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23/04/2010 13:07:53

[size=18:2e762aa4c8][color=red:2e762aa4c8]Dia I de encierro[/color:2e762aa4c8][/size:2e762aa4c8]

Impasible se mantuvo en pie largas horas hasta que el velo de la noche cubrió todos los rincones de Puerto Calim. Era su primera noche en aquellas celdas y ya tenía una rutina que seguría por el resto de los dias que estuviese en cautiverio. Se tumbó en el centro de la celda y durmió placidamente hasta la llegada del alba.


Con el primer rayo de sol se levanto, no era necesario verlo para sentirlo, día tras día durante años seguía la misma rutina y en esta ocasión no sería distinto.


Se incorporó, puso una rodilla en el suelo y empezó a afilar su espada, la espada respondía con un ronroneo a sus cuidados, pasada tras pasada, el rítmico movimiento de su mano y el contacto de la piedra en el filo hacia que se propagase por todas las celdas cercanas aquel sonido. Cuando hubo acabado se puso en pie, contempló su filo y envainó el arma. Acto seguido se incorporó y llamó al carcelero.

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-- Muchacho, cumple con la obligación que otros han descuidado. Pués con la dejadez de sus funciones, quienes me encarcelaron, más preocupados en contentar a sus amos que en la seguridad de sus guardias, han puesto en peligro tu vida y casi traen la desgracia a tu familia.

-- Ten, coge mi arma y ponla a buen recaudo, pues es la posesión más valiosa que puede tener un soldado. Los ojos de El Vigliante observan atentos tus actos pues por ellos serás juzgado.

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Tendió su arma e impasible se mantuvo de pie, siempre vigilante. El aura que desprendian sus acciones hacían visible que ningún muro podía empequeñecerlo ni ninguna penuria doblaría su ferrea disciplina.