MasojHunett

30/10/2009 08:39:11

[i:ca1706cf2b]El número de faquir iba bastante bien hasta que Isabella apoyó el pie donde no debía.A parte de eso hubo varias interrupciones extrañas.
El arcano se incorporó,se metió en la carreta y se cambió de ropa sin mirarlos.
Los fantasmas parecían no ver a las personas que se encontraban cerca del oasis.
Pasados unos minutos,cerca del minarete,la oscuridad empezó a tomar vida y un agujero negro se formó a las espaldas de los presentes.Todos estaban absortos mirando a los fantasmas de cerca.
El agujero se formó,y lo que parecía una especia de cristal grisaceo y acuoso,separaba nuestro mundo del que había al otro lado del agujero.
Los fantasmas huyeron rapidamente,algo iba a suceder.
Alguien lanzó una piedra y el rugido que se escuchó fue estremecedor.Poco a poco las pinzas y los brazos emergieron desde el agujero.
El demonio cargo contra los presentes y tras unos minutos de incesante intercambio de conjuros entre el glabrezu y los arcanos,el combate ceso y el demonio fue derrotado.
A los pocos minutos,un segundo demonio salió del agujero y fue reducido igual que el anterior.

En el templo de Kelemvor

Sin duda era un símbolo de un dios máligno que ya había muerto.
Los cadáveres eran recientes,pero el olor a putrefacción desconcertaba a los que estaban dentro de la catedral.
Algo extraño estaba pasando...[/i:ca1706cf2b]

ArkasLynvail

11/11/2009 20:03:47

[color=red:fd2415df18][size=23:fd2415df18]Capítulo II: El ataque



- Vamos vamos no os retraseis - Dijo el hombre de túnica grisácea, que lo cubría completamente.
Frente a él una fila de cientos de fantasmas pasaban delante de él a un ritmo rápido, con una precisión implacable.
Pese a ser fantasmas cualquiera se habría asombrado y maravillado del espectáculo y precisión que tenían los sacerdotes guíando a los fantasmas por el espacio del plano y metiéndolos en la ciudadela.

Uno de los fantasmas se separó de la fila y se alejó varios metros, parecía perdido y confuso.

- ¡Eh tú!, ¡vuelve a la fila! - Dijo el sacerdote de Kélemvor, que lo siguió mientras acercaba su mano al símbolo de su dios - Vamos tienes que volver a la fila para reunirte con tu dios.

El sacerdote le puso la mano en el hombro del fantasma y empezó la letanía para obligarlo a obedecer.
Entonces el fantasma se giró y el sacerdote vió como las pupilas de sus ojos eran de un color rojizo y a su alrededor había una penumbra.

- Almas....alimento.... - Sonrió y su rostro se desencajó, su forma se contorsionó desactivando la magia que lo envolvía y cubría su verdadera forma.
Del ser aún en transformación salieron dos enormes pinzas que cortaron en dos al sacerdote de Kélemvor.
El silencio reinó durante unos instantes solo cortado por la voz de otros sacerdotes que estaban cerca.

- ¡Tanar'ri! ¡corred ponerlos tras el muro! - Dijo uno de los sacerdotes mientras empuñaba una maza de armas imbuida especialmente contra estas criaturas.

La fila de fantasmas aceleró a su paso para cobijarse por los muros de la ciudad del plano de la fuga, mientras los sacerdotes de Kélemvor controlaban el Tanari que había aparecido en el plano.
Pero entonces un zumbido enorme sacó a toda la ciudadela de su quehacer, seguido por varios truenos y una sombra que se acercaba en la lejanía de la ciudad.

Un ejército de demonios y muertos vivientes por igual se acercó a la ciudad, no había orden alguno en aquel ataque, pero su número era inmenso.
Un grupo de un centenar de sacerdotes de Kelemvor y Yergal se colocaron en la muralla y empezaron a rezar y activar sus conjuros arcanos.
Cuando la nube de demonios se acercó a la ciudad se estrelló contra un muro invisible que la rodeaba y la protegía.

- ¡Avisad al castillo! ¡son demasiados! ¡Y la muralla no aguantará demasiado! - Dijo el veterano sacerdote de Kélemvor, el joven miró horrorizado al otro lado de la muralla invisible viendo el rostro de las abominables criaturas que arañaban, golpeaban y mordían el muro invisible.

Pasaron largos minutos y entonces se abrió una brecha en la muralla, los demonios entraron en masa por la abertura pero se enfrentaron a la valentía y el poder de los sacerdotes.
Las sacudidas mágicas hicieron retumbar todos los edificios y muros de la ciudad.
El poder de los sacerdotes consumía a los demonios en una proporción de cien a uno, pero incluso tan cerca de su dios su poder no era infinito y pronto se le acabarían los conjuros. En cambio el número de demoníacos no parecía descender, sino incluso aumentar

Hergyal el sacerdote de Kélemvor golpeó el cráneo del malherido Glabrezu con su maza hasta que sintió que éste estallaba y se convertía en meras cenizas.
Observó a su alrededor y observó la catástrofe demoníaca, pero él no podía permitir que pasaran a la ciudad y devoraran las almas de su interior.
Justo entonces su compañero Jerdeed murió por los golpes del látigo de un enorme Balor.

- Maldita bestia, me encargaré de destruirte personalmente. Hergyal no olvides este nombre - Entonó la canción de su dios y su arma empezó a brillar con un tono azulado.

El Balor rugió y lanzó su enorme espadón contra su cuerpo, pero en lugar de partirlo en dos se estrelló contras las protecciones mágicas del sacerdote.
Hergyal impactó la maza en la rodilla del balor y escuchó como se rompía su hueso y calcinaba la piel del balor con su energía positiva.
Pero entonces éste al caer le sorpdendió, pues el látigo que empuñaba en su mano torpe se agarró a su pie y lo desequilibró haciéndole caer hacia atrás totalmente desprotegido ante el ataque final del Balor.

- Kélemvor perdonadme, no he podido destruir a esta criatura - Murmuró el sacerdote que iba a recibir el golpe de gracia.

Entonces algo impactó contra el Balor y se sucedió una enorme explosión. El Tanari salió despedido más de veinte metros derribando a otros tantos demonios a su paso.
El sacerdote se incorporó levemente y observó al hombre que lo había salvado.

Lucía una brillante armadura, tanto que lo deslumbrada, su rostro era sereno aunque mostraba la abominación que sentía hacia esas criaturas.
No sería mucho más alto que él, el hombre giró su rostro y lo observó, rapidamente Hergyal se echó de rodillas y agachó la cabeza.

- Perdonadme mi señor no he podido acabar con el Tanar'ri tal y como le prometí - Dijo implorante.

- Llevad las almas que quedan al interior de la fortaleza, yo me encargaré de los Tanar'ri - Dijo y observó el pasaje que se cernía ante él, millares de demonios temibles y aborrecibles.
Entonces su silueta empezó a brillar con mayor intensidad y a crecer en tamaño, hasta alcanzar la altura de unos cuarenta metros.
El dios desenvainó su espada bastarda, en un solemne gesto medido y musitó unas palabras activando la magia de "Toque Fatal".

Con una velocidad inhumana se lanzó contra los demonios y pronto las explosiones de la batalla sacudieron los cimientos de la fortaleza.
El sacerdote apenas pudo separar la vista del espectáculo y sintió una mezcla de regocijo y pavor por el poder de su dios. Pero recordó lo que éste le había ordenado y dirigió con celeridad a las almas que aún quedaban al interior de la fortaleza.

Poco tiempo después no quedaban más demonios y el portal de entrada había sido cerrado....

ArkasLynvail

15/11/2009 14:12:02

Todas las criaturas de Faerun dependientes de deidades tienen la siguiente visión.

[color=darkblue:88e91c11ca][i:88e91c11ca]"Apareces en mitad de una extraña ciudad, las almas vagan de un lado a otro guiadas por unos hombres de largas túnicas que apenas desvelan sus rasgos. En tu escrudiñamiento del lugar destacas como monumento de la ciudad una enorme aguja que parece hecha de cristal, entonces el suelo retumba y saltan las alarmas.
Criaturas monstruosas, algunas con cabeza de perro y cuatro pinzas, moscones enormes y unas extrañas criaturas descarnadas con la apariencia de largos esqueletos cubiertos por una piel de color negro además de un contingente de muertos vivientes atacan lo que parece un muro hecho de almas que bordeaba toda la ciudad.

Las almas huyen y son devoradas por estas criaturas, los hombres con largas túnicas luchan con ferocidad con estas criaturas resistiendo como pueden."[/i:88e91c11ca]
[/color:88e91c11ca]

Entonces en mitad de ese momento de desesperación despiertas bañado en sudores.

Cormarion

15/11/2009 17:37:22

[i:ac0007039f][extracto del diario de Manwe Taurcirca]


Hacía unos días ya que conocí a la pequeña niñita mediana Suzette en el linde del caminio. Había perdido a su lobita Artemisa. Ese día conocí también al humano Kawa el Pájaro y no desconfié de él. Era un espíritu como yo que venera al Padre Roble.

Entonces llegó Hashishint desde el bosque y decidimos ir todos juntos hacia el norte en busca de la lobita. ¡Qué bien, veré tierras desconocidas!, pensé.

Cuando dimos unos pocos pasos en el camino apareció una humana que dijo llamarse Shiandree de Sune, tenía una voz que hizo que se me erizase el cabello de la nuca y se movía con la gracia de una pantera.

La mujer se alegró de encontrar compañía en aquella noche tan oscura aunque su dama Sune le había enviado un protector. Hash cuando la vio se puso un poquito nervioso como si le recordase a alguien.

Dama Shiandree les habló de su ciudad, Ámbar, que estaba al pasar un gran puente sobre un río de rápidas aguas. Por el camino recogí un hongo por que vi muchos juntos como en la entrada del bosque y pensé que estaría bien investigarlo. Todo era nuevo para mí y cuando casi llegamos a Ámbar la humana nos invitó a ir a la ciudad.

Me llamó bellísimo y me tocó una oreja y entonces me sentí raro y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Pero no era malo ni nada como cuando tienes fiebre.

Ámbar es una ciudad donde viven humanos, elfos, semielfos y medianos. Me pareció bonita la ciudad aunque todo estaba hecho de piedra y no vivían bajo la sombra de los grandes árboles del bosque.

Shiandree nos invitó a darnos un baño de aceite y yo no lo entendí. Entramos en una casa muy grande y yo no vi ningún río de aceite dentro pero la humana me dejó en una habitación con Cristina. Shiandree dijo que me diera un buen baño y que me "relajase".

Entonces tuve que luchar con Cristina y ella ganó y acabé sin ropa. Me metió en un baño y me frotó muy mucho todo bien. Hasta detrás de las orejas. Yo grité y Hash entró a rescatarme con las espadas en la mano pero le dije que no pasaba nada, que Cristina me había hecho cosquillas...

Luego Cristina me secó y me empujó sobre un sitio muy blando que parecía estar lleno de plumas de ganso y abrí muchos los ojos cuando se lanzó sobre mio y tuvimos que luchar otra vez. De nuevo me ganó y me tuve que rendir. Sentí frío y empezó a darme golpes con las manos, muy rápido, y a estrujarme mis carnes. Me quejé y no sabía por qué me pegaba Cristina pero luego poco a poco me sentí muy relajado.

Cristina quiso hacerme cosas y yo... bueno, acabé todo perfumado y ya no olía a bosque, pero era todo nuevo para mí y me gustó la experiencia. Así que me vestí con mis mejores ropas, las que me regaló mi muy mejor amiga Isi, la pizpireta.

Hash, Suzette y Shiandree estaban en una habitación también de piedra y lo toqué todo. La piedra, la planta que crecía en un recipiente de cerámica, el agua que salía de una pared y todo parecía bonito pero no era como el lugar preferido de Isi.

Entonces oímos gritos de la gente que había allí fuera, en la sala grande de mesas. ¡Fantasmas! El ambiente era frío como si hubiese llegado el invierno. Me acerqué a uno de ellos y le pasé la mano por delante y parecía que no nos veían. Era muy raro pero nunca había estado en una ciudad de humanos y pensé que a lo mejor los espíritus humanos vivían con los vivos.

Llegaron más gritos de fuera de la casa grande, le pedí a Suzette que se quedase en la habitación y no se moviese de allí, y Hash, Shiandree y yo salimos pero era todo oscuro. Ni siquiera con mis ojos de elfo podía ver nada pero mi olfato no me engañaba y olía muy mal allí. Me moví palpando la pared de la "taberna" y busqué la vara de plata para irradiar un poco de luz. Cuando ya no estuvo oscuro cayeron sobre nosotros... ¡restos de gentes!

Y... una bestia muy grande y fea que tenía cuatro brazos, dos grandes como pinzas y dos más pequeños estaba allí fuera. Hash no tuvo miedo y disparó muchas flechas muy rápido y Shiandree que es como nuestros clérigos pidió ayuda a la dama Sune y conjuró.

Yo, poco podía hacer así que usé todo mi poder divino para ayudarles a ellos a luchar contra el demonio, por que eso fue lo que dijo Shiandree que era. Un demonio, una criatura del infierno.

El demonio lanzó muchas bolas de pura luz y me golpearon con fuerza dejándome tirado en el suelo. Cuando abrí los ojos... vi los de Shiandree y su sonrisa. Me perdí en su mirada pero luego me acordé de Suzette y corrí a por ella. Tenía que protegerla. Cuando regresé al exterior, Hash y Shiandree habían luchado con el demonio y dijeron algo de un portal y luego el portal se cerró solo. Avisaron a la guardia de la ciudad.

Regresamos al interior de la "taberna" de Shiandree y aún estaban allí los fantasmas. No estaba bien que anduviesen entre los vivos así que tomé en mis manos la Hoja de Roble y empecé a pedir a Silvanus que me ayudase a expulsarlos. Como no me sentía confiado en mi mismo cambié del idioma común al élfico y les reprendí. Muchos fueron expulsados aunque noté que me costó mucho, más de lo que cabría esperar.

Uno de los fantasmas resistió y me acerqué a él con la Hoja de Roble en alto y traté de comunicarme pero cuando me acercaba huía y gritaba. Entonces le hablé en común por que era un espíritu humano pero huía y gritaba haciendo que la gente se tapase los oídos y luego atravesó el muro de piedra y me dejó con la boca abierta...

Llevo días pensando sobre todo esto. Lo he explicado a algunos en el bosque y se sorprenden de que a Manwe le pasen muchas cosas, buenas y malas. Parece que sea valiente y que sepa muchas cosas pero no es verdad. Me queda mucho para aprender, no soy un sabio y no quiero serlo nunca para poder seguir aprendiendo siempre. Pero eso es por que soy así...

También recuerdo que Shiandree me besó en la mejilla... aún me siento raro, como con mariposas en la barriga.[/i:ac0007039f]

gatovengador

15/11/2009 20:35:49

La sacerdotisa se despertó entre temblores, con la mano en la espada que reposaba en su cabecera de forma refleja.

"¿Y ahora qué?"

pastoretpastor

17/11/2009 09:49:24

Mientras daba patadas al amasijo de hierros en su habitación en la Escuela, algo pareció venirle a la cabeza. Mentalmente pasó como un rayo el rostro de todos los que les acompañarían en su viaje y recordó los viejos tiempos de la escuela con su maestro. El recuerdo atenazó sus pensamientos y dio un par de patadas más fuertes, su babucha no resistió y cedió hasta el contacto del duro metal con sus carnes... y aulló.

Podría sacar algo de provecho... las almas son un bien preciado y si no pasaba nada malo... quizá consiguieran algo... de provecho o no, al menos sería un buen viaje lectivo para todos.

Y es que cuando bajó caminando hasta su drúdaca recordó la frase que un día pronunció alguien a quien apreciaba ¿como se llamaba? o más bien... ¿como olvidó su nombre? no, siempre que tenía algo que hacer que le divirtiera se acordaba de él aunque ahora se tenía que ver a sí mismo en el centro del círculo, aunque bueno, lo importante no es el quien sino la misma frase: "entre los dioses y los mortales, sólo los metomentodo de los magos establecen su campo base".

ior

17/11/2009 12:38:49

Y como siempre, donde unos ven oportunidades otros no ven mas que problemas... ¿Hacer un viaje astral? Penso el gnomo. Pero si ya salir de la ciudad es una odisea y estos locos quieren hacer un viaje a donde pocos han ido, y menos han vuelto. No no no... No se les ocurre ir a Lantan, si ahi les acompañaria, y me quedaria... locos, todos locos.


El gnomo oculto sus temores y los vistio de logica, alguien deberia quedarse a cuidar de los cuerpos, si, eso era algo que podria hacer bien, siempre que su cabeza no se distrayese con algun calculo complejo o alguna combinacion alquimica imposible....


Al deshacerse la reunion, pregunto que gemas hacian falta y se deshizo de toda tentacion posible dando esas gemas al mago Vashar, le gustaba leer e iba siendo hora de que pusiese en practica lo que iba aprendiendo, penso divertido el gnomo para si.

Cormarion

17/11/2009 15:03:09

-¿Ha sido el mago de papel? -preguntó Laura a su tía Lyan desde su montura. Lyan se había arrodillado junto a Jeanna que yacía inconsciente en el suelo y mantenía el semblante como sumida en una pesadilla.


La paladina abrió los ojos, confundida, cuando la visión terminó... almas, insectos y demonios que atacaban un muro hecho de almas... y miró a los ojos de Lyan que la miraban reflejando preocupación.


-Los paladines sois unos estirados, sí, pero tú no te estires más, ¿vale? -le dijo la guerrera. Ayudó a incorporarse a la Fénix mientras que junto a ellos también se levantaba del suelo Wyrd, el caballero de Bahamut. Habían compartido la visión. ¿Alguien más?, pensó Jeanna.


Al día siguiente la paladina habló con Earar y con el aspirante a caballero, Leobald, acerca de la visión. Y unos pocos días después el ex-duque traía noticias desde Calimport. Los clérigos de Kélemvor habían sido masacrados, quizás para que la divinidad perdiese parte de su poder. otors habían tenido la misma visión allí, clérigos de Tymora y de Mystra le dijo. El elfo tenía una mentora en la escuela de magia calishita en la que se tuvo que inscribir para poder tener acceso a la biblioteca. Sea como fuere se ha enterado de que un grupo va a realizar un viaje al Plano de Fuga, a los dominios de Kelemvor, para investigar.

Proyección Astral dijo Earar que se llamaba el conjuro y que un nigromante sería quien lo realizaría. No un clérigo superviviente de la capilla de Kélemvor sino otra persona.


-Izan es nigromante -mencionó Lilian y Jeanna se estremeció al oír el nombre del "buscador de burbujas". Lyan le había contado que él podría encontrar a Aria. ¿Sería él quien llevase a cabo ese conjuro?

ArkasLynvail

19/11/2009 14:39:09

[i:55a3f3c0a3]Los rumores de que algo pasa en el seno de los dioses corren como la pólvora en faerûn.

Historias de sacerdotes de Kélemvor desaparecidos hasta en el punto más recóndito del continente.
De sacerdotes desquiciados y de numerosa gente a la que dice haberselo aparecido su dios.

Nadie sabe realmente lo que ocurre pero los rumores hablan por si solos temerosos de un nuevo cataclismo.[/i:55a3f3c0a3]

mnho

19/11/2009 15:37:43

[i:4d252442f0]Horas después de escuchar algo al respecto en conversación ajena. El oasis de la perla sumido en el caos, de nuevo enemigos que se le antojaban desconocidos al ya curtido mediano. Sentado en una de las mesas apartado del juego, observaba la taberna ensimismado, con un botella prescindiendo de copa. Hasta que un humano al que parecia conocer del juego le interrumpió.

-Eh Trampero¡ ¿Hasz oido losz rumoresz?... Al parecer el mundo sze va ir al carajo-. Dijo el humano en alzhedo.

El mediano lo miró de arriba a abajo, para volver de nuevo la mirada perdida sobre el conjunto de la taberna y contestar.

-Entoncesz compre un buen vino... y diszfrutelo-. Le contestó el mediano sin mas.[/i:4d252442f0]

Dava

19/11/2009 23:51:05

Si eso es cierto.... es hora de hacer otro viajecito, verdad pequeño?
*dice una voz languida y mortecina desde algun lugar de la oscuridad*
-Vayamos al Zafiro, ... necesito informacion de primera mano...
*miemtras una silueta esbelta se mueve en la oscuridad*
-... a quien recurriremos esta vez, creo que dara igual todos estan deseando que les deje ir alli, pequeño ven aqui!
*al girarse atraviesa un haz de luz mortecina que deja ver como un pequeño contemplador flota en direcciona la figura*
-Estoy deseando ver como termina este juego....

sannla

23/11/2009 21:16:32

Un espectro perdido en Ambar - se dijo Leda en un sobresalto al ver aquél ser transparente en la orilla del río.
Parecía mirar el horizonte sin saber bien qué o a quién buscaba, hasta que la pequeña Suzette desveló el misterio.
-busca a su mujer-dijo
Amanda...- y el nombre salió trémulo de la inexistente boca del fantasma, inundando a los presentes con un frío que calaba hasta lo más profundo.
El espectro, antes miembro de la Guardia Escarlata, trataba de encontrar a su querida Amanda, la cual, según él contó, traía flores cada día a casa.
Leda suspiró al oir tan tierna historia, y todos coincidieron en que le ayudarían.
Suzette les guió hasta los campos de Ambar, dónde se produjo el sobresalto: una bruma inundó el montículo donde crecían hermosas margaritas amarillas y derrepente: la oscuridad absoluta!
Un guerrero de ultratumba salió para amenazar al espectro, pero fue rápidamente combatido. Lo que salió de entre la negrura después...hizo estremecer a todos. -y a vosotros también. Las palabras salieron entre sus afilados dientes y su lengua babeante.
yo no pienso acompañarte.

Cormarion

23/11/2009 21:33:07

[i:22e10a9bf6]Visiones...

La mujer vestida con una sencilla túnica de lino blanco e Isis al cinto caminaba bajo un cielo argénteo rodeada de almas. Estaba en el Plano de Fuga.

A su alrededor, una ciudad, y más allá un muro formado por almas lamentándose. De repente todo parece temblar. Aparecen demonios y asaltan el muro mientras que los sacerdotes que guían a las almas hasta la ciudad defienden la fortaleza en nombre de su señor. Jeanna ve que llevan un emblema, una balanza sujetada por un brazo esquelético.

La alarma suena desde el interior de la ciudad, la mujer se gira y ve un enorme edificio en forma de aguja hecha de cristal que se eleva en las alturas. Alguien grita: "¡Han robado el tomo de Myrkul!", la paladín se gira hacia la voz y contempla como un alma está a punto de ser devorada por un demonio.

Echa mano a la empuñadura de Isis y la esgrime contra el demonio arremetiendo en furiosa carga. Pero sus estocadas son inútiles, atraviesan al demonio, y de repente se da cuenta de su incorporeidad. Los dientes le rechinan de furia al ver como aquella alma va a ser devorada cuando justo antes de que las zarpas del demonio atrapasen el alma, apareció el León Dorado, y mordió en la nuca al demonio derribándolo en el suelo. León y demonio lucharon hasta que el animal quedó victorioso.

El León la miró fijamente... y Jeanna despertó en ese momento.[/i:22e10a9bf6]

pegasus

23/11/2009 22:41:12

Suzette se acerco con miedo y mucha curiosidad al ver un espectro que vagaba perdido por la ciudad de ambar, escucho su voz como muy lejos, le conto que buscaba a su esposa llamada Amanda y que a ella le gustaba recoger flores, la pequeña mediana sabia donde habia preciosas margaritas.

Les llevo hasta donde crecían y al llegar una extraña niebla se extendió por el lugar, un estremecimiento recorrió el cuerpo de Suzette cuando todo se oscureció, un espeluznante guerrero con una gran espada apareció cerca del espectro, la dama desconocida y el clérigo lo abatieron pero lo peor ocurrio despues, de entre la oscuridad emergio un colosal diablo que amenazo con llevárselos a todos. Lucharon con el y lograron vencerlo.

Suzette se sintió triste cuando el clérigo expulso al espectro, se despidió de el prometiéndole que encontrarían a su amada esposa.

folmalhaut

23/11/2009 23:10:33

La joven maga elfa, recluida en la biblioteca de la profundidad del bosque, desconocía que más gente había tenido esos encuentros con fantasmas.

Ella, se limitó a buscar información sobre planos y más se preocupó de los demonios y el por qué de su visita.

En los libros había leído sobre almas en pena, abandonadas por sus respectivos dioses, que, o pasaban a formar parte del muro de la ciudad del juicio, o bien eran dominadas por demonios y condenadas a pasar hasta la eternidad en lo más profundo del Abismo.

-Quizá solo presenciamos uno de esos raptos de almas por parte de los Tanar'ri. Pero ¿qué hacían en el bosque de Weldazh esas almas? -pensaba la maga.

ior

24/11/2009 01:59:06

- ¿Has visto? Ahora seguro que me crees...Dijo a su socio al verlas. Y a los pocos instantes volvia a ocurrir.

Se separaron, se llevaron a las almas, volvieron a su lucha por la supervivencia. Oscuridad, humedad, el recuerdo de un dolor no comparable a ninguno otro.

- ¿Donde estoy? Se preguntaba mientras se ayudaba a levantarse apoyandose en los barrotes. ¿Socio? ¿Estas ahi...?

El silencio volvio al lugar. Cerro los ojos y espero.

Cormarion

24/11/2009 07:44:46

[i:30766a3847]El mercader ni siquiera había entrado en la taberna sita dentro del recinto amurallado de la fortaleza conocida como la Ciudadela del Fénix.


-¿Cómo se llamaba? -rumiaba Viktor- ¿Largo y Feliz? ¿Tragar y Desliz? ¿Trago Feliz? -asintió mientras sujetaba firme las riendas de su recién "adquirida" montura y recordó las bromas de su bajita.


Había ido hasta aquel lugar como era costumbre en él por negocios... y por placer. Como negar a la guapa Lyanna, la joven clériga de Tymora, sus servicios y consejos para adecentar la taberna y convertirla en algo más que una simple posada de pernocta. De momento se había ofrecido como proveedor a la joven damisela y tal y como le prometió en la Arena de Puerto Calim se dirigió hasta Arion para hacerle una de sus visitas.

Había oído en boca de algunos de los antiguos mercaderes de Puerta de Baldur, ahora instalados en la perla del sur, que muchos de los barcos se dirigieron hacia la desembocadura del Esmel y que el grueso de los baldurienses habían sido acogidos en el ducado de Arion, una tierra administrada por paladines de los cuales no había conocido ninguno durante el conflicto de los orcos. Los rumores contaban que eran fieros en la batalla y no daban cuartel al enemigo. Lo tendría en cuenta para futuras visitas.

Junto a Rick había investigado los rumores que corrían entre los refugiados de haber escuchado ruidos extraños en las cloacas. Una cara conocida al menos entre aquella miseria de lugar. Le daba grima sólo de pensar que él podría estar entre aquellos desahuciados. Él era un superviviente y sólo podía contar consigo mismo para salir adelante.

Viktor había quedado con su "socio" Bulbaiff para que le enseñase a combatir a los enemigos. Cuando tuvo que hacerlo como ciudadano de Puerta de Baldur contra los orcos se dio cuenta de que no estaba a la altura y cuando se enfrentó a las hordas rebeldes procedentes de Memmon (¡me dejaron al frente como si fuese un teniente de la guardia!) defendiendo los muelles durante el desembarco del enemigo, donde luchó palmo a palmo hasta replegarse en el distrito de Palacio, tampoco estuvo a la altura. No era mal tipo Rick después de todo y compartían gustos, y le serviría tan bien como Bulbo.

Sin haber encontrado a Lyanna marchaba de nuevo por el camino, esta vez a lomos de una montura cuando reconoció la luz de un portal en mitad del camino y de repente... ¡oscuridad!

De aquella negrura, tan densa que se podría haber cortado en rodajas, se desprendió un fuerte olor que no supo distinguir. El suelo vibró bajo lo que parecían ser pesados pasos que se dirigían hacía él desde la oscuridad hasta dejar ver a un gran demonio alado, rojo como el metal en la forja, que esbozaba una fiera sonrisa (si se puede llamar así a su expresión) y mostraba sus colmillos.

En una mano empuñaba el demonio un enorme sable pero se detuvo a varios metros y conjuró una y otra vez sobre él. Huyó en primera instancia e intentó poner una distancia segura para protegerse mágicamente pero el demonio no dejaba de hostigarle.


-¡Por los nueve infiernos!, ¡Lucille, ven a mí! -ordenó Viktor. Tanar'ri contra tanar'ri. Con pesar vio como su dueña desaparecía merced de los ataques del enorme bálor-. Lástima que no sea por siempre -pensó.
-¡No corras humano, tu alma será mía! -rugió el demonio y rió roncamente como si fuesen ladridos de perro.


Empuñó su hacha de mano y alzó el escudo como había visto hacer a los guerreros de verdad. De pronto... oscuridad. El mercader se vio rodeado de gente. Gente a la que no conocía y que vagaban sin rumbo o permanecían unidos en grupos. Expectantes.


-¿Donde estoy?, ¿quiénes son estos? -dijo. Recordó entonces la visión. Almas e insectos, demonios y un extraño muro-. ¿Muerto estoy mi Señor? ¿Vendrás ahora a por tu siervo si crees que he sido digno de Ti?


Entonces sintió como si tirasen de él. Una extraña sensación en su incorpóreo cuerpo, como si estuviese cayendo y cayendo, y sintiéndose más pesado cada vez. Abrió los ojos y vio las nubes desplazándose lentamente en un perfecto cielo azul. Recordó como jugaba de niño con Lucille a buscar formas en las nubes. De pronto un rostro desconocido le miró desde arriba.


-¿Estáis bien? Ha tenido suerte señor de que pasásemos por aquí -dijo el desconocido interlocutor-. ¿Qué le ha ocurrido? Hemos puesto en fuga a un demonio justo cuando iba a ... bueno, ya sabe...
-Ha sido una sorpresa "endiablada" -dijo Viktor hincando una rodilla en el suelo y ayudándose del cuerpo de la montura para incorporarse. A su alrededor vio media docena de hombres uniformados por igual y estallaron en carcajadas.
-Somos batidores y andábamos por la zona en busca de un fugitivo -dijo el que parecía estar al mando-. Han habido varios avistamientos como éste en muchos lugares.
-¡Maldita sea mi suerte! -renegó Viktor. Seguro que la culpa de esto la tienen esos condenados paladines, pensó y se juró que sería digno de presentarse ante su Señor llegada la última hora.[/i:30766a3847]

Cormarion

24/11/2009 08:31:01

[i:cd61dccdcc]Recordaba su nombre... "Frank", se dijo a si mismo. No recordaba mucho más. Se hallaba rodeado de más gente a la que no conocía. Nunca los había visto en... "¿Ámbar?", pronunció.

De pronto se halló en lo que parecía un bosque conocido y dejó que sus pasos siguiesen colina abajo hasta llegar a su ciudad natal. Había salido a dar un paseo con su montura recordó. Sentía frío y le parecía ver sombras acechantes a su alrededor así que desenvainó su espada.

La gente seguía con su ir y venir por las calles de la hermosa ciudad ajenas al peligro que él notaba. Quería advertirles pero solo una pequeña mediana que se había detenido frente a él con una expresión mezcla de susto y curiosidad le prestó atención. Miró el filo de su espada y reparó en su sencillo anillo de matrimonio. "¿Casado?", pensó. Recordó donde vivía y la pequeña le siguió hasta su casa.


-Mi... esposa... Amanda... -dijo a la pequeña con gran esfuerzo. Su voz sonó lejana y grave-. ¿Qué... me ha... ocurrido? -dijo sintiéndose desorientado y perdido. La figura se dirigió hacia Palacio a dar parte a sus compañeros de la Guardia Escarlata.
-Transparente -dijo tímidamente la medianita. El hombre se miró y comprendió.


Una noble dama y un elfo se sorprendieron al verlo. Frank se detuvo frente a la Torre y miró al río y luego más allá, hacia la muralla norte. Amanda traía cada día unas flores a casa. Tenía que despedirse de ella. El elfo Give era un parlanchín, la dama Leda escuchó atenta a Frank, pero la pequeña Suzette olía a flores y fue a ella a quién le pidió que le llevase con su esposa Amanda.

Suzette sabía donde encontrar flores al norte de la ciudad, fuera de las murallas, junto a los campos de cultivo. Al llegar al campo de margaritas se hizo la oscuridad. Frank había notado que las sombras le seguían. Venían a por él.

Un caballero infernal y luego un diablo de la sima vinieron a por él para llevarlo a los infiernos junto a sus acompañantes. Frank tan solo quería ver una vez más a su Amanda pero entonces el elfo, en nombre de Corellon, usó su poder sobre él exhortándole a abandonar este plano. El alma en pena sintió la fuerza divina sobre él y se difuminó aún más, luego el elfo insistió y el dolor hizo que Frank hincase una rodilla en el suelo.


-Amanda... sólo... quiero... despedirme... -dijo Frank y alzó una suplicante mano hacia Suzette y la dama Leda.
-¡Detente! -dijo Leda a Give.
-¡No¡ ¡Para ya! Le haces daño -dijo Suzette también al elfo.


El elfo no oía a nadie como si estuviese enajenado y trató de expulsar nuevamente a Frank... y Frank desapareció repitiendo su súplica una vez más.


-Despedidme... de Amandaaaa... -susurró en el vacío el alma del guardia escarlata.[/i:cd61dccdcc]

Vinduil

26/11/2009 16:35:02

Earar esperaba en la entrada del castillo de Arion a que terminara la reunión entre Jeanna y Rodrik, había traído de vuelto a 20 de los 25 soldados supervivientes del Puño Llameante. Los otros 5 y los nuevos miembros permanecerían en Berrion. Desde las murallas, los elfos de Suldanessellar que hacían guardia en el ducado dieron la alarma.
Jeanna, Rodrik y Earar salieron del castillo y al ver unas pocas decenas de zombis avanzar por la puerta de la muralla exterior se prepararon para el combate. El comandante del Puño Llameante se encontraba algo incómodo con la armadura que llevaba, le daba algunos problemas a la hora de conjurar, pero eso no iba a ser excusa. Cargó contra los asaltantes como si fuera un guerrero mas. La espada sagrada de Jeanna y la cimitarra de Rodrik causaban enormes daños en los muertos que intentaban entrar en la fortaleza, suficientes como para que el trío avanzara por el puente pasando el foso.
Al otro lado pudieron ver una figura con una máscara de calavera entre los zombis. No atacaba, solo observaba.
(Esto me suena....ah si, el de la calavera es el que está al mando. Parece que tengo imitadores.)
Sin pensárselo acarició el cristal que colgaba de su cuello y apuntó a los pies del enmascarado, acabando con las (pocas) protecciones mágicas que tenía encima. Rodrik y Jeanna siguieron luchando con los pocos muertos que quedaban y el causante del ataque usó un pergamino para evitar cualquier ataque contra él. El elfo volvió a acariciar el cristal y a borrar las protecciones de su enemigo, que por fin avanzó para atacar. Como era de esperar, el enmascarado se dirigió hacia el mas débil cuerpo a cuerpo de los tres a quien se enfrentaba. Earar no lo pensó dos veces e intentó poner tierra de por medio. Hasta el momento la armadura no había fastidiado ninguno de sus conjuros, pero no era cuestión de tentar a la suerte. Por desgracia, el enmascarado logró darle caza y acabó con él. Jeanna y Rodrik no tardaron en hacer lo propio con el atacante.
La máscara se fundió con la cara del humano, revelando un rostro conocido para el embajador calishita. De alguna forma Rodrik sabía que Bulbaiff estaba poseido y decidieron llevarlo a Calimport, donde no podría dañar a los habitantes de Arion.
Una vez encerrado en las celdas de la ciudad del desierto, Rodrik informó de que Bulbaiff se encontraba poseído por un engendro de Bhaal y que al parecer todo estaba relacionado con lo que ocurría en el Plano de la Fuga. Sin embardo, la máscara contaba con una corona con astas de hueso, sería la Corona Astada, últimos restos de la conciencia del dios muerto Myrkul?
Estos nuevos datos acabaron por descolocar al último duque de Puerta de Baldur.
(Cada día hay mas incógnitas, pero no mas respuestas. Quizás sea hora de dejar de intentar entender lo que ocurre y concentrarme en lo único que se por seguro: tengo una misión que cumplir y no puedo fallar.)

Cormarion

26/11/2009 17:37:54

[i:0286c954ff]La maestre daba por concluida la reunión con Penco Eidan, un caballero de los Justos, aunque él no se considere así. Un hermano más. Después de haber oído su petición fue el embajador Rodrik quien la sacó del ensimismamiento en el que se esta sumiendo.

Jeanna había citado allí al embajador calishita por las noticias de visiones, asesinatos de sacerdotes de Kelémvor y ese asesinato ritual ocurrido en los dormitorios públicos de Calimport. Allí se había encontrado un símbolo hecho con la sangre de los muertos... una calavera rodeada como de lágrimas.

Al parecer la maestra Isabella había dirigido el ritual para realizar el viaje al Plano de Fuga mediante la Proyección Astral, si bien Rodrik le indicaba que la maestra no era una nigromante sino una innata y que estos no son especialistas como los magos.

En su viaje se enteraron de que el Tomo de Myrkul había sido robado y habían decidido devolverlo. Cuando se use el libro se desequilibrará la balanza entre demonios y los habitantes del plano, le decía Rodrik.

El demonio que habita el peñón de Arn parece que está desaparecido y se sospecha de que el Tomo esté en su posesión. Se vigilará ese lugar. Rodrik informó a Jeanna también de la aparición de portales de los que surgían demonios en pos de almas.

¡Se dio la alarma en la ciudadela! Rodrik había dicho al llegar que notó dos temblores en la antesala... ¿La niebla nuevamente?, se preguntaba la paladín y pidió a Rodrik que se aprestase para la lucha. Corrieron hacia el patio y se les unió Earar que aguardaba su turno para reunirse con Jeanna.

Cuando llegaron a la puerta principal los arqueros elfos abatían a los zombis que cruzaban el puente levadizo. Era tarde para subirlo así que entre los tres arremetieron contra los nomuertos dejando el paso libre y mantuvieron la posición sobre el puente.

Llegó la noche y de las oscuras nubes descendió un dracoliche posándose entre los zombis y los jinetes nomuertos frente a las murallas. No iba a permitir que causase estragos entre los refugiados. Era su prioridad salvaguardar a aquellas gentes que habían sufrido tanto en Baldur.

Acabaron con el dracoliche y los zombis mientras una figura, un hombre, de algo más de dos metros que lucía una máscara con seis astas hechas de hueso los comandaba.


-¡Regresad al sepulcro! -exhortaba la paladín tratando de expulsar a los nomuertos.
-Apostaría a que todo esto es obra del de la máscara -dijo Earar.
-¿Quién eres? -interpeló tajante la paladín al enmascarado señalándole con la espada.
-Tiene la corona astada -dijo Rodrik y se puso en guardia.
-No voy a esperar a enterarme -dijo Earar y conjuro sobre el enmascarado disipando sus protecciones.


El enmascarado hostigó a Earar y Jeanna les siguió hasta los campos que hay frente al nuevo monasterio. Allí en un claro varios ataúdes, una docena de ellos, habían sido dispuestos en un claro entre los árboles, como si hubiesen emergido de la tierra.

Jeanna alzó el escudo deteniendo los golpes del Astado mientras que Rodrik intentaba encontrar una abertura en su guardia. Cuando el enmascarado cayó la máscara que llevaba desapareció uniéndose a su piel y dejando ver el rostro del hombre.

-¡Bulbaiff! -dijo Rodrik.
-¿Le conocéis? -le preguntó Jeanna.
-Sí, de Calimport -respondió el embajador-. Voy a llevarlo conmigo para encerrarlo.
-¿Estáis bien Earar? Puedo sanaros con el poder divino -dijo Jeanna y acercó sus manos para imponerlas sobre el elfo.
-Sobreviviré -dijo el elfo y tomó varias pociones curativas antes de que la paladín lo tocase.
-Esperad Rodrik... -dijo Jeanna mirando a Bulbaiff y notó una extraña sensación-. Este hombre... hay que mantenerlo bajo custodia. Puede ser crucial... eso temo. Comandaba a esos muertos vivientes... pero algo me dice que es importante.
-Rodrik, este hombre acaba de atacar Arion -dijo Earar- ¿De verdad váis a dejar que se lleve a un hombre que acaba de atacar con muertos vivientes vuestra fortaleza?
-Aquí tenéis refugiados. No hay celdas seguras contra un poder así -dijo Rodrik. Jeanna asintió severa.
-Es vuestra decisión -dijo Earar algo indignado.
-Algo me dice que este hombre es importante. Almas, demonios, ahora muertos vivientes... -dijo Jeanna-. Os escoltaré a Calimport Rodrik.
-Yo iré también, después de todo ha intentado matarme -dijo el elfo.


Llegaron hasta Calimport y Bulbaiff fue puesto bajo custodia en las celdas de palacio.


-No es un nigromante loco, o eso me pareció -dijo Jeanna.
-Ese hombre estaba poseído. Esa máscara se fundió en su piel con tres lágrimas de sangre. Un engendro de Bhaal -dijo Rodrik-. He estado investigando también a los engendros de Bhaal, los hijos de Bhaal -Jeanna se preguntaba cuantas cosas más sabía el embajador y que no le había mencionado en la reunión.

>>Se supone que todos murieron pero un tal Abdel Adrian diseminó la esencia de la mayor parte de ellos por los reinos. Sólo quedó el tal Abdel y decidió seguir siendo un mortal. Renunció a la esencia y creo que un demonio la ha ido capturando. El mismo que ha poseído a este hombre.

-Un sacerdote debe examinarlo entonces y dictaminar la presencia del mal en él -dijo Jeanna-. Yo podría hacerlo pero no sabría decir si está poseído.
-Avisaré a Karla y a Sherin -dijo Rodrik.


El embajador marchó a informar y un grupo de curiosos se acercó a palacio. Dos elfos y una joven humana.


-¡Oh, no! Esto no es un asunto privado -dijo Ankor a Jeanna. Ankor le mostró una marca que le había sido grabada en el pecho. Parecía la máscara que llevaba Bulbaiff.
-También yo tengo marcas, y una con forma de araña y me falta una oreja -dijo el otro elfo que dijo llamarse Ani.
-Duque Earar, ¿sabéis que significa esta marca? -preguntó Ankor.
-Corona de seis astas... -rumió Earar-. Apostaría por Myrkul.
-Nosotros vimos la transformación. Conozco bien a Bulbaiff. Es un buen hombre aunque un tanto tosco -dijo Ankor-. Vimos como una masa gelatinosa empezaba a cubrirle el rostro y entonces se transformó en ese yelmo de huesos. Le seguían una horda de nomuertos a sus órdenes. Cuando quisimos darnos cuenta de lo que ocurría fue tarde y nos derribó.


Jeanna pensó que se hallaba entre "prestidigitadores". Cada uno dirigiendo la atención a lo que querían que se viera o en este caso que se supiera. Rodrik había dicho Bhaal, Earar mencionó a Myrkul. Mañana interrogarían al hombre llamado Bulbaiff.


-Así que ese hombre está poseído... ¿cómo puede ser eso posible? -preguntó la joven que dijo llamarse Elessa a la paladín cuando se quedó sola en palacio-. Creo que os conozco... de cuando era chica... quizás llevabais el escudo del Brazo...[/i:0286c954ff]

ArkasLynvail

02/12/2009 10:35:57

[size=23:46b327f2d9]



Toc, toc, toc.

Los ecos del martillo retumbaron por toda la sala que se había enzarzado de nuevo en una acalorada discursión.

-Debemos continuar con el juicio para esclarecer los asuntos relacionados con el tomo de Myrkul.

- No tengo por qué ampararme en tu "justicia" Tyr, no tienes poder sobre mi y no tengo por qué aceptar tus resoluciones - concluyó el dios de la tiranía.

- No he sido yo el que se ha nombrado juez de este acto, la mayoría de los dioses me han nombrado a mi para que dirija el juicio y también la investigación sobre el paradero del tomo. Por tanto has de aceptar su resolución. ¿O pretendes provocar a nuestro señor de nuevo? - Dijo Tyr severamente, Bane apretó su guantelete y masculló por lo bajo volviendose a sentar en su lugar.

Todos los dioses quedaron sentados excepto uno, Kelemvor estaba delante de Tyr con las manos a su espalda y con el semblante serio, su brillo y poder no le reflejaban como antes dando muestras de las pérdidas de poder que había sufrido últimamente.

- Bien Kélemvor, si ya has terminado de contarnos lo que pasó puedes sentarte - Dijo Tyr y miró entre los dioses presentes buscando al siguiente que debía hablar, ésta se incorporó sola sin ser llamada y se acercó hasta el lugar de Kelemvor.

Las sombras danzaban alrededor de su silueta femenina y su semblante no mostraba expresión alguna, mientras andaba algunos dioses murmuraron por lo bajo a su paso.

- Bien Shar sabes por qué has sido llamada aquí - Dijo Tyr mientras se pasaba los dedos de su mano buena por su largo bigote.

- Quereis saber por qué he permitido el paso de los demonios por mi plano, por ello supongo que soy sospechosa de todo lo que está sucediendo - dijo la diosa y miró de soslayo a Kélemvor que ahora estaba sentado.

- Así es, podeis explicaros entonces, ¿por qué permitís el paso de demonios al plano material y al plano de la fuga? - Dijo Tyr mientras se recostaba en su trono.

- La pregunta no sería esa dios de la justiciasino el por qué no iba a hacerlo.

- Explicaros[/i:46b327f2d9] - Dijo Tyr, cansado del juego de la diosa.
[i:46b327f2d9]
- El plano de las sombras es un plano de transición, cada plano tiene su función y yo permito la suya siempre y que se pague un precio, no me fijo en quién o qué me lo pide [/i:46b327f2d9]- explicó la diosa - [i:46b327f2d9]el pacto que he sellado con el lider de los demonios me impide que pueda delatarlo.

- Pactar con demonios....es algo peligroso incluso para un dios [/i:46b327f2d9]- La reprendió Tyr entre los murmullos de los demás dioses, Shar no se movió de su lugar.

- L[i:46b327f2d9]o sé pero ese no es el asunto a tratar, me habeis venido a preguntar si robé el tomo de Myrkul o si soy quien guía a esos demonios.

- ¿Y es así?[/i:46b327f2d9] - Dijo Tyr.

- No, no lo es no he robado el tomo del dios oscuro ni soy quien dirige a los demonios contra el plano material, no sería muy inteligente mandar demonios contra mis propios siervos sabedora de que perderé poder con su muerte.

Tyr evitó mostrar su disconformidad ante la lógica de Shar, que solo pasaba por sus ansias de poder, sabía que había dicho la verdad (no habría podido mentir en este lugar) pero también sabía que conjuros así no eran nada para Shar y que es posible que algo de relación en los hechos tuviera, aunque no fuera ella la responsable.
Miró a Kelemvor y pensó que al dios le quedaría por sufrir aún más, el juicio se intuía aún largo y el tiempo del señor de los muertos se iba acabando.

ArkasLynvail

02/12/2009 11:03:24

[color=violet:5ecc708348][size=23:5ecc708348]Capítulo III: El robo



Se movía con celeridad, andando a pasos cortos y con la cabeza gacha. Su túnica de color grisáceo se confundía con el paisaje que lo rodeaba, ya que casi todo lo que allí había tenía ese color.
Fantasmas pasaban a su lado, correteando confusos de un lado a otro, sus compañeros sacerdotes de kelemvor los guiaban tan bien como podían y es que, su ciudad la ciudad del juicio estaba siendo atacada.

A su espalda se oian las explosiones y a considerar por el aumento de éstas Brian dedujo que su dios había llegado frente a los demonios, ésto hizo que se apresurara.

Finalmente llegó hasta unas puertas enormes de cristal, y los guardias lo dejaron pasar, él asintió con un leve cabeceo y continuó su camino por el interior de la aguja de cristal.
Bajó por la cristalina escalera hasta el fondo del palacio, allí otros dos marut lo escrudiñaron mentalmente durante un instante y finalmente lo dejaron pasar.
Bryan se alegró del conjuro arcano que lo protegía contra ese tipo de escrudiñamientos, ya que si verdaderamente el marut hubiera podido mirar en su interior habría percibido que el hombre estaba más asustado de lo que en su vida lo había estado.

Observó la sala que lo rodeaba, era circular y el techo se alzaba a más de quince metros de altura, la esfera agobió al humano aún más.
En el centro de ésta sobre un pedestal de cristal protegido por una cámara del mismo material había un tomo con una tapa oscura y gruesa.
El hombre se acercó con paso vacilante hasta el grueso tomo y lo observó durante unos instantes, las lágrimas caían de sus ojos hasta el cristal sin control alguno, por suerte para él no fue suficiente para activar la alarma que protegía el objeto.

- Lo siento...lo siento....Silvia te sacaré de allí y sino...pronto estaré contigo.
[/i:5ecc708348]
Tras decir esto, cerró los ojos y colocó la bolsa sobre el artefacto, entonces todas las luces se apagaron.
Durante unos momentos en la oscuridad del templo solo se escuchó el lamento del hombre, pero finalmente se recompuso y cogió el libro, ya libre de las protecciones mágicas que lo ataban y salió de la torre tan rápido como pudo aprovechando la confusión.

Jadeante y presa del pánico llegó hasta el lugar indicado, uno de los pocos portales que aún no habían sido cerrados. Vio en su interior y se le heló la sangre al ver los ojos carmesíes de los demonios que al otro lado lo esperaban, con el libro en sus brazos se lanzó al interior sin pensar más que en una persona.

pastoretpastor

03/12/2009 10:53:11

En su estudio personal tamborileó con sus dedos sobre la mesa, alzó la vista y exhaló el humo de su cigarrillo.

Se levantó con pesadez apoyando la mayoría de su peso en el bastón y caminó durante dos horas hasta llegar al interior de palacio. Observó durante varios minutos los barrotes doblados y los restos que deja la muerte, pese a estar todo limpio y ordenado -menos los barrotes- se notaba como se espesaba el ambiente desde que se fugara el preso.

La orden que acababa de dar hace unas horas era premeditada, no debían perder tiempo en algo que sólo les causaría más sufrimiento, cuando una vía de investigación se abre no se puede abarcar todo. Paso a paso, movimiento a movimiento se va ampliando el espectro en la onda de posibilidades y no queda lugar físico para todos.

Descansó su cuerpo y preparó otro cigarrillo mientras cambiaba una celda por otra. Tirado en el suelo y débil, quizá no le escuchara, pero lanzó el humo al interior del espacio y entre los barrotes echó el cigarrillo al interior de la fría celda. Con un tono de voz como el del padre que intenta aleccionar al hijo dijo:
- Descansa heraldo del asesinato, comprendo tu situación y me solidarizaría contigo... pero has jugado al juego de los dioses muertos en un lugar en el que ese juego está prohibido. No espero que me comprendas, sólo que me digas en su momento como y con que lo hubieras hecho.

Le dio la espalda y marchó con el rítmico sonido de su bastón golpeando el suelo, sin esperar respuesta, un hombre tan obstinado en sus ideales no se la daría nunca...

ArkasLynvail

03/12/2009 18:48:48

[size=23:9d6d3d844f][color=darkred:9d6d3d844f]Capítulo VI: Enviados[/color:9d6d3d844f][/size:9d6d3d844f]


Los rayos del sol cruzaban por los amplios ventanales reflejandose por la amplia sala del castillo del Fénix.
La sensación cálida de sala no servía mucho a los paladines que visitaban aquella habitación, pues la vista de los símbolos y rostros de aquellas estatuas siempre recordaban a sus viejos amigos caidos en batalla, todo por sus ideales.
El joven limpiaba en ese momento la estatua de mármol que representaba al antiguo gran maestre Sir Arthur de la Magne, el gran maestre pensó el chico y no pudo menos que sonreir levemente esperando algún dia tener la mitad del respeto de lo que había tenido aquella criatura en la gente.
Entonces un rayo más fuerte de lo normal le cegó momentáneamente, molesto por que no podía trabajar bien se acercó al ventanal con la intención de correr las cortinas. Cuanto más se hubo acercado el joven más cegado estaba, hasta que un momento cuando nada veía más que un fogonazo de luz se hizo la visión, no sabía como pero pudo percibir todas las siluetas, rendijas y rasgos físicos de la criatura que emitía aquella luz.

Una sensación de sobrecogimiento embargó al joven, unida a una paz sobrenatural que le provocó un nudo en la garganta.
Salió de su ensimismamiento cuando la criatura alada sobrevoló hasta la repisa de la ventana y se apoyó en el vierteaguas.
El joven cayó al suelo, tirando el cubo de agua al suelo. Algo que le habría quitado el sueño otros dias, ésta vez no le importó.

Como si una ráfaga de aire fuera, las cortinas se abrieron solas sin que el ente las tocara y con el ruido metálico de su armadura completa el arcángel hizo su entrada al castillo, dando un salto final y poniendose a la altura del joven y las estatuas.
Portaba un yelmo y su armadura de oro y plata estaba bordada con símbolos divinos, el chico había estudiado las antiguas escrituras pero apenas entendió una frase suelta.
El arcangel observó pausadamente la estatua de los maestres caidos, con reconocimiento y finalmente posó su mirada atemporal en el joven que estaba postrado en el suelo.
Cuando éste escuchó la voz del ajeno le pareció que la escuchaba con el corazón y no con los oidos:

- Preséntame hasta Lady Jeanna, es importante, la tormenta se acerca.

[color=blue:9d6d3d844f]
....En un lugar donde la mente humana no podría imaginarse ni en sus peores pesadillas....
[/color:9d6d3d844f]

El Glabrezu paseaba con tranquilidad por el estrecho pasillo entre dos inmenos acantilados que estaban en contínuos desprendimientos.
Siempre le había gustado al Glabrezu aquel paseo, conocido como el estrecho de la tortura, ya que a sus lados era donde otros demonios y siervos de su señor ponían en práctica sus crueles torturas la mayoría ni siquiera imaginadas en el plano mortal por aquellas viles criaturas.
Los chillidos de las mujeres y hombres que habían tenido la desgracia (o el castigo) de caer en aquella capa siempre sembraban paz en el espíritu de Herkrie.

Entonces recordó que su señor le esperaba y que era mejor no hacerle esperar, se apresuró por los largos paseos hasta dar con la fortaleza de éste y se adentró en el lóbrego lugar, hasta postrarse a sus pies, como siempre había hecho.

El ser oscuro miró a su súbdito de reojo, ya que estaba ocupado torturando a un paladín que uno de sus siervos lo había enviado para él.

El Glabrezu confuso se quedó en su sitio sin saber si debía o no lanzarse a hablar y si ésto enfadaría o no a su siempre irritable y peligroso señor.
Las dudas del Glabrezu enfurecieron a su amo que soltó al paladín y agarró del pescuezo al ser de cuatro brazos.

- Habla, ¿has hecho lo que te pedí? - Dijo y sus ojos rojos centellearon amenazadoramente.
- Sí, me he presentado a ellos a todos ellos - Dijo como pudo, sacando fuerzas para hablar.
- ¿Les has mandado la tarea?¿Han descubierto algo?
- Siguen su trabajo tal y como ordenaste...están atacando todos como pediste y algunos através de los agujeros sombríos, pe...pero hay algo más uno de tus súbditos ha descubierto algo..
- ¿Algo sobre qué? - Entrecerró los ojos y parecieron una única rendija carmesí.
- Es sobre el tomo...al parecer.....- Dijo el Glabrezu y continuó con su explicación hasta que las risas de su amo lo hicieron parar.

El Señor Oscuro subió por su trono, si es que se podía llamar así e indicó al glabrezu que se acercara, en uno de los "brazos" del trono había clavada una bola de cristal hecha de zafiro, el oscuro le indicó que observara.
En su interior se podían ver alternativamente a dos personas, cada una en sus quehaceres, sin alguna idea de quienes o qué podían estar espiándoles en aquel momento, ajenos del peligro que se cernía sobre ellas.
El señor hundió sus garras en el cuello del Glabrezu que cayó agonizante a los pies del trono, pero éste ya no pensaba en su súbdito sino en como presentarse ante ellos, y en la entretenida sorpresa que les podría dar...



[color=blue:9d6d3d844f]De vuelta al plano material, de camino a Arion...


Las nubes bajas hacia el oeste amortiguaban el sol de la media tarde, y la fría brisa acariciaba agradablemente al gran maestre. Estaba sentado con las piernas cruzadas, las manos sobre las rodillas con las palmas vueltas hacia arriba. Mantuvo los ojos cerrados, dejando que su mente se centrara en su interior mientras relajaba conscientemente su cuerpo, usando su respiración rítmica como cadencia para lograr una completa concentración.

Probablemente, nadie podría volar sobre una alfombra mágica con los ojos cerrados, pero Kane, antiguo Gran Maestre de las Flores en el monasterio de la Rosa Amarilla, no se preocupaba de asuntos triviales como el modo de conducirla. Con frecuencia, abría los ojos y se acomodaba adecuadamente, pero consideraba que a menos que un dragón se cruzara en su camino estaba completamente a salvo.

Sobrevoló por todo el camino de comercio, kilómetros y kilómetros en un viaje de peregrinación que había hecho por el único motivo de una visión que había alterado su sueño.
Y es que nada hecho o relacionado con el hombre llegaba a causar impacto alguno sobre Kane, pero ésta vez no se movía por la voz del paladín Gareth, sino guiado por una visión divina.
Continuó planeando y pasó junto a una gigantesca torre que salía de la misma tierra, arqueada en su estructura que la hacía visiblemente vulnerable a las ráfagas de viento.
Pasó cerca de los soldados de las murallas de la ciudadela del fénix, pero tampoco abrió los ojos para observar la atónita mirada que éstos le dedicaban, continuó su camino más allá de la torre mágica, más allá de la ciudadela y subió hasta la colina guiado por la punta de un edificio que se unía con las bajas nubes, allí era donde se dirigía.

Con el pensamiento, Kane orientó la alfombra mágica hacia el árbol, efectuando un aterrizaje suave sobre el suelo que circundaba el monasterio. Permaneció sentado, las piernas cruzadas, las manos sobre los muslos con las palmas hacia arriba, su amado bastón regalo del propio Bahamut en su regazo y esperó paciente a que alguien del monasterio lo atendiera.
Algunos niños curiosos que habían salido de la fortaleza siguiendo al hombre volador lo vigilaron desde una larga distancia, pero en el tiempo que allí estuvo no se movió un milímetro de su posición.

MasojHunett

03/12/2009 20:06:20

[i:dd471e7f5e]El arcano calishita viajaba por los caminos con el fin de poderse encontrar otra vez con el que en su día era su amigo Bulbaiff.
La extraña pareja había confraternizado desde la llegada del "gigante" a Calimport y sus lazos de amistad se habían estrechado haciendo de esta extraña pareja un duo de buenos compañeros.

Abd en lo alto de la colina hizo un pase de manos y su famosa bola apareció en sus manos.
El mago sureño se llevo el dedo meñique de la mano libre al oído y sin introducirlo musito un sortilegio.De la oreja emepezó a salir un hilillo de magia de color azulado.La emanación mágica se quedo concentrada en la punta de su dedo y posteriormente toco con este la bola.

En el interior la imagen se formo al instante y el recuerdo cobro forma en el interior de la bola de cristal.

En las imagenes de la bola el hombre de gran tamaño aparecía junto al pequeño mago de Calimport.Los dos sonrerían ál estar pasando un buen rato contando historias y haciendo comentarios ingeniosos.
Abd centró la imagen de la bola en un apretón de manos por parte de ambos individuos,acto seguido esbozo una leve sonrisa y corto la conexión.Prosiguió la busqueda de su amigo Bulbaiff aunque le llevará a las mismas puertas del infierno.[/i:dd471e7f5e]

pegasus

05/12/2009 12:17:54

[color=brown:23a9c8b7c2]A primera hora de la mañana Suzette fue al bosque como todos los días, se sento cerca del fuego y saludo a su amigo Urendir, le gustaban las visitas de la pequeña, ese día hablaron de los rumores de la ciudad de Ambar. Al druida le preocupaba la aparición de fantasmas y demonios.[/color:23a9c8b7c2]

[color=brown:23a9c8b7c2][i:23a9c8b7c2]- Urendir: - eso no es natural, los espíritus deberían encontrar su camino.-dijo.

- Suzette: - esus espíritus están tristes.-

- Urendir: - eso es por que aún andan entre los vivos, no comprenden que han muerto me temo.-

- Suzette: - y lus persiguen sombras y demonios .-

- Urendir: - eso si que es extraño, no sería la primera vez que vienen a cobrarse almas o a divertirse.-[/i:23a9c8b7c2][/color:23a9c8b7c2]

[color=brown:23a9c8b7c2]Suzette le explico el día en que vio al espectro errante vagando por la ciudad, el druida dijo que se debería apaciguar esa alma. La pequeña mediana estaba decidida ha encontrar a Amanda, la mujer que el espíritu buscaba para despedirse de ella.

Tenia la ayuda de la simpática y juguetona pixi Ringbell, juntas empezaron la búsqueda hacia el mercado de Ambar.[/color:23a9c8b7c2]

Vitule

07/12/2009 15:32:49

[color=darkred:e0eee686c5][size=24:e0eee686c5]¿Quién eres?[/size:e0eee686c5][/color:e0eee686c5]

El sudor recorría su rostro como era normal desde que sus pasos le llevaran a Calimport, cabalgaba a lomos de una montura a la que no parecía gustarla mucho ser montada por un desconocido a través del caluroso desierto.

Tiró de las riendas hacia sí deteniendo al animal en seco cuando una voz, oscura y siniestra, pregunto con la mayor tranquilidad a su espalda:

- ¿Dónde te diriges Bulbaiff?-

Su instinto condujo su mano derecha a la empuñadura de la pesada hacha que dejaba ver a su espalda y desmontando veloz del animal se colocó delante de lo que creía ser un enemigo pero no encontró más que arena sobre arena, la sorpresa de su rostro fue sustituida por una leve sonrisa mientras desplegaba un viejo pergamino con el que pensaba podría ver a su interlocutor…se equivocaba de nuevo.

- ¿Quién eres? - Dijo Bulbaiff mientras daba vueltas sobre si mismo, mirando a su alrededor sin encontrar con la fuente de aquella voz.

- Pareces sorprendido Bulbaiff…sabes perfectamente quien soy…soy tu ira- Retrocedió un paso confundido y tembloroso sin dejar de mirar la bolsa que con anterioridad había atado a la silla del caballo, la voz parecía provenir de su interior. Imágenes de su niñez se arremolinaban en su mente, imágenes que creía haber borrado de su memoria, orcos asesinando a su pueblo, llamas convirtiendo todo lo que conocía a cenizas…

Sin saber cómo, se encontraba arrodillado en la arena sujetando entre sus manos el frasco que no hacía mucho le había sido entregado, la bolsa ya no estaba sujeta a la montura sino que yacía abierta junto a él.

La irá y la rabia se apoderó de él, sus músculos se pusieron en tensión, sus nudillos se tornaron blanquecinos y el frasco finalmente cedió haciendo saltar su contenido a las manos desnudas de Bulbaiff justo en el momento en que sintió como dos siluetas se aproximaban por su espalda.

Observaba atónito frente a lo que parecían ser dos elfos como el viscoso líquido que en un principio cubría sus manos avanzaban a través de sus brazos hasta alcanzar su rostro donde se formó una máscara de huesos con seis astas curvas de pequeño tamaño, su mirada se detuvo un instante en cada uno de los elfos que cautos habían retrocedido apostándose en lo alto de una de las dunas cercanas y llevado sus manos a la empuñadura de sus armas.

Mientras reía llevó ambas manos a la espalda y con movimiento casi imperceptible aparecieron en ellas las preciadas armas de Bulbaiff pero con la peculiaridad de que, estaban formadas enteramente…por huesos.

Su risa cesó y la oscuridad se cernió sobre los dos elfos…

Cormarion

13/12/2009 14:52:25

[i:0103a98449]La silueta emitía un tenue resplandor dorado. Su armadura estaba repleta de insignias grabadas en oro, en textos con el idioma de la Tríada. Parecía absorto mirando la estatua de Tyr, el Juez, que presidía la sala de la justicia. Se giró y miró a Jeanna.


-¿Quién... qué? -balbuceó Jeanna y le señaló con la boca abierta.
-Caballero Jeanna -dijo la alada figura. Inclinó la cabeza cubierta con el yelmo en señal de respeto. Su voz resonó en la mente de la paladín más que en sus oídos.
-¿Essael? -dijo Jeanna. En otro tiempo pasado había conocido a un arcángel aliado del Brazo de los Justos cuando estos tenían el bastión entre las montañas del gran desierto calishita.
-Soy el arcángel Arthas, servidor del León Dorado -negó-. He venido por que se acercan tinieblas sobre Toril -dijo el arcángel-. Tiempos de oscuridad si no evitamos lo que pudiera pasar.





Jeanna hincó una rodilla en el suelo y humilló la cabeza ante el servidor del Leal. Pertenecer a las celestiales huestes de Torm era la recompensa de aquellos que habían cumplido con el sagrado dogma del Caballero del Deber.


-Levantaos, levantaos -pidió el arcángel. Jeanna se alzó pero mantuvo la mirada baja-. Debéis haceros cargo de una sagrada misión. Ya sabéis del robo del Tomo de Myrkul. Sabed que Kélemvor va a ser juzgado por Tyr, ya que estaba bajo su custodia, y que Torm abogará por él.

>>Cuando Myrkul fue destruido y su esencia fue esparcida se halló entre sus posesiones en el reino de los muertos su Tomo. Un tomo oscuro del cual los dioses debatieron su destino. Finalmente decidieron no destruirlo y cuando Kélemvor fue ascendido a deidad, y ocupó su puesto en la Aguja de Cristal, le dejaron a cargo de la custodia del Tomo.

>>Debéis encontrarlo así como la máscara astada. Sólo un servidor divino puede sustraerse a su manipulación. Algunos aguantan más tiempo su influjo, otros menos, pero finalmente la mayoría acaba sucumbiendo aunque sean personas de puro corazón. La máscara debe ser destruida junto con el libro en el mismo momento. Así lo quiere la Tríada.


El arcángel dio instrucciones para llevar a cabo la destrucción de ambos artefactos sacrílegos junto con todo rastro de la existencia de Myrkul.


-...para que ningún ser de la oscuridad pueda usarlo -acabó el arcángel.
-El portador parecía estar poseído -dijo Jeanna-. La máscara se fundió sobre su rostro. Ahora permanece bajo custodia en Calimport. He de encontrar al Padre Vasile para que exorcice al hombre llamado Bulbaiff de la esencia de Myrkul.
-El Padre no podrá hacerlo -afirmó Arthas-. Su deber ya no le vincula a este lugar. Está en buen regazo, bajo la protección del Justo. Él más que nadie desea que puedas liberarte de las cargas que se sostienen sobre tus hombros Jeanna.
-No... le vincula... en su regazo... -balbuceó Jeanna captando el significado del mensaje.
-No debes temer la muerte. Ni la tuya ni la de tus próximos pues es sólo el acercamiento a nuestro dios. Vasile así lo entendía y no temió por ella -dijo Arthas-. Debes entenderlo como la última lección que os dió el Padre en vida.


Una furtiva lágrima resbaló por la mejilla de la paladín. Cuantas veces le había pedido, exhortado, el Padre Vasile para que se alzase y dejase de lloriquear. Quise evitarlo pero sus sentimientos la traicionaron, cayó de rodillas ante el arcángel y rompió a llorar //a eso se le llama Pifia en Voluntad//.


-¡No! -gritó Jeanna cubriéndose el rostro con las manos mientra sentía la humedad de las lágrimas una vez más.
-Debéis ser fuertes en estos momentos -dijo el arcángel observando el llanto de la mujer. Jeanna recordaba en esos momentos las últimas palabras del Padre: "... un líder débil..."-. No temáis a la muerte. Él está donde debe estar. Valorad su última enseñanza.

>>Podéis ser una líder fuerte -dijo Arthas como si hubiese leído el pensamiento de la paladín-, pero debéis hacerlo lejos del temor y el miedo a la pérdida. Ahora he de irme.

-Reuniré a la orden -dijo Jeanna mientras se alzaba. El arcángel asintió-. O lo que queda de ella.
-Adiós Jeanna de Archelon de Cormyr, caballero del León Dorado, elegida de los dioses, líder del Fénix -se despidió Arthas. Miró a la ventana por la que entró y salió por ella volando dejando a la mujer secándose las amargas lágrimas.


[/i:0103a98449]

Dava

15/12/2009 18:25:49

Lady Inmortal paseaba por la superficie de nuevo, tras mucho tiempo sin volver,a sus ojos les costo un poco avituarse a esa luz del sol, tomaba la ruta del comercio, por instinto quizas, pero este le llevo a ver algo que tal vez la guiase en sus estudios sobre Netherill, segun se adentraba al norte, cada vez la sensacion era mas fuertte hasta que lo vio, ahi estaba, una zona que emanaba energia negativa, a unos niveles que bbien podria tratarse de un Filacta, ... su curiosidad la llevo a indagar en la zona afectada. Tras asegurasrse de que estaba sola, se concentro.

Una ola de energuia negativa la golpeo, pero dado que se esperaba algo asi, no fue tarea dificil encajar el golpe, intento concentrarse aun mas para averigur si ese poder era de origen divino o arcano, pero tan potente era el fluir de energia negativa, que es como si hubiera una barrera, que no pudo pasar.

Entonces se percato de la Naturaleza NoMuerta que crecia alimentandose de esa energia en la zona, de nuevo ase aseguro de estar sola, lanzo al viento Hueso de un cadaver profanado Molido, y secito el conjuro, ... al momento un esqueleto broto del suelo:

- Que deseais Ama.
- Traeme una muestra de esas p`lantas -dijo mirando a los alrededores-
- Como ordeneis Ama,

y el Sirviente si adentro en la niebla verdosa de la zona a cumplir su orden, al conseguir la muestra el resto de pl
antas le ataco de inmediato como un centenar de cobras

-LANZAMELO!!! - Ordeno la Arcana

El Reanimado estallo en mil pedazos por las presion de las ramas y raices de aquella maravillosa obra de la nicromancia como eran ersas plantas, no sin antes cumplir la orden de su ama. *Lady inmortal recogio la muestra del suelo y la metio en una bolsa de contencion*

(necesitare ams muestras...) miro a los alrededores y le parecio ver algo en uno de los troncos, una zona en la que la corteza habia sido arrancada, y habia algo grabado, que no alcanzaba a ver...

-Shamael ahora te neceçsirto a a ti -susurro-
Y unpequeño contemplador aparecio a su lado
-Si mi Lady,
- Necesito tus ojos, ... -dijo mientras se lanzaba un par de conjuros defensivos- dejame cabalgar tu mente...
y tras dejar a su cuerpo completamente protejido, entro en la mente de Shammael.

-Que ves amigo... dejame Ver... Al abrir sus ojos nuevos y multiplicados pudo distinguir lo que ponia..."I" <5cm>"I"<5cm> "3"

al volver a su cuerpo anoto tanto la hubuicacion de la zona como lo que habia visto, mientras segui siu camino iba dejando carteles en todos los tablones que se encontraba
//los carteles estan en los foros correspondientes//

//escena supervisada por DM-THEN

Vitule

15/12/2009 18:58:35

[size=23:5fcf995cd8]

Dolorido y desorientado abrió los ojos lentamente mientras examinaba la habitación en la que se encontraba, nunca había estado allí y algo le decía que los barrotes que formaban la puerta no eran buena señal.

Se incorporó pesadamente apoyando la espalda en una de las cuatro pequeñas paredes que formaban la celda mientras intentaba recordar todo lo sucedido, todo lo que le había llevado hasta esta oscura celda y en su cabeza solo se repetían una y otra vez las mismas imágenes, imágenes en las que aquellos a los que consideraba sus amigos no combatían a su lado, sino que se enfrentaban a él, no muertos, Arión…no podía creer ninguna de ellas.

- Viejo amigo… - La voz procedía del otro lado de los barrotes. Esto no pareció alterar lo más mínimo a Bulbaiff que permanecía apoyado sobre la fría pared observando sus manos, sus ensangrentadas manos. Pasados unos segundos alzó la vista fijándola en el recién llegado.

- ¿Qué he hecho Abd? ¿Por qué estoy aquí encerrado?- Preguntó con tranquilidad mientras volvía a fijar la mirada en sus manos.

- Tranquilízate Bulbaiff, no dejaré que te pase nada, te lo aseguro.- Una cálida sonrisa apareció en su cara pero de manera fugaz, no podía ocultar la verdadera preocupación que sentía por su encarcelado amigo, el cuál parecía inmerso en sus pensamientos y no se percató de la preocupación en el rostro de Abd.

Las horas transcurrieron y el ir y venir del exterior no parecía importarle, las visitas se sucedieron y el mantenía la misma postura y la mirada perdida pero algo lo sacó de su ensimismamiento, una sensación de poder le recorrió la espina dorsal, una sensación que no le era del todo desconocida…

[color=red:5fcf995cd8]- Ha llegado la hora de salir de aquí…- Dijo mientras se incorporaba, una máscara de hueso había aparecido sobre su rostro y sus ojos solo eran dos puntos rojos en la oscuridad

ArkasLynvail

27/12/2009 19:49:00

//Todos los personajes cuyo poder depende de una deidad tienen una visión independientemente de su nivel.

[color=darkblue:17050e0849][i:17050e0849]
Estais en mitad de una batalla en una ciudad repleta de fantasmas, los guardias de túnicas grises patrullan vigilando alerta y visiblemente asustados. Alzais la mirada y veis una enorme aguja de cristal que llega casi hasta el infinito pues en el lugar en el que estais no hay cielo alguno. En lo alto de ésta veis a un hombre con posición rígida y armadura brillante que vigila inmutable mirando hacia el horizonte.
Entonces parte del muro de la ciudad se derrumba, muro que parece hecho de huesos y almas.
Desde el exterior de la fortaleza entran millares de demonios y no muertos, comandados por algunos liches y Balors, todo esto ocurre mientras nadie incluso los demonios parezcan percatarse de tu presencia.
En ese mismo instante la visión se nuble y delante de tí aparece un libro oscuro de tapas gruesas y un bordado de color plateado que dibuja una calavera con pequeñas astas, los ojos de la calavera se abren dejando ver unas brillantes cuencas de color carmesí y entonces, despiertas.[/i:17050e0849][/color:17050e0849]

Cormarion

28/12/2009 16:41:41

[i:2019d4d5e7]Dura como siempre había sido la travesía del desierto calishita. Puerto Calim no era el destino usual en el sur como lo había sido antaño para la paladín. La ciudad había cambiado mucho en este tiempo pero esperaba reconocer las murallas y encontrar las puertas frente al oasis. Llegó y contempló como una legión de zombis y momias atacaban a las gentes que huían despavoridas.

En las aguas de la cascada junto a la entrada a la mina vio unas maléficas plantas. Los vapores que emanaba el lugar eran tan pesados que una neblina parecía rodear el lugar.

La paladín reconoció a Earar, al embajador Rodrik y a Isabella que trataban de mantener a raya a los no-muertos, y se unió a la lucha. Al acabar, junto a una mediana, trató de buscar al embajador para que le explicase que ocurría y fueron hasta los muelles del segundo puerto de la ciudad atravesando los suburbios.

[...unos días después...]

La paladín llegó de nuevo a la entrada de la ciudad. El oasis, otrora un remanso de paz bajo las palmeras que rodeaban la límpida agua, ahora era un lugar maloliente donde una extraña vegetación crecía.

Los clérigos, supuso, lanzaban conjuros periódicamente sobre la vegetación como tratando de contenerla o destruirla. La guardia de la ciudad rodeaba el lugar y al frente estaba el embajador impartiendo órdenes.

Le tomó un momento el estudio de la situación y temió por Arion y sus gentes. Montó en su corcel y volvió a mirar a Rodrik. Si había novedades esperaba ser informada. Sólo esperaba que no fuera demasiado tarde para todos si aquello tenía que ver con el Astado y con el Tomo sacrílego. Tiró de las riendas y galopó al norte. Debía reunir a todos los paladines cuanto antes.[/i:2019d4d5e7]

gatovengador

31/12/2009 14:35:39

Un caballero de armadura plateada y dorada llega al Ducado de Arion. Al quitarse el yelmo se puede ver que su tez morena contrasta con su armadura. Observa el patio de la ciudadela con mirada seria, y tras un momento se dirige a uno de los guardias:

"Traigo un mensaje desde Calimport, relacionado con la Dama Jeanna. ¿A quién he de dirigirme?"

ArkasLynvail

06/01/2010 01:11:47

[color=brown:4c577b0538][size=23:4c577b0538]Capítulo IV: Saltos inesperados, traiciones


El sacerdote de Kélemvor cruzó el portal y nada más llegar a su destino vomitó en el suelo empedrado, su rostro estaba bañado en sudor y su corazón latía aceleradamente.
Lo había logrado, había robado el tomo de Myrkull de las dependencias de Kélemvor, tal y como había sido planeado. Pronto vería a Silvia ahora quedaba lo más sencillo debía entregarlo al contacto acordado y se olvidaría del asunto, los cambios se sucederían rápido y ella estaría junto a él de nuevo.

Esa perspectiva le devolvió las fuerzas que le quedaban, caminó sobre la arenosa ciudad del desierto, era la primera vez que la visitaba y la delicada situación no le hizo fijarse mucho en los detalles de aquella extraña cultura.
Le habían advertido de posibles rateros, por lo que fue con cuidado aquellas calles eran aún más turbias que las comunes en la ciudad de Calimport por lo que andó siempre con la mano bajo su túnica, apoyada en el pomo de su daga.
Se plantó delante de la puerta y dió dos golpes con el dorso de la mano.
Sintió la presencia al otro lado y la mirilla se abrió, un par de ojos rasgados le observaron detenidamente y formularon una pregunta secamente.

- ¿Cuando anochece?

El sacerdote observó la puerta y respondió tal y como le habían dicho que hiciera.

- Cuando todo esté dispuesto para el cambio.

La mirilla se cerró y esperó pacientemente durante unos largos segundos, hasta que escuchó el pestillo y los numerosos candados y trampas al ser desarticulados.

La puerta se abrió y sobre el umbral pudo ver a una mujer de sinuosas curvas, cara ancha, ojos rasgados y tez morena. Un bastón de ébano colgaba a su espaldas y vestía una larga túnica con una abertura que dejaba ver una de sus largas piernas.
Ésta le devolvio la mirada al sacerdote, haciendo una mueca de desprecio al ver su simple túnica de sacerdote y el símbolo de Kélemvor, con muchas precauciones y el miedo (habría dicho el sacerdote) cerró la puerta tras cerciorarse de que nadie los había visto o seguido.

La estancia tenía un fuerte aroma a incienso y especias, la mujer tenía cierta reputación de vendedora de drogas y unguentos por la zona, aunque imaginaba que pocos o nadie sabían de los turbulentos asuntos por los que le habían traido aquí.

- Aparta y gírate - Le dijo la mujer mientras echaba al lado un mueble.

El sacerdote obedeció, escuchó ruidos a su espalda de un mecanismo al ser accionado. Después oyó como una enorme puerta de piedra se movía a su espalda

- Ya puedes girarte de nuevo.

La mujer entró en el pasadizo secreto y bajó por los escalones, llevándolo a lo que parecía una sala bien protegida, donde llevaría la mayoría de sus peligrosos asuntos secretos.

¡El tomo malditasea!
- Sí sí está aquí todo fue como me dijisteis que pasaría - Sacó la bolsa donde tenía guardado el tomo y lo puso sobre la mesa de piedra, no quiso ni mirarlo, estar cerca de él incluso tapado dentro de esa bolsa le producía temor.

Ella estuvo un tiempo mirando su tapa, sin decir palabra y sin tocarlo.

- Es impresionante - Dijo mientras se secaba el sudor de la frente - Es el verdadero.

- ¡Claro que lo es! no sabeis lo que me ha costado traerlo - Gritó, llegado a este punto paciencia era lo que menos tenía.
[i:4c577b0538]
- Está bien sacerdote, podeis marcharos, aseguraros de que nadie os vea al salir.

- ¿Y ya está? ¿nada más?[/i:4c577b0538] - Dijo él atónito.

- Paciencia sacerdote, pronto los cambios que ansías llegarán y tu amada estará en tu casa como si nada hubiera pasado y habrás olvidado todo.


Él asintió poco convencido y salió de la sala, lo que menos quería era estar cerca de ese tomo, estos días se le harían largos. Pensó en rezar aunque la impotencia de no saber ni a quién hacerlo le hizo sollozar, ahora que había hecho lo que le mandaron tenía un vacío en el corazón una sensación de culpa dificil de expiar, solo la liberación de su mujer podría hacerlo y se le antojaba un imposible.


Mientras tanto bajo el interior de la tienda, en unas catacumbas de algún antiguo imperio de Coramshan, Jazhnira seguía su exaustivo análisis del libro, poco tiempo estaría en sus manos ella solo era una contratista que había dado con el paleto perfecto para robar el tomo.
Quien la pagaría (y mucho) vendría esta noche y tenía que tenerlo en perfectas condiciones, eso no significaba que como maga le produciera enorme curiosidad un tomo de tal valor.

Tras unas horas de arduo trabajo fue a dormir, pero algo la impedía conciliar el sueño.
Las cortinas rasgaban haciendo un molesto ruido que impedía su concentración, las voces de la calle no parecían parar. Y parecía escuchar un contínuo martillar....el martillar, Jazhnira se centró en aquel ruido seco que parecía venir de las profundidades.

- ¡Las catacumbas! - Pensó paranoica y con la blusa bajó a toda prisa, en la puerta de piedra como había ordenado estaba su custodio fantasmal.

- ¡He oido ruidos del interior! - Le dijo mientras abría la puerta.

- Nada ha pasado señora, he estado vigilando.

- ¿Es que no oyes nada? - Dijo ella molesta los ruidos parecían aumentar poco a poco.

Abrió la puerta de piedra y bajó las escaleras, el ruido era atronador, parecía que un gigante estuviera dando con un martillo en la roca y las paredes temblaran por cada golpe.
Sintió el frio colarse en sus huesos, excesivo frio. Llevaba solo una fina blusa pero nunca había hecho una temperatura igual.

Y allí estaba, sobre el pedestal aún cerrado, el libro. Nadie lo había tocado, todo en la sala parecía en orden, la estantería, los portales activos hacia sus otros clientes de productos mágicos (por supuesto solo de ida), sus unguentos.
La vista se paró de nuevo en el libro y se acercó a él, pensó que sería hora de meterlo de nuevo en la mochila, quizás el libro estuviera intentando llamar la atención y apenas faltaban horas para que llegaran los compradores.
Entonces sus páginas se abrieron y una enorme ráfaga de aire tumbó a la maga al suelo, llamas salieron del libro que empezó a levitar producto del propio temporal que se había levantado.

Voces fantasmales empezaron a escucharse en la sala y todo empezó a volar de un lado a otro peligrosamente, algunos impactaron contra el cuerpo de la maga otros frascos chocaron contra las paredes.
Bolas de fuego, escarcha y rayos de energía negativa salían del libro, sin orden y control.
La maga pensó que sería su final si una de esas la daba no lo contaría, en un gesto instintintivo lanzó un virote arcano sobre el libro y éste salió despedido contra uno de los portales de la cámara, desapareciendo de su vista.

Todo se tranquilizó y pasado un par de minutos se incorporó, miró en el suelo pero no vió el tomo, entonces preguntó a su sirviente.
[i:4c577b0538]
- ¿Dónde ha caido el libro? [/i:4c577b0538]- Dijo ella mirando el suelo.

- Por el portal el virote lo mandó por los aires hacia él. - Dijo él con su voz atemporal.

- ¿Por cual de los portales? - Dijo mientras se alisaba la túnica.

- Por ese - La mano espectral señaló uno de ellos.

- ¡¿Ese?! - Dijo ella, el pánico la atenazaba de golpe, sus piernas flaqueaban. Entrar por el portal e invadir los terrrenos de aquella criatura la producían mucho más temor que cualquier asesino que seguro mandarían los compradores del libro.

- ¡Tengo que irme, vendrán de un momento a otro! - Con rapidez cogió lo indispensable y se teleportó lejos de allí.

Se escondería de cualquiera, siempre lo había hecho, lo más duro sería vivir otra vida, lejos de Calimshan su tierra, ahora la tocaba olvidarse.




Muy lejos de allí en unos anchos túneles, el tomo estaba allí solo, su inmenso poder perdido en un túnel vacío, lejos de poderosos magos que levantarían ejércitos de no muertos.
Heraldos de dioses que lo custodiaran, ese no era su destino pensó la identidad mágica del tomo, ¡no podía serlo!
Entonces se escuchó un monótono y rítmico ruido, el sonido de un bastón que repiqueteaba sobre la piedra.

El anciano se paró delante del libro y lo observó meticulosamente.

¿Tiene el ancho justo verdad? ya no cogeará más mi mesa, nunca más.

El tomo intentó demostrarle sus quejas, hacer arder su mente por su ofensa, pero nada logró, aquel mortal si es que lo era, era muy poderoso y su voz quedó lejos no más que un grito en la lejanía.

Ese no podía ser su destino, se repitió.

ArkasLynvail

11/01/2010 20:40:31

[color=green:bd38696b1e][size=23:bd38696b1e]Capítulo VII: El juicio segunda parte.




-¡Silencio, silencio! - gritó el dios, la sala estaba sumida en el caos, gritos, discursiones, cada dios valía sus intereses e ideas.
- ¡Esto ha llegado demasiado lejos! Kélemvor ya ha escuchado su veredicto, y nada más me liga aquí - Dijo Tempus mientras se incorporaba.
- Debemos debatir qué hacer con el tomo, ¡no podemos provocar otra debacle! - Alzó la voz Tymora.

La discursión continuó durante unos instantes, todos los dioses estaban enzarzados en sus luchas, solo uno estaba distante, Oghma alejado de los demás transcribía los hechos en un grueso tomo con una absoluta tranquilidad que no le hacía variar ni un ápice el texto de su pluma.

pese a que algunos parece que lo han infringido - dijo lanzando una mirada furibunda a algunos de los dioses de la oscuridad.
El golpe del martillo de Tyr volvió a resonar en la sala.

- Hemos venido aquí por el juicio de Kélemvor, y el veredicto está listo - Dijo Tyr y Kélemvor se incorporó de su asiento.
- Viendo que no se ha percibido implicación de otro dios en el robo señalamos a Kélemvor como único responsable del robo, habiendo así fallado a su deber de mantener el tomo de la Oscuridad dentro del plano de la fuga se te considera culpable. Y por tanto la pena será de estar 50 años confinado en la Aguja de Cristal de la que no podrás salir físicamente.
El veredicto produjo un estallido de protestas tanto por un bando u otro que pedían más o menos pena, algunos dioses volvieron a sumirse rápidamente en la discursión sobre el tomo.

- Debemos cooperar o acabaremos en una guerra y lo que es peor, Ao acabará cansandose de nosotros. No creo que la próxima sea tan "comprensivo" - Dijo Mask.
- Claro, seguro que estás interesado en que no metamos mano. Así podrás actuar con mayor facilidad como siempre has hecho con falsedades y argucias - Dijo Torm y la zona volvió a estallar en discursiones.

- ¡Debemos cooperar!, no mandemos ningún enviado más. Dejemos que los mortales decidan por nosotros qué ocurre con el tomo - Dijo Lazhander.
- Estoy de acuerdo, sino no llegaremos a ningún sitio - Dijo Shar que se había mantenido en un segundo plano en mitad de la discursión.
- Es mayoría entonces - Contestó Tymora, que miró con gesto fruncido a la diosa de las sombras, extrañada y poco confiada de estar de acuerdo con ella.
Los dioses continuaron discutiendo pero poco a poco parecieron estar de acuerdo.

Cortemos su paso o perderemos todo - Dijo él mientras miraba a Shar y Mask.
El grupo de dioses miró a la diosa, imaginando que daría una negativa.
- No puedo prohibirles su paso o estaría faltando a mi trato, pero nada dijo que no dejara pasar a cierto grupo que pudiera acabar con ellos en mi plano. Claro que, ¿qué ganaría yo dejando pasar a quienes se han mostrado como mis enemigos a mis puertas?, ¿como sé que no me atacarán nada más permitir su paso? - Los dioses que formaban la triada la miraron con recelo.
- Nos comprometemos a no hacer nada más que acabar con los demonios y nos iremos si es lo que quieres tienes nuestra palabra - Dijo Tyr.
- Nada me asegura de que no os aprovechareis cuando pase todo de esto, quiero la palabra de que ningún servidor de la triada o de los dioses que se impliquen en esto pueda pasar en 50 años por mi plano.
Los tres dioses se miraron, no les gustaba ceder a sus chantajes pero la situación lo requería, Torm masculló algo ilegiblemente y se dió la vuelta.
- Así será, tienes nuestra palabra siempre y cuando se demuestre que no has tenido relación alguna con el robo del tomo. - Dijo Tyr.
- Así será pues - Dijo Shar y las sombras la rodearon hasta que la hicieron desaparecer.
Los demás dioses acabaron dispersandose y Oghma acabó poniendo punto y final al capítulo del juicio.

ArkasLynvail

11/01/2010 21:20:37

[color=olive:6ffefa48f4][size=23:6ffefa48f4]Capítulo VIII: Juego de Dioses



El clérigo se encontraba en un cuarto pequeño y sucio lleno de camastros. Tumbado e invisible esperaba ansioso a que llegara el momento adecuado para actuar. Había vigilado el lugar durante algunos días antes de decidirse a actuar, sabía que ningún guardia protegía a esos pobres inútiles que utilizaban los dormitorios comunales de Calimport.
Las horas pasaron y lo único que se escuchaba eran ronquidos, había llegado el momento. Sabía que la gente gritaría presa del pánico, pero lo había planeado bien. Sumió la sala en un silencio mágico y salió de su escondite. Desenfundó una espada con aura roja y gritó en su mente:
"¡Por Naratyr y Thanatos, por mi Señor Orcus, vuestras almas sufrirán por toda la eternidad en el Abismo!"
Sin perder más tiempo cortó una a una las gargantas de los durmientes, podía sentir que el sacrificio estaba dando resultado. Cuando no quedó nadie vivo en la sala abrió la puerta y repitió la misma secuencia en el pasillo y las otras salas, no sin antes bloquear la salida al exterior; silencio mágico, cercenar gargantas. Niños, mujeres, ancianos, no importaba.
El clérigo continuaba la labor como un autómata, algunos se despertaban llegando a ver la máscara de su asesino, uno incluso resistió el silencio mágico y se dispuso a luchar contra el atacante. Pero éste era un experto espadachín y acabó con él en poco segundos.
Minutos más tarde todo había terminado, no quedaba nadie con vida en el lugar. Convocó a un sirviente muerto viviente y le ordenó apilar los cuerpos en el centro del pasillo. Mientras tanto juntó los cadáveres de los niños y los transformó en zombis ordenándoles alimentarse de los otros cadáveres y atacar a quien entrara en el lugar. El asesino miró la sangre que bañaba el suelo:
"Todavía no es momento de desvelar el nombre de mi Señor."
Dibujó una calavera con la sangre y desapareció del lugar con su objetivo cumplido.

Y pasó el tiempo...

Le gustaba aquel lugar, era tranquilo y silencioso, nadie se acercaba por allí. Entró en la sala y saludó con una pequeña reverencia.
"Ha salido a la perfección. Los calishitas no se dieron cuenta hasta que ya era demasiado tarde, ni siquiera estaban en la ciudad cuando comenzó el ataque." - Dijo él hacia una sombra que había en el rincón de la sala.
Con una voz inerte y profunda su interlocutor contestó.
- No se podía esperar menos de Myrkull. ¿Cuantas habéis conseguido? - Dijo él observando como el antiguo dios de los muertos salía de entre las sombras y mostraba su rostro.
[color=violet:6ffefa48f4]
El Heraldo Astado dejó la amenaza en el aire, como siempre solía hacer.
- Unas pocas mas y podremos intentarlo. - Replicó él con un tono en el que intentaba evitar la furia del dios en el que tras sus frecuentes reuniones había determinado como poco paciente.

- Estoy haciendo todo lo que está en mi mano.
Myrkull transfirió las armas al receptáculo y el clérigo sacrificó las almas en un ritual ahí mismo. El antiguo dios quería verlo para asegurarse de que lo controlaba todo.
Una vez terminado el ritual ambos salieron del lugar.
- Conseguiré las que faltan y así obtendré la forma de usar el conjuro para localizar el tomo.


El clérigo se marchó de allí pensando por primera vez que estaba jugando con fuego.

Unas semanas después...


Una vez más observaba un lugar esperando su oportunidad para atacar. Una posada en el camino del comercio, sin protecciones visibles y con huéspedes suficientes para cumplir el cupo. Allí no hacía falta el silencio, no hacía falta la sutileza. Conjuró varias protecciones mágicas y entró sin ningún otro cuidado. Convocó a un sirviente para que bloqueara la puerta y gritó bien alto en abisal:

-¡Por Naratyr y Thanatos, por mi Señor Orcus, vuestras almas sufrirán por toda la eternidad en el Abismo!

Su espada de aura roja en la mano derecha, su escudo con el símbolo de su señor en la izquierda comenzó a masacrar a los presentes. Apenas tardó unos segundos en acabar con los que se encontraban en la primera planta. Colocó a su sirviente bloqueando las escaleras que llevaban al piso superior y subió. Allí encontró mas víctimas, pero sobre todo encontró un humano, del que debía ser un guerrero con experiencia.
El humano era mucho mejor en combate cuerpo a cuerpo que el clérigo, pero no podía sobrepasar las protecciones mágicas que le cubrían. Aquel hombre sabía que era cuestión de tiempo, sabía que iba a morir, pero decidió seguir luchando. Sacrificaría su vida para dar tiempo a los demás a escapar, un acto que ni el depravado clérigo pudo ignorar.
Cuando todo hubo acabado, buscó al único que consiguió escapar gracias a aquel guerrero.
El joven huía corriendo hacia el bosque que parecía engullirlo, pero detrás de un enorme roble no le esperaba refugio, el sacerdote salió de su manto de invisibilidad y lo golpeó hasta dejarlo inconsciente..
- Dio su vida por ti y tu huiste como un cobarde. Vivirás para demostrar con tus actos que su sacrificio fue en vano.

Dejó una poción de curación en el suelo y se marchó.


Y entonces empezó el ritual....


Con un enorme dolor de cabeza, el clérigo oscuro gritó a Myrkull que permaneciera en silencio. De no haber estado protegido por tantos conjuros probablemente no hubiera salido con vida del ritual. Tras disculparse ante el antiguo dios le contó todo lo que había averiguado, que no era poco.



- Mientras no sea mi vida....- Instintivamente el clérigo dio un paso atrás.

Las carcajadas de Myrkull resonaron en toda la sala, que ahora presentaba un aspecto lamentable. Las estatuas habían sido derribadas y en las paredes podían verse grandes agujeros. El antiguo dios de la muerte había estado muy furioso.

- Al Heraldo parecía que le divertía la situación.
- Quizás penséis que ya no tengo nada mas que ofreceros. - respondió él.
- Contestó mientras entrecerraba las rendijas rojas que formaban sus ojos.
- No soy uno de vuestros siervos es cierto, pero habéis comprobado que soy útil, muy útil. He conseguido lo que nadie había conseguido hasta ahora.

- Tengo la forma de hacer que el otro mago abandone la ciudad.

Quizás necesiteis de mis habilidades otra vez en el futuro. - Dijo el sacerdote y Myrkull asintió.

- La piedra, claro.- El clérigo respiró tranquilo y le tendió la mano con la piedra.
El Heraldo la agarró y apretó con fuerza su mano provocandole un gemido de dolor.
- Dijo mientras se acercaba más al sacerdote.
- Está claro que no será así. Si yo lo se, mi Señor lo sabe.

- Lo mismo que Myrkull y en realidad no hay razón para que los dos no puedan conseguirlo.

Lo que el libro puede otorgaros y no hay razón para que.... - Un terrible dolor le invadió, Myrkull apretó mas la mano rompiendo algunos de sus huesos.
-El antiguo dios golpeó al clérigo con una enorme fuerza y violencia dejándolo al borde de la muerte. Lo único que lo mantenía con vida eran algunos objetos mágicos que poseía. Entonces la corona empezó a brillar y en cuestión de segundos absorbió casi toda el alma del clérigo, llenando todo el espacio que el poderoso artefacto podía designar a esas tareas. Una pequeña porción de su espíritu permaneció en el cuerpo y sus objetos mágicos curaron rápido sus heridas. Unos segundos después el clérigo pudo levantarse. Se quedó quieto mirando al Heraldo.
[color=violet:6ffefa48f4] - Dijo mientras extendía su mano.
Sin decir nada se la entregó y permaneció en silencio, esperando órdenes como un zombi, sus ojos casi carentes de vida.
[color=violet:6ffefa48f4]- Permanecerás aquí hasta que yo lo diga.[/color:6ffefa48f4]

Sin decir más, Myrkull abandonó la sala.

El sacerdote miró su salida, cuando abandonó el lugar miró la sala y musitó.

- Debo descansar, debo estar preparado para cuando el amo me necesite.

ArkasLynvail

19/01/2010 14:39:27

Aunque los ataques de demonios han cesado casi por completo, algo ocurre en el seno de los dioses.
Adivinos presagian profecías de destrucción, sacerdotes desaparecen sin dejar rastro y otros enloquecen.
Cada vez son más numerosos los rastros de fantasmas y nigromancia que aparecen en la costa, la muerte ya no es un paso seguro para los mortales y algunos dicen que el propio Kélemvor ha muerto.

//Los rumores en todo faerun de que los próximos días son de una importancia absoluta crecen más y más.

Rumores y hechos sobre las perturbaciones en el plano de la fuga:


Corren por faerun y PJ que viva en ciudades humanas, enanas, medianas, gnomas, elfas incluso drow conoce.

- Multitud de fantasmas son visto por las ciudades, tras largos meses ha llegado el momento en que algunas gentes lo ven ya común, la mayoría no son hostiles y más parecen almas perdidas y confusas. Las zonas donde ha habido muertos recientemente o los cementerios están plagadas de éstas almas.

- Precediendo a los fantasmas demonios aparecen sin previo aviso de portales hechos de sombra, y atacan a las gentes que estén a su alrededor, el portal no tarda en cerrarse y los demonios suelen marchar antes de que lo haga.

- Multitud de sacerdotes de Kélemvor han sido asesinados o han desaparecido misteriosamente, por todas las ciudades de la Costa de la Espada. Los que siguen vivos ahora viven a escondidas en zulos o bajo la protección de otros templos del bien.

- Fuertes zonas de energía negativa han aparecido en multitud de lugares de Faerun, se caracterizan por una vegetación muerta de color verdosa similar a un pantano. El tacto de estas plantas es nocivo y venenoso.

Los que tengan soltura en nigromancia ya sean magos, clérigos o sacerdotes notan como son capaces levantar no muertos con mayor facilidad de la normal, el conjuro de comandar no muertos es accesible ahora tanto para clérigos como magos con soltura en nigromancia //

Cormarion

26/01/2010 14:11:46

Había caminado por el plano de las sombras. Había luchado contra demonios y tratado con el señor de la ciudad flotante. Había estado en presencia de un liche antiguo y poderoso. Había dejado el cofre y la perla en manos del elfo que fue duque en Baldur. Ahora sufría pesadillas, no descansaba y se hallaba exhausta al incumplir la obligación del geas. Moriría pero al menos el señor Haydee vivía.

Se había reunido con Penco, el nuevo consejero del Brazo de los Justos, y con el caballero Nesharay. Los había puesto al día en la búsqueda del Tomo y del Astado. Fénix y Brazo cabalgarían juntos esta vez y habían deseado mantener una estrecha colaboración.

Nuevas promesas, jóvenes valientes, hombres y mujeres de fe llegaban en estos días preguntando por ella, la gran maestre. Quizás la orden aún tendría continuidad si ella caía en esta cruzada.

Aún tenía una cabeza de orco gris que mostrar al consejo del pueblo elfo de Weldazh. Debía mantener la alianza y recuperar a los que desaparecieron en la niebla. Los que queden a merced de los orcos. No se le había olvidado pero quizás no viviría para ver su regreso.

Moriría, pero moriría cumpliendo su deber. Pero antes llamaría a quienes la quisieran acompañar. Había recibido un mensaje mágico de la maestra Isabella. Partirían a Aguasprofundas desde Calimport. Jeanna esperaría a los suyos, los convocaría para zarpar desde alguno de los puertos de Amn, quizás Athkatla. Mandó llamar a Ania y a los escuderos. Mandó llamar a los caballeros del Brazo de los Justos que estaban en Arion.

Impedirían que el Tomo cayese en manos de los agentes oscuros y liberarían al hombre poseído por la esencia de Myrkul y después los destruirían. Esa era la sagrada misión que le encomendó el arcángel.


//Miembros del Fénix y del Brazo de los Justos convocados estáis para esta noche.

Edit: Antes de las 22.

tusubconsciente

28/01/2010 11:31:30

En las cercanías al puerto pudo ver varias efigies que acabarían siendo sus compañeros. El día era claro y antes de que varara la galera ya sabía donde debían ir sus pasos.

Se presentó y fue armado como si del más noble caballero se tratara. Lo cubrieron de gloria durante varias horas preparándolo para la tormenta que pronto se desataría sobre los que ahora se aventuran a llegar a la ciudad de Aguas Profundas. Hicieron lo propio con su hermano de fe Leobald y empezaron sus andanzas.

Uno de los caballeros del brazo se adelantó hasta una posada, la ventura era ya empezada pues volvió con noticias que sorprendieron a todos los presentes: los calishitas habían sobreexcedido su comportamiento. Se lo podía imaginar de varios de ellos, como el negrero Tabris, pero de otros que sí guardaban sus formas se encontró con lo que realmente eran. El consejero dio los pasos a seguir y por ese camino marcharon hasta el Lord de la plaza.

El trabajo estaba dicho, avanzaron en formación las dos órdenes de caballería dejando tras de sí las muertes de quien se interpuso entre ellos y su objetivo. Bravos guerreros se enfrentaban espada contra espada, poco pudo hacer más que sobrevivir el novel penitente comparado con los más gallardos luchadores que conociera y allí lo vieron, majestuoso y solemne les esperaba el Rey de la inmundicia.

Jack_Botas

30/01/2010 20:18:04

El dolor era intenso, las llamas de la bestia habían lo abrasado y sus garras lo habían golpeado sin piedad, como a todos. Ahora, el dragón rojo yacía a los pies de los aventureros y su sangre centenaria se derramaba por el suelo de la sala, en las profundidades de las cloacas de Aguaprofunda. La batalla había sido titánica, incluso para los caballeros de leyenda que lo acompañaban, pero ahora tenían una baza para poder convencer al Consejo de la ciudad sobre sus buenas intenciones. El caballero incó la rodilla en el suelo y entonó una oración de gratitud. El tiempo apremiaba.
Leobald contempló su muñón derecho al incorporarse y suspiró. Su carencia le hacia una carga para el resto y lo sabía. Varias veces habían tenido que salvarlo de las garras de la muerte durante su descenso a aquella inmunda cámara y el hecho de fallar a sus compañeros en los combates le hacía padecer más que las furiosas llamas del saurio. Apenas había podido entretener al dragón unos instantes para que los demás se reagruparan... Aun así, los dioses habían querido que sobreviviera para seguir luchado, quizá tuvieran reservados un papel para él en todo aquello.

Cormarion

30/01/2010 23:05:39

//Se me acumulan los posts.

Me reservo un hueco.

*sobre como se adentran en el plano de las sombras*

Cormarion

30/01/2010 23:06:34

//*sobre cómo recuperan un artefacto*

Cormarion

30/01/2010 23:07:46

//*sobre cómo se cuenta al Brazo de los Justos*

Cormarion

30/01/2010 23:08:34

//*sobre como llegan a Aguasprofundas y conocen al Rey de los Lagartos*

Cormarion

30/01/2010 23:08:55

//*Bajomontaña*

ArkasLynvail

02/02/2010 15:50:52

[color=red:46fc912484][size=23:46fc912484]Preludio


En aquel lugar de negrura, muerte y destrucción su figura resaltaba como una primera pincelada.
De belleza esquisita e inhumana, la mujer andaba con sutileza y un rostro firme entre el amasijo de carne, la vegetación monstruosa de un lugar que estaba hecho casi íntegramente de energía negativa.
Este hecho era solo por una razón, la energía negativa era el mejor medio para los no muertos y es que allí, en ese rincón del abismo vivía el Lord de estas criaturas.
La mujer avanzó por las profundidades de la capa 113 del abismo, ante la mirada de los Balors, liches, vampiros o simples zombis que se encontraban con su camino.
Ella no se molestó en mirarlos, pero si lo hubiera hecho habría podido vislumbrar el rostro de aquellas pobres inmunidicias, presas de pánico con solo verla.
Un Glabrezu observó desde una distancia prudencial a la mujer y solo pudo pensar si los zombis la veían tal y como la veía él o si la veían de otra forma, sin duda mucho más siniestra.

La mujer avanzó su camino internandose en el enorme palacio de Thanatos y situandose delante del Lord de aquellas tierras el príncipe de los demonios y creador de la nigromancia, Orcus.

Aquel demonio sabía quien era, su rostro no reflejaba el miedo de sus predecesores, pero si una inquietud de no saber por qué alguien de su importancia se presentaba en su plano y sin ser avisado.

- Te presentas en mis dominios sin ningún aviso más te vale ... - Dijo Orcus con su oscura voz, para ser cortado por el tono hipnótico de la dama.
- Antes de que sueltes tus vanas amenazas tengo algo que contarte, algo que puede beneficiarnos a ambos - El demonio se removió en el asiento, y acarició la cabeza de su cetro adornada por la cabeza descompuesta de un paladín que él mismo mató.
- ¿Qué es eso que dices que puedes ofrecerme Shar? - Replicó, nombrando a la diosa por su nombre real, los demonios que estaban en aquella sala la miraron asombrados y entendieron.
[i:46fc912484]- He venido por que tengo la capacidad de lograr dos objetos que podrían darnos mucho poder, si los usamos como es debido.
- ¿Si podrías conseguirlos por qué acudes a mi?.
- Por que puedo conseguirlos, pero si descubren mi relación con su futuro robo podría suponerme un problema, vosotros los demonios sois ajenos a los problemas de las capas celestiales, incluso tú que tienes parte de divinidad.[/i:46fc912484]
- ¿Pretendes usarme para entretener a tus enemigos mientras tu te haces con esos objetos tan poderosos de los que hablas? - Dijo Orcus mostrando su perplejidad.
- Asi es - Dijo ella con seriedad.
- ¿Crees que soy estúpido? - Y se incorporó para hacerse sentir más amenazador.
Los dioses y sus enviados estarán suficientemente entretenidos espiandose entre ellos para serte una amenaza real, además, aquel quien más problemas te supone se verá terriblemente debilitado.
- ¿De quién se trata? - Dijo mientras se volvía a sentar y a acaricia la cabeza de su cetro.
- De Kélemvor, aquel que corta tus avances hacia las almas recién muertas, aquel que lucha con firmeza contra lo que tú creaste. - El demonio se acarició la barbilla mientras la observaba pensativo.
- ¿Y cómo pretendes debilitarlo?.
Sus adoradores poco a poco irán cayendo por mis asesinos y él poco podrá hacer, cuando le robamos esos objetos los mismos dioses querrán saber por qué permitió que pasara.
- ¿Y cómo sabes tanto y lo que podrá pasar? - Dijo y entonces la diosa le mostró un objeto, una calavera de seis astas.
- Por esto, él me lo ha contado - Sonrió y miró la calavera.
Apenas tiene poder, no es una leve sombra, muchos de mis súbditos son más poderosos que ella.
- Así es, pero mantiene parte de su esencia y conocimiento. Dos cosas muy valiosas para mi y para ti - concluyó con una pausa - Según él mismo, escribió un tomo, en el que transcribió su magia oscura y nigromántica, este tomo sigue existiendo en un lugar que conozco.
- ¿Y cómo sabes que sigue existiendo o que no miente? - Dijo el balor.
- Soy una diosa, no tiene poder ni formas para engañarme. El tomo existe por que no fue destruido, Yergal prefería mantener aunque aislado el basto conocimiento de Myrkull sobre la muerte y Kélemvor no se atrevió a destruirlo, prefirió guardarlo y poder usarlo para combatir esta misma magia.
- ¿Y para qué quieres tú ese libro? - Dijo Orcus, pues bien sabía que ese tomo le podría ser a él mucho más útil que a ella.
- ¿Quién no iba a querer la inmortalidad? ¿el poder revivir a un dios?tú mismo la buscaste y algunos dicen que la lograste.
- ¿Y en qué parte entro yo? está claro que no mandaré a mis esbirros por nada.
- ¿La muerte de Kélemvor y su trono en el plano de la fuga y sobre la muerte no es suficiente aliciente? - Dijo ella con una exageración que rompía con la hasta ahora seriedad de su rostro.

El balor miró a la diosa y sopesó la oferta, le prometía muchas ventajas, aunque no se fiaba de ella. Investigaría por su cuenta y cómo no esperaría el momento para traicionarla y poder alzarse él con el tomo y con su trono en la ciudad de los muertos.

Ambos sellaron el pacto y la diosa salió del plano con una leve sonrisa en el rostro, los demonios aunque dioses y poderosos siempre eran muy previsibles, no dudaba de que el demonio la ayudaría.
Solo con la posibilidad de que sus esbirros pudieran ir con facilidad al plano material a través de las sombras ya era un lujo por el que muchos otros príncipes habrían pagado, pero los demonios eran avariciosos, sabía que nada que le ofreciera saciaría su ambición y siempre iría a por más, por tanto, buscaría traicionarla en un momento determinado.

Pero ella estaba preparada.

ArkasLynvail

02/02/2010 15:51:42

[color=green:4239722244][size=23:4239722244]Capítulo 1: Visiones


La mujer se levantó de su cama con un fuerte grito, bañada en su propio sudor. La visión como muchas otras que había tenido desde que fuera sacerdotisa había sido terrible y no acababa de acostumbrarse.
Se vistió con una túnica de fina seda, vivía rodeada de lujos pero aquel estilo de vida no era una novedad en ella, pues había sido una princesa desde el dia en que nació.
Salió de su habitación y rápidamente dos sirvientas se acercaron para agasajarla y ofrecerla sus servicios y mostrar su preocupación.
Ella las echó con una furiosa mirada y siguió bajando hasta dar con los aposentos del archimago del templo.

- Vamos levántate - Dijo con una voz cortante.

Gharaum se levantó sobresaltado y observó la imagen de la sacerdotisa que estaba de pie delante de él, ella pocas veces había mostrado en su rostro la preocupación incluso cuando su padre hubo muerto y el nombre de su familia se convirtió en sinonimo de muerte y traición al nuevo imperio.
Se incorporó lentamente, intentando no perder el orgullo y la compostura y observó después a la sacerdotisa.

- ¿Qué necesitais de mi señora?
- El tiempo apremia, mi diosa, nuestra diosa se me ha presentado en sueños con una misión de suma importancia que cambia todos nuestros planes.
- ¿De qué se trata? - Dijo él sorprendido y perdiendo el enfado inicial.
- Te lo contaré en el camino, ahora necesito que abras un portal hacia Anauroch, por el plano de la sombra. Haz los preparativos para el viaje será hoy mismo.
- Claro señora... ¿qué esperais encontrar allí?.
- A los umbras, iré a avisar a Dhaila tú haz tu tarea tienes cuatro horas - Dijo y sin más se marchó de la habitación.

La mujer se encaminó por los pasillos del templo de la Noche Antigua, aquel lugar era la capital de su religión, del servilismo a la diosa de la oscuridad.
Ella había pasado su fe hacía muchos años, pero siempre lo hizo por capricho y por interés. Desde la muerte de Shara (con la que nunca se había llevado bien) se convirtió practicamente en obligación, la cual se completó cuando quedó desterrada de la superficie y de la luz del sol.
En la puerta del templo estaba Dhiala, su leal sirviente. Aquel hábito blanco la hacía destacar rodeada de oscuridad, era la única que lo llevaba en todo el templo y su rostro además parecía hecho del mismo material que la tela que la cubría.

- Dama Dia'lasst, ¿puedo hacer algo por vos? - Dijo Dhiala refiriendose al nuevo sobrenombre que la habían otorgado en su ascensión a Suma Sacerdotisa de Shar.
[i:4239722244]- Requeriré estos dias de tus siempre excelentes servicios Dhiala, ¿sabes algo de ese grupo de sectarios asesinos?.
- ¿Los que dicen servir a Bhaal?[/i:4239722244] - La contestó recordando a la peculiar banda del Muzhad.
[i:4239722244]- Así es, ¿cómo se llamaba su lider?
- Hoord Jars.
- Bien, quiero una cita con él, debe ser hoy mismo no tenemos más que unas horas.
- Justamente iba a hablar con él esta semana, con un poco de suerte estarán en su lugar habitual.[/i:4239722244]
- Perfecto, en ese caso ve a por un par de magos iremos a buscarlos.

Una vez se prepararon, el grupo de Sharitas se encaminó sigilosamente por las calles del Muzhad. A través del plano de las sombras nadie que ellos no conocieran les percibirían, así en pocos minutos se plantaron en la puerta de la casa que servía de sede para la banda.
El mago observó ciertas protecciones rudimentarias que no serían activadas en su viaje sombrío, así que transpasaron la puerta y se plantaron ante el atónito grupo de mercenarios.

- Saludos mercenarios. - Dijo Lady Dia'lasst mientras su cuerpo se corporeizaba.
- ¿Quienes sois vosotros? - Dijo mientras desenfundaba una daga de su vaina, al igual que sus acompañantes.
- Ya habeis tenido tratos anteriormente con nosotros, ahora volverá a ser igual, tenemos una recompensa muy generosa con vosotros si lo haceis bien.
- ¿De qué se trata? - contestó Hood intentando no achantarse ante la superioridad mágica del grupo.
- Es una tarea divina, mi diosa sabe cómo devolver a la vida a vuestro dios, pero requiere de sus sirvientes originales.
- ¿Nos intentas tomar por estúpidos? - Dijo el lider, mucho más escéptico que sus compañeros de fechorías que parecían haber entrado al engaño de la sacerdotisa.
- No, no lo hago Hood. Y puedo demostrarte que poseo un objeto que será el inicio de la vuelta de Bhaal - tras esto hizo una señal con la cabeza y dos magos trajeron a un pordiosero de la calle. El grupo de asesinos observó cómo la maga de hábito blanco sacaba una máscara de hueso y la ponía en el rostro del mendigo.

Una siniestra risa cortó el aire de la habitación, la máscara reía como un loco mientras sus astas crecían hasta medir 40 centímetros cada una, el escualido mendigo parecía tener energías renovadas.
[color=violet:4239722244]- ¡Vivo, estoy vivo tras tanto tiempo! - Gritaba de júbilo el heraldo astado.
- Así es, nosotros te hemos permitido estarlo, ya no poseerás más criaturas inmundas en un patético intento por sobrevivir Myrkull, o lo que queda de él. Tu futuro te espera grandes acontecimientos, tu venida significará un cambio, una vuelta a la época anterior a la edad de los trastornos.
[color=violet:4239722244]- ¿Y a quién representais vosotros mortales? - dijo mientras sus cuencas se fijaban en cada uno de los presentes. Los Bhaalitas estaban apabullados por la visión de la corona de Myrkull.
Ellos ya han visto lo que necesitaban y tú por ahora también. Tras esto hizo un gesto a Dhiala que sacó una bolsa arcana y la lanzó sobre la máscara, en ese instante la presencia pareció desaparecer súbitamente.
Dialasst cogió la bolsa y la cerró con firmeza, después miró al grupo de humanos que estaba tirado en el suelo y sonrió.

- Como veis, era algo que no podía demostrar sin hechos. Si me ayudais, reviviremos a Myrkull y con su poder podremos resucitar a vuestro dios, Bhaal y muchos otros. Tendremos un poder superior a los mortales, representaremos el cambio - Dijo con firmeza, sin creerse practicamente nada de lo que decía.
El grupo de asesinos asintió sin saber muy bien que decir, Hood se incorporó.
[i:4239722244]- ¿Y qué debemos hacer?
- Hay dos cosas que teneis que hacer. La primera, debeis encargaros de cualquier sacerdote que represente a Kélemvor o pueda tener poderes divinos directamente de él y la segunda es encontrar un tomo de tapas gruesas y oscuras, con una calavera de Myrkull rasgada en su portada.[/i:4239722244]
- Bien...¿el tomo por dónde podremos empezar a buscarlo? - replicó, pero en ese momento las figuras se volvieron a tornar sombrías y les dejaron en la soledad de su habitación, con miles de dudas que asolar en su cabeza.

- Ya está... - Dijo y dió un prolongado suspiro a la vez que miraba a su sierva. Sentía atracción sobre aquella otra mujer y ella lo sabía, pero no debía liberarse a los sentimientos y menos ahora que era una Gran Sacerdotisa y tenia una tarea de suma importancia para su diosa.
- ¿Iremos a Anauroch? - Contestó su sierva.
[i:4239722244]- Yo sí, pero tú no. Tu tienes que hacer cosas para mi aquí.
- ¿De qué se trata?
- Debes elegir un heraldo astado, es una decisión dificil, debe ser alguien solitario y poderoso, pero que sea fácil de atraer por el poder de la máscara. Entrégasela en un frasco, transformada en líquido no atraerá las miradas de curiosos ni de sus antiguos dueños.
- Creo que tengo al candidato apropiado, hay una persona que nos debe un favor aún.
- Bien, confío en tu juicio. Recuerda ponerle un rastreador, así podremos saber dónde está para recuperarla.
- ¿Y por qué no mantener la corona en nuestro poder? sería más seguro para nosotros.
- La diosa lo quiere así, no me ha dicho por qué pero sospecho que es para su propia protección cree que habrá una investigación cuando se descubra.[/i:4239722244]
- Se hará como me habeis pedido.

Lady Dia'lasst asintió y observó una última vez a su sierva, la dió un prolongado beso y se teleportó hasta el salón del archimago.
Tenía una ardua tarea delante, visitar la ciudad Umbra y convencer a su archimago de que tenía que ayudarla, alguien que con solo pensarlo podría acabar con ella tendría que obligarlo a servirla durante un tiempo.
La idea la hizo helar su sangre más que el tacto con el piel de Dhiala.


Cientos de metros hacia arriba, en la superficie, acechado por el intenso sol que siempre golpeaba a los habitantes de Calimport andaba pesadamente el guerrero del norte Bulbaiff, desconocedor de que alguien en las sombras seguía sus pasos, desconocedor de que pronto su vida cambiaría de golpe.

Vinduil

03/02/2010 15:38:25

Se hacía de noche en Berrion y el antiguo duque de Puerta de Baldur estaba cansado. Llevaba desde su regreso en pie, primero informando al duque de lo ocurrido y luego poniendo en orden asuntos que durante su ausencia habían quedado parados.
Finalmente el elfo se encontró solo en su cuarto, que mas bien parecía una biblioteca con una cama. Se sentó en su sillón y colocó el bastón sobre la mesa.

[color=green:bdab05bc20]- Bien Ladrón de Almas, es el momento de que me cuentes la historia completa desde que caí bajo el control de Myrkul.[/color:bdab05bc20]

[i:bdab05bc20]-Va a ser largo...intentaré resumirlo....

Una vez que la máscara absorbió tu alma quedaste completamente dominado por ella. Poco mas que un zombi o un constructo. Habías localizado el libro y Myrkul quería toda la información sobre Bajomontaña antes internarse en ese lugar. Dos días tardaste en leer todos los libros disponibles, ni siquiera paraste para comer ni dormir. Había poco que pudiera ser de utilidad, mas allá de que tenía tres niveles (siendo Skullport el tercero), algo de información sobre los aprendices de Halaster y la localización de una entrada no pudiste descubrir nada.
Entonces emprendimos el viaje hacia Aguas Profundas. Allí el acceso a Bajomontaña había sido cerrado. El capitán de la guardia accedió a abrirlo sin conseguíamos demostrar nuestra valía, quería que investigáramos a un grupo mercenario, sospechoso de ser esclavistas de Skullport, y apresarlos si se confirmaban las sospechas. Te hiciste pasar por un siervo de las Calaveras para ganarte su confianza y te llevaran hasta los esclavos. Allí las cosas se pusieron feas, uno de los esclavistas avistó a un guardia de la ciudad por la ventana y alertó a los demás, que nos atacaron sin pensárselo. Myrkul dejó suficiente libertad al portador para que aniquilara a los enemigos, dejándolo todo perdido de sangre. Un baño de sangre.[/i:bdab05bc20]

[color=green:bdab05bc20]- Los guardias entonces supongo que intentaron apresarnos.[/color:bdab05bc20]

[i:bdab05bc20]No, comprendieron que no había quedado otra oportunidad y como los esclavos estaban a salvo todo quedó solucionado. Tras eso fuimos a la posada y esperamos a que el capitán de la guardia fuera a abrirnos el paso al primer nivel. Tuvimos que participar en una especie de torneo contra otros aventureros para que nos dejaran bajar, pero no nos resultó ningún problema.
Una vez en Bajomontaña empezamos a recorrer los túneles, encontrando magos humanos y contempladores luchando entre ellos. También un portal inactivo que conducía al tercer nivel. Llegamos a una puerta que resultó conducir a la academia que uno de los aprendices de Halaster había montado ahí abajo. El mago de metal, rodeado siempre de golems, nos dijo que abriría el portal si conseguíamos el ojo de un contemplador tirano...justamente el que lideraba a los contempladores que atacaban a sus aprendices.
Myrkul aceptó a regañadientes y nos pusimos a buscar la guarida. Algunas horas recorriendo los túneles cambiantes conseguimos dar con ella. Sin demasiadas precauciones empezamos a matar a los contempladores que intentaban proteger a su lider. Finalmente llegamos ante el contemplador, que dijo que el mago nos traicionaría que debíamos quitarle una piedra que tenía en su poder para activar el portal. Myrkul decidió que ya que estábamos allí debíamos acabar con ese enorme montón de ojos....aunque le salió mal la jugada. El tirano derrotó al portador.[/i:bdab05bc20]

[color=green:bdab05bc20]- Ja! Buena forma de bajarle los humos a un antigio dios.[/color:bdab05bc20]

Salimos corriendo, pensé que con la muerte del portador te habías librado del control de la máscara y que saldríamos de allí. En vez de eso buscaste un lugar apartado, conjuraste todas las protecciones mágicas de las que disponías y volviste a por el tirano. Supongo que la criatura no se lo esperaba, porque no le dió ni tiempo a abrir todos sus ojos antes de caer muerto por tus proyectiles mágicos.

[color=green:bdab05bc20]- No está mal para un mago dominado, sin alma y suficientemente estúpido para ir a por una criatura que acaba de matar a lo que hace algunos años era un dios.[/color:bdab05bc20]

Pura suerte. Resucitaste al portador con uno de sus pergaminos por orden de Myrkul, arrancaste el ojo del contemplador tirano y fuimos a ver al mago de metal. Resultó ser cierto que no necesitaba el ojo, sino que nos había usado para que le libraramos de sus problemas, pero por suerte para él cumplió su parte y nos abrió el paso al segundo nivel.

[color=green:bdab05bc20]- Una pena no haber permanecido en la escuela de ese mago un tiempo, me hubiera servido para aprender a construir mejores golems que los de hierro.[/color:bdab05bc20]

[i:bdab05bc20]Una pena no haberlo matado y haber usado sus golems para controlar el paso al siguiente nivel y para ayudarnos en el laberinto.
Porque eso era el segundo nivel, un laberinto. Bueno, mitad laberinto, mitad tortura. Teleportaba aleatoriamente a la gente y disipaba sus conjuros. Nos separamos de Myrkul, pero nos encontramos en un lugar todavía peor del segundo nivel, una especie de reino de las ilusiones. Fuimos atacados por glabrezus, minotauros, dos Khelben, un duque Eltan y nosecuantas cosas mas.[/i:bdab05bc20]

[color=green:bdab05bc20]- Ilusiones supongo, el alma de Eltan está en manos de Gruumsh o al menos del chamán de los rombos en la frente.[/color:bdab05bc20]

Volvimos a separarnos por la magia del laberinto y en el lugar del portador aparecieron el gato, la niña hechicera y saco de carne.

[color=green:bdab05bc20]- Tabris, Isabella y Joriah. Ilusiones?[/color:bdab05bc20]

No, estos eran de los de verdad. Nos aprisionaron con una mano de Bigby, que podríamos haber disipado con el cristal orco, e intentaron interrogarnos. Otra vez por la magia del laberinto nos quedamos solos...aunque solo unos minutos. Fuimos teleportados y nos encontramos con Myrkul, los tres de antes y unos cuantos calishitas mas. Volvieron a aprisionaros, acabaron con el portador y le quitaron la corona. Eso tampoco nos liberó. Algunos calishitas intentaron quitarle la máscara a la hechicera y empezaron a combatir. En ese tiempo de acabó el conjuro que nos mantenía inmóviles....y decidimos actuar. Con un conjuro de parar el tiempo conseguiste los segundos necesarios para coger la corona y salir corriendo. Seguimos corriendo y corriendo hasta que estuvimos seguros de que no nos seguían. Entonces te pusiste la máscara y te convertiste en el nuevo portador. Seguimos corriendo por los túneles y entonces paramos, Myrkul desenvainó una de tus dagas y el resultado es lo que tienes en el pecho.

[color=green:bdab05bc20]- Sanará, no dejará apenas cicatriz.[/color:bdab05bc20]

Encontramos una estatua que abriría el paso hacia el sanctosanctorum de Halaster, pero hacía falta un objeto para activarlo. Recorrimos todos los túneles, nos convertimos en parte del lugar, conociendo cada rincón y comprendiendo como funcionaba la mágia allí. Pasaron días hasta que nos dimos cuenta de donde estaba el objeto. Aunque era tarde, a escasos minutos de llegar allí fuimos teleportados hasta la estatua. Allí estaban los calishitas y las dos órdenes de paladines. Discutían entre ellos y aprovechamos para usar el portal de la estatua. Recorrimos con rapidez el lugar, sabiendo que no dispondríamos de suficiente tiempo, pero no conseguimos encontrar la forma de continuar. Finalmente paladines y calishitas bajaron. Derrotaron al nuevo portador y te quitaron la corona. Tu alma todavía se encontraba en la corona, aunque Myrkul había sido debilitado temporalmente, lo suficiente como para que yo volviera a ser libre. Les convencí de que colocaran la corona cerca, para sacar tu alma de allí y colocarla de nuevo en tu cuerpo. No esperaba que hicieran caso, pero hubo suerte. El resto ya lo conoces.

[color=green:bdab05bc20]- Si si, me despierto perdido y rodeado de gente en un lugar desconocido. Abrimos el paso hasta Halaster, acabamos con la criatura que tenía el tomo, salimos de Bajomontaña, llevamos corona y libro a Kelemvor sin que yo pudiera hacer nada al respecto y ambos objetos fueron destruidos. Bueno, la corona y Myrkul seguro, todos oimos sus últimos gritos de dolor y terror. Disfruté mucho de esa parte. En cuanto al libro, Kelemvor dijo que lo destruiría, veré si es cierto.
Para resumir: ni libro, ni tesoros de Bajomontaña, ni gloria....aunque con la piedra del demiliche como premio de consolación.[/color:bdab05bc20]

Eso no es del todo cierto....recuerdas que colocaron la corona astada al lado mío para que devolviera tu alma a tu cuerpo?

[color=green:bdab05bc20]- Acabas de contármelo.[/color:bdab05bc20]



ArkasLynvail

23/04/2010 17:48:39

[color=darkred:254a132d42][size=20:254a132d42]No más fracasos[/size:254a132d42][/color:254a132d42]


El elfo abrió los ojos y se encontró en un lugar que le resultaba familiar. Miles de almas a su alrededor se juntaban en grupos esperando a ser recogidos por sus distintos dioses. Sin embargo algo era diferente en esta ocasión, esta vez él también era una de esas almas. Miró hacia el suelo y murmuró:

- Oh si, ya recuerdo, acaban de asesinarme.

Sintió un fuerte tirón por detrás y se volvió en esa dirección para ver lo que había ocurrido. Nada, almas arrejuntándose. Volvió a sentir otro tirón en la misma dirección, pero no había nada mas delante de él. Empezó a flotar hacia adelante, como si lentamente fuera absorbido por un vacio. Las demás almas no parecían verse afectadas por esa fuerza que atraía al elfo, que cada vez flotaba a mayor velocidad. El miedo recorrió su espíritu hasta que finalmente vió como en fracciones de segundo un oscuro portal se abría delante de él. Sin poder hacer nada, el elfo entró en el portal que se cerró a sus espaldas, abandonando el Plano de la Fuga.
Cuando la oscuridad dejó paso a una tenue luz pudo ver donde se encontraba. Un yermo paraje, frio y gris, repleto de lápidas y salpicado por algunos mausoleos. Volvió a sentir la fuerza que le atraía y miró al horizonte y vió una enorme cordillera de montañas. Earar sabía donde se encontraba y que era esa cordillera.

- Las Montañas del Fin, estoy en Thanatos, estoy en el Abismo.

Comenzó a flotar absorbido por la fuerza otra vez, sobrevoló las montañas y un gran desierto blanco hasta que vió una gigantesca necrópolis. Entró a través de un ventanal de la torre mas alta de la ciudad y se encontró en una sala rodeado de demonios y muertos vivientes. Mariliths, liches, vampiros, nalfeshnees, todos en semicírculo alrededor de un trono. En el trono se sentaba Orcus, Principe de la Muerte Viviente. Earar se arrodilló y permaneció en silencio.
[i:254a132d42]
- Has fallado, elfo. Has perdido el bastón con la esencia de Mrykul!!! [/i:254a132d42]

La sala tembló con la furia del poderoso tanar'ri. El elfo todavía arrodillado sintió mas pánico que todo el que había sentido durante su vida junto. Finalmente se recompuso lo suficiente para hablar, aunque sin dejar de temblar arrodillado.

- Mi...mi Señor, no he perdido el bastón. Antes de ser asesinado lo escondí en un lugar donde nadie lo encontrará. Esto es solo un contratiempo, la muerte no es absolutamente nada ante el Príncipe de la Muerte Viviente. Enviadme de vuelta, enviadme de vuelta en cualquier forma que estimeis oportuna y con ayuda del bastón continuaré con vuestro plan. Recuperareis vuestra divinidad. Represento la mejor oportunidad que teneis para conseguirlo, el bastón me obedece por completo. No buscaré venganza contra los que me asesinaron, no buscaré recuperar mi poder político entre los mortales. Dedicaré cada segundo de mi vida o no-muerte, cada segundo de mi existencia a buscar adeptos para la iglesia de Myrkul, nuevo aspecto del mas poderoso de entre los tanar'ri, el mas poderoso de entre todos los demonios. El Cosmos temblará ante la nueva ascensión de Orcus!


¡me has fallado y nunca doy segundas oportunidades a quienes lo hacen! ¿crees que soy débil? ¿es eso lo que crees de mi? - Dijo Orcus, mientras se incorporaba de su trono de huesos que crugieron lastimosamente.
- No lo creo mi señor...pero os otorgaré más gloria, tengo el bastón y la gema .. - Continuó el elfo.
- ¡No posees nada! ¡Es mio lo que posees! otro siervo se encargará, es más, lo has dejado justo donde tengo otro de mis siervos, ¿no es así? - Dijo el demonio perfilando una siniestra sonrisa.
- Si esa es tu voluntad gran Orcus... - Dijo el elfo, esperando el peor de los finales.

Y el golpe final llegó cuando la enorme garra del dios demonio aprisionó sus huesos, y los rompió uno a uno en un eterno espasmo de dolor. Quiso gritar pero no le salió voz alguna, y antes de que el enorme cetro se estreyara contra su rostro aplastando su cráneo vió los ojos de su amo.

....



Los amasijos de carne se movían por el plano de Thanatos, lenta y tortuosamente. Ya que estas penosas criaturas su propia existencia era un dolor infinito que nunca parecía acabar.
Comandando la fila de los manes un chasme los dirigía sobre sus cabezas, golpeandoles de vez en cuando para alargar su propia tortura.

Uno de los manes, se paró en seco y ésto hizo que se chocara el anterior de la fila con él. Rapidamente el chasme se lanzó contra él, dispuesto a prolongar su sufrimiento, ya que acabar con él sería un alivio y un buen acto que el negro corazón del demonio nunca concedería. Pero en el instante en el que el aguijón del demonio fue a clavarse en su grasienta piel, el mano se movió velozmente y esquivó el ataque. El demonio-insecto se golpeó contra el suelo sonoramente y quedó aturdido unos segundos, confuso por haber subestimado al mane.
Maldiciendo y advirtiendole miles de torturas se sacudió la cabeza, pero entonces el saco de carne se lanzó sobre él y lo mordió con los pocos dientes que aún le quedaban. Pequeños rayos salían de sus manos que hacían arder la piel del chasme y finalmente todo acabó para él.

El mane, devoró a su víctima y el resto lo observó haciendo un grupo. Entonces, empezó a sufrir una transformación, su cuerpo aumentó de tamaño, recibiendo parte del poder de su víctima, sus músculos se perfeccionaron y sintió como parte de su mente recobraba su lucidez.
El demonio sonrió de lado y entonces sintió una voz, lejana, no era alguien que lo hablaba o guiaba sus pasos, era parte de él mismo que quería resurgir.
La voz de un elfo que ya planificaba como ascender entre los estratos del abismo.