anbu

21/05/2009 14:36:34

[i:00ed24cef6]Orcos de la nieve escoltando orcos verdes hacia el norte, pero su paso los llevaba a Weldhaz y la forestal no estaba dispuesta a dejarles paso, habian matado a muchos a su paso, no iban a tener una bienvenida agradable.

Los orcos avanzaban por el camino y cuando llegaron la lluvia de flechas fue directa hacia a ellos, abatiendo a muchos de ellos atravesados por las saetas, pero los orcos corrieron, solo querian pasar, aunque otros lucharon para permitirles la fuga, asi fue oleada tras oleada, algunos pasaron otros estan muertos sobre la hierba, pero la forestal se preegunta ¿por que murieron sus compañeros?

Pertrechada y preparada Earadriel se dirigio al sur, desde luego seguir las huellas de tanto orco no era dificil, al menos sabria de donde venian.[/i:00ed24cef6]

MasojHunett

21/05/2009 16:00:18

[i:d6c7dbd3f6]-El arcano de piel morena caminaba hacia el norte por las rutas comerciales que seguían esa dirección.
Volteo la cabeza y se quedo unos segundos escuchando las voces y gritos que arrastraba el viento.
Volvió sobre sus pasos y vió la columna de orcos intentar atravesar el paso del bosque de Weldahz.
En lo alto de las colinas,los elfos disparaban con sus arcos hacia la masa verde de orcos.

El arcano calishita desenvaino su estoque y descolgó su escudo y,sin pensarselo, atacó hacia la masa enfurecida de orcos que intentaba atravesar el camino.
Los disparos certeros de la elfa sobrevolaban la cabeza de Abd,quien permanecía entre las filas enemigas lanzando estocadas a todos lados.
Lo que parecía ser la primera avanzadilla fue detenida,pero a los pocos minutos más orcos intentarón atravesar el paso de Weldazh.

El arcano respiraba cansado,y pidió permiso a una de las elfas para poder reposar sobre la colina.Ya no era tan joven como antes.Eso creían muchos...
Abd subió a la elevación y cuando se disponía a reposar y a recobrar el aliento,el que se hacía llamar capitan,lo mando fuera de la colina.
Conforme bajaba de la elevación,otra avanzada de orcos intentaba cruzar por el camino.
Esta vez el Gordo,Adi,un calishita obeso permanecía al lado de Abd lanzando golpes hacia las enfurecidas criaturas
Pero había uno de ellos que era bastante fuerte,uno de ellos que logro derribarnos.Logramos sobrevivir a ese enfrentamiento gracias al recien llegado Golg.

Es increible como le agradecen a uno las cosas cuando se parte el culo por hacerlas...[/i:d6c7dbd3f6]

anbu

26/05/2009 02:16:17

[i:e21554b5c9]Hacia un frio, como nunca habia visto la paladina, en la cumbre esperaban orcos, centenares de ellos y a su lado un clan enano, dos paladines del brazo, un mago, un guerrero elgo, un semidragon de platino y Jeanna su camarada del fenix.

Empezaron a ascender y los orcos aparecieron oleada tras oleada, caian muertos en ambos bandos, la lucha se recrudecia, pero gracias a los dioses los caidos volvian a la vida para enfrentarse a los orcos y asi consiguieron ascender, hasta que en la cima vieron como los chamanes terminaban un rito sacrilego, en el que mataron a una chica y la desmenbraron, cargaron contra ellos interrumpiendo el culminar del rito, pero eran demasiados, no podian con ellos, tuvieron que retirarse a una cueva.

En la cueva no les quedo otra que sellar la entrada o los orcos los aplastarian, desorientados bajo el suelo descendieron, perdidos entre los pasillo de piedra, llegaron a los hogares orcos, a sus casa y por fin a su templo, el del dios Grummsh.

En el templo se dio lugar a una cruenta lucha, el humo que os orcos extendia por los pasillos los axfisiaba y obligaba a que se dieran prisa, cuando mataron a todos los fieles vieron la efigie de un orco tuerto con su ojo sano brillando, mucho rato, demasiado discutieron qeu hacer, mientras que cuando se mencionaba un nombre divino, una energia golpeaba a quien lo pronunciaba, asi Ania se decidio y ataco al ojo sano de la estatua borrando esa luz del rostro de piedra, habian destruido su poder, pero aun debian salir de alli.

Corriendo del humo, descubrieron una gran estancia, que daba a un muelle y este a un enorme lago, tras matar a los guardianes, pudieron subir a un bote y remar, remas hasta los mas oscuro, a ciegas, pero sin otra salida que esa, los rapidos casi destrozan la embarcacion, abriendo una via de agua y cuando parecia que moriria ahogados en esa gruta, la luz se hizo ante ellos. Con violento estrepito se hizo añicos el bote lanzando a sus pasajeros por los aires, maltrechos y heridos habian conseguido llegar sanos y salvos a un lugar seguro cerca de Puerta de Baldur.[/i:e21554b5c9]

Rugrim

26/05/2009 14:21:28

http://continentefaerun.neverun.com/modules.php?name=Forums&file=viewtopic&t=14271

Había comenzado el segundo asalto. Los paladines estaban preparados y el clan esperaba ansioso a los pies de las montañas, matando a todos aquellos orcos que cometía el error de bajar de sus poblados.

El ascenso fue sencillo, ni los lobos, ni las arañas ni los golems de hielo detuvieron el ascenso del grupo. Al llegar al final del valle, el grupo se separó:
Jame, Rugrim y los paladines iría por el acceso del pingüino sangriento atacando frontalmente, mientras que el resto de los enanos y Wyrd atacarían por un flanco a través de la cueva.

El grupo de los paladines se encontro con dos lobos enormes y con gigantes de escarcha del tamaño de montañas, mientras los orcos arqueros disparaban por doquier. Cuando acabaron con todos, continuaron con el ascenso hasta dar con el grupo de los demás enanos.

Al llegar a unas barricadas, decidieron descansar, a pesar de que los orcos podrían unificar fuerzas, el grupo necesitaba un respiro para poder derrotar a tantos orcos juntos.


Tras el descanso y la llegada de provisiones por parte del Ducado, continuaron con el ascenso, la cumbre estaba cerca y los orcos los esperaban, pero algo no iba bien, había menos orcos de lo normal y muchos de ellos no eran los guerreros avenzados de la primera vez ¿Dónde estaban los verdaderos guerreros y shamanes?

La respuesta les llegó, cuando al alcanzar un cima, vieron como los orcos realizaban un sacrificio de una muchacha a la vez que entraban en frenesí...Debían interrumpir ese ritual o no saldrían de allí con vida. El ataque fue rápido y consiguieron matar a los shamanes encargados del ritual, antes de tener que retirarse a una cueva que habían en las inmediaciones y derruir la entrada.

La cueva era amplia y había que encontrar una salida. En lo más profundo había una rampa que descendía muy en lo profundo. Al llegar abajo se toparon con una caverna cuadrangular con 4 salidas. Cuando empezaron a discutir que hacer o no hacer, empezó a colarse por la entrada un humo espeso, los orcos iba a asfixiarlos!
Había que decidir pronto y optaron por la primera salida. Dieron con la localizacion del poblado, pero nada más, no había salida. Tuvieron que volver sobre sus pasos y dirigirse a la siguiente salida.
Esta era un templo enorme en el que el humo se distribuía por el techo. Tras acabar con todos los shamanes descubrieron un altar de Grummsh, el dios orco. Rugrim lo tenía clarisimo, había que derribarlo, pero el resto del grupo se puso a hablar sobre dioses perdiendo el tiempo. Rugrim intento atar un cuerda a la base del altar, pero estaba flotando...solo quedaba una cosa, derribarlo con la magia que les gusta tanto a esos arcanos, bolas de fuego que explotan....pero entonces el mago se desmayó sin aire. Tan concentrados estaban en el altar que se olvidaron del humo. Tuvieron que salir corriendo buscando casi a ciegas otra salida, se toparon con las forjas, también anegadas de humo y, por fin, un camino que descendía hasta un muelle.

Estaban perdidos, la única salida era un bote que se hundiría con mirarlo. Todos estaban dentro, pero el enano se negaba a subir, hasta que en un momento de valor subió dando un salto y se desmayó.

Cuando desperto estaban en medio de unos rápidos con el agua saltando de un lado a otro. A Rugrim le entró el pánico y se agarró como pudo a su banco cerrando los ojos, mas cuando la popa se inundó, fue le primero en colocarse en proa gritando incoerencias...Cuando quiso darse cuenta estaba tirado en la hierba, sorprendido de hallarse vivo.....

Sin lugar a dudas lo peor de la aventura, el viaje en bote.

//Menudo parrafón :oops: , el enlace de arriba es lo que habíamos puesto con anterioridad

Elgatovolador

26/05/2009 15:31:26

[i:b847ce95c5]Los orcos y sus defensas estaban mucho mejor preparadas de los que el impetuoso enano esperaba, rodeado de Paladines , Hathar Nulir ,Rugrim y algunos miembros de otras comunidades que habían decidido ayudar a los enanos en la empresa continuaron con el ascenso.

Arqueros, chamanes, y orcos realmente duros hicieron morder el polvo al enano más de dos y más de tres veces pero su ánimo y espíritu guerrero no se daban por vencidos el ascenso continuaba.

Oyeron gritos acompasados y golpes, al parecer se acercaban al Sanctosanctorum de los orcos en esos malditos Picos Nevados.

Varios chamanes sujetaban partes del cuerpo del sacrificio, piernas , torso, la cabeza de una mujer supuestamente sacrificada a su maldito Dios Tuerto.

La batalla fue cruenta, los orcos eran muchos, muchos orcos demasiados, los comenzaban a rodear y la única salida era una cueva cercana, entraron con alguna dificultad mientras aguantaban la acometida orca, y el arcano Zidar con buen tino derrumbó la entrada a la cueva

Cádaveres, huesos , pellejos humanos adornaban la cuva ,ya no podían salir por donde entraron y tuvieron que explorar la enorme caverna.

Vueltas y vueltas hasta llegar a un templo al Dios de los dioses orcos, Gruumsh, mientras las hogueras encendidas por los orcos llenaban la cueva de humo, haciendo más difícil moverse incluso tumbando a los más débiles del grupo, tras mucho debatir y viendo como los Dioses pronunciados por el grupo , proclamaban una sácudida mágica la paladina Ania destruyó el único ojo mágico que le quedaba a la estatua.

Salieron de allí, y solo encontraron una salida, un barco y un puerto en un enorme lago dentro de la Caverna, no saben muy bien pero consiguieron salir vivos mientras Rugrim y Hathar no querían ni mirar, Bifur falcó sus fuerrtes piernas a la embarcación , que suerte o no consiguió empotrarse contrta el margen de un río no muy lejano a la Ciudad de Baldur.

Máquinas de Guerra . . . . y orcos , muchos orcos.[/i:b847ce95c5]



Cormarion

26/05/2009 17:14:23

[color=yellow:bb1dcea704][Anteriormente en Picos Nublados, 1era parte][/color:bb1dcea704]

Había llegado la fecha señalada para el asalto y desde el ducado partieron los caballeros del Fénix con sir Kian al frente entre las curiosas miradas de los habitantes del villorio. Se había hecho acopio de provisiones, ropas de abrigo, flechas y virotes. El capitán de la milicia, el duro Doyne, aficionado a la forja había estado trabajando duro desde hacía días, armas sencillas pero efectivas, para equipar a la infantería rasa que iba a la retaguardia de la caballería seguidos de los carromatos.

A pesar de que hacía muchas dekhanas que la paladín no se encontraba frente a frente de nuevo con Kian, ocupó en silencio su lugar en la formación a la diestra del Gran Maestre. La presencia del caballero le producía nuevamente esa sensación de tener mariposas en el estómago. No hacía mucho tiempo que la paladín había salido de la celda de meditación tras alejar sus temores y sus dudas. Su Fe siempre había sido su Fuerza y ahora que la había recuperado de nuevo se hallaba en condiciones de ser una fiel cumplidora del Deber.





Alcanzaron la base de los Picos Nublados y se reunieron con el resto de fuerzas de la alianza en un claro lo suficientemente grande para pasar revista a las tropas. El paisaje era blanco por doquier, y sólo crecían allí los altos abetos y pinos de alta montaña. Los enanos habían conseguido reunir más tropas e incluso unos maestros arcanos para sorpresa de Jeanna. Pero no había lugar para los arqueros elfos. El plan trazado se mantuvo y no hubo cambios de última hora aunque contar con unos magos ayudaría contra los temidos arcos del enemigo y también para contrarrestar a sus chamanes.

No encontraron resistencia por parte de los orcos en esta parte de la montaña dejando atrás los cuerpos de las arañas de las nieves y otras bestias propias de aquellas inhóspitas tierras, hasta que llegaron a los primeros riscos importantes. Allí se iniciaba la parte dura de la ascensión y tal y como el clan había dicho hallaron a los arqueros y a los chamanes estratégicamente dominando los pasos en sus puntos elevados.





Salvadas las primeras defensas para continuar la ascensión debían cruzar un paso bajo la montaña en el que se adentraron prudentemente tras abrirse paso entre los cristalinos golems encontrando al enemigo atrincherado en el interior. Los orcos habían dispuesto multitud de trampas y poco a poco fueron dividiendo a las fuerzas aliadas.

Jeanna quedó como único miembro del Fénix en un grupo con la mayoría de los enanos del clan, y Wyrd, Nesh y Exxet, separada de Kian, Vasile, Hayon, Wilhelm, Jame, y el resto. Su grupo tuvo que pelear duro dejando un reguero de sangre tras ellos, atravesaron pasos con más trampas, enfrentándose a los cara-porcinas que eran empujados sobre ellos por sus campeones, sus escudos parecían alfileteros, y no podían resguardarse en lugar alguno salvo bajo las heladas cornisas de los propios desfiladeros, donde recuperaban algo de aliento para lanzarse de nuevo a la búsqueda del camino hacia la cima y reagruparse junto al resto en una posición segura desde la que lanzar el segundo asalto.




Cormarion

26/05/2009 17:26:47

[color=yellow:e06218aab1][Anteriormente en Picos Nublados, 2a parte][/color:e06218aab1]


El mensajero, un miliciano del Ducado, regresa de la vanguardia con nuevas del frente y alcanza el punto que se consolidó en la primera parte del asalto donde está el resto de las fuerzas, la reserva y los heridos:

-Mis señores, la batalla es encarnizada en los pasos que se van estrechando en el ascenso, mientras que los arqueros y chamanes nos asaetan en las barreras y defensas que han colocado. Al parecer esas bestias no son tan ineptas. Hicisteis bien no subestimándolos. Los enanos y unos pocos de nosotros hemos empujado a los orcos más por puro coraje que por el uso de la estrategia. No había otra opción más que avanzar con los escudos alzados hasta tenerlos al alcance de nuestras espadas.

>>Las provisiones empiezan a escasear y los clérigos acuden allí donde cae enano u hombre. Dentro de poco la situación será crítica. El campamento no se divisa aún pero el grupo ha despejado ahora los pasos. El grueso de las fuerzas puede ahora marchar rápido y reunirse con el resto. Queda lo más duro.

>>Vimos a Lady Jeanna volar por los aires de un puntapié que le propinó uno de los gigantes, pero no os preocupéis, algún valiente la arrastró fuera de la batalla y recibió cuidados. Ella me envía y me manda deciros -dijo el mensajero dirigiéndose a Sir Kian- que le recuerda a los tiempos en que Alusair combatía junto a los enanos de las Tierras Rápidas, y que...

*Se oye un terrible ruido como si la montaña entera se desplomase*

-¡Gigantes!

Cormarion

26/05/2009 23:05:12

[color=yellow:ac71e2bae8][Actualizando al presente en Picos Nublados, 3a parte][/color:ac71e2bae8]


[color=green:ac71e2bae8][b:ac71e2bae8][size=18:ac71e2bae8]I. Combatiendo en las cumbres


L[/size:ac71e2bae8][/b:ac71e2bae8][/color:ac71e2bae8]as fuerzas del Fénix regresaban al campamento consolidado en la base de los Picos Nublados con las provisiones tras tener que atravesar las líneas de un grupo de orcos rezagados. Algunos de los enanos tenían un momento de descanso calentándose alrededor de una hoguera mientras el resto retenía al enemigo en los estrechos pasos.

Mientras el resto de refuerzos iba llegando, reconocieron que ante tantos enemigos iban a necesitar un contingente mayor como bien dijo el maestro Zidar, así que Jeanna planteó un cambio en la estrategia. Si lograban dar con un atajo hasta la cima quizás un pequeño grupo tuviera éxito, coincidiendo de nuevo con el maestro Zidar en que si su líder caía el resto de orcos huiría en desbandada, pero mientras el grueso del ejercito asaltante tendría que aguantar la carga de la horda para darles esa oportunidad. El mago afirmó ser capaz de adelantarse cautelosamente y proporcionar información subsanando la falta de sigilo de los acorazados enanos y caballeros. Ya tenían un nuevo plan de incursión y esta vez no habría vuelta atrás.

Lady Ania hundió su espada en la nieve y comenzó una silenciosa letanía encomendándose a la Tríada y a ella se le unió Jeanna.


-¡Que las espadas nunca se quiebren! -dijo Jeanna en alto-. Tus hijos del Fénix acudirán a castigar en vuestro nombre. Otorgad el favor a estos caballeros y derramad la bendición sobre ellos. Y si caemos en batalla que seamos dignos elegidos en vuestras filas celestiales -y saludó con la vengadora que los iluminaba con su divino resplandor.
-Que Tyr nos permita hacer justicia -terminó Ania guardando el símbolo sagrado.


Eran un pequeño grupo, Hathar, Rugrim, Bifur y Nulir por los enanos; Nesharay y Wyrd por el Brazo; Zidar; y Ania y Jeanna por el Fénix. Iniciaron el ascenso, bordeando las líneas enemigas y contando con los informes de Zidar pudieron dejar atrás a los arqueros, chamanes y a los guerreros orcos que eran su primera línea de defensa. Luego sobrepasaron a los ogros y a los gigantes, hasta llegar a un altiplano en el que no tuvieron más remedio que combatir al enemigo. En la zona había máquinas de guerra que parecían poco apropiadas en aquel terreno. ¿De qué les serviría una balista de asedio cuando el combate se realizaba cuerpo a cuerpo? El mago consiguió dominar la mente a uno de los orcos prisioneros tras un infructuoso primer interrogatorio seguramente porque el cara-porcina no les entendía. Zidar se concentró y obtuvo imágenes de un poblado y de un grupo de orcos que se ejercitaban.

Continuaron por estrechos pasos, cuidando muy bien de no dar un paso en falso en aquellos barrancos, y al pequeño grupo se les unieron el Wilhelm y Ankor. Alcanzaron una de las cumbres, dejando por debajo de ellos los bancos de nubes, y divisaron sólidas defensas y nuevos grupos de orcos que se organizaban. La aguda mirada de Jeanna les sirvió para distinguir que no todos eran orcos, iban vestidos con sus pieles, sus burdas armaduras, y utilizaban sus toscas pero efectivas armas pero no lo eran.





El pequeño grupo no tenía un líder claro y eso les impedía actuar como uno solo. Jeanna, había dejado la iniciativa a sus aliados, el clan Arhum Kharak, por contar con mayor número de efectivos y ser los impulsores del asalto a los Picos Nublados. Ante las sabias palabras de Wilhelm, sólo pudo confirmar a lo enanos que ellos debían liderar, contando con las espadas del Fénix a su lado como el otro brazo que golpea al enemigo, y que tras lo visto en los combates anteriores, los Justos eran más aptos para encargarse de los heridos, mientras que Zidar, como buen mago, seguramente contaba con varios recursos valiosos.

De nuevo tuvieron que ganarse el terreno palmo a palmo, haciendo buen uso de los dones divinos. Arhum Kharak y el Fénix recibían la peor parte tratando de contenerlos en los pasos, recibiendo el inestimable apoyo curativo de los miembros del Brazo. Jeanna, observó y comprendió que el maestro Zidar intentaba quedar detrás de ellos fuera del fragor de la lucha, reservándose para la ocasión adecuada. Sus conjuros podrían haber sido de ayuda ahora, cual mago de guerra de Cormyr, pero quién sabía lo que les esperaba más adelante...

Más berserkers orcos, locos por derramar la sangre de los miembros del pequeño grupo, en enfurecida carga y tres chamanes los cuales inmolaron a una muchacha en sacrificio sin que ellos no pudieran hacer nada por salvarla, no llegaron a tiempo y sus corazones fueron testigos de aquella terrible escena que les acompañaría de ahora en adelante.

Cormarion

31/05/2009 12:25:42

[color=yellow:9f0668f80f][Actualizando al presente en Picos Nublados, 3a parte][/color:9f0668f80f]


[color=green:9f0668f80f][b:9f0668f80f][size=18:9f0668f80f]II. ¡Todos a la cueva!


E[/size:9f0668f80f][/b:9f0668f80f][/color:9f0668f80f]l enemigo ahora imbuido por el favor divino recibido por el sacrificio de la muchacha arremetió con redoblada furia contra los valientes que habían llegado a las cumbres. Uno de los miembros divisó una abertura en una de las laderas que parecía ser la entrada de una cueva mientras que otros habían conseguido llegar hasta los tres chamanes para castigarlos por su infame acto y atravesarles el corazón con su filo justiciero.

La marea orca los rodeaba por doquier, era una locura seguir combatiendo así que al grito de ¡Todos a la cueva! buscaron refugio a ciegas sin saber que les deparaba allá abajo. Se habían metido en la boca del lobo y no había vuelta atrás como habían vaticinado al iniciar la ascensión.





El estrecho túnel dio paso a una gran caverna de altos techos que parecía una mina abandonada a primera vista. La quietud dominaba la estancia y el ambiente era opresivo. Fuera algunos orcos cargaban adentrándose, aullando, mordiéndose y dándose tajos incluso entre sí, con el brillo de la locura en sus ojos para hundir sus negras hojas y devorar los corazones de los invasores. Debían adoptar una medida drástica y Zidar se ofreció a hundir la entrada (¿quizás la única salida?). El tiempo apremiaba, unos preferían aguantar la carga, otros se iban a arriesgar a quedar allí encerrados y quizás dar con sus huesos en aquella cueva por inanición o por algo peor.

Jeanna, tuvo que alzar la voz, sin que hubiese ninguna duda de lo que debían hacer. La entrada debía ser hundida, y algunos orcos estaban superando ya sus defensas y pronto se verían sobrepasados. Se replegaron dando tiempo a que Zidar finalizase el conjuro, que estaba reteniendo en la última sílaba de la runa arcana, y lanzase el poder devastador de una enorme bola de fuego incinerando los orcos que aún avanzaban hacia ellos y provocando el derrumbamiento de la entrada.

Tuvieron un breve momento de respiro y revisaron la mina. El polvo cubría todas las estructuras y las telarañas indicaban que nadie había hollado aquel suelo desde hacía largo tiempo. Herramientas abandonadas yacían por doquier. Los enanos Nulir y Bifur creían oler a orco a pesar de todo. ¿Cómo no? La negra sangre, el sudor y las babas de aquellos cara-porcinas malcarados les cubría de pies a cabeza.

Poco a poco, casi sin que se dieran cuenta el humo se había ido filtrando en la mina. Los orcos debían haber encendido fuegos fuera y pretendían asfixiarlos. Se colocaron trozos de ropa rasgadas de sus vestiduras y las empaparon de agua cubriéndose la nariz y la boca pero de poca ayuda servía contra la cada vez más ingente cantidad de humo que entraba. Debían buscar una salida de aquella mina o encontrarían un triste final.





Jeanna tuvo la idea de que siguieran las corrientes de humo que se desplazaban a ras de suelo y Lady Ania encontró una salida de aquella mina y guió al grupo bajando aún más hasta llegar a una gran grieta de la cual no se veía el fondo y prometía una caída interminable hasta las mismas entrañas de Toril. Ania se mostró avispada y marcaba los pasos que tomaban y satisfizo a Jeanna llenándola de orgullo. Aquí no se discernía el techo, sólo oscuridad, y Jeanna estaba vigilante, quién sabía que clase de criaturas podrían habitar allí.

Farben

31/05/2009 21:04:03

Con el cantar de los gallos, la ciudad de Puerta de Baldur se despierta un día más. Sus trabajadoras gentes se dirigen hacia sus tareas diarias mientras vislumbran en el horizonte el próximo amanecer del nuevo día. En la puerta norte, un guardia abre la puerta cerrada durante la noche por precaución, como hace habitualmente, al amanecer. Cuando la abre, tiene que hacer un esfuerzo para no vomitar el desayuno.

En la puerta norte hay una cabeza humana, de un hombre de mediana edad. Está colgada de un hacha gracias a una cuerda que entra por la cuenca de un ojo, da la vuelta por detrás del hueso y sale por la cuenca del otro ojo. Alarmado, el guardia avisa a sus compañeros y todos se ponen en posición de combate... pasan unos angustiosos momentos y... no ocurre nada.

A los pocos minutos, por todas las murallas se transmite la noticia de guardia a guardia de hallazgos parecidos en cada una de las puertas, variando la raza y el sexo de las cabezas encontradas.

Ash

31/05/2009 21:13:06

Nesh se entera de la noticia y examina la situacion....
"orcos por los alrrededores de Baldur,, y ademas cerca del bastion...seguro que son ellos y buscan venganza por la anterior incursion...mas dejando cabezas sin ojos y colgadas de hachas....
Tendre que poner mas hogueras para iluminarlo todo bien y patruyar acompañado....que su dios tuerto los proteja si los veo cerca....."

Ash

01/06/2009 15:03:30

Un campeon de piel verde..:
Nesh, una vez mas se encontraba patrullando el camino, cuando vio algo que nunca habia visto antes, cerca de las inmediaciones del rio Esmel, encima del puente.
Se encontro lo que al parecer eran dos tribus orcas, rodeando a dos de sus orcos, que poseian una musculatura fuera de si,, y eso que son bien grandes.
Por un lado, un grupo de orcos de los bosques, se agolpaba jadeando a su campeon, un piel verde muy grande, portador de un enorme hacha y en el bando contrario al parecer eran orcos de las nieves, con los que NEsh ya tubo la oportunidad de combatir.
Comenzo el combate, y poco duro, el campeon de los orcos de las nieves vencio al de los bosques, y emprendieron su camino hacia el Norte.
En ese momento, aparecio un mediano y un elfo mago, que persiguieron a lo que parecio ser un orco, pero sin sacar ningun tipo de informacion lo dejaron irse.
LLegado el momento, los 3 pusieron rumbo a los picos de las nubes, donde encontraron a los orcos de las nubes, en la meseta y mala suerte de que algunos de ellos los vieron y los atacaron, dejando sin conociemiento a dos de los tres aventureros, pero por poco tiempo.
Una vez todos curados, y pertrechados, se unieron a la expedicion una pareja de enanos, una elfa, y dos humanos, los cuales , dirigieron sus pasos hacia la entrada del demiplano. . . .
varias preguntas hacian mella en la mente de Nesh, al averiguar el paradero de esos orcos...
-¿que buscarian ahi dentro?
-si consiguen salir,, ¿que clase de poder tendran?

sannla

01/06/2009 15:06:47

Confiaba encontrar a Nesh en el bastión, pero allí le informaron que había salido de patrulla...
Se habían quedado tantos detalles en el aire, que Leda no quiso esperar y se enfundó la armadura que él le había regalado.
Avanzado un tramo del camino se dio cuenta de que no sabía dónde podría estar...y cierto recelo la invadió. Por suerte allí cerca parecía haber un lugar donde descansar un instante y pensar bien qué iba a hacer.
Sumida estaba en sus pensamientos cuando vio aparecer a un fornido enano: -qué arma lleva?-respondió.
Vaya,pensó Leda para sí...el caso es..que no sabría decirle
De repente se le ocurrió: podría ir con vos? tal vez así le encuentre.. (por su aspecto,no había duda que el enano sería fiero en combate, y ella no correría peligro en el camino)
-bien,bien- contestó. Y se pusieron en marcha.
Corto fue el trayecto hasta encontrar al paladín, que se hallaba con Elbereth y varias personas más.
-No debes permanecer aqui,esto es peligroso, y si algo te ocurriese, yo...
-Me pides que me marche?- Leda puso ojos tristes
Nesh pareció pensarlo mejor, respondiéndole: está bien, quedate, pero no te separes de mí, siempre detrás.

blowstinger

01/06/2009 16:44:29

Los rumores cada vez se hacian mas intensos, no podian ser habladurias si estos habian llegado tan lejos y con tanta fuerza. Esos rumores empezaban a dejar de ser rumores y se convertian en hechos. Hechos que no beneficiaban para nada al comerciante mediano. A sabiendas que saldria perjudiciado, que podia hacer Rigrin para sortear este invonveniente.

Diversoseran los rumores y comidillas entre los grupos de gente, pero todos dibagaban sobre lo mismo.

- ¿no te has enterado? se han encontrado cabezas de gente colgando de hachas clavadas en las puertas de la ciudad. ¿Será alguna venganza? ¿por qué será?

Que podia hacer el astuto mediano, solo podia combatir los rumores con mas rumores, asi que con su hiperactividad de su parte, empezo a generar oleadasde rumores que desmentian tales hechos, haciendo creer que fueron historietas para niños traidas por trobadores, habladurias de chiquillos asustadizos tras una tormenta... cualquier situación que no herizara los pelos a los ciudadanos y comerciantes seria buena para el negocio, y para la ciudad en si.

blowstinger

01/06/2009 16:47:17

La curiosidad del medino era insaciable, le quemaba su cuerpo la ansia de no saber.

Hacia la muralla se dirijio en busca de la guardia de la ciudad, quizas con suerte encontraria algun conocido que le pudiera informar sobre los sucesos.

Mientras tanto, ya habian empezado los preparativos en el templo de Tymora,este volveria a abrir sus puertas si la ciudad volvia a necesitarlo.

Vinduil

01/06/2009 18:22:34

Poco despues de que empiecen a correr los rumores, algunos soportes para antorchas son instalados fuera de las murallas. Un pequeño grupo de exploradores del Puño Llameante son enviados a los caminos a descubrir que ha ocurrido, mientras que en la ciudad se intenta averiguar los nombres de los caídos.

Cormarion

01/06/2009 19:31:16

[color=yellow:c601aa55a8][Actualizando al presente en Picos Nublados, 3a parte][/color:c601aa55a8]


[color=green:c601aa55a8][b:c601aa55a8][size=18:c601aa55a8]y III. ¡Todos a la cueva!


-A[/size:c601aa55a8][/b:c601aa55a8][/color:c601aa55a8]l menos aquí el frío no es nuestro enemigo -dijo Bifur mientras acariciaba el filo de su pesada hacha, "Carla".


Los enanos parecían saber orientarse bajo la aplastante cantidad de piedra que los rodeaba. Una rápida exploración de la grieta y dieron con otros tres oscuros túneles. Según el maestro Zidar podrían encontrarse en las cercanías de un santuario de Gruumsh. El plateado Wyrd se adentró en el primero de los pasillos e informó que efectivamente había un pequeño santuario donde se hallaban congregados varios chamanes.

El humo volvía a llenar sus pulmones y no veían otra salida más que avanzar a través de aquel pequeño santuario orco. El grupo se encomendó a la guía de los respectivos dioses y se lanzaron sobre los desprevenidos chamanes y orcos con ira y justicia por igual.


-Vamos maeses -dijo calmadamente Hathar.
-¡Destruyamos su lugar de fe! -gritó Bifur como un poseso- ¡A por ellos!
-Castiguemos al infiel -dijo Jeanna.
-Dejad que centren su magia en mí -se ofreció Wilhelm-, soy especialista contra conjuradores
-¡Cargad! -dijo Ania blandiendo en alto su espada siguiendo al resto.


Cuando acabó la lucha tuvieron que atender ahora las heridas de Rugrim, Drazhen y Ania. Todos sangraban por decenas de cortes, los escudos lucían abollados y cada vez les parecían más pesados, las armaduras ya no resplandecían ahora cubiertas por la sangre negra del enemigo.


-Que la triada no te llame ahora, mi amiga -dijo Jeanna a Ania arrodillándose en el suelo e incorporando al valiente caballero que se había prestado como voluntaria en aquella misión de locos-. Nos queda un largo trecho en la vida aún.
-Los he oído ya tan cerca... -susurró Ania.


El destruido santuario se llenaba ahora de humo y debían seguir buscando una salida o acabarían asfixiados. Encontraron unas chozas abandonadas y decidieron seguir el humo movido por las corrientes de aire que se desplazaba hacia un extremo al fondo de la gruta. El mago cayó inconsciente, medio asfixiado, y tuvo que ser atendido y llevado a cuestas.


-Hay que salir -dijo el mago con un hilo de voz.


El grupo regresó a la grieta y afortunadamente para ellos, por ser de tan altos techos el humo casi no les afectaba y entraron por otro tunel que hallaron. Esta vez descendieron y descendieron, serpenteando, adentrándose en las negras profundidades de la cueva hasta que pisaron un suelo que no era rocoso, un suelo pulido y trabajado aunque toscamente.


-Un templo de Gruumsh, supongo -dijo Wyrd.


Los guardias orcos los descubrieron casi de inmediato y de nuevo tuvieron que abrirse paso por la gran sala y resistiendo en los estrechos puentes que se alzaban sobre pilares que debían llegar hasta los infiernos.


-¡Matad a los intrusos! -ordenó un enorme orco a grandes voces-. ¡Han interrumpido los rezos!


El cuerno del clan Arhum Karak resonó en aquellas salas y todos se agruparon al inicio de uno de los puentes conteniendo a los orcos y lanzándolos al abismo. Mientras luchaban una gran bola cayó desde las alturas estrellándose contra el suelo con gran estruendo.


-¡Por aquí! -gritó Nulir cuando todo quedo despejado y empezó a dar golpes a una estatua.
-¡No toquéis nada! -dijo Jeanna.
-Es Gruumsh -afirmó Zidar.


Nulir continuaba con sus esfuerzos para derribar la estatua de dimensiones considerables y pronto se le unieron Bifur y Rugrim mientras que Wilhelm intentaba averiguar donde estaba la salida interrogando a uno de los orcos moribundos. Cuando pareció que habían llegado al sanctasanctórum del templo orco hallaron el motivo del estruendo; rodeada de nubes de polvo se hallaba una enorme roca. La roca estaba esculpida, y tras un momento de examen, comprobaron que era una efigie tuerta. La talla del rostro orco del que nunca duerme, el que observa, Gruumsh, padre de los orcos, que había caído de algún lugar derribando tres estatuas bajo su peso.


-Hay que destruir esto -dijo Ania y Bifur sonrió feroz asintiendo a su comentario-. Por los dioses que ningún altar quedará en pie y ya adorarán a este dios.
-Robemos ese ojo -dijo Bifur-, y destruyamos este lugar.
-No oséis desafiar a los dioses así como así -reconvino Jeanna-. Bendigamos el área.


Hathar alzó el amuleto de Clangeddin y entonó una plegaria, Nesh oraba imponiendo su símbolo sagrado sobre la escultura, Zidar buscaba un punto débil en la efigie y Jeanna propuso que hicieran palanca pero la gran roca parecía estar flotando ante ellos.





En el ojo visible de la estatua aún se apreciaba un débil resplandor. Rugrim sacó una honda e intentó atinar en ese ojo sin conseguir dar en el blanco. Wyrd también echó mano de su símbolo y también dedicó una plegaria a Bahamut.


-Los chamanes la estarían haciendo flotar y perderían la concentración cuando dieron la alerta -aventuró Wilhelm.


El caballero Nesh arrojó agua bendita hacia el "ojo" sin que ocurriese nada. Entonces Ania oró:


-Tyr que este lugar que antes estaba en tinieblas qude al amparo de tu mirada ahora -acabó y conjuró un circulo que los protegería del mal en áquel área.


De repente Ania recibió el impacto de un rayo de luz roja que descendió del techo haciendo que se encogiese de dolor. Nuevos rayos cayeron sobre ellos golpeándoles con furia y Jeanna desenvainó la divina vengadora sagrada como si su resplandor pudiera hacer frente a aquéllos impíos ataques. El grupo no se amilanó y levantaron más las voces y las plegarias mientras que algunos de los enanos seguían buscando un punto de apoyo para derribar a la efigie. Ania, aún jadeante, y bajo la atenta mirada de Jeanna que no la perdía de vista, continuó sin temor a lo que pudiera ocurrirle.


-Tú y tus siervos habéis sido expulsados -dijo Ania.
-Ningún dios orco podrá con nosotros -le acompañó Hathar.
-¡Vete de aquí Gruumsh! -continuó Ania-. Éste es ahora el hogar de la Tríada y su mirada nos guarda! -alzó su espada y la descargó contra la estatua.
-¡Corellon! -dijo repentinamente Zidar-. ¡Él le quitó un ojo!
-Protegeos, si podéis, contra su ira mientras hayamos como podemos derribar esa estatua -dijo Jeanna a Bifur y a Nulir.


Haciendo acopio de todas sus fuerzas e impregnada por el espíritu de la Tríada Ania empuñó la lanza golpeando directamente el "ojo" y extinguiendo la luz de su mirada.


-¡Cuidado Ania, retrocede! -gritó Jeanna corriendo hacia ella y temiéndose que sería el objeto de la ira de Gruumsh. Quizás llegase a tiempo para recibirla en lugar de la joven paladín de la que tanto esperaba. Y nuevos rayos castigadores cayeron sobre ellos mientras entonaban vítores a Ania y alzaban sus armas en alto.
-¡Alabemos a Tyr! -dijo Ania-. Que la sangre derramada hoy haya servido para quitarte este reino, Gruumsh. Este es ahora un lugar limpio de tu influjo -acabó alzando la mirada, más allá de la oscuridad, con una expresión de renovada paz.


El olor a humo delataba que los insidiosos orcos no cejaban en su empeño para acabar con los valientes que habían llegado hasta allí y tuvieron que salir de nuevo a toda prisa por donde habían venido, llevando de nuevo a rastras a Zidar, que pedía que lo dejasen allí para que no fuera una carga. No dejamos a nadie atrás, dijo Jeanna cerrando la columna acompañando a Wyrd que cargaba al mago.

Ahora la grieta si estaba de humo y su situación parecía más desesperada aún y se adentraron a la carreta por un túnel que les llevó hasta una estancia en la que tuvieron que acabar de nuevo con más orcos y sus chamanes. El rumor de aguas de un lago interior y el destartalado barco que se hallaba en el embarcadero parecía la única opción que les quedaba para salir de allí aunque pareciera una locura.

Saltaron todos al bote, que era lo suficientemente grande para todos, y tomaron sus puestos a los remos, aunque los enanos fueron algo reacios a ver sus barbas mojadas.





Al ritmo de ¡uno, dos! consiguieron remar con más o menos diligencia en las cada vez más agitadas aguas. La cueva se ensanchó y la corriente cada vez era mayor hasta que se introdujeron en una pasillo estrecho. El bote ganaba una velocidad endiablada y tuvieron que maniobrar
siguiendo las indicaciones de Ankor que iba vigilante en la proa esquivando las peligrosas paredes de la caverna.

En alguna ocasión el barco cabeceo al golpear el casco contra piedras y a todos hacía saltar teniendo que agarrarse con fuerza. Se abrió una brecha en la popa y empezó a entrar algo de agua. Jeanna empezó a achicar agua con el yelmo y luego colocó el escudo en la brecha y se colocó encima mientras que un aterrado Rugrim trataba de poner distancia entre él y el agua, se hunde, se hunde, se hunde decía el enano.


-¡Luz!, ¡luz! -gritó Bifur-. ¡Vamos, estamos vivos camarradas!


El barco, empelido por la inercia de la corriente, se estrelló violentamente contra una ribera, ya en tierra firme. Salieron despedidos violentamente y las que se llevaron la peor parte fueron Ania y Jeanna.

No sabían como pero se hallaban en las cercanías de Puerta de Baldur. Habían subido y bajado una montaña, habían combatido a la horda orca y santificado un templo de Gruumsh, pero muchos enemigos habían quedado detrás y especialmente al líder que los azuzaba y que no habían encontrado. ¿Para que querrían aquellas máquinas de guerra los cara-porcinas?, se preguntaba Jeanna.




//Picos Nublados actualizado.

Ash

02/06/2009 12:15:23

Iman para los Orcos....:
Una vez mas, Nesh emprendia sus pasos, cerca de las laderas de Thezyr, cuando despues de largas jornadas de camino decidio hacer un alto en los lindes de la frontera entre las largas colinas verdes y el comienzo del desierto,.
Cual fue su sorpresa, que al levantar la vista, vió una sombra, armada con arco, gruñendo....
"no puede ser cierto, otro mas..."
El orco comenzo a asaetearle,de la manera que podia, pero Nesh, emprendio su persecucion escudo levantado, cubriendose de cintura para arriba, y una vez cerca de el logro darle dos sendos tajos, que obligaron al orco a huir, pero el mu condenado, al no portar ningun tipo de pesada armadura, comenzo a escalar una de las laderas, rapido como un rayo, mientras Nesh lo miraba desde abajo.
El cachondo del orco, comenzo a reirse de Nesh, cuando cual fue su sorpresa, que al intentar buscar un lugar donde subir se dio de bruces, con un bosuqe, antes regentado por orcos ... lleno de cadaveres a su entrada.
En ese preciso instante, varios arqueros orcos comenzaron a dispararlo, obligandole a retroceder para buscar ayuda.
"Por Torm,, baja si tienes lo que hay que tener!!!, veamos que tal se te da cuando te traiga a un par de amigos elfos..."
Pensaba Nesh, mientras caminaba hacia calimport cubriendose con el escudo, en busca de ayuda....
Una vez en la joya del desierto, encontro a Isabella, una arcana que la gustaba hecharle manitas verdes cuando entrenaban(jodidas manos...)
Acto seguido, caminando por el desierto, se encontraron al maese furin, deseoso de encontrar mas orcos, el que no dudo en acompañarlos hacia la entrada del bosque.
Una vez alli, esperaron, y esperaron asta que llegaron mas"invitados" a esta fiesta......

Rugrim

02/06/2009 12:35:07

Rugrim consiguió salir del desierto después de días dando vueltas por las arenas, por suerte tenia grandes reservas de agua. Al lado del camino había un grupo de calishitas..."Brrr, había salido por el lado que no quería" se dijo el enano.

Uno de los humanos, una muchacha bien parecida, para ser humana, mencionó algo de unos orcos al Norte de allí y otro de los presentes se ofreció para guiar al enano a través del desierto.

Llegaron hasta la entrada al campamento orco, allí un grupo de calishitas hostigaban a un shaman orco y su guardia. Los orcos estaban en lo alto de una colina y no hacían mas que lanzar magia al grupo.
En un momento dado uno de los calishitas sacó una alfombra y subió a lo alto de la colina para matar a los orcos... Rugrim apenas pudo aguantar la risa....Pretendía matar un orco guerrero y un shaman el solo, cuando ni él mismo, un guerrero de verdad, podría hacerlo.
Como sospechaba el enano, el calishita tuvo que bajar con el rabo entre las piernas. Sin embargo algo sí que desató, los orcos debieron pensar que esa colina ya no era tan segura y dieron la alarma. Apareció un grupo de orcos, todos los orcos juntos eran un mal adversario, pero si conseguían separarlos, el enano podría aguantarlos de uno en uno. Los calishitas no llegaron a entender ese concepto y hasta que no llegaron la monje Lilian y otro monje no pudieron derrotar a los orcos.

El grupo, integrado ahora por dos monjes, un paladin del Brazo y los calishitas se apostó a la salida del bosque. Los calishitas tuvieron la "esplendida" idea de hacer una barricada en el único camino conocido......Su idea no tenía pies ni cabeza, tapar el camino cuando los orcos controlaban la colina.
"Así impedimos que salgan" decían los calishitas
"Pero si controlan la colina, pueden salir cuando quieran, es más, nos impide a nosotros entrar en cuanto lleguen más refuerzos" Respondió en enano.
Los comentarios del enano cayeron en saco roto, pues Andrius se transformó en un dragón (Pues va a resultar que no es luchador, después de todo) y con ayuda de un elemental enorme de piedras que convocó el de la alfombra intentaron derribar piedras y hacer la barricada.

Rugrim ya estaba harto de los calishitas y que hicieran lo que les diera la gana, pues ale, allá ellos.
De repente un ruido "ZUMMM"...que era eso, apenas die tiempo a pensarlo pues una roca enorme se precipitó hacia ellos.
"¡¡¡Catapultas!!!" consiguió gritar el enano antes de que una roca enorme casi le aplastase.
Esto ya era demasiado, Lilian le dijo a su discípulo que partiera hacia el norte para pedir refuerzos.
Las piedras seguían cayendo, pero el enano apenas notaba sus explosiones...algo más haría falta para mover al enano. Y ese algo llegó, una jauría de lobos gigantes se les hecho encima y detrás un gigante del tamaño del más grande de los dragones...El enano no se lo pensó dos veces, necesitaban incluso la ayuda de los elfos, mandó al primero que vio hacia el norte y rezó a Gorm que los elfos no fuesen tan desinteresados como siempre.

La jauría y el gigante se retiraron, y dejaron un campo de muerte y destrucción. Pero por fin llegaron los refuerzos, Wyrd, unos pocos elfos y sus camaradas Bifur y el maestro Furin. Ya era hora de contraatacar.

Pero algo fallaba, nadie tenía intención de entrar, todos se quedaban mirando la entrada al bosque, incluso algunos empezaron a quemar los alrededores del bosque para hacerlos salir...nada.

El enano estaba ya hasta las narices, si los orcos no salían no se iba a quedar allí a echar raices. En cuanto se apagaron las últimas llamas y junto con sus camaradas entraron, al principio dieron la sorpresa y consiguieron controlar una pequeña porción del bosque, pero sin ayuda del resto, pronto fueron superados...de no ser por la repentina aparición de los del Barzo y unos pocos más, no habrían podido salir de allí.

Al parecer las llamas no se habían apagado del todo, sino que se habían extendido hacia el interior del bosque. Eso junto con el ataque repentino de los enanos hicieron que un grupo grueso del orcos salieran del campamento. Los enanos estaban débiles por su ofensiva y no pudieron paralos. Cuando el enano se levantó el grupo de orcos había atravesado todo el grupo y se había dirigido al Norte.

Es entonces cuando los calishitas entraron en el campamento (malditos cobardes, esperan a que no haya nadie para entrar) pensó el enano. Consiguieron llegar a la cueva, donde se habían cobijado los orcos del fuego. Entraron y a lo loco, sin niguna organización se lanzaron de cabeza...Cuando el enano llegó ya habían caído la mitad...de los humanos y Wyrd se afanaba en levantarlos.
(Menuda panda de inutiles) Rugrim tuvo que ordenar a los arqueros y a los clerigos que se quedaran detrás de él, mientras Bifur y él recuperaban el terreno perdido hasta arrinconar a los orcos momento en el cual, pudieron derrotarles.

Lo que vieron en esa sala no les gustó nada, una forja, de muy buena calidad, para hacer armas y armaduras de gran calidad. Había que derribarla y tras duros esfuerzos consiguieron inutilizarla. Sin embargo con el precio de uno de los paladines malherido e inconsciente. Por suerte la salida de la cueva no tuvo grandes complicaciones y consiguieron salir.

Los orcos habían sido derrotados, aunque un grupo había conseguido escapar y a saber dónde se había escondido.

//MAdre mia que tochaco :?

Elgatovolador

02/06/2009 13:19:28

[i:c209db5e56]La multitud se reunía alrededor de la entrada al campamento orco, tras enterarse de como habían ido sucediendo las cosas Bifur encontró a sus camaradas, un par de palabras y miradas bastaron, formaron en cuña con el fornido Rugrim en la posición delantera , Fifur y Bifur formando a izquierda y derecha, pusieron rumbo al Campamento , a una batalla desigual y honorable, esperando que Clanggedín disfrutara del espéctaculo.

Arqueros, orcos , anchos una batalla desigual y sangre , mucha sangre, los enanos lucharon a destajo , las flechas perforaban sus armaduras, los orcos y esos enormes perros extraños los rodeaban, pero su determinación no menguó hasta que los tres cuerpos yacían rodeados de muchos orcos muertos acompañándolos.

Bifur descansaba en paz, sabía que no habñia mayor honor que morir en la batalla, y aúnmás en una tan desigual acompañado de las hachas y los escudos de sus buenos camarradas enanos.

Perro de pronto la luz volvió a sus ojos, Maese Corred ! gritó una voz familiar.

El enano salió del campamento , herido y abatido , y con él sus dos camarradas, el alado Wyrd, miembro del Brazo de los Justos y aliado del Clan enano había entrado a salvarles.

Trás las deliberaciones , y quitarse un buen número de penachos el ruido en el campamento cesó, y se dirigieron a investigar, los últimos orcos se habían hecho fuertes en la cueva y lo que encontraron allí no fué demasiado halagador, la forja había trabajado las armas y escudos de los fuertes orcos, aunque consiguieron tumbarla quizás era tarde.

La idea que anteriormente había comentado con Lady Jeanna tomaba forma, los orcos eran un ejército, se estaban armando y contaban con máquinas de asalto, ahora quedaba saber cual era su objetivo.[/i:c209db5e56]

Sh0No

02/06/2009 14:55:27

Cuando llegó ya todo estaba en calma, o eso parecía, durante su ronda por el camino le habían avisado de lo que ocurría al sur y se dirigió sin demora y preparado para lo que pudiera pasar.

Los orcos asaltaban desde la colina aunque parecía que en ese momento se habían retirado, así que de un solo impulso con las alas saltó hasta donde se encontraban los heridos para atenderles lo más rápido posible.
Esa situación se repitió varias veces, luchaba junto a los maeses y su maestro Nesharay pero al poco viendo los caídos se daba cuenta de que donde de verdad le necesitaban era allí, de todas formas no dejó de luchar en cuanto estabilizaba a sus compañeros.

Más tarde las catapultas disparaban a discreción, el semidragón procuraba que el grupo se mantuviera más o menos disperso para no ser un blanco fácil mientras pensaba, tenía que haber alguna otra forma de entrar al bosque, si conseguían entrar por detrás podrían encargarse de esas catapultas y atrapar a los orcos por la retaguardia ya que un ataque frontal en su territorio sería un suicidio, ya había sido testigo del poder de esos orcos. Entonces el elfo Dwaw se le acercó y le dijo lo que esperaba oír, había una grieta en alguna parte que conducía al interior de la cueva donde se refugiaban los orcos aunque desconocían donde se encontraba. Los enanos estaban centrados en la salida del bosque, así que junto a la monje Lilian, Nesharay y Dwaw fueron en busca de esa entrada trasera, según cómo estaba orientado el bosque y la posición de la cueva podía hacerse una idea de dónde debía estar tal grieta pero ni siquiera con la ayuda de los sentidos de Lilian encontraron nada.
Entonces una de las paladinas del Fénix les alertó, los maeses junto a otros habían entrado en el bosque y tras pedir a Lilian que siguiera buscando, Nesharay y Wyrd se adentraron en santuario para ayudarles.

Aquello era una matanza, de alguna forma los orcos habían conseguido dispersar la fuerte formación de los enanos y éstos se encontraban separados y luchando solos contra más de un orco para caer a los pocos segundos de haber llegado ellos dos. Se apresuraron en ayudar a los que estaban cerca de la salida, "Corred! Salid de aqui!" gritaba tras sus plegarias mientras cuidaba de que no los atraparan antes de ponerse a salvo. Pero los chamanes orcos tenían otra cosa en mente, intentaban disipar el santuario del plateado para derribarlo y éste se movía de un lado a otro esquivando sus conjuros, "No superaréis la protección de Bahamut sobre estos guerreros" pensaba mientras conseguía poner a salvo a los últimos y escapaban todos de allí.

Una vez fuera, los orcos salieron del bosque arrasando todo a su paso y el grupo se adentró a explorar y eliminar a los rezagados. El cansancio empezaba a notarse en la respiración del semidragón, llevaba horas alzando sus plegarias para levantar a sus compañeros y hasta ese momento Bahamut había respondido a cada una de ellas, sin embargo había perdido la cuenta de los que llevaba y el esfuerzo era enorme incluso para alguien como él.

Se adentraron en la cueva y sólo encontraron un pequeño número de orcos rezagados, sin embargo una vez fueron a salir los emboscaron y Wyrd se vio arrastrado por una ola de poderosas hachas y duros escudos que con su cansancio no pudo resistir...

...

Abrió los ojos, se encontraba tumbado en la dura roca que formaba la cueva y a su alrededor no habían más que compañeros caídos y agonizantes. Lo primero que hizo fue llevarse una garra al colgante de su cuello, de alguna forma había recobrado parte de su vitalidad... Bahamut no consideraba que fuera el fin del hijo de aquéllos que le habían servido tanto tiempo.
Wyrd se levanto, creó otro santuario a su alrededor y corrió a ayudar a los que le rodeaban, aunque aquello le costara sus últimas energías.

Una vez parecía que todo había terminado se encontraban en la última cámara de la cueva otra vez y todos intentaban destruir la forja de la que se habían servido los orcos, sin embargo el plateado a duras penas se mantenía en pie apoyándose contra la pared de la cueva y por un momento sonrió, esperaba haber cumplido las expectativas del dragón de platino y haberle servido como se esperaba de él, había empleado sus pocas fuerzas renovadas en ayudar y proteger a aquellos que habían caído en la emboscada con él y esta vez sí estaba al límite.

Una vez fuera, tras asegurarse de que todo había terminado y de que Nesharay estaba bien, se llevó una garra al colgante y murmuró unas palabras mientras el grupo se dispersaba. Al instante apareció en el Bastión de los Justos, silenciosamente y a trompicones se dirigió a la capilla, se situó en un lugar apartado de la misma y se dejó caer.
Allí durmió durante un día entero y oró durante dos más pero estaba feliz, había cumplido con su cometido de protegerlos a todos y había sentido a Bahamut junto a él, dándole las fuerzas que necesitaba para seguir adelante y velar por los demás.

//bueno, ladrillo, seguro que me he dejado algo y a alguien pero bueh :P

gatovengador

02/06/2009 15:43:47

Las cosas tendrían que hacerse bien, y no se hicieron así, era el pensamiento de la monje. Todo el plan que tenía se había ido al traste y no acaba de ver exactamente en qué momento. Tan pronto acaba de hablar con Nesh y el maese Fifur para coordinar un asalto junto con el Fenix, que vuelve de entrenar con Pastor y se encuentra una carnicería tenienido lugar frente al bosque.

Reconoció a Rugrim, a Nesh y a un grupo de calishitas siendo severamente vapuleados por un grupo de enormes orcos. Son un suspiro en la boca se lanzó al combate con Pastor detrás con el fin de distraer a los pieles verde y darle tiempo al resto para que se recuperasen algo. Desde luego podría haber ido mejor... al menos todos lo contaron, y tambien le quedó claro que Trein aun no estaba listo para esta clase de combate... apenas lo estaba ella.

Cuando el último orco hubo caido se reagruparon junto a la loma, y los calishitas decidieron hacer una barricada a pesar de las protestas del enano. Uno de ellos se convirtió en un dragón, otro convoco un elemental, de repente había un león, y Lilian creía que había ido a parar a un circo, porque la situación en general le parecía muy absurda. Al fin y al cabo es mejor dejar que los expertos se encarguen, un mago para temas de conocimiento y magia, un monje si necesitas velocidad y sigilo... y un enano para construir una posición defensiva y mantenerla. Y estaban el elemental y el dragón intentando montar una barricada, un león mirando y nadie haciendo caso al bueno de Rugrim.

Visto lo visto mando a Pastor al norte en busqueda de refuerzos, si conseguía llegar a tiempo a Arion y a Baldur con suerte llegaría el Fenix, el clan enano y el Brazo a tiempo para parar a los orcos que inevitablementa saldrían al ver la que se estaba organizando en las puertas de su territorio. Mientras pastor iba al sur ella hizo lo único que se podía hacer en esa circunstancia, se sentó y observo a los presentes, como si de una función se tratasé. Al menos algo aprendería.

Su discipulo fue efectivo y al poco llegó el Fenix... bueno, una dama caballero del Fenix... y dos escuderos. La monje se levantó para informar cuando algo llegó silbando por el aire pafa hacer un enorme crater justo dónde había estado sentada unos segundos antes. Los dioses le sonreían algo aun. La lluvía de proyectiles de catapulta empezó, y en el bosque se pudo escuchar un ruido rítmico y acompasado, que cobraba fuerza a medida que evidentemente se dirigía hacia ellos. Al menos, pensaba, Pastor estaba a salvo. Alivio que se le fue en cuanto se fijo que ya había vuelto y estaba a su izquieda.

El ruido se fue haciendo más fuerza hasta que el suelo mismo tembló. Se escuchaba el crugir de los arboles y entonces vieron lo que se les venía encima, y no eran orcos. Una jauría de enormer criaturas similar a perros pero más altas que una persona cargó contra ellos seguida por el gigante más grande que Lilian había visto en su vida. La línea defensiva no aguantó, con sólo un enano, ella y Nesh no se podía esperar mucho más, y no por falta de calidad, sino más bien por peso. Lilian se quedó con la curiosidad de ver al gigante en pleno apogeo, un par de sus mastines se encargaron bien de ello.

Lo siguiente que recuerda es despertase con la cabeza dándole vueltas, el sabor metálico de su propia sangre en la boca. Y empezó el caos. Ya nadie se ponía de acuerdo sobre lo que hacer o no hacer. Volvió a escuchar ideas estrafalarias sobre quemar el bosque, vio como un mago se convertía en orco y se intentaba infiltrar, y en un momento dado, mientras ella intentaba localizar otro acceso al bosque, se ve que los enanos habían optado por asaltar ellos solos y Nesh en un momento de poca lucidez fue detrás. Todo esto acompañado en todo momento por el continuo bombardeo, que sí lo que pretendían era que se quedasen sin munición era una forma interesante de hacerlo, asaltos de los orcos ocasionales por las colinas, la aparición de un tótem gigante que dejo medio tontos a más de la mitad de los presentes, y otro momento de lucidez de Nesh que la catapultó de bocas hacia un chamán orco con un conjuro preparado y que para su sorpresa no pudo dejarlo fluir. Al menos iban llegando más refuerzos, enanos, paladines e incluso elfos, aunque dadas las circunstancias solo aumentaban la desorganización presente.

Al menos, parece ser que el plan de dejar a los orcos sin munición funcionó, porque al final estos lanzaron un asalto final para romper la “línea” de los “defensores del bien” y huyeron hacia el norte, posiblemente hacia los picos, pues Lilian y Pastor perdieron el rastro.

Volvieron para el asalto final, otra forma de decir acabar con los rezagados, que aun así opusieron férrea resistencia aunque acabaron siendo reducidos y la forja que había en la cueva fue derribada. Pastor encontró el rastro del gigante entre los árboles, había huido también hacia el norte. Y finalmente Lilian se volvió junto a su discípulo al monasterio, muy cansada, y con la sensación de que las cosas se habían hecho horriblemente mal.

Haldyr_Gorcan

02/06/2009 19:22:45

El enano se curaba las heridas, cerca de Thezyr.

Furin no podía reprimir un odio extremo contra esas criaturas que había visto y empezaba a hartarse.

Saco un par de flechas bien hendidas , con el conveniente dolor que a su vez purgaba su dolorido orgullo enano.

Lo había decidido, no necesitaba la ayuda de ningún humano o elfo que no fuese su aliado o camarada. Es mas, ya no volvería a creer en ellos... los dejaron solos,los abandonaron a su suerte exceptuando a algunos hombres con blancas ropajes, capas azules y el grabado de una espada en el pecho. Sabia sobradamente, que los Calishitas eran unos ladrones y estafadores en su mayoría, pero no esperaba que fuesen unos cobardes.

Aunque si seguía vivo era por voluntad de Clangeddin, todavía le quedaba algo que hacer antes de morir con todos los honores enanos en batalla...Machacar tantos cráneos verdes como pueda.

Aunque tenga que buscar cada aliado, uno a uno. Esta vez se van a enterar, volverán a temer al cuerno y a la hacha.

Cerril

02/06/2009 19:51:31

El imponente guerrero observaba la escena desde una cornisa, agazapado en la maleza y maldiciendo para si, haber tomado parte en la batalla.

No deveria haberme calentado con esos esclavos subidos a mas, por suerte para mi recapacité a tiempo.

Lo bueno, es que he tenido ocasión de ver a algunos humanos en acción.

He de hablar con mi contacto...

Vinduil

03/06/2009 14:43:16

El enorme semiorco había oído los rumores sobre grandes grupos de orcos atacando en los caminos al sur de los Picos Nevados. Sospechaba que por eso el había sido atacado varias veces por elfos y humanos en los últimos días. Ahora tenía la confirmación. La mayor tribu de las montañas había unido a las tribus mas pequeñas o las había aniquilado. En tres lunas el chamán de la tribu Ojo Roto debía reunirse con el jefe de la gran tribu. La cuestión era simple: ser aniquilados por la horda o formar parte de ella.

likazu

04/06/2009 20:36:11

[color=red:f12b5a831d]El sueño del Dolor: [/color:f12b5a831d]


[i:f12b5a831d]Amanecía en el bosque, los elfos se aglutinaban en la colina del Camino del comercio.
Parecían partir, pues a unos cuantos orcos había que matar.
Eramos pocos, pero con una buena estrategia.
Recorrimos el Camino del Comercio a paso lento, reuniendo más elfos que habían salido a explorar por los sitios cercanos.

Hasta llegar cerca del Campamento Orco...allí varios hermanos más se habían apuntado a la batida.
Orcos y más orcos, es lo que nos esperaba si entrábamos en su campamento.
No había tiempo que perder, ni tiempo de pensar, una rápida estrategia, segundos después de los preparativos nos dispusimos a entrar.

Kelven descolgaba el arco de su espalda a la vez que cargaba una flecha en él.
Se internaba junto a sus hermanos en aquel bosque, aquel campamento Orco.
A pocos metros de la entrada ya se podía vislumbrar el humo de las fogatas, y el fétido olor de los orcos.

Dieron la orden, las flechas sílbaron por todo el campamento, impactando en su objetivo.
Palmo a palmo avanzabamos, matando todo aquel orco que nos encontrábamos.
Nos internamos en su cueva, su guarida.

Dentro fue colosal, dieron la alerta y los orcos cercanos se aproximaban por detrás, por delante teníamos más orcos...era un suplicio, combatíamos y combatíamos, sin poder apenas respirar.
El druida conjuró unas palabras que hicieron que brotes de plantas enmarañarán a muchos de ellos en la entrada de la cueva.

No nos quedaba otra, teníamos que avanzar, las enredaderas no tardarían mucho en ceder.
Avanzamos sin descanso, a plena carrera, disparando las flechas de nuestros arcos, y golpeando sin cesar con las diversas armas.

Llegamos hasta la última sala de aquella asquerosa caverna, la batalla se tornó difícil, un líder orco estaba allí agrupando sus tropas. Para el orco era un día duro, pues acababamos de líquidar a gran parte de su tribu.
Nos deshicimos de todos los demás, ahora solo quedaba él, moviendose raudo hacia todos lados hacha en mano.

Golpeaba sin parar a todo lo que se movía, desde lejos le cosía a flechas, flechas que no daban un gran resultado, ya que algunas las esquivaba y las que no, su gruesa armadura las paraba.
Uno de los hermanos cayó por el hacha del líder orco, pero acto seguido éste caía por la espada de un horror acorazado.

Teníamos una baja...¿Qué podríamos hacer? -Pensó Kelven-.
Ya sé, estos orcos han de tener algo curativo...seguro.
Y corrió hacia los cofres, divisó varias trampas en los cofres cercanos, pero en ese...no había detectado ninguna.

Clack, el mecanismo se activó y la caja salió por los aires, un rayo eléctrico se disparó alcanzandoló a él primero y a un hermano que iba trás de él.

Ambos quedaron insconscientes en el suelo. Cuando despertaron, se encontraban en la colina tumbados, por lo visto un clérigo humano los había salvado de la muerte.

Kelven miró sus manos con dolor, pues habían quedado chamuscadas. Al oír los gemidos de dolor, una silueta negra y oscura se abalanzó desde los árboles de que daban paso a la arboleda.

La pantera salió corriendo hasta él, y se tumbó a su lado, lamiendole la herida. Ésta se estaba despellejando y las manos poco a poco iban quedándose en carne viva. Kelven quedó insconsciente y fue llevado al templo.

Despertó allí, el hermano clérigo que allí moraba, le curó las manos para que de momento no sintiera dolor, le proporcionó unos ungüentos y le mandó vendarse.

Después de ésto, Kelven se acurrucó en pleno césped, acompañado de su pantera, la cual estaba preocupada. Cerró los ojos y descansó. [/i:f12b5a831d]

[color=red:f12b5a831d]Sueño

[i:f12b5a831d]Orcos y más orcos se abalanzaban sobre Kelven, éste luchaba con coraje contra todos, lanzando sus flechas que volaban raudas hasta su objetivo, un orco enorme aparecía trás de él, y cuando iba golpearle, su pantera se ponía entre ambos, soportando el gran golpe del hacha de aquel orco.


Nooooooooooooooooo -Se despertaba Kelven de aquella horrible visión entre gritos-.
Miró a la pantera y esbozó una leve sonrisa de aprobación.
Después miró sus manos y negó.[/i:f12b5a831d]

IRyD

06/06/2009 18:18:35

El bosque de Thezir que antes regentaban los orcos, y que fue parcialmente arrasado en la contienda, ahora esta repleto de vida. Cualquier persona desconocedora de la naturaleza se sorprendería del ritmo al que se recupera. La vida ha tomado el relevo a la muerte, pero, ¿qué ha sido de los orcos? ¿qué tramaban? ¿por qué huyeron si superaban en número a los atacantes?

Ash

11/06/2009 13:35:34

Por intentar ayudar...:

Tranquilote, Nesh, pasaba para ir al bastion a descansar merecidamente, por los picos de las nubes, cual fue su sorpresa, que vio como corria delante suyo un orco, de grancimitarra en sus manos y grandes proporciones, no le quedo mas remedio que seguirlo.
Al detenerse, el "orco" envaino su arma, al parecer no queria problemas, ni librar ahi mismo una pequeña refriega, al ver sus intenciones, el paladin, envaino su arma tambien, y mediante gestos quiso que le acompañara.
El orco, no hacia mas que pedirle que se alejara del lugar,y tapaba con su mano, algo de su hombro, en ese mismo instante, Sir Drazhen, vio a Nesh desde la colina y subio a ver que pasaba, al llegar. Sir Drazhen se dio cuenta de que no era un orco no, era una orca, y al parecer tenia una gran herida sangrante en su hombro.
Con intencion de llevarla al bastion, para curar su herida y de paso , encontrar alguien que hablara orco y asi quizas averiguar algo mas sobre los orcos. una tremenda explosion hizo que todo el suelo se moviera como un terremoto.
En ese preciso instante, los paladines desenvainaron sus armas, a la espera de lo peor.
Un arquero orco, desde una posicion ventajosa, comenzo a asaetearlos, gritandolos que se fueran, en carrera, intentaron derribarlo, pero ese arquero, tenia muy buena punteria, los dos paladines, calleron al suelo, llenos de flechas, y el orco,, desaparecio con la orca herida en las montañas.
Suerte una vez mas, que Lilian y el Padre Vasile, se encontraban cerca, pudieron escuchar los ruidos de las espadas de los paladines, y acudir en su ayuda.
Una vez en las laderas, como no, LIlian atizo un varazo en la cabeza de Nesh:
"Cabezon! que eres un cabezon!"
-"Solo queria ayudar a la orca, siempre que intento ayudar a estos seres, hablarlos, o me llevo bien de hachazos, o me asaetean.. dejare de ser tan confiado"

Cormarion

15/06/2009 15:36:36

[color=yellow:778fdfb12e][en reunión del Consejo de la orden del Fénix][/color:778fdfb12e]


[color=green:778fdfb12e][b:778fdfb12e][size=18:778fdfb12e]I. Forjando la alianza de las razas



-C[/size:778fdfb12e][/b:778fdfb12e][/color:778fdfb12e]aballeros, no se hable más. El consejo está de acuerdo en que será una buena obra -dijo mirando al Padre para que confirmara sus palabras-. Una de las viviendas desocupadas se dispondrá a tal efecto para que acoja a los infantes y también disponga de escuela el ducado. No han de ser educados, ni diferenciados, del resto de los niños del ducado. Crecerán juntos como niños cualesquiera hasta que sean acogidos por una buena familia.

La orden dispone de los fondos necesarios pero también ha recibido la donación de quinientas mil monedas por parte de Shellia Singer de Puerta de Baldur. Su excelencia, maese Fifur, también ha afirmado que por parte del Yunque Dorado y de la ciudad se realizará otras donaciones.

En la inauguración del orfanato se realizará una obra benéfica para recaudar fondos destinados únicamente para el cuidado de los huérfanos y la contratación del personal necesario para su funcionamiento.

El evento consistirá en el descubrimiento de una placa y se celebrará un torneo de caballeros a continuación. Mercaderes y feriantes podrían llegar al mercado para animar a los aldeanos en estos días en que se rumorea sobre la amenaza de los orcos. Tras el evento tendrá lugar una reunión... de carácter urgente y necesaria.

Aprovechando la circunstancia del evento, he tratado con el consejero Amamir del reino de Weldazh, para que transmita nuestro ofrecimiento de ayuda a su pueblo ya que si los orcos se dirigen hacia el norte desde Tethyr y Mir ellos son los primeros que podrían verse afectados por la marea orca -dijo Jeanna y dirigió nuevamente la mirada al Padre-. Supe de labios de Amamir que él fue quien derramó vuestra sangre en sus tierras cuando lo del Cáliz. Comprended que las circunstancias nos lo exigen. Dejaremos las asperezas y los roces pasados en aras de proteger a las gentes de los orcos. Los elfos de Weldazh están invitados a unirse en esa reunión con nosotros y nuestros aliados.

Padre, lady Ania, -dijo e hizo una pausa mirando a ambos-... había ido a Puerta de Baldur a realizar encargos para la orden ya que Doyne, nuestro mejor herrero local no da abasto para forjar las armas necesarias y equipar aunque sea al más humilde aldeano para que pueda defenderse. No quiero pensar en ese posible escenario.

En la ciudad entablé conversación con el caballero Nesh, en un rincón del museo que hay en el templo de Gond, donde se exponen varias máquinas de asedio, para enfatizar más mis palabras con la visión de las mismas. Le he pedido que también se una el Brazo de los Justos a las fuerzas defensoras, y de nuevo, el cumplimiento de una misión mayor ha de superar nuestras reticencias a verles como meros caballeros con buenas intenciones pero de relajadas doctrinas. Esos tiempos también deberán quedar atrás pero también os comunico que el juicio contra sir Drazhen seguirá adelante y así he hecho entender al caballero Nesh que la resolución no deberá influir en la unión de fuerzas contra los orcos.

Aún tuve tiempo, en Puerta de Baldur, para encontrar al digno representante del clan Arhum Karak y uno de los duques de la ciudad, maese Fifur, y le puse al día de la última batalla habida contra los orcos en los lindes de Tethyr y la huida de estos hacia el norte, quizás a unirse a las fuerzas que dejamos atrás en los Picos como aventuró el consejero Amamir. El clan aliado también estará presente en la reunión que tendrá lugar tras el evento y ofreció la ayuda del Yunque Dorado para colaborar con el herrero Doyne. También él cree que debemos reunirnos y trazar la estrategia a seguir.

Al maese le conté mis preocupaciones, ya que como afirmó lady Ania, la última batalla fue una carnicería y en gran parte por que no hubo liderazgo por parte de nadie que dirigiese a los defensores. Es vital, para salir victoriosos y no caer en el desorden que las tropas tengan una cabeza visible al frente.

Coincidí con él en que se formasen escuadras y que cada una tendrá su líder, y que éstos a su vez acataran las órdenes de uno de ellos. Mencionó como posibles a Jame, capitán del Puño Llameante y que ya probó su valía en Vado, o al maestro Wilhelm también. Por mi parte, debido a nuestro menor número de efectivos actuales, creí conveniente en que los enanos, expertos en batalla contra los orcos, deberían escoger a uno de los suyos como el líder que nos comandase en la gran alianza de razas. Hombres, enanos y elfos contra la horda verde.

Nuestra caballería irá junto a ellos al frente, el Brazo aportará un mayor número de clérigos de apoyo, el Puño Cegador puede efectuar rápidos y sigilosos movimientos a los flancos, algún arcano debería mermar las fuerzas del enemigo desde nuestra retaguardia protegidos por los arqueros elfos. No hay oportunidad de errar en la estrategia o será el fin.

Por último, al maese Fifur, le comuniqué que el caballero Nesharay traería a posibles combatientes calishitas, exponiéndole mi preocupación por la desconfianza que generaron en la anterior reunión. Creo que Golg es uno de ellos, y fue declarado amigo de la orden por sir Kian. Ignoro quienes pueden ser los demás pero informé al caballero Nesh que las personas que trajera a la reunión estarían bajo su responsabilidad, de igual manera que los caballeros de nuestra orden pueden traer a otros. Le hice ver que no haré distinciones especiales con ellos y que se deben someter a nuestras doctrinas del Grimorio.

Fifur hablará con el clan y con el consejo de la ciudad de Baldur y usted Padre aún tiene pendiente las defensas y obras encargadas al Trono de Hierro para la ciudadela. Le encomiendo con urgencia que averigüe en qué punto están. De momento, a partir de ahora, se redoblará la guardia y las patrullas en los alrededores del ducado. Nuestro milicia estará ojo avizor de cualquier presencia de orcos en los caminos. Aún debemos hablar con nuestros otros aliados, el Puño Cegador e informarles de la reunión.

Elgatovolador

16/06/2009 12:31:02

-¿ Imaskar ? , que llevaría a unos orcos a meterse en un portal, los orcos odian la magia.

- Si , eso tenía entendido, aunque no parecieron pensárselo demasiado.

Los dos arcanos charlaban con tranquilidad en lo alto de la Torre de Hechicería de Arion.

[i:05ddd3ead4]-Yo creo que esos orcos asaltaron a ese grupo de otra raza para quitárles algo, pero . . . ¿ puede estar un arcano detrás de todo esto ?
[/i:05ddd3ead4]
- Tienes que averiguar cual es el objetivo de los orcos, yo mientras estudiaré algo más de ese plano del que hablas.

- Bien, pero no se como, comentó el ahora errante mago elfo, uno de los caídos en desgracia.

- Usa a los elfos, ellos son los mejores para la tarea .
- . . . pero están presos, la mayoría.

*comenzó a descender las escalas pensativo*

Bueno , quizás sea el momento de volver a la acción , te has hecho viejo demasiado pronto .

Cormarion

19/06/2009 06:14:51

[color=green:e909be9f44]







[color=green:e909be9f44]quel día la paladín se dirigía a Puerta de Baldur de nuevo para pertrechar las fuerzas de la milicia, y en los límites del ducado, donde el Camino del Comercio une norte y sur, Jeanna se había encontrado a los hermanos Ambassadeur que regresaban a la ciudadela tras cumplir las órdenes dadas por el Padre Vasile.

Aún no había tenido la oportunidad de conocer en profundidad a los hermanos aasimar en persona y tan solo disponía de excelentes referencias en los informes de la orden. Estaban charlando sobre los deberes encomendados por el Padre cuando el balido de un animal les llamó la atención. De una en una fueron apareciendo de los verdes prados del fértil ducado un pequeño y hermoso rebaño de cabritillas haciendo que la mañana adquiriese un tinte más bucólico si cabía. Un pequeño perro las rondaba, sin parar de corretear a su alrededor, y mordisqueaba las piernas de las cabras para mantenerlas unidas.

Un silbido y el perro se echó en el suelo obediente como si hubiese oído restallar un látigo sobre sus orejas. Un hombre joven vestido con ropas sencillas de algodón, un zurrón bastante usado y que se apoyaba sobre un largo cayado, apareció sobre la loma siguiendo a las cabras. Desde Baldur, en cambio llegaban bien pertrechados para la lucha, el maese Rugrim y otro miembro más del clan Arhum Karak. Al parecer Rugrim debía llevar alguna salchicha encima por que el pequeño terrier no se alejaba de él para diversión de todos.

El hombre era un pastor y dijo llamarse "el Cabrero", y se había dirigido en esta estación trashumando de las dehesas del sur de Tethyr a las verdes campiñas de Arion, en Amn. Tras unas pocas palabras con el hombre los miembros de la orden le aconsejaron prudencia en su camino de regreso en estos tiempos en los que el orco campa a sus anchas.

La paladín aconsejó al hombre a que pasase por la ciudadela y que pidiese al herrero Doyne una de sus campanas y que le serviría para avisar en caso de encontrarse con orcos y dar la voz de alarma. La esposa del pastor se dedicaba a la producción de quesos y fueron invitados a que asistiesen en la ciudadela, en el día de festejos por la inauguración de la casa de acogida y escuela del lugar, ya que tendría lugar un gran mercado y podrían exponer sus productos.

La escudera Dana regresó a informar al Padre al castillo y Dan se ofreció a escoltar a la paladín hasta Puerta de Baldur. En el camino se encontraron con dama Nyrnael y se les unió al dirigirse al baluarte de los Justos. El grupo se topó con Roshnak, el objeto de la misión de los escuderos, y tras escuchar la pullas de éste sobre el comportamiento de los paladines de la orden del Brazo de los Justos, Jeanna no pudo más que reflexionar de nuevo sobre la metáfora, pues casualmente los miembros del Fénix estaban en un lado del camino y al otro lado de la valla, la miembro del Brazo. Las dos ordenes caminaban en la misma dirección, sí, pero siempre habían ido por diferente lado. Aún así, se veía como reflejada en la figura de la elfa que conoció el mismo día de su ingreso en la orden del Fénix. Aún cabía esperanza para que las dos órdenes cabalgasen juntas y ella pondría todo su empeño.

Atrás quedó Roshnak con su negativa a citarse con el Padre Vasile en la ciudadela, quizás en Baldur, y también dedicó unas palabras para los miembros del Brazo que lo acosaban. El asunto quedaba en manos de dama Nyrnael así que Jeanna no interferiría en su búsqueda de la verdad. Llegó lady Ania que se mantuvo firme a su lado y también un elfo que conocía a Nyrnael al parecer.

Siguieron camino, y el día que había empezado bien para todos, se fue oscureciendo poco a poco... los enanos antes de marchar dijeron que una caravana había sido atacada a los pies de los Picos Nublados. Iban a pasar por allí de todos modos y lo comprobarían. De ser cierto, los orcos que dejaron atrás en las cumbres heladas se habían vuelto más osados llegando a atacar abiertamente en los caminos descendiendo como lobos con hambruna invernal.

Todo era cierto. Los restos humeantes y destrozados de un par de caravanas advirtió al grupo en la distancia del combate ocurrido. Al llegar junto a los restos encontraron dispersos los cuerpos sin vida, brutalmente golpeados y acuchillados, de los que la formaban. Divisaron un explorador orco, uno de sus arqueros en la primera loma de la montaña, y el grupo cayó en la emboscada al tratar de capturar con vida al huidizo orco que escalaba mejor que ellos a los altos riscos.

La paladín debería haber escuchado las sabias palabras de su escudero y regresar al camino para recoger a los cuerpos exánimes y darles sepultura, pero al tratarse de un solo orco creyó que podría ser interrogado y se lanzó en pos del cara-porcina. El orco se atrincheró más arriba, donde empezaba el terreno cubierto por la nieve, y mantuvo el sólo a raya al grupo con su arco que no paraba de zumbar. ¡Qué Torm quiera que se te rompa la cuerda, condenada criatura!. En más de una ocasión debieron ponerse a cubierto y tratar sus heridas.

La magia del elfo que les acompañaba poco efecto parecía surgir, ni siquiera bajo las brumas ácidas que le lanzaba, parecía el orco estar dispuesto a bajar de su seguro risco. El arquero no se hallaba al alcance de su espada en combate digno para un caballero del Fénix y tuvieron que hacer uso de los arcos y de las varitas que en numerosas ocasiones arrojaron el fuego divino castigador sobre la criatura hasta que al final lo hicieron huir a otro risco.

Viéndose impotentes ante el ágil arquero y frustrados tocaron a retirada. Una vez de nuevo en la primera loma, Jeanna y lady Ania se mantuvieron en la retaguardia, cubriendo al resto con los escudos alzados, pero no vieron la embestida de dos orcos enormes que las derribaron y las dejaron postradas en el suelo. Uno de los orcos propinó una tremenda patada en el costillar de la paladín que sólo alcanzó a ver como uno de los dos orcos ascendía de nuevo por el camino, seguramente a buscar más caras-porcinas, mientras que el otro montaba guardia a sus pies.


-¡Orco lentorro!, ¡criatura cobarde!, ¡venga, seguro que no eres capaz de alcanzarme! -dijo Dan y echó a correr de un lado para otro alzando las manos llamando la atención del orco guardián que finalmente salió en pos de él gruñendo y realizando giros con su gran hacha en alto.


El elfo, sigilosamente, se aproximó donde quedaban las mujeres y las sacó de su amargo trance para que vieran como el orco descargaba un fatal golpe sobre el escudero Dan.


-¡No!, ¡Dan! -gritó Jeanna, apartando de su mente el dolor que le producía el más nimio movimiento, al distinguir con la mirada borrosa la escena.


El grupo se dispersó tratando de llamar la atención nuevamente del fiero guerrero orco, y casi a rastras, Jeanna pudo llegar hasta Dan, reanimarlo y cargar con él.

Huyeron en expeditiva retirada, sin detenerse, solamente girando el rostro hacia atrás para ver como el resoplante orco les perseguía incansable, gruñendo y llamando a los suyos. Se tuvieron que plantar y enfrentarlo hasta que finalmente dama Nyrnael pudo asestar el golpe de gracia.

Unos regresaron al norte a comunicar los hechos y otros a la ciudadela del Fénix, a orar por las almas de los que no podían haber dado la merecida sepultura, ahora pasto de los cuervos. Había frustración y decepción en todos los miembros del Fénix y cada cual debería reflexionar sobre los hechos ocurridos en este aciago día. Cargarían con ese sufrimiento y con el dolor de no haber podido proteger a las gentes como dicta el deber.

No estaban preparados para lo que se avecinaba... si no se unían perecerían ahogados en la marea orca.


//Si es que no escucho... :P

sharkang

19/06/2009 13:25:47

Patrullando los caminos direccion sur, Nyrnael se topo con una vision dantesca, carromatos quemados, cadaveres mutilados... estaba a los pies d elos picos nevados, era a todas luces obra de esos terribles orcos a los que se habia enfrentado tiempo atras.
Alzo en alta voz varias plegarias a Tyr por los caidos, clamando justicia, los aparto del camino, eran demasiados para darles sepultura, y demasiado peligroso para hacerlo en solitario. Subio con precaucion hacia las estribaciones de las montañas para ver si habia indicios de los asesinos de esos inocentes. No encontro mas que nieve.
Decidio seguir hcia el Sur, pues venia del Bastion y alli no habia ningun compañero en ese momento.
Se topo con un elfo que viajaba hacia el norte y decidio acompañarle dado el peligro que suponia. En ese momento aparecio Lady Jeanna acompañada de un escudero.
Nyrnael sentia un profundo respeto por aquella mujer. Sin embargo, las duras palabras que habia dirigido en una misiva reciente hacia la Orden del Brazo habian enfriado su relacion. Si bien no le faltaba razon en algunos puntos, habia rebasado los limites de lo que Nyrnael podia aceptar como critica.
Decidieron ir todos juntos hacia el Norte, cuando direccion Sur aparecio un semiorco que acuso a un miembro del Brazo de haberle atacado sin motivo, al mismo tiempo que echaba pestes sobre los elfos. Nyrnael se comprometio a aclarar lo sucedido, haciendo gala de una gran paciencia dadas las palabras desafiantes del semiorco.
Tras este encuentro prosiguieron al Norte, hasta las estribaciones de los picos nevados. Alli seguian los cadaveres apilados y los restos de los carromatos atacados. Decidieron echar un vistazo en las proximidades para cerciorarse que no habia un peligro inminente.
Nada mas pisaron las primeras nieves un arquero en posicion ventajosa los recibio con una lluvia de certeras flechas. Nyrnael nunca habia visto arqueros tan diestros como esos si exceptuamos a Paskinel Cienflechas.
Era solo un orco, pero suficiente para ponerlos en apuros. No podian llegar hasta el, por lo que trataron de alcanzarlo con flechas y la magia del elfo. Lady Jeanna atraia su atencion mientras Nyrnael trataba de acabar con el, despues los papeles se invertian. Pero el orco era duro, demasiado duro y estaba bien parapetado en las alturas. Al cabo de un rato desaparecio. Quizas no era una buena noticia, los refuerzos podian estar en camino. Decidieron retirarse.
Llegaron a la llanura. Cansados y heridos. Pero no habia acabado la cosa. Varios orcos enormes se abalanzaron sobre el grupo sin darle apenas tiempo a reaccionar. Trataron de hacerles frente manteniendose unidos. Nyrnael vio caer a algunos de sus compañeros envueltos en sangre. Ella misma no tardaria en hacerlo, los orcos les superaban claramente en combate. Dos de esas bestias se ensañaban ahora con ella. Debia tomar una decision rapidamente. Si seguia alli sin duda la muerte la alcanzaria y nada podria hacer por los demas. Abatio a uno de los orcos, pero tenia heridas muy graves, necesitaba cortar la hemorragia.
Haciendo acopio de todas sus fuerzas corrio hasta refugiarse detras de un risco. El orco sediento de sangre la hostigaba. Logro despistarlo tan solo un instante. El tiempo necesario para autoimponerse sus manos sanadoras e invocar los dones divinos que le habian sido concedidos. Era la hora de la verdad.
Por Tyr! - grito - y cargo contra el orco. Este resistio el primer embite, pero ahora los golpes de Nyrnael hacian divina mella en la gruesa piel del orco. El combate estaba muy igualado, pero la gracia de Tyr quiso que Nyrnael se impusiera.
Malherida, se aplico con maestria unas vendas.
No puedo dejarlos a su suerte, los descuartizaran - penso atormentada - Si la hora de morir ha llegado, la recibire, pero no sin antes presentar batalla, para regocijo de Tyr.
Planto los pies en la hierba cubierta de sangre, alzo los brazos al cielo y los dones divinos recorrieron su cuerpo. Hizo acopio de todo el poder material y divino que pudo y se lanzo al encuentro de lo que la esperara a la vuelta del risco.
Alli encontro a Lady Jeanna y el escudero, tratando de hacer frente a un temible guerrero orco. Muy mermados fisicamente no tardarian en caer. Aprovechando el caos de la lucha Nyrnael corrio veloz y lanzo una estocada certera que acabo con la vida de aquella miserable criatura.
Milagrosamente todos habian sobrevivido. Unas miradas se cruzaron. Miraron a los orcos caidos, miraron hacia los picos y volvieron a mirarse entre ellos.
No hizo falta decirlo, la pregunta era evidente. Como pararian a un ejercito de aquellos monstruos?
Cada uno partio raudo, habia que tratar de avisar a los incautos, de organizar la resistencia.
Serviria de algo?

Cormarion

19/06/2009 18:43:38

[color=green:5034428f9d][size=18:5034428f9d]Medidas en la ciudadela



[quote:5034428f9d="En un anterior edicto se"]Se ha doblado el número de patrullas de la guardia del ducado en sus límites y dentro del mismo para incrementar la seguridad de sus habitantes. Se aconseja a los aldeanos que no se aventuren de noche fuera de sus hogares, mantengan a los animales encerrados, y en caso de que observen algo sospechoso hagan sonar las campanas que pueden pasar a recoger en la herrería de Doyne. ¡No se aventuren, dejen que los caballeros y la guardia se encarguen!

[list:5034428f9d][size=24:5034428f9d]- - - - - - - - - - [/size:5034428f9d][/list:u:5034428f9d]
Se solicita a los aldeanos que hagan acopio de reservas de alimentos y que cedan un diezmo de las cosechas y de sus productos que serán guardados en los almacenes del castillo en previsión de una necesidad. Los pozos de agua serán custodiados por la guardia día y noche.

[list:5034428f9d][size=24:5034428f9d]- - - - - - - - - - [/size:5034428f9d][/list:u:5034428f9d]
La guardia dará el alto y demandará el nombre y la ciudadanía a todo aquel visitante foráneo que llegue al ducado, pudiendo ser objeto de registro, y le recordará las leyes de la ciudadela. Ante cualquier contrariedad le será vetada la entrada al ducado o detenido según el caso.[/quote:5034428f9d]


Sentada ante el escritorio releía uno de los últimos edictos que había redactado. El nivel de alerta tenía que ser elevado, movilizaría hasta el último hombre de la guardia y cuanto antes debería regresar a Puerta de Baldur y comprobar como iban los trabajos encargados por el Padre Vasile para mejorar las defensas de la ciudadela.

Rugrim

19/06/2009 20:22:02

Rugrim salió de Baldur con la esperanza de entretenerse algo más que en la ciudad humana.

El viaje empezó bien con un grupo de trolls que se equivocaron de presa, ni siquiera con ayuda del "pajaro chillón" que invocó uno de los trolls pudieron hacer algo el grupo de gigantes.

Sin embargo la emoción no había hecho más que empezar. Cuando el enano llegó a la base de los picos nublados vió una humareda. Con el hacha presta, se acercó para descubrir una caravana calcinada con los cuerpos aún humeantes.
El enano pudo descubrir los causantes unos metros más adelante: un grupo de orcos se alejaba a la carrera, estaba claro que habían visto al enano e intentaban salvar su miserable vida; pero cuando el enano se lanzó a la carga, alguién acribilló a flechazos su presa.

-¡¿Quién me roba mi diversión?! Búscate otra....- "Zum" un flechazo impactó en la armadura del enano sin mayor importancia..."Zum" "Zum" "Zum"
-¿Pero qué...?- consiguió articular el enano antes de ponerse a salvo para descubrir que su atacante era un arquero orco de los picos. Ese era el verdadero asesino de los comerciantes y encima le había robado su diversión....recibiría una muerte rápida y muy dolorosa.

El enano se dispuso a ascender, pero debido a su pesada armadura no logró alcanzar al orco. Harto de ir detrás del condenado orco, le desafió a que bajara, pero no solo no bajo sino que se dedico a disparar flechas al cielo.

Momentos después empezaron a caer piedras del cielo, con la suerte...o desgracia, de caer una en el orco arquero.

-JAAJAJAJAJA, eso te pasa por no bajar aquí y luchar como un orco de verdad-rió el enano ante el cadáver del orco. Como si alguien hubiese oído su petición, apareció de entre la polvareda un orco guerrero.

Por fin podría luchar con uno de esos, les tenía ganas desde el asalto a los picos y sin interrupciones.

El combate se desarrolló, el enano no conseguía atravesar las defensas del orco, aunque lo mismo ocurría con el orco. Tras cerca de una hora de combate, el enano consiguió engañar al orco para finalmente derribarle y cortarle la cabeza.

A pesar de estar algo cansado, decidió seguir al Sur donde se topó con un grupo de paladines del fenix que conversaban con un humano que llevaba un rebaño de cabras diminutas y un perro más incordiante que una mosca cojonera.

Finalmente el hambre se impuso al enano, cazó a un oso que se acercó demasiado y se lo comió practicamente entero, mientras los paladines se dirigían al Norte.

gatovengador

19/06/2009 23:00:35

Cuerpos empalados, casi una docena contó la monje. Media jornada había transcurrido desde la última vez que pasó, y ahora no había restos de la caravana, solo cuerpos en la loma... Y no se atravió a subir más, quien los dejasé ahí no debia andar muy lejos.

La situación cada vez se descontrolaba más.

Cormarion

20/06/2009 09:43:31

[color=green:ecef4bfb39]



[color=green:ecef4bfb39]ola se dirigía al norte, a revisar los encargos hechos al Trono de Hierro, sin caballero o escudero que la escoltase. Todos andaban ocupados organizando las patrullas junto al capitán Doyne, el padre del herrero del mismo nombre del ducado, un curtido mercenario que había librado muchas batallas y que se había afincado en Arion a la llegada de la orden de los caballeros del Fénix para poner su espada al servicio de la Tríada.


-¡Maldición! -dijo Jeanna cuando llegó a la base de las montañas infestadas de orcos y vió los cadáveres y los restos calcinados de las carretas que componían una caravana de buen tamaño-. ¿Iban a Puerta de Baldur o venían de allí? He de llegar al Bastión y a Baldur para dar la alerta.




Se detuvo tan solo un instante, primero oteó los riscos para comprobar que no se veía ningún orco, y tras comprobar que no había ningún superviviente, hizo un rápido recuento de los cuerpos y buscó entre los restos infructuosamente alguna pista que le pudiera indicar el origen o destino de la caravana. Siguió el camino veloz, sintiendo alivio al pasar por la zona donde dama Nyrnael aconsejó a los mercaderes que se dirigían a Beregost y comprobar que ya se habían marchado.


-¿Aline? -dijo Jeanna abriendo las grandes puertas del bastión de los Justos de par en par-. Aline da el aviso... -dijo y se detuvo cuando tras ella entró un hombre tambaleante, visiblemente malherido, que portaba un arco largo en una mano y vestía una armadura de cuero ligera como la que suelen llevar algunos guardias. El hombre se desplomó a sus pies y Jeanna lo sujetó con presteza impidiendo su caída. Lo tumbó con delicadeza en el suelo y puso su cabeza sobre sus rodillas.


-¡Arg! -gimió el arquero-. Orcos...
-¡Estáis herido! -exclamó Jeanna-, ¡Aline! -gritó- Rápido, por Torm, tráeme al Padre Alanius, hemos de socorrer a este hombre.

-¿Qué ha pasado? -inquirió Alanius cuando llegó al vestíbulo.
-Un orco enorme -dijo el arquero con esfuerzo.
-En el camino... una caravana ha sido atacada en los picos -dijo la paladín y murmuró una plegaria e impuso sus manos sobre el herido restañando sus heridas pero que seguía pálido como la muerte por la pérdida de sangre.
-Un orco enorme -repitió el herido-, jamás había visto algo así.
-¿En los picos? -preguntó Jeanna aflojando los correajes del camisote del arquero-. ¿Formabais parte de la caravana?
-No... -dijo el arquero y tragó saliva y sangre-, yo iba en rescate de la caravana. Era un gran cargamento de armas. Los han matado a todos -dijo y tosió.
-Alanius, ¿no...? -dijo Jeanna mirando al clérigo sin acabar la frase dejando que su mirada lo dijese todo: ¿no podéis hacer nada por él?
-Esto supera mis conocimientos -dijo lamentándose Alanius.
-Sí, cuatro o cinco caravanas, ningún superviviente -dijo Jeanna y apretó las mandíbulas impotente. Ya sólo podía aliviar al hombre en sus últimos momentos de vida y que éste le diera algún detalle útil. Sacó su cantimplora y le ofreció un poco de agua.
-Nos topamos con un orco enorme que mató a Edgar de un sólo hachazo -dijo el arquero y bebió de la cantimplora medio atragantándose y rompió a toser.
-Calma, poco a poco -dijo Jeanna.
-Lo partió en dos. ¡Maldita sea! -dijo el arquero.
-Será castigado, ¿queda alguien más con vida? -preguntó Jeanna.
-Todos han muerto, todos -dijo el arquero y negó con la cabeza.
-¿De dónde veníais?, ¿no ibais con la caravana como escolta? -siguió preguntando la paladín-, ¿vuestro nombre?
-Edwing, señora. La escolta constaba de veinte hombres -respondió el arquero-. Los mataron a todos menos a uno que pudo escapar. Él dio el aviso y acudimos al lugar con cuarenta hombres...


Las puertas del bastión se abrieron nuevamente y Jeanna iba a echar mano a la empuñadura de la vengadora sagrada cuando reconoció las ropas del recienllegado y dejó que su mano acariciase los cabellos encharcados en sangre de Edwing. El esforzado escudero aasimar había salido en pos de Jeanna al saber que había partido a toda prisa y sin protección, se cruzó con los restos de la caravana y también se había dirigido al bastión.


-...no estaban todos los cuerpos -continuó Edwing-. Recogimos los que pudimos. Alguno todavía respiraba.
-¡Dan! Moja un paño, tráemelo -ordenó Jeanna.
-Llegaron los orcos y Edgar les dio el alto y esa bestia enorme lo partió en dos como si nada -dijo Edwing tratando de incorporarse aferrando fuertemente los hombros de la paladín escupiendo de nuevo sangre al toser.
-No os mováis, debéis descansar valiente Edwing, habéis cumplido con vuestro deber de escolta -dijo Jeanna-. Padre Alanius, que traigan una camilla y trasladadlo a una habitación para su cuidado. Os lo dejo en vuestras manos. Dad el aviso a los caballeros.
-El cielo se oscureció con sus flechas y luego acabaron con los que aún se mantenían en pie -dijo Edwing y cerró los ojos fuertemente ante el recuerdo.


Trajeron la camilla y cuando se lo llevaban Jeanna aún hizo una última pregunta al escolta: Edwing, esos orcos, ¿llevaban algún signo reconocible?


-Huesos... partidos... -respondió Edwing con gran esfuerzo.


El escudero Dan y Jeanna subieron a las grupas de sus monturas y cabalgaron al galope sin descanso hasta llegar a Puerta de Baldur. Acudieron al Gran Palacio y el duque Eltan les indicó que varios duques se hallaban en esos precisos momentos en la torre del Puño Llameante en referencia al mismo asunto que les había llevado hasta allí. Atravesaron la ciudad a toda prisa ante las miradas curiosas de las gentes hasta llegar a la torre donde un guardia los guió ante la presencia de los duques Ohr, Tentavil y Zyrustine.


-Traen un mensaje. Afirman que es urgente -dijo el guardia.
-Gracias -dijo Earar y despidió al guardia.
-Deberían haber vuelto. Transportaban un cargamento de armas importante -dijo el guardia antes de irse.
-Síganme -dijo Earar a los miembros del Fénix llevándolos a un pasillo despejado en lo que parecía un nivel de celdas-. Y bien, ¿de qué se trata?
-Este es Dan, escudero de la sacrosanta orden del Fénix, y yo soy lady Jeanna, uno de sus caballeros -dijo Jeanna presentándose ante el duque y manteniéndose en firmes-. Venimos a informar de otro ataque en los picos, en los pies de la montaña, justo en el camino. Han dejado un reguero de sangre y cadáveres. Todos los integrantes de la caravana han sido asesinados.
-¿Orcos? -preguntó el duque.
-Nuevamente, excelencia -respondió Jeanna-. He dado aviso en el bastión de los Justos. Allí se presento el único superviviente, el escolta Edwing. Está siendo atendido por el Padre Alanius.
-Edwing, sí. Ya no. Estamos al tanto -dijo el duque sorprendiendo a Jeanna por la velocidad con que la noticia había llegado a Baldur. El primer bastión de Calimport tenía sus recursos, ¿también tendría éste con la vecina ciudad de Baldur?
-Estará en buenas manos -dijo Jeanna.
-No le queda mucho tiempo de vida. El duque Breon y el duque Tentavil están hablando con él en estos momentos -dijo Earar-. Pero si han sido orcos no hay mucho que saber.
-Los orcos mataron a todos y los pocos que huyeron hacia el sur fueron finalmente atrapados y masacrados también -dijo Jeanna y recordó algo más-. Los orcos... huesos partidos. Parece ser un símbolo.
-Bahgtru -dijo Earar-. Hijo de Gruumsh. De los más salvajes.
-Eso me temo -dijo Jeanna-. Ya es la segunda vez al menos que se aventuran a bajar al pie de los picos. Son osados y fieros. ¿Pensáis enviar alguna patrulla ahora?
-Supongo que haber sido atacados por paladines y enanos en los últimos meses ha hecho que se aliaran para luchar contra un enemigo común -dijo Earar-. ¿Una patrulla a los picos para que acaben como la caravana? Una patrulla caería en unos segundos ante tanto proyectil.
-Como deseéis excelencia -dijo Jeanna aún en firmes y tragándose la pulla del proteccionista duque que les culpaba como si fuesen ellos quienes hubiesen agitado un avispero.
-¿Creéis que una patrulla podría conseguir algo allí? -volvió a preguntar el duque-. No sé cuantos orcos hay. Solo sé que tienen muchos arqueros.
-Al menos se debería poner patrullas para avisar a los viajeros y que adviertan a las gentes -sugirió el escudero Dan que se había mantenido en silencio hasta ahora.
-Dama Nyrnael ha dado el aviso Dan, y yo lo he hecho en la ciudadela y sin embargo... -dijo Jeanna y dejó inacabada la frase: continua el tránsito de caravanas y ésta última transportaba un gran cargamento de armas, ¿para las fuerzas de Puerta de Baldur? y que ahora están en manos de los orcos.


La paladín antepondría la defensa de las gentes por encima de cualquier comentario como el que había expuesto el duque. Era vital conseguir reunir y forjar una cruzada contra la horda orca como aquella en la que había seguido al rey Azoun IV contra los tuiganos venidos del lejano este.


-Imagino que su excelencia el duque Tentavil habrá expuesto al consejo de la ciudad mi intención de mantener una reunión y plantear una estrategia -dijo Jeanna.
-Cierto -dijo Earar-. Está claro que para vencer a un ejército así tenemos que estar unidos.
-De eso se trata -dijo Jeanna con alivio al oír las palabras del duque-, y me gustaría que para ello se dejasen de lado antiguos incidentes entre Puerta de Baldur y la orden del Fénix.
-Nos reuniremos y discutiremos la mejor forma de hacerlo -afirmó el duque.
-La ocasión será propiciada por unas justas para los aldeanos. La moral está baja -dijo Jeanna-. Una obra benéfica para inaugurar un orfanato y una escuela en la ciudadela.
-¿Unas justas? -preguntó extrañado Earar-. Suena bien pero lo principal es coordinar nuestros esfuerzos.
-Esa será la excusa sin desmerecer a la obra de caridad -dijo Jeanna-. Los aliados de Fénix se presentarán y quizás los elfos de Weldazh que han sido invitados también. Contamos con la presencia de los caballeros del Brazo y éstos traerán a buenas gentes calishitas bajo su responsabilidad. Si no son dignos, y se muestran como los perros cobardes de la batalla de Tethyr serán expulsados -finalizó Jeanna endureciendo su tono.


El grupo mantuvo silencio cuando a su lado pasaron los guardias transportando en una camilla un cuerpo cubierto por una manta y dedicaron un último saludo a Edwing, el valiente escolta que había muerto cumpliendo con su deber, por lo que Jeanna estaba segura que el caballero Leal lo escoltaría en su tránsito a la otra vida hasta llegar a su destino.

gatovengador

20/06/2009 12:53:48

Cada vez peor.

La monje observaba como Mer y Bifur daban las ordenes a los guardias del cruce. Por lo que el mediano había dicho los orcos habían avanzado hasta el sur del Bastión y se habían asentado ahí, parece ser que sin pretensiones de avanzar, pero ya estaban demasiado cerca. Había dado el aviso en el monasterio, pero los monjes poco podrían hacer frente a esos orcos salvo contenerles en caso de que tuviesen que intervenir.

Aun le dolían las heridas de las flechas del último encontronazo aunque las hubiese sanado, y solo había sido un orco al que no habían conseguido atrapar entre los tres. Y segun Mer había un pequeño ejercito al sur cortando el camino.

Ahora tocaba esperar.

Elgatovolador

20/06/2009 13:19:32

[i:d3d1dad40b]Los tres enanos se dirgían a las minas al Sur de Tezhyr, había que pertrecharse bien para la batalla y Fifur intentaría hacer uso del mineral para mejorar el metal de los enanos, pero al llegar cerca de las minas algo le decía a Bifur que no iba a ser posible, un buen número de viajeros huía hacía el norte, atemorizados.

Avanzaron con cautela, se acercaban a los Picos y estaba claro que algo estaban tramando los orcos, de repente vieron un enorme orco ataviado con un hacha descomunal , y que destruía todo lo que encontraba a su paso, hasta que se encontró con Bifur y sus camaradas.

- ¡ Vamos ven aquí !, le increpaba el enano , plantado con el esudo bien alto y el hacha moviéndose en al mano.

Era muy duro, pero cayó no sin antes abatir al Duque y al joven clérigo Kazak, Bifur podía sumar su primer orco a la cuenta.
El arcano enano volvió mágicamente a la ciudad y el índice apareció con un par de meñiques dispuesto a auydar al enano , también apareció en esos momentos la Monje Lilian del Puño Cegador.
Pero otra vez los orcos pretendían hostigarles y hacerles caer la moral, un arquero se movía por las colinas con rápidez , apenas podían herirle.
Bifur alzaba el escudo sobre su cabeza y la humana y el mediano subían impulsados por el enano y cayen con agilidad en las colinas donde el orco se colocaba.

Pero no fué suficiente, y les costó mucho hacer que el orco huyera al fin al norte aunque Bifur intento derribarlo varias veces antes de que pudiera volver a los Picos.Y entonces la marea orca hizo aparición, nada podía pararlos ni siquiera el enano, y recogieron los cuerpos de los caídos.

Bifur lo tenía claro, habían caído tres orcos bajo su hacha, tres más de los que Furin había matado por ahora pensaba ganarle en esta batalla .

Era hora de regresar al norte, no podían hacerles frente en campo abierto y se dirigieron al puente sobre el río Khyonzar, Mer tras inspeccionar al Sur informó que los orcos se habían acercado peligrosamente , casí ya cerca del Bastión, les estaban ganando terreno .[/i:d3d1dad40b]

IRyD

20/06/2009 13:30:48

[i:842488f636]El grupo de exploradores de elite se encamino al sur, ocultandose tras cada arbol. El rastro de destrucción era estremecedor, pero no había otra señal a parte de esa. Los orcos se había replegado, estaba claro, sin embargo, prefirieron no acercarse más a los picos. Aunque curtidos en decenas de batallas, sabían que acercarse supondría una muerte segura.

Volvieron al norte y avisaron de lo que habían visto[/i:842488f636]

lachean

20/06/2009 14:44:27

El enano era diestro en el combate. Habia tenido ocasion de verle luchar en las montañas. Del maese artesano solo sé que su habilidad con la forja es dificilmente comparable. Y tambien he visto luchar a los orcos. Un combate ordinario no supondria gran cosa para Bifur...Pero la Gran Roca no me ha enviado hasta esta zona para asistir a un acontecimiento ordinario.

Con el primer intercambio de golpes todos comprendimos que esa mole de orco estaba bien entrenada. Aunque cobarde, como en realidad son todos los de su raza. Cada vez que el orco perdia la posicion de ataque, correteaba hasta encontrar terreno mas favorable y de paso darse un respiro de los certeros hachazos del enano. Mi entrenamiento como Escudero de la Gran Roca me habia enseñado a mentener las distancias y prestar el favor, si él lo considera oportuno, a la primera linea de batalla enana. Fifur conjuraba con gran destreza para ser enano. La compañia de los humanos ha dejado huella en él asi que espero que aun no lo hayamos perdido como camarada.

Pero el orco solo era un explorador avanzado, y en pocos minutos vimos al segundo. Esta vez era un chaman. No entiendo de magia, pero los conjuros que lanzaba no eran de aprendiz. Hay un topico entre las razas necias de que los enanos son vulnerables a la magia. El chaman pudo comprobar que él si que no era invulnerable al hacha enana.

Aun jadeantes por el encuentro apenas tuvimos tiempo de posicionarnos cuando la patrulla orca se nos echó encima. Bifur aguantó la posicion como mandan los canones de batalla y se vio superado en numero, no pudiendo colocar su escudo para parar todos los embites del enemigo. Reculando logró poner algunos metros con los orcos. Fifur no era tan habil en combate cerrado y me vi obligado a interponerme en el avance del enemigo con la esperanza de desviar su atencion y concederles algo de tiempo a los camaradas. Clangedin se mostró enfadado por la superioridad numerica contraria y asi se lo hice saber a los orcos, castigandoles por sus actos cobardes. Al menos esa era la idea de Clangedin. La realidad es que aunque me pese, aun soy un Escudero solamente y las mentes de esos orcos eran recias. No mostraron el mas minimo atisbo de temor. Todo lo contrario. Me miraron y de dos formidables golpes me mandaron a una decena de metros de distancia, nublandose todo a mi alrededor. Parece que la Gran Roca me ha llamado a su lado...

La luz fue llegando poco a poco y a lo lejos de la claridad podia ver al Señor de las Hachas Gemelas alejandose de mi. "Vamos camarrada.Levanta...Esto aun no ha acabado". Al despertar pude ver a los dos enanos con mal aspecto, pero vivos. Y parece que yo tambien lo estaba.

Retrocedimos hacia la ciudad humana hostigados por los exploradores enemigos, que bien colocados en las alturas de las lomas hacian practica de lanzamiento de flechas sobre nosotros. No habia posibilidad de llegar a lugar seguro con esa escoria arrasando el camino con sus saetas. Otra creencia popular es la de que los elfos son los mejores arqueros de la Costa. Me rio yo de los elfos y sus tirachinas. Estos montaraces orcos no fallan un disparo incluso a cien metros de distancia. Y cada flecha se clava una cuarta en el cuerpo a pesar de las gruesas armaduras. No solo tienen precision, sino que el tipo de arco que deben de usar es extremadamente potente.

La lucha se centró en intentar alcanzar las posiciones elevadas enemigas. Un mediano explorador de la ciudad habia venido para calibrar la situacion. Su agilidad para escalar fue determinante para acabar con el orco que nos cerraba el paso. Una monje tambien lo intentó en varias ocasiones, pero hay que estar loco para enfrentarse a un enemigo como este sin armadura y a puñetazos.

Los orcos avanzaban y reculamos hasta el puente sobre el rio. Aqui ya estabamos seguros. Las murallas de la ciudad no quedaban lejos y una cosa es atacar caravanas y otra enfrentarse a una ciudad. Efectivamente, las patrullas orcas no se acercaron al rio. Seguramente estarian asegurando el terreno ganado.

Algo me preocupaba...Saco un papel y anoto. "Bifur...tres orcos". Me habia eregido juez para ver que enano era merecedor de la gloria de la Gran Roca en la batalla. Perder la cuenta de los enemigos abatidos podia ser tan peligroso como enfrentarse a ellos.

gatovengador

22/06/2009 01:16:33

Ya está, lo habían logrado. El camino estaba incomunicado, el puente sobre el rios Esmel calcinado por completo. El futil intento de cruzarlo a nado se la habría llevado directa al mar de no haberse atado a la orilla donde Bifur la vigilaba, pero el elfo no tuvo tanta suerte. Por lo que entendieron casi logró cruzar al otro lado pero una orilla plagada de orcos le aguardaba, y se vio arrastrado hasta la costa.

Así que por primera vez en años cogió el barco de Calimport a Puerta de Baldur. Estaba segura de que el aviso habría llegado bien a cargo del Maese, pero si los orcos iban a atacar sería al norte, ahora que estaban separados de Arion.

Mal iba lo que mal había empezado.

Elgatovolador

22/06/2009 03:25:41

[i:7cf876d2d9]No pasaban muchos días para que los orcos siguieran haciendo de las suyas, esta vez el objetivo era logísitico y el enano pensaba que era un comportamiento inteligente de los orcos, había destruído el Puente sobre el Rio Esmel, el puente mas frecuentado en la habitual ruta comercial de la costa que sucedía al camino de comercio.

Habían intentado cruzar desde la orilla sur, el elfo del pelo en creta y la monje se vieron vencidos por la corriente , aunque la ligera monje no fué demasiado problema para el enano que la recuperó estirando de la cuerda que ataron a su cintura antes de tirarse al agua.

Recuperaron el cádaver del elfo en el mar y el paladín hacía algo que el enano pensaba que solo reservaba para la Dama Leda pero al parecer funcionó y el elfo tras escupir un poco de agua se incorporó algo mareado, y luego este habló en el idioma raro cuando llegaron junto al grupo de viajeros que se habían congregado, otra elfa les avisó de que el elfo antes de ser arrastrado fue disparadó por una partida de orcos se apostaba en la orilla norte .

Bifur , tuvo que tomar la decisión de avisar al norte , le recibió el Duque elfo, alguien alejado de las costumbres guerreras del enano y de su modo de decir siempre las cosa con franqueza y brusquedad, con su arpa en la mano con frecuencia adornaba demasiado todo lo que decía àra el gusto enano más acostumbrado a decir las cosas más directa y bruscamente , tras darle unas directrices y informarle de por encima de algunas medidas tomadas por la ciudad el enano partió rumbo al Sur acompañado por Wilhem y Lilian del Puño Cegador, ni rastro de orcos.

Hoy no podré aumentar mi ventaja, todos se preocupaban por su ciudad, ducado , bosque, lo mejor sería intentar saber de una maldita vez cual era el objetivo de los orcos y acabar con todos ellos - pensaba el enano .[/i:7cf876d2d9]

Elgatovolador

23/06/2009 14:04:16

[i:03ab1553bf]Una estupidez, una tremenda estupidez por parte de los paladines , ¿ es que quería ver que amenaza plantean los orcos ? , la sangre del enano bullía, habían puesto en peligro la vida de los enanos jóvenes, y de él y Rugrim, que también parecía que tenía ganas de hacer turismo por la devastación orca mientras que Bifur intentaba que no se pararan y todos siguieran al Sur.
La acometida fué brutal, los orcos eran muy fuertes y todos acabaron con las armaduras y los escudos destrozados.

Basta de estupideces, hemos de plantear una buena defensa le decía a Rugrim, el cual llevaba estudiando horas cuales serían los mejores puntos para detener el avance de los orcos con detenimiento y maestría tal y como un Guardián de Gorm debe ser.
Nada, los orcos se había adelantado y ya ocupaban el comienzo del camino de la Costa . . . pero y ese extraño tipo, cubierto hasta el más mínimo hueco que pudiera mostrar su piel , no se fiaba así que lo acompañaría a Baldur y le obligaría a mostrarle su rostro esta vez como guardía de la Ciudad, pero no no era esa la idea del hombre, se dirigió al oeste al pasar el rio y acabó en el agua.

Ha sido un día duro y no sé cuantos orcos he sumado ya a mi cuenta, no sé si podremos pararlos, pero quizás Clanggedin me haya reservado el honor de morir en una digna batalla , me pregunto todo lo que pueden llegar a arrasar esos orcos, hemos de sacar a los camaradas de las minas .[/i:03ab1553bf]

sharkang

23/06/2009 15:04:04

Nyrnael tomo algo de equipo y preparo algunas pociones y una capa para tenerlas a mano. Lo mas seguro es que tuviera que usarlas para un retirada expeditiva.

- Ire hasta las cercanias del puente quemado, tengo que saber que estan tramando esos orcos. Por la fuerza no les venceremos, debemos anticiparnos - Penso.

Al poco de emprender su viaje se topo con un nutrido grupo de maeses enanos, algunos viejos conocidos suyos como Rugrim y Bifur. Al poco tiempo el Paladin Nesharay tambien aparecio. Todos decidieron acompanar a Nyrnael.

- Marchense de aqui - Dijo Nyrnael con tono serio y resuelto a los miembros de la caravana que acampaban en el camino - No leen los carteles, no escuchan las advertencias?

Siguieron al sur y al llegar a las estribaciones de los picos Nyrnael vio varios cuerpos empalados. Tras orar a Tyr por que se hiciera justicia por esos asesinatos, procedio a bajarlos de las estacas en que se hallaban atravesados. Nada mas acabar esta tarea, un arquero orco aparecio de la nada y trato de abatir a la Paladina.
Entre todos casi lo abaten.

- Sera mejor marcharse - Apenas termino de decir esta palabras una multitud de orcos aparecieron como si hubieran estado ahi esperando que algun incauto viajero se acercara.

Trataron de presentar batalla, pero eran demasiados y demasiado fuertes. Los enanos mas jovenes cayeron, mientras Rugrim trataba de mantener el grupo. Bifur asestaba hachazos certeros pero iba de aqui para alla y pronto Nyrnael lo perdio de vista.

Mas y mas orcos. Rugrim cayo. Nyrnael trato de esquivar a los orcos, tenia tres casi encima, se giro, trato de derribar a uno sin exito. Eran combatientes excepcionales.

Nyrnael evaluo con rapidez la situacion a pesar de la sangre que brotaba abundante de sus heridas. Pasando con habilidad entre orcos y flechas fue al Norte.

Perseguida aun por dos orcos, tomo aire y los enfrento. Por fin pudo derribar a uno. El otro dudo y Nyrnael fue hacia Baldur tratando de pedir ayuda. Grito a los guardias del puente, pero las ordenes eran claras, si Baldur no era atacada los guardias no actuarian.

No podia dejar a los maese enanos alli. Ellos siempre habian sido receptivos con sus peticiones a pesar de su origen elfico.

Tomo el equipo que habia preparado. Tomo algunas pociones, activo aquel objeto que la volvio eterea y corrio presta en ayuda de los caidos. Con varios pergaminos en mano se escabullo entre los orcos y espero una distraccion de estos para reanimar uno a uno a los caidos.

Tras esto trataron de huir hacia el Sur, pero no tardarian en quedar atrapados, al final pudieron ir al Norte. Los orcos pararon su avance.

- Que diablos planean estos malditos orcos - Se preguntaba Nyrnael.

En ese momento aparecio un hombre muy malherido. Se trataba de un componente de la caravana. Culpaba al grupo de levantar la ira de los orcos. Pero esa ira ya estaba ahi.

- Pero por Tyr! No les dije que se marcharan. No leen los carteles! Los orcos no se iran hasta que no consigan su objetivo o mueran.

Mientras decia esto, Nyrnael evaluo las heridas del hombre y trato de aplicar sus dones de sanacion, mientras pedia a gritos que trajeran al clerigo del Bastion. No tardo en llegar, las heridas eran muy graves pero Alanius era experimentado. Lograron estabilizarlo y lo llevaron en camilla al Bastion.

Nyrnael fue a Baldur, debia hablar con los Duques.

Rugrim

23/06/2009 18:08:43

A Rugrim no le gustaba nada de lo que ocurría. Habían rumores de que el puente del río Esmel habia sido quemado y derruído.

El enano se dirigía a la mina para avisar a sus camaradas allí alojados cuando Bifur le le dio alcance. Su camarada le confirmó los rumores y juntos se dirigieron al Sur a avisar a los mineros.

Tras ser avisados, Rugrim intentó hacer ver a su camarada que si se atrincheraban en la ciudad al mínimo ataque, sería estúpido. Había kilometros defendibles antes de llegar a la ciudad y se podrían preparar celadas a las avanzadillas orcas para frenarlas...Además estaba en bosque de la capa, si conseguían obligar a los orcos a atravesarlo quizá la superstición y sus moradores los detendría o disminuiría su número.

Llegaron más camaradas y dos paladines y Rugrim se sorprendió de sobremanera al oirles decir que querían ir al Sur...que querían aumentar el número de orcos muertos bajo su hacha... Bien si eso es lo que querían les acompañaría, pero no permetería que el grupo se disgregase como siempre ocurría.

Como todo el mundo esperaba, el grupo se disgregó, los paladines se dirigieron al acceso de los picos mientras que sus camaradas se dirigían al Sur... y Rugrim en el medio. Una vez más los orcos se aprovecharon del caos del grupo y atacaron. El enano consiguió separar a 3 orcos del grueso y los alejó. Cuando ya estaban lo bastante alejados del resto se bebió un poción para hacerse invisible....pero algo falló o la poción estaba caducada o los orcos tienen un oído y una vista finísimas, pues el enano se encontró con los orcos persiguiendole y cuando se quedó completamente quieto, le atacaron sin darle casi tiempo a reaccionar y derribandolo finalmente.

Cuando despertó estaba varios metros más abajo y dolorido. Consiguió seguir hacia el Sur al resto del grupo para encontrarse con los restos del puente. Los orcos los siguieron pero cometieron el error de ir en grupitos pequeños por lo que pudieron derribarlos.

Su única opción era ir al Norte, es decir, volver a atravesar la base de las montañas, por suerte no hubo grandes contratiempos y alcanzaron rapidamente las proximidades de la mina. Rugrim decidió quedarse para proteger a los camaradas mineros, pero por suerte los orcos no les siguieron y se quedaron más al Sur.
Los orcos estaban esperando para dar el golpe final, si los humanos eran listos harían caso al enano y prepararían trampas y emboscadas para disminuir el número de orcos, si no....Baldur no aguantaría el asalto....Rugrim empezaba a estar harto, si los humanos querían morir le parecía estupendo, pero él no moriría por una ciudad humana.

sharkang

23/06/2009 22:35:24

*Nyrnael entrega una misiva urgente para los Duaues de Baldur*

Estimados Duques,

Solicito una audiencia urgente para tratar el peligro inminente de una invasion orca.

En espera de su respuesta, atentamente

Nyrnael, Paladina de Tyr, Juez de Puerta de Baldur

Cormarion

24/06/2009 05:31:04

[en el consejo de la orden del Fénix]

-Tarde caballeros, demasiado tarde -dijo Jeanna dirigiéndose a los caballeros y escuderos presentes-. Esos orcos nos han ganado la posición y han cortado el acceso a Puerta de Baldur. Tenemos que conseguir comunicarnos con el norte y nuestros aliados. Espero que el mago Duzdin nos pueda ayudar con esto y nos reunamos enseguida con los defensores.

gatovengador

26/06/2009 20:47:08

La ofensiva había comenzado. El primer ataque fue tentatorio pero estaba claro que estaban midiendo las defensas. Lobos gigantes y un explorador avanzaron hasta el bastión, mientras la artillería orca les golpeaba, y cuando los hicieron retroceder les esperaba otra avanzadilla de arqueros que le sobligó a volver al Bastión.

Habría que acelerar los preparativos.

Vinduil

26/06/2009 21:10:42

La muralla a lo largo de la orilla del rio Khionzhar estaba terminada, ahora los soldados levantaban pequeñas tarimas tras ellas desde las que observar al otro lado. Las máquinas de guerra sobre las murallas habían sido mejoradas hacía tiempo, algunas fueran llevadas al nuevo muro. Las defensas resistirían un posible ataque.
Por todo el muelle se encontraban cajas y cajas de suministros: comida, agua, materiales, armas, etc. Se había adecuado un edificio a modo de hospital de campaña para tratar a los heridos. La población resistiría un posible ataque.
En Ciudad Alta se podían sentir pequeños temblores desde la Torre Arcana, día y noche. Figuras con túnicas oscuras habían sido vistas bajando a las alcantarillas. Los orcos se arrepenterían de un posible ataque.

Ash

26/06/2009 21:15:50

*Los orcos comienzan a avanzar cerca del Bastion, donde unos pocos resisten el envite de los exploradores*
*Nesh, transmitiendo las ordenes de su capitana Lady Quiara, ordena a un miliciano, que emprenda camino hacia Baldur, para avisar a la guardia, de que el ataque orco esta cada vez mas proximo, y la necesidad de colocar arqueros en las colinas cercanas al bastion*

blowstinger

29/06/2009 11:24:57

Una vez mas la ciudad se encontraba inmersa en serios problemas, tanto para la seguridad de la ciudad como para la seguridad de sus ciudadanos.

Una vez mas, y ya va siendo algo habitual, ha sido expuesta por terceros, así es. Malditos paladines y belicosos enanos, podrían haberse comido sus espadas y su prepotencia basada en la fe de su dios, el cual promulga un dogma radical sin sentido, donde todo es blanco y la mera idea de pensar que así no sea, no tiene cabida en mentes tan pequeñas.

Aquellos que han puesto en peligro la ciudad, solicitan ayuda a la misma. Si no se hubiera molestado a los orcos, posiblemente ellos hubieran permanecido alejados de las ciudades, matándose entre ellos en una pugna por el poder. Ya es tarde para todo eso.
Ahora Rigrin solo tenía una cosa en mente, hacer lo posible para asegurar el bienestar de la ciudad, y si con eso ayuda en la protección del bastión, pues bien hallado sea.

Hacia días que Rigrin estaba inmerso en infinidad de proyectos, todos ellos descabellados y dignos de cualquier científico demente, pero ese aliciente era el que realmente motivaba al singular mediano.

El gnomo afincado en el templo de Gond, ya había recibido las órdenes del mediano para hacer modificaciones en el pajarraco volador. Estos singulares inventos querían usarlos para crear el caos y el desconcierto en las filas orcas, aunque Rigrin pensó para si mismo que eso ya sucedía en un ejercito orco, pero si lo Condes así lo querían Rigrin crearía las armas mas caóticas jamás conocidas.

Mientras el gnomo no paraba de hacer dibujos y crear extraños inventos Rigrin tenía otro cometido más importante.

Le habían encargado realizar un artefacto explosivo, y nada le hacia mas ilusión al mediano que crear un gran BADABUM, desde sus pinitos con la gnoma Lerian en la cofradía, explotar cosas se había convertido en un hobby. Los Marqueses comentaron que quizás podría hacerse el artefacto con alquimia, o con mecánica o quizás con magia, pero esa idea era demasiado común para agradar al mediano, así que este decidió unificar las 3 opciones en una sola. Un gran artefacto lleno de pólvora crearía una gran explosión, pero si esta se juntara con aceite griego, el cual se esparciría e impregnaría de llamas toda la zona haría del artefacto un artilugio realmente efectivo. Pero no era suficiente, así que el mediano pensó que podía poner algunos cetros y varitas mágicas, para que en la deflagración estos fueran destruidos. Todo buen arcano sabe que si un objeto mágico es destruido es mejor estar bien lejos, ya que la explosión será pantagruélica.

Juntando estos 3 componentes se conseguiría una explosión que ningún ser había conocido antes, además la idea de usar un dragón para transportar el artefacto no hacia mas que crear expectación en el mediano.

Farben

29/06/2009 12:39:53

Empezó como un leve rumor proveniente del norte, pero ese leve rumor poco a poco creció hasta ser un rumor sordo que rodeaba la ciudad. Aquellos con mejor oido y con experiencia en el campo de batalla pueden identificar ese rumor como tambores que golpean rítmicamente cada vez más fuerte y son cada vez más numerosos. Están a larga distancia y han estado sonando durante días, días en los que no se han producido nuevos ataques y todo en la ciudad parece tranquilo, excepto por ese golpear rítmico de tambores.

Mientras tanto, Eltan y los pulgares del Puño Llameante se afanan en entrenar a todo aquel que tiene fuerza para levantar una espada, nunca se sabe si tendrán que luchar por sus propias vidas...

Dilvish

29/06/2009 13:35:17

[i:13e1aa603b]Illyndar observó la patrulla orca desde la sombra de un roble centenario. Con la sonrisa del trapecista que cuenta con una red al final de la caída, saltó desde las ramas y desde el aire lanzó tres flechas de plumas negras con mortal eficacia.

Eran flechas normales, no las encantadas que servían de firma para el arquero arcano. Los tres orcos cayeron muertos en el acto con el ojo derecho marcado por sendas astas.

Una vez en el suelo empezó a correr. Previamente había anulado las propiedades de sus ropas con un conjuro de ralentizar. Buscaba ser encontrado. Buscaba que los batidores orcos fueran capaces no solo de seguir sus huellas, sino tambien de ver su espalda entre los árboles.

Tras dos horas de persecución, y varios cadáveres de orcos dejados como abono entre los árboles, Illyndar desapareció. Desde su escondite en las alturas de los árboles, vió como los batidores seguían el camino que él les había indicado.

El camino hacia Puerta de Báldur.[/i:13e1aa603b]

Cormarion

29/06/2009 18:45:02

[color=green:f7bd8a8d95][size=18:f7bd8a8d95][b:f7bd8a8d95]II. Forjando la alianza de las razas



-S[/b:f7bd8a8d95][/size:f7bd8a8d95][/color:f7bd8a8d95]alve sir Drazhen -saludó Jeanna que esperaba en el hall de la gran sede.
-Saludos -dijo Drazhen-. ¿También le ha llamado el duque?
-No, aunque me gustaría tratar con alguno de ellos -respondió la paladín-. Supe del ataque de los orcos sobre las defensas del bastión por Lilian cuando estaba en Calimport y subí a bordo del primer barco con rumbo a Baldur.


Un guardia se aproximó a la pareja e indicó a Jeanna que sería recibida en breve.


-¿Habéis tratado como afrontar a los orcos? -preguntó Jeanna.
-Sí -respondió Drazhen.
-Entonces hablaré con ellos -dijo Jeanna-. Lo mejor sería que nos reuniésemos todos.
-Hable con él y luego hágalo conmigo.
-Que Torm os acompañe.
-Adiós, pues.


Una figura que Jeanna reconoció enseguida hizo aparición por la puerta custodiada por dos guardias del Puño Llameante.


-Me han informado de vuestra visita señora -dijo Ohr-. Me alegra verla.
-Duque, maestro... cuánto tiempo -dijo Jeanna.


Jeanna había conocido al maestro Ohr en Vado de la Daga, uno de los miembros del Cónclave del Intelecto, los aliados de la orden, y con el que había compartido muchos de los últimos días de la ciudad llegando a mantener una sincera amistad con el arcano.

Siguió al hombre que había llegado a ganarse el título de duque de Puerta de Baldur a la gran sala de reuniones y trataron el tema que les preocupaba: los orcos.

El duque le informó que el ejército orco avanzaba sin oposición hacia el norte y Jeanna le dijo que estaba al corriente del ataque sobre el bastión. Ambos estaban de acuerdo en que las máquinas de guerra del enemigo, de gran potencia y largo alcance, no eran propias de orcos.


-He tratado el asunto de esas máquinas con el caballero Drazhen -dijo Ohr-. El Baluarte no resistirá un ataque sostenido de esas máquinas. Ni siquiera sé si las murallas de la ciudad lo soportarían. Aún así van a hacerles frente.
-Los caballeros del Fénix y los elfos de Weldazh hemos quedado detrás de las líneas del enemigo -dijo Jeanna-. Podéis contar con nosotros aunque ignoro como procederán los elfos.
-Oí lo ocurrido con el puente -dijo Ohr-. Tácticas tampoco propias de orcos. No es un misterio la relación poco amigable con los elfos. No hemos mantenido contacto con ellos por este asunto. No esperamos su ayuda.
-Yo he mantenido una charla con uno de sus consejeros ya que su... Dendravoz no estaba disponible, si me entendéis Ohr -dijo Jeanna.
-Le entiendo -dijo Ohr-. Otro asunto turbio más para engrosar la lista de desavenencias con los elfos. Y tratándose del Dendravoz, el representante de un pueblo, con más motivo. Pero sigamos...
-No soy quien para inmiscuirme en los asuntos legales de Baldur -dijo Jeanna-. La ley se debe cumplir aún en tiempos de guerra. Por mi parte pedí a los elfos que dejasen de lado las rencillas pasadas por la orden.
-Los orcos han tomado una decisión arriesgada -dijo Ohr.
-Pero, ¿quién, Ohr, decide por los orcos? -dijo Jeanna.


La reunión continuó y hablaron de la misión encomendada a los batidores de Baldur. El Fénix había quedado a espaldas del enemigo y ahora mismo no contaba con muchos efectivos, los tiempos de Vado pasaron viejo amigo, le había dicho la paladín a Ohr. Con el camino cortado, los caballeros del Fénix estaban a ciegas para poderse coordinar con las defensas del Norte y sus aliados, los monjes del Puño Cegador y los enanos del clan Arhum Karak. No podían contar con los elfos, quizás con algún viejo conocido como Paskinel, y alguno de los calishitas conocidos del caballero Nesharay aunque esto no agradase a la paladín.

Puerta de Baldur haría frente a un asedio y quedaría a expensas del resto de fuerzas defensoras para que debiliten al enemigo y planten batalla en campo abierto. Duzdin, el mago residente en la ciudadela, quizás supiese algún modo para establecer una rápida comunicación entre Baldur y el Fénix.


-Yo mismo les mantendré informados -dijo Ohr-. Hay ciertos conjuros para ello, y son más seguros que las palomas mensajeras. Sabrán en todo momento la situación en la ciudad. ¿Usted será la receptora de mis mensajes? -preguntó mirándola fijamente.
-Que así sea, Ohr -respondió Jeanna.
-Veamos si no acaban las rencillas antes entre nosotros -dijo Ohr-. Enanos, elfos y humanos.
-¡Que no se quiebren las espadas! -dijo Jeanna-. Nos debemos mantener firmes o pereceremos ante la marea orca.


El papel que desempeñaría el Fénix sería ayudar en la destrucción de las máquinas de guerra una vez que los batidores informen de su emplazamiento.

Sh0No

29/06/2009 20:55:57

[i:d09cefc020]Aal fin puedo montar con todos los materiales que quiera, si, jiji, eel duque quería una buena máquina pues la vaa tener, sisi, creeo que el boceto yaalo tengo acabado, aahora a preparar los materiales, si, averaveraver neecesitaré pieles y planchas de hierro paara conseguir que esto vuele, si, ligeritas, deevenado servirán, si, eesto vuela como que soy gnomo, jiji, maadera de roble para lacarcasa y aasí aguantará las flechas deesos orcos, sisi...

...

Lueego las sorpresas si, jijiji, más plaanchas de hierro para unos y más maadera de roble para los otros, eestos no tienen que aguantar tanto, no, peero por dentro llevarán muchos clavos y cosas, sisi, toodos los que encuentre, jijiji, y cuando haga KABUUM! [/i:d09cefc020]*alza los brazos de golpe* saldrán disparados sisi, teendre que daarle una forma que sea más facil de salir de la tierra, jijiji...

*sigue hablando solo y gesticulando en el estudio del templo de Gond, con un lápiz en cada oreja y otro en la mano, rodeado de planos, anotaciones y trozos de materiales por todas partes mientras prosigue con la construcción*

Blues

30/06/2009 00:48:14

Paskinel se habia reunido con sus viejos amigos,en estos dificiles momentos.Todos ellos le pedian que defendiese la ciudad de Baldur junto a ellos.Pero estos años en el bosque de la capa habian hecho que lo considerase su hogar.Conocia cada palmo de ese bosque y habia decidido quedarse a defenderlo de la orda orca.

Si los orcos entraban irian cayendo uno a uno en la espesura sin saber que fue lo que los mato.

Exploradores orcos avanzaban hacia el norte,penso un instante en sus amigos y susurro unas palabras en elfico"suerte en vuestra batalla"

Elgatovolador

30/06/2009 01:11:46

[i:ed4c800d80]Elberêth miraba con preocupación al sabio explorador y le ofreció la ayuda de los símbolos arcanos, esté aceptó y fué a donde solía preparar Urendir sus pócimas y ungüentos.

El Druida le abrió los ojos, para defender un bosque con esa clase de símbolos harían falta muchos símbolos, trabajo para muchos magos durante años.

Pero Urendir le habló de que eran más de lo que parecían y que el propio Bosque ayudaría en la tarea, esto tranquilizó al mago que estaba algo preocupado por Paskinel, aunque este parecía no agradar en demasia la presencia del mago.

Les deseó suerte en la Batalla, y partió de nuevo rumbo a Baldur.[/i:ed4c800d80]

blowstinger

30/06/2009 09:54:35

Rigrin se paso toda la jornada trabajando con el algodon y la seda que le habia sido posible obtener.

Trescientos guantes para ser usados por los sanitarios que se encargaban de los heridos y 600 juegos de vendas de algodon son la cantidad de material que Rigrin pudo crear en 1 sola jornada.

La seda habia sido trabajada y trada, almacenada en ovillos estaba dispuesta para suturar todas las heridas que lo requirieran, habia sido una jornada productiva sin duda alguna.

Sin dilaciones el mediano cargo todo el material en su buey y lo traslado al Templo de su bondadosa Tymora, sede de enfermos en anteriores contiendas. Una vez todo preparado, al mediano solo le dio tiempo de saludar a sus conocidos fugazmente, habia muchas cosas que preparar.

Era la hora de preparar los artilugios magicos, unas cuantas palitroques que crearan una espesa oscuridad serian perfectas para neutralizar a los certeros arqueros orcos, quizas eso marcara la diferencia, el mediano no lo sabia a ciencia cierta, pero si funcionaba seguro que marcaria una gran diferencia en la contienda...

Saliendo de su sala, encargo a uno de los guardias que siempre custodiaba la sede que fuera en busca de algun superior del puño llameante, asi Rigrin podria repartir esos palitroques que acababa de crear con su propia esencia.

Haga la entrega de este mensaje a Jame o a algun otro oficial del puño *Le dijo al guardia*

Se requiere la presencia de los oficiales del puño para que el Gran Maestro Rigrin les proporcione los artilugios necesarios para la batalla si esta se produjera.

Cormarion

03/07/2009 13:14:00

[quote:83652b30ca="Aredhel"]Su primera misión sería conseguir componentes para el arcano y planificar su acción y defensas en la zona. Se despidió de Elbereth y activó un amuleto atado a su cinto: no era su forma preferida de viajar pero era necesario algo drástico. En pocos segundos sus pies se posaron en la hojarasca del Norte de Weldazh: con un ligero dolor de cabeza se acomodó la túnica y se dirigió hacia la ciudadela en busca de un minero.
Le pediré que me consiga lingotes de mithril, seguro que alguien será capaz. Perdonadme, hermanos, esto es todo lo que puedo hacer ahora por vosotros...




-Lady Jeanna -dijo el elfo a la mujer que se dirigía al mercado de la zona alta de Puerta de Baldur-. Me alegro de veros.
-No están las cosas muy fáciles para llegar con rapidez estos días -dijo la paladín tras girarse y reconocer a Elberêth.
-Lo entiendo. Sea quien sea ha destruido el puente.
-Orcos, aunque coincidí con el duque Ohr en que era una táctica impropia.
-¿Ese duque que huele a despacho?
-Ese duque es amigo de la orden -dijo seria la paladín.
-Bueno, sea como sea, tengo una solución.
-No entiendo, ¿una solución para el puente se refiere? -dijo y preguntó por el motivo de su visita a la ciudad de los duques-. ¿Habéis visto a Duzdin? -preguntó Jeanna que lo buscaba desde su reunión con Ohr.
-Iba a preguntaros también por él -respondió Elberêth-. Tened, dadle esto a Duzdin. Él sabrá qué hacer.


El elfo hizo entrega de unos pulidos lingotes de brillante metal y Jeanna los examinó. Parecían emitir una música como si vibrasen con diferentes tonos en sus manos. Tomó uno de ellos, lo comparó con el metal de su propia armadura, y lo deslizó sobre el antebrazo produciéndose una resonancia cual diapasón. La armadura estaba realizada con el mismo metal, el ligero mithril que serviría a Duzdin como componente.

Se extendía la noticia de que los tambores no cesaban y que los orcos pronto caerían sobre el norte, aunque Jeanna consideraba como más probable un ataque en el sur, cortando el Camino del Comercio e impidiendo los rodeos por mar. También consideraba otra opción como posible. Con el norte aislado y también el sur, los orcos disponían desde Tethyr hasta el norte de Amn para campar a sus anchas dejando aislados al pueblo de Weldazh y al ducado de Arion. ¿Cuál sería el objetivo de los orcos?

Entre susurros el elfo contó a la paladín que existía un paso a Mir desde los Picos Nublados y Jeanna creyó que cabía la posibilidad de que los pequeños trasgos se unieran a los orcos, o a quien dirigiese a los orcos.


-¿Una suzale? -preguntó el elfo.
-Siempre -respondió Jeanna.
-Pues yo invito.
-He oído que en el Teatro hay un buen servicio. Además queda cerca.
-¡Magnifico! Pues al Teatro.


La pretendida reunión que quería llevar a cabo Jeanna para forjar una alianza de pueblos y razas se había ido al garete con la acción de los orcos sobre el puente y su avance sobre el norte. El Puño Llameante se mantendría tras las murallas de la ciudad para defender a sus habitantes, los enanos del clan Arhum Kharak se habían encerrado en la mina y los caballeros del Brazo de los Justos tenían que lidiar con el enemigo en sus puertas.

Ahora la paladín debía verles uno a uno, y después de hablar con el duque Ohr debía ir a ver a sir Drazhen. Aún esperaba la respuesta del consejo de Weldazh y aún le quedaba tratar con sus otros aliados, los monjes del Puño Cegador. Al menos la sacrosanta orden del Fénix tendría un papel que desempeñar en esta guerra.

Cormarion

03/07/2009 22:24:00

[color=green:99fb26dd51][size=18:99fb26dd51][b:99fb26dd51]III. Forjando la alianza de las razas



A[/b:99fb26dd51][/size:99fb26dd51][/color:99fb26dd51]l parecer Duzdin hacía tiempo que no se dejaba ver y se estaba dedicando al estudio del plano de Imaskar a raíz de las sospechas que albergaba Elberêth. Ambos apuraron sus jarras y decidieron estirar las piernas acercándose al Bastión para comprobar las defensas y por el camino comentaron la primera sesión del juicio celebrado en la ciudad a los elfos y a un mediano.

En las cercanías del baluarte se cruzaron con un elfo, Delor, al parecer un conocido de Elberêth. El caballero Timo saludó al grupo y se dirigió al baluarte, no sin que antes Jeanna le encomendara que hiciera llegar el mensaje a sir Drazhen que debían hablar cuanto antes para evaluar la estrategia y coordinarse.

Los elfos trataron la ayuda en la Capa y la condición de los druidas apresados, en lengua común, mas Jeanna guardó la distancia y se mantuvo al margen de la conversación.

Una mujer vestida con ropas ligeras de cuero y portando un arco largo se detuvo ante el grupo. Era una cazadora y Jeanna le recomendó que se mantuviera tras las murallas de Puerta de Baldur donde podría alistarse en el Puño Llameante, y su arco sería útil. Luego se les unió un hombre con caras vestiduras y que Elberêth reconoció por su afición a las apuestas y que puso a prueba los mágicos muros de enredaderas dispuestas por el elfo.

Una figura conocida para Jeanna se dirigió hacia ella desde el baluarte. Aline Sanner, la siempre vigilante centinela, le comunicó que sir Drazhen la recibiría y la acompañó hasta la sala de reuniones. Allí estaba sir Drazhen, sir Timo y sir Nesharay.


-Saludos lady Jeanna, tomad asiento -dijo Drazhen.
-Veo que las defensas se mantienen -dijo Jeanna-. Traté el tema con el duque Ohr.
-Tampoco nos han atacado todavía -informó Drazhen-. El duque Ohr destruirá el puente cuando vea que hemos caído.
-Bueno, eso no me lo dijo, pero sí que sus batidores están tratando de averiguar la localización de las máquinas de guerra -informó Jeanna- y el Fénix colaborará en su destrucción.

>>El Puño Llameante no saldrá de la ciudad. Se quedarán siempre defendiendo dentro a sus ciudadanos.

-Timo Jarna, nuestro hermano os va a ayudar en esa tarea. Sus dotes son las más adecuadas -dijo Drazhen.
-Es el viento con kamas -añadió Nesh con una sonrisa.
-Recuerdo que hizo mención -dijo Jeanna-, será un buen refuerzo. Puesto que el Fénix ha quedado lejos, detrás de las filas enemigas, el duque se pondrá en contacto conmigo mágicamente pues nos conocemos de hace tiempo. Así podremos coordinarnos.
-Ya he dado órdenes -dijo Drazhen pero sin dar más detalles.
-Por mi parte la milicia de la ciudadela está en alerta -explicó Jeanna-, las guardias han sido redobladas y más patrullas han sido enviadas a los límites del ducado.
-Nosotros construiremos una empalizada alrededor del baluarte -dijo Drazhen-. ¿Los enanos lucharán en campo abierto?
-¿Los enanos? Eso creo, no lo puedo asegurar, quizás se cuente con ellos para la destrucción de esas máquinas -dijo Jeanna.
-Creo que no deberían plantear un primer enfrentamiento -sugirió Drazhen-. Deberíamos conseguir coger al ejército orco entre dos frentes.
-¿Es partidario de esperar el primer golpe? -preguntó Jeanna.
-El primer golpe debe ser contra la maquinaria orca -respondió Drazhen.
-El duque y yo coincidimos en eso. Debemos mermar su fuerza -dijo Jeanna-. Si cara a cara ya son un enemigo terrible, con esas máquinas a sus espaldas sería una carnicería como lo fue en Tethyr.

>>El Fénix no cuenta con muchos efectivos, así que como le dije al duque debemos contar con la ayuda de los elfos de Weldazh para que podamos tener rodeados a los orcos en campo abierto.

-Creo que vuestra orden debería de actuar puntualmente -dijo Drazhen-. En ocasiones concretas seriáis más efectivos.
-Escaramuzas, entiendo -dijo Jeanna.
-Nosotros por cuestiones de situación nos vemos obligados a permanecer defendiendo el lugar -dijo Drazhen.
-Por lo que sé varios elfos están presos en Baldur, si no los sacan, no sé si los elfos estarían dispuestos a ayudar -dijo el caballero Nesharay.
-Estoy al corriente de que el Dendravoz y otros elfos son presos en Baldur y eso pesará en la decisión del consejo de Weldazh -dijo Jeanna.
-¿Por qué motivo están presos? -preguntó Drazhen.
-Lo ignoro, y como dije al duque, aún en tiempo de guerra la ley debe seguir siendo la ley, y no pienso inmiscuirme en sus leyes -respondió Jeanna-. Sólo espero que los elfos sepan discernir más allá de sus tradiciones y de la reclusión de sus hermanos.
-Se pueden tomar decisiones especiales si la situación lo requiere -dijo Timo.
-Yo de momento no contaría con su ayuda. Bien, por hoy no tengo más que decir -dijo Drazhen levantándose del asiento.

nail2005

04/07/2009 01:44:48

Hace varias lunas todos los plebeyos, que habitualmente rondan por el Baluarte, fueron escoltados hasta la ciudad donde permanecen hasta que se calme la situación. Por ello, en el Baluarte de los Justos, solo quedan los paladines y clérigos de la orden.

Todos los miembros de la orden se turnan haciendo guardias de forma que las 24h del día hay algún paladín escoltando el horizonte sureño.

Elgatovolador

04/07/2009 02:31:22

[i:4c436c4c6a]
La embestida orca era espectacular, sus heridas eran cosiderables, su hacha se movía con la destreza de un veterano guerrero y notaba el aliento de varios orcos rodeándole , el enano estaba disfrutando.

Aun así la batalla caía en su primer golpe , del lado de los orcos, se acercaban a la muralla en gran número y con escalas llegaron a apoderarse de la muralla aún con los ingenios que se habían preparado para la defensa de la ciudad.

La batalla fue cruenta, y varias veces el enano pensó que no volvería a salir de la morada de la Gran Roca donde su alma se hallaba en Paz.

Cuando despertó solo quedaban cadaverres, llamas y ni un solo orco . . .

El Batidor del Puño informó de que un cuerno había resonado en los picos, ante las preguntas del Duque Earar , ¿ los orcos habían huído despavoridos de vuelta a esas malditas montañas ?
[/i:4c436c4c6a]

ior

04/07/2009 07:42:26

Iba paseando y pensando en cómo recuperar el dinero que había perdido en su última apuesta cuando encontró una fuente tras el Bastión de la que caía un fino hilo de agua, un ruido continuo y plácido que le incitó a echarse una siesta.


Cuando por fin despertó puso rumbo hacia Baldur pero no tardaría en divisar a lo lejos, en el puente, un grupo de orcos que parecían entretenidos. Así que el plan era sencillo, ir con el mayor de los sigilos, de arbusto en arbusto, reptando para finalmente llegar a la parte baja del puente.


Avanzó unos pasos y de repente, uno de los orcos empezó a olisquear el ambiente, había descubierto que alguien intentaba pasar pero no acertaba a ver bien de que se trataba, alzo su hacha en repetidas ocasiones y sin demasiado acierto apunto a los arbustos, los árboles y todo lo que podía dar cobijo a su presa o a su cena.


No podía echar a correr o el resto de los orcos intentarían también acabar con él, sin embargo miraban entre atónitos y con burla al orco que no hacia más que dar hachazos al aire, hasta que por fin uno de esos tremendos tajos lo alcanzo de lleno. La sangre salia a borbotones, trastabillando y tropezando con ramas y arbustos hasta que otro tajo le volvió a alcanzar y cayó de bruces contra la arena.

El orco se giró y empezó a hacer gestos de victoria, brincaba y hacia aspavientos, ya más preocupado por las burlas de los otros orcos que por la presa que había cazado.


Pero la vida fluía de su anillo, poco a poco pero sin pausa las heridas mas fatales se iban cerrando y pudo recuperar las fuerzas para primero arrastrarse y luego echar a correr, pero justo cuando se puso en pie, dos de los elementales de agua que por allí paseaban se percataron de su presencia.

La situación volvía a ser desesperada, no estaba en condiciones de luchar y mucho menos de aguantar sus intentos de ahogo, sus pulmones ya estaban medio encharcados en sangre.

Rebuscaba desesperado un anillo, una poción de invisibiliad, algo que le sacase de esa pesadilla en la que había caído después de dormir plácidamente en el bastión, cuando por fin, tras correr y llegar a una zona sin salida dió con su salvación, puso el anillo en un dedo y desapareció.

El fino olfato de los orcos le hizo desestimar la idea de volver a Baldur, y quedarse no era la mejor de las ideas viendo quien tenía por compañeros. Así que no le quedaba más opciones, se acercó al barco, pagó el peaje y según se dirigía a Skullport se sentó a contemplar la orilla, recordando lo cerca que estuvo de no contarlo.

Cormarion

04/07/2009 13:24:20

[b:3e9c79e85b][color=green:3e9c79e85b][size=18:3e9c79e85b]Enemigo a las puertas



R[/size:3e9c79e85b][/color:3e9c79e85b][/b:3e9c79e85b]ecordaba la última escaramuza que tuvo lugar frente a las puertas del baluarte de los caballeros del Brazo de los Justos. Había sido invitada por Elberêth para pasar la noche y en cuanto los primeros rayos del alba bañaron la confortable habitación con su cálida luz se dirigió a cumplir con los rezos del día, antes de que el elfo acabase el trance equivalente al sueño humano.

No le había sido posible llegar a conciliar el sueño reparador y se había mantenido en un duermevela centinela a causa de sus miedos infundados. Y allí, una vez más en la Capilla del Sufrimiento de Puerta de Baldur, el Padre Telinus prestaba su sabiduría a la paladín tras las plegarias.


-Cuéntame que te preocupa hija -dijo el fornido enano Templario-. No cargues sola con todo el sufrimiento y compártelo.
-Padre Telinus -dijo Jeanna-, me temo que el ataque de los orcos a la ciudad es inminente. Tras la reunión con sir Drazhen tuvimos que repeler a un pequeño grupo de exploradores que llegaron hasta las mismas puertas del baluarte formado por un grupo de chamanes que azuzaban a los grandes lobos. Uno de los exploradores consiguió huir al sur.

>>No he conseguido reunir a los defensores bajo un mismo estandarte, Padre. Todos intentarán resistir con sus propias defensas pero no alcanzan a actuar juntos. No hay cruzada que plante cara y devuelva a esas bestias de nuevo a sus cuevas.

>>Pasaré un día más en la ciudad para tratar el asunto con los aliados del Puño Cegador. Sólo me queda tratar con ellos. Después regresaré a la ciudadela dando un largo rodeo por mar y esperaré la comunicación del duque Ohr. He de aprestar a las tropas para que estén listas y podamos encargarnos de la destrucción de las máquinas de asedio orcas. Al menos, aún no tienen al alcance a la ciudad.


[...]


Al atardecer sonaron los tambores orcos dejándose oir por toda la ciudad. Cerca, se movían, se acercaban. Los guardias del Puño Llameante se pusieron en movimiento y se dirigieron a las murallas desde cuyas almenas se divisaba el ejército orco. Numeroso y empujando torres de asedio.

La dama Leda, el escudero Dan y Jeanna salieron del Gran Teatro para comprobar el origen del alboroto. Dan se dirigió a los cuarteles de la guardia para dar la voz de alarma mientras que Jeanna esperaba en la plaza de la ciudad alta que regresase.

De las grandes puertas de la gran sede salieron figuras conocidas que empezaron a dar indicaciones a la guardia y todos se dirigieron a la puerta del Dragón y en la plaza de la estatua de Baldurán se organizaron. Jeanna pidió al duque permiso para empuñar las armas y usar el yelmo en la defensa de la ciudad y tras su aprobación se dispuso hombro con hombro junto a los defensores en la gran puerta de la muralla.

Los orcos iniciaron el ataque y tras unos pocos envites lograron romper el cierre de la puerta y penetraron en la plaza. Mientras tanto desde las almenas las flechas ígneas hicieron retroceder las torres de asalto. En el estrecho paso de la puerta contuvieron un par de oleadas de guerreros orcos seguidos por sus hirientes arqueros que soltaban sus gruesas flechas a diestro y siniestro sin importar si daban a defensor o atacante.

Entonces un dragón se elevó sobre la ciudad llevando unos barriles entre sus garras para sobrevolar las filas enemigas. Fuera, los aldeanos y granjeros huían o perecían bajo los tajos de los orcos que no mostraban un atisbo de piedad o de aceptar un combate justo y limpio. Una gran explosión se escuchó y el eco se extendió por la ciudad. Una gran llamarada seguida de una negra nube había roto parte de las filas orcas que corrían tras los aldeanos.

Tras una pausa, los orcos se reorganizaron y como no podían usar las torres de asedio, los chamanes que al parecer habían recibido la peor parte de la explosión cruzaron las puertas esta vez, mientras que los guerreros plantaban escalas en las murallas. Los defensores no las tenían consigo esta vez. Muchos caían abatidos por las saetas o por la espada. El caos se apoderó de la plaza y al fin llegaron refuerzos del Puño Llameante desde otros puntos de la ciudad. Como siempre, aquellos que plantaban cara al enemigo al alcance de espada o hacha habían caído.

La paladín reconoció la cara de Chantalas, el clérigo de Tymora, cuando el poder de la Dama de la Fortuna recorrió su cuerpo.


-Telinus... -balbuceó Jeanna aturdida, conmocionada y confusa por el efecto mortal de uno de los lamentos conjurados por los chamanes.
-Calmaos -dijo Chantalas arrodillado junto a la paladín y miró a los duques-. ¡Dos más! Sólo tengo poder concedido para traer a dos más, ¿a quiénes?


Allí quedó por un rato, la paladín, postrada en el suelo, acongojada por el sentimiento que la asaltaba de impotencia. Luego, mareada y con un fuerte dolor de cabeza, se dirigió junto al resto de defensores.


-¿Estáis bien Jeanna? -preguntó Nyrnael examinando sus heridas.
-No -dijo Jeanna tajante-. No estoy bien -¿cómo poder expresar con palabras el sentimiento de no poder ser lo suficientemente fuerte para defender a la gente?
-Hemos hecho todo lo que hemos podido por la gloria de Tyr -dijo Nyrnael poniéndole una mano en el hombro.
-No -repitió Jeanna-. No estoy segura, Nyrnael. Pero parece que viviremos otro día para intentarlo.
-Muchos inocentes han caído hoy. Mejoremos en nuestro servicio a Tyr e intentemos que no vuelva a repetirse, como bien dices, se nos ha concedido otra oportunidad -dijo Nyrnael.


Se comprobaron las defensas y se apuntaló la puerta del Dragón. Los cuerpos de los orcos caídos fueron apilados para su posterior quema. Alguien hablaba de un cuerno y de la huida repentina de los orcos y Nyrnael temió por lo que pudiese haber ocurrido en el Bastión.

Jeanna no la dejaría ir sola y salió en pos de ella, aunque la conmoción que sufría hizo que se retrasase, para encontrar que unos orcos rezagados habían rodeado y abatido a la devota de Tyr en las cercanías del puente de Baldur, así que regresó a la ciudad en busca de refuerzos.

Esto era cosa de locos, los orcos habían conseguido atravesar el puente y acabar con la guardia, pero finalmente lograron repeler a los arqueros y chamanes que quién sabe que pretendían hacer con el cuerpo de la noble elfa paladín.

sharkang

04/07/2009 14:48:23

Nyrnael se disponia a tomar declaracion a otro de los acusados en la Gran Sede. El Duque Ohr habia pedido asisitir a la vista. Apenas comenzado el proceso judicial, los tambores resonaron.

Pero esta vez no eran tambores lejanos y acompasados en un ritmo cansino. Eran tambores de ritmo salvaje, sedientos de sangre, en movimiento y lo que era peor, cercanos.

Los guardias se miraron entre ellos, entre inquietos y temerosos. El Duque Ohr salio junto a Nyrnael de la Gran Sede. Los orcos ya estaban a las puertas, sus horribles alaridos podian oirse con claridad aterradora.

- Solicito permiso para empuñar las armas y hacer uso de magia - dijo Nyrnael con determinacion.
- Si Dama - respondio el Duque, pensativo.

Las puertas del Dragon al Norte tronaban con los golpes de lso arietes, no tardarian en caer. La potencia de aquel ejercito era abrumadora.

Nyrnael oraba en susurros a Tyr, pidiendole que dotara su brazo de la fuerza necesaria para defender a los inocentes.

El ejercito de Baldur trataba de repeler a los orcos que se agrupaban a los pies de las torretas de asalto y las escalas.
- Flechas flamigeras - gritaba Nyrnael - quemad las torretas! que no lleguen a la muralla. Coraje soldados!

El grupo de defensores se movia inquieto tras las puertas.
- Mantengamonos agrupados, a los lados de las puertas. Esas aberraciones orcas no se daran un festin sin probar el acero de nuestras armas.

Los tambores resonaban como musica demoniaca, las flechas llovian, los alaridos se oian a escasos metros y finalmente, la puerta cedio. La marea orca cubrio la puerta del Dragon. Los defensores se mantuvieron firmes, golpeando hasta la extenuacion, el cuerpo cubierto de las flechas orcas. Golpeando y reculando, usando sus dones curativos sobre los aliados. La magia de los Duques era poderosa.

Sin embargo, el numero de orcos era apabullante, en proporcion de 15 a 1 como despues supo la servidora de Tyr.
- No tardaremos en caer - penso Nyrnael - mientras escupia sangre.

En ese momento critico, un dragon sobrevolo las puertas portando una carga de barriles en sus garras. Todos temieron lo peor, pero el dragon se dirigio hacia los enemigos orcos, lanzando la carga. Una gran explosion se produjo, el suelo temblo, y una cuña se abrio entre el compacto ejercito orco, frente a las puertas.

Los aldeanos rezagados trataban de alcanzar los muros de la ciudad. Era el momento, quizas pudieran salir y salvar alguna vida.
- Ahora! - grito Jeanna.
- Por Tyr! - la siguio Nyrnael.
Un nutrido grupo de arqueros orcos se habia librado de la explosion. El furioso ataque de las paladinas, cubiertas por los sagrados dones que les habian sido concedidos, acabaron con ellos, dando tiempo a salvar a un puñado de inocentes.
- Rapido, replegaros! - Grito maese Bifur.
Nyrnael corrio hacia atras, protegiendose con su escudo.
- Vamos, no se quede ahi! - le grito a un leñador, que paralizado por el miedo se habia quedado tras un arbol, como si aquello pudiese salvarlo. Le tomo de la camisa y le cubrio con su escudo.
Una vida mas - penso Nyrnael - y eso la lleno de fuerza para continuar aquella batalla desigual.

Atrancaron las puertas con todo lo que hallaron a mano, carretas, piedras...

Algunos habian caido. Nyrnael uso un pergamino para traer de vuelta el alma de Lyan, caida en la carniceria orca.
Pero aun no habian recuperado el aliento cuando el enemigo volvio a la carga, esta vez con mas fuerza si cabe. Arqueros, guerreros y chamanes.

No nos separemos, mantengamonos juntos! - Grito Nyrnael mientras los poderes divinos recorrian su cuerpo.
Se lanzo la paladina contra uno de aquellos poderosos chamanes. Varias veces lo dejo con un hilo de vida, pero otras tantas veces el chaman se sanaba las heridas.
Cuatro guerreros orcos trataron de derribar a la Paladin mientras el chaman conjuraba sin descanso.

No tardare en caer - penso Nyrnael. Evaluo la situacion con rapidez. Vio caidos a sus compañeros. No habia salida. Antes de caer saco un cetro y trato de dirigirlo hacia el Duque Ohr que yacia sin vida abatido por los conjuros del enemigo. Demasiado tarde, habia perdido mucha sangre, el acero enemigo la traspaso, los conjuros del chaman recorrieron su cuerpo sacudiendolo de dolor. Nyrnael, cayo a plomo sobre las calientes baldosas de la ciudad, calientes de la sangre derramada. Pero en el ultimo halo de vida, acerto a oir un cuerno, un cuerno atronador. Los cuernos celestes acogen mi alma - penso.

Aturdida se levanto, viendo al Clerigo de Tymora sudoroso de tanto esfuerzo. La habian devuelto a la vida.
Miro alrededor, buscando caras conocidas.
Lady Jeanna! Estais bien? - inquirio Nyrnael.

Aquella Paladin de porte noble estaba abatida, herida por armas peores que el acero, la impotencia ante un enemigo muy superior. Nyrnael trato de reconfortarla, estaban vivas, seguirian luchando por las vidas de los inocentes que se refugiaban en la ciudad. Una nueva oportunidad les habia sido concedida, no era el tiempo de caer en la desesperacion, era tiempo de esperanza.

Un explorador de Baldur informaba que tras oir un cuerno, los orcos huyeron despavoridos y desordenados hacia el sur, hacia las montañas.

El bastion de los justos- pregunto Nyrnael - Que se sabe del Bastion?
Creo que pasaron de largo - respondio el soldado.
Nyrnael temia por la que fue su Orden numerosos años. Tomo su blanco corcel y se dirigio al galope hacia alli.

Pero la preocupacion por la suerte del Bastion le hizo bajar la guardia. Al girar en un recodo del camino cayo en una emboscada, orcos rezagados en la huida. Una veintena de arqueros, una decena de guerreros y tres chamanes. Eso fue lo que le dio a tiempo a evaluar. En la carrera habia quedado rodeada de enemigos. Fastfaloth se encabrito tratando de abrirse camino, pero estaban entre el yunque y el martillo.

La vida la abandono. Pero por poco tiempo. Jeanna la habia seguido y habia visto lo sucedido. Esta vez con refuerzos de la ciudad, dieron buena cuenta de los orcos.

Nyrnael, aturdida, dolorida y cubierta de sangre, vio a Lady Quiara.
- Estais bien Lady Quiara? El Bastion ha resistido? - pregunto exhausta la elfa.
- Debo ir al Bastion, he visto mas orcos alli - respondio la clerigo.
Nyrnael corrio tras la agil humana. Cuando llego al bastion esta luchaba con un inmenso orco. La clerigo se defendia bien, pero su maza hacia poca mella en la armadura del orco. Nyrnael se coloco hombro con hombro con la clerigo y entre ambas abatieron al enemigo.

El bastion estaba intacto y sus ocupantes a salvo. Era momento de reconstruir las defensas y analizar los errores.
- Lady Quiara, si no permanecemos unidos no habra victoria posible. El Bastion caera como un castillo de arena tras la marea alta - dijo Nyrnael.
- No debeis defender piedras, sino inocentes, y estos se refugian tras los muros de Baldur- espeto el Duque Earar.
- No comparto vuestra estrategia - respondio la clerigo orgullosa.
- Volvere mas tarde, he de tratar de convencerlos o su muerte sera segura e infructuosa - penso Nyrnael.

Maestro Rigrin, ire a ayudar con los heridos al templo de Tymora, si me necesitais estare alli - dijo Nyrnael, mientras abria una cantimplora y dejaba caer el agua por su rostro, limpiando la sangre seca.

- Volveran - penso - Volveran...

lachean

04/07/2009 16:05:42

La cabeza me va a estallar. Preparo esa mezcla de hierbas que no se desde cuando conozco y pongo a hervir agua. Al menos hara que duerma mas tranquilo. La noche habia sido larga y dolorosa y durante horas sufrimos los embites del enemigo. Buf...Parece como si me hubiesen golpeado con una maza el craneo.

Durante horas he estado analizando los puntos debiles de las murallas. Tras cada ataque orco me he fijado en las almenas, portones y muros...En los hombres de la guardia, en los caballeros de las distintas ordenes. Observando. Todos los fallos debian de ser corregidos si habia oportunidad. Aunque para qué...Todas las medidas que habiamos adoptado para una eventual confrontacion han hecho agua. Solo el artefacto gnomo lanzado desde el dragon pareció hacer una infima mella en las filas enemigas.

Condenado orco. Aun recuerdo su asquerosa cara a pesar de los conjuros protectores que llevaba activo. Sus ojos clavados en mi desde que accedio al patio. Sus manos gesticulando contra mi, murmurando palabras arcanas. Llevaba luchando varias horas y mi magia estaba muy mermada con apenas unos pocos conjuros menores que poder utilizar. La energia recorria mi cuerpo una y otra vez, una y otra vez...Ese chaman domina conjuros de muy alta esfera...Una y otra vez, una y....ninguna mas. Noto como ese ultimo conjuro casi me hace estallar en pedazos. Apenas con un atisbo de conciencia veo a la guardia y a varias figuras golpear al chaman. Tras ellos la inconfundible y grotesca silueta de decenas de orcos.

Cuando lograron sanar mis heridas solo yacian en el patio cadaveres de ambos bandos. Al amanecer la ciudad seguia estando bajo nuestro control. Si con este ataque han querido calibrar nuestras defensas, estas han quedado de manifiesto ser insuficientes.

El agua hierve en el fuego coloreada por las distintas hierbas que hay en su interior. Por lo pronto he de dormir...Demonios!! He debido mezclar mas belladona de la cuenta....Ahmm....

Vinduil

05/07/2009 14:50:41

Earar supervisando las reparaciones y las nuevas medidas de defensa para la ciudad no podía hacer otra cosa que pensar en lo ocurrido. Los orcos habían aplastado sin dificultad todas y cada una de las ideas que llevaban semanas preparando en la ciudad. Ni el muro del río, ni las máquinas de guerra mejoradas, ni los artefactos explosivos. Cuando la primera oleada de guerreros cesó, pudo mirar un momento a su alrededor y vio que era prácticamente el único que seguía en pie junto a un puñado de soldados del Puño Llameante. Ohr había caído fulminado por los ataques de varios chamanes orcos, el enano Bifur yacía sobre una montaña de orcos que él había derrotado antes de haber sucumbido a la horda. Los paladines habían cumplido con lo que el elfo esperaba de ellos: luchar hasta el último segundo esperando un milagro de sus dioses. Algún día aprenderían que los dioses no existen para cumplir las plegarias de sus seguidores, sino al revés. Pudo ver algún que otro ciudadano, Lyan, Leda, otro mago elfo....y en ese momento la segunda oleada consiguió traspasar la puerta. Comenzó a descargar conjuros sobre ellos con menos efecto del esperado y cuando se preparaba para su último recurso escuchó el sonido lejano de un cuerno.
Genial, mas orcos.
Su sorpresa fue enorme cuando las bestias comenzaron a gritar de miedo y salieron corriendo hacia el sur. Tanto miedo sintieron por ese cuerno, que apenas causaron destrozos en su huida hacia el sur.
Un explorador del Puño Llameante les informó, tras haber sido devueltos los combatientes de la ciudad a la vida, de que el sonido había provenido del sur, de las montañas. Estaba claro que por muchas defensas que prepararan en la ciudad no serían capaces de detener a los orcos, pero ese cuerno les abría una posibilidad que tenían que estudiar.

blowstinger

06/07/2009 12:10:32

Rigrin no habia podido ayudar en la defensa de la ciudad, sus muchas obligaciones le habian mantenido lejos del ataque, muchas horas se paso lamentandolo mientras recorria la ciudad de un lado a otro intentando poner un poco de orden.

El Templo de Tymora habia estado cerca de la batalla, pero parecia no haber sufrido grandes desperfectos.

Ahora solo podia ayudar junto a sus hermanos de la Cofradia de artesanos, ayudar a la reconstruccion de las murallas, la destreza de los artesanos era un valor añadido en las obras, pero con la rapidez que se tenia que preparar todo y el estado de la ciudad era un trabajo duro, y muchas veces dificil de llevar a cabo si se queria hacer con una cierta calidad, pero lo primordial era lo primordial y la defensa de la ciudad tenia que garantizarse.

Rigrin penso sobe sus artefactos, los cuales no parecieron menguar mucho las ordas orcas, pero utilizaron los cetros como bien suguirio el mediano, alguien nublo la vision de los orcos con oscuridades? quien sabe, no era el momento, ahora no.


*El mediano retomo su trabajo afianzando grandes vigas de madera atravesadas sobre el nuevo porton de madera*

Vinduil

06/07/2009 22:23:34

Earar corría hacia el sur como una flecha, enzarzado en una eterna discusión con su bastón como de costumbre. Tan solo paraba para entregar una carta con el símbolo de Puerta de Baldur en los lugares adecuados y continuaba su camino todo lo rápido que su magia le permitía. Primero el Bastión, luego las minas de los enanos y los elfos del Bosque de la Capa, el ducado de Arion y para terminar Suldanessellar.
[i:44b9164bec]Los orcos se han retirado a lo mas alto de las montañas, no queda de ellos mas rastro que el de sus huellas. Humanos, elfos y enanos, no tendremos otra oportunidad como esta. Debemos reunirnos, debemos actuar antes de que vuelvan a salir de sus cuevas y bajen de las montañas de nuevo sembrando el caos y la destrucción. Al caer el sol del próximo día en Puerta de Baldur.
Duque Earar Zyrustine[/i:44b9164bec]

Blues

07/07/2009 02:05:32

Paskinel acababa de colgar la tunica recien teñida cuando recibio la carta.Ya sabia que los orcos se habian retirado,y que el puente seguia calcinado,pero habia visto a gente al otro lado reparandolo aparentemente.

Tenia la intencion de adentrarse en los picos para ver que habia ocurrido para que los orcos hubieran vuelto a los picos.
Pero antes iria a Baldur.

Hecho la carta al fuego y sentandose frente a el cerro los ojos

Rugrim

07/07/2009 14:07:38

Rugrim se encontraba haciendo guardia en el puente cuando el Duque le entregó la carta.

Tras leerla detenidamente, el enano se introduce en la mina.

(Avisaré al resto, supongo que esto está dentro de lo acordado)

mnho

07/07/2009 16:02:34

Un guardia recoge la misiva, no sin extrañarse, informa al duque Earar de la presencia de dos consejeros en Baldur. Que podría darsela el mismo allí en persona. Aún así, continua el protocolo y hace entrega de ella al resto del consejo en el bosque.

mnho

08/07/2009 01:23:32

[i:b2021b5c74]Quizás bajo la ley de Baldur, el Dendravoz se declarara culpable, pero el hecho de que la anciana se encontrara sola en la reunión representando a su pueblo, mostraba muy poca perspicacia diplomatica por parte del norte. Eso pensaba la Consejera.

Toda la reunión discurría en torno a la estrategia militar, ignorando las bases de la propia alianza. Poca era la labor de la anciana en la sala.

Tras hacer llegar su opinión, se levantó para marcharse, volvería al bosque. Esperaría el regreso del Consejero Sulocasô junto con los suyos. Entonces y solo entonces, el Consejo de Nelde tomaría una decisión junto con el parecer de la Reina Ellesime.

La paladina se encagaría de informar de darse el caso, del aspecto estratégico, la elfa sabía de su propia prepotencia encomendadole esa tarea, pues no le correspondía. Pero conocía a sus vecinos humanos de Arion, desde una perspectiva practica, sabía que la humana se acercaría a cumplir con su cometido, o eso esperaba Sheldarah, camino ya de su hogar.[/i:b2021b5c74]

Elgatovolador

08/07/2009 14:22:42

La reunión terminó a las pocas horas, salvo algún sobresalto la mayoría de gentes del bien allí presentes se mostraron de acuerdo en ser corteses y devolver tan amable visita a esos orcos en los picos.

El plan se trazó y pusieron marcha al Sur con el elfo Paskinel quien les mostró donde se debían colocar las defensas que servirían a su vez para defender y como avanzadilla antes de subir a los picos.

Bifur dió órdenes a los mineros y les ayudó a llevar el material hasta el punto acordado , cerca de la Guarida Gnoll, el trabajo empezaría en unas horas, cavarían los fosos era esa la parte que habían acordado hacer los enanos.

Cormarion

09/07/2009 18:24:38

[color=green:6adbc4bc3e][size=18:6adbc4bc3e][b:6adbc4bc3e]IV. Forjando la alianza de las razas



[/b:6adbc4bc3e][/size:6adbc4bc3e][/color:6adbc4bc3e]No había tiempo que perder. Los congregados ante las grandes puertas de la sede, emisarios de sus respectivos pueblos y ordenes, entraron en palacio siguiendo a los duques.

Jeanna, en su fuero interno se hallaba afligida por el retraso de la reunión de todas las fuerzas, y había tenido que ser el primer envite serio de los orcos sobre la ciudad de Puerta de Baldur el que trajera el sentido común a todos. Una ciudad que contaba con una guardia cuyos rangos se establecían con el nombre de los dedos de la mano. ¿Acaso no era más fuerte un puño cerrado?

Los enanos se habían encerrado en la mina protegiéndose de la amenaza orca, ¿pero quién protegería a las gentes de aquellas tierras? ¿El Brazo de los Justos tal vez? Paladines que defenderían unos muros de piedra aunque ello supusiera plantarse como la primera línea contra la marea de caras-porcinas.

Los elfos del sur no respondían a su petición de ayuda mutua y la esperanza de contar con ellos iba menguando después de haberse enterado del encarcelamiento de varios miembros de su pueblo. La caballería del Fénix andaba bajo mínimos y sus mejores hombres se hallaban lejos pero aún así acudirían a plantar cara.

En la gran sala de reuniones tomaron asiento, cada cual donde le pareció y aquel gesto recreó a la perfección las relaciones y divisiones que se mantenían unos con otros. Se obviaron las presentaciones y el protocolo, la raza o el uniforme serviría para discernir a quién representaba cada uno, si bien la mayoría eran caras conocidas para Jeanna.

Sentada junto a los valerosos aliados del clan sentía alivio al ver al duque Ohr encabezando aquella reunión, antiguo aliado y amigo, sentado junto al duque Zyrustine. También estaba Paskinel, experto batidor y amigo de la orden, que venía en representación del bosque de la Capa. El semidragón de cobre, el capitán del Puño Llameante, Jame también se hallaba presente. Wyrd, el semidragón de platino, de noble corazón y seguidor de Bahamut, hablaría por el Brazo de los Justos. Una menuda elfa, silenciosa y de orgulloso porte, era la portavoz del pueblo de Weldazh.





El duque Zyrustine pasó directamente a hablar exponiendo el ataque de los orcos sobre Puerta de Baldur y la huida de éstos atemorizados ante el sonido de un cuerno proveniente de las montañas. ¿Fue miedo u obediencia?, preguntó Jame.

Los orcos habían regresado a los Picos Nublados y los exploradores enviados por la ciudad habían regresado anunciando de que no había rastro de ellos en los caminos principales. Los defensores contaban con una inesperada pausa de incierta duración y debían tomarse medidas con premura antes de un nuevo ataque desde las montañas.

Hizo entrada dama Quiara después de que los guardias la anunciasen y ocupó un asiento junto a Wyrd y cercano a la elfa de Weldazh.


-Es cuestión de tiempo que vuelvan a bajar de las montañas y esta vez dudo que vuelvan a detenerse y salir corriendo a mitad de la batalla -dijo Earar-. Desde el principio he dicho que no venceremos a un ejército tan numeroso si vamos por separado. Debemos unirnos y plantarles cara en grupo.
-Bonito discurso -pensó Jeanna-, para alguien que pensaba que los paladines y los enanos habían provocado a los orcos y traído la guerra hasta las puertas de su ciudad -no entendía bien la actitud de los duques pero al menos ahora había sentido en sus palabras y eso era lo que importaba por un bien mayor.

>>¿Se sabe ya la localización de las máquinas de guerra? -preguntó Jeanna tras recibir permiso para hablar-. Sería oportuno si se plantea levantar un fuerte acabar con esa amenaza.
-Los exploradores las están buscando pero tenemos medidas para destruir esas máquinas de guerra, de hecho las visteis durante el ataque -explicó Earar-. Hemos fabricado enormes artefactos explosivos, que transportados por aire y dejados caer sobre las máquinas serán suficiente.
-Las fuerzas del Fénix estarán dispuestas a la llamada de Puerta de Baldur -indicó Jeanna.


Una interesante hipótesis expuso dama Quiara a los reunidos entorno a la llamada del cuerno revelando que su fuente era un elfo llamado Crestas. Este elfo mantenía que la llamada correspondía al aviso de sus chamanes de que la finalización de un conjuro que les otorgaba su desproporcionada fuerza estaba próximo a expirar.

La información fue aceptada como plausible y el duque Zyrustine indicó que de ser cierto tenían un nuevo objetivo: acabar con ese conjuro. Jeanna recordó que durante el asalto a los Picos Nublados vieron varias pruebas del poder de esos chamanes. Entre ellas, recordó la horripilante escena en que tres chamanes sacrificaban a una muchacha, y que a raíz del furioso ataque posterior de los orcos se tuvieron que refugiar en una cueva, donde también dieron con varios chamanes, interrumpiendo sus rezos a Gruumsh y finalizando un conjuro de círculo en el que sostenían en los aires una gran efigie del dios tuerto.

Era necesario reconstruir el puente sobre los rápidos de Esmel durante este momento de efímera tregua, y a Jeanna tras una sugerencia de Paskinel, le pareció que Jame había malinterpretado algo, pero a raíz de aquello surgió una nueva idea: se erigiría un fuerte más al sur y más allá del baluarte.

Paskinel, se mostró práctico que no pesimista y pidió que en cuanto tiempo estimaban tamaña construcción. El duque Earar lo veía muy sencillo y rápido de levantar, apenas dos días, y de unas pocas horas para que el puente fuese transitable provisionalmente. Y como si Paskinel hubiese leído los pensamientos a Jeanna propuso crear dos frentes rodeando los picos y reconoció la prioridad en la destrucción de las máquinas de guerra. Finalizó diciendo que con el puente reconstruido no sería problema para la llegada de refuerzos de Calimport o los que fueran, y la mención de Calimport de labios de Paskinel extrañó sobremanera a Jeanna.

Los caballeros Drazhen y Nesh llegaron también para participar en la reunión.

Sheldarah, que así se llamaba la representante de Suldanesselar, leyó un inquietante informe. Un explorador elfo había recorrido las montañas y divisó a un solitario chamán, que curiosamente detectó la presencia del elfo y a una señal suya una lluvia de saetas cayó sobre él salvando la vida a duras penas y sin descubrir a quienes empuñaban esos arcos.

A Earar le pareció que esperar en dos frentes el ataque de los orcos era algo arriesgado ya que estos bajarían de las cumbres cuando estuviesen listos para la batalla. Paskinel proponía acosar a los orcos e ir avanzando y Earar convino en que el fuerte serviría para guardar el camino, desde donde enviar las fuerzas a las cuevas eliminando la ventaja de su número.
El maese Furin no lo veía tan claro y afirmó que los orcos sabrían defender la cima después de tanto tiempo asentados.

···//···

Cormarion

09/07/2009 20:44:56

···//···


Después de pedir de nuevo la palabra Jeanna explicó la realidad que deberían vivir las fuerzas destinadas en el sur en las cercanías de Esmel.


-El Fénix cuenta con pocos efectivos actualmente -dijo bajo la atenta mirada de Sheldarah-. Actuaremos en escaramuzas o junto a una fuerza mayor donde se la necesite. Si vamos a luchar desde dos frentes permaneceremos en el sur junto a los elfos, si quieren.
-Eso no es muy alentador dada mi perspectiva -dijo Sheldarah.


Los miembros del Brazo se miraban entre sí quizás contemplando nuevas posibilidades y Bifur recriminó a la elfa.


-Al menos el Fénix ya ha luchado en los picos varrias veces -dijo el enano y se atusó la barba.
-Bifur, no empecemos -dijo Earar zanjando la posibilidad de una disputa.
-No me sorprende que no lo hubiese visto maese, faltaría más -replicó Sheldarah.
-También podemos permanecer junto a nuestros aliados del clan y del Puño Cegador -dijo Jeanna siguiendo con la cuestión para que no continuasen las diferencias. Siempre podía contar con los aliados ya que la elfa dejaba traslucir la postura de Weldazh.
-¿Cómo que no? -interrumpió Nesh ya sin que se respetase el orden de palabra y entrando en la discusión-. Recuerdo a Ankor.
-Quizá es que los enanos sólo ven las jarras de vino -dijo Paskinel para sorpresa de Jeanna. Nunca hubiera imaginado un comentario así de él.
-Antes de continuar con su discusión estratégica hay ciertos temas que, como decirlo, me desconciertan -dijo Sheldarah.
-¡Por favor! No empecemos con estas cosas o los orcos no tendrán ni que atacarnos -manifestó Earar pidiendo calma a todos.
-Seré franca. ¿Qué les lleva a pensar que mi pueblo luchará junto a ustedes? ¿Creen que los habitantes de Weldazh les consideran a ustedes aliados? -dijo Sheldarah después de que Earar le cediese la palabra-. Hace meses que el Dendravoz está preso aquí. Sí, los orcos son nuestros enemigos también, ¿pero y si la amenaza fuera a la inversa?


La paladín había conservado la esperanza de que aquella escena no tuviese lugar, ahora inevitable, y se mantuvo en silencio. Tarde o temprano saldría el tema de los elfos presos y enjuiciados. La justicia seguiría siendo la justicia aun en tiempos de guerra. ¡Qué Tyr y Corellon otorgasen sabiduría a todos los presentes!


-El Dendravoz está preso y condenado por delitos cometidos, no por nuestro gusto -dijo Earar-. Pensad por un momento, a quién creéis que prefieren atacar los orcos, ¿una ciudad humana amurallada o un bosque lleno de elfos?
-La ciudad supone un objetivo visible, no lo olvide -dijo la portavoz elfa-. Poco pueden hacer ante la espesura del bosque, la mejor de las murallas.
-Cuando Weldazh arda por los cuatro costados, ¿a quién pediréis ayuda? -dijo irritado Jame.
-Cierto, pero los orcos odian a los elfos. Los humanos son solo otro ser inferior más al que intentar dominar -dijo Earar.
-La última vez sólo respondió el Fénix y los monjes del Puño Cegador -recriminó Sheldarah- ¿Qué fue de Baldur?
-¿La última vez? -preguntó Earar sin saber a qué se refería la portavoz-. ¿Cuando Elberêth llevó la gema a Suldanesselar? Baldur estuvo presente en la primera batalla.
-Yo defendí esos bosques muchísimas veces hasta que se me empezó a poner pegas para entrar en ellos -dijo Jame.
-¿Qué proponéis entonces Sheldarah? -preguntó Jeanna, reconciliadora, para que acabara aquella absurda discusión y que la portavoz dijera a las claras la postura de Weldazh.
-Si hemos de morir, mi pueblo morirá como elfos que somos -dijo Sheldarah mirando a la paladín.
-El tema no es defender Baldur o Weldazh -dijo Paskinel- sino acabar con esos orcos. Por lo menos es a lo que hemos venido, al menos yo.
-Eso por descontado -dijo Sheldarah.
-Si cada uno de nosotros espera a tener los orcos en sus puertas o en el linde de su bosque para actuar no habrá posibilidad de sobrevivir.
-Entonces dejaos de rencillas... y dispongamos el plan -dijo Nesh.


Jeanna había hablado con elfos, duques y caballeros del Brazo, a todos había pedido dejar de lado las rencillas por un bien mayor, algunos escucharon pero otros, muy a su pesar, parecían no olvidar o al menos separar un asunto del otro.


-Mi labor en esta reunión ha finalizado -dijo la elfa y se levantó de su asiento-. La decisión de Weldazh no depende de mí, si no de un consejo. Se les informará en su debido momento -se dirigió hacia la salida.
-¿Informarnos de qué? -preguntó Earar-. No conocéis el plan, ¡no hemos decidido un plan! ¿Sobre qué discutiréis en el consejo de Nelde?
-De nuestra decisión -dijo Sheldarah-. ¿Espera ayuda del pueblo al que mantiene preso a su máximo representante? Sinceramente me parece vergonzoso.
-Es usted muy descarada -dijo Ohr que se había mantenido en silencio toda la reunión-. Sólo le pido respeto a los presentes. Me trae sin cuidado su opinión sobre mí.
-Sí, como cualquier humano que se adentra en Weldazh -dijo Paskinel.
-Eso hago. Tomar una decisión sola sería engañarles -dijo Sheldara- Espero que ante el regreso del Dendravoz a su hogar podamos opinar como elfos civilizados.
-¿Qué consejo? -preguntó Paskinel-. En Weldazh siempre se ha hecho lo que Ellesime dice, ¿qué dice ella? -dijo con un tono de resentimiento.
-Estamos aquí para tratar un asunto de especial importancia y usted sigue con ese aura de prepotencia -dijo Ohr-. No estamos aquí para eso. ¿Qué ha venido a hacer entonces a este consejo?
-A escucharles -respondió Sheldarah a Ohr.
-Pues siéntese y hágalo, ¡por todos los orcos de los picos! -dijo Ohr.
-Entonces escuchad lo que aquí se tenga que decir -dijo Earar- y así podréis decidir con total conocimiento en vuestro consejo.
-Como he dicho recibirán nuestra respuesta -dijo Sheldarah y señaló a Jeanna-. Ella me informará. Namarië -se despidió y marchó.


Quien más quien menos lamentaba lo ocurrido, sabiduria élfica, prepotencia... tenían varios calificativos para las palabras de Sheldarah pero reconocían que debían seguir con la estrategia y no podían contar con los elfos en los planes.

Buscarían un lugar angosto para obligar a pasar a los orcos y no pudieran rodear ninguno de los dos frentes. Paskinel sugirió usar lanzas o estacas de hierro clavadas en el suelo. En campo abierto parece que no tenían posibilidades contra la horda y Earar proponía combatir en las cuevas pero a los enanos les parecía una ratonera después de la experiencia vivida en los picos.

Volviendo sobre la llamada del misterioso cuerno los duques propusieron rodear la zona de combate con conjuros de silencio, de forma que los orcos no lo oyesen, aunque ello conllevaría a los defensores aguantar oleada tras oleada orca. Y además aún no habían asegurado la hipótesis.

El capitán Jame propuso interrogar a algún orco prisionero pero no hubo ninguno superviviente en la batalla de la puerta del Dragón. Jeanna mencionó que los orcos contaban con numerosas armas que transportaba la caravana asaltada, y que ese "huesos partidos" podría ser el cabecilla.

Debían ser prácticos y dejarse de hipótesis, como dijo Bifur, y disponer las fuerzas sobre el terreno. Se construiría el fuerte tras localizar un buen emplazamiento, la mina de los enanos serviría para refugiarse en caso de un revés en la batalla. Earar insistía en infiltrar las fuerzas en las cuevas.

Había que entorpecer el camino a los orcos y para ello se podrían crear zanjas para dirigir a los orcos a nuestra conveniencia, llenarlos con aceite y prenderles fuego. Esperaban que el humo entorpeciera a los arqueros orcos y se deberían asegurar las colinas y riscos entorno al puente con los propios arqueros del Puño Llameante. Ohr había leído sobre ciertos conjuros que hacían errar el blanco pero aún debía indagar más.


-Se podría levantar una gran pira para que en caso de nuevo ataque sobre el puente alerte en la zona con su humo -dijo Jeanna.
-Esa es buena idea señora -dijo Paskinel-, y otra pira en el otro lado.
-El duque Ohr podría comunicarse conmigo mágicamente pero creo que no al revés. No contamos con el mago Duzdin -dijo Jeanna.


Finalizaron el Consejo y unos pocos aprovecharon la ocasión para batir el terreno y localizar el paso.




Cormarion

11/07/2009 12:19:48

Por fin había llegado de nuevo al ducado y el capitán Doyne le notificó que no había novedades por parte de las patrullas.

Algo se les estaba pasando por alto. Cuando era solamente un caballero, Jeanna disponía de más tiempo para concentrarse en pequeños detalles, investigar en antiguos tomos y elucubrar las más disparatadas teorías hasta que acababa con dolor de cabeza. Echaba de menos a sir Kian, él si que le hubiese prestado atención.

Al mando de las tropas del Fénix, dedicándose por completo a salvaguardar a las gentes del ducado, y acudir a la llamada de Puerta de Baldur, sólo había tenido tiempo para esgrimir la espada. El ataque sobre Puerta de Baldur había vuelto a despertar esa inquietud en ella. ¿Por qué esta ciudad?


-¿No te has enterado? se han encontrado cabezas de gente colgando de hachas clavadas en las puertas de la ciudad. ¿Será alguna venganza? ¿por qué será?


Ese rumor lo había oído en la ciudad hacía algún tiempo durante una de las visitas al Padre Telinus y ahora le volvía a la memoria. ¿Sería cierto que era una represalia a la ciudad por el asalto a los Picos Nublados liderado por el clan Arhum Karak y seguidos por paladines en su mayoría como afirmaba el duque Zyrustine?

La paladín hacía memoria de los hechos acontecidos hasta ahora y se ayudaba de viejos informes y notas que se amontonaban sobre la mesa del Gran Maestre. Las tomó y las leyó en la sala de la justicia, donde se encontraba cómoda. Los primeros avistamientos de orcos en los Picos Nublados databan de hacía tiempo, ni siquiera la ciudadela se había iniciado por aquel entonces.

Se dirigió a la Torre de la Hechicería a tratar asuntos pendientes con el mago Duzdin que había sido invitado a ocuparla por el Padre Vasile y a buscar su consejo.

El mago no estaba muy al día de los últimos acontecimientos y la paladín le puso al corriente de los últimos planes decididos entre las fuerzas de la alianza.

Como experto en el tema, Jeanna preguntó a Duzdin, acerca de la posibilidad de que la llamada del cuerno fuese el aviso de la expiración de un conjuro de magia de circulo.


-Es una posibilidad, aunque es descabellado afirmar que la mejor sin ninguna prueba -dijo Duzdin-. Podría ser eso como otras mil cosas.
-He presenciado cosas que prueban que esos chamanes conocen magia de circulo -dijo Jeanna, y relató el sacrificio de la muchacha en las cumbres a manos de tres chamanes y lo acontecido en el templo de Gruumsh en el que los chamanes con sus rezos mantenían una enorme efigie del dios tuerto en los aires.
-Es cierto que es curioso -afirmó Duzdin-. Eso quiere decir que temen mucho a lo que representa ese cuerno o que ese cuerno tiene relación con magia como decís.
-Una de dos, sí. Se debe investigar -dijo Jeanna.
-Para poder enfrentarnos a este mal, lo primordial, es conocer el motivo que lo conduce -dijo el mago-. Es más importante la base que saber donde están posicionados y las estrategias.
-¿Sabe que creo Duzdin? -dijo Jeanna-. Creo que esto es algo personal. ¿Por qué si no habrían de atacar los orcos Puerta de Baldur, con sus sólidas murallas y su numerosa guardia, teniendo plazas más fáciles de atacar como el propio ducado de Arion o Weldazh?
-¿Crees que busquen algo en Baldur? -preguntó a su vez Duzdin interesado.
-Han ido directamente a por ellos -respondió Jeanna.
-Ciertamente el ducado de Arion es un lugar que estrategicamente es el mejor para un ataque y hacerse con una fortaleza -aventuró Duzdin.
-Creo que cuando los orcos demostraron su poder -dijo Jeanna-, su amo los llamo. Fue un aviso me temo. Sólo lo he comentado con unos pocos pero parece que no les convence mi suposición.
-A mi no me parece nada mal -dijo Duzdin-. Sobretodo el inicio de tu teoría. Creo que pretenden algo en Baldur.

>>Los orcos no son tan tontos como los pintan sobretodo si están dirigidos por su dios.

-¿Qué podrían querer esos orcos de los baldurienses? -dijo Jeanna siguiendo el razonamiento.
-Quizás ahí esté la clave -dijo Duzdin-. Conoce el pasado y podrás descifrar el futuro.
-Lo que sabe todo el mundo, y poco más sé -reconoció Jeanna-, es la lucha entre Corellon y Gruumsh, esa parte la explicó el duque Zyrustine.
-Sí, en esa lucha Gruumsh perdió su ojo -dijo Duzdin-, será un punto a investigar.
-Si esos orcos quisiese algo de la ciudad lo hubieran proclamado y reclamado -dijo Jeanna-, a no ser que alguien oculte las pruebas... pero es que soy muy dada a extrañas teorías. Aún recuerdo que a sir Kian le llevaba de cabeza con mis ideas -dijo sonriendo.
-Creo que es una buena proclama intentar arrasar la ciudad -dijo el mago-, y no se puede esconder algo que no sabes que existe o que no crees que tiene el valor que quizás tenga.
-Eso parece un acertijo, mago -dijo Jeanna y se rascó la cabeza.


Aún más intrigada con esas palabras del mago, "con el cual no había imposibles", le encomendó el favor que investigase en la biblioteca de la Torre mientras que ella se mantendría al frente de las tropas.

Tras poner al día, después en la posada, al escudero Dan le solicitó que le acompañase a Baldur. Quizás en la gran biblioteca de la sede hubiera algo acerca de la historia y orígenes de la ciudad. Para ello deberían solicitar permiso.

gatovengador

12/07/2009 23:33:14

//que me han dicho que aquí mejor :P

La monje paseaba feliz por el camino del comercio. Desde el suceso de los orcos no se alejaba del monasterio más allá del bastión y era la primera vez en un tiempo que iba tan al sur sin coger un barco.

Había pasado los Dientecitos cuando se topó con un banco de niebla en mitad del camino. Se paró en seco al verlo pues que estuviese allí tan bien delimitado no tenía mucho sentido. Lo observo con cautela pero no vio nada fuera de lo habitual, más allá de lo insolito de la situación. Así dio un paso en su interior y notó como toda la magia de sus ropas desapareció; la tela de su tunica perdió su dureza mágica, sus anillos y colgantes perdieron su brillo y sus guantes dejaron de vibrar de energía sónica. Prudencialmente reculó.

En cuanto salió del banco de niebla sus objetos recobraron su poder, y tras unos momentos decidió volver a entrar, esa niebla tenía que haber salido de algún lado. Sus objetos volvieron a apagarse, pero le habían enseñado que su arma principal era su cuerpo y mente, así que buscó entre la niebla un posible origen, pero de repente la niebla desapareció, sin rastro alguno. Y allí estaba ella, en mitad del camino, todo en su sitió y ella un tanto confusa por todo lo ocurrido.

Así pues dio media vuelta, poco le había durado el paseo, pero sería mejor que alguien más ducho en estas cosas que ella se ocupará de ello. Ya había visto suficientes cosas raras en su vida como para dejar cabos sueltos.

gatovengador

13/07/2009 00:30:02

Otra vez la niebla, un banco mayor, y crecía poco a poco. Lilian la observaba desde lo alto de una piedra frente al bastión. Al poco salió Drahzen, cuyos objetos dejaron de brillar al pisar la niebla.

Crecía en dirección a Baldur cuando con un temblor de tierra desapareció de nuevo, sin rastro. Debía de volver a informar, esto interesaría a Elbereth y al chalado de Duzdin. Se despidió del paladín y se dirigió a Arion a la carrera.

Elgatovolador

13/07/2009 00:57:24

[i:8a230246b5]Las noticias de la niebla habían llegado a la Torre de Magia de Arion , el mago observaba a la humana escuchando con atención todos sus comentarios, al respecto de esa misteriosa nieblina .

La humana hablaba con tranquilidad y respondía a las preguntas con exactitud, el mago divagó pensando en si sería una zona de magia muerta, pero . . . ¿ uhm, con movimiento ?

Entonces recordó algo y mientras buscaba un pergamino entre la montaña de desorden que Duzdin tenía delante esbozó una ligera sonrisa.[/i:8a230246b5]

gatovengador

16/07/2009 23:39:22

Un error grave, y una oportunidad excelente perdida. Lilian se recriminaba mientras vigilaba el camino. Ese orco, u orca si era la que Nyrnael decía, se le había escapado por tratar de dar cierto cuartel.

No volvería a cometer ese error, la próxima vez golpearía primero.

Blues

17/07/2009 08:06:02

Una gran mesa en forma de arco se erigia en el centro de la sala,por ambos lados de la gran mesa multitud de sillas se aglutinaban esperando que aposentaramos nuestro trasero en ellas.En la parte central de la gran mesa 5 grandes tronos dominaban toda la sala.

Habia sitio de sobra,no habian venido todos los que pensaba a esta reunion,mas que nada porque la ciudad de Baldur los mantenia presos por allanamiento.

Los duques de Baldur ocuparon su sitio en los tronos y enviados de la orden del Fenix,El Brazo de los Justos,los enanos y los elfos de Weldazh se aposentaron.Decidi ocupar un trono que quedaba vacio,pues parecian mucho mas comodos.

El Duque Earar empezo la reunion.Tras los saludos iniciales paso a contar las intenciones de la ciudad de levantar un fuerte en los picos y desde alli hacer frente a los orcos.

Pedi la palabra y comente el plan que me parecia mejor para acabar con esa amenaza.Hacer dos frentes,uno en el puente del rio Esmel,el otro junto a las cuevas de los gnoll,estrechar el camino hacia baldur,y hacerlo muy agreste,con estacas metalicas.

Habia que arreglar el puente,pues se tardaria poco y podrian llegar refuerzos del sur,tanto del Ducado como de Weldazh.

Aqui Sheldara interrumpio para preguntar al Duque por los prisioneros y por la situacion en que los elfos se encontraban,con el Dendravoz en prision.
Las diferencias entre Earar y Sheldara cada vez cobraban mas intensidad,hasta que la anciana elfa decidio irse y consultar con el consejo.

Una incontrolable carcajada salio de mi garganta fruto de mi antigua experiencia en la arboleda de Ellesime.

"El consejo,que consejo,si en weldazh se hace lo que dice la reina,que dice ella?"

No pude reprimir cierto resquemor en esas palabras hacia Sheldara,como queriendo decir que hacia ella aqui,si debia estar Eldeth.

Tras la marcha de la elfa de Weldazh todo se precipito y se decidio arreglar el puente y explorar la zona donde ocupar las dos guardiciones.Jeanna tuvo la idea de hacer una pira en cada guarnicion,que en caso de ataque se encenderia y la otra guarnicion vendria a la ayuda.

Ya teniamos trabajo para acabar con esos orcos,no para defenderse de ellos y eso me animaba mucho mas.Salimos todos al mercado y tras una reunion privada con un Duque,acompañe a un enano llamado Bifur y le enseñe donde cortar el paso y donde asentarse cada guarnicion.

Tras la reparacion del puente el flujo de gente por el camino se a multiplicado,no hay rastro de los orcos,pronto habra que entrar alli,estoy preparado

SitH_GarU

17/07/2009 09:30:01

//me han sugerido que lo copie aquí

Título: Un orco o menos.

*Llega una hembra orca corriendo a su guarida, de vuelta en la tribu y jadeando aun por el agotamiento del esfuerzo, cuando recupera el aliento se dispone a contar lo ocurrido a su tribu*

*Con un volumen de voz alto* Tribu del ojo roto acercar, yo contar peligro!!

Ir yo por camino y entrar en cueva de puente a esconderme de sol.
Entonces ver que en cueva haber muchos humanos pequeños con pelo.

Muchos para mi sola *hace una pausa* yo dejar cueva y volver a camino, cuando uno seguir y decir algo a mi.

Yo sacar la espada y matar a hombre pequeño con pelo.

*Golpea varias veces su espada contra el escudo-puerta que lleva en la otra mano*

Tener hambre así que comer carne caliente.

*gruñe y con cara de asco escupe al suelo*

No estar buena carne de humano pequeño con pelo, a mi gustar más carne de humano pequeño sin pelo.

Cuando tirar carne al suelo, aparecer otro igual pero con más armas, yo disparar a el flechas.
Pero huir corriendo... Yo perseguir un rato sin parar de disparar, pero como ser pequeño dificil alcanzar.
Una vez ya acerte el reducir ritmo pero, llegar antes que yo a un grupo de muchos humanos, muchos mas que yo, ellos escuchar lo que humano pequeño con pelo decir y perseguir a yo.
Yo correr y pasar por delante de humano pequeño matado antes y yo esconder.

Ellos aparecer y ver humano pequeño con pelo, muerto.
Ellos gritar algo que no entender y sacar muchas armas, ellos hablar con sus dioses y luces aparecer en sus cabezas.
Yo ver que no poder con todos y volver corriendo a tribu para avisar otros orcos tener cuidado si ir solos.

*Termina su historia ya sin jadear, pero aun cerrando su puño fuertemente sosteniendo la espada manchada de sangre de enano*

Cormarion

17/07/2009 10:49:32

El mago Duzdin, el que podía tornar los imposibles en una mera cuestión de lógica y razonamientos sazonados por algo de conocimientos mágicos y la puesta en práctica de los mismos, ayudaría en los trabajos que se iban a realizar en la zona del cruce de Beregost. Al menos, eso fue lo que aseguró con su ofrecimiento a Jeanna.

El paso del Gnoll Rabioso iba a ser utilizado para encauzar la carga de los orcos y embotellarlos. Para ello, los enanos asegurarían que aquel fuese el único camino posible. Barricadas, zanjas, aceites inflamables, trampas, y ya se les ocurrirían más cosas.

Entretanto, el fuerte se levantaría y el puente sería reconstruido para permitir una táctica de pinza, inútil si el Fénix no contaba con el apoyo del pueblo de Weldazh pero la fortuna había querido que el clan Arhum Karak, sus valerosos aliados, recuperasen una mina de un antiguo clan enano ocupada por enanos grises y ahora lucharían junto a ellos de nuevo, ahora desde el sur.

Duzdin creía que sería capaz de utilizar una ilusión y ocultar el puente de la vista de los orcos, mejor aún, crearía la ilusión de que continuaba destruido e inservible, para no levantar sospechas acerca de los trabajos y de la táctica a utilizar. Los diamantes, el componente requerido para tal ilusión, fueron entregados de inmediato por la maestre sin reparar en la cantidad solicitada, de ser necesario hubiera ido ella misma a picar a la mina y conseguirlos.

Nunca se sabía que podía ser útil llegado el caso, y los lingotes del precioso mineral de mithril, que tenían la marca distintiva de las minas élficas, mantenían la esperanza de contar con la ayuda de los elfos. El elfo le había dicho que aquello serviría para hacer agujeros en paredes o túneles y que Duzdin ya sabría como utilizar este componente mágico, así que se los entregó también al mago de picudo sombrero y de carácter un tanto estrambótico.

Después de todo aún tenía que comprobar la hipótesis de que algo oculto en Puerta de Baldur estaba siendo reclamado por el amo o amos de los orcos.

No tenía tiempo que perder y encomendó a sus caballeros que fuesen al mando de milicianos y protegiesen a un grupo de leñadores voluntarios para conseguir la madera que ardería en lo alto de una atalaya en el extremo sur del puente.

Ilinoth

17/07/2009 11:59:58

*Ârgolâth había decidido dirigirse hasta el Ducado de Arion. Allí entre sus floridos páramos en armonía con grandes edificaciones de roca pulida, pretendía encontrar nuevas sobre el avance del ejército orco.

Había tratado ya varias veces con el Conjurador Elberêth y era uno de su pueblo; de modo que fué el primero en el que pensó. En unos instantes, su halcón daba vueltas alrededor de la Gran Torre de Hechicería en busca de su objetivo.

Tras unas horas, el ave había regresado y se posaba majestuosamente sobre el hombro de Ârgolâth.
[i:e9ae0e426a]
"Pasad y adentraos en la torre, no os detendrán, estais en vuestra morada."[/i:e9ae0e426a] - Decía el mensaje del mago atado a la extremidad de halcón.

Ârgolâth se adentró en la imponente torre. Allí se reencontraba con Lilian de la noble Orden del Puño Cegador, El mago Elberêth y el gran hechicero Duzdin.

Después de diversos temas y asuntos que inminentemente debían tratarse referentes a la implacable amenaza que acechaba nuestras tierras, decidió volver a la Arboleda.

Allí se reunió con sus hermanos del Círculo Druídico.
Ârgolâth tenía bien claro que respondería ante tan haciagos acontecimientos, pero debía saber la opinión de sus más allegados.

Ahora decidirían si el resto de los mantenedores el Orden y del Equilibrio unirían sus fuerzas en el fragor de la batalla contra tan cruel amenaza.*

gatovengador

17/07/2009 13:15:39

La bruma había vuelto y esta vez cubría todo el area que rodeaba el bastión. Junto a Lilian, su maestro, Bifur y Sannla observaban con todos sus objetos apagados. Al rato todos retrocedieron, el maestro avisaría a Ohr, ella hablaría nuevamente con Duzdin y Elbereth.

Breogan

19/07/2009 10:36:28

Jame salio de la ciudad con una idea fija (hacer prisioneros).
Al llegar a las inmediaciones del bastion observo con sorpresa la intensa niebla que se extendia en la zona.al tiempo que sus objetos perdian su poder y fisicamente se encontro mas debilitado.

Tras recuperarse de su sorpresa inicial decidio levantar el vuelo hasta un monticulo para ver mejor la niebla y poder averiguar si algo la provocaba.

Para su sorpresa esta desaparecio de repente dejandolo aun mas confuso si cabe.

Una vez repuesto de la sorpresa y reconocer la zona sin encontrar nada raro ,decidio seguir con su plan de adentrarse en los picos para ver si sorprendia a alguna patrulla Orca y poder hacer algun prisionero.

Se interno en los picos con todas las precauciones y tras sobrevolar una amplia zona y no descubir lo que buscaba decidio posponerlo para mejor ocasion .

Seguro que los Chamanes orcos tentran que ver algo con la misteriosa niebla.

Cormarion

11/08/2009 07:18:16

[entrada reciente en el diario de Jeanna de Archelon]



[i:a36d25fe6a]Ha pasado tiempo desde la última vez que te conté mis confidencias, mi querido diario, pues desde que los caballeros acudieron a otras tierras a cumplir con los designios de la Triada, no tengo tiempo para mí. Siempre me has ayudado en mis reflexiones, ayúdame de nuevo. Es por ello que de nuevo mojo la pluma para ti.

La niebla... un nuevo misterio que sólo presagia la llegada de nuevas dificultades para conseguir un Faerun en paz y en armonía.

No hace muchos días que fui informada por Elberêth, en el despacho de la biblioteca de la Torre de la Hechicería, de las distintas apariciones de una misteriosa niebla y de su naturaleza. ¿Magia salvaje?, ¿magia muerta? En cualquier caso debía comunicar su existencia a la sede de la iglesia tormita y cumplir con uno de los deberes dictados según el dogma.

Aquellos que se adentraban en la niebla se encontraban con que sus objetos mágicos o cualquier conjuro lanzado en su interior, fuese arcano o divino, no surtía efecto, era negado.

Según las palabras del elfo se trataba de una conjuración controlada por una voluntad desconocida de un único autor o de varios. Elberêth me comunicó que se habían hallado unas breves reseñas en un antiguo tomo, obra de Antarn el Sabio, en las que se indicaba que un efecto de similar naturaleza había sido experimentado en dos anteriores ocasiones por un arcano y un clérigo con resultados funestos.

Asimismo un poema había sido dejado en las tabernas y posadas de Puerta de Baldur, firmado por un tal Tarilonte Starym, cuyos versos sonaban proféticos.


[b:a36d25fe6a]"Hiede la sangre de las víctimas,
mientras el asedio se convierte en tabú.

Una marea de orcos se cernirá hacia el sur,
golpeando, sajando y repartiendo muerte.

Del aviso partirá el poder del odio, y un único
jinete de lobo será, desde Báldur, el último en ser visto.

La magia cuando se altere, si no lo entendéis, ¡hará que vuestra derrota llegue!"

Tarilonte Starym.[/b:a36d25fe6a]


Nunca me he mantenido ajena en lo concerniente a los orcos de los Picos de la Nubes y presté atención al planteamiento del elfo. Que el poema guardaba relación con los orcos que asaltaron Baldur parecía evidente: el asedio y el aviso (el cuerno que se escuchó en la batalla e inició la retirada de los orcos... dirección sur, ¿a los Picos de nuevo?). Aunque no se vio ningún jinete de lobo en las cercanías sí que hay pruebas de que la magia se ha alterado. Es posible que la última estrofa haga referencia a la niebla donde se trastorna la magia.

¿La derrota de quién? ¿De Baldur o de algún punto más al sur como parece predecir los versos?

Siento en mis entrañas que los orcos atacaran Arion. No estamos preparados para esa batalla. La milicia está formada por poco más que granjeros, voluntarios de buen corazón y gentes venidas de lejos que traen el noble sentimiento de vivir en una tierra libre y dirigida por buenos gobernantes.

He de entrenar a la milicia, realizaré el pedido al Trono de Hierro y buscaré escuderos y novicios aunque tuviera que ir al corazón de Calimsham en pos de hombres valerosos y dignos servidores de la Tríada.

[...]

No pocas eran las preocupaciones que acaparaban toda mi atención y consumían todo mi tiempo. Ya no recordaba cuando había tenido un pequeño respiro... porque cuando parecía tenerlo siempre me cruzaba con Lyan Davis.

En más de una ocasión ambas hemos compartido momentos tensos, de injurias, calumnias, acusaciones y amenazas contra nuestra querida orden. También es cierto que hemos combatido juntas contra los orcos y que cuando tiene la guardia baja demuestra ser buena gente. La aflicción que hay en su corazón por no encontrar a su hermana, viva o muerta, la domina. No creo que sea una mala mujer pero verla en las cercanías de Arion con su espada inmolada en llamas y dispuesta a traer la destrucción no es nada halagüeño y se ha de mantener vigilancia al respecto. Resolveré este asunto cuanto antes.

¿Cadenas y fuego en Arion?

Tras nuestros encuentros he vuelto a releer de nuevo el expediente del caso Aria Jarnia. La mujer, una hechicera con talentos naturales, acabó desintegrada, consumida por pura magia y fuego dentro mismo del castillo.

Entonces tuve una revelación mística y creí posible que el alma de la desdichada Aria se hubiese mezclado con la magia integrándose en la Urdimbre. Y quién sabe si ha podido, con el paso del tiempo, volver a adoptar una forma material pero de extrañas cualidades mágicas... la niebla. Una niebla que a ciegas busca el rastro de su hija, Laura Davis.

Como no tengo la certeza, pues poco sé de conocimientos arcanos, para saber si tal cosa podía ser posible se lo comenté a Duzdin y a Elberêth. Les pareció una conjetura poco probable y fue desechada apoyando la teoría de que la niebla era una conjuración, obra de alguien desconocido y movido por ocultas motivaciones.

No me quedé tranquila aunque como los magos dijeron era cierto que la niebla no se había visto en Arion en primer lugar, echando por tierra mi hipótesis, y por lo tanto no guardaba relación con la muerte de Aria Jarnia.

Hoy mi alma se ve azorada por un mar de malos presagios pero confío en que la Tríada proveerá.


J. (fecha la que corresponda)[/i:a36d25fe6a]


//Movido para no liar. :wink:

Cormarion

11/08/2009 07:19:40

[size=18:308f9f99d4][color=darkblue:308f9f99d4][b:308f9f99d4]Desolación en Arion



L[/b:308f9f99d4][/color:308f9f99d4][/size:308f9f99d4]a paladín fue informada en el mercado de Puerta de Baldur de las nuevas traídas por los noveles miembros de la orden. Jeanna los condujo a la Capilla del Sufrimiento y allí le narraron los acontecimientos.


-Supongo que oyó hablar de la niebla... -dijo el novicio Andrich.
-En efecto, esa niebla ha aparecido en varios puntos del norte, cualquier magia arcana o divina no tiene efectos en su interior -explicó Jeanna.
-Esta vez fue... algo peor que eso -dijo el escudero Arias.
-Hoy empezó a devorar objetos y personas en Arion -informó Andrich. -Dejando a su paso desolación y muerte -añadió Arias.
-Por ejemplo la sala principal del castillo quedó vacía, sin gente ni mobiliario, nada.
-¿Sin fieles?, ¿dónde están esos inocentes ahora? -dijo Jeanna alzando la voz en el templo-. Muertos acaso..., tragados por la niebla -bajó la voz.
-No los hemos vuelto a ver -dijo Andrich.
-Sobrevivieron aquellas gentes que alcanzaron a guarecerse en sus casas -dijo Arias.
-Decir que están muertos, tal vez sea algo apresurado -dijo Glognar.

Jeanna había permitido a Glognar, el atípico enano, estudioso de las artes arcanas, acompañarlos al templo del Quebrado, tras tomarle juramento de que sus labios estarían sellados de cuanto se narrase.


-Contad y luego os pondré en antecedentes -pidió Jeanna-. Si estuviera el Padre o los arcanos de la Torre contaría con su consejo.
-El resto, los que no lo lograron, simplemente desaparecieron. Al igual que todos el mobiliario y objetos -dijo Arias.
-¿Objetos?, ¿no os referiréis a las reliquias de la orden también? -preguntó Jeanna.
-Desaparecieron las reliquias. Entre ellas la espada de sir Arthur de la Magne, bendecida por la Tríada.
-¡Isis! ¡Que la Tríada nos asista! -dijo Jeanna y se llevó las manos a la cabeza-. La espada refleja el favor de la orden. Con cada logro brilla má pues es de origen celestial. También se cuenta entre ellas los guantes de sir Jeremías.
-¡Vaya Torm a saber donde está! -dijo Andrich.


A continuación Jeanna narró los hechos que guardaban relación con la niebla y con los orcos. A pesar de que las palabras de lady Ania eran ciertas y había ya una investigación a lo ancho y largo del Reino y que los magos se encargaban, la maestre creía que era una de las competencias de la orden, en especial por el cumplimiento de una de las Penitencias del Deber del credo del Caballero Leal: "Informar sobre toda área de magia muerta o salvaje, además de repararla".

A decir verdad, les puso en antecedentes desde el primer asalto a los Picos de las Nubes hasta los planes alcanzados en la última reunión de las fuerzas de la alianza, aunque sin entrar en detalles. Lo suficiente dada la urgencia inmediata de regresar a Arion y contemplar in situ los efectos de la niebla.


-Necesito ira a verlo con mis propios ojos -dijo Jeanna-. Ruina y destrucción, por lo que contáis.
-Podemos acompañarla. Seremos su escolta -dijo Andrich.


Salieron al camino, a pie, así Jeanna tendría tiempo de meditar sobre lo que iba a encontrar en Arion y hacerse a la idea. Formaron en triángulo y tomaron medidas al llegar a las cercanías de los Picos de las Nubes. Un escudero y un novicio a cada lado, y Glognar detrás de ellos. Pasaron junto al baluarte de los Justos y Jeanna preguntó: ¿Por qué han dispuesto hogueras alrededor del baluarte?

La primera huella dejada por la niebla divisada fue que el puesto de guardia del puente había desaparecido. Al entrar en el patio... ni árboles, ni fuentes, ni risas de los niños o animal alguno. Era un erial a excepción de las casas que permanecían en pie.


-Esa niebla trajo desolación y muerte -dijo Arias.
-Esto está desierto -dijo Glognar.
-¿Se encuentra bien? -preguntó Andrich a Jeanna al ver la expresión de su rostro, pálido como si hubiese visto la muerte.
-Milady, ¿se encuentra bien? -repitió Arias y se acercó a ella preocupado.
-¡Tooorm, por qué lo permitiste! -gritó Jeanna desesperada-. ¿Y la gente?, ¿dónde están todos?


Durante el camino había intentado visualizar la imagen y asimilar los hechos. Corrió a la posada y encontró cierto alivio al ver a unos pocos parroquianos allí congregados, con terror en sus ojos. ¿Para esto hemos venido a Arion?, ¿para morir?, ¿qué habéis hecho?, ¿no nos ibais a proteger?, todas aquellas preguntas se imaginaba Jeanna que le hacían en silencio al ver la armadura de un caballero del Fénix entrar como una poseída. Salió afuera... ni Hospital, ni enfermos, las catapultas, las balistas, la milicia entera, nadie guardaba las murallas ya.


-¡Guardiaaas! -gritó Jeanna al entrar al vestíbulo del castillo.
-Como le dijimos..., no queda nada -dijo Andrich.


Cruzó a la carrera el vestíbulo, llegó a la capilla que estaba desierta, ahora un gran espacio en el que resonaban sus pisadas y los roces de las armaduras produciendo ecos. La paladín llegó al lugar que antes estaba ocupado por el altar y las estatuas de la Tríada. Cayó de rodillas allí mismo y empezó a dar golpes con los puños en el suelo rompiendo a llorar.


-Por qué, por qué, por qué... -dijo Jeanna-, por qué lo habéis permitido, por qué...


El novicio Andrich se arrodilló junto a Jeanna y le puso la mano sobre el hombro a modo de consuelo.


-Tranquila, tranquila -dijo Arias apretando el puño con fuerza-. Tendremos nuestra revancha lady Jeanna. No dude de ello. Los golpearemos duro.
-Sí, no lo dudéis -dijo Jeanna y se incorporó aún con los ojos llorosos-, y conocerán la Furia del Leal, la Furia del Quebrado y la Furia del Justo. Encontraremos al culpable y pagará por ello.
-En estos momentos hay que tener fe -dijo Arias-. Tenemos que estar más unidos que nunca. Este acto no quedará impune, y lo sabe, no dude de ello.


Revisaron los pasadizos interiores del castillo. No encontraron rastro de nadie ni siquiera de la cocinera Gertrudis. Subieron a la torre del homenaje para ver desde lo alto el paisaje. Un lugar sin gente.






-La desolación. Me precipitaría desde aquí si con ello pudiese volver a traer a la gente -dijo Jeanna angustiada.
-Lady Jeanna -dijo Andrich-, será mejor que descanse un poco. Mañana será un día agitado y todos debemos permanecer bien despiertos.
-Hay que calmarse. Orar por los desaparecidos. Es momento de reflexión y de estudio -dijo Arias-. Tomar decisiones en un momento como este lleva a tomar decisiones erróneas.
-Acercaos -pidió Jeanna. Andrich, Arias y el enano Glognar se reunieron cerca de Jeanna y los rodeo con sus brazos en un único abrazo sintiendo que había encontrado hombres adecuados y se enjugó las lágrimas.

>>Superaremos esta adversidad. Encontraremos a quién o quienes, cómo y dónde. Lo encontraremos y le castigaremos. Id ahora a descansar buenos hombres... y maese. Creo que lo mejor será permanecer en la Torre o en la posada. Al menos allí hay gente.

-Lo haremos unidos, juntos como hermanos -dijo Arias, recordando las palabras de Jeanna-. Y le castigaremos con todas las leyes y con el mayor de los juicios.
-Sí, mi señora -dijo Andrich-, ¿necesitáis algo más, mi dama? Estamos a su servicio.
-Necesito hablar con Torm -respondió Jeanna-. Creo que todos deberíamos. Quizás en mis sueños. No creo que nos haya abandonado.
-Nunca lo haría -aseguró Andrich.
-Mientras haya fe, esperanza y unión, la Tríada nos iluminará -dijo Arias.


//Movido para no liar. :wink:

Cormarion

11/08/2009 07:20:56

No podía conciliar el sueño y de nuevo como en aquellos desesperados días de la plaga en Vado de la Daga rogó por todos. En el silencio de su celda comenzó a murmurar una oración que surgía desde lo más profundo de su ser dedicada a los poderes de la Triada.


[i:01452dba9b]Oh Ilmáter, dame fuerza para soportar los sufrimientos y para que mi boca no se tuerza cuando bebo el cáliz de la amargura. Ayúdame tú mismo para que mi sacrificio te sea agradable: que no lo profane mi amor propio. Que te alabe, oh Señor, todo lo que hay dentro de mí: la miseria y la fuerza. (1)
...
Torm, excelso Príncipe de los ejércitos celestiales, defiéndenos en el combate contra los principados y potestades, contra los gobernadores de las tinieblas, contra los espíritus de maldad en los aires. Ven en auxilio de los hombres, Tú eres su guardián y su protector. Ruega a Tyr para que aplaste la maldad bajo nuestros pies, a fin de despojarle de todo poder, de retener cautivos a los hombres y de perjudicar a la Iglesia. Dígnate presentar al Altísimo nuestras oraciones para que prontamente desciendan sobre nosotros las misericordias del Señor, y vence a la antigua serpiente que es el Mal, para precipitarlo encadenado a los abismos, de manera que no pueda ya jamás seducir a las naciones. (2)
...
Tyr hay momentos en que he sentido mucho miedo, momentos desconcertantes y tormentosos y es cuando digo: Tyr acude a mí en éste momento en que tengo miedo. Acude a mí cuando dudo, cuando me atormento por el dolor y la incomprensión. Acude a mí cuando el mundanal ruido me afecta y no lo entiendo. Acude a mí en todo momento en que me veas atormentada por la ignorancia de pensar que no estás cerca. Acude a mí; pues yo te alabo y bajo tu frondoso árbol me acuesto a dilucidar tus pensamientos y a entonarme con tu Sapiencia. (3)[/i:01452dba9b]


Finalmente Jeanna se rindió al sueño. Y sueños que desde hacía tiempo no tenía la visitaron... un león dorado que se dejaba acariciar y con el que cruzaba desiertos y montañas, dejaba atrás los altos muros del Bastión y los de la Ciudadela, llevándola hasta un Arion sin gente, vacío.

Al amanecer del nuevo día, se arrodilla en el centro de la estancia y ora:


¡Oh Torm!, en el silencio de este día que nace, vengo a pedirte paz, sabiduría y fuerza. Hoy quiero mirar al mundo con ojos llenos de amor. Ser paciente, comprensiva, humilde, suave y buena. Ver a tus hijos detrás de las apariencias, como los ves tu mismo, para así poder apreciar la bondad de cada uno. Cierra mis oídos a toda murmuración. Guarda mi lengua de toda maledicencia. Que sólo los pensamientos que bendigan permanezcan en mi. Quiero ser tan bienintencionada y buena que todos los que se acerquen a mi sientan tu presencia. Revísteme de tu bondad señor y haz que en este día yo te refleje. (4)


La paladina se sentía reforzada en su Fe y renovada la esperanza con el brillo de un nuevo día para enfrentarse al mal cara a cara.



//(1) Extraído de la Oración a la Divina Misericordia: En el sufrimiento. (2) Extractos de la Oración a San Miguel Arcángel. (3) Extractos de la Oración contra el Miedo,-Metafísicas. (4) Extraído de la Oración de la Mañana.

Movido para no liar. :wink:

Cormarion

11/08/2009 21:05:10

Pocos días antes se había encontrado con su estimada amiga dama Lomoniak y le contó la desolación de Arion. Una nueva muerte reptante se había cernido en sus vidas como un mal recuerdo y un peor presagio. Junto al monje Loander y Bifur, los cuatro, se aventuraron en los Picos de las Nubes buscando algún rastro de los orcos pero esta vez tomaron un camino distinto, inexplorado, y hallaron una gruta de la que se desprendía el hedor de una gran bestia.

Debía encontrar el nexo común que creía que existía entre los orcos y la niebla y la paladín se dedicaba a patrullar el camino desde el sur de Tethyr hasta Baldur. En una de las ocasiones encontró a sir Drazhen y al caballero Nesharay que regresaban de explorar las antiguas ruinas del bastión.


-He querido ver con mis ojos lo que puede habitar allí -dijo sir Drazhen.
-¿Venís del desierto? -dijo Jeanna frunciendo el ceño y pensó que eran unos insensatos.


El maestre de los Justos le explicó que poco pudieron avanzar entre las ruinas ya que criaturas muy poderosas les emboscaron y tuvieron que retirarse. La maestre del Fénix comprendió que aquellos caballeros nada sabían de la desgracia acaecida en Arion ya que estaban empecinados en restablecer la paz en el santo hogar que una vez fue el bastión y consagrarlo de nuevo a las deidades benévolas del panteón.


-Podréis comprobar con vuestros ojos la desolación del lugar -dijo sombría Jeanna-. Acompañadme a la ciudadela.


Durante el trayecto Jeanna prefirió guardar silencio y que lo comprobasen por ellos mismos. Por el camino se tuvieron que enfrentar a algún grupo de bandidos y esta vez la maestre se fijó en las triquiñuelas que usaba Nesharay en su estilo de lucha poco apropiadas para un paladín. Al menos, esta vez si recordaron las leyes del ducado y en el linde envainaron y finalizaron cualquier sortilegio ante la atenta mirada de la paladín. Al llegar al puente que daba el acceso a la ciudadela les mostró la primera huella dejada por la niebla. Ya no había guardia ni su puesto.


-¿Qué... qué ha pasado? -dijo Nesh.
-¿Han atacado el ducado? -dijo Drazhen.
-Creo que en Vado llamé a la niebla la muerte reptante -dijo Jeanna-. Esta niebla es mucho peor. Ha engullido personas y enseres. Contemplad las murallas... ni milicia, ni balistas, nada.

>>Adelante -invitó Jeanna-, y contemplad la desolación de Arion.


A paso lento dirigieron sus monturas a través del puente levadizo para encontrar la plaza desierta, como si no hubiese habido nunca allí arboles o fuentes. Todo estaba en silencio, sin risas de niños, y la huella dejada por la niebla les oprimía en sus corazones. Sólo encontraron a algunos aldeanos en la taberna mientras que el resto se escondía asustados en sus casas. Las cosechas habían desaparecido.

Los caballeros de los Justos no habían oído antes nada acerca del poema de Tarilonte, así que Jeanna leyó su copia. Sentados en la taberna, donde encontraron al siempre hambriento Dan comiendo un estofado (¡Por Torm, las energías que debe gastar este muchacho!), hablaron sobre la niebla.

El poema se había encontrado en las posadas y tabernas de Puerta de Baldur. La muerte reptante de Vado de la Daga no pudo entrar en la ciudadela del Fénix gracias al poder de la Tríada (¿Acaso ya no somos dignos ante su mirada?)

Drazhen sospechaba del autor de los versos como el conjurador de la niebla y Nesh pensaba que Tarilonte era una marioneta. En todo caso estaba en manos del mago Elberêth saber del miembro de la antigua casa Starym. Al menos Jeanna había hecho comprender a los caballeros que había algo más urgente que ir a las arenas del desierto.

Debían cambiar la estrategia y los planes, ¿de qué serviría levantar un fuerte si lo podía engullir la niebla o que desaparezca la magia en plena batalla? Los arcanos Duzdin y Elberêth estudiaban la naturaleza de la niebla y les habló de las reseñas halladas en un tomo escrito por Antarn el Sabio.

Los caballeros investigarían acerca de quién colgó los carteles, ¿aliado o enemigo? No sabían si era aviso a las fuerzas defensoras o una jactancia de una oculta mano. Jeanna les contó sus preocupaciones acerca de que el golpe en Baldur fuese fruto de una venganza o como aventuró Duzdin, algo se ocultaba en la ciudad a propósito o bien algo que todos desconocían. ¿Fue el ataque una distracción?

Nesh comentó que hace algún tiempo un tipo que sabía mucho acerca de portales buscaba un arpa o un instrumento similar. Drazhen cavilaba acerca de venganzas élficas debido a los juicios contra los elfos en Puerta de Baldur y el asunto de Roshnak. La maestre desestimó esa suposición pues el asunto de los orcos ya era muy anterior y en cuanto al caso Roshnak no se iba a pronunciar pues ya lo había dejado en manos de dama Nyrnael.


-Los versos de Tarilonte parecen proféticos si se considera que son antiguos -dijo Jeanna.
-Muchos profetizaron cosas que nunca ocurrieron, no se yo -dijo Nesh.
-La historia se repite como diría la princesa Tanalasta -dijo Jeanna.


Los caballeros se despidieron. Darían el comunicado de los sucedido en Arion a los dirigentes de Baldur y enviarían a otros tantos hombres por los caminos. Tratarían de encontrar al que puso los carteles para interrogarle.

Una nueva reunión de los defensores era necesaria. Arion estaba indefensa y Weldazh no quedaba mucho más lejos. Si los orcos conseguían esta plaza serían fuertes desde el camino. Las fuerzas del Fénix eran pocas en estos momentos pero lo darían todo por las gentes de Arion. Jeanna mantenía la esperanza de que fueron llevados a algún plano de existencia desde el que podrían ser regresados. Quería creerlo.

De nuevo en el camino, patrullando junto a Dan, se reunieron con la escudera Bianca. Conocieron a Hart, un hombre educado y que recordaba a la paladín uno de los guardias de Vado de la Daga por la gran alabarda que llevaba. Avisaron al viajero sobre la niebla antinatural y contaron que Arion había sido asolado por la misma.


-No os internéis en ella... pues podríais desaparecer -dijo Jeanna-, de este plano o por siempre. Nuestro deber como paladines es prevenir y proteger a las buenas gentes. Si regresáis a Puerta de Baldur, ¿seríais tan gentil de informar a las autoridades?
-Así lo haré milady -dijo Hart.
-Torm os bendiga Hart -dijo Jeanna.

magma

12/08/2009 01:24:18

Ni el polvo del desierto, ni la arena de los caminos, ni la lluvia ni el sol de medio dia fueron capaces de detener la carrera que Lyan llevaba galopando con Rayo, a penas deteniendose a dar un par de sorbos de agua para reemprender la misión encomendada por Rugrim.

El camino de Calimport a Baldur era largo, demasiado tentador atascarse en alguna zona, pero la guerrera siquiera reparaba en el paisaje, debía dar su mensaje urgentemente.


Llegados a Baldur descabalgó de Rayo, le despojó de sus arreos y manta, enfundó la espada y colgó su escudo mientras saludaba a Laura y otra mujer más en la que , por el momento, no reparó en fijarse para reconocer, pues sabía que un oso le perseguía y el yelmo le cerraba el campo de vision a los lados.

El osezno tardó en aparecer, pero lo hizo y fué derribado por la esbelta rubia, sin embargo, donde hay una cria, es fácil que cerca ronde un adulto, y así lo demostró la enorme osa que arremetió contra las tres mujeres llena de cólera y venganza maternal. Quien pagó los platos rotos fué Rayo, el caballo de la guerrera, que recibiendo un fuerte zarpazo en la grupa cayo derribado y tiñendo el suelo de rojo. La guerrera dejó de huir, el miedo a perder a su compañero de viajes le hizo perder la poca razón que tenía y arremetió a puño descubierto contra el animal salvaje. Fué una escena bastante burda en la que la osa cayo al suelo inerte, y Rayo pudo ser atendido y acomodado entre pajas.

Lyan justo comentó su misión con su sobrina, y con aquella otra mujer a quien ahora sí reconocia, era la mujer que da, la que dió la fiesta y quien debió dar muchas más cosas para que todos le llamasen Le Da. De pronto el cansancio se apoderó de las tres, y unas palabras brotaron de los labios de Leda "la niebla..." Lyan se fijó y sí, una espesa niebla lo cubria todo ahora, y el cansancio se apoderaba de la guerrera que se sentía lenta, dévil y torpe, sin embargo no quiso reconocerlo y prefirió achacarlo al viaje para si.

Una voz chillona gritó a la espalda de Lyan : "CORRED INSENSATOS!" era el pixie de Elbereth, al que reconocieron. Lyan creyó una firme declaración de amor a la verificación del pixie "Elbereth, si, amo" sólo esto le empujó a entrar en el monasterio, para ir en busca del arcano y chivarse de los sentimientos de su pixie.

Entre las paredes de la edificación se sentían seguros, cobijados, sin embargo por debajo de la puerta la niebla comenzó a colarse y no tardó en tomar posesion de las estancias del edificio. La guerrera Lyan no comprendia porque le tenian todos tanto miedo a la niebla, ella había visto niebla muchas veces y no era para tanto, no alcanzaba a comprender que ese fenómeno no era normal ni natural. Lyan penetró la zona más espesa de la niebla, a pesar de las insistencias de los demás por que se alejase de alli (como niños con miedo a la oscuridad) pensaba la mujer, pero de pronto, el suelo tembló, y la niebla se retiró rapidamente dejando al descubierto las estancias vacias y el cuerpo de Laura tendido en el suelo. "¡¡¡LAURAAAAAAAA!!!" gritó Lyan corriendo hacia ella sintiendo su alma desgarrarse. Leda enseguida la alzó y Lyan prefirió creer que su sobrina habia decidio darse una pequeña siesta.

"van a venir los demonios ¡escondamonos! van a venir los demonios! el suelo ha temblado.. ha temblado... " repetia incesante Lyan. A sus ojos la evidencia de que todo monje, incluso el enorme Garmin, hubiesen desaparecido solo idicaba que, haciendo honor a su velocidad, sigilo y pericia, se habian escondido ya todos para que los demonios no les encontrasen. Debían hacer lo mismo o los demonios les encontrarían.

sannla

12/08/2009 10:44:11

Lyan había llegado desde Calimport tan mugrienta y sudorosa que al quitarse el yelmo, Leda no pudo más que disimular una mueca de desagrado. Aquella mujer de rudos modales y escasa educación no paraba de presumir sobre unas estatuas que le habían realizado en Calimport cuando...
En la encrucijada del río empezó a sugrir una leve niebla. Laura escuchaba atenta a su tía pero Leda no pudo apartar los ojos de aquella sombra que se había mostrado entre la neblina por un segundo.
La niebla...musitó. Ahora las tres mujeres miraban en la misma dirección, y la capa brumosa se iba extendiendo hacia ellas, y haciéndose más densa en el transcurrir de los segundos.
está fresquito, dijo.
Al instante los efectos de la niebla fueron revelados, el peso que cargaban Lyan y Leda sobre sus cuerpos se hizo insalvable, y aunque Lyan quiso aparentar valentía, era evidente que dar un paso les iba a costar cierto sacrificio.
De repente apareció entre la niebla el pixie de Elbereth, instándolas también a entrar en el monsaterio, rápido rápido.
Así lo hicieron, pero la niebla se colaba por las rendijas de las puertas, extendiéndiose por las estancias.
Un temblor de suelo, y luego otro. Laura cayó muerta, así como un par de monjes que se encontraban en la misma estancia que ellos.
Leda corrió a levantar a la joven, que aturdida preguntaba ¿qué ha ocurrido?.
La niebla fue desapareciendo poco a poco dentro del monasterio, mostrando a los presentes unas estancias vacías de muebles, objetos varios y...monjes. Elbereth certifició aquello en un rápido vistazo: habían desaparecido como en Arion.
La confusión era máxima ¿cómo ha sido posible? Se preguntaba Leda al tiempo que se aseguraba qe Laura estuviese bien.
Lyan no paraba de mascullar cosas sobre demonios cuando las puertas del monasterio se abrieron: Hart entró...se encuentran bien?
Así pues, el camino de salida ya era seguro, la niebla se había disipado por completo. Leda se despidió de los presentes en busca de Nesh.
Tal vez esté en el bastión, tengo que avisarle.

Elgatovolador

12/08/2009 13:27:33

La niebla se extendía con rapidez , cuando el mago divisó las mismas figuaras que hacía unas horas aguardaban al lado del monasterio del Puño Cegador, no pasó mucho tiempo hasta que su pixie intentará avisar a las tres humanas de que lo más conveniente era entrar en el Monasterio.

La niebla se coló por los huecos de las puertas y se tragó al igual que había sucedido antes varias personas y algunos pertrechos de la instancia, Mystra quiera que puedan volver .

Salió del Monasterio cuando la niebla había desaparecido e intentó algunos trucos arcanos para saber algo más de ella, al menos el ahora errante elfo sabía algo más de ella, por fin había visto "la niebla" .

Rugrim

12/08/2009 16:25:49

Por fin iba a poder salir del monasterio y ver otras zonas. Leda le acompañaba y cuando se dirigían hacia Baldur, su tía Lyan apareció a la carrera. Detrás venia un oso juguetón que cayó rapidamente bajo la respuesta de Leda. Casi sin dar tiempo a nada, apareció también la madre osa que al ver a su cría en el suelo ensangrentado descargó toda su furia contra el caballo de la guerrera. Tras el momento de confusión, Laura descubrió a su tía dando patadas al cadaver de mama oso y farfullando cosas sobre que no se comería a Rayo.

Cuando Lyan se calmó y Rayo fue curado y llevado a los establos del monasterio a Laura le pareció oir una conjura traida por el viento. Casi inmediatamente después empezó a ver un humo que provenía del cruce de los caminos. Leda dijo que era niebla y ésta se acercaba directamente hacia ellas.
Cuando la niebla les alcanzó, Laura empezó a notar sus pies fríos (cosa rara pues sus zapatos eran para resistir el frío) y su tía y Leda se vieron debilitadas. A Laura le parecía entretenida la niebla, nunca había visto una tan espesa (o al menos no lo recordaba) y le gustaba la sensacion de frescura y libertad que le transmitía, pero Leda estaba muy nerviosa y cuando aparecio el hombrecito diminuto verde con alas y empezo a gritar que corrieran Laura no vio razon para no hacerle caso.

Se metieron en el monasterio, pero la niebla se metió por la puerta persiguiendoles. Cuando toda la estancia estaba cubierta de la niebla, Laura sintió....o mejor dicho, dejó de sentir y se desvaneció. Cuando despertó todos estaban a su alrededor, todos menos los monjes, todos los monjes se habían ido. Hasta el bueno de Garmín que nunca se alejaba de su estatua se había ido.

Cormarion

12/08/2009 19:07:30

-¡Por los negros calzones de Cyric! -dijo Jeanna en su despacho cuando vio lo que le habían dejado sobre la atestada mesa.


La maestre había desenrollado el pergamino y no daba crédito a lo que veía. Iba firmado por el novicio Andrich y se trataba del mapa de los Picos de las Nubes. ¡Incluso habían llegado hasta la cueva en la que los asaltantes se tuvieron que refugiar!

Había pasado mucho tiempo sentada en el suelo, al fondo de la gran capilla ahora vacía, con el pergamino en la mano, pensando en la niebla y en los orcos. Cuando por fin llegó el muchacho, que vino con al escudero Arias, le pidió explicaciones acerca de cómo había conseguido aquella cartografía pues ella reconocía muchos puntos en los que combatieron.

Los llevó a la taberna, único sitio donde podían hallar calor humano y algunas de las escasas raciones, y les amplió esta vez todos los detalles acerca de lo acontecido en los Picos de las Nubes: la reunión de las fuerzas de asalto, los combates que mantuvieron en el ascenso, las máquinas de guerra que vieron entre barricadas, la inmolación de una muchacha en sacrificio, la guarida orca donde gracias a lady Ania consiguieron romper el ojo de la efigie tuerta del que observa, Gruumsh, y consagrar su templo, y de como consiguieron salir de allí gracias a un viejo bote y a las rápidas corrientes que los llevaron hasta las cercanías de Puerta de Baldur.

Había sido una locura por parte de los jóvenes y la maestre se mostró seria y les reprendió pero también tuvo que alabar su iniciativa. Ya estaba hecho y habían regresado para contarlo. El novicio Andrich y el escudero Arias relataron su expedición. Habían ido a investigar los famosos Picos de las Nubes y averiguar que había sido de los orcos huidos de Puerta de Baldur.

Jeanna creía que esa misión habría quedado relegada para los batidores del Puño Llameante, pero no, fueron una vez más los hijos del Fénix los que tomaron la iniciativa logrando información valiosa. Ambos jóvenes iban señalando en el pergamino los puntos que fueron recorriendo y lo que encontraron en el ascenso. Nada más que bestias y ningún rastro de orcos. El camino estaba libre de caras porcinas.

Cuando señalaron la entrada de la guarida orca le contaron que allí sí que encontraron orcos. Orcos muertos. Muchísimos cadáveres a los que les faltaba un ojo, y casi todos tenían el ojo que les faltaba en una mano, mientras que con la otra sujetaban sus largos cuchillos clavados en el pecho.

Los tres que conversaban en la sala privada de la taberna concluyeron que se trataba de una especie de ritual, autosacrificio o suicidio colectivo. Parecía que se hubiesen arrancado el ojo y que después se hubiesen dado muerte, quién sabe, en nombre de Gruumsh, formando parte de algún tipo de magia de circulo, como la que hicieron los tres chamanes que sacrificaron a la muchacha o la efigie que mantenían en el aire mediante los cánticos.

Al parecer los orcos habían despejado el derrumbe que provocó Zidar y así fue como Andrich pudo realizar la exploración de la cueva. Le dieron detalles de la guarida orca en la que ellos habían buscado refugio y los orcos habían intentado asfixiarlos. La guarida tenía cuatro estancias recordaba Jeanna y según el plano de Andrich sólo había dos corroborando que los orcos las habían tapiado tras ellos.

Los jóvenes dijeron que ciertamente había dos grandes paredes que tapiaban sendas entradas. Por las descripciones aportadas, Jeanna les informó que habían sido tapiados los accesos al templo del culto de Gruumsh y el de los subterráneos que daban salida a las corrientes.

Con mirada grave, pero con esperanza en el corazón, se dirigió escoltada por aquellos dedicados y esforzados muchachos a Puerta de Baldur para relatar las nuevas a los líderes de la defensa.

Andriu_ZGZ

13/08/2009 02:10:01

Se establecieron las órdenes para proteger el baluarte del brazo de los justos de la niebla que todo lo devoraba a su paso.
Gracias a la experiencia de Nesh los rezos podían bloquear el avance de la niebla e incluso evitar que penetrase en cualquier recinto.
Así pues di las órdenes oportunas para que se empezasen los rezos y los cánticos con salmos a la triada durante las 24 horas del día en turnos de 8 horas.

Gracias a la información de nesh la niebla puede proveer de nuestro antiguo baluarte en ruinas.
Asi pues, órdene el aviso a nuestros posibles aliados y realizar un ataque sobre la vieja fortificación y ver de que naturaleza real tiene la maldad que allí reside.
Maldad que según los informes que tengo viene de un poderoso nigromante poco peculiar que es posible que haya secuestrado con la niebla a los monjes del puño y posiblemente al personal del castillo del fenix, para quien sabe que propósitos.

Debo de actuar con cautela.

Cormarion

16/08/2009 15:03:33





Debía convocar una nueva reunión de las fuerzas defensoras y de nuevo intentaría hacer comprender a los elfos de Weldazh la situación tan crítica que se vivía en el norte y que podría trasladarse hasta sus amadas tierras.

Ahora, gracias a dama Leda, Jeanna sabía lo ocurrido en el monasterio del Puño Cegador. Era imperativo actuar con premura...

gatovengador

18/08/2009 01:09:28

Lilian volvió al monasterio un tanto cansada. Los nomuertos la agotaban, y que hubiesen sido su primer encuentro después del viaje que se había hecho hasta su antiguo monasterio hacía que necesatse un buen descanso.

El cansancio fue posiblemente lo que hizo de primeras que no notase nada raro. Atravesó el recibidor hasta la sala central y entonces se dio cuenta. Silencio. No oía ni un solo ruido, no había visto a ninguno de sus hermanos en la entrada, ni siquiera a Garmin.

Recorrió el monasterio de arriba a abajo y no hayó a nadie, ni una nota, ni una explicación.Así que salió al exterior y se sentó en el suelo junto a la puerta, mirando la nada, similar a la que sentía en el monasterio a su espalda.

Andriu_ZGZ

18/08/2009 13:22:05

Drazhen recibió los planos de la guarida orca de la órden del fenix. Fue un excelente trabajo por parte de los paladines del ducado y que demostraba que era necesaria su ayuda.
Así pues, Drazhen apoyó la nueva incursión a los picos sin meditarlo, pensando que cada día podía ser más factible una alianza.

Tenía en mente el asunto del baluarte y dialogando con Jeanna se intentó dar una relación entre los orcos y la niebla, aunque lo más probable es que esta última fuera perjudicial para estos últimos ya que en la incursión de los escuderos del fenix se encontraron los cadáveres orcos y no mucha resistencia en los picos.

La niebla que había asolado el ducado y que llegó al monasterio, no ha alcanzado al baluarte, los cánticos y rezos se prolongan durante todo el día en el hogar del brazo de los justos, para así poder ahuyentar la posible aparición de esa niebla extraña.

Se habló de Laura, de Aria y de un collar, pero esas divagaciones serán anotadas en el cuaderno del baluarte, las sospechas de Jeanna pueden ser bien fundadas pero como dice ella misma, sin pruebas y algún indicio solo quedan en conjeturas.

Vinduil

21/08/2009 19:30:22

La niebla había llegado a Puerta de Baldur y había hecho desaparecer a varios ciudadanos. En pleno mercado y sin previo aviso, era algo que Earar no comprendía. Al menos de momento. Ordenó a la guardia mantener un perímetro de 50 pasos, nadie se acercaría. Envió emisarios a los mismos grupos de la última reunión y se dispuso a estudiar la niebla.

Farben

06/09/2009 16:14:17

La niebla continúa campando a sus anchas por las cercanías de Baldur.

El puente que une Baldur con el camino de comercio está totalmente destruido, ya no existe. Además, se ha vuelto a ver a orcos merodeando y haciendo escaramuzas, pero nadie sabe de dónde salen.

Elgatovolador

06/09/2009 19:06:08

[i:912873f672]El plan estaba listo, intentaría que la propia magia de la niebla fuera lo que delatara, y el mago esperaba que el ingenio de Duzdin sirviera para localizar a las gentes que la niebla se había llevado consigo y de poner a ese conjurador por una vez un paso por detrás del estrambótico mago elfo

Tras destruir el conjuro lanzado por Vasile, los orcos volvieron a la carga, desde el norte, algo que seguía sin encajar, pero tras una charla Earar preparó una alarma en el Coliseo, si la magia los llevaba allí quizás podrían enterarse .

El Duque y Jeanna estaban al tanto del plan, ahora solo quedaba, esperar . . . [/i:912873f672]

IRyD

06/09/2009 19:44:29

En Puerta de Baldur se decreta el estado de emergencia. Los arqueros vigilan constantemente desde las murallas, atentos a cualquier movimiento sospechoso. En las puertas los guardias advierten del peligro de abandonar la ciudad. No se puede asegurar la protección de nadie fuera de las murallas.

magma

07/09/2009 00:15:40

Cuando Lyan viajaba ingenua hacia su hogar, Puerta de Baldur, algo le comprimió el corazón, el miedo helado de haberlo perdido todo sin haber estado presente para protegerlo, pues al llegar al puente que debia cruzar el rio encontró a un gran grupo de orcos muertos, tendidos en el suelo entre cesped, tierra y sangre, el puente estaba completamente destruido como también las defensas de la zona. Lyan observó los cuerpos de los orcos horrorizada, no por su muerte, eso le alegraba.. sino porque no podia cruzar al no haber puente y porque si alli habian orcos solo podía significar lo peor, incluso ella lo sabía.

Sintió la tentación de cortarles la cabeza y arrojarlas al rio, pero recordó las reprimendas de Bifur cuando lo hizo en el ultimo ataque que ella presenció. Por respeto y admiración a su maestro no lo hizo.

Volvió a montar sobre Rayo y apretó sus talones contra los flancos del animal, con una fuerza e impetu que el équido no había recibido sino en contadas ocasiones, todas ellas de vital importancia. El negro corcel ya conocía a la perfección a la guerrera, eran muchos años a su lado, y girando sobre sí mismo partió de la parada a un galope largo, no importaba si salia fuego de sus cascos, sabía que el hedor a sangre y carne muerta significaba que la lucha era por la supervivencia.

La Luna reemplazó al Sol en el firmamento, y el Sol a la Luna después para volver a ser sustituido por el satélite y volver a relucir el astro en un brillante amanecer que a los ojos de la guerrera no parecía dorado ni mágico. El caballo galopaba y no cesaron más que para beber y comer lo justo, sin dormir, Rayo se sentía extasiado, pero la nobleza del animal le hacía seguir a su amazona aunque ello pudiese arrastrarle a la muerte más cruel.

Al fin los cascos de Rayo se hundieron en las arenas del desierto de Calim, sus pasos se hicieron más pesados, en su pecho el corazón latía con fuerza, el aire le faltaba, la manta estaba pegada ya a su cuerpo, el sudor pegajoso hacía de su pelo una masa y la saliva espumosa cubría sus belfos salpicandole en el pecho a cada tranco, los ollares dilatados y los músculos comprimidos. La amazona no presentaba mejor aspecto, bajo su armadura y su casco las ropas de algodon que impedían la fricción de los cueros y placas con la piel estaban casi adheridas a su cuerpo, su cabello se pegaba a su rostro por el sudor, y las hojeras le llegaban hasta los pómulos, sin embargo ninguno de los dos se detuvo hasta llegar a la ciudad de Calimport.

Al llegar a la entrada el generoso oasis ofrecia sus aguas, la noche les había ofrecido la behemencia que el aplastante calor del día no habría prestado. Al llegar la guerrera vislumbró por la ranura de la visera a un grupo de personas. Sin a penas fuerzas, sosteniendose tan solo por los nervios y la inquietud se dejó caer de la montura, Rayo se acercó lentamente al estanque para beber y refrescarse un poco las cansadas patas. Lyan estalló a gritar con todas las fuerzas que le quedaban el nombre de aquella a quien había ido a buscar con tanta prisa


¡¡¡ LILIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAN!!!

pronto llamó la atención de los presentes, algunos de ellos conocidos, como Karla o Rodrik. Le hicieron comprender que la monje no estaba allí, a pesar de que Lyan no lo concebía, pues recordaba haber pactado que no se moveria de esa ciudad hasta su regreso. La pareja se esforzó en calmar a la guerrera y en lograr que se expresase. Tras dejar al corcel a los cuidados del ganadero se dirigieron hasta los muelles, donde cogiendo un barco, junto a otros, entre ellos Izan, el gran esperado hijo uqe tras recibir la carta de Lyan había acudido en su busqueda, y se dirigieron a Puerda de Baldur.

El viaje fué largo, y Lyan, a pesar de tratar de resistirse a dejarse vencer por el sueño sucumbió a cortos sueños. Finalmente llegaron a Baldur, la ciudad parecía estar en estado de alerta, y Lyan condujo a todo el grupo hasta el monasterio, algo más tranquila por ver que la ciudad no parecía haber sufrido un nuevo ataque y que habían muchos supervivientes. Al salir hacia el monasterio se encontraron con la otra orilla del rio, allí yacían cadaveres humanos, eran fieles del orden del Fenix. Lyan los miró y se lastimó, reconoció que prefería los cadáveres de la otra ribera. Sin embargo, volviendo a mirar a los hombres muertos en combate, recordó su cometido de reunir fortuna para poder comrar al enano Rugrim. La guerrera, ni corta ni perezosa, ni con pudor por lo que pudiesen pensar sus compañeros, llevada por la obviedad de que aquellos hombres ya no necesitarían ningún bien material, se agachó junto a los fiambres y, tras mirar sus caras por si eran conocidos (por si debía afectarse más o no) escudriñó en sus bolsillos y bolsas hallando 500 monedas de oro que añadió a su saca.

El "castillo de Wil" seguía igual que siempre. Lyan decidió que buscaría a Laura por la ciudad, por todas sus casas... Izan prometió ayudar en su búsqueda y en la búsqueda de Aria, tema por el cual había sido reclamado.

magma

07/09/2009 00:16:10

Cuando Lyan viajaba ingenua hacia su hogar, Puerta de Baldur, algo le comprimió el corazón, el miedo helado de haberlo perdido todo sin haber estado presente para protegerlo, pues al llegar al puente que debia cruzar el rio encontró a un gran grupo de orcos muertos, tendidos en el suelo entre cesped, tierra y sangre, el puente estaba completamente destruido como también las defensas de la zona. Lyan observó los cuerpos de los orcos horrorizada, no por su muerte, eso le alegraba.. sino porque no podia cruzar al no haber puente y porque si alli habian orcos solo podía significar lo peor, incluso ella lo sabía.

Sintió la tentación de cortarles la cabeza y arrojarlas al rio, pero recordó las reprimendas de Bifur cuando lo hizo en el ultimo ataque que ella presenció. Por respeto y admiración a su maestro no lo hizo.

Volvió a montar sobre Rayo y apretó sus talones contra los flancos del animal, con una fuerza e impetu que el équido no había recibido sino en contadas ocasiones, todas ellas de vital importancia. El negro corcel ya conocía a la perfección a la guerrera, eran muchos años a su lado, y girando sobre sí mismo partió de la parada a un galope largo, no importaba si salia fuego de sus cascos, sabía que el hedor a sangre y carne muerta significaba que la lucha era por la supervivencia.

La Luna reemplazó al Sol en el firmamento, y el Sol a la Luna después para volver a ser sustituido por el satélite y volver a relucir el astro en un brillante amanecer que a los ojos de la guerrera no parecía dorado ni mágico. El caballo galopaba y no cesaron más que para beber y comer lo justo, sin dormir, Rayo se sentía extasiado, pero la nobleza del animal le hacía seguir a su amazona aunque ello pudiese arrastrarle a la muerte más cruel.

Al fin los cascos de Rayo se hundieron en las arenas del desierto de Calim, sus pasos se hicieron más pesados, en su pecho el corazón latía con fuerza, el aire le faltaba, la manta estaba pegada ya a su cuerpo, el sudor pegajoso hacía de su pelo una masa y la saliva espumosa cubría sus belfos salpicandole en el pecho a cada tranco, los ollares dilatados y los músculos comprimidos. La amazona no presentaba mejor aspecto, bajo su armadura y su casco las ropas de algodon que impedían la fricción de los cueros y placas con la piel estaban casi adheridas a su cuerpo, su cabello se pegaba a su rostro por el sudor, y las hojeras le llegaban hasta los pómulos, sin embargo ninguno de los dos se detuvo hasta llegar a la ciudad de Calimport.

Al llegar a la entrada el generoso oasis ofrecia sus aguas, la noche les había brindado la behemencia que el aplastante calor del día no habría prestado. Al llegar la guerrera vislumbró por la ranura de la visera a un grupo de personas. Sin a penas fuerzas, sosteniendose tan solo por los nervios y la inquietud se dejó caer de la montura, Rayo se acercó lentamente al estanque para beber y refrescarse un poco las cansadas patas. Lyan estalló a gritar con todas las fuerzas que le quedaban el nombre de aquella a quien había ido a buscar con tanta prisa


¡¡¡ LILIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAN!!!

pronto llamó la atención de los presentes, algunos de ellos conocidos, como Karla o Rodrik. Le hicieron comprender que la monje no estaba allí, a pesar de que Lyan no lo concebía, pues recordaba haber pactado que no se moveria de esa ciudad hasta su regreso. La pareja se esforzó en calmar a la guerrera y en lograr que se expresase. Tras dejar al corcel a los cuidados del ganadero se dirigieron hasta los muelles, donde cogiendo un barco, junto a otros, entre ellos Izan, el gran esperado hijo uqe tras recibir la carta de Lyan había acudido en su busqueda, y se dirigieron a Puerda de Baldur.

El viaje fué largo, y Lyan, a pesar de tratar de resistirse a dejarse vencer por el sueño sucumbió a cortos descansos. Finalmente llegaron a Baldur, la ciudad parecía estar en estado de alerta, y Lyan condujo a todo el grupo hasta el monasterio, algo más tranquila por ver que la ciudad no parecía haber sufrido un nuevo ataque y que habían muchos supervivientes. Al salir hacia el monasterio se encontraron con la otra orilla del rio, allí yacían cadaveres humanos, eran fieles del orden del Fenix. Lyan los miró y se lastimó, reconoció que prefería los cadáveres de la otra ribera. Sin embargo, volviendo a mirar a los hombres muertos en combate, recordó su cometido de reunir fortuna para poder comrar al enano Rugrim. La guerrera, ni corta ni perezosa, ni con pudor por lo que pudiesen pensar sus compañeros, llevada por la obviedad de que aquellos hombres ya no necesitarían ningún bien material, se agachó junto a los fiambres y, tras mirar sus caras por si eran conocidos (por si debía afectarse más o no) escudriñó en sus bolsillos y bolsas hallando 500 monedas de oro que añadió a su saca.

El "castillo de Wil" seguía igual que siempre. Lyan decidió que buscaría a Laura por la ciudad, por todas sus casas... Izan prometió ayudar en su búsqueda y en la búsqueda de Aria, tema por el cual había sido reclamado.

IRyD

07/09/2009 13:01:16

[i:18d0d331e4]El puente estaba siendo reconstruido, las ordenes del Duque eran claras. Un destacamento de veinte hombres, al cargo de uno de los mejores oficiales del Puño, escoltaban a los trabajadores. Día y noche, y sin descanso, tabla a tabla, clavo a clavo, el puente se extendía sobre el rio. Habían recibido algunos ataques, pero consiguieron repelerlos. No fue así con el último.
Cuando cayó la noche, comenzó la matanza. Una lluvia de flechas asoló la posición de los escoltas.[/i:18d0d331e4]
-¡¡Retirada, vamos, vamos, moveos!!-. [i:18d0d331e4]Órdeno rapidamente el oficial ante el inesperado ataque masivo.

Los arqueros dispararon contra los orcos, cubriendo la retirada de sus compañeros. Los guerreros protegían con sus escudos a los trabajadores, intentandolos llevar a una posición segura. Los heridos en ambos bandos iban creciendo, a medida que los flechas encontraban su objetivo. En la muralla este, un destacamento de los mejores arqueros, tomo posiciones, disparando también contra los orcos, permitiendo que sus compañeros pudieran entrar definiticamente a la ciudad.[/i:18d0d331e4]

-Maldita sea... Recuento de bajas.- Dijo el oficial exhausto
-Mi señor, han caido cinco de nuestros hombre y dos trabajadores, pudimos traer los cuerpos de los trabajadores y de dos soldados.- Respondió uno de los guerrero apesumbrados
-Bien, llevadlos al templo, he de hablar con el duque.

A las pocas horas, el oficial se encontro con el duque, y le comentó lo ocurrido
-Mi señor, con el debido respeto. El puente fijo apenas aguantó unos minutos su embestida, un puente provisional no resitirá más. Estamos pagando un alto precio por ello.- Sugirió el oficial
-Bien, replegaros a las murallas, que Baldur se prepare para ser sitiada. No dejeís salir a nadie y reforzad la vigilancia en los muelles también.- Dijo finalmente Earar
-¡A sus ordenes! ¡¡¡¡Ya habeís oido al Duque!!!! ¡Moveos!.

En estos mismos momentos, la guardia está en máxima alerta, y nadie puede salir de la ciudad sin un permiso de la guardia o los Duques

magma

07/09/2009 14:19:33

Lyan continuaba buscando a Laura por la ciudad. Había pasado la noche en el hogar que Aria y ella habían escogido para vivir en Puerta de Baldur. Se sentía relativamente tranquila, pues nadie sabía de bajas de civiles.

En uno de sus paseos por las calles de Baldur encontró una reunion en la puerta este. Allí estaban Elbereth, Karla, etc. Sonrió y buscó con la mirada su sobrina sin hallarla entre los presentes.

"Hola, habeis visto a Laura?"

En ese preciso momento Earar hizo su aparición, Lyan se sintió feliz de verle, quizás el supiese algo.

Earar le dijo a la guerrera que debían hablar y se apartaron del grupo para no ser oidos. A Lyan le gustaban los secretos, porque así se sentía más importante.

"Lyan, debes coger a Laura y la pequeña Eva y llevarlas a Aguas Profundas. Permanecereis allí hasta que yo acuda a buscaros. Ireis en barco ¿de acuerdo?"

la guerrera enarcó las cejas:
"es una misión de guardia?"

El duque asintió. Lyan no estaba convencida de ir por barco, porque en el navío no podia llevarse a Rayo, además la tierra le parecía más segura, nadie se ahoga por dar en el camino con las posaderas. Earar le permitió escoger el modo de transporte, siempre y cuando partiesen raudas y llegasen ilesas a su destino.

Al poco rato Lyan encontró a Laura, escoltada por un guardia fué hasta el monasterio y cogió las pocas prendas que estaban en el armario de Laura para meterlas, a rebullón, en una bolsa y llevarlo a la ciudad, donde prepararían las alforjas. A la vuelta del monasterio unos orcos apostados en una colina provocaron una lluvia de flechas que hirieron a la guerrera,
"esos orcos no son normales"
Las flechas habían atravesado la cota de malla que protegía los muslos de la humana. El guardia cayó mientras exigía a Lyan que regresase a la ciudad. Ella así lo hizo y pidió que saliesen a buscar al caído antes de que muriese. Ella permaneció en la ciudad, protegiendo a su sobrina.

Laura decidió ir a su casa, la casa de Earar. Lyan le siguió, pero al llegar a la puerta la joven de ojos fieros se lamentó de no tener la llave.

"oh, no pasa nada, a ver..."

La guerrera sacó un alambre, y dandole una forma ligeramente curvada lo introdujo en la cerradura. No le costó convencer a la puerta para que les cediese el paso.

"ya está" sonrió a su sobrina orgullosa de su utilidad y su gran pericia.

Al entrar Lyan reconoció la casa de Earar, no sentía culpa alguna por haber entrado de esas formas, siquiera aunque fuese la casa de cualquiera, conocido o no, pues su sobrina queria entrar.
Al llegar a la habitación de Laura la joven cayó de rodillas al suelo, su piel comenzó a arder, tal y como había sucedido en el teatro, Lyan lo recordaba, y sintiendose indefensa, imaginando que volviese a repetirse, la tendió sobre la cama y la acomodó. Fué a por un cubo que llenó con agua fresca, sacó unos calcetines nuevos, vaciandolos de su contenido (distintas piedras pieciosas) y los mojó en el agua para ir refrescando la piel de su delirante y amada sobrina.

Cormarion

07/09/2009 20:17:36

La maestre de los caballeros del Fénix permanecía en Puerta de Baldur con esperanzas de que Elberêth resolviese el enigma que se ocultaba en los versos de Tarilonte.

El puente sobre el río Khionzar había sido destruido por una avanzadilla orca. El Padre Vasile había regresado y lo primero que realizó fue dar una sepultura provisional a los caídos junto al elfo arcano hasta que fuera dispuesto su traslado al cementerio de la ciudad como ordenó el duque Zyrustine.

La paladín, atormentada, no podía dejar de mirar el monasterio, aún rodeado de jirones de niebla, ahora un lugar vacío en el que ni siquiera se hallaba la joven Laura Davis. Hart, un hombre al que había avisado hacía un tiempo sobre la naturaleza de la extraña niebla, y que le había pedido que avisase a la ciudad en nombre del Fénix, se presentó ante ella.

Las emociones desbordadas no pudieron ser contenidas por más tiempo y la paladín cayó al suelo, rendida, de hinojos, y lágrimas amargas recorrieron sus mejillas. El buen hombre trató de apaciguar a la servidora del Leal.


-Es hora de encontrar al culpable -dijo Hart-, y hacerle pagar. No ha sido culpa vuestra milady.
-Los niños... -sollozó Jeanna-, no he podido hacer nada por las gentes de Arion. ¡No he podido protegerles!


Las palabras de Hart consiguieron finalmente llegar al corazón de la paladín, sus miradas se cruzaron y la mujer se secó las lágrimas. No podía mostrarse débil. Debía ser fuerte de espíritu para poder guiar a sus caballeros.


[...]


Al día siguiente Jeanna regresó al puente para comprobar el alcance de los daños y encontró a Elberêth que parecía muy pensativo. El elfo y ella entraron en el monasterio y Elberêth le contó las novedades.

Las escaramuzas orcas eran cada vez más continuadas, parecían venir del norte, aunque cabía la posibilidad de que su llegada fuese mágicamente facilitada. Jeanna había esperado que llegasen en barcos desde las corrientes que habían recorrido en los Picos de las Nubes y que afluían en algún punto del río Khionzar en las cercanías de Puerta de Baldur.

Se habían visto forzados a disipar la interdicción impuesta por el Padre Vasile para permitir a los defensores y a las gentes que reconstruían el puente actuar con libertad. Con el puente destruido la ciudad estaba prácticamente aislada y debían proceder con la reconstrucción.

El coliseo parecía un objetivo que los orcos conquistarían desde donde mantener una plaza ocupada en las cercanías y lanzar sus escaramuzas, invirtiendo el plan de los defensores de erigir un fuerte al sur. Elberêth le contó que habían preparado una trampa allí a los orcos llegado el caso.

Las siguientes palabras del elfo llenaron de esperanza a la paladín pues finalmente los magos habían ideado un plan acerca de la engullidora niebla. Incluso el duque Zyrustine parecía estar más abierto a recibir ayuda.

Mientras los magos cumplían con su parte Jeanna trataría de reunir a los defensores nuevamente, incluso volvería a hablar con los elfos. El círculo druídico puede que ayudase. Hablaría con Argonath o con Hashishint Tolver, el elfo que Jeanna recordaba haber salvado de ser linchado en los días de la plaga en el desierto calishita.

Ambos salieron del monasterio de regreso a la ciudad y aún se pararon en el cruce de camino un momento más donde unos guardias de la ciudad apilaban los cadáveres de los orcos en una pira y llevaban a la ciudad el cuerpo de un chamán caído. Jeanna tenía muchas preguntas pero todas le conducían a los versos "proféticos" del miembro Starym y a lo que pueden querer esos orcos de Puerta de Baldur.


-Earar asegura que él no sabe que tenga nada que los orcos busquen -dijo Elberêth.
-Ya dije a Duzdin que me parecía raro que atacasen Baldur en vez de otras plazas más débiles -dijo Jeanna-. Puede ser. Quizás algo o alguien que no sabemos que está aquí.
-Tampoco debemos obviar el mero placer que los orcos han sentido siempre por la destrucción de otras razas y pueblos -afirmó el elfo.
-No -negó Jeanna-. ¿Por qué no Weldazh? Ahora con la perspectiva del tiempo me reafirmo en la creencia de que el cuerno que se oyó fue una señal, de que la distracción había acabado, y como perros regresaron con su amo. Pero no acabo de encajar el sacrificio de los orcos en las cumbres de los picos.
-No, y tampoco encaja que todavía hayan más -dijo Elberêth.


Y fue mencionar el nombre del diablo y hacer aparición. Un grupo de orcos apareció desde el este, desde detrás del monasterio, prometiendo muerte a los dos. Cogidos por sorpresa Elberêth y Jeanna se batieron como pudieron, había que retirarse y avisar a la guardia. Unos cuantos valientes del Puño Llameante dejaron sus puestos en la muralla en su auxilio. Tres de ellos cayeron ante el filo orco.


-Aquí no podemos protegerles. Nuestra ventaja son las murallas. La próxima vez quizás no podamos ayudarles -les advirtió el guardia al mando.


Regresaron a la ciudad. Elberèth insistía en que se debían cumplir las órdenes del duque Zyrustine y proteger el puente que estaba medio reconstruido. Los orcos parecían surgidos de la propia neblina. El elfo quería mostrarse como un valiente defensor de la ciudad y Jeanna creía más juicioso seguir las palabras del guardia.


-Si atraemos a los orcos a la ciudad quizás el duque vuelva a achacar el ataque a los paladines -dijo Jeanna. Aún así siguió al elfo de nuevo. No le iba a dejar sólo a merced de esas bestias.


Regresaron a las cercanías del puente y aún tuvieron una nueva refriega. Desde luego los arqueros de la ciudad podrían mantener a raya a los orcos, ¿pero a cuántos?, se preguntó Jeanna.

Rugrim

07/09/2009 22:02:08

Laura se encontró con que lo guardias no le permitían salir de la ciudad al monasterio, le dijeron algo de un asedio, pero ella no entendía quién podría querer asediar una ciudad.

Cuando estaba a punto de preguntarselo al guardia, su tía Lyan apareció con su caracteristica energía. Le dijo que se iban a ir a Aguas Profundas a hacer una misión de guardia allí y que tenía que hacer la maleta.

El guardia, algo molesto por no haberle hecho ni caso, les recordó que estaba prohibido salir de la ciudad, pero Laura no podía ir de viaje con su vestido nuevo, tenía que ir al monasterio a por ropa de viaje. Tras un corta discusión, los guardias accedieron a escoltar a Lyan para que fuese a coger la ropa de Laura.

Cuando Lyan volvió a la ciudad, tenía las piernas con multitud de flechas y su escolta no apareció. Con rapidez, Laura curó a su tía con los cuidados que conocía y recogió la mochila que le tendió.

Un vez cambiada, se dispusieron a ir a buscar a Eva, la cual les acompañaría en su misión, pero de camino, Laura reconoció su casa. Entró junto con su tía y empezó a recordar cosas, a la vez que le empezaba a aparecer un dolor de cabeza.

Al llegar a su habitación y ver sus cosas allí guardadas, a su mente llegaron multitud de escenas que había olvidado y, junto a ellas, el dolor de cabeza se hizo tan potente que cayo al suelo con el único deseo de que desapareciera. Tras esto, quedó inconsciente...

Elgatovolador

09/09/2009 14:28:52

Había sido una buena defensa, los arqueros dispuestos en la muralla, y mientras tanto los paladines Nesh y Nyrnael defendiendo las puertas tras las ramas que Sehanine había dado como Don a Elbêreth hacía ya algunos años.

Leda cumplio estupendamente con su cometido de curar y levantar a los heridos y el resto ayudo como pudo, había parado un día más a los orcos sin sufrir apenas bajas, pero estar sitiados no era una situación favorable, era lo que esos engendros querían y seguían sin explicarse el porqué de los temblores, Earar pensó que podían estar haciendo túneles pero no encontraron nada, quien sabe, por ahora la niebla seguía sin aparecer . . .

sharkang

09/09/2009 15:12:42

Habian frenado a aquella escoria. No entrarian en la ciudad mientras Tyr guiara su brazo, no mientras siguiera viva para sujetar su espada.

La idea que esos sucios orcos pudieran estar construyendo tuneles inquieto a Nyrnael sobremanera.

Lo mejor seria hacer una exploracion exhaustiva de toda la red de cloacas de la ciudad, un ataque desde dentro y desde fuera podria ser el fin. Pero tampoco se podia descartar que eso fuera una ventaja... pillar a los orcos dentro de los tuneles y demolerlos, enterrados para siempre como gusanos hediondos que son...

Gludar

09/09/2009 15:37:34

Kaen llevaba varios días encerrado en la ciudad, todo estaba retrasando su tarea, pero ahora mismo había visto muchas vidas perecer por culpa de los orcos.

Como solía hacer en situaciones complejas, decidió quedarse quieto observando la situación e intentado estudiar los movimientos de los orcos como de las personas que rondaban en los últimos meses la ciudad. Había tenido una ocurrencia disparatada pero...Tendría que comunicarselo a algunos de aquellos con los que había entablado amistad, quizás ese mago elfo, no parecía tener muy buena imagen entre los demás, pero una cosa era obvia, Kaen era mayor, llevaba varias guerras a su espalda y comprendía cuando veía alguién poderoso, y porque no my interesante. Tendría que hablar con él y contarle esas ideas disparatas y con alguno de los paladines.

magma

09/09/2009 22:58:35

Al amanecer Lyan fue a darse un baño, mientras Earar visitaba los aposentos de la joven Laura. Su piel se había helado y Lyan habia tratado de calentarla inutilmente hasta la llegada del elfo. La guerrera se encontraba tan exausta que, sin darse cuenta, se había quedado dormida en la bañera, con la cabeza apoyada en una toalla enrollada que le hacia de almohada. Pasado un rato el agua se habia enfriado y la perdida de calor fué lo que la despertó incómodamente. Lyan creyó que aquello que le había sucedido era impropio para una guerrera, y decidió no contarlo. Salió de las aguas que había enturbiado, se secó y se vistió. Salió con la cabeza erguida, como si su larga estancia en el baño fuese algo de lo más normal, mirando a todos los sirvientes de aquella lujosa casa con una sobriedad aplastante, ninguno se atrevió a decirle nada.


Cuando la mujer volvió a la habitación de su sobrina Earar ya se había ido y Laura se encontraba en pie, vestida de calle y con aspecto saludable. No recordaba mucho de lo que le había pasado, ni porqué su tia le hacia preguntas a cerca de si le veia. Lyan se limitó a explicarle lo sucedido de la mejor forma que supo:

"te habias puesto malita"

Tras recomponerse y terminar de hacer el equipaje de la joven partieron en busca de la pequeña Eva, a la que encontraron paseando por las calles tranquilamente. Despues de unas leves indicaciones se dirigieron al barco que las llevaría a su destino. Lyan se sentía feliz, en Aguas Profundas vendían el mejor chocolate, recordaría aquellos dias felices en que junto a su amigo de cabellos castaños compraban tabletas enteras y se comian, onza a onza, el dulce manjar junto a una de las fuentes cantarinas de la ciudad.

Afortunadamente Earar había procurado un barco para las muchachas lo suficientemente grande como para poder llevar a los caballos. Elbereth les encomendó cuidar también de su corcel Hoja de Roble, del que se encargaría especialmente Eva, siempre bajo la supervisión de las dos adultas.

Para amenizar el viaje y dejar de lado los lamentos de la partida y los sentimientos de melancolía y tristeza a la guerrera se le ocurrió un juego:

-venga venga, hemos de hacer la apuesta de a ver quien vomita el último!-

Vinduil

11/09/2009 00:43:49

Resumen de la situación en Puerta de Baldur:

- la puerta del Dragón Negro ha sido bloqueada por completo con carretas y escombros para evitar que los orcos vuelvan a entrar por ahí

- la Puerta Este ha sido fortificada

- ambas puertas cuentan con calderos de aceite preparados para ser vertidos y prendidos fuego sobre el enemigo

- los guardian impiden a cualquiera salir de la ciudad si no es por mar

- los almacenes y armerías de la ciudad se encuentran en buen estado gracias a que los muelles siguen operativos

- se ha comenzado a evacuar a una porción de la población

- se ha comenzado la formación de una milicia, ciudadanos voluntarios reciben entrenamiento básico por parte de oficiales del Puño Llameante y posteriormente son armados

- kobolds y lagartos de las alcantarillas están ahora protegidos por las leyes de la ciudad. Hay guardias apostados en las entradas principales a las alcantarillas, para asegurarse de que ningún aventurero intente entrar

// si me he olvidado de algo que sea de dominio público avisadme para colocarlo aquí

JMGM

15/09/2009 17:48:36

En menudo lio nos hemos metido, ya te decia yo que eso de que las puertas estuviesen cerradas era para no salir, pero tu dale y dale, que salgamos que miremos si es verdad lo de los orcos, y tanto que era verdad, casi ni lo contamos....si...si...si...llevas razon divertido fue y nos llevamos a algun orco por delante y si en lugar de ir hacia la ciudad nos hubiesemos quedado alli, quizas hubiesemos acabado con todos...pero sabes en el fondo soy yo el que manda...que si...que si, que llevas razon con lo de que esa ciudad es muy aburrida y que quieres recorrer todos los caminos y que eso de navegar no es lo nuestro, pero piensalo es una oportunidad de que nos contraten como mercenarios que es a lo que vinimos...¿no?
*Parece que habla con su cimitarra y la gente le mira de forma extraña al oirlo*

Vinduil

16/09/2009 12:49:26

Earar daba vueltas por la torre arcana, frustrado y furioso. Había descargado uno de sus conjuros mas poderosos sobre el chamán y ni se había inmutado.
[i:17a426d014] Esa maldita bestia! Es imposible que tenga tanta resistencia sin intervención directa de su dios. Esa basura con rombos en la frente. Conozco ese símbolo, entiendo lo que significa, pero ningún dios puede otorgar tanto poder a un mortal sin que los demás dioses tomen cartas en el asunto. El siguiente paso de Gruumsh sería enviar a un avatar al plano material, cosa que todos tienen prohibido. Hay algo que se me escapa, chamán dijo que no nos molestarían mucho mas y que todavía quedaba lo mejor. No tienen ninguna razón para atacar una ciudad tan fortificada como Puerta de Baldur y además sin poder sitiarla del todo debido al mar. Ellos pierden muchos mas soldados que nosotros, aunque acabemos agotados tras cada uno de sus ataques nosotros seguimos casi todos vivos, pero de ellos solo queda el chamán que los trae.
El chamán y la niebla son la clave, los chamanes que llevan esos rombs en la frente tienen que tener algún punto débil y debe haber alguna forma de controlar la niebla. Necesito el libro que tiene Duzdin y necesito averiguar mas sobre esos rombos.
[/i:17a426d014]
Gritando con todas sus fuerzas lanzó un silla que se estrelló contra la pared y finalmente sonrió.

Al menos tengo otros planes que me dan algo de diversión.

Se atusó la túnica y con un pequeño truco arcano aprendido en sus tiempos en Siempreunidos la dejó completamente limpia. Luego se dirigió a la biblioteca de la torre y se puso a buscar cualquier referencia al simbolo de los rombos.

La niebla para mas adelante.

Cormarion

22/09/2009 02:11:31

[b:6e43aefc13][color=green:6e43aefc13][size=18:6e43aefc13]¡Por los nueve infiernos!



E[/size:6e43aefc13][/color:6e43aefc13][/b:6e43aefc13]n mala hora llegaba el gerente del bar a la ciudad sitiada de Puerta de Baldur...


-¡Por los nueve infiernos! -dijo cuando escuchó con claridad el silbido que indicaba que algo caía desde el cielo.


Con gran estrépito la gran flecha prendida en llamas impactaba contra el templo de Gond donde extraños artefactos se podían encontrar en el museo. Pronto todo el edificio estaba en llamas y alertó a la guardia para que trajesen cubos de agua. Llegaron gentes desde otras partes de la ciudad a ayudar y ya se preguntaban si había alguien dentro cuando los gnomos salieron en tropel.


-¡Corred, corred! -gritaban los gnomos. Cogidos por la sorpresa, todo estalló y el edificio se colapsó sobre si mismo proyectando piedra y fuego sobre todos.


Regresaron a la Ciudad Alta y esa extraña niebla de la que había oído hablar y que debía ser la misma que "vació" el monasterio cercano había ocupado la plaza frente al palacio. Se extendía por el mercado y llegaba a rodear la Torre.

Poco antes el gerente había intentado hablar con un prisionero en la Torre del Puño Llameante pero le fue denegado al no poseer la correspondiente autorización de los duques de la ciudad. A pesar de la niebla, entró en palacio, y solicitó audiencia pero no le atendieron, renegó y cuando cruzó las grandes puertas de la Gran Sede, otra gran flecha impactaba contra las mismas. El gerente rodó como pudo por el suelo y cuando alzó la vista...


-¡Por los nueve infiernos! -maldijo al ver a orcos luchando contra el grupo de gentes que allí estaban-. ¿De dónde...? -no dio tiempo a decir más. Se zafó como pudo en silencio y espero el momento oportuno para acercarse a uno por la espalda. Cuando su arma probó la carne orca, la bestia se giró furiosa y le propinó tal golpe que lo lanzó lejos, derribado sobre las ajedrezadas losas de la plaza.


Los pocos defensores hicieron lo que pudieron contra los orcos que habían salido de un agujero entre la niebla y cuando fue asistido por el poder de Tyr, se arrastró como pudo hacia el grupo, lucía una fea herida e iba cubierto de sangre de pies a cabeza. Alcanzó a ver a un orco que parecía seguir a... ¿Elbêreth? Un duque lo quería con vida... y lo ataron fuertemente con cuerdas y cadenas a uno de los pilares pues no podían llegar hasta la torre de la guardia sin tener que atravesar la niebla.

Rodearon el palacio ducal y fueron hasta la otra puerta para comprobar como eran de numerosas las fuerzas invasoras de la horda orca e intentar inutilizar sus balistas. Ideas locas de mago... un monje de reducido tamaño iba a salir de paseo fuera de las murallas.

Al poco el menudo monje casi era aplastado a pisotones por numerosos orcos que le seguían con babas en sus bocazas cual mastines. Salieron bien parados para los que eran y consiguieron cerrar las puertas entre una lluvia de proyectiles de balista.


-¡Por los nueve infiernos! -maldijo de nuevo el gerente.


Aquella puerta ya no era una opción viable y regresaron sobre sus pasos hasta la plaza de la Ciudad Alta y allí vieron el capitel de la Torre caído cerca del agujero por el que habían entrado los orcos en la ciudad. Creyeron oportuno usarlo para tapar el agujero cuando entre ellos pasó el orco que habían dejado encadenado y saltó rápido lanzándose al agujero de cabeza. ¿Quién estaría dispuesto a seguirle o a internarse en esa misteriosa niebla?

Con indecisión, finalmente se atrevieron a penetrar entre la niebla y nada ocurrió, pero cuando llegaron al agujero este había sido tapado desde el interior. Por si acaso y con bastante esfuerzo, entre todos, consiguieron colocar los escombros del capitel sobre el agujero.


-¡Por los nueve infiernos! -maldijo el gerente y regresó al Gran Teatro a dar instrucciones a los camareros. Era hora de hacer inventarios y cerrar caja pensaba.



subir imagenes


//Lo que da de sí el Paint. :lol:

Elgatovolador

23/09/2009 12:12:19

[i:a10bbd040d]Habían conseguido engañarnos , y cuando al fín conseguí entender que era ese ruido , era tarde, las máquinas de guerra orcas tenían ya a tiro la Ciudad Alta, y su objetivo no era algo al azar, el Templo de Gond, y base de la ingenieria militar y táctica de puerta de Baldur había estallado en mil pedazos.

Era de las pocas veces que el arcano no sabía que hacer, la niebla surgía en Ciudad Alta junto al mercado, y los orcos surgieron de un túnel que salió en el mismo centro de la Ciudad, el mago pensó que era un pasamiento , pero se sentía impotente, y no tenía autoridad para ordenar nada, aguantaron la embestida orca como pudieron y vieron como caía el pínaculo de la torre de Magia, poco más pudo hacer el elfo errante, salvo echar en falta ese ingenio de Duzdin , era un momento idóneo para probarlo . . . [/i:a10bbd040d]

sannla

25/09/2009 10:53:23

Aquellos orcos enormes no tenían intención de dejar Baldur entera? -volvió a pensar Leda mientras se cernía sobre los presentes una nueva ofensiva orca.
Rugrim, Elbereth, Earar, Wilhelm, un tal James recién llegado, y ella misma, parecían ser la última esperanza de la ciudad.
Tras sortear las dos primeras embestidas, Earar y Elb se retiraron un instante en busca de una señal que proviniese de los atacantes. La niebla había vuelto a entrar levemente por la destruida puerta del Dragón y la situación era cada vez más insostenible.
Leda no podía evitar mirar la multitud de cadáveres que, dispersos, parecían tapizar el empedrado de la plazoleta. Baldur hedía a muerte y pánico. Hasta los barcos del puerto habían recibido órdenes de zarpar de inmediato con todo aquél que quisiese huir de manera apresurada.

Arxaon

25/09/2009 12:23:38

[i:2bf4b18053]Recuerdos de la Batalla del Antiguo Bastión y de Vado de la Daga pasaban por la mente del monje.

- "Para Puerta de Baldur, todavía hay esperanza." - dijo en voz alta. Tras esto se levantó y salió del Gremio de Artesanos, que le servía de refugio durante la espera.

Los quince guardias supervivientes de la Puerta del Dragón Negro trabajaban duro para bloquear la entrada y reformar el Templo de Tymora. Así los heridos recibirían mejor atención.

Earar debía estar estudiando aquel artefacto mágico que, teóricamente, era la causa de aquellos portales. Con suerte los orcos ya no podrían aparecer donde quisiesen.
El monje confiaba en las cualidades del mago, pues ya había conseguido localizar la posición de algunas máquinas orcas y, gracias a ello y la magia de Elbereth, habían sido destruidas.

Posiblemente Elbereth estaría trabajando junto a Earar. Sus portales habían permitido al grupo viajar mágicamente desde la ciudad al cementerio, donde se encontraban las máqunas de asedio. Aquel portal se mantuvo abierto incluso al volver a la ciudad tras descubrir el artefacto.

James estaba en el lugar equivocado, en el momento equivocado. Era el superviviente de una guerra en que le había tocado participar sin ser ésta su elección. El monje se preguntaba si tras haber empuñado una vez sus armas para luchar junto al grupo, se quedaría en la ciudad o evitaría el peligro.
Si elegía la segunda opción, no lo culparía por ello. Antes había tenido la oportunidad de irse, pero no lo hizo.

Poco conocía a Leda, pero fue esencial durante la batalla contra los orcos. Sin su magia de curación difícilmente habrían podido sobrevivir a tan contundentes acometidas.
Seguramente seguía siendo esencial ahora, pues muchos eran los heridos que requerían atención.

El Padre Vasile estaría realizando la misma labor. Su ayuda durante la batalla también había sido esencial. Muchos fueron los que volvieron a la vida o fueron recuperados gracias a sus plegarias. También fueron muchos los orcos que sucumbieron a su magia ofensiva.

Rugrim mostró valor durante toda la batalla. Embestía a los orcos sin importar su número, y su aguante era increíble. Su hacha acabó con muchas vidas enemigas y fue un seguro de vida para el resto del grupo.
Había sido un gran compañero de primera línea para el monje.

La moral del monje había sido fortalecida durante la batalla por la presencia del Padre y Rugrim, pues eran los representantes de la Orden del Fénix y del Clan Arhum Karaq en la batalla. Junto con el Puño Cegador hacían una triple alianza, y habían combatido juntos en otras ocasiones contra los orcos.

El monje salió de sus pensamientos y miró de nuevo alrededor.

- Y tanto que hay esperanza. - repitió.

Tras esto, se encaminó en busca de posibles supervivientes en la zona Norte de la ciudad.
[/i:2bf4b18053]

lachean

25/09/2009 13:50:24

La mezcla de hierbas le daban al agua un tono verdoso nada agradable. En solo unos minutos la tisana comenzaria a hervir y disfrutaria de un sabroso te de monte bajo las estrellas. El fuego era pequeño, lo justo para calentar el agua y mis frias manos. Hacia ya varias semanas que habia dejado Baldur aunque no me habia alejado tanto como para no ver su resplandor en la noche. Durante el dia podia ver las densas columnas de humo provocadas sin duda por el ejercito invasor.

Tomo la taza entre mis manos y poco a poco el helor va cediendo en los dedos. La noche se presenta fria en esta colina aun debajo del frondoso bosque. No he conseguido encontrar lo que vine a buscar asi que ya deberia de haber vuelto aunque Baldur ya no sea responsabilidad directa mia. De eso ya se encargan el elfo y el enano.

Pero aun sigo aqui. Esta tisana es realmente reconfortante. A cada sorbo me parece escuchar las historias de mis viejos compañeros de viaje. Sonrio. Posiblemente hayan muerto defendiendo la ciudad. Que ironia. Defender una ciudad que a nadie de nosotros le ha importado nunca.

Pshhh. ¿Que ha sido eso? Arrojo un puñado de tierra sobre las brasas y escucho. Solo las ramas y mi palpitar. Pasan los minutos y me levanto acercandome hasta el saliente rocoso. Mirala. Como refulgen sus luces. Quizas sus murallas hayan cedido ya. Luchar contra un ejercito que parece saber todos tus movimientos, con magia inexplicable para los mas eruditos arcanos y con guerreros que dejan en meros aprendices al Puño, enanos y Caballeros.

Entrecierro los ojos mirando a la ciudad. Es una luz titilante en medio de la inmensa oscuridad. Una luz que pronto dejará de brillar...La batalla que acontece en Baldur han de librarla otros. Hay ciertas cosas que no deben cambiarse de rumbo...

Rugrim

25/09/2009 20:31:49

Rugrim sabía que moriría luchando contra los orcos. Aunque nunca pensó que fuese protegiendo una ciudad humana casi desierta. Aún así había dado su palabra de que protegería esa ciudad y lo haría hasta el final de sus fuerzas.

El ataque empezó en la Puerta norte, los shamanes impactaban sus poderosos hechizos contra la barricada mientras sus maquinas de guerra lanzaban proyectiles sobre el resto de la ciudad. Las puertas cedieron con rapidez y los defensores aguantaron a los orcos sin demasiada dificultad.

Poco después los dos magos localizaron la ubicación de unas maquinas de guerra y con la intervención de Elbereth consiguieron llegar hasta las cercanías de éstas. La defensa de las máquinas fue ínfima y el grupo pudo destruirlas con rapidez.

Desde allí vieron unos extraños portales y, embadurnándose con la sangre de los orcos, los traspasaron hasta llegar a una zona próxima a uno de los campamentos orcos.

El ataque fue rápido y desorganizado. Por suerte, los orcos fueron pillados desprevenidos y su organización también fue mala. A pesar de la dureza del combate, el grupo consiguió sobrevivir y destruir el campamento en su totalidad.

Al terminar el combate, descubrieron una extraña piedra que se llevaron a la ciudad para que los magos la examinaran más a fondo.

Después de un día agotador, Rugrim volvía a tener algo de esperanza, quiza saliese vivo de todo eso.

Elgatovolador

26/09/2009 11:57:03

[i:7699c26657]El mago todavía estaba asimilando lo sucedido en las últimas horas, el cansancio se hacía cada vez más evidente , su tubo de pergaminos se volvía más ligero con el paso de los días y de las batallas, y el cansancio y la frustración evidenciaban que el sitio estaba siendo díficil de aguantar.

Pero hoy librarían una batalla digna de recordar, apenas quedaban unos cuantos hombres leales en Baldur, Rugrim, Leda , Wilhem, Earar y el Padre Vasile que le había acompañado desde Arión unos días después de haber resuelto el asunto de la vampira .

Las acometidas orcas eran como cualquier otro día, un número suficiente , y constantes, mientras la niebla acompañaba a las tropas y causaba pánico entre los defensores de la Ciudad pero hoy algo sería distinto, consiguieron detectar desde donde conjuraban esa aberración.

Los chamanes orcos habían formado alrededor de la Ciudad y la Magia de Círculo daba poder a esa funesta niebla que tantos males había causado en el monasterio, la Ciudad y el Ducado de Arion.

Los pases mágicos fueron rápidos y un túnel se abrió desde dentro de la Ciudad hacía el norte, las máquinas de guerra orcas estarían a tiro , y así todos siguieron al arcano en una última esperanza por resistir , y por sus vidas.

Fuera de la Ciudad, encontraron Balistas, y catapultas que consiguieron ser destruídas por el grupo, pero algo más extraño fue lo que hallaron , unos portales mágicos junto a la retaguardía orca, quizás explicaban el goteo incesante de tropas de asedio .

Decidieron entrar y aún cansado y desorganizados consiguieron acabar con todos los orcos que acampaban en ese indefinido lugar.

Un cristal mágico, un cristal tan poderoso que dejaba el conocimiento arcano del mago en el de un mero aprendiz, sin éxito intentaron comprender o anular la magia del cristal lo que se hizo harto imposible, aún asi, consiguieron llevarse el cristal con ellos, pero algo corroía la conciencia del elfo . . . ¿ sería eso lo que los orcos pretendían ? . . .[/i:7699c26657]

Vinduil

26/09/2009 14:26:00

[i:44796a5876]
- Parece que todavía nos queda alguna posibilidad.
[color=red:44796a5876]- Por tu bien y sobre todo el mío espero que empieces a usar todos tus conocimientos. No quiero acabar en manos de orcos.[/color:44796a5876]
- Eso solo acabaría por hundir a la ciudad en el pánico. Todavía mas. No, hay cosas que deben esperar.
[color=red:44796a5876]- Si esperas mucho mas no quedará nada de la ciudad.[/color:44796a5876]
- Es posible, pero siempre puedo usar esos conocimientos para retomar Puerta de Baldur. Además ahora tengo una posible idea, estos portales, estos orcos enormes e inteligentes, esta magia que sobrepasa la de muchos archimagos....está claro que esas bestias no son de este mundo. Eso me hizo recordar las Guerras de la Puerta del Orco *. Le encargaré a Elbereth que investigue sobre ese tema. Mientras tanto tengo que estudiar este cristal. Si consigo descubrir como demonios funciona entonces podré usarlo para darle la vuelta a la batalla. Llevar la lucha a los orcos en vez de esperar a que vengan. Hay mucho trabajo por delante.
[/i:44796a5876]
El elfo daba vueltas alrededor del cristal mágico con el bastón en la mano. Se encontraba en una sala de la Torre Arcana con las paredes, el techo y el suelo recubierto de planchas de plomo. Eso dificultaría ligeramente cualquier intento de escudriñamiento desde fuera. Alrededor del cristal se encontraban dos de los golems de la torre y uno de los ojos voladores lo vigilaba permanentemente. Gracias al hilo mágico que los conectaba con los portadores de las llaves de la torre sabría si algo ocurría en su ausencia.
Una vez terminados los preparativos para comenzar sus estudios se dirigió al palacio y entregó las órdenes a la guardia:

1. En uno de los edificios mas resistentes que queden en pie se debe montar un hospital de campaña. Los heridos se llevarán allí.
2. Los caídos serán enterrados o incinerados lo antes posible o corremos el riesgo de contraer enfermedades.
3. Los artificieros del templo de Gond se trasladarán temporalmente al primer piso de la Torre Arcana para que puedan continuar fabricando sus exposivos.
4. Nuestras máquinas de guerra deben ser reparadas y estar listas lo antes posible.
5. En los muelles los barcos que queden deben estar listos para partir en todo momento.
6. A partir de este momento todo preso y todo ciudadano pasa a formar parte de la milicia.
7. Que Elbereth, Leda, Rugrim y Wilhelm se presenten en la torre lo antes posible.

Luego buscó uno a uno a los pulgares del Puño Llameante:

- La lucha es dura y cruel, pero se ha abierto una posibilidad de victoria, tenemos en nuestro poder un artefacto que puede significar la salvación. Podeis estar orgullosos de lo que habeis hecho hasta ahora. Si Puerta de Baldur ha resistido se debe al Puño Llameante. Cualquier otra ciudad ya hubiera sido destruida. Si aguantamos un poco mas, conseguiremos dar la vuelta a esta maldita guerra.

Finalmente volvió a la torre y mientras esperaba que llegaran Elbereth, Leda, Rugrim y Wilhelm comenzó a estudiar el cristal mágico.

- Me desvelarás tus secretos.

// * Orcgate Wars http://forgottenrealms.wikia.com/wiki/Orcgate_Wars

Arxaon

26/09/2009 15:20:24

[i:424acefa4f]En cuanto fue avisado, Wilhelm se presentó en la Torre.

Quizás el mago hubiese descubierto algo acerca de ese cristal, o tuvese nuevas órdenes.[/i:424acefa4f]

sharkang

26/09/2009 15:39:16

Nyrnael desperto sobresaltada, como de una terrible pesadilla. Miro alrededor tratando de adivinar donde se encontraba... La cabeza le dolia terriblemente, en realidad, todo el cuerpo era un foco de dolor.

- Claro, ya entiendo -recordo Nyrnael - Estabamos conteniendo la ultima avalancha orca... un silbido en el aire... un rapido movimiento lateral, pero... demasiado tarde, la mole petrea lanzada por las catapultas orcas impacto en la diminuta Nyrnael, lanzandola a muchos metros.

- Cuanto tiempo he estado aqui? - Pregunto Nyrnael llena de angustia.
- Muchos dias Dama - respondio uno de los curanderos.
- Dias???!!! - El olor a muerte y desolacion invadio las fosas nasales de la elfa - Que habia ocurrido en la ciudad? Debia levantarse cuanto antes...
- Aghhhh - Un punzante dolor obligo a Nyrnael a recostarse. Las vendas cubrian las multiples contusiones.

La paladin tomo aire e invoco los favores de Tyr, autoimponiendose sus sanadoras manos. Se incorporo quitandose los sanguinolentos vendajes y reequipando su pesada armadura y sus poderosas armas.
Al salir de la estancia vio la desolacion y la muerte a su alrededor. Su corazon se encogio. Tardo en encontrar a un guardia de la ciudad pues su numero era mucho menor de lo que ella recordaba. Tras preguntarle acerca de los ultimos acontecimientos corrio hacia la Torre. Debia ponerse a disposicion de la defensa de la ciudad, solo esperaba que no fuese demasiado tarde.

Cormarion

26/09/2009 15:46:41

La paladín paseó la mirada por el paseo marítimo siguiendo el rastro de muerte. Cuerpos de ciudadanos y orcos cubrían el suelo de las calles que habían sido el escenario de una nueva lucha. Siguió los muelles hacia el oeste y comprobó como la Torre de la guardia había sucumbido ante los proyectiles orcos. Luego subió las calles hacia la Ciudad Alta dejando atrás las ruinas del Templo de Gond.

Ningún ciudadano o guardia quedaba en las calles. Llegó al mercado y ahora estaba vacío. Sólo distinguió a un solitario guardia frente a las puertas de la Gran Sede y se dirigió hacia él para preguntarle. El guardia apenas era un muchacho imberbe que se había presentado voluntario para defender su ciudad.

La maestre del Fénix entró en palacio donde había actividad y prisas. Los bedeles transportaban cajas de un lado a otro, los guardias corrían por los pasillos, y sólo el duque Eltan se hallaba en la sala, caminando preocupado de un extremo a otro. No molestaría al hombre en aquella acuciante hora.

Se encaminó hacia la Puerta del Dragón y comprobó que allí también habían sucedido combates contra la horda orca. Las puertas nuevamente no resistieron su envite y entraron en la ciudad trayendo muerte. En las grandes puertas y junto a la muralla aún se apreciaba jirones de una antinatural niebla. ¿Dónde está el jinete del lobo?, se preguntaba Jeanna.

Dio media vuelta, la mano izquierda apoyada sobre la empuñadura de su espada, y se dirigió a la Capilla del Sufrimiento. Había dejado instrucciones en Arion para que las Garras de Tarasca reforzase las defensas. Una milicia formada por espadas de alquiler a los que siempre es mejor mantenerlos ocupados antes que ociosos. El precio había sido alto pero los miembros de la orden lucharían en el norte junto a las fuerzas de Puerta de Baldur y sus aliados.

Aquí, en la capilla, junto al Padre Telinus, esperaría una vez más orando a la Tríada al resto de miembros de la orden.

Elgatovolador

27/09/2009 01:20:57

IRyD escribió :

[quote:82802b32b1]-Algunos afirman que se estan consiguiendo victorias importantes, pero la continua salida de barcos y la destrucción de baldur, no hace otra cosa que mermar la moral.
-Se dice que un grupo de valientes creo un tunel, atacando las posiciones orcas. Sin embargo, el pueblo poco sabe de estos heroes anónimos.[/quote:82802b32b1]

El mago elfo entró en la taberna con una gabardina y un viejo sombrero de ala ancha , la noche en la taberna era fria y apenas unos cuantos se reunían allí mientras habían sorteado fuera restos de la última batalla.

Arpa en mano comenzó a hablar . . . aprovechando las conversaciones y rumores que corrían de mesa en mesa.

*el arpa comenzó a vibrar llamando la atención de cuantos le rodeaban*

Esas víctorias son ciertas dijo . . . mientras miraba con su nariz torcida alrededor

Os relataré lo acontecido en un lugar desconocido , y como las máquinas de guerra orca cayeron.

[i:82802b32b1]"La plata élfica hizo aparecer un túnel, como el jamás pudieran ver.
Fuego y Sangre quieren traer, pero los corazones firmes suelen vencer.
El elfo , los humanos y el enano todos luchando mano con mano, no temais sus espadas pues sus ataques son en vano."
Esos engendros quieren correr , bajo la luz del alba sus maquinas ven arder.
Un Puño, una Forja y un Fénix, parecen hermanos, dicen vendrán ejércitos elfos desde los bosques lejanos.[/i:82802b32b1]

*la bruma envolvió al elfo que apareció sobre la barra haciendo una profunda reverencia*

Invitó a todo el mundo a las viandas que pudieron adquirir y les contó que el había presenciado las gestas , jurando que los orcos habían perdido gran parte de su poder y dedicando una agradable charla aderezada con toques de arpa a todo el que se acercó a la Elfa Cantora esa noche.

sharkang

27/09/2009 11:42:34

Malas noticias... ni siquiera tuvieron tiempo a saborear el tibio te que Elbereth les habia preparado. El Duque Earar comunico las malas nuevas:
- Los kobolds y lagartos habitantes en las alcantarillas han sido aniquilados, al parecer por una extraña enfermedad.
Un nuevo varapalo para los defensores. No se equivocaban cuando decidieron vigilar el subsuelo, sin duda era un punto de acceso en el que habian reparado los enemigos. Tras el pacto de no agresion, kobolds y lagartos se habian convertido en los perfectos centinelas. Pero ahora... eran centinelas muertos.

El Duque dispuso que el monje Wilhelm y las paladines Jeanna y Nyrnael fueran a investigar lo ocurrido, dado que el trio era inmune a las enfermedades.

Sin perder tiempo se adentraron en las alcantarillas. Tomaron algunas muestras de agua. Pronto encontraron el primer cadaver de kobold. Nyrnael lo inspecciono utilizando sus amplios conocimientos en el arte de la sanacion. Un cuerpo cubierto de pustulas sanguinolentas... sin heridas... causa de la muerte: hemorragia masiva. No tardaron en encontrar mas cadaveres mientras un picor comenzaba a recorrer los cuerpos de los investigadores.
Nyrnael volvio a explorar minuciosamente los cuerpos. No cabia duda: pulgas. Esos diminutos seres habian propagado la enfermedad. Seria necesario tomar una muestra de tejido y quizas un par de aquellos molestos insectos.

De pronto, un kobold aparecio... vivo. Retrocedio recelando del grupo. Poco a poco consiguieron entablar una conversacion con el. Al parecer era el unico superviviente ya que extrañamente las picaduras parecian no transmitirle la enfermedad. Trataron de conocer mas detalles hablandole al kobold de la manera mas simple que pudieron, con preguntas directas.
Al parecer, un vial lleno de gusanos cayo desde la zona de la Ciudad Alta. Eso propago la enfermedad, matando rapidamente a todos los kobolds excepto al que se hacia llamar el Gran Heroe.
Tambien explico el kobold que un ser que aparecia y desaparecia a voluntad se habia dejado ver por las alcantarillas. Un orco chaman posiblemente - penso Nyrnael - tras unas respuestas no muy congruentes del pequeño gran heroe.
Tras mucho tiempo tratando de convencer al Kobold de llevar al grupo al punto exacto donde se vio al ser y donde tiraron el vial parecia que no lo conseguirian pacificamente. Pero Nyrnael toco un punto debil del kobold: era un gran Heroe... y sin duda queria seguir siendolo. La brillante idea surgio de Lady Jeanna, tan brillante como el anillo que la paladin le ofrecio por ayudarnos, un anillo digno de un... gran heroe.

El kobold nos llevo hasta las cercanias del lugar indicado, pero una seccion de alcantarillas derrumbada cortaba todo paso, solo el pequeño kobold parecia capaz de deslizarse entre los escombros y ver que pasaba al otro lado. Y en un pestañeo salto por un hueco tratando de atravesar los escombros. Nyrnael reacciono con rapidez asiendolo por una pierna.
- Espera, es peligroso, podrias morir aplastado. Debemos estudiar la situacion. Quizas podamos acceder por otro punto a esa seccion de las alcantarillas.
Nyrnael miro a Jeanna y Wilhelm con gesto grave. No hacian falta palabras. Por un lado el kobold era el unico que podria ver que ocurria al otro lado, pero Nyrnael no estaba dispuesta a dejar marchar al antidoto de la enfermedad encarnado en aquel pequeño gran heroe kobold.
Era un dilema... que se unia a la necesidad de deshacerse de toda posibilidad de transportar alguna pulga sobre ellos mismos al exterior, a la ciudad, donde la enfermedad se propagaria mortalmente. Eso decantaba a la paladin por retener al kobold, al fin y al cabo, era la vacuna.

mnho

27/09/2009 16:31:37



[i:8f31af462d][size=24:8f31af462d]Amanecerá al sur de Arion. Cientos de familias humanas madrugan antes del alba. Como de costumbre en las diferentes comunidades campesinas de la fertil región.

Desde lo alto de alguna colina, se aprecia la amplia llanura, al fondo, el horizonte. Weldazh al frente, los Dientecillos al oeste. El día parece que se mostrará plácido aun sopesando ciertas nubes que quizas anuncien lluvia, últimos días del verano y la vendimia.

Los primeros rayos de luz se abrian paso, lentamente, iluminando el paisaje. Varios campesinos alzan la mirada interrumpiendo el trabajo, Perciben poco a poco las siluetas que parecen moverse en la lejania acercandose desde el sur. Progresivamente muchos abandonaban la labor en el campo, quietos, creen comenzar a observar un suceso que pocas generaciones en su comunidad podrían cercionar haber presenciado.

El Sol se muestra en pleno. Desde la colina se divisa repartido en sus cultivos al campesinado sorprendido ante la singularidad del acontecimiento. Decenas de columnas en fila formadas por arqueros elfos, caminan llanura arriba. Con paso firme y unisono, natural y elegante, arcos y flechas a la espalda. Se abren paso por los diferentes caminos, altivos, sin abandonar la atención al frente. Visten el uniforme de la Guardia de Suldanessellar, cuero negro y una esvelta capa de color malva. El asombro inunda a todo campesino, consciente por un momento de la enorme belleza de la marcha al frente del ejercito elfo, suceso insólito y excepcional.

Al fondo se mostraba Weldazh. Pero al detenerse a apreciar las vistas del bosque, de repente, parecía dejar de mostrarse lejano.[/i:8f31af462d]

Rugrim

27/09/2009 19:52:13

"Comandar la milicia". Esa era la misión que le había encomendado el Duque elfo a Rugrim.

El enano comprendía el deseo de las gentes de Baldur de proteger su ciudad, pero la mayoría de esos humanos no habían sido formados en el combate.

Aún así sus ordenes fueron claras y concisas:
[i:6b1b4f88df]Todos aquellos que no hayan empuñado un arma en su vida, ayudarán a cerrar los agujeros que tenga la muralla. Cuando se inicie una batalla, huirán a los muelles y se embarcarán lo antes posible. No quiero civiles en los combates, sólo serán un estorbo.
Los que tengan algo de experiencia, quiero entrevistarlos en persona y conocer sus habilidades para poder asignarles una tarea de acuerdo con éstas[/i:6b1b4f88df]

//Mandadme un privado los que tengais pjs en Baldur que quieran meterse a la milicia

sharkang

28/09/2009 18:11:01

El tiempo pasaba y los rumores de mas batallas alla arriba, dentro de la ciudad, hicieron decidirse a Nyrnael con rapidez.
- Necesitamos actuar con presteza - dijo Nyrnael a Jeanna y Willhelm - Mandare descender agua hirviendo para hervir todas mis ropas y equipo y litros de insecticida y hierbas repelentes. Yo misma me sumergire en un baño de desinfectante y agua caliente el tiempo y las veces que sea necesario. Despues de hacerlo a conciencia, mandare a un clerigo examinarme con detenimiento. Entonces subire para poder ayudar y ver que opina el Duque Earar. De momento no os separeis del "gran Heroe" Kobold, es nuestra unica vacuna en caso que las cosas se compliquen. Debemos acabar de explorar las alcantarillas desde el otro lado, si es necesario bajare por la otra entrada. Os dare noticias en cuanto el Duque decida que hacer. Sin duda, extraer una muestra de sangre del kobold es imprescindible...

annael

29/09/2009 14:26:47

El duque earar se acerco a dwaw, que llevaba toda la noche esperando el imminete ataque orco junto a la semielfa , nesheray y una paladina que no conocia...

elfo, necesito que me hagas un fabor urgente..- le dijo el duque con decision y firmeza-

Busca a mi primo shono el archidruida, solo tu puedes cruzar el bosque...dile de mi parte que le requiero en baldur para un asunto urgente....

sin decir mas el elfo asintio, y se dirigio al muelle para coger el barco que lo dejaria cerca de las tierras elfas al sur...encontrar a shono, no le supondria un gran problema.

Cormarion

29/09/2009 18:14:13

Las paladines dudaban en aquel momento. Si permitían al Gran Héroe meterse por aquel pequeño agujero y atravesar la montaña de escombros quien sabe si lo verían por última vez. Corrían el riesgo de que huyese a la superficie e infectase a los que aún permanecían en la ciudad.

Con la promesa de que se podría quedar con uno de los anillos de Nyrnael si regresaba le dejaron ir a investigar que había al otro lado, donde estaba la rejilla de luz por donde cayó el vial que contenía los insectos portadores de la enfermedad.

El kobold se puso el anillo y sintiéndose fuerte y valiente se arrastró por el pequeño agujero mientras que las paladines aguardaban.

-¡Gran Héroe no cobarde! ¡Tú decir que yo cobarde! Gran Héroe entrar en agujero y así ver que haber -dijo el kobold. Tenía picaduras visibles en la piel pero ni rastros de las pústulas que tenían los otros que habían visto y que supuraban sangre seguramente hasta desangrarse.


Esperaron mucho tiempo y no escuchaban nada. Jeanna estaba nerviosa y trató de mirar entre los escombros al otro lado o intentar trepar pero era inútil.


-¡Encontrar algo increíble! -gritó el kobold desde el túnel. Las paladines le pidieron que esperase y se lo contase pero desapareció en el agujero de nuevo-. Ir a mirar más cerca. Ahora volver. No saber. Tener que ver más cerca.
-¡Por Torm! -dijo Jeanna.
-¡Por Tyr! -dijo Nyrnael.







Jeanna se preguntaba quien sería aquel que dijo ver el kobold, no era humano como ellas ni era como el elfo Wilhelm. Aparecía y desaparecía había dicho la pequeña criatura.

El suelo tembló y no supieron determinar la procedencia del ruido. ¿Arriba en la superficie? ¿Un nuevo ataque? Se miraban resignadas. Si subían perderían un tiempo precioso durante el proceso de desinfección y el kobold podía ser la esperanza para encontrar una cura así que decidieron esperar un poco más cuando Nyrnael escuchó gritos, golpes y silencio después.

Algo terrible le podía haber sucedido a quién podía ser la cura de la enfermedad por su resistencia y se miraron angustiadas. Sólo había pequeños huecos y ellas no podían pasar así que deberían tratar de acceder al otro lado desde otra entrada, la situada en la plaza de Ciudad Alta, pero antes debían desinfectarse. Por segunda vez el suelo tembló y decidieron actuar con prisa pero con sentido común.

Nyrnael había solicitado a la guardia que tuvieran agua hirviendo, jabón, y alcohol y a su orden lo descendieron en un canasto junto a unos barreños. Frotaron sus ropas y sus cuerpos para eliminar cualquier rastro de pulga, insecto o enfermedad. Cuando estuvieron listas, Nyrnael dio orden a la guardia para que les abriesen un corredor hasta Ciudad Alta. Era mejor no ponerse en contacto con nadie por si acaso.

Salieron a las calles de la ciudad y corrieron hasta Ciudad Alta. Bajaron de nuevo a la cloaca y encontraron que el corredor principal también se había colapsado y derrumbado. Las paladinas se temían lo peor. Los orcos estaban socavando los cimientos de la ciudad para hundirla por extraño que sonase. Lo normal hubiese sido que los zapadores enemigos tratasen de abrir un túnel para permitir la entrada pero esto parecía ser lo contrario. Se les estaba impidiendo el acceso a las cloacas desde dentro.

No notaron picaduras en sus cuerpos y creyendo que no portaban insectos salieron prestas a otra de las entradas a las cloacas. Parecía una carrera contrarreloj. Nyrnael había ordenado a la guardia que abriesen un corredor hasta la Puerta del Dragón Negro y evitaron a toda la gente de la plaza de Ciudad Alta rodeando el palacio.

Se internaron en la entrada a las cloacas más próxima a la muralla. De nuevo bajaban y ahora albergaron esperanzas. El corredor aparentemente estaba libre, avanzaron, Nyrnael usó una llave y abrió una puerta y... encontraron más escombros. Jeanna se quedó a cuadros. Tapiados como los accesos en la cueva de los orcos de los Picos, especialmente la sala del templo de Gruumsh, pensó. ¿Serían estos dos accesos los derruidos con los dos temblores? Aún faltaba otro en la Puerta Este.


-¿Han sido los dos temblores que oímos? -preguntó Jeanna.
-Bien. Una comprobación más. No pueden trabajar tan rápido. Los kobolds y lagartos nos hubiesen avisado -dijo Nyrnael-. Esto no se hace así como así.


Revisaron la parte que era accesible y no vieron nada que les indicara alguna pista, ni siquiera parecía que habían utilizado las corrientes de agua que desembocaban en algún punto fuera de la ciudad. De nuevo debían salir a la superficie y comprobar el acceso desde Puerta Este.


-Espera -dijo Jeanna-. Es drástico pero no se me ocurre nada más -negó-. Déjalo. Es una locura usar fuego divino sobre nosotras por si llevamos pulgas.
-¿A qué te refieres? -preguntó Nyrnael. Jeanna mostró la varita al cinto, una varita de los Cielos-. Es una gran idea... fuego o hielo.
-Quizás nos dañe pero no creo que las pulgas sobrevivan -dijo Jeanna.
-Úsalo sobre mi... -dijo Nyrnael.


Un pequeño ser alado, bastante feo, entró en la cloaca por el acceso y atenta Jeanna le echó el guante y apresó a la criatura.


-Amo pregunta que pasa. ¡Eh, soltar a Agarux! -dijo la criatura-. ¡Déjame tranquilo!
-¿Quién es tu amo? -preguntó Nyrnael.
-Duque -dijo Agarux.
-¿El elfo? -preguntó Jeanna y Agarux asintió.
-No me fío -dijo Nyrnael.
-No me llevo bien con el bastón -dijo Agarux.


La criatura convenció a las paladines a pesar de su siniestro aspecto. Agarux hacía muchas preguntas y quería saber.


-El amo quiere saber. El amo pregunta -decía Agarux volando tras las paladines que hacia caso omiso e iban a al carrera hasta la salida.


De nuevo bajaban a las cloacas, esta vez desde el acceso de la Puerta Este, y ahora albergaron esperanzas. El corredor aparentemente estaba libre, avanzaron, Nyrnael usó una llave y abrió una puerta y... encontraron más escombros. Jeanna se quedó a cuadros. Las cuatro entradas habían sido tapiadas. Tapiadas como los accesos en la cueva de los orcos de los Picos, especialmente la sala del templo de Gruumsh, pensó.


-¡Nooo! -dijo Nyrnael.


Habían dejado atrás en los corredores varios cuerpos que presentaban las pústulas sangrantes. Finalmente explicaron a Agarux acerca de la enfermedad y las pulgas. La criatura decía ser de otro plano por lo que las enfermedades de este no le afectaban y siendo una criatura de fuego roció con su aliento a las paladines y luego a si mismo para eliminar a cualquier insecto que llevasen.


-El amo os escucha -dijo Agarux informándolas de que Earar estaba en contacto con ellos-. Soy un mefit de fuego, no un diablillo ni un demonio.
-Lo sé -dijo Nyrnael-. Por eso no haremos nada al pobre Agarux.
-Pero con el bastón sí -pidió Agarux.
-Mefit... eres pequeño -murmuró Jeanna pensativa-. Y si...
-¡Claro! -dijo Nyrnael adivinando el pensamiento de Jeanna-. ¡Genial!
-...y si él pudiera pasar por donde el kobold -acabó Jeanna-. Además el puede comunicarse con el Duque.
-¿Qué kobold? -preguntó Agarux.
-Una esperanza -respondió Jeanna.


Pusieron a Earar al corriente y solicitaron permiso para usar a Agarux en el acceso donde perdieron al kobold de vista. Le dieron detalles de que debía buscar a un kobold con dos anillos, uno de los cuales emitía luz. Llegaron de nuevo por el acceso de los muelles en el oeste a la sección bloqueada. Lanzaron invisibilidad sobre Agarux y se internó por el pequeño agujero. La criatura tardaba. Podía haberse enganchado una de sus alas y quedarse atrapado.


-Necesitamos algo más pequeño. Un pixie -dijo Nyrnael.
-Si estuviese aquí Elbereth... -dijo Jeanna.


Cuando por fin regresó Agarux les contó que poco había visto pues se quedó trabado. Sólo alcanzó a ver cuerpos de kobolds. Algunos no tenían pústulas. Otros estaban descuartizados y les faltaban miembros. Una carnicería.


-¿Hallaste los restos de un vial bajo la rejilla de luz? -preguntó Jeanna.
-No he podido pasar -respondió Agarux-. Nada se mueve ahí.


Buscaron otro agujero mayor y de nuevo lo hicieron invisible. Esta vez esperaban que regresase con buenas noticias.


-Yo empiezo a no entender muchas cosas -dijo Nyrnael-, pero esos orcos no se saldrán con la suya-. Tyr no permitirá que la ciudad caiga.
-Yo aún tengo esperanzas en que Elberêth y Duzdin puedan acabar con la niebla -dijo Jeanna mientras esperaban. La humana contó a su amiga elfa que el pueblo de Weldazh acudiría a la batalla. Aquello las animó por las esperanzas aportadas.


Entonces regresó Agarux que salió a trompicones del agujero. Un lobo dijo, de enorme tamaño lo había perseguido olisqueándolo y su invisibilidad de poco le servía.


-¿Lobo? ¿El del poema? ¿jinete de lobo? -dijo Jeanna viniendo a su memoria los condenados versos de Tarilonte.
-Entre dos puertas. No puedo abrir la segunda por que me huele. Quiere trozo de Agarux -dijo el mefit.
-Esto sin duda tiene que ver con el poema -dijo Nyrnael-. ¿Has visto a Gran Héroe? -preguntó Nyrnael.
-No, vivo no. Ningún kobold vivo -respondió Agarux.
-Podríamos frotar a Agarux con algo... son las cloacas -dijo Jeanna pensando como evitar al lobo.
-Amo dice que es mala idea y Agarux dice que tampoco quiere entrar otra vez -dijo el mefit.
-¿Qué propone su excelencia? -preguntó Jeanna. Creía que al lobo tampoco le picaban las pulgas o si le picaban era resistente a la enfermedad.
-Dos derrumbes. Amo dice que primero ser cuando orcos entraron en ciudad y que el otro fue provocado para cerrar los accesos -dijo Agarux.

>>Amo dice que el lobo debe ser el guardián y que el elfo, el "heraldo de la destrucción", puede hacer un túnel mágico para pasar.

-¿Elberêth? -dijo Jeanna-. Sí, él podría o a lo mejor Duzdin.
-Sí, ese. Amo pone nombres raros a todo -dijo Agarux-. El otro es "biblioteca parlante".
-Vaya, también tiene nombres bonitos para los paladines -preguntó Jeanna.
-Claro, ella es "elfa leche" y tú, "polluelo de fuego". También está la "descerebrada" y "el de la cabeza recalentada" -contó Agarux.
-Busquemos a Elberêth -dijo Nyrnael- ...y que abra ese túnel.

Farben

29/09/2009 22:48:35

Una noche se escuchó un tremendo golpe en las habitaciones de Eltan. Mientras los soldados trataban de retener a los orcos, un chamán mucho más grande de lo habitual y con la piel cubierta de una especie de maquillaje dorado (o eso parecía) desapareció del lugar mientras se teleportaba con eltan, dejando allí a los orcos que había utilizado con para crear la distracción.

Vinduil

30/09/2009 12:11:39

Earar habló con los guardias que habían estado presentes. La mayoría estaban heridos, pero saldrían adelante. Le importaba sobre todo saber mas sobre ese chamán, cualquier cosa serviría, y enterarse de si de los orcos atacantes habían conseguido capturar a alguno con vida. Una vey informado reunió a todos los pulgares que quedaban en la ciudad.
- Si se tratara de cualquier otra persona ya lo daría por muerto. Pero es de Eltan de quien hablamos. Es fuerte, resistente y tiene experiencia suficiente como para conseguir mantenerse con vida hasta que podamos rescatarlo. Los orcos piensan que arrancando el corazón del Puño Llameante podrán doblegarnos, lo que no entienden es que con esto lo que han conseguido es provocar nuestra ira. El Puño Llameante golpeará con todas sus ganas para recuperar a su lider y esas bestias sufrirán las consecuencias!

Farben

01/10/2009 07:15:43

los campamentos orcos que rodean la ciudad estan más agitados que de costumbre, según los exploradores. Algunos estudiosos gnomos hablan de una conjunción astral que tendrá lugar esta noche durante la cuarta luna de la semana y avisan de posible peligro...

Vinduil

01/10/2009 11:35:45

Earar observó a los exploradores y se contuvo, inspiró profundamente y comenzó a hablar:
- Campamentos de los orcos? Desde cuando hay campamentos y como no se me ha informado antes? Hasta este momento nuestras informaciones decían que los orcos llegaban por medios mágicos y luego desaparecían de la misma forma.
Earar desplegó un mapa de los alrededores de la ciudad sobre la mesa:
- Marcad los lugares exactos, marcad tambien las máquinas de asedio si habeis visto alguna y decidme un número estimado de orcos en cada campamento. Si sabemos donde están podemos arreglárnoslas para atacar nosotros primero.
// es la primera vez que los exploradores dicen algo sobre campamentos alrededor de la ciudad, así que daré por hecho que llevan muy poco tiempo ahí

Vinduil

01/10/2009 14:33:53

// cojonudo, si los campamentos son nuevos entonces al fin tenemos algo a lo que atacar :D:D:D:D

Earar volvió a reunir a los pulgares, esta vez con una sonrisa en la cara:
- Por fin sabemos donde están los orcos, por fin podemos empezar a planear como erradicarlos. Quiero que aviseis al contingente que mandamos en secreto fuera de la ciudad, que estén listos para llegar desde el sur. Que los soldados que están en la ciudad se preparen para los últimos días de la guerra. El destino de Puerta de Baldur se decide durante las próximas horas.
Envió a los pulgares a preparar a sus soldados y tambien envió a un mensajero para informar al comandante de la milicia, al de los arqueros de Suldanessellar, a los paladines del Brazo de los Justos y de la Orden del Fénix y a los monjes supervivientes. Encargaría a Rugrim organizar la evacuación de la mayor parte de los ciudadanos ante la gran batalla y preparar bien a los milicianos.

Haldyr_Gorcan

01/10/2009 16:56:40

Los recuerdos atormentaban lentamente la mente del mediano. Las coincicidencias no existen... las coincidencias no existen... No podia evitar ese martilleo constante en su menuda cabeza, peor que cualquier dolor.

Negaba para si, mientras movilizaba a todo miliciano revisando que no faltase nada... todos los preparativos deberian estar listos al amanecer. Tal vez fuese su ultima batalla, nunca se puede saber de antemano como acabara todo... pero su valia no era cuestionable, despues de todo estaba curtido en algunas de las batallas mas sanguinarias de su época.

El sol caia por el oeste con unos tintes rojizos, que presagiaban la sangre que se verteria pronto. Conocia de sobra esos signos y habia aprendido a interpretarlos desde muy pequeño. Un viento frio helo sus huesos a lo que el mediano ajusto su capa, alzo la mirada y vio la hondeante y orgullosa bandera de la ciudad de Baldur.

Distinto escenario, mismos actores. Sonrio para si ante tal razonamiento, mientras realizaba una oracion a Tymora. Era hora de rendirle una suplica a los dioses y de cumplir cierta promesa.

Cormarion

02/10/2009 10:58:19

-¡Lilian! -dijo la paladín llevándose una mano a la cabeza-. Ya ni me acuerdo de la última vez...
-Mucho descontrol -dijo la monje.
-Sí, todo cae a nuestro alrededor -dijo Jeanna.
-Bueno, aún seguimos enteras, eso vale algo -dijo Lilian asintiendo lentamente.
-Tengo buenas noticias -informó Jeanna. Los elfos de Wéldazh se dirigen hacia aquí para luchar. No solo los los druidas y los Agujas, también el resto.

>>Recibí una misiva del consejo de Nelde. No sé como estará el camino desde Arion. Pronto no habrán barcos y dar un rodeo será imposible. Aún tengo caballeros dispuestos para la batalla.


Las dos mujeres hablaban como aliadas y amigas en la sala de palacio donde la maestre del Fénix esperaba reunirse con los duques. El duque había mandado formar una milicia y se preocupaban de que niños capaces de empuñar una espada fuesen enviados al frente. Lo más aconsejable sería ordenar la evacuación y que los curtidos en combate quedasen en la ciudad. Además, en el subsuelo de la ciudad, en sus cloacas, una enfermedad propagada por insectos e iniciada conscientemente había acabado con los habitantes de aquel húmedo lugar.


-Acercaos Elberêth -dijo Jeanna al ver al elfo entrar en la gran estancia-. Precisamos de esos lingotes y de vuestra magia.
-¿Otro túnel? -preguntó Elberêth.


La maestre asintió y le explicó que debían llegar al centro de las cloacas. El mago elfo ya sabía de la enfermedad pues mágicamente se había comunicado con ella en su primera exploración.


-Hemos conseguido averiguar que un "lobo" parece guardar una puerta allí. Espero que no sea el jinete de lobo que cuentan los versos de Tarilonte. Todos los accesos han sido derruidos desde dentro -dij Jeanna y recordaron el verso, del aviso partirá el poder del odio...


Los duques no hacían acto de presencia y salieron a la plaza de Ciudad Alta donde Se les unió la dama Leda y una semielfa. El duque Zyrustine fue visto brevemente pero entró en la gran torre y decidieron esperar a la autoridad. Dama Nyrnael, el caballero Nesharay y más tarde Rugrim que estaba al frente de la milicia se reunieron con los defensores de la ciudad. Por fin el duque salía de la torre y les preguntó:


-¿Han llegado los druidas?, ¿no? Habrá que esperar entonces. Ni siquiera sé si han sido avisados.
-¿Les esperamos para realizar el túnel, excelencia? -preguntó Jeanna.


La situación se agravaba, un enemigo fuera de las murallas y algo oculto a la vista de todos se hallaba bajo el subsuelo. ¿Qué traman esas bestias? ¿Por qué no entraron a la ciudad por los túneles en vez de encerrarse allí abajo?

Las fanfarrias resonaron por toda la ciudad desde los muelles de la ciudad. Arribaban barcos... llegaba el ejército elfo. Siguieron a su excelencia Zyrustine hasta los muelles donde recibieron a las huestes élficas. Al parecer muchos miembros del consejo de Nelde llegaban en primer lugar junto al comandante Dalthanas. Los druidas aún no habían llegado. Era hora de reunirse como aliados en palacio y discutir la estrategia a seguir tras evaluar el estado de la situación. Los próximos pasos a seguir podían decidir el destino de la ciudad.




Cormarion

02/10/2009 13:37:54

-¿Estáis preparados los seis? -preguntó el duque.


Dama Nyrnael, dama Lomoniak, el caballero Nesharay, la maestro Lilian y Jeanna asintieron. Elberêth también estaba preparado y disponía de los preciados lingotes de mithril aunque a lo mejor no serían suficientes. Sin perder más tiempo fueron al acceso a las cloacas de los muelles y gracias a las indicaciones de Agarux, el familiar del arcano duque, Elberêth realizó el pasamiento al otro lado de los escombros.

Cruzaron dispuestos a enfrentarse a aquel gran lobo que guardaba el lugar pero no fueron asaltados. Dentro pasaron sobre los cadáveres de los kobolds hasta llegar a la puerta de acero guiados por el pequeño Agarux.

La puerta representó un tremendo problema para el grupo y Nesh se fracturó una clavícula tratando de abrirla a la fuerza. La puerta había sido atrancada desde el otro lado quizás alertados por el ruido del grupo pero no sabían por quién. ¿Orcos? ¿Lagartos supervivientes de las secciones más profundas?
Un etéreo Elberêth traspasó la puerta, regresó e informó que había tres cerraduras en aquella condenada puerta que les impedía continuar hacia lo que se ocultaba en las entrañas de la ciudad. Estaban dispuestos a tomar medidas expeditivas cuando se escuchó algo detrás de la puerta de nuevo. Los mecanismos se abrían y la puerta se entreabrió y asomó la cara perruna de un kobold.


-¿Gran Héroe? -preguntó Nyrnael reconociendo a la criatura.
-Hola amigo -dijo Lilian.
-¿Pero que ser todo ese ruido? -preguntó el kobold-. Creer que ser orcos.
-Nosotros creer que ser orcos -dijo Jeanna en un sencillo común.
-¿Qué era eso que querías ver de cerca? -preguntó al kobold Nyrnael- ¿Has visto qué hacer tantos escombros?
-Bien hecho, Gran Héroe, ahora podrías llevarnos a rejilla de luz donde caer cristal y ver alguien aparecer y desaparecer -dijo Jeanna.
-No, lobo estar por allí -dijo espantado el kobold.
-Sí, nosotros prisa -conminó un apurado Elberèth. Quizás el cinturón no le proporcionase suficiente protección ante la enfermedad.
-¡No! Rejilla, no. ¡Peligroso! -repitió el kobold.


Finalmente consiguieron persuadir con buenas palabras al kobold e infundirle el suficiente valor. Tanto, que la criatura dijo que iría al frente del grupo. Un apresurado Elberêth no vio una trampa y las paredes del corredor cayeron sobre él con el estruendo provocado sepultándolo. Desesperados por encontrarlo con vida bajo la montaña de cascotes se pusieron a retirarlos hasta encontrar su cuerpo y conseguir reanimarlo. El Gran Héroe sería el guía porque seguramente conocía bien el lugar.


-Kobold lleva aquí bastante tiempo y sigue vivo -indicó Agarux.


Siguieron con paso lento al kobold que finalmente se detuvo ante una puerta alertado... y una bestia grande como pocas, de pelaje gris y de afilados colmillos aulló y se lanzó sobre ellos. Su cuerpo brillaba en la lobreguez de la cloaca como si estuviese cubierto por un manto de magia o poder. Los caballeros alzaron los escudos y la bestía los usó para saltar sobre ellos y abalanzarse por los que estaban en las filas de atrás. Elberêth trató de abatir al gran lobo con una lluvia de proyectiles mágicos mientras que el kobold se metía entre las piernas de los luchadores increpando al lobo valientemente. La bestia los mantuvo acorralados en el corredor pero por suerte sólo era uno y cayó ante las numerosas estocadas de uno y otro.

Libres de la amenaza del lobo llegaron a la sala que estaba bajo la rejilla de luz, como decía el kobold. Elberèth encontró un resto del cristal del vial. Ni rastro de "el que aparece y desaparece". Consiguieron capturar una pulga viva para que los druidas la estudiasen junto a las muestras ya recogidas y pudiesen encontrar un remedio a aquella enfermedad.

Jeanna desenrollaba una cuerda para dársela a Agarux y que la pudiese atar fuera a través de la rejilla. No parecía haber otra salida más que esa. Mientras tanto, Agarux se roció de fuego y voló y voló alrededor del grupo aumentando la temperatura del aire hasta abrasarles la piel. Sin duda no quedaría ningún insecto en ellos y podrían subir sin riesgo para la ciudad. Elberêth, impaciente por salir, dirigió sus proyectiles mágicos contra la rejilla haciéndola volar... casi se lleva por delante a Agarux... tal vez uno hubiese sido suficiente... las paredes de la sala y partes del techo cayeron sobre ellos. Dama Lomoniak recibió un fuerte golpe en la cabeza pero gracias a la Tríada no revistió mayor gravedad.


-Agarux, ya lo entiende. Heraldo de la destrucción -dijo el méfit.





Una vez arriba se reunieron con el duque Zyrustine. El kobold sería llevado a palacio y mantenido en cuarentena a pesar del tratamiento de fuego.


-¿Qué quieres de comer? -preguntó Earar al kobold.
-¿Gato tener? -respondió y se relamió.


El kobold, nunca había visto la superficie. Earar dispuso que la jueza se encargase de todo mientras él regresaba de nuevo a la torre. Mañana lucharían... el enemigo acampaba a las puertas de la ciudad.

gatovengador

02/10/2009 13:40:20

Los campamentos estaban localizados, era ahora o nunca. Así que los defensores se organizaron. El Brazo, el Fenix y el Puño se encargarían de liquidar a los chamanes mientras la milicia dirigida por el maese Rugrim distría al grueso. Los paladines contendrían a los guerreros para que la monje llegase hasta los paladines. Y nadie daría un paso atás. Hasta ahí un plan sencillo, ¿no?

En un principio pensaron en hacerles frente fuera y marcharon en cuanto escucharon los tambores se dirigieron hacia la puerta este. En un principio se plantearon en hacerles frente fuera de la muralla para aprovechar un terreno más abierto para llegar hasta los chamanes, según todos la clave de todo el asunto, pero viendo la ingente horda que se les vino encima intentaron recular hacia las murallas. No lo lograron.

La embestida orca les alcanzó justo frente a la puerta. Al menos Lilian no necesitaría que le abriesen hueco hasta los chamanes, estaban todos delante. Lilian se lanzó contra ellos viendose rodeada por ellos, pero al menos el control de su ki había mejorado desde ese último enfrentamiento, allá en Tehzyr, y la magia hostil fluía a su alrededor sin efecto. Poco a poco algunos fueron cayendo, pero la horda les superaba y oye gritos que clamaban retirada a los muros. Ella estaba en primera línea pero ¿había alguien que fuese arrollado antes? Con toda la magia a su alrededor no veía nada, y sólo sentía que sus golpes conectaban con algo que esperaba fervientemente que fuesen orcos.

Llegado el punto en que ya no se podía aguantar más volvió dentro de las murallas donde se encontró que varios grupos de orcos habían logrado entrar. Ella siguió fiel al plan y dio caza al par de chamanes que localizó.

Entonces llegó la hecatombe, los orcos derribaron las puertas y entraron en tromba dentro de los muros, superando rápidamente a los defensores. Lilian pudo ver como sus compañeros paladines eran rápidamente superados. A pesar de su mayor velocidad no vio manera de llegar hasta los cuerpos a medida que más y más orcos entraban en la ciudad, y si llegaba hasta ellos no veía que podría hacer, si intentaba cargar con alguno la lincharían, y no tenía ningun medio de levantarlos.

Así que mejor centrarse en los vivos. Reculo hacia Ciudad Alta, tal y como ordenó el duque, e intentó hacer frente a los orcos a la entrada de ese barrio sólo para ver como Nesh cargaba de nuevo haia la puerta. Trato de seguirle sólo para ver como era ensartado varias veces. Volvió a recular para encontrarse al Duque Earar enfrentándose a un guerrero. Se interpuso, pero el elfo dijo que un chamán la estaba siguiendo. El duque comenzó a conjurar contra algo mientras Lilian frenaba al guerrero. PAra cuando acabó con él otro guerrero apareció y se fue tras el duque que cayó por los golpes. Mientras que Lilian trataba de quitarle a la bestia de encima pude ver por el rabillo del ojo a Elbereth, que desapareció en dirección a la puerta del este sin hacer mucho caso de su petición de ayuda... ¿En qué pensaba la gente?

Por suerte apareció Leda, que estaba asignada a la milicia y uso los dioses de su dios para levantar al caido duque que fue directo hacia la ciudad alta. Si Leda estaba aquí la milicia debía de estar cerca, así que se dirigió hacia las puertas de la Gran Sede para encontrarse con una batalla campal en la plaza. El duque había vuelto a caer y sólo vio en pie a Rugrim y a una arquera. Detectó a una unidad de arqueros orcos haciendo destrozos desde una lateral de la plaza y cargó contra ellos. Tras un rápido intercambio de golpes vió oye el grito de Rugrim y tras un vistazo pudo ver al enano inerte en el suelo y los orcos acercandose y concentrandose en la plaza, cargando con los cuerpos de los caidos. Hora de cambiar de plan.

Antes de caer el duque dijo algo de los muelles, así que se dirigieron la arquera y ella hacia allí con una cantidad ingente de orcos tras ellos. Los orcos eran rápidos, pero ella lo era más, la arquera no tanto y fue engullida por la marea verde. Y entonces Lilian se vio sola en los muelles rodeada por doquier y sin posibilidad de tregua. Miro el mar, luego a los orcos y finalmente hacia la Ciudad Alta. Bueno, ella dijo que sería la última en salir de la ciudad... y aun podía quedar alguien. Así que se dirigió nuevamente hacia el centro de la ciudad, zigzaguando entre orcos Al menos siempre podrá decir que llegó casi hasta el tenderete de Saman.

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Se despertó de golpe entre los defensores de la ciudad, a su alrededor siete mil orcos les observaban y entre ellos una figura descomunal reía, mientras la niebla les rodeaba extinguiendo toda magia en ellos. Un chaman dorado que casi doblaba en altura al resto se mofaba de su victoria y como les haría sufrir durante días en un fluido común. Las reacciones entre los presentes fue variada. El Padre Vasile cargó contra el ser y murió fulminada, oyó a un par de paladines rezar a su dios, pudo ver a la anciana capitana de Weldazh cortándose el cuello y Elbereth estalló en un ataque de risa histerica. La inmensa mayoría simplemente guardó silencio, Lilian imaginaba que asumiendo su destino.

En ese momento un orco se acercó al chaman y le mostró una caja. Un ojo se ve que contenía, el Ojo de Gruumsh. Lilian sugirió a los de su alrededor quitarle al caja en un último esfuerzo y pisotear su contenido, al menos se reuniría con Tyr con una sonrisa, aunque la propuesta cayó en saco roto.

Ya era solo cuestión de aguardar lo inevitable cuando una figura irrumpió en escena. Un jinete de lobo espectral sin ojos en el rostro: el Duque Eltan. Ante esta presencia los orcos retrocedieron y el gigantesco chamán perdió parte de su buen humor. El jinete de lobo avanzó y los orcos formaron un pasillo atemorizados, y los supervivientes de la defensa cogieron rápido la idea y lo siguieron. Llegaron a los muelles, seguidos muy de cerca por la horda orca. Eltan les señalo un barco y subieron raudos a él. Mientras se alejaban pudieron ver al antiguo duque observandoles y alzando su lanza en señal de respeto antes de que una mano saliese de tierra y se lo llevase.

El barco les dejó junto al Rio Esmel y desde allí pudieron oir un temblor en la lejanía. Puerta de Baldur se colapsaba, hundiéndose en la tierra.

sharkang

03/10/2009 01:36:45

Nyrnael habia comandado un grupo para resolver el enigma de la enfermedad de las alcantarillas de Baldur. Lilian, Jeanna, Nesharay, Lomoniak y Elbereth la acompañaba. Descubrieron un pedazo del vial que debio originar la mortifera enfermedad y consiguieron una pulga para tratar de estudiar como combatir ese mal. Lograron encontrar al kobold que se hacia llamar Gran Heroe con vida, lo cual alivio sobremanera a la paladin. El gran lobo que se habia visto en los tuneles no fue rival para un grupo tan numeroso y curtido en mil batallas. La salida fue mas complicada cuando los derrumbes comenzaron a sucederse, poniendo en grave peligro al grupo. Nyrnael trataba de buscar soluciones, nerviosa ante tanta responsabilidad.
A pesar de que las cosas no habian salido del todo mal, Nyrnael tenia el semblante sombrio. Que era lo que producia aquellos derrumbes? Parecia que siempre llegaban tarde y torpemente, los orcos siempre varios pasos por delante... era simplemente... descorazonador.

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Aquella noche no dormiria. Sentia el aire acariciandole la larga melena mientras la luz crepuscular iluminaba la Plaza de la Ciudad Alta. A pesar de que donde se sentia mejor era recorriendo en patrulla los caminos, aquella ciudad, Puerta de Baldur se habia convertido en un hogar, si es que un Paladin puede permitirse tenerlo.

Los tambores se oian cada vez mas cercanos, mas acompasados, mas... terribles. La ciudad estaba desierta de sus bulliciosos ciudadanos, llena de escombros y edificios derruidos. Miraba alrededor, pero en su mente formaba las imagenes de como habia sido la ciudad tiempo atras. No dejaria que esos malditos orcos mermaran su fe y esperanza en la victoria.

La conjuncion astral de la que habian hablado los eruditos estaba a punto de producirse. El Duque Earar mando reunirse a los que liderarian la defensa. Rugrim con la milicia, la anciana Sheldarah con los arqueros elfos, Jeanna ....
- Nyrnael, acercaos - dijo con naturalidad Jeanna.
- Yo? comandando un grupo de defensa? - Se pregunto Nyrnael a si misma. Nunca le habian gustado ese tipo de responsabilidades, la atormentaba el pensar en las repercusiones de una decision errada. Al fin y al cabo hablabamos de vidas...

Una vez todos reunidos se organizo la defensa. Sencilla y desesperada. Algo que no esperan: salir a atacar sus campamentos antes de que se acerquen mas. Enviar a la milicia y el Puño Llameante en maniobra de distraccion y atraerlos hasta los parapetados arqueros elfos. Los paladines y monjes... bueno... la sorprendente Lilian se encargaria de los chamanes, escoltada por los paladines. La maestre de la Sagrada Orden del Fenix debia ayudar al Duque Earar en sus estudios tartando de buscar un milagro de ultima hora.

- Encargate de liderar a los mios Nyrnael
- Quisiera luchar a vuestro lado, pero hare lo que decis - respondio Nyrnael con aparente firmeza mientras la responsabilidad la abrumaba viendose tan pequeña ante tanto Paladin de renombre. Sin embargo hizo acopio de determinacion y salio hacia la puerta Este donde su amiga Lilian y los Paladines del Fenix, Kerfen y el Padre Vasile asi como el Paladin del Brazo de los Justos Nesharay la esperaban.

Un milagro... Eso y mucha ayuda divina iban a necesitar...

Salieron en busca de los campamentos orcos, pero parecieron desaparecer... ni rastro. Decidieron replegarse. En la puerta Este el grupo se planto esperando una primera acometida.

Nyrnael oraba en murmuros ahogados por la tension cuando cayo al suelo recorrida por una energia brutal, plena... divina. Habia sido tocada por el favor de Tyr. Su señor habia tomado parte en la batalla a traves de ella -penso Nyrnael. Su esperanza era ahora imparable, su conviccion absoluta, su fe... ciega.

El tiempo pasaba con una tension como jamas habia sentido la elfa. Un pequeño momento de respiro cuando Lady Jeanna aparecio, tambien estaba el Duque y hasta el discolo de Elbereth creyo distinguir Nyrnael. Un dragon dorado aparecio, resultando ser un conocido arcano llamado Duzdin. Parecia que las cosas se ponian bien para los defensores: un ejercito profesional, milicia, arcanos de gran poder, arqueros elfos, paladines, clerigos y monjes... y el favor del mismisimo Tyr.

- Hoy los buitres comeran carne de orco - dijo Nyrnael con la mirada en el horizonte y apretando en su mano la balanza divina.

Earar ordeno replegarse tras las puertas, el ejercito orco parecia ingente y avanzaba a una velocidad imposible.
- Atras, detras de las murallas! - ordeno Nyrnael, que espero a que sus compañeros entraran.

Demasiado tarde, la embestida orca fue sorpresiva, rapida y ... brutal.
No tuvo tiempo a ganar las puertas. Cientos de orcos la rodeaban ya. A ella y a varios de los defensores a los que no podia distinguir entre la marea enemiga. Incontables chamanes conjuraban una y otra vez, sin descanso, sin piedad. La espada de Nyrnael parecia un alfiler entre dragones. No tardaria en caer.

- Debo resistir - penso Nyrnael - debo contenerlos, quizas ganar unos segundos preciosos para los arcanos y ese cristal. Debo aguantar por el futuro de la ciudad y sus habitantes, un futuro quizas no para mi, pero para la primacia del bien y la justicia.

Los movimientos se hacian imposibles entre rios de negra sangre orca y cuerpos sin vida. Los poderosos conjuros drenaban la vida de la Paladin. Se aferro al favor de Tyr tratando de canalizar todo su poder. Sus ojos se cerraron con ese pensamiento. La vida la abandono.

....................................................................

Cuando desperto, todo eran cadaveres, sangre y destruccion. Se encontraba en mitad de la Ciudad Alta junto a unos pocos de los mas aguerridos defensores. Alli estaban Lilian, Jeanna, Kerfen y el Padre Vasile, Drazhen y Nesharay, Rugrim, Earar, Duzdin y Elbereth, Sheldarah, Meroippi...

Miles de orcos los observaban entre burlones y hambrientos cuando entre ellos se abrio paso un Chaman descomunal. Nada se podia hacer, una especie de niebla impedia todo uso de magia. El Padre Vasile nombrando a la Triada se lanzo contra el Chaman, hayando al muerte con rapidez no sin antes manchar su espada con algo de sangre de la bestia. Nyrnael se coloco con rapidez a su lado para proteger el cuerpo del anciano, alzando el favor de Tyr ante el Chaman.



Los orcos se agitaron cuando uno de ellos trajo una caja que entrego al gigantesco chaman.
- El ojo de Gruumsh!!!! Os devuelvo a la vida para torturaros largamente y sacrificaros poco a poco, dia a dia, para satifaccion de Gruumsh!!! - rugio la aberracion.

Nyrnael trataba de evaluar la situacion sin entregarse a la resignacion. Unos lloraban, otros reian desesperados, otros simplemente callaban asumiendo una muerte cierta. La anciana elfa se segaba el cuello para no caer viva en las manos de los orcos. Nyrnael reacciono con rapidez taponando la herida.

- No, no caeremos en la desesperacion, nos mantendremos firmes y serenos hasta el fin, si asi lo quiere Tyr.

Los dioses parecieron oirla. Una figura fantasmal montada en un lobo enorme.
- el poema... - dijo Nyrnael.
Lo que despues sucedio fue extraño. El jinete parecia el mismo Eltan, con las cuencas vacias y etereo... un fantasma. Pero los orcos y el chaman parecian nerviosos y hasta asustados.

El jinete se dirigio hacia los muelles.

- Rapido sigamoslo, quizas quede una oportunidad - dijo Nyrnael mientras cargaba con el cuerpo sin vida del anciano Vasile - Ayudame con el Padre Jeanna.

Los orcos los seguian a poca distancia pero sin atreverse a detenerlos.

Un barco los saco de alli.... el jinete espectral desaparecio mientras el Chaman observaba la escena y Nyrnael podia sentir su maldad aun en la distancia.
- La ciudad no ha caido, recuerdalo - dijo Nyrnael en un ultimo intento de mantener la dignidad.

Tocaron tierra no lejos de la ciudad, todo era humo y ruinas. Puerta de Baldur cedio hundiendose en un conglomerado de piedra y sangre.

Nyrnael cayo de rodillas, la cabeza entre las manos, los ojos inyectados en sangre colmados de lagrimas.
- He fallado, apenas pude contener la primera acometida.

Jeanna la abrazo consolandola y Nyrnael se dejo llevar por las emociones y el dolor, lloro como una niña sin importarle nada mas que el hombro de Jeanna y la mano amiga de Lilian.

Ellas tenian razon, estaban vivas, aun podian hacer algo.
- Enmendare mis errores, los orcos recordaran el gran error que han cometido hoy -sentencio Nyrnael.

Se dirigieron a Arion renqueantes y derrotadas. Los buitres sobrevolaban su festin en la destruida Baldur... Nyrnael prefirio no volver la vista atras.

Rugrim

03/10/2009 16:08:39

Rugrim estaba satisfecho. Las puertas y las murallas estaban reparadas y los ciudadanos habían sido embarcados. Sólo quedaban un par de barcos en los muelles dispuestos a zarpar para recoger a los que se quedaban en la ciudad.

El plan de ataque era sencillo, una vez localizados los campamentos, la milicia y el Puño Llameante distraerían a los guerreros, mientras que los paladines y los monjes atacarían a los shamanes y arqueros de la retaguardia, mientras tanto, los elfos cubrirían desde la distancia al resto.

Por desgracia, cuando llegaron a los campamentos enemigos estos estaban vacíos y el contingente defensor tuvo que volver a la ciudad y dividirse en las dos puertas.

Poco después de que llegasen los defensores, el ataque orco se inició. Primero sonaron las alarmas de la Puerta Norte, justo antes de que una lluvia de flechas barriesen las murallas. Sin dudarlo, Rugrim salió a la carga a por esos arqueros, si pensaban que los arqueros bastarían, se iban a llevar una desilusión.

Tras acabar con los pocos arqueros que cometieron la estupidez de quedarse a combatir con la milicia y la guardia, llegó la primera oleada de orcos guerreros. Los defensores a duras penas consiguieron detenerles, pero lo hicieron. Ayudando a los heridos, se refugiaron tras las puertas a la espera de la siguiente oleada.

La segunda oleada fue más dura aún, los defensores volvieron a salir y pudieron contenerla hasta la puerta. Pero la tercera oleada fue devastadora, la puerta cedió ante la fuerza del ataque y el enano apenas puedo salir hasta las calles adyacentes con los orcos pisándole los talones.

En la plaza de la ciudad Alta, Rugrim hizo recuento de bajas. El guerrero Hart era el único desaparecido de la milicia, aunque la guardia y los elfos habían tenido alguna baja más. En la ciudad alta, se enteraron que la Puerta Este también había sido tomada. Rugrim tuvo claro su siguiente orden, que toda la milicia fuese a los muelles, él se quedaría con la guardia conteniendo a los orcos el tiempo suficiente para preparar la evacuación.

El avance de los orcos fue imparable y, el enano y la guardia, apenas aguantaron unos pocos minutos antes de que fuesen sobrepasados y obligados a retroceder. En su retirada, el enano fue alcanzado por una mano mágica conjurada por un shaman, la cual le impedía mover los pies.
(Bien, ¿no queréis que me mueva?Pues de aquí no se moverá nadie) pensó el enano a la vez que afianzaba el escudo en el suelo y se parapetraba detrás de él. El enano aguantó como nunca había aguantado, recibiendo golpes de todos los orcos conjuntamente con la magia de sus shamanes, hasta que finalmente sus fuerzas fueron mermadas y cayó al suelo.



Despertó rodeado de cientos de orcos y con un shamán enorme intentando intimidarles, uno de los paladines se vio afectado, así como Elbereth que le entró un ataque de histeria...Lo mejor era no escucharle, por mucho que gritase no le haría ni caso.

De repente, un fantasma montado apareció de la nada, los orcos le tenían miedo y hasta al shaman le cambió su cara de suficiencia porcina por una de respeto, porcino. Tras un momento de confusión el jinete les indico que les siguiera y les condujo hasta los muelles donde tomaron un barco y abandonaron la ciudad a su suerte. Cuando el barco estaba alejandose, la ciudad se colapso, probablemente por la cantidad de derrumbamientos producidos en las alcantarillas y el peso de tanto orco junto en un mismo sitio.

Ya en la seguiridad de tierra firme, el enano se separó de los supervivientes de Puerta de Baldur y se dirigió hacia la mina, pensando si sería parte del acuerdo expulsar a los orcos de las ruinas de la ciudad o no.

De camino a la mina, Rugrim guardó su escudo, estaba hecho un asco, había recibido demasiados impactos e incluso se diría que se caía a cachos...se lo enseñaría al Maestro Fifur para saber si tenía arreglo.