Atreidez

18/03/2010 21:06:03

Hace ya varias horas que solo se escucha el leve rumor del rasgeo de la pluma en el pergamino y el crepitar de los rollos conservador en finas pieles de rothe encerado, sobre la mesa aparte de una gema encantada con un duomer de luz y varias velas agostadas solo hay una absurda acumulacion de libros y mapas de la mesoscuridad y de las zonas comerciales convenientemente catalogadas y registradas.

La capa reposa cuidadosamente doblada asi como los guantes sobre la silla a su alcance; asi como las espadas gemelas encantadas; despues de garabatear dos lineas más en el trozo de pergamino deja el estilo en el tintero y se levanta sacando dos gemas de una bolsa en el cinturon para obligar al pergamino a mantenerse abierto arrastrando levemente la silla en el proceso, y disfrutando con el nuevo sonido producido.

-Ahhhmmmm *susurra al estirarse y dejar que las castigadas vertebras tan desacostumbradas a este trabajo forzado vuelvan a sus antiguas y conocidas posiciones en riguroso orden, con un dolor mas dulce que desagradable*

Arrastra sus pasos hacia el mapa situado apenas cuatro palmos a su derecha, extendido en totalidad con una pequeña calavera de algun tipo de ser de las profundidades y un puñado de monedas en sus otras tres esquinas, y con una mano acariciando el pequeño saquito que prende de su cuello y que parece adaptarse a la forma de su mano como una vaina se acomoda a la espada...

-No, no es en la superficie... estoy seguro que no he de irme tan lejos... pero donde empezar a buscar... *señala con un dedo la ciudad donde se encuentra la biblioteca en la que ha pasado casi un ciclo completo rebuscando en busca de cualquier pista remotamente útil para su busqueda*

-Mmm aunque quizás... *rebusca en un bolsillo de su cinturon del que saca un trozo de pergamino cuidadosamente doblado en forma de cuadrado muy apretado y lo extiende al lado del mapa*

-Si... es posible que sea un buen lugar para buscar... *y con las directrices que anoto en el camino a la guarida del ser derrotado busca la localizacion en el mapa de caravanas de ese lugar para tratar de ver si eligio esa plaza por algo en concreto...*

gatovengador

25/03/2010 01:20:26

Tres ciclos habían pasado desde que el chillido se oyese por la caverna de Menzoberranzan proveniente de los túneles. La Matrona escuchaba un informe de uno de sus siervos cuando toda la casa se sacudió hasta los cimientos. Se incorporó del trono de un salto mientras que uno de sus capitanes entraba en la sala con las armas listas.

-¿Estáis bien, mi señora? -preguntó mientras revisaba la estancia.

-¿De dónde ha venido eso? -fue la respuesta que obtuvo, ante lo que se tuvo que encoger de hombros.

La obtuvieron rapidamente, estaban atacando, como la Matrona se había imaginado en un principio, pero no la casa, sino la ciudad. Una contingente de drows no-jmuertos, con la piel cerea y ropas hechas jirones entraba por la puerta sur de la ciudad, arremetiendo contra la guardia.

La Matrona preparó sus armas y salió al encuentro de los nomuertos que avanzaban hacia la cuarta casa seguida por varios de sus guerreros. Acabaron con la primera oleada sufriendo tan solo una baja y cargaron al mitad del combate, donde la guardia de la ciudad caía lentamente.

En la rampa que llevaba a la primera casa los cuerpos de los invasores se iban acumulando, y el grupo de la cuarta casa cargó por el flanco a los atacantes.

Entre los nomuertos había lanzadores de conjuros tanto divinos como arcanos, así como varios guerreros que sembraron el caos en la plataforma de acceso. Cuando el combate acabó sólo quedaban tres figuras de pie entre un montón de cadaveres: la Madre Matrona Ynrae, su capitán y el demonio que había convocado para ayudarles.

Todos los guardias de la zona estaban muertos, así como los otros tres Dyrr que habían seguido a la matrona. El acceso a la primera casa estaba cubierto con los restos de los atacantes que habían tratado de acceder a ella inutilmente.

Por suerte, Lloth favorecía a la cuartca casa, y la matrona no tuvo mayor problema en devolver a la vida a aquellos de su casa que la habían entregado por la ciudad, seguirían sirviendo a la Reina Araña una vez más.

Mientras esperaban la llegada de nuevos refuerzos la matrona vio el panorama y sonrió.

-Ya sabemos de quién era ese grito -dijo al aire.

Alkarin

29/03/2010 12:49:07

Una vez mas aprete los correajes de mis vestiduras,ajuste correctamente en su lugar mis armas,y otros utiles para imprevistos y me dirigi a la salida a los tuneles,alli donde me encontraba mejor que entre la multitud del mercado.Atravese el arco natural de solida roca y me sumergi en la mas absoluta oscuridad,cerre un instante los ojos y al abrirlos el espectro infrarojo me mostraba una realidad diferente,que solo los depredadores de la infraoscuridad poseen.

Me pegue a dura roca,y comence mi habitual danza,de grieta en grieta,y de saliente a saliente,convirtiendome en otro elemento mas de la quietud de las galerias.

Llegue al segundo sector,y la quietud se acentuo,convirtiendose en algo inquietante y para nada habitual.La muerte se respiraba,el mas absoluto silencio,como si la propia piedra estubiese constringida por el temor.

Me bastaron un par de pasos para comprobar cual podia ser la razon de aquella inconoda sensacion.Almenos cuatro extrañas figuras aguardaban en algunas de las pequeñas salas de aquel complejo entramado de tuneles y galerias,aguardando a su presa,quizas,sin moverse apenas y se diria que carentes de vida...practicamente descompuestos,vestidos con jirones de telas que dejaban al descubierto algun resto grisaceo de lo que en su dia fue piel,y armados con un par de armas de filo corto que emitian un brillo rojizo que me era familiar,y por ende me creaban desconfianza,si es que puede desconfiarse aun mas de cualquier cosa que te encuentres en la oscuridad de las galerias.

Tome con fuerza mis kamas y confie en la habilidad que el paso de los ciclos me habia concedido,con el permiso de la Diosa.Arremeti como una centella,no podia ser de otro modo,el factor sorpresa me permitiria dar la primera andanada de golpes que con suerte,me librarian del primer objetivo con la suficiente rapidez como para sorprender a un segundo antes de que el resto se me echaran encima.Hubo sorpresa,pero la ventaja que esperaba.Mis filos volaron como era costumbre a un ritmo vertiginoso,cortando trozos de putrida carne,restos de piel,tela e incluso alguna esquirla de amarillento hueso.Mis presas pronto se organizaron,mientras me centraba en uno de ellos el resto se movio veloz para rodearme,no tube mas demedio que cambiar de tactica,y dedicar algun que otro golpe de contencion a el que se acercaba demasiado,mientras que derribava a mi inmediato rival,consiguiendo varios golpes afortunados a continuacion que terminaron con su absurda,no-vida.

Opte por retroceder,ya solo tres perseguidores incordiaban mi apacible paseo.Me di la vuelta y repeti la operacion,un rapido barrido tiro al suelo a otro monton de huesos,y tras varias fintas y esquivas,en las que adopte posturas casi imposibles para la mayoria de los mios,consiguiendo separar el craneo del segundo,y perdiendome en las cercanias nuevamente para recuperar el resuelllo.Mis ropas estaban rasgadas,y varias eran las heridas,un par de palabras en mi cabeza para activar dourmenes de sanacion bastaron para que el dolor se convirtiese en un escozor regenerador,que me permitio centrarme de nuevo en el combate.

Mis dos ultimas presas buscaban a su atacante,mientras yo,oculto tras una prominente roca,tomaba algunos bebedizos que me concederian la ventaja que necesitaba.Un ultimo sorbo,y desapareceria de la vista del mundano,pese a que las criaturas demostraban tener unos finos sentidos,que complicaban el engaño.

Sali como una exhalacion,convencido de poder terminar pronto,el primero opuso la razonable resistencia,pero nada tenia que hacer contra una mano armada de Lloth,cayo sin remedio,aun con un precio pagado en sangre,mi ultimo contrincante habia sabido aprender de mis movimientos,y pudo herirme en varias ocasiones,obligandome incluso a tomar algunos tragos de pocion curativa.Reflexione un instante,la combinacion ya estaba en mi mente,asi que no me demore,volvi a embestir con celeridad,y tras una demoledora consecucion de agustados cortes,el esqueletico ser cayo mas inerte si cabia.

Nada significativo,hueso,carne y piel muerta,y restos de lo que parecia su antigua indumentaria,que tampoco esclarificaban demasiado.Mire hacia los tuneles,y no puedo mas que examinar las cercanias.¿Que guardarian con tanto celo y hasta donde llegaban?.Sin pensar demasiado me adentre en el segundo sector del entramado de tuneles,y pude ver a dos mas,vigilantes.Me acerque y erre,pues uno de ellos almenos me oye,siguiendome hasta una zona mas retrasada,hasta detenerse,y verse cubierto por el otro ser,que siguio sus pasos.

No hicieron gesto alguno hostil ni amenazador,simplemente se quedaron quietos,observando,guardando aquello que tanta curiosidad me traia.Quizas desde otra zona,quizas desde otro tunel.Habria que rondar para hacer algunas averiguaciones,quizas la Tejedora me provase nuevamente,o quizas era la excusa perfecta para seguir mejorando en el camino del Rah wun l' seke'olath.

kosturero

29/03/2010 14:54:41

Tras varios ciclos fuera de la ciudad, el cazador regresaba exhausto a la ciudad. Menzoberrazan. Un puñado de casas que luchaban en las sombras entre sí para pisarse las unas a las otras y conseguir así el favor de la más detestable de las Diosas del panteón de Faerùn. A él le encantaba.
[i:0d2e638cad]
Había crecido entre esclavos en el Braeryn, robando de aquí y de allá, muchas veces huyendo, otras tantas acechando. Y el paso de los años le había endurecido. Le había enseñado que las apariencias eran la mejor herramienta de la que disponía para poder llegar a conseguir las cosas. Y si bien los harapos y las mutilaciones fingidas le habían ayudado a salir del barrio, sorprendiendo a quienes veían una fácil presa, ahora lo haría su labia. Y nunca había sido bueno tratando de conseguir las cosas dialogando. Pero siempre tenía una excusa a mano, un engaño, una mentira. Cómo cualquiera que hubiera crecido en esa ciudad, él sabía que siempre había alguien a quien culpar, aunque fuera inocente. Eso era lo de menos.
Desde que consiguió salir del barrio se dedicó a aprender. Cualquier cosa que pudiera absorber, como si fuera un recién nacido. Un par de pequeñas hachas y una vieja armadura de cuero, que formó a base de robar piezas entre los esclavos de las casas o cambiándolas por comida, y se marchó hacia los túneles. Ahora, con la meta de seguir ascendiendo en su estatus social, se dedicaba al mercado de pieles. Primero rothes, pero algún día podría ir a túneles superiores y cazar rivvins que vender como esclavos en el Puerto de la Calavera. O que ofrecer como regalo a alguna de las señoras de las casas, con el fin de entrar a formar parte de alguna.
[/i:0d2e638cad]
Respiró hondo y entro en el bazar, donde esclavos cargaban con fardos de un lado a otro bajo las órdenes de los artesanos y los más jóvenes de los descastados trataban de conseguir algún pequeño botín. Con las pieles, desolladas y curtidas previamente en su campamento, al hombro, se acercó en busca de la autodenominada Dama Blanca, sin éxito. Sin embargo, con quién si se encontró fue con una sacerdotisa de la sexta casa casi de bruces y, presto a evitar su látigo, soltó el fardo y pidió disculpas, haciendo la reverencia más cargada que nunca había hecho. Sus ojos fijos en el suelo, respetuoso a la par que temeroso.

En contra de cualquier castigo que pudiera esperar, la mujer se dirigió a él, y tras un rato de conversación en la que no desvió la mirada un ápice, le dejó marchar. Al parecer el revuelo que había notado al llegar, las medidas de seguridad exageradas y el nerviosismo en las calles se debían a un ataque muy reciente a la ciudad, al parecer por un ejército de drows vueltos de entre los muertos. Poco sabía él de esos temas, propios de las regentes, pero si un ejército de muertos había llegado a la ciudad caminando, o arrastrándose, él podría seguir su rastro de vuelta a su procedencia. De hecho, él y cualquiera que tuviera ojos en la cara.

Contento con haber escapado ileso del encuentro con la sacerdotisa, dirigió sus pasos a la taberna donde podría beber algo más que agua y tocar otras pieles que no fueran curtidas. Hacía bastante que no sabía nada de Ryld, quizás ya habían puesto fin a la carrera del guerrero. Un tipo callado, como casi todos a su lado, pensó, y sin embargo su compañía y dotes de batalla le habían hecho bastante ameno, y seguro, más de un reconocimiento en los túneles. Por otro lado, tampoco había señales del flaco desde su última expedición. El combate que mantuvieron en el refugio de drañas le desveló, aparte de un espadachín en potencia, un posible socio en el próspero negocio de las pieles. Quizá en un futuro podrían establecer una compañía que se dedicara a ello, y así fortalecer el comercio en la ciudad y granjearse el trato con alguna de las casas. El tiempo lo diría.

Pero era consciente de que si bien el ataque de los regresados de la muerte no se había repetido, siempre estaba la amenaza de que algo más oscuro estuviera detrás de todo aquello. Y si la seguridad de la ciudad estaba comprometida, también lo estaban sus intereses. Con la certeza de que el flaco había escapado del encuentro con aquella magnífica bestia en el refugio, esperaba a que apareciera para proponerle un nuevo negocio. Si podían dar con el origen de los muertos, tendrían en baza una carta muy valiosa con la que negociar.

Con esto en mente, apuró su jarra y se dirigió de nuevo al bazar, a pertrecharse con todo aquello que sabía que no podía conseguir en los túneles, a sabiendas de que esa expedición no sería sencilla. Tenía que dar con su socio y no estaría de más que Ryld apareciera también, pues la tarea se le antojaba peligrosa a la par que emocionante.

Cormarion

01/04/2010 11:27:43

[i:64df000495]Se había cruzado en el bazar con aquel varón y este se dirigió respetuoso a la novicia protegida de la cuarta casa. En las cercanías algunas barracas de mercaderes eran desmontadas para trasladar la estructura a otro lugar. Habían finalizado sus sesenta y seis días de permanencia decretados.


-Tengo algo que puede interesar a su casa, mi señora -dijo el varón. Bajó la voz y miró a su alrededor-. Pero no aquí.
-¿Te diriges a mí? -preguntó Elvanshalee-. ¿Tú que miras? ¡Continúa! -dijo a un curioso paria que se había acercado a ellos y este se alejó antes de sentir la ira de la novicia.


Marcharon con discreción a uno de los tugurios. El varón avanzaba más adelantado mientras que con porte orgulloso la novicia le seguía en la distancia. Ya en el interior de la taberna, el varón, un paria más saludó a otro par antes de subir a la planta superior.


-Ruego disculpe mi indiscreción, mi señora, y aceptaré su castigo si así lo dispone -dijo el varón mostrándose sumiso y sin apartar la vista del suelo-. Mas no me mueve otro interés que la mayor gloria de Lolth, de Menzoberranzan... y de su casa, si me es menester nombrarlos.
-¿Qué tienes para la cuarta casa? -preguntó la novicia.


El varón le informó que estaba en posesión de cierta información y que aún habiendo caído por un golpe por la espalda, había sido capaz de seguir los rastros, y su guardaespaldas, de complexión más fuerte que el enjuto cazador que tenía ante sí, había logrado vislumbrar las amenazantes figuras antes de huir. La patrulla que le encontró en los corredores así lo acreditaban según sus palabras.


-...para que el favor de la cuarta casa aumente -dijo el cazador.
-Más si cabe -dijo Elvanshalee.
-Más si cabe, alabada sea su gloria -afirmó el cazador.
-Está bien varón -dijo Elvanshalee mientras lo estudiaba.
-Sólo es mi deseo ser útil mi señora -dijo el varón. Se arrodilló y asintió.
-Informaré en la cuarta casa. No compartiréis ni tu ni tu guardaespaldas la información con nadie más -ordenó la novicia.
-Puedo responder por mí, mi señora, bien es cierto que no lo volví a ver desde entonces -dijo el varón.
-Si la matrona te cree de valor quizás lo tenga en cuenta -dijo Elvanshalee.
-Sería lo mejor que podría ocurrirme -asintió el varón.
-Busca a tu guardaespaldas y cuídate que no vaya contando sus aventuras en los corredores por ahí -dijo Elvanshalee.
-Yo mismo le cortaré la lengua mi señora -dijo el varón.
-Nos veremos en un narbondel -dijo Elvanshalee.


La novicia había probado al varón. No era mal combatiente. Mejor que ella para su disgusto pero Lolth le había otorgado su bendición. Pronto empezarían las clases en Arach Tinilith y esperaba con ansias el día en que poder aplastar a los enemigos, fuesen quienes fuesen. Ya había probado el látigo de la que sería la maestra por dudar.

Sonrió maliciosa cuando dejaba atrás el tugurio y se dirigía a la casa Agrach Dyrr, una fortaleza de nueve torres, rodeada por un estrecho foso seco de afiladas estacas de piedra, en Qu'ellarz'orl, y pensaba sobre los sueños que muchos habían tenido al parecer hacía muchos narbondeles. Pero ella no estaba entonces en Menzoberranzan la Poderosa, donde se cuenta que habitan los drows más duros y astutos.


-Así que en el dominio oscuro... -pensó Elvanshalee.
[/i:64df000495]

Atreidez

01/04/2010 23:22:48

La sombra se retuerce en la pared como luchando por esquivar la vacilante y mortecina luz de la gema encantada, haciendo que la silueta sea casi fantasmagorica cuando el drow levanta una calavera y se la queda mirando fijamente a los ojos...

- Poderosa señora... cual es ahora vuestra nueva voluntad... me consta que los esclavos se mueven por los tuneles y que cada nueva baja aumenta la fuerza del ejercito de la venganza, pero cual es la siguiente mision que debo cumplir en vuestro sagrado nombre... susurra mirando fijamente el craneo bebiendo la pureza de la muerte que implica.

Deposita reverentemente el craneo encima de la mesa a su lado y mientras con la mano izquierda acaricia indolentemente la marfileña superficie anota en largo pergamino varias lineas más, y al acabar pliega cuidadosamente el pergamino y lo sella con cera negra.

Al acabar guarda el pergamino en la manga y tiende un pliego de lienzo de seda negra sobre la superficie de la mesa y deposita el craneo sobre el, reverentemente, casi con dulzura.

Con la daga se hace un corte en la palma y deja que la sangre corra por su mano hacia el craneo murmurando mientras.

Poderosa señora, reina y señora... acepta la sangre de tu siervo mas abyecto como muestra de fidelidad y de humildad

Lo mas profundo de la noche se acercaba y habia que prepararlo todo...

ior

02/04/2010 03:16:42

- Ya se acercan. Aviso un drow al resto del grupo alli reunido señalando hacia los no-muertos.

No tardaron en llegar y atacar y lo que hasta entonces habian sido poco mas que una molestia de la que no era dificil deshacerse todo habia cambiado en esta ocasion. Aunque su final habia sido el mismo.

Luchar contra aquellos no-muertos estaba empezando a convertirse en una irritante rutina... penso uno de los drows al pasar sobre los huesos in-animados que descansan en el suelo.

Cormarion

02/04/2010 23:43:25

[i:533359d57e]La novicia informó a la matrona. Ahora debía ir a buscar a los varones para llevarlos a su presencia.


-Interesante... -había dicho Ynrae.[/i:533359d57e]

Cormarion

04/04/2010 21:46:56

Se había encontrado de nuevo con el cazador- ¿Quién era el jaluk que lo acompañaba? ¿Será el guardaespaldas? -pensaba Elvanshalee-. No, no se llamaba así -torció el gesto aún dolorida y herida en su orgullo. Marchó a la sala de entrenamiento de la casa a desfogarse.

kosturero

05/04/2010 01:57:10

Aún estaba todo en marcha. La pura casualidad había hecho que se encontrara con su señora en los túneles mientras cerraba un trato que bien podía costarle caro. Se había documentado, y los bodaks no eran presa fácil. Aún así, lograría vencerlos. Al fin y al cabo, estudiar a un enemigo antes de asestarle el golpe definitivo había sido una de las cosas que siempre había tenido claro. Los incautos no vencen. Los incautos no viven. Tan solo, perecen.

La mujer que la acompañaba debía ser la esclava. Bastante buena a la hora de ser la avanzadilla del grupo. Sabía que harían buena pareja. La novicia aún tenía que templar su carácter. Esa falta de temple casi le cuesta la vida. Pero no estaba sola, y entre Zamar, la esclava y él mismo, habían logrado sacarla sana y salva de vuelta a la ciudad.

Estaba impaciente por que llegara la hora en que pisara los grandes salones de la cuarta casa. Sabía que su momento se acercaba, y no pensaba dejarlo pasar. Con sus nuevas armas a la cintura, se dispuso con paso firme y decidido hacia el bazar. Necesitaría nuevas ropas, para el evento. No podía presentarse ante la matrona con las pieles que usaba en la cacería.

De vez en cuando, un fugaz pensamiento lo interrogaba acerca del paradero de Ryld. Era tan grande como incauto en muchas ocasiones, y casi prefería dar con su cuerpo inerte en medio de un túnel a verlo aparecer en la ciudad. Mientras guardara silencio, podrían ser útiles para la casa. Era lo que ahora importaba.

¿Conseguiría el visto bueno de la Matrona Dyrr? ¿Formaría finalmente parte de la patrulla de expedición? Muchas dudas se arremolinaban en su cabeza mientras daba cuenta de una jarra de vino en la taberna del mercado. Planes de futuro. Planes de vida. Tenía claro cual sería su siguiente paso si entraba a formar parte de la cuarta casa. ¿Tendría el coraje para conseguirlo? Eso, ahora, no importaba.

El Narbondel acabó su ciclo. Uno más, pensó.

ior

05/04/2010 03:58:19

En la despedida se presentaron, ahora todo sería mucho más fácil y sólo quedaba ocultarse hasta que hiciesen de nuevo acto de presencia.

Atreidez

09/04/2010 01:44:26

Los pasos resuenan mientras se van alejando de la sala dejandole a solas con sus pensamientos mientras pasea por la cavernosa habitacion iluminada por los fuegos magicos que prenden las paredes sin llegar a chamuscarlas.

(de modo que ese jaluk cree tener información sobre una fuerza que va cobrando fuerzas, y pretende reunir una fuerza de choque para enfrentarse a la voluntad de la justa venganza... ya veremos cual es el resultado de tu osadia... aunque esto es muy complejo para un simple guerrero... demasiado valiosa la retribucion... mucha organizacion me temo... algo mas mueve los hilos desde la sombra...)

Cinco pasos mas y vuelta... una mano en la empuñadura de la espada, la otra acariciando el saquito negro que cuelga de su cuello...

(Solo me queda una salida... debo confirmar si realmente van tras mi sombra, pero si no es asi... ella debe saber que estan reuniendo fuerzas en contra de su eterna voluntad... su causa es eterna... y mientras respire no lo consentire... y quizas mas tarde tampoco...)

Tres pasos... cuatro ... el taconeo de las botas levanta pequeños ecos cuando se gira para observar detenidamente la puerta de la sala...

La avalancha ya ha comenzado. Es demasiado tarde para que los guijarros se pongan a votar.

Alza la mano y abre la puerta... los preparativos deben ser rapidos... el tiempo es fundamental...

kosturero

09/04/2010 15:35:39

Todo iba según lo planeado y el explorador se sentía satisfecho. Al fin había conseguido llamar la atención lo suficiente como para que una de las casas del consejo regente se fijara en él. Es más, había conseguido que la prueba a la que sería sometido también lo fuera para su socio, el Rojo.

La presencia de la Madre Matrona de la casa era tanto como cabía esperar de alguien de su categoría. Imponente. Espléndida. Con una sonrisa agraciada con promesas de letalidad. Si bien estaba a un paso de gozar de los privilegios de ser uno de los protegidos, también era muy consciente de que si fallaba bien podría esperar un castigo aún peor que la muerte.

Tras la breve entrevista con ella, que se le antojó eterna, la Matrona le asignó un esclavo, aún sin haber sido aceptado como protegido de la casa, lo cual significaba que su oferta había sido atendida y recibida con mucha más atención de la que esperaba. Un esclavo que resultó ser muy diestro en el combate, en un estilo que le pareció similar al de su compañero de fatigas. Un futuro rival si conseguía recuperar el favor de la matrona, y su lengua. Bocazas, le había llamado, por motivos obvios. Urendel lo llamó ella.

El esclavo lo puso a prueba en las arenas, sitio poco discreto y que no gustaba frecuentar, pero aún asi, útil. Seguramente en la casa gozaría de mejores instalaciones. Y el permiso para ingresar en la academia. Estaba deseando que todo eso sucediera. Estaba deseando regresar entonces al Braeryn. La Dama Tenebrosa le sonría con disimulo y él, esperaba expectante sus designios.

Cormarion

09/04/2010 16:58:59

[i:159b9cc95c]Había deambulado por la gran cueva. En el bazar, los movimientos habituales de compradores y curiosos, y allí conoció a un jaluk, un esclavo de la casa deslenguado. Carcajeó ante su desgracia.

El esclavo la acompañó al Eastmyr donde gozó de los masajes proporcionados por los esclavos sin ojos... aunque tuvo que pagar un extra por dejarle sin algo más. No le importó.

Luego entró en el tugurio de la zona y halló al cazador. Le reclamó con las palabras justas.


-Estas bastante adecentado -dijo Elvanshalee-. La matrona ha accedido a verte.


Llegaron a la fortaleza de la poderosa casa Agrach Dyrr e informó a la matrona de que sólo uno de los jaluks había venido. El guardaespaldas bobalicón no daba señales de vida.

Se mantuvo de pie por primera vez cerca de la matrona, orgullosa de su posición, y luego cuando el esclavo deslenguado y el cazador fueron despedidos la matrona le preguntó.

Ansiaba poder participar en la patrulla que guiaría el cazador por los corredores del dominio oscuro y en que se le diera permiso para recibir las enseñanzas de la maestra de la matrona Ynrae, la suma sacerdotisa Nullira Fey. Ya había probado su látigo, quizás algún día tendría uno para ella.


-Estaré preparada matrona. Dos ciclos -afirmó Elvanshalee.


Ya acababa el ciclo y el Narbondel estaba próximo a su Muerte. Otra novicia, Nycte, le ponía un esclavo a su servicio... Velkyn, un jaluk que había perdido la memoria. ¿Para qué recordar el pasado? Estaba vivo para servirla y complacerla ahora. Siempre hay tiempo para morir.[/i:159b9cc95c]

gatovengador

20/04/2010 13:00:38

-En menos de un ciclo lo tendremos encima -dijo el archimago con su voz susurrante.

-Entonces es hora de moverse, todo está dispuesto, y la voluntad de Lloth se verá cumplida -respondió la matrona.

Observó a los reunidos y se giró hacia el altar y dedico sus acciones y las de su casa a la diosa, era hora de hacer su voluntad.

-------------------------------------------------------------------------------------

La información de la Yocloth había sido correcta, habían localizado el foco del aura, el lago de la mina, "dónde los herejes no dejaron", habían dicho las almas.

Todo el lago estaba corrupto por esencia nigromántica, así pues habría que purgarlo entero. Las sacerdotisas y novicias formaron a su orden, y empleando su propia sangre como conducto del poder de su diosa empezaron una letanía dirigida por la matrona.

A medida que la sangre fluía la sala empezó a temblar, y el agua a ebullir, y en ese momento la imagen de una araña negra que devoraba a una araña blanca se formó en el lago.

Un nuevo estruendo lleno la cueva, y una grieta se formó en el suelo. El lago empezó a vaciarse, y la matrona, cansada, pero con una sonrisa triunfal se acercó a su borde. Un movimiento por el rabillo del ojo la hizo saltar hacia atrás para ver como una garra huesuda se llevaba por delante dos de sus novicias hacia el fondo del lago. Ella rió.

El resto aguardaban tras ella esperando ordenes.

-Quiero a mis novicias -dijo la poderosa hembra. Y el resto comenzó el descenso.

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El dracoliche había caído, pero su esencia no había sido destruida. Tampoco habían encontrado las almas perdidas, así que el grupo prosiguió descendiendo. Todos los herejes serían destruidos, nada más importaba. Cada batalla mermaba más sus fuerzas, pero siempre seguían avanzando. Cerrando el grupo, las dos novicias iban encargándose de destruir los cuerpos de los caídos y mandar su esencia a la Reina Araña.

Finalmente llegaron hasta una sala, en cuyo centro un campo de energía rodeaba a un hombre solitario, de pie enfrente de un altar, aguardándoles.

-------------------------------------------------------------------------------------

Una ilusión, eso había sido todo. El extraño estaba frente a ella, que le observaba con el mandoble dorado sobre el hombro.

-Espera, permiteme... -empezó a decir el jaluk.

-No -fue la única respuesta que obtuvo de la matrona. -Adios.

E invocando el poder de la diosa a través de su filo, golpeó. Al varón la magia no le sirvió, sus conjuros no derribaron a la hembra, su semidiosa no le salvó.

Cuando acabó el combate sólo la matrona estaba en pie. El extraño, su hijo y otros dos de sus siervos yacían sin vida en el suelo, pero habían triunfado. Loada sea Lloth.

Cormarion

20/04/2010 19:25:02

[i:4cb65cef89]Entró en la gran sala del templo de la fortaleza Dyrr. Habían pasado los dos ciclos y se había preparado para aplastar a los no-muertos. Poco sabía de lo que ocurría pero ansiaba vérselas por fin cara a cara con esos regresados y acabar con quien estuviera detrás de todo. Serían aniquilados. Nadie se opondría a la voluntad de Lloth.

Se sorprendió al ver a un varón armado con un gran espadón inmolado en llamas y protegido mágicamente en el templo, en pie ante la matrona, y se preguntó quien sería. No parecía ser de la casa. Su cuerpo estaba lleno de tatuajes y una venda cubría su brazo izquierdo.


-Mercenario- pensó.


El esclavo sin lengua permanecía al fondo arrodillado mirando el suelo. El primer hijo ocupaba su sitio junto a la matrona y la novicia se arrodilló donde creyó que era su puesto. La matrona contaba al varón la estrategia.


-Los tres miembros de mi guardia que iréis os aseguraréis de que realicen el ritual con éxito reclamando la zona profanada a Lloth -dijo la matrona.

>>El objetivo es sencillo pero a la par complejo. Iremos a la mina de Rraun donde Lloth nos ha revelado que se encuentra el foco del aura nigromántica. Una vez allí las sacerdotisas y nigromantes se encargarán primero de destruirlo y después de santificar la zona a la Reina Araña. Es prioritario que las almas atrapadas en la zona sean recuperadas. Usaréis como escudo a un grupo de mercenarios contratado para la ocasión, que ellos distraigan a las amenazas mientras que os encargáis de realizar los rituales de rigor.

Elvanshalee... ¿has estudiado las plegarias que te dije? -preguntó la matrona.

-Xas matrona -respondió la novicia.
-Al introducirnos en un aura de nigromancia los efectos pueden ser letales, al menos...


La novicia se sorprendió ante las palabras de la matrona. El mago de la casa entró trayendo nuevas.


-Traigo nuevas informaciones -dijo el mago. Miró a su bastón- Aparte de lo evidente de que el aura nos alcanzará en menos de un ciclo. No seremos los únicos que busquemos el foco. Xorlarrim, encabezados por su archimago, ha salido ya de la ciudad, pero desconocemos si sabrán donde está el foco.
-Entonces aun contamos con cierta ventaja -dijo la matrona incorporándose.


Una vez reunidas las fuerzas expedicionarias y sabiendo que el capitán lo tenía bajo control la matrona elevó las manos hacia la efigie de Lloth.


-Madre Tenebrosa, concedenos la fuerza hoy para aplastar a aquellos que te ofenden, y que sus almas te sacien y sufran tormento eterno -se gira hacia los congregados-. Hoy nos bañaremos en la sangre de los enemigos de la diosa.


La novicia sonrió feroz, estaba impaciente, y se dirigió a la habitación a recoger las armas. Se unió a la patrulla que se dirigía ya hacia la salida al dominio oscuro. Allí se reunieron con los mercenarios. El varón del espadón se ofreció para guiar la expedición.


-¿Dónde está el cazador? -pensó la novicia.


No anduvieron mucho en los túneles antes de tener que combatir a los drows regresados entre temblores y emanaciones de energía negativa. El capitán parecía tenerlo controlado pero ella siempre estaba atenta a sus movimientos. Continuaron la marcha en formación cerrada hasta llegar a un lago.


-En este punto es fácilmente discernible el componente divino del aura... y parece emanar del lago -dijo el capitán.
-Bajo el agua... tiene sentido -afirmó la matrona-. Donde los herejes nos abandonaron.
-No deberíamos separarnos señora -dijo el capitán.
-El término enterrado... no es bajo el agua pero en fin -dijo la hermana de la matrona.
-El poder de la Regresada surge de aquí sin duda -dijo un varón, un arcano quizás.
-Sacerdotisas, aquí -ordenó la matrona.


La presencia de la Regresada parecía extenderse en el lago, corrompiendolo, y tendrían que purificarlo. La novicia había pedido a Lloth las bendiciones y plegarias. Obediente, se dispuso en la orilla del lago. Las sacerdotisas lo rodeaban equidistantes mientras el resto las protegía de cualquier amenaza, ya fueren depredadores del lago, de los corredores o de esos regresados. Iniciaron el ritual pero una parte de la cadena falló al ser atacados y distraídos. Elvanshalee seguía mirando al lago, concentrada, pasase lo que pasase. El varón del yelmo calavérico la guardaba a sus espaldas.

Ante el fallido ritual en circulo la matrona ordenó otra disposición. Se unirían todas en una plegaria dirigiéndola hacia el centro de las aguas. Algo llamó la atención de la novicia.


-Algo se mueve en las aguas. Algo se debe haber alertado o despertado -informó al resto.


La matrona empuñó la daga de ceremonias y se realizó un corte e inició la plegaria. La daga probó la sangre de todas las sacerdotisas y se derramó fluyendo gota a gota en sacrificio mientras seguían la letanía a coro.

El agua comenzó a agitarse, mientras las sacerdotisas acumulaban el poder divino, y en la superficie del lago se formó una imagen. Una araña de gran tamaño devoraba a otra más pequeña y blanca. Acabaron la plegaria y algunos trozos del techo se desprendieron y el suelo tembló. El nivel del lago descendió. Las sacerdotisas permanecieron junto a la orilla observando el fenómeno cuando unas garras enormes la atraparon a ella y a Nycte arrastrándola al fondo, en algún lugar bajo el lago.

Era un lugar extraño. El agua les cubría hasta las rodillas y todo estaba en silencio. La matrona les ordenó dispersarse. Algo les aguardaba allí entre las sombras y no tardó en hacerse ver arremetiendo contra el grupo. ¡Un dracoliche! El espíritu de la criatura se elevó en el techo de la cueva sobrevolando por encima de ellos al ser abatido y se escabulló por uno de los cráteres. Estaban perdiendo el tiempo decidiendo como seguirlo cuando muchos cayeron ante una gran explosión brillante que surgió del cráter. Finalmente bajaron no sin antes recibir los efectos de una segunda esfera brillante.

A la novicia ya no le parecía divertida la patrulla. Prefería repartir dolor a sufrirlo. Quien estuviera detrás de esto las iba a pagar.


-Combatientes veteranos delante, las novicias detrás ocupándose de todos los que caigan ante nuestros filos, los quiero devueltos a Lloth -ordenó la matrona.


Delante o detrás poco importó ante la magia que hacían gala los drows regresados. Muchos cayeron ante ese poder sin hacer nada. Incluso el primer hijo cayó y mientras Elvanshalee trataba sus heridas un conjuro le hizo besar el suelo de nuevo. Cuando se ocuparon de ella tras el combate aún conservaba las heridas en su orgullo.


-Algún día... -pensó para sí Elvanshalee. Se encargó junto a Nycte de quemar los cuerpos de los no-muertos antes de que se alzasen de nuevo.


El sentimiento del grupo era general. Quienes estuvieran detrás lo iban a pagar con su sangre. Serían aniquilados. El calor que emanaba de la lava en aquel lugar era agobiante. Avanzaron sin dudas entre los caídos hasta llegar a una caverna más grande. Allí un varón estaba rodeado de varias barreras y protecciones. Se pusieron en guardia pero atentos a los movimientos del individuo.





-¿Quién eres? -preguntó la matrona al desconocido.
-Y bien sierva de la Reina Araña... -dijo el desconocido.


Estudiaron las barreras protectoras y la matrona finalmente las atravesó. ¿Una ilusión después de todo?


-Así pues... -dijo la matrona cuando se detuvo frente al varón que ahora parecía más pequeño ante el poder de la hembra. Entonó una rápida plegaria rozando el filo del enorme mandoble- ...el colmillo de Lloth se hundirá en tu pecho. Creo que has perdido.
-Antes de nada... -comenzó a decir el varón dando unos pasos hacia atrás- ...permítame...
-No... adiós -dijo la matrona y descargó el brutal golpe. El desconocido lanzó rápidamente varios conjuros acabando con varios.


Esta vez Elvanshalee se quedó detrás elevando una plegaria en el combate para traer el favor de Lloth y la destrucción de los enemigos. Un zafiro rodó por el suelo al caer de la mano muerta del desconocido y fue recogido por la matrona.


-Debe tener inscripciones con el alma que contiene -dijo el varón del yelmo calavérico-. Es necesario poner el nombre.
-Puede que sí. Puede que sea más de un alma -dijo la matrona.


Bajo el altar encontraron algo. Un receptáculo mágico pero estaba cerrado. El altar tiene gran cantidad de inscripciones consagradas a Kiaranshalee. Le costó varios golpes de mandoble a la matrona partir el altar. Todos estaban agotados.


-Lloth, que se quiebre el impío altar y que se borre todo el rastro del enemigo -oró Elvanshalee derramando una bendición.
-Señora de la red de pozos otorga la fuerza a nuestra señora -oró Nycte.
-Loada sea Lloth y honrados sus siervos por cumplir sus designios -dijo Akhcordia.


Finalmente una descarga de energía divina agrietó el altar y se desmoronó dejando accesible el objeto a la matrona.

Justo cuando se preparaban para regresar a Menzoberranzan una patrulla de drows con los colores de la tercera casa, comandada por una sacerdotisa llegó, y la tensión se hizo palpable. ¡La gloria sería para la cuarta casa! Si era necesario lucharía contra la patrulla Xorlarrim. El magma acabaría con cualquier rastro...

Regresaban a la fortaleza Dyrr. Habían luchado pero aún no era todo lo fuerte que quería. Arach-Tinilith la esperaba. [/i:4cb65cef89]

kosturero

20/04/2010 21:15:43

-¡Al carajo!- Una botella de estrelló contra la pared de la habitación, impregnando aún más el ambiente con olor a licor barato.

En la esquina opuesta, el explorador yacía tumbado agarrándose las sienes como si fueran a reventarle. Llevaba ya dos ciclos recuperándose de los ataques que aquellos azotamentes le habían lanzado, y la cabeza aún le dolía como si tuviera un avispero dentro.

Unas horas más tardes, cayó en un sueño profundo, mientras se preguntaba si no habría pasado ya el efecto de aquella incursión y ahora era el alcohol lo que lo estaba destrozando.

Al despertar se echó a la calle y cuando fue consciente de la fecha, maldijo para sus adentros y se encaminó al mercado. El gelatinoso tacto del trozo de cerebro que llevaba en el bolsillo, envuelto en gasas, lo tranquilizó levemente.

Aún le quedaba una oportunidad, pensó.


//Siento no haber estado pero ayer no fue "el día".