Gludar

31/01/2010 21:04:54

Tras su infructuoso viaje de negocios a Ambar, el pequeño Gludar decidió emprender la recuperación de unos de sus objetos más valiosos. Hacía algun tiempo el demonio del volcan le había engañado y robado una preciosa armadura. Había llegado el momento de recuperarla.

Nada más llegar al volcán, usó un pergamino que había encontrado en un cofre y convocó a un hermoso tigre celestial, estaba claro que la magia no era muy del dominio del mediano.
Miró sorprendido la presencia del convocado, ya que espeeraba un tremendo elemental y no fue lo aparecido.

Tras doblar una esquina se encontró con el primer escollo, dos elementales, sin temor, Gludar se encaminó hacia ellos, el combate fue duro y gracias a su habilidad y a la ayuda de las propiedades de sus espadas, dió buena cuenta de los mismos. Continuo su camino, sabía de la existencia de esos malditos seres, pero para su asombro se enconraba solo en la montaña. El calor era muy intenso y la soledad reinante, quebró un poco el ánimo del mediano. Decidió salirse del mismo, y justo antes de llegar al barco que lo sacaría de ese terrorífico lugar, se dió cuenta de que la presencia del tigre no sería bien vista por el capitán del barco. Convirtió al tigre en invisible, gracias a uno de los anillos, y así puedo hacer la travesía de vuelta.

Nada más bajarse del barco, se cruzó con un elfo temerario, el cual quería probar el valor de las sombras que podía convocar...Nada otra vez para el barco y para el Volcán. Una vez en él dieron cuenta de otros dos elementales. Estaban casi en la guarida del demonio, solo les quedaba dar cuenta de los dos últimos elementales, momento en el que el elfo se teleportó dejandolo a solas...estos elfos estan locos.

Dentro de la guarida, la muerte de los dos últimos guardianes fue más complicada, el cansancio del mediano era cada vez más grande. Ya solo quedaba atrevesar el terrorífico portón y comprobar si dentro de los cofres estaba el objeto que le fue robado por el maldito ser.

Nada ahí no estaba, seguro que el demonio se lo había guardado en sus propias estancias. Era el momento de regrear, salió de la guarida y algo había cambiado. El volcán escupía más fuego que de costumbre, y dos elementales le cerraban el paso. Gludar se escondió y abrió una de sus mochilas. Usó las habilidades imnatas de una capa, y se colocó delante de los dos elementales...las rocas seguían cayendo cerca del mediano, muy cerca, como si fueran dirigidas hacia su persona. No le gustab la situación.

-Solo quiero salir de aquí- dijo a los elementales, los cuales no reaccionaron a su presencia debido a la capa que había usado.

Gludar pasó entre los elementales, no les quitaba ojo, pasar entre dos seres que de un pisotón pueden aplastarte no era grato y en ese momento lo vió. Estaba allí cerrándole el camino. El mismísimo Señor del Volcán, y encaminándose hacia él a la par que dos elementales le cerraban el paso.

Tenía pocos segundos antes de que el demonio le cogiera así que pudo activar un teleportador y aparecer sano y salvo..aunque eso no se lo quitaba nadie, algo asustado.

Sin quitarse el susto del cuerpo, se encaminó a la ciudad más cercana. UNa vez en camino y justo antes del río Esmel, el suelo empezó a temblar, cada vez más y más hasta que mantener el equilibrio era imposible. Tras colocarse de pie, Gludar observó en todas direcciones intentand descubrir loq ue estaba pasando. En ese momento lo vió. Parecía una bola de fuego, y venía directa hacia él, con suerte se curbió lo que pudo con su escudo antes de recibir el impacto de la bola de fuego...esta lo dejó bastante malherido.

Una vez en pie escuchó una risa maligna, una risa que era llevaba por el viento, una risa que arrancaba la alegría del cuerpo y que traía un mensaje, un mensaje nad alentador.

- Nos volveremos a ver mortal-decía al voz del señor de la montaña.