Kentara

15/07/2009 23:41:31

-Tú, arquiano, asserquiaté. Vamos, isstas siorrddo? - La hoja de la guadaña presionó la espalda del joven distraído, que se levantó sobresaltado.
-¿Sucede algo? - Herur pasó las hojas de su libro, lo cerró y se lo llevó a su espalda.
-Vamos, guiarde ese libro y aquiompañeme. - El guardia llevaba un cartel enrollado en la mano sin decir nada al respecto.
-¿Yo?
-Sí cliario, viamos no mi hagas pierder la passiencia. Istoy di siervisio. - Para entonces Herur ya se temía lo peor, había escuchado numerosas historias sobre la fama de la autoridad calishita pero pensaba que tan solo era eso, historias... exageraciones. De pronto se veía contra las cuerdas y sin una pieza de cobre de más.

[i:55c4c73142]-¡Asierquiate vamos!
-¿Sucede algo, señor?[/i:55c4c73142]
-Isto lleva tiempo quiolgado en algunas di las piarredes di la sicudad ¿sí? ¿sois arquiiologo sí? - El cartel enrollado estaba ahora desplegado, a la altura de las narices de Herur quien indetificó sin problema que en efecto, era uno de los carteles que había repartido por la Joya del Desierto.
-Así es, señor. Una media sonrisa de nerviosismo comenzaba a aflorar en el rostro del mago, orgulloso por ser conocido a causa de su profesión pero a su vez inseguro por ser el centro de atención de un guardia.

[i:55c4c73142]-Hmmm... ¡piapeles di siudadanía! ¡Ahorra mismo!
-Eh... sí, disculpe sólo...sólo un instante.[/i:55c4c73142] - Un pálido Herur revolvía entre las costuras interiores de su túnica, rezando a los dioses por no haberse dejado los papeles en otra de sus pocas túnicas. Le llevó varios intentos dar con los documentos adecuados, descartando otros papelajos que tenía perdidos entre sus cosas sobre cierta obra teatral de moda en aquel momento o unos apuntes que había redactado cuando se vio maravillandose con las estatuas que se alzaban en el distrito del templo. Finalmente dio con los adecuados y se los entregó al guardia.

[i:55c4c73142]-Ia veo... ¿dionde riside siudadano?
-Soy miembro de la Academia de Magia señor...actualmente me he establecido en una de las dependencias de la Novena Campana.[/i:55c4c73142]
[i:55c4c73142]-Bien, iaora expliquieme isto di lo papel, siudadano. La exquiavasión di la qui hace rifirincia isto quiartel no sirá dintro di la jurristicción di la siudad...¿no?
-Oh no, no tendría sentido... las excavaciones que nos interesan son en el desierto profundo, nada que ver con la Joya del Desierto señor.
-Intiendo intiendo, mijor piorque di ser así dibiria piagar tasas ¿sí? mijor...[/i:55c4c73142] - Todo el interés del guardia ya parecía haberse desvanecido llegado este punto.

-Dime siudadano, ¿has risibido muchos mirsenarios? - El guardia reía.
[i:55c4c73142]-¿Mercenarios, señor?
-Tsi tsi, biusca el quiartel si... biusca mirsenarios piara proteger.
-Ah sí, bueno... aun llevan poco tiempo puestos, esperamos que se presente más gente.
-¿Ispiremos? ¿La Acadimia di la magia?
-Sí...así es.
-Ahhh bien bien, siudadano bien, quienta con grandes miaestros si... siguro si se ofresen tiendrán buenos risultados, siudadano Herur.
Iso es todo.[/i:55c4c73142]
- Gracias señor. - Herur tomó sus permisos, se inclinó cortésmente y se alejó intentando parecer de una pieza y sin demasiadas prisas por salir de aquella situación, aunque ciertamente las tenía.




Aquel había sido su primer encuentro con la autoridad calishita, pero no sería el último.