gatovengador

01/11/2009 01:20:18

Lorimas salió por segunda vez en su vida del Calimshan rumbo al norte. No sabía muy bien el porqué, pero sus pasos le conducieron hasta un castillo en Tezhyr.

Allí acabó metido en una posada, tomandose un buen vino mientras el tabernero le comentaba algunas historias y rumores, uno de los cuales le llamó la atención. Le contó que en un camino poco transitado estaban habiendo apariciones, tres para ser exactos, una elfa arquera, un gnomo y un caballero, y que todo aquel que las veía salía aterrado y no volvía por el camino.

Espectro, pensó el caballero, y tras acabarse el vino y dar las gracias al posadero dejando una generosa propina, llamo a su lado a su Yldaren, su leal montura, se dirigió al norte, buscando el camino más allá del Bosque de las Serpientes.

Fue una busqueda larga, pues el caballero no conocía el terreno, pero finalmente encontró el sitio. Tres estatuas en un pedestal en la cima de una colina, y entre ellas un espectro que irradiaba maldad similar en apariencia al paladin.

Lorimas invocó el poder de Lathander y la aparición desapareció, aunque no tardó en volver a aparecer. Tras un nuevo ejercicio de voluntad el espectro se desvaneció y el caballero puso observar con calma las estatatuas.

Como el tabernero le dijo, eran un gnomo con un libro y una piedra tallada en forma de gema en una mano, una elfa con un arco enorme, mayor que cualquier otro que el caballero hubiese visto, y el paladin, con una espada larga en una mano alzada, y un escudo con un dragón en la otra.

Poco le dijo todo esto así que tras orar y bendecir el lugar volvió al sur, con la idea de volver al día siguiente, y ver si el espectro había vuelto.

Quién le iba a decir que por el camino se iba a encontrar con otra estatua...

gatovengador

01/11/2009 04:03:52

Y ahí estaba, junto al hombre canoso que antes era una estatua y otras seis personas en el templo de Ghond, mientras el Sumo Sacerdote les narraba la historia de los tres aventureros, el paladin humano, el mago gnomo y la arquera elfa. Casualidades del destino.

Los tres grandes heroes fueron, y de renombre sus hazañas, pero no pudo ser para siempre. El paladín, enamorado de la elfa se vio rechazado pues ella no quería verle envejecer y morir como era el destino de los humanos.

Así pues el gnomo creo un corazón artificial, y con él el paladin podría vivir para siempre, y así los dos enamorados podrían estar juntos. Pero no es el destino de los hombres la larga vida, y el antaño valiente paladín se volvió corrupto por el poder y la fuerza que ahora tenía, y sus buenas obras fueron olvidadas y fue llamado Uther el Oscuro. Y en maldad pasó sus últimos días.

Aun así un monumento se alzó por los tres heroes que fueron, y allí había que llevar nuevamente el corazón, magicamente modificado, para que el caballero encontrase la paz.

Así que, acompañando a un joven adepto de Ghond, de nombre Merrick, los siete se dirigieron a las estatuas, a llevar la paz.