gatovengador

12/07/2009 23:29:04

Jordan salió de Calimport tomando la ruta de las montañas de la marcha. Le pareció curioso no encontrarse ningún orco por la zona, una molestia menos. Así que sin pensarlo mucho siguió hacia el norte. Una vez en el bosque oyó el ruido de un combate en el norte y al asomarse tras un recodo vio a un tipo de rosa pegándose a puño limpio con los hombres lagarto. Acabó con ellos de forma eficaz, eso tuvo que reconocerlo. Así que juntos se dirigieron hacia el norte.

No habían avanzado mucho cuando fueron emboscados por un grupo de gigantes del que se vieron obligados a huir. Mejor pertrechados decidieron darle la vuelta al asunto y cargaron contra ellos para dejar claro quién era más cafre, y tras una buena cantidad de golpes en ambos lados consiguieron derribarlos a todos, incluido uno especialmente feo y consistente.

Así estaban recuperándose de sus heridas cuando el hombre de rosa dijo que había oído algo al otro lado del gran árbol donde estaban descansando. Con cuidado, los dos hombres rodearon el árbol para no encontrar nada ¿Gigantes sigilosos? Jordan prefería el mar con diferencia.

Estaba hablando sobre la buena idea que suponía salir del bosque cuando de la nada salió un elfo de negra armadura que le metió al ex-pirata dos tajos bastante dolorosos en la espalda. En cuanto se dio la vuelta para devolverle el favor con su hacha el escurridizo se desvaneció.

Visto lo visto optaron por una retirada inmediata, así que pusieron rumbo a la salida sin quitar la vista del camino que dejaban atrás. Mal hecho, vinieron por delante. Lo siguiente que Jordan recordaba era levantarse con un dolor bastante intenso en el pecho y al hombre de rosa y a un enano mirarle desde arriba. Le habían desmontado el pectoral de la armadura y le habían dejado un buen número de cortes en ella, y algunos formaban el dibujo de una araña. Sabía de cierta moza que lo iba a encontrar muy gracioso.

El hombre de rosa coincidía con él en lo inteligente de irse de ese bosque pero el enano, como buen enano, decidió echar un vistazo a ver si encontraba algo. Así que se fueron los dos detrás del enano, Jordan no sabía muy bien el porqué, hasta que se toparon con un grupo de trasgos, el enano cargó como buen enano y una luz verde lo tumbó. Así que entre el tipo de Rosa y Jordan tuvieron que limpiar los restos de pieles verdes hasta que el enano pudo ponerse en pie. Cuando por fin lo hizo otro elfo de negro y rojo apareció, y el enano hizo lo propio y lo partió en dos. Mirándolo con retrospectiva no debió de ser muy buena idea porque otra luz verde lo derribó y otro elfo hizo su aparición, cargando directamente contra Jordan, que le lanzó su mejor golpe.

No tuvo muy claro cuánto tiempo pasó pero se despertó con un fuerte dolor de cabeza y el enano muerto a un lado y con una araña marcada en la mejilla. Jordan no sabía sí le hacía más guapo o no, pero el caso es que le había ayudado antes, así que hizo de tripas corazón, lo cogió de los sobacos y tiro de él camino de la salida del bosque. Un penoso rato después y ya llegando al camino reapareció el hombre de rosa con refuerzos.

Resucitaron al enano, que se pilló un buen rebote por la marca en su cara y tras hablar un rato llegaron a la conclusión de que les habían atacado elfos oscuros. Jordan lo había conseguido, ahora le atacaban de forma gratuita los elfos de arriba y de abajo. Contra todo sentido común decidieron ir a investigar. Y con menos sentidos aun cuando se hizo de noche quisieron seguir investigando. Al menos ya eran un buen grupo con varios tiraluces.

Primero buscaron en la cueva cercana, para solo encontrar trasgos, después fueron a la zona oscura del bosque para encontrar una araña de varios metros que resultó bastante dura de roer. Cuando estaban decidiendo que hacer a continuación, con los votos del hombre de rosa y de Jordan por largarse, uno de los magos o algo de Calimport dijo que había encontrado un rastro cerca de donde fueron atacados por última vez.

Allí creyeron ver una silueta subida a un árbol, y a alguien se le ocurrió la brillante idea de lanzar una bola de fuego para iluminarle. Jordan no vio mucho, pero la explosión ya la lluvia de ramas ardiendo fue bastante espectacular. Mientras que intentaban localizar al escurridizo trepa árboles apareció otro elfo con una daga que se lanzó contra Jordan de cabeza. Siendo fiel a las instrucciones previas que le habían dado Jordan lo derribó, de un hachazo en el pecho. Nadie le especificó que tuviese que seguir vivo.

Mientras el sol empezaba a salir quedo claro que el elfo oscuro muerto no era tal, era un elfo de piel pintada, y que la daga que tenía la llevaba pegada en la mano. Trataron de comunicarse con él, pero no podía hablar. Una maldición o algo, haciéndole escribir averiguaron que le habían atacado los que eran elfos oscuros de verdad y que lo siguiente que recuerda es ver el grupo de aventureros y se dirigió hacia ellos para pedirles ayuda. Poco más sacaron, porque al poco empezó a retorcerse y entre vómitos de sangre murió para disolverse en nada.

La gente por fin entró en razón y optaron por la retirada, y Jordan decidió ignorar el bosque de noche por una temporada.

Kentara

13/07/2009 13:33:17

[color=red:4d0e8185de][size=18:4d0e8185de]1.[/size:4d0e8185de][/color:4d0e8185de]



Como ya era costumbre, Herur se sentaba frente a su escritorio a la luz de las velas y hacía acopio de varios pergaminos tinta y un par de plumas.
Tras la puerta que estaba a sus espaldas los pasos y las voces se sucedían, eran las primeras horas de la noche y quienes se hospedaban en la taberna subían de cenar.
Ordenó en su mente los sucesos, y junto con su libro donde todo estaba apuntado, tuvo lo suficiente para redactar la historia que comenzaba así:




[i:4d0e8185de]Sucedió en las primeras horas en las que el Orbe de fuego cubría sus dominios y reflejaba su calor sobre las arenas de Calimshan. Me encontré primero con Djafar -Renombrado comerciante- y más tarde con Isabella -maestra de historia en la Academia de la magia de Puerto Calim- y mientras conversabamos muy cerca de las puertas de la ciudad, frente al Oasis del Jeque Ashavin Pershakal II alguien se acercó con rapidez.

Se dirigió a nosotros con prisa y nerviosismo, parecía presa del pánico y solicitaba ayuda sin parar. Les habían atacado y parece que la refriega se había saldado con alguna muerte. Pedir ayuda una vez fue suficiente para que los cuatro nos pusiesemos en marcha hacia Mir, el lugar donde todo había tenido lugar.

Según el hombre, que no se dió a conocer, los atacantes habían sido nada menos que drows -y no era la primera vez que estos habían hecho acto de presencia en Mir y en Calimshan en general, pues recordé verlos nombrados en varios volumenes sobre historia de la región que había consultado al llegar, en una de las bibliotecas oficiales de Puerto Calim.-

Como el asunto prometía, porque donde hay drows dicen las malas lenguas que hay poderosa magia, resultaba tentador descubrir algo más. Cuando llegamos a las cercanías del bosque nos topamos con otro hombre, que cargaba como podía a un enano inconsciente o muerto.

Recostamos al enano sobre el esponjoso suelo de las hierbas que cubrían las llanuras de Thezyr y devolvimos la vida al enano.
En ese momento supe de quién se trataba, era aquel enano que había conocido poco antes en el camino del comercio casi a la altura de la Arboleda élfica del bosque de Weldazh.
El enano se palpó la cara y horrorizado se arrastró por la hierba hasta conseguir ponerse en pie, pocos metros más allá se arrodilló sobre la orilla de un riachuelo que transcurría por el lugar, viendo el reflejo de su cara en el agua. Gruñó ahogado en furia y odio, recordaré ese grito durante mucho tiempo -y mis oídos más- parecía cegado por la ira, y dispuesto a vengarse. Quizá un poco de arrojo enano nos viniese bien después de todo.

Sea como fuere, cuando nos internamos en el bosque de Mir ya eramos más que un nutrido grupo de curiosos y aventureros. Y aún dentro se sumaron más... desdeluego no esperaba que se corriese la voz con tanta celeridad pero supuso todo un acierto y una ventaja, eramos numerosos.

En ese momento comencé a escribir anotaciones, frases, comentarios de la gente y cualquier cosa interesante que viesemos. Tras avanzar con cuidado entre los árboles llegamos al lugar donde todo había tenido lugar, había un charco de sangre y alrededor las hojas que se amontonaban en el suelo estaban salpicadas de la misma y sin embargo, no había rastro de ningún elfo de piel oscura.

Mi información sobre los drows era limitada, conocía de su peligrosidad y su poder, y sabía que físicamente eran bien parecidos a los elfos comunes pero con una piel de obsidiana y unos cabellos blancos. Tan solo su visión resultaría suficiente para llenar de miedo a más de un hombre de armas.


Sin embargo, careciendo de la más mínima pista, nos vimos obligados a dar palos de ciego. El primer destino sería una cueva cercana, me sorprendió ver tanta belleza junta en lo que creía era un bosque común. El agua cristalina caía a través de las aberturas rocosas hacia un pozo del tamaño de un titán o un gigante de fuego, y tras la fina película de agua limpia y pura se abría una caverna excavada en la piedra desnuda.

Nos internamos en esta gruta, el olor pronto delató quienes habían reivindicado el lugar. Poco a poco el resto de los sentidos se sumaron a la conclusión de que era una pequeña tribu trasga, ni rastro de drows -y estos no dejarían ser vivo alguno tras su paso-. Dimos media vuelta y seguimos atravesando el bosque casi a ciegas, cuando ya estaba oscureciendo.

El bosque de Mir me era ajeno por completo, pero según comentaban todos los demás las brumas que comenzaban a alzarse sobre el suelo hasta llegar a cubrir por entero nuestras botas evidenciaban que nos internabamos en el bosque oscuro de Mir, nadie dijo en concreto que había ahí dentro pero por sus frases -Incluidos varios comentarios de la maestra Isabella- no era un lugar deseable.

De todos modos, algunos se internaron -yo mismo incluso, durante efimeros instantes que me bastaron para ver alguna de las criaturas del lugar- y otros permanecieron en su exterior, expectantes por lo que pudiese suceder.

Fue ese momento concreto en el que tuve una idea, ante nuestra imposibilidad de conseguir pistas insté a Shaltek a hacer lo que nosotros no podíamos. Transcurrió mientras los demás andaban demasiado ocupados como para hacerme caso asique opté por dejar ir a la pantera.

Se desenvolvía bien entre la naturaleza, a los pocos metros su piel ya se mezclaba con las sombras y la corteza de los árboles, poco después la perdí de vista. No era la primera vez que hacía eso pero siempre me poseía el nerviosismo y una sensación de frío en el cuerpo, ajena a la temperatura que pudiese haber en todo caso.

Vi a través de sus ojos, su hocico mostró los detalles más ínfimos de los olores del bosque y su fino oído me obsequió con el sonido de las ramas al ser agitadas por el viento.
Tuve unos minutos para adaptarme a la situación, transcurridos todos ellos Shaltek llegó al lugar donde habíamos encontrado el charco de sangre y pronto comenzó a olisquear el ambiente, siguiendo el rastro de la sangre. Su cabeza se dirigió hacia el arbol más cercano y sus patas delanteras subieron hasta la corteza del tronco. Sentía las almohadillas y las garras de la criatura como si fuesen mías, y alcé la vista como alzó ella -definitivamente allí arriba había algo-.

La conexión se perdió, todo aquello que percibía por los sentidos se difuminó y comenzó a mezclarse con mi propia realidad. Poco después volví a ser yo y sólo yo, y shaltek se acercaba tranquilamente desde lo lejos.nInformé a todo el grupo de lo sucedido, y pedí a Isabella que volviesemos al lugar pese a que algunos no parecían convencidos.
Una vez allí, entre dudas, echamos un vistazo sin ver nada.

Las dudas crecían, me apresuré a poner en práctica una idea y pedí a los demás que estuviesen atentos. En ese momento conjuré una esfera ígnea que se alzó desde mis manos hasta la boveda celeste, alumbrando a su paso todo el arbol, ahí pudimos ver todos que se trataba de sangre... si esa sangre pertenecía a algún drow, dicho drow había huído por ese arbol pero de nuevo, nada.

Divagabamos sobre qué hacer, creo que lo hicimos durante diez o quince minutos hasta que el semblante de una criatura hizo acto de presencia. Su tez era oscura, negra, su pelo castaño y sus facciones las de un elfo, parecía que habiamos topado con un drow.

Empuñaba una daga y corrió hacia uno de los hombres, en aquél momento no entendí la facilidad que tuvo para derribar al drow, de hecho lo mató. Simplemente algo no iba bien, tuvimos la certeza de ello cuando al acercarnos vimos que en la herida el interior de la piel no era negra. Quisieron los dioses que fuese yo quien se inclinase sobre el cadaver, mojase uno de mis dedos en saliva y presionase cerca de la herida. Arrastré el dedo durante unos centímetros y nos sorprendimos al ver que el color se corría y el negro dejaba paso a un color carne blanquecino.

Alguien intentó arrebatarle la daga al muerto, y no pudo. La conclusión era más que evidente... nos habían engañado, aquél era un elfo, no era un drow. Alguien nos había engañado a propósito.

Unos cuantos aventureros agarraron con fuerza al elfo, mientras le devolvían a la vida. Las dudas y los comentarios se sucedían mientras el elfo parecía intentar vocalizar.
He de decir que en momentos así agradezco mi inquietud por el saber, ya que haciendo uso de mi conocimiento sobre la lengua de los elfos intenté hablar con él. Todo era extraño, parecía no poder hablar, asique intenté comunicarme haciendole preguntas con una respuesta de sí o no. Lo que pude averiguar es que no podía llevarnos ante quien le había hecho eso, y que el mismo era su enemigo y el nuestro.
Mientras tanto, el resto del grupo concluía en que debíamos llevar al elfo a Puerto Calim, sin embargo el se negaba tajantemente como era de esperar.

En cierto momento comenzó a forcejear, ya liberado de los demás agarró con fuerza la daga que parecía estar pegada a su piel y se la arrancó tras mucho esfuerzo. La sangre brotaba de la herida y el elfo mostraba mucho dolor, aunque seguía sin poder articular palabra alguna. La clériga intentó calmar su dolor y cerrar la herida, esto me produjo gran satisfacción ya que pude darle mi libro y una pluma al elfo.

Tras escribir algunas lineas leí, al parecer varios drows le habían atacado y no recordaba nada, cuando despertó intentó buscar ayuda y al vernos se acercó. Lo interpretamos como un ataque y le matamos...algo que estaba dentro de los planes de los drows.
Sopesamos la situación, nada tenía sentido. Mientras el elfo permanecía en pie con mi libro el grupo discutía la situación que era cuanto menos extraña y confusa.
Yo me encontraba muy cerca del elfo, acabando de leer las últimas lineas, cuando comenzó a convulsionarse y vomitar sangre. Creo que tuve los reflejos suficientes como para evitar ser salpicado, mi libro también tuvo suerte y pude recuperarlo sin que fuese manchado. Todos dimos un paso atrás, el elfo siguió retorciendose hasta caer en el suelo, no me imagino la clase de dolores que sufriría y pese a que la clériga intentó hacer algo acabó por deshacerse en una masa viscosa y ácida.

Desdeluego los drows se habían ocupado de que el elfo no hablase demasiado, nuestra única fuente de información se había desecho ante nuestra mirada, las pocas pistas se habían esfumado.

Sin embargo esta historia ha sido escrita para que este suceso no se olvide, que nada se pierda, también se conservan los originales en mi libro de los trazos del elfo con los que nos comunicamos durante el poco tiempo que compartimos.[/i:4d0e8185de]














[color=red:4d0e8185de][size=18:4d0e8185de]2.[/size:4d0e8185de][/color:4d0e8185de]

Tras acabar la primera parte, ya en profundo silencio, Herur exprimió las últimas horas de la noche para redactar la segunda parte de lo sucedido -que si bien transcurrió en otros lugares, un claro nexo les unía-.


[i:4d0e8185de]He de decir, muy a pesar de todos aquellos que mediaron en aquel extraño suceso, que no todo acabó en aquel lugar y en aquel momento.
Por mi parte, recuerdo que me dirigí a descansar y poner en orden mis primeros registros sobre lo sucedido; muchos de los otros irían a descansar a una de las tabernas de la ciudad.

Cuando hube finalizado el primer borrador en uno de mis pergaminos salí a empaparme del ajetreo del mercado, recorriendolo como era ya habitual en mi en busca de alguna ganga en forma de conjuro escrito, volumen de historia o algún registro de templos olvidados. Quiso el destino que en ese momento me cruzase con un grupo de aventureros apresurados, los primeros me eran completamente ajenos pero pude ver en la distancia como la maestra Isabella se acercaba.

Tuvo que ser ella quien me explicase que, en mi ausencia, Sheril -la clériga que había intentado salvar al elfo de Mir- había dado muestras de estar contagiada por aquello que había marchitado la vida del falso drow. Me uní a ellos y procuré enterarme de más detalles en el viaje a pie, que nos llevó varios dias -quizá pocas semanas- si no calculo mal.
Nos dirigíamos a unas marismas, al parecer curar a Sheril pasaba por hacernos con cierto musgo cuyas propiedades en manos experimentadas y acertadas podían resolver el problema.

El grupo era de lo más variopinto, algo que más tarde agradecí sobretodo por los hombres de armas que avanzaban a la cabeza. Por el camino nos encontramos a alguna tribu orca, asaltantes trasgos y otros seres humanoides característicos -por lo que había leido en libros de geografía- de Calimshan Este. Recuerdo el momento en el que las dunas y las montañas de roca desnuda dieron paso al verde y la humedad de los bosques frondosos, en apenas un par de horas el paisaje cambió radicalmente -era la primera vez que pisaba aquel territorio-.

Creo que comencé a valorar la empresa que habíamos decidido acometer cuando algo que no ví estalló frente a mis narices y me lanzó uno o dos metros hacia atrás, con las ropas chamuscadas. Con un angosto camino por delante y la presencia de innumerables trampas bien ocultas aquello acababa de empezar...

Fueron los hombres de armas, más preparados para localizar dichos artefactos y resistir sus embestidas si eran accionados por error, los que abrieron camino a través de las piedras, los árboles y las hierbas.
Mi sorpresa llegó al final de dicha travesía, no solo nuestras intenciones nos dirigían a una marisma sino a una que acogía por lo menos a una tribu de seres reptilianos.

La figura de aquellas tres criaturas me sobresaltó, allí estaban erguidos con su enorme musculatura rígida y su mirada fría mientras empuñaban espadas con lenguas de fuego cuya longitud superaba la de un hombre de pequeña talla. Y por sorprendente que parezca hablaron antes de atacar, tengo esa escena bien grabada en mi cabeza... comenzaron a gesticular y vocalizar, rudas palabras en común se dispersaron desde su boca. ¡Conocían la lengua común!

Quizá heché en falta la posibilidad de usar la lengua dracónica, que todo ser reptiliano conoce y utiliza, pero no importa. En aquel momento comenzó una conversación que bien podría compararse con avanzar por un tronco caido con un precipicio por debajo.

Los hombres de armas comenzaron a hablar, si bien nuestra intención no era mala comencé a temer que si no salvabamos ciertas distancias nuestra conversación no llegaría a buen término. Aquellos hombres lagarto parecían desconfiar por naturaleza de todo humano, y habían sido atacados en muchas ocasiones... como bien les dije del mismo modo que su tribu no respondía por toda su raza nuestra tribu tampoco lo hacía.

Propusimos un trueque, diré esto ahora aunque se podría repetir continuamente a partir de aquí pero, aunque yo estudio pueblos desaparecidos hace mucho tiempo, conozco ciertas costumbres que suelen repetirse en las culturas tribales poco desarrolladas. Tenía una opinión que ofrecer, y sugerí a la maestra Isabella, en realidad a todos y a los propios lagartos un trueque simbólico -de tu a tu- como señal de respeto y honor a la palabra. Tras enseñar algunos objetos parece que accedieron a llevarnos ante su rey, unos cuantos avanzamos mientras otros se quedaban fuera.

Cuando los lagartos dijeron rey mi primera imagen fue la del chamán de la tribu. El lider espiritual depende de en qué cultura puede ser también el lider social, pero en esta ocasión me equivoqué.

Avanzamos por las marismas, con las botas medio hundidas en el agua y azotando al aire intentando espantar a aquella marabunta de mosquitos que revoloteaban a nuestro alrededor buscando la comida del dia. No tardamos mucho en llegar a un puente construído con madera y una plataforma sobre el agua, para ser honestos no esperaba un tipo de arquitectura tan lograda en unos seres reptilianos, la construcción parecía verdaderamente estable y hecha para durar -si bien la madera, como toda la de una ciénaga, acabaría por pudrirse y tendrían que cambiarla-.

Llegado el momento en el que estabamos frente a uno de los seres reptilianos, mi primer juicio me dijo que él era el rey -a todas luces era el chamán de la tribu- pero sin embargo no tardaría mucho en darme cuenta de mi error, clavamos todos y cada uno de los presentes la rodilla en el suelo inclinandonos ante el verdadero rey reptiliano cuando este hizo acto de presencia.

El rey exigió conocer el porqué estabamos allí, parecía más razonable que el resto de sus congéneres. Fue Isabella quien dió explicaciones, en mi cabeza rondaba la posibilidad pero sinceramente no esperaba que así fuese hasta que tuvo lugar... el rey preguntó porqué la hembra había hablado. Todo fue como un mecanismo, un resorte que salta, las palabras se formaron en mi mente y las escupí con seguridad <nuestra tribu tiene algunas costumbres distintas, disculpe a la hembra pues no hablará más>. Solucionada la situación comenzamos a ofrecer aquello que podíamos dar en trueque, sin duda podíamos salir de aquella sin que el aire ardiese ni las espadas se blandiesen.

Fue el bardo quien nos salvó el pescuezo tocando una melodía acertadamente interpretada. El gesto del rey lagarto cambió, y juraría que intentaba esconder su satisfacción... todo parecía tener un buen fin, bien atado. Sin embargo debí imaginarlo... pese a nuestro sobresalto los lagartos no vieron nada extraño que el rey exigiese al bardo como esclavo a cambio del musgo, intenté hacerle replantear esa cuestión explicandole que nuestra tribu valoraba la libertad tanto como la vida -La tribu es lo más importante para este tipo de criaturas, podrían ver nuestras costumbres como distintas, pero costumbres de tribu al fin y al cabo que hay que respetar- sin embargo fue Luke quien salvaría a quien nos salvó primero, ofreciendo al rey una cajita de música.
No estoy seguro de si algún lagarto conseguiría entender el funcionamiento de estas cajas, quizá atribuyesen algún poder mágico a ese trozo de madera y hierro... sea como fuere la idea pareció convencer al rey.

Todo parecía hecho, ahora tan solo quedaba consumar el trueque y marcharnos en paz y sin embargo una vez más...no podía ser tan fácil.
Un grupo de lagartos se acercó por el puente, uno de ellos llegó hasta las mismísimas narices del rey y le increpó negociar con humanos.
Esto sí que me lo esperaba, la figura del lider de una tribu tiene un peso muy grande en una sociedad de este tipo, y el rey parecía no tener todos los favores... visto lo visto, esto era la excusa que necesitaban aquellos que no eran partidiarios de su liderazgo para reclamar el poder con una excusa justa.

En estos casos se puede decir que era un desafio de pleno derecho, la guardia y los rebeldes se enzarzaron en un combate a muerte mientras nosotros nos manteníamos al margen a muy pocos metros. Gracias a esos instantes de confusión recogimos algo de musgo, de hecho al final quedaría y sobraría musgo muestra de ello es que ofreciese mi parte a la maestra Isabella para que la Academia de la Magia pudiese estudiarlo.

Huímos como podimos, con lo que necesitabamos en nuestras manos, a través de la ciénaga y los bosques. Todo el entorno parecía inquieto, los pájaros alzaban el vuelo velozmente y los pequeños animales se escondían o huían a toda prisa, nosotros corríamos para salvar nuestras vidas mientras los lagartos nos seguían a poca distancia. Podíamos escucharlos, y cuando alguno se adelantaba demasiado incluso teníamos que hacerle frente, recuerdo que aquella situación duró varios dias incluso tras internarnos en el desierto. Tenían que estar muy furiosos para hacer aquello, sin embargo debían detenerse en algún lugar y lo hicieron en un desfiladero a pocos dias de Puerto Calim.

Estabamos a salvo y teníamos el musgo, aun no estaba todo hecho pero la satisfacción era evidente en todos nosotros.




Esta es otra historia que vivirá por los tiempos en tinta y papel;
Jordan, Isabella, Florian, Djafar, Deivid, Yon, Bifur, Luke, Sherin, Then, Rick, Rodrik, Neithan, Harlena, Herur.[/i:4d0e8185de]







Una vez finalizados los dos pergaminos Herur acudió a un copista y mandó hacer varias copias. Como empezaba a ser costumbre entregaría una a la Academia de la Magia, a la biblioteca de la ciudad y el resto las enviaría a distintas tabernas y bardos de la Costa de la Espada.

Lord Sigfrid

15/07/2009 23:48:00

En búsqueda de la flor del frio eterno.

Tras enterarme que un grupo de aventureros se dirigía a buscarla, decidí ir a darles una mano. Se dirigían a una zona helada. Al parecer el frío hizo que la enfermedad no se hiciera notar. Tras encontrar al numeroso grupo que me sorprendió, puesto que ir a este lugar tan peligroso por una flor que era para sanar mi enfermedad, la verdad, me hizo poner contenta. Tras la derrota de varios Yetis, el grupo avanzo hasta el lago, dónde unos elementales de hielo nos hicieron frente. El pingüino de neithant fue enviado a buscarla en el lago mientras que el resto ahí estaba a fin de cuentas, lo logro. Varios se adentraron en el agua y quedaron congelados, gracias al anillo de inmunidad al frio, pude ser capas de rescatarles. Sin embargo ya estábamos bastante débiles para volver a enfrentar a los Yetis, aun así ese lugar era inestable y sentimos terremotos por lo que decidimos arriesgarnos a volver sin importar qué. Tras retirarnos de lago, un gran alud tapo el mismo, por lo que fuimos muy afortunados.
En el viaje devuelta un grupo de mercenarios quiso robarnos la flor, sin embargo la pasaron muy mal, ninguno de ellos quedo vivo. Así que decidimos seguir camino, gracias a los dioses no tuvimos más problemas que algunas trampas molestas. En la ciudad el alcalde de la ciudad nevada nos recibió y pregunto que tal nos había ido, al parecer él sabia de la flor, en un vistazo logre divisar esta flor en la terraza de este mismo, el cual nos había mentido diciendo que no sabia nada de ella. Sin importar mucho eso puse en un balde lleno de nieve la flor, y con un teleportar llegue rápidamente a calimport por la noche por lo que aproveche el frio de la noche del desierto para llegar hasta el clérigo quien me salvo de la enfermedad.


Lo mejor de todo fue el bardo neithant, que murió cual bardo como 10 veces y su pingüino fue quien salvo el día. Por lo que fue un GRAN bardo, como en los libros.
Eramos… Neithant, Rodrik, Rick, Deivid, Then, Luke, Harlena, Vicktor (doyle), Grinderwar, Isabella y yo (sherin). Creo que no me olvido de ninguno.

EN fin, la pasamos bien ^^