Jack_Botas

28/02/2010 13:56:31

En la celda de oración de Arion, bajo los ojos de los padres de La Triada, Leobald se quitaba las piezas de placas de la armadura una a una, con una lentitud reverencial. Las maltrechas placas de acero aun conservaban los mordiscos de mandoble y brujería de la batalla en el Zaragalla. Los harapos que había llevado desde que juró el voto de pobreza ante Ilmater iban quedando al descubierto, apenas recordaban que alguna vez habían sido telas nobles. El caballero se deshizo de ellos y bendijo el agua de una palangana de acero que se encontraba junto junto a él, al lado de su espada y el escudo del Fénix. Una vez desnudo. humedeció unos trapos de lino inmaculados y se limpió el cuerpo en silencio. Junto a la palangana, limpio y plegado, había dispuesto su tabardo de oración. La lana era gris, el color de la ceniza, el color de Ilmalter. Una vez aseado, el caballero bendijo las vestiduras antes de pasárselas por la cabeza. Leobald se arrodilló y limpió escudo y espada hasta que pudo verse reflejado en el acero, con cuidado, con respeto, como si aquellas armas no fueran sino prestadas. Una vez enceradas y aun de rodillas las dejó frente a él, cerró los ojos, cruzó la muñecas sobre el pecho y oró.

-Mi Señor, Tú que velas por quienes entonan el lamento cada día, quienes padecen, quienes no pueden sino verter lágrimas ante los desmanes del malvado, Tú que me fuiste revelado, que eres mi guía, mi padre, mi destino, Tú, has puesto en mi camino al Caballero Red de El Leal y El Brazo de Los Justos con el poder para obrar el milagro al fin. Ante ti juro que he aprendido la lección de humildad y entendimiento que me fue impuesta en aquel cruce. Si el tiempo ha llegado en que pueda redimirme os estaré agradecido por dejarme de nuevo ser vuestra espada de pleno derecho y la de aquellos que padecen y no pueden valerse. Si no es así, si creéis que puedo seguir sirviéndoos mejor manco, aceptaré mi carga tanto tiempo como estimes oportuno, como siempre. Tú me has enseñado que tan solo llevo plumas donde otros cargan a su espalda ruedas de molino. Así pues a tu voluntad me encomiendo Señor del Lamento y al auspicio de El Leal y La Justicia.

El caballero inclinó la cabeza y se sumió en oraciones a Ilmater y La Triada los dos días siguientes, hasta ser llamado para el ritual.

Reb

28/02/2010 14:57:56

*En una celda contigua, el clerigo oraba insistentemente*

Nada perturbe mi fe en ti.
Nada me aleje del camino que tu me marcas.
Dame lo que necesito y no se pedirte siquiera.
Dame la fuerza para realizar tu voluntad y no la mia.

Vigilante, haz de mi un instrumento de sanación.
Vigilante, permitenos ayudar al hermano necesitado.

Tu que eres el dios tranquilo, pero que darías la vida por cuidar de lo que se te enconmienda, permite que sane al hermano Leobald que me ha sido encomendado a mi. No permitas que falle a mis hermanos, pero hazme humilde para aceptar lo que tenga que suceder.

Que asi sea.

Khilak

28/02/2010 16:39:49

Khilak el sacerdote de Lazhander también se halla inquieto, preguntándose si realmente su experiencia servirá de algo al noble Reb...

Se pasea vestido con su túnica por Arion, aunque hace algunos días que no le ven....sin embargo antes de ausentarse prometió a Reb que estaría presente....

Cormarion

28/02/2010 20:34:57

[i:7c4535fb83]La mujer realizó la genuflexión ante el altar dedicado a la Tríada en la gran capilla del castillo y después elevó la mirada a las estatuas. Hacía tiempo fue testigo de una ceremonia realizada en el Bastión de los Justos en las cercanías de Baldur, en la que Dama Lomoniak había devuelto la vista a sir Edwin.


-Me presento ante vosotros como una hija y ante vuestra mirada paternal me expongo -declamó Jeanna. Dirigió la vista a la figura del caballero del deber.

>>TORM, conoces mi corazón y las heridas de mi historia. TÚ conoces todo lo que he querido hacer y no he hecho, conoces lo que hice o me hicieron lastimándome. TÚ conoces mis limitaciones, errores y faltas, conoces los traumas y complejos de mi vida.

Hoy te pido que intercedas ante Helm para que derrame su gracia sobre Leobald a través de las manos del su siervo Reb para que el calor de la luz sanadora repare el producto de la maldad.

Helm, escúchame en esta capilla, TÚ que vigilas contra las injusticias otorga la sanación de Leobald para que pueda cumplir con su deber con total plenitud sirviendo a la voluntad del Quebrado.

Que la Tríada aleje el temor y la duda de nuestros corazones llenándolos de valor, generosidad y humildad mediante este acto para regocijo de todos los Hermanos.

-Milady, todo está listo -le dijo una figura a su espalda cuando Jeanna acabó la súplica.[/i:7c4535fb83]

Reb

01/03/2010 00:51:35

[i:60cdd28d2b]Cuerpo dolorido.........
salud mermada........
vida consumida......
el clérigo yacía sobre el jergón.

Su alma ..... en paz.... Helm fue grande una vez mas. Su rostro, libre ya de las tensiones de la ceremonia, reflejaba aun la honda comunión con el Vigilante. Algunas palabras escapaban de su sueño y sonaban en la habitación.... gracias.... gracias....[/i:60cdd28d2b]

Jack_Botas

01/03/2010 17:40:40

El caballero despertó en la celda de oración de Arion. Los sucesos del pasado día lo habían dejado exhausto. El cansancio era enorme, pero no podía por menos que elevar una luna de rezo en gratitud a La Triada. Su diestra le había sido devuelta por la obra del Caballero Reb, de Los Justos y la gracia todopoderosa de La Triada. Lady Jeanna, la Hermana Myllerne, Sir Khilak y Sir Penco de los Justos, habían contribuido también a oficiar la ceremonia, no lo olvidaba. Sentía que algo le unía ahora a todos ellos, pues todos habían sido tocados a la vez por la divinidad en su infinita misericordia.
Leobald se vistió de acero y, tras lavarse la cara junto al pozo del claustro, se encaminó al patio de armas. El paladín se santiguó con agua bendita al entrar en ábside del templo. Las efigies de los Padres lo vigilaban desde el altar mientras cruzaba la sala con el eco de sus pasos por todo sonido. La mayoría de la gente dormía aun en la ciudadela.
La noticia ya había corrido la noticia entre los refugiados, los más madrugadores se acercaban a él para ver el milagro. Un anciano y su hija le invitaron a compartir una sopa de ajo por desayuno, cuanto tenían. La mano derecha aun era una sombra de lo que fue, apenas podía sostener la cuchara que le tendió el anciano. El camino sería aun duro por unos días más, pero pronto la espada del Quebrado volvería a ser empuñada con firmeza ante el latrocinio. Esta vez más sabia.
Leobald callaba y comía las dádivas del anciano mientras los aldeanos que lo apreciaban elogiaban el milagro de la mano. El Quebrado había dispuesto que volviera a ser su espada y había mucho que hacer. Dio las gracias al anciano y su hija por el desayuno con la mayor de las cortesías y se despidió para ir al encuentro de Lady Jeanna.

Reb

25/04/2010 11:12:53

La misiva de sir Leobald dejó a Reb sumido en pésimos pensamientos durante unos minutos.

Myllerne... amputada... nigromancia... Calimport...

La tormenta que algunos temían empezaba a hacerse sentir. La sangre ya estaba corriendo y sangre llama a mas sangre. Ojalá imperase la justicia, se necesitaría mantener la cabeza fría pero ahora solo notaba como le hervía la sangre. Con la carta de Leobald apretada en un puño, montó su caballo y se dirigió a toda prisa a Arion. Se necesitaba de nuevo el milagro de la regeneración, Helm tenía que obrar otra vez por medio de su siervo. Reb esperaba estar a la altura de lo que se le pedía pero tenía el corazón en un puño.
Los dioses iban a tener que obrar mas de un milagro en los próximos días.

VardaElementari

25/04/2010 15:40:02

// hago una aclaracion, no se que te mando decir leobald en la misiva, pero no mencionen calimport por que no sabemos quien o de donde viene el atacante, solo se sabe que es un gnomo mago.

Reb

26/04/2010 09:43:13

Pasó la mano por la fría piedra. Necesita sentir su solidez y el suave y pulido tacto de la sillería trabajada. Recorrió la habitación con paso tambaleante, antes de dejarse caer nuevamente en el lecho. No hacía mucho había pasado por el mismo proceso, quizá por eso se sentía ahora mas debil que cuando afrontó el ritual de Leobald. Tadaría en recuperar la salud y su fuerza vital, que había escapado a borbotones. Una cosa era permanecer en comunión constante con Helm. Pero la gozosa sensación de convertirse en un canal abierto a sus obras, aun por un instante, era tan abrumadora para el alma como terrible para el cuerpo mortal.
No dejaba de ser paradojico que el sanador no pudiese ser sanado sino por el tiempo. Los dioses, en su sabiduría, asi lo disponían, sin duda como prueba de humildad.

Trato de concentrarse. Trajo ante si el contenido rostro de Myllerne, que en todo momento se mostró dueña de sus emociones ya fuese ante el tacto del agua bendita o de la sangre de sierpe. Volvió a sentir la plenitud cuando Helm obró el milagro de la regeración. Cerró los ojos, en un intento de prolongar el instante. La joven había sanado su cuerpo. Tardaría en ser la que era, pero era solo cuestión de tiempo. Ojala su alma cerrase también pronto las heridas. El camino parecío abrirse tambien en la ceremonia, pero que Tyr recuperara la fe en su paladin era algo que escapaba, y con mucho, a la capacidad del clérigo.

Con una acción de gracias al vigilante, intento cerrar los ojos, mientras que un nuevo mareo hacía que toda la habitación se le echase encima.