Cormarion

01/07/2009 19:39:45

El caballo estaba reventado y no menos de una docena de lanzas de caballería se hallaban en la zona de justas, algunas rotas, a los pies del tremendo estafermo que Jeanna había ordenado colocar para usarlo en el entrenamiento de los caballeros.

El estafermo estaba articulado de manera que si el caballero impactaba en la diana giraría entorno de su eje haciendo volar una pesada maza de armas dirigida contra el caballero a su paso que presto debería alzar el escudo para recibir el golpe o tratar de esquivarlo sobre la montura.

El revuelo que se alzó con la llegada del grupo a la ciudadela llegó hasta la paladín que descabalgó y se dirigió hacia ellos. Lady Ania y el escudero Dan escoltaban a un grupo de cuatro hombres encadenados y de una pareja que iba tras ellos.


-Dan, los cuatro al calabazo -ordenó lady Ania-. Tómales declaración y recuerda que el del arco y el dormido no se resistieron.
-A sus órdenes -dijo Dan.
-¿Qué pasa aquí? -preguntó Jeanna.
-¡Ey, que yo les ayudé! -dijo el más joven de los apresados-, ¿y me vais a mandar al calabozo?
-Hasta que se celebre el debido juicio -contestó Dan al chico-. Has actuado con honor y valor además de no resistirte.
-¿No crees que mereces un castigo siquiera por todos tus malos actos? -dijo Ania también al joven.
-¡A pudrirte al calabozo, cerdo! -increpó la mujer con aspecto de granjera-. ¡Y reza para que no me dejen pasar que si no te coso a patadas!
-¿Por qué están encadenados estos hombres lady Ania? -insistió Jeanna.
-La secuestraron a ella y quemaron su hogar -respondió Ania-. Son los denunciantes, el cabrero y su esposa. Supongo que queréis juzgarlos lady Jeanna. Yo soy apresadora y testigo, así que no puedo.
-Él nos llevó a su guarida -dijo Dan señalando al cabrero.
-Pasemos a la sala de justicia para estudiar los crímenes cometidos primeramente -dijo Jeanna-. Síganme.

Cormarion

02/07/2009 13:46:00

En la sala de justicia de la ciudadela, el servicial Dan ocupó el asiento del escribiente a petición de Jeanna para que tomara nota de las declaraciones. Lady Ania y los denunciantes ocuparon los primeros asientos, y por primera vez, Jeanna ocupaba el sillón de juez, patrimonio del Gran Maestre, en su ausencia.


-Ahora se les tomará atestado de su denuncia para formular los delitos cometidos por los presuntos asaltantes -dijo Jeanna a la pareja de granjeros-. Empecemos con sus nombres.
-Trebor, el Cabrero -dijo el pastor.
-Daniella -dijo su esposa.
-Relaten lo sucedido. Como Daniella parece ser la que fue secuestrada que comience con su declaración de los hechos -dijo Jeanna.
-El imbécil de mi marido salió con las cabras hacia el norte -dijo la ruda granjera iniciando su testimonio-. Me empecé a preocupar porque tardaba demasiado y supuse que estaba con otra.

>>Sorpresa la mía cuando llegaron a la granja dos mujeres esbeltas y con buena figura para decir que el imbécil de mi marido quería que me viniera a vivir aquí. Les dije amablemente que se fueran -continuó Daniella aunque por la expresión de Ania parecía que esto último no fuese exactamente así.

A los pocos días aparecieron esos patanes. Debieron ver a las mujeres caballero y pensaron que habíamos dicho algo. Venía con antorchas.

-Para que conste, ¿qué mujeres caballero? -preguntó Jeanna.
-Esa, la de la cara bonita -respondió Daniella señalando a Ania-. Y otra rara como él -señalando a Dan.
-Dana -dijo Ania.
-Yo que sé -dijo Daniella-. El caso es que le partí el palo donde engancho el trapo para limpiar en la espalda y luego no recuerdo nada. Supongo que me pegarían algún golpe en la cabeza, me llevaron a la cueva esa y ahí hasta que vinieron estos dos.
-¿Recuerda durante cuanto tiempo estuvo secuestrada? -preguntó Jeanna.
-No sé, no veía el sol, tres días quizás -respondió Daniella.
-¿Fue tratada correctamente al menos aparte de privarle de su libertad? -preguntó Jeanna.
-¡Ja! No se atrevían ni a acercarse -dijo la mujer.
-Al menos le darían comida y agua -dijo Jeanna.
-Sí, mi queso -dijo Daniella-. Me lo habían robado.
-¿Robaron su queso? Ese delito también se les imputará, ¿algo más? -dijo Jeanna mientras Dan continuaba tomando notas.
-Esos desgraciados nos llevan robando ganado y pidiendo tributos a cambio de no atacarnos -añadió Daniella-. Yo decía que ni soñarlo pero el imbécil de mi marido pensaba lo contrario.
-Robo de bienes, ganado y extorsión. Anota esos delitos Dan -dijo Jeanna-. ¿No pensaron en informar de la presencia de esos hombres y sus intenciones?
-No -respondió Daniella.
-Sí -contestó Trebor.
-Cobarde -dijo Daniella dirigiéndose a su marido.
-Haya paz -dijo Jeanna antes que fuera a más la disputa.
-Pues déjeme saludar a los ladrones -dijo enfadada Daniella-. Les voy a dejar en paz.
-Calla Daniella -dijo Trebor-, deja hablar a la señorita.
-Claro, ya te has dejado liar por su cara bonita -dijo Daniella.
-¿Algún dato más Daniella? ¿ha echado en falta algo más aparte de lo mencionado? -preguntó Jeanna.
-Bueno, mi casa me la quemaron -respondió Daniella.
-¿Mientras estuvo retenida? -preguntó Jeanna.
-Yo creo que cuando vinieron a por mí -respondió la pueblerina castigada por el sol.
-O sea, inmediatamente después, anota Dan -dijo Jeanna y pasó a preguntar a Trebor por los hechos-. Trebor, ¿qué ocurrió cuando regresó a su hogar?

Cormarion

06/07/2009 18:51:11

Era el turno de que Trebor, el cabrero, respondiese a las preguntas de la paladín, Juez en ausencia del gran maestre y del Padre Vasile. El hombre era el mismo al que Jeanna había advertido jornadas atrás de que se mantuviese alerta ante la presencia de orcos en la zona y luego había invitado a exponer sus productos en la feria de muestras que tendría lugar durante el día de festejos por la inauguración del hogar-escuela.


-Pues iba con la señorita y el caballero -dijo Trebor haciendo referencia a Ania y a Dan-, vimos la casa ardiendo y les guié a la cueva. Entraron ellos solos.
-¿Conocía el paradero de antemano? -preguntó sorprendida Jeanna.
-Sí -respondió el cabrero.
-Cuente como sabía de su escondite -solicitó Jeanna.
-Bien era sabido que se escondían allí -explicó Trebor-. Varios ganaderos les habían visto.
-Llego a saberlo yo y les parto el cuello -interrumpió Daniella.
-Por eso no te lo dije -dijo Trebor.
-¡Cobarde! -dijo Daniella.
-Así, que se mantuvo al margen y dejó actuar a los caballeros, bien -dijo Jeanna.
-Sí -afirmó Trebor.
-Gracias -dijo Jeanna dando por finalizado el testimonio del cabrero.
-A ustedes -dijo Trebor.


Por lo pronto varios delitos se le podían imputar a los presuntos bandidos pero aún se tenía que considerar en qué grado y cuales podrían ser las circunstancias agravantes, atenuantes o eximentes.


-Lady Ania, ¿qué ocurrió en la cueva? -preguntó Jeanna.
-Bueno, sabíamos que eran cuatro -comenzó diciendo Ania-, al primero nos lo encontramos durmiendo y le convencí para que nos acompañase.
-¿Por las buenas? -preguntó Jeanna.
-Sí, por las buenas -respondió Ania-. Usé la labia. El caso es que cuando avanzamos...
-¿Cómo se llama ese hombre? -interrumpió Jeanna.
-Eh... ¿Lewis? -respondió Ania.
-Que se anote que no opuso resistencia -dijo Jeanna a Dan que tomaba notas en el puesto del escribiente.
-Sí. Aparecieron dos más, uno armado con un arco y otro que le puso una daga al cuello a Dan -continuó Ania-. John era el de la daga. El arquero, Neil, trató de disuadir también a John de que soltara a Dan. Tras mucho rato de charla, Lewis se abalanzó sobre John y acabó malherido.

>>Dejé a Dan vigilando a los tres y yo seguí adelante. Encontré a Math, el último saqueador sujetando a Daniella por la espalda y amenazándola con una daga. Traté de disuadirle pero... -dijo Ania e hizo una pausa para buscar las palabras adecuadas-, bueno, Daniella le rompió sus cascabeles de una patada y cayó al suelo. Lo levanté del suelo de un tirón y lo llevé con el resto. Y aquí estamos.


Trebor el cabrero miró a Daniella. El hombre parecía poca cosa al lado de aquella mujer de terrible carácter y que parecía haber sido criada por los propios enanos.


-Se olvida que le pateé las costillas -dijo Daniella- y volvería a hacerlo.
-Calla Daniella -reprendió Trebor.
-Neil y Lewis, en especial este último, nos ayudaron y no se resistieron -añadió Ania-, aunque Neil, el arquero estaba escondido entre la pared de la roca.
-Entonces, John fue reducido por la fuerza, ¿no? -preguntó Jeanna para dejar las cosas claras.
-Por Lewis -respondió Ania-. Él lo redujo a costa de si mismo. John le hirió gravemente en el rifirrafe.
-Bien, lo tendré en cuenta -dijo Jeanna-. ¿Ha sido tratado de sus heridas?
-Sí, Dan se ocupó -dijo Ania.
-Torm me dio fuerzas para ello -añadió el escudero para alegría de la juez.
-Eso es todo. Math tras el golpe...se portó muy bien también -dijo Ania aportando un último detalle a la declaración de los hechos.
-Se les imputarán los delitos de robo continuado de ganado de robo de bienes, de secuestro e incendio y en particular de resistencia a la autoridad, exceptuando en lo último a Lewis y a Neil -dijo Jeanna-. Traed a los delincuentes para su testimonio.
-Yo iré -dijo presto el escudero Dan.
-Quiero que quede claro que Lewis no solo no se resistió sino que se enfrentó a su camarada para salvar a Dan -remarcó Ania.
-Se tendrá en cuenta -dijo Jeanna.

Cormarion

07/07/2009 14:56:32

Dan, escoltado por dos guardias, el desafortunado Beoldar y el esforzado Edortan, que hoy cumplían servicio como carceleros, entró en la sala de la justicia conduciendo a los cuatro hombres maniatados y se dispusieron frente al estrado. Luego Dan ocupó de nuevo el puesto de escribiente y tomó nota de los nombres de los acusados y de su descripción física.

Math era el mayor de todos y Lewis era apenas un adolescente y tendría casi la edad de Dan.


-Daniella, ¿reconoce a los acusados? -preguntó Jeanna.
-¡Bastardos!, ya os pillaré y cortaré lo que os cuelga -amenazó Daniella mientras que los hombres apartaron la mirada de la granjera como si se tratase de un basilisco.
-Daniella, dijo que fueron dos quienes fueron a su casa, ¿quienes exactamente? -preguntó Jeanna.
-¡Fue culpa de Math! -dijo a voces Lewis.
-¡Calle el acusado! -ordenó Jeanna y los guardias dieron un paso al frente.
-¡Calla imbécil! -dijo Math al muchacho.
-Calladitos ahí detrás -les dijo Ania a ambos.
-Dos, los caballeros de su orden -dijo Daniella-, de éstos no sabría decir, quizás estuvieron todos.
-¿No les vio la cara o no recuerda? -prosiguió Jeanna.
-Iban tapados y además me debieron dar un golpe -respondió Daniella-. El recuerdo es difuso.


Era el turno de tomar declaración a los acusados e interrogarles para esclarecer los hechos ocurridos.


-Bien, Lewis, siéntese -dijo Jeanna y señaló el asiento a su derecha a Lewis, que se mostraba ostensiblemente nervioso-. Está en la sala de justicia de la sacrosanta orden del Fénix...
-Sí, sí -dijo asustado Lewis.
-...donde se le juzgará por los delitos de robo continuado de ganado, de biens, incendio, asalto y secuestro -dijo Jeanna-. Se espera que diga la verdad.
-¡Yo no fui! -explotó Lewis señalando a los otros tres hombres-. Ellos me obligaron.
-Ahora oiremos su testimonio -dijo Jeanna-. ¿Qué tiene que decir respecto al robo continuado de ganado en la zona?
-Fue todo idea de Math -comenzó a explicar Lewis-. Yo vivía en la calle. No tenía nada que comer y él me engañó y acogió.
-¡Al menos te di de comer! -se oyó la voz de Math con tono de reproche-, eras un maldito muerto de hambre.
-Calla o te saco los dientes Math -dijo Ania que pareció convincente y capaz de hacerlo.
-Calle el acusado Math o será interrogado aparte en las celdas -dijo Jeanna.
-¡O se los saco yo! -dijo Daniella.
-¡Silencio! -pidió Dan.
-Fue idea suya -continuó Math-. Yo sólo me encargaba de cosas simples: despellejar, recados. No tuve nada que ver.
-¿No participaste en esos robos? -preguntó Jeanna.
-No. Yo estaba en la cueva cuando asaltaron la granja -respondió Lewis.
-¿Te contaron el asalto a la granja de los cabreros? -preguntó Jeanna.
-Después de hacerlo. Antes yo no sabía nada -afirmó Lewis muy nervioso.
-¿Estabas solo en la cueva entonces? -dijo Jeanna y miro a los otros tres acusados-, ¿fueron los tres quienes realizaron el secuestro?
-Sí, fueron los tres o al menos los tres salieron -respondió el muchacho.
-Tranquilo, puedes hablar con libertad en la casa de la Tríada -dijo Jeanna acercándose a Lewis.
-Yo no quería pero al menos ahí podía comer -dijo Lewis.
-¿Eras conocedor de que realizaban asaltos en las granjas? -preguntó Jeanna.
-No me lo decían pero era raro que aparecieran con ganado de la nada -respondió Lewis.
-¿Qué se hacía con el ganado después? -preguntó Jeanna, no era el mismo delito el robo de ganado que robarlo y darle muerte.
-Yo curtía las pieles. Supongo que las venderían -respondió Lewis-. Me daban parte para comer.
-¿Cual fue el trato que se dio a Daniella durante su cautiverio? -preguntó Jeanna.
-No tuve contacto. Sólo vi como la traían -respondió Lewis.
-¿Algo más que añadir a la declaración? -preguntó Jeanna.
-Yo no quería... -dijo casi balbuceando Lewis.
-¿Siente remordimientos? -preguntó Jeanna.
-Sí -respondió Lewis.
-¿Se arrepiente? -preguntó Jeanna.
-Sí -respondió Lewis y pareció que se quitaba una pesada carga de encima.
-Eso es todo Lewis, vuelva a su sitio -dijo Jeanna dando por finalizada la declaración del muchacho.

Cormarion

08/07/2009 20:13:05

-Que el acusado Neil ocupe el asiento ahora -ordenó Jeanna.


Con sus ojos sobrenaturales, Dan repasaba las notas de las declaraciones hechas hasta ahora, comprobando que todo había sido debidamente anotado.


-Neil, le repito que se espera que diga la verdad y que es acusado por los mismos crímenes mencionados -informó Jeanna al acusado que asintió tranquilo y dio comienzo el interrogatorio-. ¿Ha participado en los mencionados robos de ganado?
-Sí -respondió Neil.
-¿Ha participado en el secuestro de Daniella y en el posterior incendio y robo de bienes? -preguntó Jeanna.
-Sí, aunque el incendio no es cosa mía -dijo Neil.
-¿De quién pues? -pidió Jeanna.
-John. Debe tener algún problema mental -dijo Neil.
-¿También participó Math? -preguntó Jeanna.
-¿Que si participó? ¡Fue idea suya! -dijo Neil.
-Anota Dan que John fue quien inició el fuego y que Math es el instigador -solicitó Jeanna-, ahora bien, ¿quién de los tres agredió haciendo uso de la fuerza a Daniella y qué pensaban hacer con ella?
-John -respondió Neil-. Supongo que tras ver a las dos paladines se asustaron y quisieron tener alguna especie de moneda de cambio.
-Eso no responde a la pregunta. Aténgase a la cuestión -solicitó Jeanna.
-Sí lo responde -afirmó Neil-. Querían tenerla para salvarse el pellejo.
-¿Ese fue el motivo de su visita en la granja? -preguntó Jeanna.
-¿Nuestra visita o la de los paladines? -preguntó a su vez Neil que parecía no haber comprendido la pregunta de la juez.
-La suya me refiero -dijo Jeanna-. ¿No es cierto que practicaban la extorsión entre los ganaderos?
-A mí me dijeron que íbamos a lo de siempre: pedir dinero -reconoció Neil.



//Hasta aquí lo acontecido de momento.

Cormarion

09/09/2009 03:58:35

[...tiempo después del juicio...]


Trebor el cabrero y Daniella habían regresado a sus tierras, en Tethyr, donde lo único que quedaba de su hogar eran los restos calcinados de la antigua granja y las cabras que habían sido cuidadas por los vecinos en su ausencia.

Se había hecho justicia y habían cobrado una indemnización, lo justo como para empezar de nuevo, pues los bandidos no tenían mucho con que pagarles.

Gracias al esfuerzo del resto de granjeros de la comunidad construyeron una nueva granja entre todos, tal y como habían hecho siempre. Eran gentes amables que se preocupaban los unos de los otros en los malos tiempos y compartían lo poco que tenían para tirar adelante.

Los bandidos les habían estado robando el ganado, les habían extorsionado para que les dejasen en paz con promesas de que no volverían... pero siempre lo hacían.

Ahora se mostraban más avezados y no se conformaban con exigir oro, comida y ganado, pretendían comprarles sus tierras a un coste ínfimo y que trabajasen para ellos. La ley del más fuerte se imponía y el gobierno de Tethyr no atendía las peticiones de ayuda de aquellos colonos que habían iniciado sus vidas en las agrestes tierras de Mourativi Teshu Mir ("las antiguas ruinas del reino") que lindaban con el reino de Calimsham.

Aquellas tierras siempre habían sido origen de disputas entre ambos reinos y marcaban la frontera entre ambos al norte de las montañas de la Marcha, y al oeste del bosque de Mir.

Los colonos tras un acalorado debate decidieron enviar a unos cuantos de los suyos al norte a pedir ayuda, entre ellos a Trebor, ya que solos no podrían enfrentarse a aquél que se hacía llamar el señor de aquellas tierras, y llegaron al ducado de Arion. Lo que antes era una villa llena de vida ahora era un lugar triste donde gente asustada apenas se atrevía a salir de sus casas.

Los granjeros preguntaron en la taberna por los caballeros y les dijeron que andaban tras el causante de aquel mal que se creía relacionado con los orcos del norte. Dejaron la petición de ayuda en caso de que algún caballero quedase libre.

Regresaban apesadumbrados de vuelta a Thethyr cuando decidieron hacer un alto y compartieron campamento con una caravana de mercaderes procedente de Beregost hacia Memmon, y al compartir sus tribulaciones les hablaron acerca de una compañía mercenaria.


[quote:9bea75aea9="El Maestro de la cofradía"]Saludos aventurero

¿Quieres vivir aventuras y ganarte la vida con ello? Las Garras de Tarasca, la cofradia mercenaria, te esta esperando, aqui podras cumplir las misiones que lleguen a la Union, tendras un lugar donde aprender y crecer, no temas, hay misiones de todos los niveles y poco a poco podras ir a mas, ¿El requisito para unirte? Cualquiera que pueda cumplir las misiones es bienvenido

Unete a la cofradia, Lucha por "Las Garras de Tarasca" y cumple tus sueños por ello

Te esperamos en el campamento del lago Esmel[/quote:9bea75aea9]

La delegación, emulando historias oídas de otras tierras, se dirigieron al lago Esmel en busca de "magníficos" mercenarios que pudieran plantarles cara a esos cuatreros.

Tras exponer su problema al Maestro de la Cofradía acordaron el pago por la ayuda. Reuniría a un buen grupo y acudirían a expulsar a esos bandidos y dispuso el trabajo en el tablón esperando a que se les uniese las valientes espadas de turno.

[quote:9bea75aea9="El Maestro de la Cofradía"]Asalto a las granjas

Los repetidos ataques llevados a cabo bajo el manto de la noche en una serie de granjas han llevado a los granjeros a reunir el dinero para pagar una recompensa a aquel que elimine a los asaltantes.

Recompensa : 100.000 Monedas de oro (El pago es con monedas de cobre, plata y oro)

Cliente : Granjeros de Thezyr

Estado : Pendiente

Para mas detalles preguntar al Maestro de cofradia[/quote:9bea75aea9]