Cormarion

06/07/2009 14:39:14

[color=yellow:02411feb54][hace ya un tiempo durante una sesión plenaria del consejo de la orden del Fénix][/color:02411feb54]


-No avanzamos en temas menores que tampoco debemos descuidar -dijo Jeanna-. Además de los temas pendientes aporto uno nuevo que espero podamos aprobar y dedicar fondos del tesoro.

>>Tras lamentar y comprender el amargo trance que ha debido pasar la señorita Laura Davis, hija de Aria Jarnia, y que puede haberla marcado para siempre se me ha ocurrido que podríamos fundar un orfanato, en el que acogeremos a aquellos desdichados que hayan perdido a su familia ya sea en acto de guerra, por causa natural, o... como resultado de las faltas de sus progenitores, y no tengan a nadie en este mundo que cuide de ellos.

>>Que los hijos no paguen los pecados de los padres, merecedores de la mejor de las atenciones y sean educados bajo los valores que defendemos para que tengan las mejores oportunidades de salir adelante en la vida y sean personas de provecho para la comunidad.

>>Alguna vivienda quedará libre en el villorio aún...

- Perfecto maestre Jeanna -convino Vasile-, podemos realizar un consejo cuando gustéis entre nosotros dos, ya que no hay más maestres ni sir Kian, y que lady Ania venga y exponga su palabra como suya, pues también será escuchada en consideración.
- Mientras podamos ser unos buenos "padres" por mí magnifico -dijo Ania-, pero si los huérfanos pudieran estar en mejor lugar que éste, es preferible que vayan allí.
-Por supuesto lady Ania, así ha de ser -declaró Jeanna-. Los niños pueden ser adoptados y acogidos para tener una vida normal por aquellas buenas gentes que demuestren estar capacitados para ser considerados como padres.

>>Nos encargaríamos de ellos mientras no se dé esa circunstancia.

Cormarion

06/07/2009 21:33:42

[color=yellow:d2775bfaa7][unos días después][/color:d2775bfaa7]


-Caballeros, no se hable más. El consejo está de acuerdo en que será una buena obra -dijo mirando al Padre para que confirmara sus palabras-. Una de las viviendas desocupadas se dispondrá a tal efecto para que acoja a los infantes y también disponga de escuela el ducado. No han de ser educados, ni diferenciados, del resto de los niños del ducado. Crecerán juntos como niños cualesquiera hasta que sean acogidos por una buena familia.

>>La orden dispone de los fondos necesarios pero también ha recibido la donación de quinientas mil monedas por parte de Shellia Singer de Puerta de Baldur. Su excelencia, maese Fifur, también ha afirmado que por parte del Yunque Dorado y de la ciudad se realizará otras donaciones.

>>En la inauguración del orfanato se realizará una obra benéfica para recaudar fondos destinados únicamente para el cuidado de los huérfanos y la contratación del personal necesario para su funcionamiento.

>>El evento consistirá en el descubrimiento de una placa y se celebrará un torneo de caballeros a continuación. Mercaderes y feriantes podrían llegar al mercado para animar a los aldeanos en estos días en que se rumorea sobre la amenaza de los orcos. Tras el evento tendrá lugar una reunión... de carácter urgente y necesaria.

[...]

Cormarion

07/07/2009 03:59:28

[color=yellow:110c38857a][un par de jornadas antes del ataque a Puerta de Baldur por los orcos][/color:110c38857a]


Sentados en una mesa del elegante bar del Gran Teatro, Elberêth y Jeanna, compartían suzales y preocupaciones por igual. Ambos buscaban y esperaban oír nuevas de Duzdin y de su investigación en Imaskar. El reputado elfo, para bien o para mal, afirmaba que no era problema para Duzdin que los caballeros hubiesen sido separados de Baldur, cuando llegó Lilian.


-Buscaba a la pequeña Eva -dijo Lilian tras los saludos y sentarse junto a ellos-. No la habréis visto, ¿verdad?
-No, hace unos días que no la veo -dijo Elberêth.
-¿Pequeña Eva? -preguntó Jeanna-. Sólo vi un pequeño gnomo en el mercado.
-Querian llevarse a esa niña a Arion -explicó el elfo-. Me parece razonable.
-Aunque no me parece muy dispuesta a corto plazo -dijo Lilian asintiendo.
-Explicadme, por favor -pidió Jeanna.
-Es una niña huérfana. Buscamos un buen sitio donde crezca con valores -explicó Lilian-. Aquí...
-¿Acaso no tiene tutor o parentela? -preguntó extrañada la paladín.
-No tiene parentela al menos conocida. Laura y Earar son los tutores pero sin ningún parentesco -dijo Elberêth.
-Entonces es decisión de los tutores -dijo Jeanna-, en este caso de su excelencia y de Laura. De ser así, no hay problema en que sea acogida en el ducado.
-De todas formas tenemos ahora temas más prioritarios -dijo asintiendo Lilian.
-Tratábamos el tema de los orcos -dijo Jeanna.


Sopesaron el destino de los desafortunados y débiles que no tendrían acceso a un pasaje en un barco en caso de la caída de la ciudad. Al parecer los duques se la jugaban a una carta a que las murallas de la ciudad resistirían. No parecía que se contemplase ningún plan de evacuación y Jeanna recordaba la situación vivida en Vado de la Daga, asediada por los semidragones desde fuera y por la podredumbre vaporosa vomitada por la nefasta puerta al mundo de los muertos desde dentro.

La paladín creía que el consejo de Vado había actuado con lentitud y ahora en Baldur seguramente veían con malos ojos la acción preventiva llevada a cabo por el clan Arhum y los paladines contra los orcos en los Picos Nublados derivando en recelo y considerando confiarse a sus propias defensas.


-He de localizar a la niña -dijo Lilian dejando su silla-. Espero verles pronto.
-A más ver Lilian -se despidió Elberêth.
-Tengan cuidado -dijo Lilian.

Cormarion

07/07/2009 10:21:10

[color=yellow:a19c9d87b7][durante la tarde, justo antes del ataque orco][/color:a19c9d87b7]



Jeanna se encontró con dama Leda, la hija del duque de Sheol, un ducado lejano y en la sala de música del Gran Teatro trataron el tema de la recepción benéfica con motivo de la inauguración del hogar-escuela en Arion. Por fortuna, en su anterior encuentro en Calimport la dama regresó a Baldur antes de tener que soportar las injurias y la procacidad de un patán misógino y racista que dirigió sus pullas a lady Ania y a ella, tachándolas de norteñas y deseándoles la peor de las suertes a todos los que como ellas defendían el norte. Un mal ejemplo de virtud calishita que hacía recordar a la paladín por que no pisaba aquellas arenas desde hacía tanto tiempo. Finalmente el guardia semiorco de la Novena Campana tuvo que echar al tipo no sin que antes éste hiciera mención de sus semejantes.


-Es agradable esta música -dijo Leda-. Sólo con este sonido ya parece que se le pasen a una todos los males.
-No son como los tambores de guerra de los orcos -dijo Jeanna.
-¿Los habitantes de Arion se encuentran también en peligro? -preguntó Leda.
-Nadie esta a salvo desde Tethyr hasta Baldur -respondió Jeanna.
-Bueno es lógico que temáis por ellos. Es vuestro trabajo, ¿no? -dijo Leda.
-Es mi deber señora el proteger a las buenas gentes -dijo Jeanna-. Y esos aldeanos se han reunido entorno a la ciudadela esperando protección.
-Eso quise decir, disculpad -dijo Leda.
-No hay problema milady -dijo Jeanna sin sentirse molesta-. Se podría decir que es el oficio de un paladín.
-Ojalá pudiese traer refuerzos desde Sheol pero allí también hay ciertos problemas pero mi padre no quiso darme detalles, ya sabéis, no quiso preocupar en exceso a su hija -dijo Leda-. La baronesa Drimilza seguro que puede informaros si queréis. Ella conoce a mi padre.
-Esa dama conoce a mucha gente -reconoció Jeanna.


Las mujeres hablaron mientras que el escudero Dan guardaba silencio un paso detrás de Jeanna aprendiendo el oficio de caballero y listo para cumplir cualquier orden de su superior aunque se mostraba algo tímido en presencia de la exuberante belleza de la dama.


-Pues sobre la recepción benéfica se me ocurrió que yo podría aportar algo también a tan noble causa -dijo Leda.
-Toda donación será bien recibida aunque la celebración de justas quedará pendiente hasta que venzamos a los orcos o ellos a nosotros -dijo Jeanna-. No está todo ultimado, aún faltaría contratar maestros, algún cocinero más y un jardinero que haga de bedel.
-Estoy segura que no contratarán a ningún calishita como maestro -dijo Leda con una sonrisa-. ¿Qué disciplinas pensaban impartir a los pequeños? -preguntó.
-Fundamentos básicos; leer y escribir; números y cálculos; historia y geografía; saberes de la naturaleza, religión y de la nobleza -respondió Jeanna-. Cuando sean un poco más mayores se les enseñaría oficios eso si no han sido acogidos antes por una buena familia. ¿Creéis que los niños deberían aprender algo más?
-Bueno, lo básico es eso, desde luego. Después, aquél que quiera encaminarse a otras disciplinas... -empezó a decir Leda.
-O aquellos que deseen formar parte de la orden recibirían una educación militar, esgrima y estrategia -añadió Jeanna.
-Pero sobretodo es necesario, creo, unos buenos modales una moral solida -dijo Leda y sonrió-. Que no sean asilvestrados.
-Las gentes del ducado viven bajo las doctrinas de la Tríada además de los fieles de Chauntea -explicó Jeanna-. Sin duda encontrar unos maestros será difícil. Quizá pueda destinar a algún escudero.
-Oh, pero eso sería... -dijo Leda-, bueno, no sé si sería lo más apropiado.
-Aunque estos también sirven en el hospital del Sagrado Corazón -añadió Jeanna.
-Veamos... -empezó a decir la noble, haciendo una pausa y mordiéndose el labio de forma pícara-. ¿Os parecería bien que mientras esté allí con la pequeña Eva me haga cargo?
-¿Eva? -preguntó Jeanna suponiendo que se refería a la misma niña huérfana que buscaba Lilian.
-Sí, la pequeña que vive en Baldur, ya os dije que no quería dejarla aquí con todo lo del ataque orco. ¿Habéis podido conocerla? -dijo Leda.
-Perdonadme pero no recuerdo que hayamos hablado de Eva, quizás se trate de la misma que buscaba ayer Lilian y que está bajo la tutela de la señorita Laura y el duque Zyrustine -dijo Jeanna-. No, no la he conocido, mas Lilian me expresó el deseo de que la niña podría ser llevada a la casa de acogida de Arion.
-Me ha sido imposible hablar con Laura aun pero creo que estará de acuerdo en que llevarla a Arion será lo más seguro -confesó Leda-. Pero podemos probarlo y si no sale bien regresar. Sólo tengo una duda. Durante el tiempo que permanezca allí, ¿dónde voy a alojarme?
-Seguramente podréis alquilar una de las casas que aún están vacías -ofreció Jeanna-, alguna será adecuada a las expectativas de una dama, aunque si os ofrecéis como profesora la orden correría con el pago del alquiler. ¿Qué enseñaríais a los niños?, ¿domináis algún saber en concreto?
-Bueno, yo fui educada por los mejores maestros del ducado -dijo Leda-, entiendo que la formación que requieren los chiquillos no deba ser tan estricta...
-Deberíamos enseñarles a ser hombres de fe -interrumpió Dan para sorpresa de Leda.
-Bajo los preceptos de la Tríada crecerán y elegirán su camino, Dan -dijo Jeanna-. No todos somos llamados a filas.
-Teología, matemática, música -añadió Dan.
-No había pensado en la música -dijo Jeanna-. Esa enseñanza no la había tenido en cuenta.
-Música, ese no es mi fuerte, lo confieso pero tal vez Frank algún día... -dijo Leda, y se levantó asustada cuando un fuerte sonido hizo que la estancia palpitase con la reverberación producida: ¡Pom, pom, pom, pom!-. Pero, ¿qué es eso?


El ruido de los tambores de guerra se incrementó por la ciudad, ahora resonaban en cada calle con mucha fuerza, y parecía que el foco del sonido se desplazaba a través del camino que rodeaba a la ciudad.

sannla

07/07/2009 15:24:01

Para Leda no había dudas, la peqeña Eva debía estar en un lugar seguro, y tras aquél repentino ataque orco que la propia dama contempló, Baldur no era el lugar apropiado.
Arion parecía una sólida fortaleza, y Lady Jeanna, una mujer completamente fiel a sus ideales, y eso le gustó a Leda.
Ya que la paladín la había invitado, días antes, a protegerse durante el ataque orco en el ducado de Arion, Leda pensó, con toda sensatez, llevarse a Eva allí también.
Quería haber hablado con calma con Laura y Earar, pero el ataque no dio tiempo: cuando días después Leda preguntó a Laura, ésta se negó en rotundo a desprenderse de Eva.
-¿Pero Laura, no ves el peligro que corre en Baldur?. La joven no quería oir los argumentos de Leda, pese a que ella no había presenciado el violento ataque orco.
-Yo me la llevaré a otro lugar, al bosque si es necesario.
Qué necedad! Pensó Leda, cualquiera de las alimañas que poblaba los bosques podía atacarlas.
-Laura, yo no qiero quedarme con Eva, así que..porfavor, promete que pensarás en lo que te he sugerido, de acuerdo?
La conversación se cerró un "de acuerdo" apenas susurrado por Laura.

Cormarion

08/07/2009 15:58:01

Buscaba nuevos pertrechos para su regreso a la ciudadela del Fénix en el mercado de la ciudad alta cuando se le aproximó una joven muchacha.


-Hola -dijo la muchacha.
-Hola -correspondió Jeanna-, creo que... sí, ya recuerdo -dijo cayendo en la cuenta de quién era la chica y bajó la mirada-. Aún no ha regresado el Padre Vasile.
-No he dicho nada -dijo Laura.
-Lyan siempre me lo recuerda -dijo Jeanna-. ¿Puedo ayudarte en algo?
-¡Ah! Ya veo. ¿Por qué lo dices? -preguntó Laura.
-Aunque todo parezca normal la gente no tiene buenos ánimos por la amenaza de un nuevo ataque de los orcos -respondió Jeanna-. El capitán Jame y unos batidores han salido de las murallas hacia el puente.
-No hay de qué preocuparse -afirmó convencida Laura.


El semidragón de platino saludó a ambas mujeres al llegar al mercado. El baluarte de los Justos seguía preparando las defensas mientras que en el ducado se mantenía la alerta y las patrullas. La paladín aceptó conmovida los pergaminos que le ofreció Wyrd para la batalla que se avecinaba y Laura marchó al Gran Teatro a preparar una sorpresa.


-Hola Wyrd -dijo una pequeña personilla. Era una niña bonita, aunque menuda y flacucha, de tez blanca y con unos grandes ojos grises. De la muñeca derecha le asomaba una pulserita de fina plata élfica rematada con forma de flor que tenía engarzada una piedra azul en su centro, y en la faja del vestido lleva una sencilla muñeca de tela que le asomaba.
-Hola Eva -dijo Wyrd-. Ella es lady Jeanna.
-Hola lady Jeanna -dijo y saludó con su manita derecha admirando su armadura.
-Hola pequeña, qué mona eres -dijo Jeanna y provoco que la niña sonriese boba y se sonrojase.
-¿Tú también eresh un héroe del paísh de las galletash? -preguntó Eva.
-Esto..., ¿galletas? -dijo Jeanna y miró a Wyrd que se encogió de hombros-. Bueno, en el ducado hacen galletas y pastelillos, ¿te gustan los pastelillos?
-¡Claro! De mayor sheré pashtelera -dijo muy convencida Eva-. ¿El ducado es donde hay caballitosh?
-Hay caballos, vacas, cabras, hay muchos animales -respondió Jeanna-, ¿te gustan los caballos?
-Shí, bueno, shi no muerden shí -dijo la pequeña-. ¿Esh a donde voy a ir con Leda?, ¿al ducado?
-Qué dulce -dijo Jeanna con ojos llenos de ternura-, ¿quieres ir a verlo?
-Puesh... -dijo tímidamente-, yo shí..., y quiero probar eshosh pashtelillosh.
-Los campos son siempre verdes, los bosques frondosos y hasta tenemos un molino de viento -dijo Jeanna.
-¡Pero esh que no quiero dejar a Laura shola con el ruido malo! -dijo Eva expresando su deseo con trabajo a Jeanna y mirándola con los ojos muy abiertos-. Yo tengo que cuidarla.
-Eres muy valiente Eva -dijo Jeanna hincando una rodilla en el suelo y revolviendo el pelo a la niña.
-Laura estará de acuerdo en que estés en un lugar seguro pero no podemos llevarte sin su permiso -le dijo Wyrd a la niña.
-Sólo con el permiso del duque Zyrustine y de Laura porque ellos son los responsables de tu cuidado -dijo Jeanna incorporándose.


La pequeña se entristeció de repente porque no habría merienda ni caballitos, sólo más ruido malo, y para alegrarla Wyrd dijo que le prepararía una sorpresa en la Puerta Este y pidió a Jeanna que la cuidase mientras tanto.


-El elfo shosho me da galletas -dijo Eva.
-Te echo una carrera hasta la Puerta Este, ¿preparada? -dijo Jeanna animando a la pequeña a jugar.
-Yo soy muy rápida -dijo Eva, se recogió el vestido para que no le molestase y ambas se disponían a echar a correr cuando un elfo llamó a la paladín.
-Saludos, miembro del Fénix, ¿es la representante de la orden para la reunión? -dijo Earar-. Y tú Eva, ¿ya has acabado las lecciones de música de Laura?
-¡Jo,no -dijo enfurruñada Eva y no se supo bien si fue por la presencia del elfo o por no haber hecho los deberes musicales-. Esh que sheguro que le da miedo el ruido malo como a mi. ¿Va a haber una fieshta?
-No, no, todo lo contrario -respondió Earar.
-En ausencia de sir Kian y de sir Thearos yo soy la de mayor rango -respondió a Earar-. Vamos a hablar unos amigos para que no haya más ruido malo, Eva -explicó Jeanna a la pequeña.
-¿Qué vaish a hasher? A lo mejor sholo quiere jugar. ¡Yo no puedo jugar con él! -dijo Eva.
-Asistiré a la reunión -se dirigió Jeanna al duque y Eva frunció el ceño al oirlo.
-Bien, todo está preparado en palacio -dijo Earar.
-Creo que la música de Laura es más bonita que ese ruido molesto que no deja dormir -dijo Jeanna a la pequeña.
-¿Te vash? -preguntó Eva a Jeanna y habló con su muñeca-. Ya verash, pronto no habrá másh ruido malo.


Los convocados para la reunión iban dándose cita en el mercado. Dos de los duques de la ciudad, un representante del bosque de la Capa, otro de Suldanessellar, miembros de las dos órdenes de paladines, del clan y también del Puño Llameante. La niña dio un respingo cuando llegó el capitán Jame y cogió la mano de la paladín y se aferró a ella.


-Eva, ves a la cocina y diles que te den unas galletas -dijo Earar-. O vete a dormir que ya es tarde.
-¿Por qué? Vaish a una fieshta -dijo Eva.
-¿Por qué no vas a la cocina y nos preparas unos pastelillos, eh? Pequeña pastelera -dijo Jeanna persuadiéndola.
-¿Con canela? -preguntó la pequeña arrugando un poco la nariz, reticente.
-como te gusten a tí -respondió Jeanna-. Así será una sorpresa.
-¿A ti como te gushtan? -insistió Eva.
-Con crema -dijo Jeanna.
-Vale, puesh lash haré con crema pero la coshinera del palashio es una borde -dijo Eva y miró a Earar como echándoselo en cara.
-Pórtate bien y limpia lo que ensucies -dijo Jeanna.
-Pues hace buen potaje... -dijo Earar.
-Shi hombre -dijo Eva, demostrando ser muy despierta para su edad-. Potaje para adelgashar.


La paladín se acuclilló y arregló el vestido de la niña y le ordenó el cabello. La pequeña se llevó la mano libre a un bolsillito del vestido, luego tomó la mano de Jeanna, depositó algo y se la cerró. Le dedicó una sonrisa a modo de despedida y echó a correr con la muñeca ondeando.