filoscuro

27/05/2010 00:43:04

Era una noche tranquila, fui a la arena a tomar algo y me encontré con Rodrik, Isa, Abd, Dylan y un Recien llegado.
Estuvimos hablando de nuestras cosas mientras bebiamos tranquilamente una de esas botellas de vino de la bodega de Abd, entre risas contabamos algunas anecdotas, cuando de pronto Dylan se levantó de la mesa y se dirigio a la fuentecilla que hay en la arena cogiendose del estomago, Abd fue detrás él, no tardo en desmayarse por un dolor intenso.
Sabiamos que habia tomado tambien fruta, asi que miramos a ver si estaba en mal estado cuando de pronto, un dolor muy fuerte me sobrevino desde de el estomago, hasta la lengua.

Era un dolor muy intenso, no habia notado nunca un dolor tan fuerte, si Dylan tardó poco en caer desmayado, yo tarde aun menos.

Cuando abrí los ojos, estaba en el templo de Tyr, Isa estaba algo debíl pero bien, Rodrik me miraba preocupado y Abd llevaba a Dylan.
Escuche lo que decian, entendí que estaba con un tono de piel grisaceo y mis ojos estaban inyectados en sangre. Estrias azules cubrian en algunas zonas de mi cuerpo.

Me dejaron, en una de las habitaciones del Templo, al cuidado de los clerigos, mientras buscaban una cura.

El dolor es muy fuerte, me aferro a las sabanas con fuerza, llego incluso a partirme la uña del dedo anular de la mano izquierda.
Mirando a mi Izquierda veo a Dylan, su aspecto es horroroso, casi parece un muerto si no fuera por los gritos agonicos que junto a los mios, hacen que parezca más una cripta de un demiliche que un Templo.

Buscan unos ingredientes, espero ansiosa que llege el momento de mi cura, para poder vengarme de quien me esta haciendo sufrir así.
Un sacerdote me acerca un simbolo sagrado de Tyr y mi dolor se hace mas fuerte, me pego a la pared horrorizada por la locura de lo que siento en mí. Dolor, dolor.... Cada momento es un infierno, cada vez más intenso, no se cuando dejara de dolerme, me pregunto si la muerte es la unica salida, la muerte.
Si la muerte me sobreviniera, espero que sea pronto, prefiero la muerte a esto que estoy sufriendo.

http://img532.imageshack.us/img532/1065/aizhaevenena.jpg

Bengue

27/05/2010 02:11:06

"Maldito sea el cabrón que os ha causado esto..."

Maldecía Azhmel en voz baja mientras se ajustaba el guantelete y miraba a la pareja. En un gesto de duda se llevó una mano a una nalga, cerca de una pequeña vaina.

"Tal vez sea mejor acabar con vuestro sufrimiento ahora..." Volvió a murmurar, cuando de repente la puerta se abrió y entró el maestro Wilhelm.

"¿Cómo están?"
"No mejoran..."
"Vamos a ir a por los ingredientes del antídoto. Hace falta roca volcánica y unos hongos que solo crecen en la infraoscuridad."

Azhmel se quedó pensativo mirando a la pareja, se colocó el pañuelo en la cara y salió hacia el oasis no sin antes sonreir a Aizha en un gesto tranquilizador.

"Vamos a curaros, pequeña..."

Hay que ir a Puerto Calavera.

Arxaon

27/05/2010 10:26:22

Isabella le informó de lo ocurrido. Nunca había oído hablar de un veneno de esas características, pero almenos ya sabían los ingredientes que hacían falta para el antídoto. Cogerían bastantes muestras de cada uno para posibles afectados posteriores.

El primer ingrediente era común en pantanos. Sin demora, Isabella y Wilhelm se encaminaron hacia Mir mientras Unelor se quedaba en Calimport para enviar posibles refuerzos.
Las Marismas del Lagarto eran un lugar peligroso, y ambos lo sabían. Por ello la primera opción sería el diálogo.
Los primeros hombres lagarto que vieron, cerca de la entrada al pantano, atacaron a los dos intrusos. Wilhelm e Isabella acabaron con la mayoría, pero la maestra pudo paralizar a uno.
Tras bastante tiempo de negociación, el reptil aceptó el cambio: una ballesta de gran calidad por un ramo de esas flores.
Al salir del pantano encontraron a Unelor con otro hombre. Si el diálogo no hubiese funcionado, habrían sido de gran ayuda.

El segundo ingrediente era un hongo de la infraoscuridad. Esto preocupó al monje. No había lugar que considerara más peligroso.
Por suerte, Azhmel conocía una cala donde, por una suma importante de dinero, los llevarían a Puerto Calavera. El no tener que pasear por los túneles tranquilizó un poco a Wilhelm.
Isabella se encargó de la negociación, mientras todos los demás (esta vez eran un gran grupo) observaban y vigilaban.
Tras hablar con una humana que fue de gran ayuda, acabaron negociando con un drow del mercado. Él podría conseguir esos hongos, pero saldrían caros, sobretodo por las prisas. El drow pidió dos esclavos a cambio de los hongos, y los demás parecía que iban a aceptar. Wilhelm no podía permitir arruinar unas vidas para salvar otras, así que se adelantó y ofreció algunos artilugios mágicos al drow, que acabó aceptando.
En la mirada y sonrisa del drow podía verse que había ganado con el negocio, pero al monje no le importaba. Ya tenían el segundo ingrediente.

Jack_Botas

31/05/2010 13:27:06

Hacía días que esperaba junto a la puerta ojival de entrada a la ciudad. El agua se le había vuelto a agotar cuando el Sultán Rodrik volvió con la respuesta a la petición del Fénix. Las vestimentas del de Calim parecían las de alguien que había hecho un largo viaje.

-Veremos a vuestros ciudadanos hoy. Segidme.- dijo el Sultán con elegancia.

Leobald asintió y le siguió en silencio a través de la gran urbe de las arenas, donde la miseria de los callejones y el esplendor de los minaretes convivían bajo las luces del ocaso. Comenzaba a ponerse el sol inclemente del sur. Cruzaron varios barrios en silencio hasta llegar al de La Fe. Se detuvieron junto a uno de los templos y el Sultán le advirtió de que se se guardara de llamar los poderes de Ilmater junto a los convalecientes, pues podría causarles mal dado la naturaleza impía del veneno de que había sido víctimas. El caballero consintió y el Sultán le invitó a entrar.

Dentro un nutrido grupo de aventureros de Calim conversaban a media voz. Miradas torvas se clavaron en el paladín. El caballero saludó a los presentes con cortesía regia. Solo unos pocos contestaron. Dylan, Aiza y el maese Wilhem estaban allí también. Dylan estaba pálido y débil pero podía hablar, no así la mediana Aizha que había de usar una pizarra para comunicarse y tenía la cabeza casi completamente vendada. El caballero no pudo sino apiadarse de ella. Tras comprobar que Dylan y Aiza estaban allí por voluntad propia y que mejoraban favorablemente, convino con el Sultán en aguardar su restablecimiento en la puerta de la ciudad para escoltarlos de vuelta al norte. Leobald abandonó el templo.

Muchos de los aventureros habían salido momentos antes de la sala, ofendidos por la presencia del paladín y su charla con Dylan... la mayoría estaban aun afuera. Uno de ellos era el traidor Tabris. No pronunció palabra y el caballero apenas le dedicó una mirada de soslayo. O había venido aquí por eso. Lo que pasó después... las miradas poco amistosas dieron paso a reproches, en particular de la maga Isabella. Era de esperar. Ya había agradecido al Sultán en privado cuanto habían hecho por los cuidadnos de Arion y en este punto hizo lo mismo con Isabella, pero la maga hacia rato que estaba a la defensiva... Si mano tendida para dar con el culpable fue rechazada.

- ...Como queráis maga Isabella. Lamento que haya de ser así.- dijo el caballero con serenidad. Se despidió de Wilhem y les dejó para desandar lo andado hasta la puerta del oasis.



Contemplando el reflejo de la luna en el oasis el Caballero del Fénix daba vueltas a una pregunta: “¿Orgullo del sur o algo peor?”
Las oraciones al Quebrado le confortaron.