientos...

...todo el vacio que revelaron las palabras, es lo único real que he dejado de sentir, nada que perder, atascado, vacio y solo, y la culpa es mía...

Se agarraba fuerte a las riendas pidiendo mas a su caballo! Vamos dame todo arul, dame todo lo que tienes!!!...y el caballo relincho imprimiendo aun mas energía en su galope.

... Me sorprendió que todo llegase tan lejos, confié en ti, llegue tan lejos como pude...

Al horizonte ya podían verse las cumbres heladas, el aire gélido cristalizaba las lágrimas en su cara...El blanco inmaculado de la nieve comenzó a borrar el recuerdo del dolor, e imprimió calma en su interior…

Masha

24/06/2010 14:31:29




[i:fecd85f1cd]Abres los ojos. La tormenta no ha parado. Quizás sea de noche, o quizás haya tanta arena que no puedas ver el sol. De nuevo, te has quedado dormida. Sientes hambre. Sed. Los granos de arena te han desgarrado la piel de nuevo, sangre sobre sangre. Y, lo peor de todo, no sabes dónde estás.

Una parte de ti te dice que aún sigues dormida. Y la otra, asustada, gimotea que todo es demasiado real. Te levantas, te relames los labios resecos y agrietados con una lengua áspera y terriblemente caliente, y decides avanzar. No consigues distinguir las direcciones pero, por lógica, todos los desiertos tienen final.

A los pocos metros distingues una figura moverse entre las dunas. Te proteges la cabeza con más fuerza. Un ciervo, sí, eso es. Un hermoso animal blanco de imponente cornamenta dorada. Se ha detenido y te mira. Parece orgulloso y, al mismo tiempo, sorprendido de verte ahí. Sin embargo, no se mueve. Espera a que tú llegues a su encuentro.

-Salud, niña. -Resuena su voz profunda en tu cabeza, aunque el animal en ningún momento ha abierto la boca. - ¿Te has perdido?

-¡Sí! ¡Sí que me he perdido! ¿Sabes tú dónde estamos? ¿Dónde hay comida? Llevo días vagando aquí, no sé.. no sé... -Gritas tú. La voz del ciervo sonaba nítida y pura, la tuya, ahogada por el viento, la sed y la angustia. No puedes evitarlo, en ese instante te da asco tu propia voz. Y, como una visita indeseada, la expresión de asco de Ankor cuando te miraba viene a tu cabeza como un golpe en la sien.

-Deja de pensar en eso. -Ordena de la misma forma el animal. -Te está consumiendo.

-No, no es cierto. ÉL me está consumiendo. ÉL tiene la culpa de que esté aquí. ÉL me ha traicionado, vendido, humillado.... ¡¡abandonado!! ¡Yo lo di todo por él! Y él... mírame... me lo ha quitado todo... hasta la cordura... monstruo... monstruo...¡¡¡monstruo!!! [/i:fecd85f1cd]

-Ah...¿sí...? Y tú... mi niña.... ¿qué le has quitado tú a él?

El ciervo te mira decepcionado, dolido. Cierra los ojos y gira la cabeza en la dirección en la que caminaba antes. En un parpadeo, ya no está ahí. Se ha ido con la arena, su cuerpo estaba formado de ella. Y tú vuelves a estar sola, perdida en tu mar de odio y rencor

...Y tú... mi niña... ¿qué le has quitado tú a el?

annael

24/06/2010 16:48:54



LA NIEVE Y LA PUREZA

[i:205e44b0bc]Un amor en medio de dos espadas afiladas, ¿por que odiaba tanto wethzalt y todo lo que representaba?, culpaba a cada uno de sus diligentes de su infamia de su egolatría, de su inútil cárcel verde cerrada a todos. Y les culpaba por haber mancillado lo único puro que había conseguido en su vida…Aredhel ahogada en el ultimo suspiro de sus recuerdos.

¿Querían la vida de Ankor?, ¿eso calmaría su erróneo sueño de superioridad?, si es mi sangre la que puede cambiar las cosas…Que así sea…Que luchen por ella como hago yo.

Pero a su cabeza acudió la imagen de Aredhel, antes de que fuera suya y de cómo se negaba a que la revolución fuera por medios de sangre y comprendió que La única revolución es intentar mejorar uno mismo esperando que los demás también lo hagan.

El paso firme del guerrero trazaba gruesas huellas en el suave manto blanco y a medida que mas se adentraba en la espesura helada, se adentraba mas y mas en si mismo.

Con el arco en mano esperando que algún animal se cruzase con el, a lo lejos vio una cierva blanca, tensó con suavidad el arco imprimiendo la mayor fuerza, esperando asestar un disparo certero para que el animal no sufriera, pero entre el hueco de sus patas vio, a dos cervatillos, sus crías, la cierva alzo la cabeza intuyó que algo iba mal. Y el guerrero detrás de un árbol bajo la cabeza y negó sonriendo. Bajo el arco y siguió su camino…mas profundo aun.

-Antes no hubiera dudado en disparar…-penso-

Escucho murmullos y se recostó entre los matorrales, un grupo de orcos grises pasó cerca, sacó la cimitarra en silencio, había luchado contra ellos y sabía que no iba a ser fácil, eran rivales duros, eso nunca le había achantado, es mas había sabido sacar jugo de esa sensación de incertidumbre y con cada victoria mas llenaba la botella de su ego…pero sin saber por que, esos orcos pasaron de largo y el seguía aun allí tumbado. Dé nuevo sonreía negando.

¿Pero que diablos has hecho en mi?...se preguntaba sorprendido.-
¿que me has quitado?...

Aredhel no le había quitado nada, simplemente le había dado aquello de que carecía, y sin saberlo el guerrero estaba disfrutando de aquellas pequeñas nuevas cosas, que ahora eran suyas.

Ya no se guiaba por el instinto ciego, como antes, ya no le importaba si ganar o perder un combate, sino lo que se puede sacar de el, ya no sentía odio irracional, ahora intentaba comprender de donde nacía dicho odio. Ella le había otorgado la calma que siempre busco y le había hecho comprender que había cambiado inevitablemente, le había dado la capacidad de sentir por encima del rencor y del odio. Tal vez había madurado ya no era el niño que huyo de las arenas del desierto buscando cobijo entre los que creía sus hermanos, ya no era el niño que sufrió el desengaño de comprender que el odio racial esta mas allá de la amistad y de la gracia. Ya no era solo el guerrero…

Y supo de donde nació aquello, La loba negra le tubo en Mir a su merced y clavo sus terribles colmillos en su cuello desnudo, comprendió su vulnerabilidad.

Pero ahora no se sentía mal por poseer esa debilidad…en aquel lugar perdido estaba aprendiendo a comprender, que podía obtener de esa carencia, sentía una nueva fuerza interna que le conducía.

En el equilibrio esta la gracia y la pureza, como el agua que pasa a ser nieve por el frio y a vapor por el calor, en su naturaleza solo es agua.[/i:205e44b0bc]

magma

25/06/2010 22:04:31

[i:78862be019]- ¿quien eres, Edelgar o el novio de Aredhel?

- Un guardian del equilibrio debe comenzar por tenerlo él mismo. No deberías dejarte llevar por los sentimientos ni los impulsos.[/i:78862be019]


Las palabras de sus distintos amigos se repetían en su cabeza. Sí, sabía quien era pero también sabía que sentía, y que no toda su alma le pertenecía. Quizás era lo que debía ocurrir, quizas era una señal de madre. ¿cuántas cosas podría abarcar?

Caminaba con los hombros caidos y arrastrando los pies, tal y como venía haciendo desde el fatídico día. Se adentró en el bosque, en una zona lo suficientemente salvaje como para poder encontarse con la naturaleza, quizas eso le ayudaría a sanar.


Dejó sus ropas bien guardadas en un escondrijo, pues no era la primera vez que acudía a ese lugar para meditar profundamente. Se sentó entre las gruesas raices de un arbol milenario y relajó sus mermados músculos. Cerró sus ojos y se centró en escuchar, en el viento en su piel, en los susurros y sonidos en sus oidos...



La lluvia hizo reaccionar al lobo negro como la noche. La luna brillaba en forma de oz en lo más alto del cielo. El lobo se sacudió el agua del pelaje y comenzó a caminar olisqueando el suelo, sin un rumbo fijo, a pasos desganados. En esta ocasión hizo caso omiso de los aullidos de la manada, aquella noche la cacería estaba a punto de comenzar, pero el lobo negro seguía sin apetito, aun en esta forma. Sus pasos le guiaron hasta el ultimo lugar en que habría imaginado, como si buscase un lugar demasiado conocido. Entró en el centro de Suldanessellar, los elfos parecían ni verlo, algunos simplemente lo miraban con lástima, pues era evidente su desnutrición, era un lobo condenado, ¿y qué podían hacer los demás si no recuperaba las fuerzas para seguir adelante? Y sin embargo, no estaba dispuesto a rendirse del todo, debía cumplir sus deudas...


Un olor familiar le subio por la nariz haciendo reaccionar su cerebro como si hubiese recibidio una punzada que le hizo levantar las orejas y colocarlas hacia delante. Siguió el rastro, hasta el estanque sagrado. Allí estaba alguien conocido y que alegraba su corazón, era una elfa, tendida en el suelo.

El lobo negro permaneció un buen rato observándola, algo le hacía temer que pudiese rechazarle aquella elfa cuyos cabellos de plata se mezclaban con la hierba. El lobo no pensaba, era simplemente un cúmulo de impulsos, de deseos, de miedos, estaba en total sintonia con la simplicidad de la naturaleza, su simplicidad, su magnificiencia y su crueldad en muchas ocasiones. Se alzó finalmente sobre sus patas que ahora eran como palillos, sus zarpas parecían enormes en contraste con el resto del cuerpo, pues casi no le quedaba carne, era todo ángulos y pelo deslustrado, más que un lobo parecía una alimaña sucia.

Se acercó timidamente a la elfa, ella no se movía, su olor le atraia y su completa serenidad le despertaba una gran curiosidad. Olisqueó el cabello Aredhel, ella respiraba, le dió algunos toquecitos en el hombro, en la cintura. Tiró ligeramente de sus pies, animándola a despertar. Sin embargo ella no reaccionaba, parecía ni percatarse de la presencia de aquel feo animal. El lobo la miró con sus ojos color verde uva, y finalmente decidió tumbarse a su lado, frente a ella, en contacto con su cuerpo para darle calor bajo la brisa fresca que corría tras haber desaparecido la lluvia.
El lobo permaneció allí sin moverse, no deseaba comer, no deseaba beber, pero al menos, estar allí con ella le daba paz a su corazón y su alma.

Masha

26/06/2010 15:01:17

[i:27c475dfc4]-¿Qué ha fallado? Había estado tan cerca...
-¿De qué?
-De...De... Salir...
-¿Salir...? ¿A dónde...? ¿Acaso es eso lo que quieres...?[/i:27c475dfc4]

La elfa guardó silencio. Estaba sentada en la arena, con las piernas cruzadas. Ya no tenía fuerza para caminar más. Hacía un tiempo, había tenido delante un gran portón de piedra, redondo y pulido. Había corrido desesperada hacia él, pero, cuanto más corría, más se intensificaba el dolor en su pecho.

Algo debía de haber pasado fuera de su prisión de arena. Por un instante, había sentido un olor que le era familiar y la misma sensación que había atormentado a su mente hasta hacerla sumirse en la tormenta de arena, la había atacado ahora. Maldito fuera todo, había perdido la oportunidad de salir de ahí. La oportunidad de vivir.

[i:27c475dfc4]-¿Qué hago ahora?
-Ah... No lo sé, niña. Tú eres la Druida. Oh sabia Madre... -se burló de ella la voz. - Muchos han derramado aquí su sangre... Y tú derramarás también la tuya.[/i:27c475dfc4]

Aredhel cerró los ojos y se dejó caer en la arena. Ya apenas sentía los arañazos de su piel, el hambre, la sed... Sólo estaba triste, muy triste. Como si de repente todas las penas del mundo hubieran caído sobre ella como una losa.

-La losa de mi propia tumba... Qué irónico... -Murmuró y cerró los ojos con un suspiro. Pero no dormía. Sentía que tenía algo más importante que hacer. Aunque fuese sólo despedirse de la vida.

-Y tú... mi niña... ¿qué le has quitado tú a él...?

... ¿Es esa la pregunta...?

En el mundo exterior, donde fluía la vida, el cuerpo de la elfa seguía igual. Simplemente, después de la visita del lobo negro, se había desatado un poco más de la vida. Con dulce resignación. Poco a poco, había empezado a respirar más despacio. Su piel, fría como el hielo, iba perdiendo el rubor que le daba el flujo constante de la sangre. Tan cerca y tan lejos. Un cadáver que aún respira, aferrado a la vida con quién sabe que garras que, una a una, van soltándose sin hacer ruido...

[i:27c475dfc4]-Si no es esa la pregunta... entonces... ¿Cuál es?
-Valiente Druida eres... Tonta... ¿Y tú te dices guardiana del Equilibrio?

La voz remoloneó a su alrededor, revolviéndole el pelo. Después, se fue. Y la tormenta se hizo más fuerte. Aredhel se abrazó la cabeza con las manos y se hizo un ovillo.

-¡¡Vine aquí buscando respuestas!! ¡¡No preguntas!!

...Creo...[/i:27c475dfc4]

Masha

26/06/2010 18:25:41

[i:2348a4e4e5]Una lengua áspera y caliente despertó a la elfa, humedeciéndole la cara. Con dificultad, abrió los ojos y miró alrededor. La tormenta seguía igual, el viento soplaba con fuerza en alguna dirección indeterminada, llevando consigo toneladas de arena que producían un sonido y una fuerza enloquecedores. Cuando al fin logró enfocar, vio que tenía delante un zorro, blanco, igual que el ciervo.

"El lobo no es el problema", recordó haber dicho, "el problema es el zorro."
"El problema son todos", fue la respuesta que obtuvo. En ese instante, le dio cierta vergüenza aquella conversación del pasado reciente. Se levantó hasta quedar sentada y miró fijamente al animal.

-¿Sabes ya la respuesta? - resonó la voz del ser en su mente, nítida y clara, de sexo indefinido.
-No.
-¿Sabes ya la pregunta?

La elfa guardó silencio. Se frotó la cara reseca y asintió.

-Sí, la sé.

El animal ladeó la cabeza, esperando. Tenía un ojo de cada color, uno rojo y el otro negro. Su mirada turbaba profundamente a la Druida, como si viese en lo más hondo de su ser.

-La pregunta no es qué le he quitado yo a él. Si no... si no... Si no "¿qué me ha dado él a mi?"

-Oh... bien... bien...jijijiji... ya lo vas captando... A decir verdad, no te había creído capaz de entender lo que realmente significa el Equilibrio pero...oh... perdona... aún no lo has entendido... jijiji... No era mi intencón darte falsas esperanzas, ¿o sí?

-No he venido aquí en busca de preguntas. - Se limitó a responder Aredhel.
-Si no de respuestas, ya...ya... Todos vienen aquí en busca de eso, aunque algunos están tan perdidos que ni lo saben. Ya ves... cuánto te ha costado a ti... Pues bien... ¿Sabes ya la respuesta? -repitió el zorro blanco.

La elfa se limitó a dedicarle una mirada hosca, levantarse y echar a andar sin pensar hacia algún lugar alejado de aquél engendro que la estaba desesperando. Empezó a pensar en lo que Ankor le había dado. Pero seguía sin poder hacerlo... Cada vez que lo intentaba, el orgullo, el amor propio, la conciencia de las propias heridas la golpeaban hasta hacerla retroceder en su empeño.

De repente, le pareció distinguir un brillo a lo lejos. "¡¡Agua!!". Echó a correr tanto como sus desnutridas piernas le permitían. Era extraño, para ella, llevaba mucho tiempo en el desierto, sin comer ni beber, y sin embargo, no estaba muerta. Al poco llegó a lo que parecía un hermoso oasis. Le recordaba enormemente al de Calimport pero... no, quizás no. Sin duda se parecía más a...

-¿Qué ves? - Susurró una nueva voz, desconocida.
[/i:2348a4e4e5]

magma

27/06/2010 00:55:08

Edelgar despertó desnudo y temblando de frio, pegado al cuerpo de la elfa. ¿Qué habia ocurrido? ¿Cómo habia llegado allí? Suspiró y se levantó sobre sus huesudas rodillas. Observó a Aredhel. ¿Había vuelto realmente? parecía dormir... sin embargo algo en su interior le hacía sentir que no era el descanso normal lo que tendía el cuerpo de Aredhel en el suelo. Edelgar la observó un buen rato, quizás fuese un fantasma... una broma pesada de su mente. Estiró una mano y rozó el cabello de la elfa, su frente y sus mejillas. Estaba helada. Su piel, aun siendo azulada, ahora tenía una coloración que al elfo le hizo ponerse alerta. La respiración de ella era pausada, cansada, casi dificultosa.

Edelgar se puso en pie, caminó sin importarle ir tal y como llegó al mundo hasta su hogar, allí se vistió, sabía dónde recuperar sus otros atuendos, pero estaba demasiado lejos como para permitirse ir hasta allí. Cogió también varias mantas, dos cojines, la cantimplora y su mochila con diversas de sus propias creaciones, pociones, pomadas... Despues regresó junto a Aredhel.

El corazón le latía con fuerza, un sentimiento entre la felicidad y el miedo corría por sus venas como escarcha. ¿Porqué estaba allí? ¿Acaso había vuelto? ¿cuál era la razón de su estado? estaba tan delgada como él mismo, sintoma de un gran pesar y dolor o de una grave enfermedad. Cogió aire y se acercó a aquella que un día había apreciado ser su vida. Extendió dos mantas en el suelo, colocó un cogín en la parte superior y movió el cuerpo de su amada hasta colocarlo sobre la cama improvisada. Cuando dormimos el cuerpo pierde la mayor parte de su calor por las extremidades, tanto inferiores como superiores... Edelgar optó por dar unas friegas con una pomada en brazos, manos, piernas y pies de la elfa. Esta pomada debía proporcionarle un calor leve a su piel, después la cubrió con otra manta, quizás lograse mantener el poco calor que ella aun conservaba. Abrió la boca de la muchacha, y mediante una pequeña cucharilla de madera virtió agua lentamente en su boca, debía beber.

Edelgar esperó a ver si ella reaccionaba ante los estímulos de tragar los pequeñísimos sorbos de agua, quizás despues pudiese alimentarla. Mientras tanto buscó sintomas de enfermedad o algun veneno, postró sus manos sobre ella con la esperanza de que Madre le ayudase a reconocer la causa y el modo de ayudar a una de sus hijas.

Sh0No

27/06/2010 01:51:01

Jadeaba, había llegado lo más rápido que había podido. La había visto usar la palabra de regreso en Mir, destrozada y vacía. El estanque estaba en calma, no había ni elfos ni animales cerca, parecía que era el único allí y sólo se escuchaba su respiración, pero allí estaba ella. Tumbada en el suelo hecha un ovillo, cubierta por su capa.

El druida se acercó poco a poco, observándola atentamente. La elfa estaba desnuda bajo la capa, pero él pareció no percatarse o simplemente no importarle. Su cuerpo estaba débil y pálido, pero su cara mostraba una expresión relajada que la convertía en una hermosa estatua viva, apenas se podía percibir su respiración.
Se puso de rodillas junto a ella, con cuidado, como si al respirar fuese a quitarle el poco aire que reclamaba.

-"Mi pequeña... que te han hecho...?"

No obtuvo respuesta, su respiración parecía cada vez más lenta, como si se estuviese cansando de mantenerla.
Le retiró el peo de la cara, con cuidado, como si ella fuese de cristal. Al contacto con su mano, la cara de Aredhel pareció sonreír levemente, un instante, quizás un espejismo. El elfo se quedó así un rato que parecieron horas, luego se levantó lentamente y miró alrededor.

-"Vamos... poco a poco..."

Después Shono rebuscó en sus cosas y preparó una especie de papilla a base de alimentos suaves. Intentó hacerla comer algo tras hacerlo más líquido con algo de agua, con el mismo resultado.

-"Y Ankor... te ha cuidado bien, los dioses sabrán qué demonios ha pasado con vosotros.".-"Sólo espero que el veneno de Calimport no haya penetrado muy hondo en él, si te ha hecho daño tendrá que contestarme."

(Le encontraré... le encontraré y tendrá que darme explicaciones, y dependiendo de lo que me diga le traeré aquí, aunque tenga que alzar los árboles contra cada guardia de este bosque. Sólo espero que él la haga despertar... Madre...)

[list:3b35183053]Madre... aquí tienes a tu hija... tu hija que tan bien te ha servido.
La has visto crecer al igual que yo, la has visto ser madre de las criaturas de los bosques.
La fuerza que la ha traído a este estado es más poderosa de lo que puedo enfrentar, una fuerza tan poderosa que se nos escapa de las manos, una fuerza que no podemos controlar...
Aún así es el mejor regalo que puedes llegar a darnos, Madre... el regalo que le concediste a ella... amor...
Un amor que la ha hecho sentirse viva, por el que lo daría todo sin pensarlo... ése es el don que le has concedido Madre.

Ahora ayúdala, ayúdala Madre, el poder puede ser doloroso y el poder que le diste le ha hecho muchísimo daño... ayúdala a sanar sus heridas, a encontrar el camino.
No la ayudes a protegerse de ello... sino a abrirse, a abrirse totalmente y recibirlo entero, con los brazos abiertos, a empaparse de ello hasta que no quede ningún mal en ella.
Entonces se levantará al fin, brillante y sabia, con el mayor don de todos.

Tu hija, madre...
Ayúdala a conseguirlo.[/list:u:3b35183053]


(No dejes que me la quiten...)[/i:3b35183053]


[...]



Pasadas las horas, el druida volvió al estanque y se extrañó al ver una figura junto a ella. Se acercó poco a poco a comprobar de quién se trataba.

-"Aiya, Edelgar..."

Masha

27/06/2010 02:03:11



La druida obedeció. Respiró hondo y miró hacia el oasis, esperando ver, al menos, agua. Cuál fue su sorpresa al descubrir la superficie roja, brillante, ondulada por el viento.

Sangre…

Sintió que el pecho se le oprimía y una arcada le subía inexorable por la garganta. Apretó los puños y se obligó a aguantar, jadeando. Aquel escenario dantesco provocaba un efecto devastador en ella, como si no estuviese viendo sólo la sangre, si no el final de todos los que la habían derramado.

Soltó un grito ahogado. Un miedo atroz e irracional la invadía. Delante, de pie sobre la sangre, estaba él. Con su armadura dorada y negra, el pelo recogido y la expresión dura y fría en el rostro. Tenía el brazo estirado y acabado en una cimitarra cuyo extremo rozaba la garganta de Aredhel. Sentía el frío del arma, cómo le quemaba la piel. Y esos ojos…

Emitió un gemido, paralizada. Cuando ocurrió de verdad no había estado ni la mitad de asustada que entonces. ¿Qué era lo que tanto pánico le provocaba? Ankor no parpadeaba. Sólo la miraba fijamente, inmóvil, con el arma en su cuello. Entonces lo vio, el motivo de su horror: el elfo tenía una fea cicatriz en el cuello, allí donde los bestiales colmillos del lobo negro habían desgarrado piel y músculo. La boca se le volvió pastosa, como si todo volviese a ocurrir. De nuevo sentía, como en un sueño, la sangre ardiendo en sus venas. Cómo aquella noche no era la loba blanca. Cómo la seguía su manada, dispuesta a defenderla hasta el final. Cómo poco a poco perdía el control sobre sí misma, cediendo su cuerpo a la bestia. Y…

Niebla, oscuridad y dolor. Una lucha constante por mantener el control sobre sus actos. Caía, agotada, a los pies de un árbol y… ¡maldición! Él venía. Cómo ponía sus últimos esfuerzos en dominarse, en mantenerse pegada al suelo. Prefería morir antes que…

Fin.

Su siguiente recuerdo era cómo de repente se veía con la boca llena de sangre, tumbada encima de Ankor. En un abrir y cerrar de ojos volvía a ser la elfa, la transformación más dolorosa que había sufrido jamás. Nunca lo había hecho tan rápido… Antes de ser aún consciente de todo, tenía las manos rodeando el cuello del guerrero y de ellas manaba una energía fuerte y abrasadora. Cuando las apartó, no sangraba. Sólo la miraba con asco, como si fuese un monstruo.

¿Realmente había perdido el dominio sobre sí misma? ¿Realmente no recordaba lo ocurrido hasta el momento de la sanación? ¿O simplemente su mente había preferido olvidarlo…?

¿…Era esa la pregunta que tanto pánico le causaba?


Apretó las mandíbulas y se obligó a mirar a su atacante. En ese instante, sólo lo veía a él. ¿Por qué aquella escena? Sintió la rabia aflorar hasta que…

-¿No lo entiendes? Él intentaba protegerte. Prefirió echarte a punta de espada para que los otros no te echaran con la hoja.

¿Y si era verdad…? Lo peor de todo… es que seguramente lo fuera…


Cuando volvió a mirar, no estaba. Y ella tampoco. Sólo veía los rubíes líquidos ondularse una y otra vez, sin reflejar nada, sin reflejarla a ella, como si fuese un mero fantasma…

-¿Estás preparada? –Preguntó la misma voz de antes, suave esta vez, cariñosa.

La elfa no respondió. Miraba al oasis, como si esperase encontrar algo.

-Lo estás. –Respondió la voz por ella. Sintió que, a pesar de no tener cuerpo, sonreía.

Sonó un chasquido, como de una cajita al cerrarse, y la tormenta se detuvo. La arena cayó inerte al suelo, cubriendo también a la druida. No había ningún sonido que rompiese el silencio del desierto, nada de viento, nada de dunas huyendo…

…nada de ondulaciones en la sangre.

-Has sobrevivido aquí, has sobrevivido a tu propia mente, has encontrado las preguntas… ¿Serás capaz de ver la respuesta?

-¿Qué me ha dado él a mí…? –Murmuró ella, sin dejar de mirar al oasis.

Y nada cambió. Solo que ya no era un fantasma. Tenía cuerpo, reflejo, consistencia. Era un ente en el mundo, formaba parte de él… Al fin, se veía allí, reflejada en la sangre. Y una Aredhel desecha y desnuda le devolvía la mirada, profunda y orgullosa.

Dedicó un tiempo a observarse, pensando despacio qué podía significar aquello.

-Me ha dado… ¿a mi?

De repente todo cobraba sentido. Como si hubiese encontrado la última pieza de un puzzle incompleto. Dejó ir todo el aire de su cuerpo, toda la tensión. Al fin, la tristeza se iba. Caía de ella la losa de su propia tumba. Dio un paso, luego otro, hasta que todo su cuerpo, hasta el cuello, estuvo sumergido en la sangre del oasis. La notaba refrescante y purificadora. Cerró los ojos y, cuando los volvió a abrir, era sólo agua. Agua pura y cristalina.

No pudo esperar más tiempo. La sed que había ignorado tanto se hacía insoportable. Abrió la boca y sumergió la cabeza en el agua que antes había sido sangre, sin importarle realmente lo que fuera. Bebió y bebió hasta saciarse y, cuando acabó, se sentía nueva y tranquila. Como si hubiese encontrado uno de los manantiales de la eterna juventud. Miró hacia abajo, y sólo vio su cuerpo y sus pies hundidos en la arena. Sonrió. Al fin lo veía claro… La respuesta era ella. La pregunta era ella. El Ciclo comenzaba y acababa en el mismo punto. Y ella no era el centro, lo que ocurría no era algo externo a su persona, si no parte de ella misma. Ella era un punto de la circunferencia que, por añadido, guardaba un Equilibrio perfecto y constante.

[i:14bb1f17e7] …¿Qué es lo que me ha dado él a mi…? A mí misma… Mi libertad…
Me dio la posibilidad de mostrarme al mundo tal y como soy, sin restricciones, sin barreras, sin juicios... Pero yo no fui capaz.
…Intentó enseñarme a no prejuzgar. A querer a todos los hijos de Madre por igual, aunque fuese algo que yo ya debía saber. Intentó enseñarme el mundo tal y como lo ve él… Pero yo no fui capaz.

He emitido juicios constantemente, consciente y subconscientemente. No he podido ver la realidad que él me mostraba, cegada con ver sólo la mía, que creía correcta.
Me enseñó a amar sin límites, con pasión. Pero yo dudaba de cada sombra que se movía a mi alrededor, y también de la suya…
Yo seguí empeñada en ver una realidad de blancos y negros, cuando él intentaba mostrarme todos los matices de gris que conforman el verdadero Equilibrio.
Me enseñó a vivir, a respirar, a sentir la sangre correr en las venas sin intentar cambiar nada de mi propio ser.
Y yo no he confiado, no me he entregado a nada.

Yo creía que lo daba todo. Quizás lo diera todo, menos lo que realmente tenía que dar. Mi corazón, mi vida, mi confianza, mi amor, mi pasión… [/i:14bb1f17e7]

Cerró los ojos y dejó escapar un suspiro. Finalmente, lo había comprendido. Se sentía poseedora de un gran tesoro y, al mismo tiempo, vacía. Quizás, como si ese tesoro no lo hubiese aceptado. Salió del oasis y miró alrededor.

-Ya lo sé. –Le dijo a la voz. Alto y claro. Y su voz le sonó nítida y pura, como había sonado en su cabeza la del desconocido. Por fin, se sentía dueña de la situación, de su vida, de todo lo que había ocurrido…

Aceptaba cada uno de sus actos, y los actos de Ankor. Todos y cada uno de ellos habían ocurrido porque ellos así lo habían propuesto, no eran víctimas de nada. Al fin y al cabo… Sentada en la arena, de espaldas al oasis, fue capaz de aceptarse a sí misma. Con sus debilidades, sus derrotas… Sus triunfos y su fuerza. Así mismo, tras un tiempo de reflexión, acabó por aceptar los de Ankor. Él no había querido mal. La había cuidado, protegido y guiado. Habría dado la vida por ella…

Eso era lo único que aún le dolía. Detrás de toda la ira y el odio que ya no sentía, descubrió un poso de añoranza y cierto arrepentimiento. Se sentía libre y limpia, pero sin fuerza para salir de su prisión.

...Sin deseos de volver a una realidad en la que él no la esperara.

annael

27/06/2010 13:52:31



EL VACIO

A si mismo se conoció en aquel solitario lugar, la cima olvidada, la postergada cumbre de su propia mente, Porque allí no había lugar para dos.

Quizás su desmedido ego fuese el que le hizo llegar a ser un guerrero mucho mejor de lo que su hermano jamás hubiese llegado a soñar, y tal vez su hermano Annael nunca llegase a tener su técnica, ni hubiese conseguido la perfección que el había conseguido en el arte de la espada, pero había algo que su hermano si tenia y que el había ignorado hasta ese momento, PASION, su hermano fue capaz de abandonar todo por perseguir un sueño, siempre lo vio como un egoísta y ahora entendía que el único egoísta había sido el.

-Ankor negó con la cabeza agradeciendo a la druida la cantidad de cosas que le había mostrado con aquel mordisco que casi le arranca la vida-.

Solo en aquel lugar carente de todo, ahora vacío, como el mismo siempre deseo, en ese preciso momento pudo observar más allá Del horizonte, mas lejos aun de la línea del pasado, allí donde van a parar los recuerdos, y comprendió que ya le quedaba muy lejos.
Demasiado lejos, y como desde ese lugar se podía divisar todo aquello que deseara ver de veras, decido observar el camino de regreso, Pero ya no existía porque también había quedado atrás, la única forma de salir de aquel lugar era comprender que debía caminar en La dirección que le dictara su alma, y solo una cosa deseaba mas que nada…

Encontrar el camino del círculo...

Dos veces había estado en la misma situación, bajo las fauces de aquella loba, la primera vez le concedió la capacidad de desearla, la segunda…
La segunda le enseño que el amor tal vez no era una debilidad, como en un círculo que comienza y termina en el mismo punto, pero que arrastra todo el conocimiento que has adquirido recorriéndolo.
Por ese motivo comenzó aquel viaje, por esa razón ahora se encontraba en aquel punto solo, vació una vez mas, pues llegado a ese punto solo queda caminar, y seguir caminando absorbiendo todo lo que siempre fue valioso y volver a llenar eso que dentro de ti se halle vació

El guerrero se puso en marcha, ensillo su caballo y salió de los paramos helados, recorrió de nuevo los caminos más al norte hasta llegar a la pequeña aldea, al lugar donde nació…

Ankor Vidlcamir el menor de dos hermanos, un padre que ni siquiera conoció, un hermano que le abandono por perseguir un sueño, y una madre que murió de tristeza porque nunca supo soportar la soledad de haber perdido a su esposo.

Camino del bosque de abedules Ankor arranco una flor blanca y en el estuario se detuvo en silencio, con suavidad aparto las enredaderas y las hiedras que cubrían la lapida blanca, se arrodillo despacio, coloco la flor con delicadeza y retiro la arena y el verdín acumulado por los años del epitafio.

“Vega hija del viento y de la llama, fue amante de la tristeza, que sus lagrimas alimenten la tierra y que su espíritu encuentre el amor perdido”.

El mismo había tallado ese epitafio aun sin comprender verdaderamente esas palabras.
Había vivido ciego por su ego, siempre había culpado a los demás por su desdicha, Qué equivocado estaba…
Acaricio el epitafio con una profunda congoja que nacía de su nueva comprensión sobre aquellas palabras grabadas en la lapida.
Retiro de su muñeca una pulsera de cuentas de plata, con los dibujos de los elementos grabados, y la dejo sobre la lapida de piedra…Sus ojos se volvieron vidriosos pero de ellos no callo ni una lagrima.

[i:0cafb82b4f]Madre…Esta es Aredhel, ayúdala a encontrar el camino y la gracia…y que tu luz me guie en las noches mas oscuras.
[/i:0cafb82b4f]
Se incorporo despacio y abandono el sagrario sin mirar atrás, allá donde sus pasos le condujeran…

[i:0cafb82b4f]“No importa cuán grande haya sido su fama o cuánta su gloria; un siglo, cien siglos, ¡mil siglos!, consumirán hasta el último vestigio de sus recuerdos, y nadie en el más negro de los absolutos, nunca más sabrá que en este suelo yace mi madre. No llores, sería inútil. Aquí el llanto lo seca el aliento del fuego y a las lágrimas las sorbe la gula del polvo y de los arenales. Sigue tu camino, no te aflijas tampoco; duélete de ti, que cualesquiera que sean tus rumbos llegarás a su mismo destino, pero al menos vive cada momento de esta vida con pasión...”

[/i:0cafb82b4f]

Masha

27/06/2010 14:11:53

La etérea luz de la luna se filtraba entre las ramas de los árboles de Weldazh. El viento del Sur, suave y cálido, movía las ramas en tristes susurros. Y, como a través de un fino encaje, las motas de luna caían en puntos dispares del Estanque Sagrado y sobre el cuerpo de la Druida, ahora cubierto de mantas y cuidados.

En un momento determinado, su rostro se contrajo. Los labios se entreabrieron y dejaron escapar un suspiro, débil y cálido. Después, por la mejilla rodó una única lágrima, grande y cristalina, que avanzó hasta morir en algún punto de su cuello. Finalmente, el cuerpo de la elfa se relajó.

Su respiración ya apenas se percibía. Sus labios empezaron a adquirir un color azulado. Y su vida seguía escapando inexorablemente hacia algún lejano lugar, rompiendo poco a poco los hilos que la ataban a este mundo.

annael

27/06/2010 22:26:33

Al llegar a la encrucijada Ankor se detuvo y puso la mirada en el norte pero su caballo parecia nervioso y giraba la cabeza en direccion al sur.

-¿que pasa no quedamos en seguir al norte?, ¿es hora de regresar acaso?.

El caballo levanto las patas delanteras golpeando el aire, mostrandose ansioso...

Vale vale si me lo pides asi...(¿que diablos le ocurrira ahora?)

Ankor puso de nuevo rumbo al sur, el sol caia a su espalda, siempre era mejor cabalgar en la noche...

Decidio tomar el camino secundario, una vez alli vio los carteles de la gran travesia, y recordo su compromiso con Rodrick.

(buena intuicion Arul, espero que lo que te ocurre sea solo que me quieres ver montado en un camello).

Arul galopaba mas rapido que nunca sin que el jinete tubiese que hacer nada, corria con ansia y nervioso, algo le ocurria...

Gludar

28/06/2010 20:41:19

Con semblanete preocupado, algo raro de ver reflejado en el rostro del mediano, GLudar prendió camino hacia Mir, estaba muy preocupado por la elfa.

Esperó a que la manta nocturna se hicera dueña del cielo, en ese momento sus movimientos se hicieron uno con la oscuridad. Con movimientos pausados y rara vez tan meditados, fue escudriñando la vida nocturna del bosque, por el río, de piedra en piedra, utilizando de forma exponencial toda su pericia en el arte del equilibrio, tratando de dejar el menor número posible de huellas.

La elfa no estaba, era obvio, lo cual preocupaba más aún al mediano, incluso pregunto a la pequeña tribu de trasgos de la zona, pregunta que provocó cierto conflicto, nadie la había visto ni siquiera a los lobos...NO le gustaba la solución pero no le quedaba otra.

SAlió de Mir, y encaminó sus pasos a la arboleda, sin rodeos, sin miramientos, comportándose como su forma de vida le había marcado, sin hacer distinciones de raza, de credo ni de pensamientos, solo le preocupaba la elfa y la encontraría claro que la encontraría.

De camino al bosque, iba añorando los tiempos pasados, que sería de Milmar, de Eldeth, de Hash, de Elbereth y de todos aquellos que habían visto en él algo más que un simple picaruelo. No le quedaba otra, preguntaría a Shono, era con uno de los pocos con los que mantenía tratos como en el pasado...o sino tendría que recurrir al propio Amamir...

Tenía una determinación, encontraría a Ared fuese como fuese, se lo debía al oreja, se lo debía a la elfa, se lo debía a estos tiempos de confrontación en lo que algo tan hermoso como había surgido entre ellos no podía desaparecer.

annael

01/07/2010 13:56:48



UN DRUIDA EN EL DESIERTO

Vio a Shono en la cumbre de la duna de arena roja, su cara era un claro indicativo de que traía malos augurios.

-Aredhel esta a punto de morir, esta en suldanessar, no es causa de ningún veneno, ni hay herida alguna, no lo entiendes, ¡se va Ankor!, ella ha decidido abandonar esta existencia…
Sácala de ahí, tráemela Shono, yo sabré que hacer…-resolvió con el rostro plagado de dudas-

[i:bc063083c1]“Un guerrero sabe lo que todo el mundo prefiere ignorar: que hemos nacido para morir. Sabe que la muerte no es un problema porque es algo natural. Todos tenemos un día señalado para partir. Aunque te ocultes en un agujero para que nadie te vea y pases allí día y noche, tu día llegará, hagas lo que hagas tu día llegará; pero mientras llega, por vivir en tu agujero te convertirás en un muerto viviente.
La muerte no es un problema porque es natural. El problema es vivir como los muertos, sin vida, sin valor, sin dignidad.”
Ankor se planto en la entrada al bosque de wethzalt esperando ver si las palabras de Shono eran ciertas o solo se trataba de la trampa mas vil, ya que sabían que no iba a rehusar aquella situación.[/i:bc063083c1]

Shono la traía en brazos, inerte, fría y lánguida como una flor reseca. ,mientras Eldelgar observaba serio y con la mirada afilada.
Vosotros sabréis que ocurrió…tráela de vuelta Ankor…-dijo Shono mirándole a los ojos-

"Sólo comprendemos aquellas preguntas que podemos responder."-pensó el guerrero mirando aquella figura con tristeza-
Gludar vigilaba que aquello no se tratara de una traición, mientras algunos aliados le esperaban cerca vigilando, velando por su seguridad…

Ankor cogió en brazos a la elfa y camino en dirección a Mir…mientras Rodick apartaba las alimañas dejando libre el camino.
Al llegar a las cascadas recostó a aquella figura inerte en la fría roca, cerca del manantial, la observaba con una mirada solemne y perpetua, acaricio su tez azolada y mortecina preguntándose por que la había elegido. Tal es el destino que quiere mi voluntad…
Se acerco hasta sentir sus labios resecos y le otorgo un dulce beso, sin rencor, sin duda, nada mas que con la pasión que aun sentía por ella, la cual no había podido apagar ni si quiera en los paramos fríos.
Ella movió los parpados como si hubiera sentido aquel beso, su respiración entro en un estado más constante adquiriendo fuerza y en los ojos de Ankor brillo la ilusión de un nuevo amanecer después de un día gris y lluvioso, dibujo una leve sonrisa y comenzó a susurrarle palabras al oído. Palabras que hicieran de puente entre el mundo donde ella se hallaba y el mundo donde estaba su cuerpo su materia y la hicieran regresar.
Entonces en ella broto la vida de nuevo, resurgió a la superficie traída por un fino hilo de esperanza.

[i:bc063083c1] Él guerrero sabe que las batallas libradas en el pasado siempre terminaron por enseñarle alguna cosa. Sin embargo, muchas de estas enseñanzas hicieron sufrir al guerrero más de lo necesario. Más de una vez perdió su tiempo luchando por una mentira.
Pero los victoriosos no repiten el mismo error.
Un guerrero no puede rehusar la lucha; pero sabe también que no debe arriesgar sentimientos importantes a cambio de recompensas que no están a la altura de su amor.
Por eso el guerrero solo arriesga su corazón por algo que vale la pena…[/i:bc063083c1]

Aunque hay algo que un guerrero nunca debe olvidar,..”Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti.”
Y justo cuando ella abrió los ojos, el guerrero se vio reflejado en ellos y supo reconocerlos, la profundidad de aquella mirada seguía siendo su abismo personal.

annael

07/07/2010 15:24:38

EN EL AMOR Y LA GUERRA

Caminaron lentamente de regreso al campamento, Ankor observaba aquella figura que caminaba a duras penas apoyada en su bastón, no quería hacer preguntas, solo deseaba que recuperara sus fuerzas, La druida se acerco a su cuello y con labios temblorosos rozo la cicatriz con sus huesudos dedos y con los ojos vidriosos.

Perdóname, yo no…

El guerrero coloco su dedo índice en los labios de la druida sellando sus palabras, invitando al silencio.

Es solo una cicatriz mas, tengo muchas-sonrió-Al menos de esta aprendí algo que nunca mas olvidare.

Siguieron caminando en dirección al campamento, Shono y Eldelgar esperaban el los limites ansiosos de el destino de Aredhel.
Ankor se aparto y les dejo hacer, mientras preparaba un te, pero Eldelgar comenzó con reproches, Ankor se acerco con mirada seria y le susurro al oído:

Como vuelvas a amenazarla con quitarte la vida, seré yo quien lo haga, no soporto la debilidad…

Eldelgar se puso furioso, se desabrocho la camisa y descolgó su arco del hombro, comenzó a amenazarle con una actitud que tiempo atrás no hubiese tolerado.
El guerrero se desabrocho el cinto y dejo caer sus cimitarras al suelo, con una patada se las lanzo a Shono en un gesto que sorprendió a el mas que a nadie. La druida blandía una cimitarra temblorosa, observando, hastiada ya de aquella situación.

[i:355d668d20]"En este momento el corazón del guerrero le dice "no aceptes las ofensas, ellas no aumentarán tu habilidad. Te cansarás en vano”.
Un guerrero no pierde su tiempo escuchando provocaciones, él tiene un destino a cumplir".[/i:355d668d20]

Observó a los elfos con cierta tristeza…Aun no habían comprendido la naturaleza de todo aquello y con esa actitud se acercaban inexorablemente a algo que seguirían ignorando hasta que los tambores comenzaran a hablar y tal vez ahí entenderían que En la Guerra todos perdemos… la vida con vida se contenta pero la guerra es siempre muerte.

magma

07/07/2010 23:16:16

Le habían arrancado el corazón del pecho, dejando en su lugar un vacío oscuro y frío.

Aredhel yacía en el suelo junto al estanque sagrado. Shono había salido para enconrtrar el modo de hacerla volver de ese mundo entre la vida y la muerte. El joven elfo, delgado como un esqueleto, cuidaba de aquella que un día se había convertido en el motivo de su existencia. No estaba seguro de si ella le oia, seguramente no, y en caso de que pudiese oirle siquiera le escucharía. El joven elfo recordaba momentos pasados, momentos mejores, pero también expresaba su confusión y cómo todo aquello le sobrepasaba por no poder alcanzar comprenderlo.

Aredhel no llevaba ya el collar que él le había entregado, en una unión íntima, algo similar a una boda con el bosque como único testigo, un collar hecho con nudos que había apretado bien, un cordel blanco, anudado con fuerza, simbolizando la intensidad de sus sentimientos y compromiso para con ella. Pero ella ya no lo llevaba...

(Quizas debí apretarlos más) pensó Edelgar. Tras esto miró su muñeca, ella le había hecho una pulsera a él y sin embargo él seguía conservándola en su lugar. ¿Qué sentido tenía?, el collar sí seguía teniendo validez, pero esa pulsera ahora solo era una gran farsa, debieron deshacerse sus nudos, era un engaño.

Se quitó la pulsera y se la puso en la muñeca a la elfa tendida entre mantas, se la devolvió, era suya no de él, el mundo hecho de mentiras y farsas era solo para los necios.

Aredhel comenzó a respirar más pausadamente, cogiendo aire muy de vez en cuando. El druida suspiró, sacó fuerzas de donde pudo y se esforzó en recordarle los motivos infinitos para vivir y la cobardía que es dejarse morir.

- El primer beso cálido del sol en la mañana sobre el rostro, los cantos de los pájaros al amanecer y al atardecer, el vuelo de las mariposas en primavera, ver crecer un simple y dévil tallo hasta convertirse en un fuerte e imponente roble, la lluvia fresca mojando el cabello, reunirte con tu manada, el olor de la tierra cubierta por el rocío de la mañana, una flor abriéndose para despues dar vida a un fruto sabroso que llenará de frescas sensaciones tu paladar, el aroma de esas flores... -

Dedicó una leve mirada a la bella durmiente, suspiró y cruzó sus manos tras la nuca, apoyado en un joven árbol en flor. Siguió cavilando:

- Pero no es solo eso, no puedes dejarte morir por el simple hecho de que no tienes derecho. Tienes un deber para con Madre, ¿Acaso lo has olvidado?, no puedes dejarte morir simplemente por eso, renegar a su regalo y milagro más preciado, la vida ¿acaso te atreves a despreciarlo asi? Nuestra promesa es cuidar la naturaleza no sucumbir al cansancio de vivir, no podemos permitírnoslo. Un druida no tiene derecho a nada más que a cumplir con su deber. ¿Quien cuida de Mir ahora?. -

La elfa de vez en cuando fruncía el ceño o suspiraba como si una pequeña porción de su alma abandonase su cuerpo escapando de sus labios. Edelgar suspiraba también, impotente, herido de muerte pero sin dejarse caer de rodillas, miraba aquella joven elfa a quien aun amaba y al mismo tiempo creía desconocer. ¿Qué había habido de verdad en su historia? ¿Hasta qué punto había jugado con sus sentimientos? Había sido un imbécil, y a fin de cuentas eso le convertía en el único culpable de su dolor.


Shono llegó corriendo a toda prisa, Edelgar había desplazado a Aredhel dado que había consumido un remedio letal que en un principio estaba destinado a ella, a pesar de todo prefería ser él quien sufriese, Aredhel no podía negarse a tomar lo que le diesen en ese momento y él no deseaba herir los sentimientos de Rashega ni ver como su aun amada Aredhel tragaba, inconsciente, ojos de hombre lagarto. Todo aquello había acabado en una pequeña trajedia para el cuerpo debilitado del elfo, pues aquellos ojos habían caido como rocas en su estómago vacío desde hacía demasiado y el remedio, ese líquido infernal... le había purgado hasta la bilis.


- Vamos, me la llevo, debemos sacarla de aquí- dijo Shono con determinación a pesar de que las palabras se le cortaban por la falta de aliento. Edelgar no lo veía claro, no la habían movido en todo el tiempo que llevaba en Suldanessellar por no molestarla o empeorar su situación y ahora había que llevarla... ¿a Mir? un viaje largo para una moribunda. Pero Shono no cedió. Edelgar en parte deseaba retenerla más tiempo a su lado, pero no insitió más.

Shono se cargó a Aredhel al hombro y al hacerlo los brazos de ella cayeron hacia abajo, el archidruida pudo ver con claridad la pulsera en la muñeca de la elfa.

-Edelgar! no ayudas nada! ¿esque quieres matarla?- El joven druida se subió la capucha y aguantó la reprimenda de su amigo. Sin embargo no cedió a la orden de que le quitase la pulsera a Aredhel así que lo hizo Shono mismo.

-Tómala Edelgar, y no vuelvas a hacer algo así- dijo Shono con tono severo

-Na.. tirala al fuego de la hoguera, a fin de cuentas solo es eso, cenizas - respondió Edelgar mientras se apoyaba sobre su baston para emprender la marcha.

Edelgar temía cuál sería el remedio, se lo habia dicho a la elfa en la soledad que el profundo sueño de ella les había proporcionado:

-¿Acaso lo que necesitas es un beso de Ankor en tus labios?-
Por supuesto lo habia soltado con rintintin, le asqueaba la idea, ese bastardo traidor y ella... ¿cómo había podido enamorarse de él? quizas necesitaba que le pusiesen una daga al cuello y le robasen un beso mientras la hoja rozaba su fina piel, mientras el filo mortal refrescaba la arteria principal del cuello.

Sentía rabia, asco, repulsión, y al mismo tiempo seguía amándola a pesar de todo. (Eres un imbécil, Edelgar) se dijo, y negó con la cabeza mientras seguía a Shono que no hacía más que repetirle que podía acompañarle pero que no causase problemas.
(Para hacerle de niñera sirvo, después solo soy un problema)

Salieron al camino de comercio, Shono dijo que el remedio era entregarle a Ankor la elfa, pues él sabía lo que le habría sumido a ella en ese estado. Y allí apareció el traidor, el unico elfo a quien Edelgar odiaba por encima de todo desde hacía muchos años. Un impertinente mediano acompañaba al bastardo. Edelgar se apoyó en la ladera de la colina, observando sin decir nada. Shono entregó la elfa a Ankor y entonces el mediano se acercó a Edelgar y pretendía mandarlo fuera con gestos y palabras en común que el elfo no comprendía. Edelgar no pensaba marcharse, la mota de polvo en el ojo se quedaría a comprovar que Aredhel se despertaba.

- ¡¡QUE TE MARCHES EDELGAR!!- le gritó de golpe Shono.
Esto le dolió a Edelgar, verse tratado como si el traidor fuese él, como si fuese el problema de todo, ahora solo era una molestia, un problema, alguien que solo busca hacer el mal... y su única intención era cuidar de ella, ver que se ponia en pie para poder marcharse a odiarla o intentarlo.

El joven druida se recostó más contra la ladera dejando claro que no pensaba moverse de allí, para nada. Entonces Shono se le acercó encolerizado y le cogió del cuello de la camisa, amenazador.

- Márchate Edelgar, no compliques las cosas, no interfieras-

Edelgar estaba dispuesto a que Shono le golpease, a recibir la paliza de su vida, sí, ofrecería resistencia pasiva, toda la resistencia pasiva que pudiese, pero no era escoria, la escoria venia del sur. Así dejaria bien claro quienes eran los perversos allí.

Ankor se marchó con Aredhel en sus brazos, el mediano desapareció un poco más tarde. Shono estaba furioso con Edelgar, ese raquítico elfo de cabellos sucios y enredados con ojeras más grandes que las cuencas de sus propios ojos, más oscuras que una noche sin Luna.

- Bueno Edelgar, yo iré a Mir a ver si Aredhel despierta, puedes venir si te comportas, deja que Ankor trate de hacerla volver, es la única esperanza para ella. Si vienes deberás comportarte, dejar de intentar estropear las cosas. -

Edelgar siguió a Shono. Por supuesto que iría. Deseaba saber de primera mano el destino de aquella a quien amaba, aunque quizas quien él había conocido solo era un reflejo ilusorio de la realidad, pues poco le había costado olvidarle, o mejor dicho, sustituirle por otro, por el peor de los otros.

Shono corría como alma que lleva el diablo, con un ritmo constante y elevado para llegar cuanto antes a Mir. Edelgar le seguía como buenamente podía, las piernas le dolían, las rodillas amenazaban con ceder y hacerle caer de bruces, el aliento le faltaba causándole gran dolor en la garganta y pulmones, pero no podía quedarse atras, si no estaba perdido ante la menor amenaza.

Finalmente llegaron a Mir, se detuvieron frente a las empalizadas del campamento que los calishitas habian levantado. Edelgar se dejó resbalar con su espalda por el tronco de un árbol, casi no podia ver, se mareaba, todo se le nublaba. Shono le pidió disculpas por el comportamiento anterior, no debió ponerse tan violento. Edelgar le preguntó porque la elfa era más importante que él, ¿qué le convertía a ella en una pieza imprescindible y a él en una pieza defectuosa del puzle?.

Los dos elfos hablaron un buen rato a la espera de noticias a cerca de Aredhel. Edelgar deseaba que ella despertase, que Ankor lograse traerla de vuelta, pero no podia evitar sentir un gran asco al mismo tiempo si las cosas se producían así.

Shono apaciguó a Edelgar con sus observaciones, con sus palabras, con sus lecciones, se había calmado y podía tratar de nuevo a Edelgar como lo que era, un elfo joven que ha recibido un duro golpe pero sigue siendo noble.

Pasaron unas horas más y entonces Nimp, el oso compañero de Shono mostró un interés intenso hacia algo dentro del bosque, Shono miró hacia allí, poco después lo hizo Edelgar, que había vencido a la pájara que le había producido la carrera debido a su gran devilidad física del momento.

De entre las sombras proyectadas por las copas de los árboles aparecieron dos elfos, Ankor y Aredhel, ella caminaba ayudada por él. Finalmente lo habían logrado, Edelgar ya tenía todo lo que había ido a buscar, ella seguía viva y él se iría de vuelta a su bosque, ella que se quedase en Mir, con su verdadero amor. Colgó el arco a la espalda, no había nada que temer ya, el viaje había concluido.

Ambos salieron de las delimitaciones del campamento para acercarse a ellos. Aredhel miró a Shono, cansada pero sosegada, después miró a Edelgar severa y frunció el ceño. El elfo le miró a los ojos serio, manteniéndose firme, no tenía nada de que avergonzarse. Ella volvió a Shono y en un intento de caminar las piernas le fallaron, Shono la sujetó. Ankor los dejó solos para acercarse a Edelgar que se encontraba apoyado aun en el mismo árbol que a su llegada.

-Cómo vuelvas a amenazar con quitarte la vida, te la quitaré yo primero - le susurró para que nadie oyese su amenaza.

Edelgar sonrió irónico, malicioso, las personas como Ankor no cambian nunca, siempre serán escoria, pensó. Edelgar sabía a ciencia cierta que jamás había amenazado con quitarse la vida, luchaba por no caer, y lo sabía tan ciertamente porque, sin lugar a dudas, él era el único que pasaba cada segundo de su vida en su propia compañía.

El joven druida abrió de un solo tirón su camisa, dejando el hundido abdomen al descubierto, y gritó a Ankor que se alejaba de él poco a poco.

- Vamos, y porque no lo haces ahora mismo? venga, atraviesame las entrañas! -

Ankor, en vez de enfurecerse y atacar miró a Edelgar con compasión y dejó caer sus armas al suelo, acercándolas a Shono.

(maldito bastardo, ¿ahora eres actor?) pensó Edelgar

-¡cobarde!- le gritó a Ankor, que a sus ojos solo trataba de hacerse pasar por alguien cándido y lleno de virtudes a quien un loco trataba de hacer ir por el mal camino. Edelgar le conocía bien.

Tras esto desvió la mirada hacia Aredhel, a quien habia creido escuchar murmurar algo , pero no lograba oirla. Ella sujetaba la cimitarra de Shono aunque él se la quito de las manos, la elfa estaba tan dévil que a penas podía mantenerla en su puño. Edelgar le miró serio, a los ojos.

-Vaya, ¿querías matarme tu misma?-

La elfa movía los labios pesadamente pero Edelgar no lograba oirla a penas, mucho menos entender sus palabras. Se aproximó para escuchar al fin:

-una .. disculpa... tu... una... disculpa...-

- ¿yo? ¿a él?- Edelgar señaló a Ankor sin molestarse ni en mirarle.

-a.. mi...- aclaró Aredhel.

- ¿Lo ves? Te dije que no le ayudabas - añadió Shono.

Edelgar sonrió irónico.

- no voy a pedirte disculpas por decir lo que siento ni lo que creo de verdad, no voy a pedir disculpas por ser sincero. -

Fué un momento tenso pero a Edelgar le importaba poco ya casi todo, solo trataba de centrarse en sus deberes lo demás había perdido todo el sentido.

- lo.. siento.. si te he.. herido... - dijo Aredhel mientas apoyaba una mano en el pecho de Edelgar, más que para ponerla sobre su corazón para tener un punto de apoyo que le ayudase a mantenerse en pie.

Edelgar asintió solo una vez y dijo con un tono más calmado mirandola a sus pupilas:

- Y yo siento si mi dolor te ha dolido a ti tambien, siento si mis palabras o gestos te dañan, pero nunca dejaré de decirte lo que pienso, aunque eso te escueza en lo más profundo del alma. Es lo que hacen los amigos. -

Shono se sintió complacido porque ambos se sincerasen.

Edelgar, tú también deberías quedarte a reponerte, debes comer... ¿te quedarás con nosotros? -

Edelgar se sentía demasiado agotado, quizas sí podria o debería quedarse unos dias a coger fuerzas, el viaje había acabado con lo poco que tenía, no podia imaginar volver a pie solo, seguramente no llegase jamás a Weldazh, al menos no vivo.

- Bien, me quedaré dos o tres días, supongo que puedo hacerlo... - dijo finalmente.

Se adentraron en el bosque, llegaron al rio, Aredhel se veía inquieta, buscando. Ankor les siguió. Al poco apareció la loba, corrió hacia Aredhel y la elfa se colmó de felicidad, abandonándose en un largo abrazo y hundiendo su rostro en el denso pelaje de la loba. Edelgar observaba desde una distancia prudencial. Ankor miraba a Aredhel con una boba sonrisa. Edelgar no soportaba a ese bufón, alma oscura e inmadura, que se dejaba llevar por los instintos más basicos. Se acercó a él y se apoyó en el tronco del gran árbol que estaba tras los dos.

- Bueno, creo que esta noche podría matarme, sí... colgado... o mejor me corto las venas.. ha de ser algo espectacular para que ella lo encuentre por la mañana... - susurró para molestar a Ankor e incitarle a cumplir su promesa. Pero en vez de cogerle del cuello Ankor guardó silencio mirando a Aredhel en el rio. Edelgar tenía ganas de vomitar.

- Dime Edelgar, ¿cuáles son las hierbas más nutritivas para llevarle a Aredhel y se recupere pronto? - susurró Ankor a Edelgar.

- no trates de comprenderlo todo. Jamás te diré nada a cerca del mundo natural, no te corresponde, por suerte para ti aquí está Shono, él sabrá qué hacer, tu dedícate a lo que se te da mejor, entrenarte a muerte en un lugar de apuestas y pagar a prostitutas para que te calienten con sus enormes muslos -

-eso haré - respondió Ankor.

- Me voy Shono, vuelvo a mi hogar, aquí no voy a recuperarme ni nada me retiene. Vuelvo a Weldazh, allí nos encontraremos, pues yo sí vivo allí - añadió Edelgar mientras cruzaba el rio sin importarle mojarse hasta las rodillas o más aun.


- Está bien Edelgar - y Shono se despidió. Ni Aredhel ni Ankor dijeron nada, no le iban a hechar de menos, de eso estaba seguro. No les molestaría más, dejaría a la bella y la bestia completar su cuento hasta el final, hasta el desenlace que fuese necesario, feliz o maldito, eso ya no importaba demasiado.

Introdujo la mano derecha en el bolsillo y palpó un pequeño objeto tallado en madera por él mismo.
(Por los dioses, que esté activado) pensó minentras lo apretaba entre sus dedos y murmuraba unas palabras. Para su alegría a los pocos segundos se encontraba en su hogar. No estaba seguro de haber podido salvar la distancia de otro modo.

(ahora Edelgar, debes trabajar... y olvidar tantos años de mentiras)

Masha

10/07/2010 01:37:23

-Al fin lo has comprendido. Eres una chica lista. Al final, siempre lo coges, pero... ¿Cuánta sangre derramas por el camino? Piénsalo, es imposible que todos esos rubíes sean tuyos...

Aredhel abrió los ojos, sobresaltada. Tardó unos sengundos en comprender dónde estaba. Se había dormido en su desierto, y ahora despertaba... ¿dónde? Parecía una ciénaga, un terreno pantanoso lleno de vapor, agua y maleza... presidido por un enorme roble muerto.

A pesar de todo, no le pareció del todo desagradable. Entendía que, si había árboles, tendría agua y alimento. En ese instante no necesitaba nada más. Sólo la alarmó el hecho de ver muy poca tierra firme donde pisar, pero menos era nada. Se levantó con cuidado y probó a olisquear el agua que la rodeaba. Definitivamente, no era potable. Se encogió de hombros y volvió a sentarse.

Desde que llegó a su "iluminación" las cosas habían dejado de importarle tanto. A su manera, se había resignado a la realidad que la rodeaba. Quizás fuera la primera vez en su vida que hacía algo así: resignarse, doblegarse. Pero no veía por qué luchar. Lo había entendido todo, ya no guardaba ningún rencor, su corazón estaba en paz... Triste, pero en paz. Había esperado que el desierto la dejara morir tranquila y permaneció sentada lo que debieron de ser días y días, sin pensar en nada, sin desear nada... Perdida en su propia alma con la calma de quien, metódicamente, hace las maletas antes de un viaje minuciosamente planeado y estudiado.

Poco a poco se fue durmiendo, cerrando las últimas puertas de sus recámaras... En el instante final sus ojos se iluminaron con el brillo de la idea, de la emoción, un "hasta pronto", quizás... un "gracias por todo"... Pero aquello no había sido el final.

Había despertado en la ciénaga, rodeada de un calor húmedo y sofocante, aunque más soportable que el del desierto, y un olor penetrante, dulzón, de tierra, agua estancada y podredumbre. Suponía que debía sentirse defraudada, traicionada al menos... Pero no sentía nada. Entraba en una nueva fase y de nuevo nadie le había preguntado si era aquello lo que quería hacer. Sólo con esta idea la sangre le ardió en las venas, aunque la emoción duró apenas unos segundos. Suspiró, se sentó con las piernas cruzadas y empezó a observar.

Un tiempo después, su meditación dio frutos. Aunque no los que ella esperaba. Volvía a sentir aquello que la rodeaba, como había hecho en Mir tantas veces, en sintonía con la tierra y el aire... Pero no era "eso" lo que estaba acostumbrada a experimentar. Era como si, muy poco a poco, llegaran a sus sentidos, camuflados como mensajes de la naturaleza, los vestigios de la realidad que todo este tiempo había rodeado a su cuerpo material. Un instante, sintió el olor del bosque de Weldazh. No lo olió, ni nada parecido, sólo "supo" que lo había hecho. Después, el contacto de unas manos amigas. Más tarde, agua y tierra sagradas...

Todo parecía muy agradable. La elfa estaba sonriendo. Hasta que empezó a "percibir" sonidos. Era la sensación más nítida, la estremecía... Más aún cuando reconoció a quién pertenecía aquella voz.

Edelgar... No...

Ahogó un sollozo. Las palabras del elfo, o lo que ella entendía, era demasiado cruel.

[i:78825478ce]¿Por qué has elegido a ese bastardo?...
Eres una cobarde. ¿Acaso necesitas un beso de tu amado Ankor para despertar?
¿Te acuerdas de Gordito? Nuestro pequeño tiene una familia. Ha tenido cachorros. Ha encontrado a una osa negra, preciosa...
[/i:78825478ce]

Y así durante horas y horas. La voz del druida elfo la martilleba constantemente. No era capaz de distinguir todas sus palabras, pero, por lo poco que había oído, su cabeza construía todo lo que sus oídos no podían captar. Cerró los ojos con fuerza y escondió la cabeza entre las manos. ¿Qué era lo que sentía? Parecía como si todo lo que hubiese entendido, aquellas ideas que la habían hecho libres... estuviesen derritiéndose una a una al calor de un sentimiento nuevo y terrible: el rencor, la culpa. Edelgar había sido una pieza que ella había intentado turbar lo menos posible. ¿Cómo podía estar haciéndole esto ahora?

Cobarde, cobarde, cobarde... Traidora...

Sin darse cuenta, empezó a llorar. Y, una vez hecho, ya no podía parar. Lloró durante horas, hasta que el nivel del agua empezó a subir. No lo vio, así que tampoco pudo preguntarse si aquello era culpa suya. Sólo entendió que algo habia cambiado cuando el agua le llegaba por el pecho y la tierra la sorbía hacia abajo, al interior...

Una sensación dolorosa y placentera a la vez. Quizás ahora sí que fuera el final. Miró hacia arriba, en busca del cielo. Pero no vio nada. Y el agua podrida le llenó la boca.

Masha

10/07/2010 03:01:14

[i:23e1c68226]-¿Por qué lo has hecho?
-¿El qué?
-Hundirte en el agua. Dejarte ahogar. ¿Por qué lo has hecho?
-Yo no he hecho nada.
-Ese es el problema. Pero incluso "nada" es algo que has hecho tú.

...

-Escucha, ¿lo oyes?
-¿El qué?
-El corazón.
-¿Cuál...?
-El tuyo. El suyo. Qué importa. ¿Lo oyes?
-Sí.
-Bien. Antes no lo oías.[/i:23e1c68226]

La elfa abrió la mano y rozó algo suave, cálido y peludo a su lado. No necesitó hacerlo dos veces para reconocer el pelaje de Dalhia, su hermana loba. Había pasado demasiadas noches dormida entre sus patas para no reconocerla al instante.

[i:23e1c68226]-¿Eras...tú la que me hablaba?
La loba asintió en la oscuridad, estremeciendo su enorme cuerpo.
-¿Por qué has venido aquí? -Insistió Aredhel.
-Yo no he venido. Tú me has traído a este lugar.
-Eso no es cierto, yo nunca haría nada así.
-¿Estás segura?

...

-¿Lo oyes?
-¿El qué?
-La voz.
-¿Qué voz?
-La suya.
-No...
-Has oído su corazón. Utiliza el tuyo. Escucha. [/i:23e1c68226]

La elfa cerró los ojos para sumirse en la misma oscuridad que la rodeaba. Quizás no quería oír la voz, la que fuese... Quizás...

[i:23e1c68226]-Suena muy dulce...
-¿Tú crees? Bueno, sí, es posible... Escucha mejor.
-No quiero.
-¿Tienes miedo?
- ... Sí.
-¿De qué tienes miedo, hermana?
-De mi.
-Hm... Creía... Escucha... ¿No suena distinto?
-Todos cambiamos...
-Quizás él haya cambiado. Quizás te haya perdonado. Quizás te esté buscando. ¿Vas a traerle aquí?
-¡¡NO!!
-Entonces, sal.
-No puedo.
[/i:23e1c68226]

La loba se levantó y rozó con el hocico el cuello de su compañera. Aredhel se estremeció por el contacto de la nariz fría y húmeda. Al instante, su voz pareció alejarse y, cuando quiso volver a tocarla, ya no estaba allí.

-Un lobo blanco y otro negro...¿a cuál seguirás?

Masha

11/07/2010 04:46:53



La oscuridad seguía envolviendola. De repente, una figura se acercó a ella por la derecha. Primero, creyó que era un hombre. Pero después comprendió que lo que caminaba hacia ella era un lobo. ¿O no?

Era algo cambiante, extraño. Un segundo parecía un elfo, otro un humano, otro un animal. Pero algo se mantenía invariable. Era completamente blanco, albino. Cabello plateado, piel nívea, ojos de un azul tan claro que casi parecían leche. Le rodeaba un aroma dulce, a hogar, a pan dulce, té caliente y miel. A juegos junto a la chimenea, a carbón al anochecher. A hierba, a sol, a río, a árboles... A chocolate caliente, a tierra, a muñecas, a libros, a bebé... Un olor a leche materna y paz.

Aredhel se dejó impregnar por su fragancia y sonrió.

-Buen día, mi pequeña.

La voz del desconocido resonó plácida y dulce, tranquila, segura... Desprendía una luz suave que refulgía en millones de estallidos, como diminutas estrellas que nacen y mueren en un sólo instante. Libélulas, soles. Esta luz dejó entrever que el desconocido caminaba sobre agua negra, que a su paso se tornaba blanca plateada. Sus pisadas desprendían ondas concéntricas que iban expandiéndose por el espacio como el ejército más disciplinado del mundo.

La elfa le miró fascinada. En cualquiera de sus formas, era terriblemente atractivo. Belleza de ángel. Cabello largo, liso, recogido por los lados en dos trenzas finísimas. La frente amplia, los ojos grandes, algo rasgados, almendrados. La nariz larga y fina. La boca perfecta, como dibujada. Cejas finas y rectas, pestañas largas. Mandíbulas fuertes pero discretas. Pómulos altos, barbilla varonil pero no prominente. Apenas si pudo parpadear, hechizada.


[i:1449886dc7]-Buen día... señor. -Balbuceó. -¿Quién sois?
-Soy y no soy. Soy muchas cosas. Para ti soy el Lobo Blanco. ¿No es cierto? Pensaba que este momento nunca llegaría. Aunque suelo tener mucha paciencia. Hay que tenerla... - El Blanco sonrió con dulzura y extendió una mano hacia la elfa. -Ven, pequeña. Todo ha pasado.

Sin darse cuenta, Aredhel ya estaba avanzando hacia aquel ser. Cogió su mano, y el la pegó a su pecho, acariciándole la cabeza con la mano libre. Hacía mucho tiempo que la druida no sentía contacto alguno, que estaba sola... Y las manos del Blanco la hicieron estremecer.

-¿Qué pasará ahora? -Murmuró Aredhel sin apartarse de aquella magnífica criatura, reconfortada, tranquila.
-Vas a venir conmigo, ¿verdad, pequeña? Yo cuidaré de ti...
-¿A dónde?

-Verás... Ha llegado el momento de que aprendas la última lección. La vida, mi ángle, reside en la muerte. -El Lobo Blanco cogió a la elfa por la barbilla y la hizo mirarle, sonriendo con la misma dulzura de antes. - Te comprendo, no creas. Durante una crisis, cuando existen tantas posibilidades de vida como de muerte, debemos escoger la muerte. No hay en ello nada difícil, sólo hay que armarse de valentía... y actuar.

Aredhel miraba al ser petrificada, sin poder apartar la mirada de sus ojos. Él se inclinó un poco hacia ella, despacio... Hasta rozar su piel con el aliento cálido y agradable, suave. Acercó los labios hacia los de la elfa...

Y ella se sacudió, asustada.

-¡¡No!! - Gritó en un susurro.

-Shhh... No temas, mi pequeña... Algunos dicen que morir sin acabar tu misión es morir en vano. Pero hacer una elección juiciosa en una situación donde las posibilidades de vivir o de morir se equilibran, es casi imposible. Todos prefirimos vivir... Y es muy natural que creas ver buenas razones para seguir viviendo. -El Lobo Blanco hablaba con seguridad, convencido de lo que decía, pero sin perder la suavidad y dulzura característica de su tono y voz. Acariciaba el pelo y las mejillas de la elfa, sin dejar de mirarla. -El que escoge vivir habiendo fracasado, como tú, es despreciado, un cobarde... ¿cuántas veces te han dicho que eres una cobarde? ¿No sería por algo? ... No llores, mi niña, todo va a acabar... El que muere después de haber fracasado, muere de una muerte fanática y honorable... Y da ejemplo a los demás. Has caído, ten el valor de caer sin hacer ruido... Ven...

Volvió a acercarse a ella, en busca de sus labios. La elfa cerró los ojos con fuerza.

-¡¡No!! ¡Yo no soy una cobarde! No voy a morir. ¡¡No!! No así. ¡¡Largate!![/i:1449886dc7]

Apoyó las manos en el pecho del ser con tal violencia que éste salió despedido hacia atrás, llevado por una fuerte ráfaga de aire. Al caer, se hundió al instante en el agua. Y todo quedó a oscuras, en silencio, una vez más. Aredhel sólo oía los latidos desbocados de su corazón y su respiración. Creía que hacía tanto ruido que todo el mundo podría oirlo, en cualquier rincón de Toril.

Cuando al fin logró calmarse, intentó serenar sus pensamientos. ¿Por qué lo había hecho? ¿Por qué no había aceptado la dulce salida de aquel ser maravilloso? El Lobo Blanco... La muerte... En parte, sabía que aquello iba a ocurrir. Se había resignado a que, irremediablemente, acabaría muriendo allí, dentro de su prisión... Pero, al parecer, algo dentro de su corazón no había acabado de aceptarlo.

Hasta las yeguas más salvajes pueden ser montadas. -Recordó con cierta ironía y dulzura. Al fin y al cabo, en el fondo, era salvaje y fuerte. Pensó en su animal totémico: el caballo. Al final de su bastón de druida, la prueba del éxito de su Iniciación, un corcel galopando contra el viento con todas sus fuerzas.

Todos estamos hechos para morir. Pero nosotros debemos decidir cómo hacerlo.

Sacudió la cabeza y miró a los lados, recobrando algo de confianza en sí misma. Cuando acertó a detenerse en el lugar donde había desaparecido el Blanco, vio a una nueva criatura, agazapada, mirándola.

[i:1449886dc7]-Menudo cabrón, ¿eh? -Dijo en alto, levantándose. Su voz era firme y segura, desafiante, rebelde, atractiva, joven, atrevida. Pero no se veía nada de su cuerpo. -No es la primera vez que le veo hacerlo, no te creas. Has sido muy valiente negándote. ¿Cómo te llamas?
-Aredhel, Aredhel Vardamir. Druida de... ... ... Es igual. ¿Tú?
-¿Uhm...? ¿Y tú que crees? Piensa un poco, anda, bonita.
-El Lobo Negro.
-¡Bingo![/i:1449886dc7]

El llamado Lobo Negro se acercó a la elfa hasta que apenas los separaban un par de dedos. Era notablemente más robusto que el Blanco y su cuerpo variaba constantemente, como el del anterior. Tenía el pelo bastante corto, despeinado en puntas extravagantes, negro como la noche. Sus ojos eran verdes claros, brillantes, como la hierba en un día muy soleado. De nuevo, su belleza era terrible. Podría haber sido un hermano gemelo del Lobo Blanco, pero... En todas sus facciones había algo distinto. Un brillo en los ojos, una curvatura en los labios... Un constante rictus de picardía, ironía y desafío. Si el Lobo Blanco la había hechizado, el Negro había acabado definitivamente con sus defensas. Creía que iba a atragantarse con su propio corazón. Alto, fuerte, hermoso y seguro de sí mismo. ¿Qué más podía pedir?

[i:1449886dc7]-¿Y qué me ofreces tú? -Preguntó Aredhel disimulando sin éxito lo que el ser producía en su cuerpo y su mente.
-Eso. -La señaló sin perder su constante sonrisa de medio lado, encantador. La miró de arriba a abajo con los ojos hechiceros entrecerrados y se relamió las comisuras de los labios. -A ti. La libertad.
-¿La... libertad?
-Claro... Piénsalo... Puedes salir de aquí y... ¿triunfar? Ya sabes. Tú eres fuerte, valiente... Una loba más que deseable. -Emitió una especie de gruñido sordo, divertido, antes de continuar. - Y "ellos" te han hecho crecer, pero nunca te han dejado... florecer.[/i:1449886dc7]

Mientras hablaba, iba acercándose poco a poco a la druida. Con una mano la atrajo hacia sí por la cintura, mientras pasaba los dedos de la otra por su cuello, erizándole el vello de la nuca con su calor. Tan cerca, Aredhel pudo sentir el olor del vino y especias exóticas, sangre, caballos, metal, dinero, mar, carne... Por un momento, todos estos olores produjeron en ella un éxtasis semejante al que sentía durante las cacerías con su manada, cuando sus colmillos desgarraban la carne de su primera presa y la sangre caliente supuraba por sus labios entreabiertos... Pero la voz del Negro la hizo volver a la realidad.

[i:1449886dc7]-Ankor, ese canalla... No ha hecho más que arruinarte la vida. Te ha mentido constantemente, utilizándote para sus juegos una y otra vez... Seguro que se acuesta con esa hechicera, cómo se llama, esa tan hermosa... ¿Isabella? Hmm... La belleza humana... Qué pronto se apaga... Pero oh... Cómo arde... sabes tan bien como yo que nunca podrás compararte a ella. - El Lobo Negro se acercó un poco más y pasó los labios por el cuello de al elfa, haciendo que esta aguantase la respiración, congelada. -Y se reirán de ti, por qué no... Ha hecho lo que ha querido contigo, y ahora te ha tirado a la basura... Si ni siquiera ha querido ayudarte con Exxet... ¿Y si ese nigromante te mata? ¿Qué pasará? ¿Le dirá que "no pasa nada porque me salvaste la vida"? Uhhh ¡eso merecería la pena verlo!

... Y el otro malhechor... Edelgar... ¡¡Sólo te quería para satisfacer esas carencias afectivas que tenía el pobre!! ¿Pero tú le has visto? Semejante piltrafa... Tiene menos voluntad que un mejillón, y se pasa la vida lloriqueando y temblando entre tus faldas... Ah no, perdona, que ya no tiene tus faldas... Entonces es normal que esté tan alterado y te odie... ¿Has oído todas esas cosas que te ha dicho? ¿Era eso amor? Venga, encanto... He visto babosas que podrían amarte mejor...

...¿Shono? Archidruida de segunda... ¿Qué es lo último importante que ha hecho? Pero si ni siquiera pudo enseñarte como es debido... "Estaba siempre demasiado ocupado"... Y la pobre niña que dejó su hogar por ir con él, aprendiendo ella sola, a su ritmo... ¿Y luego se dice tu Maestro? Decían que erais pareja, seguro que lo único que quería era... ya sabes... Lo que quieren todos... Lo que queremos todos... ¿no es verdad?

...Earadriel... Esa falsa hermana tuya... Uy uy vamos a ser hermanitas y querernos mucho, pero luego nos clavaremos puñales envenenados por la espalda... Te ha vendido y utilizado, como todos... Oh... No ha dejado de criticarte y reprocharte, cuando tú lo único que querías era ayudarla... Enseñarle el camino, la Senda... ¿no es cierto? Y ella... oh... Maldita sea, no ha dejado de despotricar de ti ni un sólo instante de su vida. ¡Habráse visto semejante víbora!

...Belith... Tu querida tía... ¿Porque no hay necesidad de hablar de la fulana que se vendió a aquel sucio drow, no? Aerdrie... Buah... Lo más seguro es que acabara de prostituta en Skullport, ese era su lugar. Pero lo de Belith es algo distinto, mucho más interesante... Siempre demasiado ocupada con sus tareas, con sus cachorros de tejón, con sus idioteces de enamorados... Para acordarse de que tenía una sobrina que quería seguir sus pasos... ¿Hay algo que pueda dolerte más...? Era tu Senda personificada, tu ejemplo a seguir... ¿Y qué hizo ella? ¿Irse al quinto pino con un explorador loco al que luego... ñom? Vaaaya... Eso sí que es amor familiar...

...Y los Agujas, Delor y Samia, Samia y Delor... Los amiguitos inseparables. Eso por no hablar de Hashishint... ¿Alguna vez han hecho algo útil de verdad? Ya sabes, algo heroico e imprescindible... Hash era bastante útil, eso debemos admitirlo. Pero ese déspota hipócrita siempre decía que tenías poca disciplina... ¿recuerdas sus lecciones? ¿Y ahora dónde está? ¿Dónde se ha metido toda esa disciplina? Bla bla bla... por la boca muere el pez... Así están sus discípulos... Delor te sigue como un perrito faldero... ¿no? ¿Y ahora dónde está? ¿No debía estar cuidándote y protegiéndote? ¿Y Samia? Ni hablemos, ella siempre ha estado del lado de ese mejillón de Edelgar... Demasiado negra para ser elfa, demasiado estirada para ser humana. ¡¡Ja!!
[/i:1449886dc7]

El Lobo Negro continuó hablando durante horas y horas. Susurrando al oído de la elfa, riendo, gritando... Acariciando su cuello, sus mejillas, sus labios, su frente... Sin dejar de sujetarla, sin dejar de mirarla fijamente a los ojos, hasta lo más hondo de su alma. Sacando a relucir todos sus miedos, todos sus pensamientos más oscuros y vergonzosos de sus horas más bajas. Al principio, no le gustaba nada lo que oía. Pero poco a poco Aredhel fue entregándose a la cadencia de aquellas palabras envenenadas que le henchían el pecho y hacían arder la sangre en sus venas.

[i:1449886dc7]-Has pasado demasiado tiempo doblegándote ante toda esa escoria... ¿No ha llegado el momento de que te alces? ¿De que te muestres tal y como eres? Todo tu poder... Yo... si me permites la osadía... Creo que sí...

...Al fin y al cabo... Sólo los más fuertes deben sobrevivir... Y tú te cuentas entre ellos... [/i:1449886dc7]

En un abrir y cerrar de ojos, el Lobo Negro ya no estaba allí. En su lugar había una pantera enorme, negra, surcada por rayas rojas como la sangre. Mirara donde mirase, más felinos. Todo bestias de Malar, ronándola, juguetonas y amenazantes a la vez. Desde algún rincón infinito seguía oyéndose la voz del ser.

Sabes que sólo yo puedo darte la fuerza que necesitas para seguir... Preciosa... Tu vida a cambio de la de ellos me parece un trato más que justo. Sales ganando.... ¿Qué dices? Una loba a cambio de mil ovejas... seguiría siendo un trato fantástico...

[i:1449886dc7]-La libertad... -Murmuró Ared con la voz entrecortada, sin dejar de observar a las bestias que la rondaban. -¿A cambio de la muerte...? Es cierto... Me han herido, muchas veces...

...
[/i:1449886dc7]

La druida se acercó con paso seguro y ligero hacia una de las fieras.

-Me gustaría tanto... Poder... Enmendar esos errores...

Apoyó la mano derecha en su cabeza, acariciádola de una forma extraña, no la caricia propia para un animal. Entrecerró los ojos, saboreando las palabras, el momento.

-Me gustaría tanto... Tener el poder que me ofreces... Ser la más fuerte... Poder... Combatir contra todos... ganar mi... Libertad...

Llevó la mano a la boca de la fiera, que la miraba en silencio, de lado, mostrandole todo el imponente lomo. Introdujo los dedos entre los colmillos...

-Aunque hay algo que debes saber...

Afianzó la mano en la boca de la fiera, que no hizo ademán de morderla. Más bien, ronroneó. La elfa ronroneó unos segundos a su vez.

-¡¡¡Me aparearía con Theru antes que venderte mi alma!!!

¡¡Crack!! Gruñó con fuerza y tiró de la mano hacia atrás, desencajando la cabeza de la bestia. Al instante se giró para recibir la embestida de las demás. Antes de poder contarlas, de vio obligada a parapetarse detrás del cuerpo de la pantera muerta. Apoyó las manos en el agua que la mantenía en pie y gritó una petición a Madre. Al instante, algunas bestias cayeron escupiendo agua y sangre por la boca, ahogadas. Pero no fueron ni la mitad. Jadeando por el esfuerzo del conjuro, se apartó arrastrándose por el suelo. Clavó los dedos en el agua de nuevo y se transformó en un abrir y cerrar de ojos en una pantera del mismo tamaño que sus atacantes, pero completamente negra.

En menos de un segundo, recibió la primera embestida. Un cuerpo negro y rojo, lleno de odio y furia asesina, la cubrió con todo su peso. Sus colmillos empezaron a morder el aire, buscando en cada dentellada la yugular de la druida. Curiosamente, ninguna pantera más apareció. Quedaron sólo Aredhel y la bestia que yacía sobre ella.

La elfa empujó con las patas delanteras al animal. Sintió toda la fuerza que ponía en aquel movimiento reventar sus músculos. Dobló el cuello e interpuso la nuca entre ellas. Empujó con la cruz y se levantó volteándose en el aire para encararse a la bestia que se había apartado unos centímetros de ella.

Después, un mar de dentelladas, saltos, empujones, sangre, desgarrones, gruñidos... Colmillos y garras brillando en la oscuridad en una danza macabra entre dos fantasmas perdidos en el mundo. La vida contra la muerte, la luz contra la oscuridad. Aunque Aredhel no se detuvo en ningún momento a pensar en quién era ella. Cada uno de sus movimientos era preciso y calculado por una mente ajena a ella, saltos perfectos, distancias medidas. La movía una fuerza superior, algo que no podía descibir. El deseo de vivir, el deseo de amar y proteger.

Libertad y Lealtad. Pensaba a cada instante, azuzándose a sí misma.

Al final, sólo quedó ella en la oscuridad. Tirada en la superficie del agua, que se volvía roja a su alrededor, miraba hacia la oscuridad como si esperara algo más. Pero nadie llegó.

Poco a poco, su respiración se fue calmando. No percibía bien si era una elfa o un animal; sólo era consciente de cada una de las heridas abiertas en su cuerpo. Pero, por extraño que pareciera, cada gota de sangre que manaba de ellas, curaba alguna de su corazón. Tenía abierto el pecho, el costado derecho, el cuello... Y por más que doliera la piel abierta y lacerante, ella sonreía.

-¿Vienes?

Preguntó una voz sobre ella. Giró la cabeza, y vio que la tenía tumbada en el regazo de Ankor, que la miraba sonriente, ataviado con su armadura negra y dorada.

Aredhel sonrió con sus últimas fuerzas y asintió. Un hilo de sangre asomó a sus labios, llenándole la boca desde la garganta. Emitió un sonido ahogado y todo su cuerpo se estremeció, agonizando. Cerró los ojos despacio, dejando poco a poco atrás el dolor y la oscuridad... Sumiéndose en la luz y la suavidad de un abrazo eterno.

...

-Shhh... Soy yo... No tengas miedo... -Susurró una voz dulce y conocida a su lado y los olores de Mir la golpearon con una fuerza inaudita y sobrenatural.

annael

14/09/2010 16:44:03

DESTINO

Los cuerpos de los lagartos amontonados y calcinados se contaban por decenas, un par de guardias vigilaban sin tregua el horizonte del bosque escrutando la maleza…
El guerrero cabizbajo esperaba paciente, solo se centraba en el musitar del bosque, en el constante flujo de la vida que lo habitaba, pues la druida le enseño bien a prever que cuando el bosque callaba era señal de peligro…

En el fondo de su corazón quería regresar y dejar aquel bosque en paz, demasiadas vidas sacrificadas, demasiada sangre derramada, pero la gloria del imperio aun era un ancla fuerte en su motivación…El imperio ...-penso mientras recordaba la conversacion que habia tenido solo hacia unas horas-

[i:3236ea7274]-¿Cómo te va con Aredh?, se la ve mas calmada…

-.ya la conoces, tiene un temperamento fuerte , es una salvaje-sonrió levemente- yo nunca la podre domar. Aredhel...Si bueno ella, ella tomo una decisión muy difícil

-¿difícil?

-Dime… ¿Qué pensarías si yo volviera a Wehzalt?- pregunto el guerrero con solemnidad para ponerla en situación-

- ¿quieres que sea sincera?

- claro

-Solo dos cosas…La primera que, en tu demencia absoluta habría aflorado ese sentimiento comeflores…y la segunda…
Que habrías vuelto para cumplir lo que creo que es tu destino…Gobernar el bosque.

-El guerrero clavo su mirada en la de ella, al escuchar aquellas palabras-…

-¿Sabes que digo yo?, que lo que mas me dolería seria dejar atrás a aquellos que verdaderamente he considerado hermanos, por los que daría mi vida sin dudar y por los que no me cuesta nada derramar sangre…y…Ella, dejo atrás todo eso por…. ¿amor?....

-La arcana le dedico una sonrisa- a mi me parece muy romántico, ella ama el bosque y también te ama a ti….[/i:3236ea7274]

El Aun permanecia pensativo y a la hora del crepusculo comenzo a caminar solitario, su corazon le susurraba palabras en elfico a la vez que recordaba aquella melodia olvidada...

[i:3236ea7274]Ojalá una estrella vespertina
pose su luz sobre ti.
Ojalá cuando la oscuridad caiga,
tu corazón te sea fiel.
Sigues un sendero solitario,
¡cuán lejos estás de tu hogar!

Mornie utúlië (La noche ha llegado)
Ten fe y hallarás el camino.
Mornie alantië (La noche ha caído)
Ahora una promesa vive en ti.

Ojalá la llamada de las sombras
se aleje.
Ojalá tu viaje continúe
hasta que luzca el día.
Cuando superes la noche,
ojalá despiertes y veas el sol.

Mornie utúlië (La noche ha llegado)
Ten fe y hallarás el camino.
Mornie alantië (La noche ha caído)
Ahora una promesa vive en ti.

Ahora una promesa vive en ti.[/i:3236ea7274]

Masha

27/09/2010 00:01:39

-¿Vos sois libre?
...

Esta misma pregunta Aredhel la había repetido dos decenas de veces a personas distintas, más y menos conocidas, en los últimos cambios de luna. Siempre la hacía con el mismo tono, con la misma curiosidad. Como si la respuesta fuese realmente importante para ella.

Todo el mundo decía que sí, que era libre.

La siguiente pregunta era:

-¿Y sois solitario?

Para su sorpresa, nadie había respondido de manera afirmativa.

"Siempre estoy rodeada de hermanos", dijeron una vez. "Nunca estamos realmente solos", oyó en otra ocasión...

Hasta que una noche, durante las lluvias de Mir, una figura conocida y sombría apreció a su espalda. Era Sagath, un hombre con el que tuvo un incidente relacionado con un tejón.

Tras los saludos de rigor, la druida se aventuró a preguntarle a él también: "¿Vos sois libre?" Y a partir de ese momento, la conversación se desarrolló con normalidad... Hasta que entró en juego "el amor".

Después de su conversación con Gludar, aquella en la que el mediano le recriminaba haber sacrificado su libertad a cambio de nada, sólo para ganar soledad, una pregunta agria y punzante había estado carcomiendola por dentro: "¿El amor nos hace esclavos?" Y así se la planteó a Sagath.

Su respuesta, sin embargo, la fascinó. Sin duda era simple y obvia, pero necesitaba oírla como un bálsamo para el alma...

-No decidimos a quién amamos... Pero si qué hacemos cuando nos enamoramos.

Repitiendo estas palabras en su mente, intentando insuflarse fuerza a sí misma, la druida sacó pergamino y carboncillo y, refugiándose de la lluvia, comenzó a escribir una carta para Ankor.



Una vez acabada la misiva, la selló con cera derretida y la ató a la silla de Arul, que descansaba en la tienda de campaña del guerrero. Elevando una oración guardó en una bolsa lo necesario para el ritual que se disponía a hacer y se alejó a trote ligero del campamento calishita, internándose cada vez más en el bosque, alejándose de ojos indiscretos y cualquier cosa que pudiera turbar su espíritu.

annael

28/09/2010 22:32:48

El campamento estaba silencioso en aquella tarde de otoño, el viento silvaba entre el ramaje de algunos arboles secos y las hojas se movian al compas de la melodia natural del bosque...Ankor respiro hondo y un estraño presentimiento rezumo del fondo del corazon del elfo.

A la hora del ocaso se acerco a su caballo como cada dia para colocarle algo de pasto y cepillarlo un poco, eran momentos agradecidos que solia disfrutar por su enorme simpleza, cepillar a Arul era para el una forma de relajarse.

Y en la montura encontro una carta....el aroma que la impregnaba decia mas de aquella misiva que las palabras escritas en el papel...

El guerrero esbozo una simple sonrrisa y a su cabeza acudio una sola imagen, un esbozo de aquel recuerdo que retubo en su mente mientras cepillaba a su caballo, y su sonrrisa perduro al igual que aquella imagen hasta que el bosque se cubrio de nuevo en las sombras de la noche...

[i:bc63a24ba1]la luz de la luna llena penetraba por la apertura circular del techo del domo y el dulce brillo iluminaba claramente un craneo solitario que yacia en el suelo y una flor roja salia de una de las cuencas del ojo .

Ankor se arrodillo junto a aquella peculiaridad, tenia delante la flor de la añañuca pero estaba unida a aquella calabera de una forma misteriosa casi magica...esa flor podria haber crecido en cualquier lugar pero eligio hacerlo aqui, recordo la leyenda de la pequeña añañuca y su amado mientras obserbaba el craneo y la flor... [/i:bc63a24ba1]


Mi elfa es una loba solitaria, aullándole a la luna- se dijo a si mismo entre susurros-...ve donde el corazon te lleve.Ya no eres la niña que encontre en el bosque rodeada de miedos y dudas, aprende a vivir y a luchar por lo que crees, y vuelve solo si ese es tu destino...

En silencio preparo una hogera,y en su corazon no habia pesar porque aun sentia el reconfortante susurro del bosque de mir...

annael

26/01/2011 17:30:07

Arul relincho junto al grupo de elfos apostado en el borde del camino del comercio...El capitan morfin entre ellos, custodiaban una elfa a la que tenian encadenada...

Morfin dirigio la cabeza al jinete diciendole:

[i:874b5fe184]-Ankor sabes que no eres bien recibido por aqui..vuelve a la ciudad de las arenas y cuida de aredhel...

- ¿quien es la elfa que teneis encadenada?-entorno los ojos fijandose bien en ella..unos ojos violetas le obserbaban y el guerrero sonrrio*

-¿quien eres tu?-pregunto ella con curiosidad*

- Ankor vidlcamir, mi señora...

- Ankor-parecio meditar-me suena tu nombre

- un proscrito para algunos un heroe para otros-el guerrero respondio de forma ironica-

-ohhh ese Ankor-repuso ella-

- Ankor largate quiero tener la fiesta en paz-dijo morfin con seriedad-

- no pasare a tu territorio y este sigue siendo el camino del comercio no?-repuso el guerrero sin dejar de mirar a la dama*

- nuestro capitan no parece muy contento de veros- la elfa sonrrio-

Morfin saco las armas y comenzo a conjurar...

-Eh morfin tranquilizate no tengo ganas de medir aceros...

- quien ha dicho de medir aceros, sabes que estas en busqueda y captura, solo voy a hacer lo que debo pues imagino que no os dejareis capturar...
[/i:874b5fe184]
- la chica sonrrio mientras Ankor bajaba de su caballo, ojeando cada guardia, sopeso la situacion...5 guardias y el capitan...sabia que habria mas apostados tras los arboles pero esta vez no iba a hecharse atras..habia llegado la hora....

Su unico objetivo era ver rodar la cabeza de ese insolente que tantas veces habia oido balbucear su nombre...

y asi lo hizo, de un tajo decapito al capitan de los elfos y luego a sus guardias uno por uno....

Las flechas empezaron a silvar y a clavarse en su cuerpo todas provenientes del bosque...

Ankor salio a la carrera para intentar espantar a arul pero vio como tambien atacaban a su caballo...

Cobardes dejadlo ir ya me teneis a mi- dijo internamente mientras veia a Arul cael al suelo ensartado en cienmil flechas elficas como el....

Unas final lagrimas recorrieron el rostro de Ankor al ver a su montura intentando luchar con su ultimo aliento para levantarse, se arrastro hasta ella y la agarro por el hocico pegando su cara a la del moribundo animal y alli yacieron juntos....

La ultima imagen que acudio a la mente del guerrero antes de exalar el ultimo aliento fue una imagen que nunca sucedio..¿que extraño no?

Se vio asi mismo casandose con su unico amor, su compañera Aredhel en suldanesar, gludar correteaba entre calishistas y elfos, todos eran invitados y bien recibidos en el bosque....

pero su consciencia ya no estaba alli para analizar por que fue esa su ultima vision.

Masha

01/02/2011 16:30:32

Aredhel caminaba despacio por el Camino del Comercio. Lo bordeaba por ambos lados, internándose de vez en cuando en la maleza en una suerte de juego de sombras con su hermana loba. Llevaba días sin ver a Ankor, en Calimport nadie sabía nada de él. Así que su única opción era dirigirse al Norte. Y así, como movida por una brisa fatídica e inevitable, acabó en las subjetivas puertas del mismísimo Weldazh.

Y allí estaba él. Arul, su caballo, el caballo de Ankor, el hermano de ambos. Aquella criatura por cuyas venas sólo corría valor, lealtad ciega, amor, confianza y entrega.... ahora yacía en mitad del camino, su cuerpo atravesado por centenares de flechas élficas. Las agujas que le habían quitado la vida también habían desgarrado las correas de su silla, las riendas... Un dragón habría sido quizás más humano en aquella muerte.

Durante algunos segundos, la druida apenas pudo creer lo que estaba viendo. Los ojos se le llenaron de lágrimas, que más parecían fuego. Las manos se curvaron hasta parecer garras. Su arco cayó al suelo, y así toda ella. Hundió la cabeza en el cuello del animal y ahogó en él su grito. Se aferró a sus crines mientras lloraba y acariciaba su cabeza, susurrando en una mezcla inconexa de druídico, élfico y común las palabras de un alma herida y desesperada, ahogada en un absurdo dolor.

Habría caído dormida sobre el animal, exhausta, de no haber sido por su loba Dalhia. Aredhel se levantó, se secó las lágrimas y la sangre del rostro y las manos, recogió su arco y colocó sobre su rostro la máscara de Druida para dirigirse a hablar con los guardias. La elfa moría agoniosamente de desesperación y miedo. Si había encontrado a Arul en ese estado, ¿cómo iba a estar su jinete? Pero ya no importaba lo que ella sintiese. Sólo su ciega determinación. Sólo aquella tácita apuesta con Ankor que nunca habían llegado a hacer. ¿Acaso había querido adelantarse? Suldanessellar caería antes que él, de eso estaba segura.

Los guardias le hablaron de una pelea en el camino. Entró en el bosque y pidió ver al responsable del cautiverio. Amamir bajó de las copas de los árboles.

-Ankor será juzgado, por nosotros. -Espetó el noble.
-Juzgado, ¿en base a qué?
-A su traición.
-¿A cuál traición? -Preguntó la druida.
-...Y el asesinato de varios elfos de Weldazh, entre ellos Morfin.
-Estoy segura de que ya habreis podido ayudarles.
-No, aún no.
-Podeis, pues. -Aseguró ella. -Pero Ankor no debe estar aquí.
-¿Cómo que no debe estar aquí?
-Porque ninguno de los dos deseamos bañar nuestros bosques de más sangre.
-¿Te refieres a mí o a Ankor? Si es a Ankor, ya lo veo. Si es a mí, en el juicio ya decidiremos la forma de que no haya más sangre por culpa de Ankor.
-Eres demasiado mayor para tener tanto veneno en la lengua, Amamir. Creeme cuando te digo que Ankor es la última pieza que protege a Weldazh.
-Lo siento, pero no puedo creerlo.
-No lo lamentes conmigo. Si no con los miles que caerán si él cae.

[...]

-No voy a dejar irse de rositas a un traidor y asesino de los míos porque una elfa que se ha enamorado de él y se ha ido al pueblo enemigo me diga que no nos conviene tenerlo aquí.

-Me entristece ver un cachorro ciego entre mis hermanos. No soy una elfa traidora, Amamir. Soy la druida que se ha criado en este bosque y daría la vida mucho antes que tú por preservarlo.

-Sé que darías tu vida, pero estás engañada y no te das cuenta.

-Yo sólo sigo mi Senda, bien deberías saberlo. Si Ankor cae, Weldazh arderá hasta sus milenarios cimientos. Y nadie podrá evitarlo. Deberías saberlo tan bien como yo.

... Este seguirá siendo mi bosque, diga lo que diga cualquier mortal.

annael

07/02/2011 21:26:30

Años atras...

[i:352d40f1c9]el joven elfo se sento a recapitular, solo en aquel claro de luna, los sonidos de la noche le reconfortaban ,aquel viejo bosque era su hogar y ahora lo sentia mas que nunca, recordaba las palabras de hash, "este bosque ha sobrevivido desde antes que existieramos nosotros", entonces tomo consciencia de lo que significaban verdaderamente aquellas palabras, y una estraña sensacion recorrio su cuerpo, una llamada interna desde lo mas salvaje a sus propios origenes, se dejo recostar en el tronco de uno de aquellos arboles milenarios y comenzo a sentir su respiracion , inalaba el aire con intensidad como si quisiera respirar la propia esencia del bosque, queria que aquel estado perdurara para siempre, y lentamente se quedo dormido...

la luz del amanecer le desperto, las ardillas correteaban a su alrrededor, Ankor se desperezo lentamente, aquel dia era su cumpleaños , pero no se lo iba a decir a nadie, estaba claro que aquel sentimiento todavia no habia desaparecido y eso le hizo feliz.
Lllego la hora de retornar al hogar...se dijo para si...hablare con hash creo que ya se cual puede ser mi funcion en este lugar...
[/i:352d40f1c9]

Gludar

08/02/2011 00:03:06

Una figura se acercaba despacio a la entrada del hermoso bosque, con aquellos pocos que se cruzó dirían que rara vez lo habían visto tan callado.

Una vez delante de los guardas pidió audiencia, sentadose a la espera de noticias.

-Ah, que tiempos aquellos en que tenía acceso al bosque, mejores tiempos sin duda- pensó

Recordaba las divertidas reuniones con los ilustres elfos, Hash, Milmar, el cual le regaló sendos arcos, un regalo que apreciaba más que su propia vida, Wilhem, Elbereth, Shono o el propio Eldeth, había compartido risas y derramado sangre por ellos, los dos últimos dendri como él los llamaba, y ahora...tenía que esperar fuera como un simple ladrón.

Ahora se encontraba, triste, sólo, sentado en la puerta. De pronto una figura emergió del bosque con un atuendo más extraño de lo normal.

Al oficial que salió le entregó un mensaje para el deandravoz, su amigo Eldeth pidiéndole audiencia, sin florituras, sin bromas, ni notitas, ni juegos.

Una vez que el oficial partió, volvió a sentarse en la entrada, paciente.

ArkasLynvail

09/02/2011 12:39:00

Era su última oportunidad, tras días y días de búsqueda con sus lobas por el bosque no había encontrado nada. Todo estaba concluido para ella sin esperanzas pero entonces, decidió hacer un último y desesperado intento. Llamó a su diosa, la llamó con fervor, ofreció su vida sólo para que ésta viniera a verla y cuando creyó que ésta no acudiría sintió como el aire se hacía más viciado y una densa niebla rodeaba el contorno del círculo druídico que había dibujado.

No veía más allá de la niebla pero una fuerte respiración la sacó del embrujo, era acompasada y la revelaba que no estaba sola allí. Al ruido de la respiración lo acompañó el resonar de unos cascos sobre la mullida hierba del claro.

Y entonces apareció, como si corriera unas finas cortinas, el enorme semental blanco cruzó la densa capa de niebla que se estiró a su paso como un mudo quejido pero sin oposición. El caballo era blanco como la nieve más pura, grande y musculoso, no llevaba silla ni armadura de monta y sobre su frente sobresalía un cuerno plateado tan brillante como el mármol más pulido del palacete de un rey.
Pero lo que más hipnotizaba del unicornio era su mirada, sus ojos, azul cielo traspasaban la carne de la druida, mirando directamente su alma. Pero había algo en esos ojos, como si intentaran decirla algo, ¿lastima? la druida no supo identificarlo en aquel momento.

Dijo el unicornio, sus labios no se movieron y la voz no resonó en sus tímpanos, iba directa al corazón. La druida se echó a llorar sobre la maleza.

La druida se aferró a la hierba, lloró suplicó ayuda al unicornio, durante largo rato le prometió que sería más fiel a Miellikki que nunca, que si la ayudaba a recuperar a su amado todo se arreglaría, el unicornio paciente la observó y escuchó sus súplicas.

La voz del unicornio era clara pero en ella había un profundo pesar. Hizo una pausa y continuó hablando.



La druida levantó la cabeza consternada por las palabras de su diosa.

- ¡Nunca os he fallado os lo juro! no he debilitado el vínculo, he seguido fiel a él tan fuerte como el primer día. - Dijo la druida.

[color=darkblue:92672da6b4][i:92672da6b4]<No se puede ser roble y rosa a la vez, Aredhel. Has superpuesto tu amor al vínculo que formaste con la naturaleza. Te vinculaste a un hombre que su camino no se guía por la calma de la naturaleza y el curso natural de las cosas. Te vinculaste con un hombre guiado por la venganza.>

La druida se quejó, intentó convencer a su diosa de que estaba equivocada, que a ella ambos vínculos la reforzaban y hacían que fuera quien era. La diosa, impertérrita continuó.

[color=darkblue:92672da6b4]

La druida protestó, tenía fe en que cambiaría a Ankor en que solucionaría todo, en que podría hacer que todo se arreglara. El unicornio escuchó, sin decir nada dejando que ella se vaciara.

[color=darkblue:92672da6b4] El unicornio dijo ésto y retrocedió para volver a ser recubierto por la densa niebla. Entonces la niebla dejó paso a dos caminos cuando Aredhel miró a cada uno escuchó de nuevo la voz del unicornio en su cabeza.

Su voz era un lamento. Al mirar por ese camino observó nubes negras sobre él al fondo, como un mal presagio. Sintió como el unicornio la instaba a no tomar ese camino.

[color=darkblue:92672da6b4][i:92672da6b4]<El camino de tu derecha te despertará y al hacerlo Ankor se habrá marchado. Tendrá nubes al principio, y dolor por la pérdida. No será fácil pero me tendrás en él para superarla> También se podían ver nubes, más cercanas y quizás no tan oscuras.

[color=darkblue:92672da6b4][i:92672da6b4]<Es hora de que elijas.>

Aredhel estuvo largo rato sollozando, quizás horas o eso le pareció. Finalmente se levantó y eligió su camino.

Masha

25/03/2011 01:27:12

... Y su camino la llevó a la libertad.

Si bien su cuerpo había quedado recluído, encerrado, en lo que ahora se habían convertido en las paredes de Weldazh. Había perdido la cuenta de los días y las noches que había pasado mirando por la ventana enrejada que tenía su celda cada vez, observada incesantemente por los guardias que la vigilaban.

Su decisión había sido clara, ni siquiera había habido opción. Cuando Mielikki hubo concluído con sus condiciones, Aredhel comprendió que todo estaba decidido de antemano. Su próximo paso era inevitable. De alguna forma, había nacido para darlo. Entonces, ¿por qué lloraba?

Sentada bajo la ventana de su hermosa celda, reflexionaba una y otra vez. Tenía infinito tiempo para hacerlo, una eternidad. Recordaba que, tras haber hablado con su diosa y protectora, había sido terriblemente consciente de lo que ocurriría a continuación. Sabía que ya no tendría el favor con el que había sido bendecida durante tantos años y ... como no, sus posibilidades de salir del bosque desprovista de toda ayuda, eran mínimas. Pero, ¿qué importaba? Si él iba a vivir...

Cuando Amamir la atrapó a escasos metros de lo que había sido la tumba de Ankor, ella ya no sentía miedo ni dolor. Todo poso de ese sentimiento, de temblor, había salido por sus ojos en forma de lágrimas ante aquel espléndido unicornio.

Pero la tríada era clara. Un druida nunca debe esperar lo imposible, llorar lo irrecuperable ni temer lo inevitable. Y ya todo estaba hecho. Ya no había nada que esperar, nada que llorar ni nada que temer. Aredhel se sabía cumplidora de la Senda que le había sido designada, de aquella que clamaba su sangre. No importaba ya que tuviese tan diluido final.

Había decidido no hablar y una inmensa paz la había invadido. Sentía incluso empatía por sus captores. No les guardaba ningún rencor: ellos habían hecho lo que consideraban correcto. Ella había hecho lo mejor. Si Ankor estaba vivo, ¿de qué podía culparles?

Por eso, cuando entró en su celda Danae intentó hacerla entender su consejo sobre la enfermedad de la Reina. Por eso, sonreía cada vez que alguien cruzaba su puerta, aunque ese alguien fuese el mismísimo Morfin. Ella ya nada ganaba con odio, miedo o rencor.

Pasaba el tiempo lo mejor que podía. Miraba por la ventana, reflexionaba, soñaba, ejercitaba sus músculos y comía para sobrevivir. El cautiverio tampoco la torturaba en exceso: su corazón había sido plenamente libre y la había llevado a cada paso. Y ahora, en su celda, era igualmente libre para todo. Tanto para vivir, como para morir.

Sólo una vez su rostro se entristeció durante una fracción de segundo, y fue durante una visita de Celewiel.

-Por lo que parece, ya habeis hecho todo lo que queríais en esta vida. -Había sentenciado la arcana.

Aredhel la había mirado triste, interrogante, por toda respuesta, mientras suplicaba a los dioses que Ankor no viniese nunca a buscarla, que acabase lo que ambos habían comenzado... Y que no se derramase ni una gota de sangre más.

Todo va bien. Sé feliz.El secreto es saber cuándo luchar y cuándo no. A veces… la única jugada posible es no mover.

Masha

31/03/2011 00:41:03

Una noche Eldeth vino a ver a Aredhel a su celda, ataviado con su túnica de monje gris. Preparó un té para ambos y habló pacientemente con la elfa, manteniendo un monólogo constante. Aredhel, por su parte, le miraba con la misma tranquilidad y casi cariño que al resto de los elfos que venían a verla, agradecida por la compañía que le proporcionaban y el interés que mostraban.

-Digas lo que digas no vas a poder estropear más la situación. -Comentó el monje, tratando de romper, sin éxito, el silencio de la joven. -Como comprenderás, has organizado mucho revuelo. ¿Crees que ha valido la pena?

Aredhel se limitó a sonreír ante la pregunta, mirándole como a un niño pequeño.

-No te lo pregunto con segundas, ciertamente no lo sé. -Se defendió aquél. -Siempre os he apreciado a ti y a Ankor, bien saben los dioses que es así, y más de una vez he tapado sus errores para evitar el desastre... Incluso estuve preso en Baldur por su culpa, y nunca se lo he reprochado. Hubiera estado preso toda la vida si con eso hubiera podido evitar esta situación. Pero al final, todo llega.

La elfa apoyó la mano suavemente sobre el hombro de su interlocutor. Realmente, no creía que hubiese nada que él pudiese decirle y ella desease saber pero, de todas formas, su presencia la reconfortaba aunque comprendiese el papel que estaba jugando en su situación, en la condena de Ankor y en todo lo que quedaba por venir. Él correspondió al gesto y apoyó su mano en la de la elfa.

-El Consejo sigue debatiendo sobre tu futuro. -Prosiguió Eldeth. -No sé lo que sucederá, pero quiero que sepas cuál es mi posición. Voy a recomendar que permanezcas retenida hasta que el asunto acabe. Eso quiere decir que, o bien Ankor, o bien nosotros, acabaremos muertos. Sea como fuere no deseo más muertes de las imprescindibles, y ojalá no hubiera ninguna. Entonces se plantean dos opciones. Ankor toma Weldazh por la fuerza y el Consejo es derrocado, y casi seguro abatido. En ese caso mi deseo es que un guardia te libere y seas testigo de lo sucedido, te abraces con Ankor, veas nuestros cadáveres en el bosque y los recuerdes durante tus largos años de vida. La otra opción es la contraria, que sea Ankor el abatido. En ese caso también deseo que seas testigo de los elfos abatidos. Sea cual sea el resultado, mi deseo es que permanezca en tu memoria para que seas capaz de aprender de ello y enseñar a las generaciones futuras. Sea como sea, viva quien viva y muera quien muera, va a ser terrible; y lo que no estoy dispuesto a permitir es que no sirva para nada.

En este punto, Eldeth guardó silencio, esperando a que Aredhel hablara al fin. Pero la elfa se mantuvo callada, igual que durante el resto de meses de su cautiverio. A lo largo de toda la conversación se había limitado a escuchar, asentir levemente, ladear la cabeza o mirar interrogante a su interlocutor, siempre con la misma leve sonrisa. Sólo una vez pareció entristecerse un poco, y fue al escuchar cómo el monje hablaba de las inevitables muertes que habría.

Ella no las consideraba inevitables, tampoco entendía bien el por qué de aquellas palabras. "El bosque está enfermo y corrupto, y aún vienes aquí a hablarme de lo terrible que será mi futuro", pensó mientras se levantaba y se dirigía a la ventana para observar los resquicios del cielo nocturno que se cernía sobre ellos. "Mi futuro es más que nunca de Mielikki, al igual que toda mi vida. Preocúpate de aquello que sí puedas alterar".

Pero ni con estos pensamientos se tambaleó su estado anímico. Mantenía una fe ciega en aquello que debía ocurrir, comprendía que la decisión de todo había sido tomada hacía mucho tiempo y por eso mismo aún amaba a su manera a todos aquellos elfos, aunque ellos la hiriesen y viniesen a su celda a hablarle de su terrible devenir y de que todos sus deseos debían de haberse cumplido ya. Comprendía que ellos no lo hacían por maldad, creían firmemente en lo que decían y no le tocaba a ella juzgar lo acertados o equivocados que estaban. Ella sólo podía responder por lo que le correspondía y eso, en aquellos momentos, consistía en aceptar a cada instante el camino que había seguido, su Camino.

Con una inclinación de cabeza, se despidió de Eldeth y volvió a mirar por la ventana. Añoraba a Ankor, lo añoraba con todo su corazón, pero al mismo tiempo disfrutaba de ese profundo sentimiento de amor que la invadía al pensar en él y de la convicción de haber hecho lo que realmente deseaba. Así, la distancia física perdía todo su significado y el tiempo se diluía en niebla hasta desaparecer.

annael

01/04/2011 21:51:15

Con ambas manos sopeso las cimitarras firmemente ante el.

La hoja no temblaba, no cedia ni un centimetro, una amplia sonrrisa se dibujo en la cara del guerrero,y en un movimiento certero ejecuto el mejor de sus golpes.

La cabeza del estafermo de la sala de entrenamiento rodo hasta llegar al final de la amplia estancia.

Ankor la siguio con la mirada y seguidamente guardo las cimitarras.

"que los dioses se apiaden de mis enemigos porque yo no lo hare"...