Dilvish

25/06/2010 10:08:45

[i:1571c57b80]Glorfindel, herido de muerte y con la gargante llena de sangre se dió cuenta en el último momento de sus faltas.

De rodillas en el suelo, vio como el mediano que hacía unos minutos había derrotado corría en busca de mas sectarios a los que eliminar con mortal eficacia.

A unos metros el cadáver del que fuera su padre, Phedro de Arabel, yacía cubierto de sangre. Desesperado y lleno de dolor llegó a las tierras de Kélemvor.

Mas Mystra no es rencorosa y en el momento adecuado acudió a reclamar su alma.[/i:1571c57b80]

//Postead por favor los implicados de ayer, vuestra visión de los hechos en Ámbar.

Gracias a todos y 1saludo

EspadaUngida

25/06/2010 11:17:51

El mago recorría las calles de la ciudad Ambarita, sus pies se movían lo más rápido que su larga túnica le permitía. Caminó apoyándose de su bastón y cruzó el puente del rio Esmel, hasta llegar a la pequeña isla mágica que se hacía de base para la torre de hechicería Ambarita.
Esperó paciente a Tonan, el mago al que le pidió una de las habitaciones de la torre para uso privado.
Mientras tanto, se quedó observando la fuente, recapacitando lo sucedido y sobretodo lo que quedaba por suceder. Había robado un anillo a Glorfindel y dicho anillo debía servirle para escrudiñar al semielfo. Continuó fumando de su pipa, absorto en la imagen que le producían los pequeños chorros de la fuente hasta que una voz aguda lo sacó de su ensimismamiento.

- ¿Le gusta respirar humo? - Dijo la vocecilla a los pies del mago.
- ¿Pero que diablos? - exclamó el mago y miró con sus ancianos ojos a su alrededor, derecha izquierda y finalmente abajo. El mediano sonrió aciablemente cuando el mago posó su mirada en él.
- Claro que me gusta, me ayuda a pensar. - El mago se agachó cuan largo era y expulsó el humo de la boca, cerca del rostro del mediano, en forma de grandes anillo.
- Cof cof, quite quite, no a mi no me gusta respirar humo - Contestó el mediano mientras se tapaba la nariz con el cuello de la camisa.

Mientras hablaban, cerca de ellos lo suficiente para escuchar la conversación, debatían el elfo Paskinel CienFlechas, Phedro de Arabel antiguo gobernador de la ciudad y la camarera Valeria. El mediano continuaba mirando al anciano con gesto sonriente.

- ¿Entonces eres un mago? - Dijo Farben observando su atuendo.
- ¿Un mago? ¡soy un gran mago!uno de los más grandes, soy....me llamaban... - Frunció el ceño y acarició su espesa barba pensativo. El mediano le miraba espectante - Como me llamaban, era algo de El magnífico, o quizás era el fabuloso...bueno era algo bueno sino no habría dejado que me lo llamaran, ¿no?
- Sí, supongo - Contestó Farben encogiendose de hombros- Yo soy Farben.
- Claro Farben un gusto, yo soy...uhm..maldito nombre nunca está cuando se necesita dar - resopló el mago. Pero en ese momento sus ojos se abrieron de par en par y su rostro se llenó de preocupación - Oh no..maldición...
- ¿Qué ocurre? - dijo el mediano alertado.
- ¡Mi sombrero! lo he perdido, maldición maldición debe haberseme caido cuando estaba en la fuente - el mago empezó a buscar ansiosamente el sombrero por la fuente, a su alrededor y en el rio. Llegando a incluso mojarse las mangas de su túnica.
- Esto.... señor mago...mm... - El mediano le observó confuso, pues él veía claramente que el hombre llevaba un extravagante sombrero picudo - creo que ... lo lleva encima.
- ¿Encima?¿Cómo piensas que puedo llevarlo encima y no ...? - Dijo mientras se palpaba la cabeza - ¡Por todos los conjuros de Azuth, teníais razón! - exclamo sorprendido el mago, el mediano sorprendido se limitó a negar con la cabeza - Dejad que os recompense mi perceptivo compañero, ¿cómo decíais que os llamabais? - Comentó mientras rebuscaba en la chistera del sombrero.
- Me llamo Farben y no hay necesidad de que me recompenseis - Dijo sonriente.
- Es justo, me has ayudado a encontrar mi sombrero y os estoy en deuda - El mago empezó a sacar cosas de la chistera del sombrero sin parar, kilométricos rollos de seda calishita, conejos, espadas, pociones...un sin fin de cosas que no hacian mas que abrir de par en par los ojos del mediano.
- En serio no hace falta que me deis nada, no me ha costado nada encontrarlo.
- Uhm está bien, juraría que tenía por aquí el elixir de la eterna juventud...aunque ahora que lo pienso lo vendí a cambio de ese maldito burro...por cierto creo que no nos hemos presentado, mi nombre es Duzdin el Fabuloso, un placer.
El resto de aventureros no podía más que lamentarse por el estado del anciano y desear que a su edad su cabeza siguiera en su sitio, en ese mismo instante salió de la torre un elfo vestido de ropas carmesíes, éste siguió con la mirada a cada uno de los presentes hasta reparar en el mago de sombrero picudo.
- ¿Duzdin?¿Es usted el mago Duzdin? - Dijo el elfo con su tono de voz melodioso.
- ¡Duzdin! ¿Dónde? - Exclamó el mago y miró de un lado a otro - Ese maldito siempre me está siguiendo.
- Creo que se refiere a ti mago - Dijo Farben sonriendo, mientras le tiraba de la túnica.
- ¿A mi?¿Seguro? Bueno veamos a ver qué se propone - Se cruzó de brazos y torció las cejas mirando al joven elfo.
- Me mandó mi maestro Tonan, según él había alquilado una habitación en la torre, dijo que os guiara hasta ella.
- Vaya, qué sorpresa. Bueno veamos de qué se trata.

Entonces el grupo entero entró en la torre, el mediano Farben dijo que también esperaba a Tonan, asi que ambos se adentraron en la torre, Paskinel siguió al mediano y Phedro que no se fiaba de Farben entró también.
Una vez dentro el mago miró al gran grupo que se había reunido en la torre y preguntó a Duzdin.
- ¿Vienen con vos?
- Pues...enrealidad no los conozco de nada - Comentó el mago- Aunque el mediano me parece simpático.
- Bien...entonces acompañarme, ustedes esperen aquí enseguida les atiendo.

El aprendiz elfo le guió por los sinuosos pasillos, caminó por la torre que había pisado hace unos días, pero en una visita mucho menos oficial, Duzdin pensó que el elfo no podía imaginar que su visitante ya conociera hasta los secretos más recónditos de aquella torre.
- Es aquí, le dejaré solo e iré con el resto espero que tenga todo lo que necesite. Estaré al otro lado de la puerta, si necesita algo llámeme.
- Muy bien, le diré a Tonan que me habeis tratado esquisitamente - se despidió el arcano.
Una vez solo sacó de uno de sus numerosos bolsillos una lintera, la linterna de revelación tenía la facultad de volver visibles a todo el que fuera iluminado por su resplandor, anulando todos los hechizos de invisibilidad.
Una vez se sintió seguro sacó un cuenco y lo relleno con agua cristalina de forma metódica, colocó sobre la superficie una ioun y el anillo que previamente había hurtado al semielfo. Tenía todos los componentes, recitó la salmodia del hechizo a la perfección y el agua empezó a arder con un intenso fuego azulado, una vez se apagó el mago pudo ver como las aguas dejaban de reflejar su ondulado rostro y le mostraban una imagen totalmente diferente....

[i:3b5af38ba0]"En una oscura gruta, rodeados de altos árboles, un numeroso grupo de hombres encapuchados rodeaban la figura esbelta de una mujer. De hábito totalmente blanco se acercaba a un hombre de cabellos verdes, éste estaba arrodillado en el suelo. La imagen le recordó al mago a la de un bautismo, y al recordar la gente con la que estaba tratando no le hizo más que estremecerse.
La figura femenina recitaba una salmodia con versos tan antiguos que ni el mismo Duzdin era capaz de traducir, el joven elfo desenvainaba una espada de ceremonias y continuaba las salmodias mientras preparaba el cuerpo de un humano vivo, que iba a ser víctima del sacrificio"[/i:3b5af38ba0]

Duzdin salió del trance sobresaltado y sudoroso, nervioso por la urgencia que había cobrado la misión. Cuadno abrió los ojos observó la imagen del aprendiz elfo junto a él.
- ¿Necesitais que os ayude? - Dijo algo preocupado el aprendiz.
- No no gracias puedo solo - El mago maldijo por haberse sumido tanto en la visión, es posible que hubiera dicho algo que alertara al elfo - Gracias nuevamente por su ayuda, ya puedo salir solo.

Salió del lugar lo más rápido que podía, su mente aún estaba embotada con las imágenes que había tenido su visión y su rostro no podía ocultar la preocupación por la vida que iba a ser sacrificada, salió de la torre y se encontró delante del grupo.

- ¿Le ocurre algo? - Preguntaron casi al unísono, el mago se maldijo de nuevo por no ser capaz de ocultar su expresión.
- No es nada, solo estoy cansado... - Dijo Duzdin, que no mentía pues realmente lo estaba.
- Dejad que os ayude - Dijo Phedro, ofreciendose para que se apoyara en él.
- Gracias pero debo salir de aquí...- Dijo Duzdin, el tiempo le apremiaba.
- Os llevaré, no me cuesta nada. - comentó firme Phedro.
- Yo voy también, esperad os mojaré la cara. - Dijo Farben y llevó a prisas al mago junto a la fuente, bajó su cabeza y la hundió sobre el agua. El mago salió del agua y se sacudió la barba de encima, miró al grupo y se preguntó cuantos de ellos realmente lo eran. Sin duda iba a necesitar su ayuda, y no podía darles demasiadas explicaciones ya habría tiempo para ellas.

- He de ir a la gruta, a las afueras del bosque allí hay un cristal, una piedra mágica. La necesito para realizar un conjuro - Dijo el mago, inventando cada palabra que daba sin pensar si quiera lo que decía.
- ¿Un cristal? - dijo Paskinel extrañado - ¿Te refieres al bosquecillo que hay junto al rio?
- Sí a ese... si no lo hago moriré, debo hacerlo, por favor necesito vuestra ayuda. - Dijo el mago, quien le había sobrevenido un profundo cansancio.

El grupo le llevó hasta las afueras de la muralla, cuanto más avanzaban más sospechaban de él.
- ¿Ahi? - Dijo Pedrho mientras arqueaba las cejas.- Explícame qué conjuro es ese.
- Sí es ahi, no hay tiempo para explicaciones. Debeis prepararos, el bosque se protegerá contra mi. Debeis ayudarme hay una vida en peligro - Las caras se mostraron aún más confusas, el mago les miró y les dijo sinceramente - debeis confiar en mi.
- Está bien, yo confío en él - Dijo firme el mediano, Phedro miró dubitativo al arcano y finalmente asintió.
- Iremos contigo y después nos explicarás.

El grupo se preparó mágicamente, Phedro armó sus brazos con su enorme hacha de fuego, Farben desenvainó sus dagas que resplandían con un fulgor rosado y Paskinel descolgó su enorme arco. Duzdin realizó varias salmodias en dirección al grupo y juntos se adentraron en la espesura.

Lo que encontraron allí fue quizás más grotescto que sus propias visiones, el ritual estaba en su apogeo, casi pudo sentir las numerosas presencias vivas de la vegetación y se preguntó si el propio bosque no se lanzaría sobre él.
En el regazo de Glorfindel había un joven semidesnudo, el semielfo tenía una daga apuntando directamente a su corazón. La bella mujer murmuraba las palabras en aquella lengua antigua.

- ¡Glorfindel! - Exclamó Phedro con su portentosa voz - ¿Qué diablos haces? - El mago se adelantó a Pedrho recobrando súbitamente su energía y lo contuvo con la mano.
- ¡Líberalos! - Exclamó Duzdin, su voz sonó incluso más atronadora que la de Phedro aumentada por un hechizo arcano - Liberalos de tu vil toque siervo de Moander.
- ¿Yo? Yo no he hecho nada - Dijo la mujer, mientras reculaba poniendose detrás de Glorfindel, le susurró al oido - Mátalos.

Glorfindel reculaba, observando la imagen de su padrastro, el cuchillo que sostenía al joven temblaba, signo de su agitación interior, el mago sintió que podría liberar al semielfo.

- ¡Glorfindel debes abstraerse de su influencia! ¡Tu tio no querría verte así! - Gritó el mago, intentando aumentar sus dudas.
- Yo... - Dijo Glorfindel y bajó levemente la daga, el mago aflojó la presión de sus músculos y hizo amago de acercarse a él - Yo... - entonces glorfindel sintió la magia de Moander más fuerte que la hubiese sentido nunca aferró la mano a la daga y seccionó el cuello del joven - ¡os mataré a todos!

El semielfo se lanzó sobre el grupo, espada en mano sobre el anciano mago, su mirada era de un fanatismo extremo. Tan visceral y sorprendente había sido su reacción que pilló de sorpresa al mago que cayó a plomo cuando el elfo chocó y hundió la espada sobre él.
Entonces se sucedió una cruenta batalla, por momentos dramática, durante algunos instantes parecía todo perdido hasta que la voz infantil del mediano lo despertó. El mago observó Farben tenía un cetro mágico en su mano y la preocupación en su rostro.

- ¿Dónde... ? - Dijo el mago y miró de un lado a otro confuso, sin saber que había pasado.
El grupo estaba alrededor de Glorfindel, Pedrho abrazaba al elfo y exclamaba amenazas y condenas para quien le había hecho aquello.
- ¿Ha escapado? ¡La mujer! - Exclamó el mago. El grupo no estaba seguro de a quien se refería. En ese instante llegaron Valeria y un hombre que Duzdin no conocia, presuntamente alertados por la batalla.
- ¡He visto una mujer y a glorfindel haciendo un extraño ritual! la salían insectos del cuerpo - Dijo el hombre que se llamaba Kaen, justo antes de avistar el cuerpo inerte del semielfo.

El mago se incorporó pesadamente y bebió un brebaje, para que le diera las fuerzas suficientes para seguir caminando. Intentó abstraerse del caos que lo rodeaba, la gente a la que había involucrado, el joven que había fallecido, Glorfindel y se centró en la silueta femenina.
Recordó las historias de Moander, los rasgos bellos de la mujer que había acompañado en las butacas al semielfo y recordó a dicha mujer llevando a un grupo de aventureros hasta su local. ¡Su local! exclamó Duzdin, ahi tenía que tener las respuestas que buscaba.

- He de irme - Dijo firme Duzdin.
- ¿A dónde vas? - Dijo Farben, que no se quería despegar del mago.
- ¡Mago! ¡Debes decirme qué ha pasado con mi hijastro! ¡Me darás las respuestas! - Exclamó un enfurecido Phedro.
- Os las daré, en el camino si me acompañais, creo que sé donde puede estar el culpable de todo esto. - Dijo el mago, esperando no tener que enfrentarse a Phedro aquí y tan débil.
- Bien, vamos, la cabeza del culpable colgará en mi habitación por lo que ha hecho.

El grupo salió del bosque, esta vez acompañado por un hombre llamado Kaen y la camarera de las Velas Hinchadas Valeria. En el camino, lo más resumido que pudo y recortado por las urgencias les contó la historia del culto de Moander y de su máximo exponente la Boca de Moander.
Recorrieron la aldea a toda prisa hasta situarse delante de la fachada del lupinar de la aldea.

- El lugar perfecto para encubrir a tan horrenda criatura - Dijo Duzdin tanto para si mismo como para los demás, justo antes de entrar.

Una vez dentro, el grupo empezó a buscar en la taberna. Algunos con el sigilo típico de su trabajo, otros como Pedrho se limitaban a preguntar o a empujar muebles de un lado a otro.

- Debe haber un pasadizo o un cuarto secreto, buscad plantas, vegetación, puede ser una pista - Comentó el mago mientras buscaban, las gentes del local los miraban sorprendidas.

Al rato, Paskinel se les acercó corriendo.

- En el reservado, creo que he encontrado algo - comentó el elfo y se giró para indicarles.
Una muchacha intentó impedirles el paso pero Phedro la cortó el camino y la miró tan bruscamente que la muchacha no pudo más que apoyarse en la pared y mirar como el grupo entraba en el local de su dueña.
Caminaron por las habitaciones interiores, Duzdin supuso que era aquí donde la Boca de Moander ocultaba a sus esbirros ya controlados, miró en las habitaciones hasta que finalmente dió con la de Shindraee, observó un peine y un pelo que había quedado en él y se guardó ambas cosas, le servirían para el futuro.

- ¡Mirad aqui! - Exclamó Paskinel - una puerta, pero está cerrada.

El grupo observó la puerta de metal, no tenía fácil solución, pero entonces Pedrho tiró de ella y con un sonido hueco se abrió de golpe, una ráfaga de aire gélido les golpeó entonces la cara.

- No estaba cerrada, sino atrancada. Es probable que si ha pasado por aquí no le diera tiempo a cerrar todo a su paso. - Comentó el mago.

Bajaron por una gruta que parecía formar las catacumbas que daban al propio rio, el lugar era tremendamente húmedo, las rocas tenían algas más propias del mar y había un perpetuo olor a sal y vegetación en la zona que hacía dificil respirar.
En el camino, un grupo de Vegepimyes o plantas humanoides atacó al grupo, quien se deshizo de ellas con facilidad, en ese momento el mago aprovechó para realizar un conjuro arcano, en una lengua desconocida para queines lo escucharon realizó un ensalmo y murmuró una frase que más parecía una única palabra increiblemente larga.

Tras concluir el hechizo salió presto en busca del grupo que había avanzado por los túneles éste seguía luchando por las catacumbas con la multitud de plantas vivientes que allí habitaban.

- Esto es asqueroso, salen de todos los lados - Comentó alguien del grupo.
- Son Vegepymies, plantas vivientes. El culto de Moander adora pervertir la naturaleza y dar vida inteligente a esta. Sobretodo a las plantas vegetales.

Las explicaciones del mago no tranquilizaron al grupo quien siguió avanzando, pero entonces el mago sintió el filo de una daga en su costado y pudo ver a los ojos la sombra de la muerte.

- ¡Asesinos! - Gritó Pedrho quien descargó su enorme hacha sobre el asesino, lo hubiera cortado en dos si no hubiera tenido cuidado de dar al mago, en cambio solo rozó al asesino quien se escabulló y volvió a esconderse en las sombras.

El grupo persiguió y combatió con el asesino, Farben el más diestro del grupo se lanzó sobre él y se sucedió un intenso combate en el que ambos aceros entrechocaban.
Pero Duzdin pudo redimirse lanzando una mano que hizo caer al suelo indefenso al asesino, en ese instante Farben se lanzó sobre él y acabó con su vida. Extrañamente, su cabeza se diseccionó cuando murió.

- Descubrirle la mano derecha - Dijo Duzdin, Kaen que ya imaginaba las sospechas del mago lo hizo préstamente.
- Asesinos de la Boca de Moander, pretende entretenernos y despistarnos - Dijo Duzdin preocupado, eso significaba que no andaba por allí.

El grupo quedó parado allí durante un instante cuando una voz femenina les sacó de sus pensamientos.

- Espero que el pago sea adecuado, mago - Dijo la figura femenina, atabiada con una capa de color esmeralda.
- Lo será - Asintió el mago - Como siempre.
- ¿Qué necesitas? - Dijo ella.
- Estamos buscando a la Boca de Moander, no necesito que me ayudes a encontrarla creo que eso podré hacerlo por mi cuenta pero si necesito que me teleportes a mi y al resto cerca de ella, no creo que pudiera acabar solo con ella.
- Bien, os llevaré a ti y a dos acompañantes más. Tal es mi poder, os daré cinco minutos para que os decidais el lugar y quienes. - Dijo el celestial y su expresión se tornó insustancial y ultraterrena.
- Así sea.

El grupo se juntó en corro y debatió sobre quienes debían ir, Pedrho en un principio se negó a renunciar a la búsqueda, pero entre el grupo finalmente logró convencerle de que era mejor que estuviera allí. Finalmente acordaron que lo más seguro es que Farben y Paskinel acompañaran al mago.
Tras debatir, el mago escrudiñó a Shindraee y reconoció el lugar donde se encontraba aunque eso no hizo más que aumentar su preocupación.
Tras los cinco minutos, el grupo volvió con la mujer.

- ¿Ya os habeis decidido? - Dijo ella mientras se cruzaba los brazos adoptando una imagen más propia de un ser místico de otro plano.
- Así es, iremos Paskinel, Farben y yo - Dijo el mago para después continuar- Y nuestro destino es Bérrion.
- Así sea pues, habeis decidido, os deseo suerte.

La magia brotó de los labios del ser y durante un instante pareció que todo iba a estallar, una grieta en el espacio apareció en medio de ellos y les sucedió un fuerte destello, Pedrho, Kaen y Valeria observaron atónitos el despliegue arcano, cuando volvieron a enfocar la vista, el grupo ya se había ido.


Muy lejos de allí, mientras recorrían la urdimbre en el viaje arcano, escucharon las campanas de la iglesia de Bérrion, como un preludio de la batalla que se avecinaba...

Blues

25/06/2010 13:19:39

Esa mañana estaba contento,tras varios dias fuera de la aldea volvia con el mapa de Ambar terminado,la exploracion de la playa no habia sido en vano pues habia encontrado una pequeña cala donde atracaban barcos clandestinos.

A su vuelta traia varios caballos para la guardia escarlata y estaba dejandolos en las caballerizas cuando a su espalda una voz conocida le saludo.La sonrisa aparecio automaticamente en mi semblante.Farben el mediano siempre traia aventuras a sus espaldas y la experiencia me decia que mientras estuviese por aqui debia vigilarlo de cerca.

Asuntos con Tonan el pescador le traian a la aldea y le acompañe hasta la Torre Arcana esperando que no se metiese en algun problema con los magos.
Al llegar al puente sur de acceso al edificio mas alto de la aldea vi a Don Phedro de Arabel con el que tenia muy buena relacion y me quede con el hablando un rato,al instante Valeria , la camarera de las Velas Hinchadas se unio a la conversacion.

Mientras tanto Farben se alejo al jardin de la Torre para hablar con un mago que alli parecia descansar,ese mago le parecio uno que vio cerca de Arion correteando buscando no se que objeto extraño.
Un mago salio de la torre y hablo con el y fueron juntos hacia dentro,Farben seguia al mago y todos entramos en la Torre para hablar con Tonan.

El Mago de Ambar nos comunico que Tonan aun no habia llegado e hizo pasar al mago de Arion adentro.Valeria Phedro y yo seguiamos hablando mientras esperabamos a Tonan,mientras Farben dabas vueltas por la estancia mirandolo todo,no le quitaba ojo de encima pues sabia que ese mediano sienpre se metia en problemas.

Valeria hablaba con Phedro en un momento de despiste segui al mediano hasta donde se habia ido,estaba detras de la puerta escuchando a los magos.Baje hasta la biblioteca justo a tiempo de ver a Phedro subir las escaleras.Al rato bajaban Phedro y el mediano al que habia pillado escuchando detras de la puerta,lo hecho para abajo y cogi un libro de las estanterias para disimular.

Estuvimos un buen rato charlando en la biblioteca de la torre Phedro contaba historias sobre su pasado que me parecieron interesantes y al rato bajamos a ver si el mediano se habia metido en algun otro lio.

Tras de nosotros Duzdin aparecio con el rostro serio y parecia enfermo,no se que diantres habia hecho en la torre que lo habia desmejorado tanto.Nos dijo que era primordial ir a la gruta del Este de la aldea,sino moriria sin remedio.

Tras dar una pocion al mago nos dirijimos a la gruta,la gaurdia escarlata se mantuvo fuera de la gruta por si lo que contaba el mago era cierto.Entramos al bosquecillo alli el sobrino de Phedro estaba junto a una mujer ataviada de blanco,entre los arboles y arbustos unos asesinos acechaban.

Phedro hablo a su sobrino y tambien Duzdin intentando quitarle alguna clase de maldicion,pero no hizo efecto y Glorfindel ataco y a su vez todos los asesinos fueron a por Phedro y el mago.El alma aparecio en mi mano y dispare a la mujer,pero uno de esos asesinos se puso entremedias,dispare sin cesar hasta que se abalanzaron sobre mi,escape y sali de la gruta al camino donde la guardia esperaba,con la ayuda de la guardia eliminamos los que me seguian y Glorfindel tuvo que entrar de nuevo.

Dije a la guardia que mantuviesen la posicion en la gruta y volvi a entrar sin llamar la atencion,escondido me acerque al cuerpo tumbado de Farben y le toque con un cetro.El mediano salio corriendo al reanimarse y los asesinos que quedaban y glorfindel le vieron.

Dispare a los asesinos mientras Farben peleaba con Glorfindel,tras una dura lucha solo Farben y yo quedabamos en pie,reanimamos a Duzdin y a Phedro y supimos entonces que la mujer habia escapado y segun el mago debia estar en los ojos de sune.Sir Kaen y Valeria se unieron al grupo y dijeron que habian presenciado una especie de ritual donde a Glorfindel le salian bichos por la boca.

Registramos todo el burdel hasta entrar en las cavernas bajo el rio,alli unos asesinos intentaron atacarnos sin resultado,Phedro estaba fuera de si por la muerte de su sobrino y avanzaba rapido por las cavernas,dejamos atras a Farben y el mago hasta encontrar una trampa que volvimos a juntarnos.

Detras mio aparecio una persona por sorpresa,segun decia alguien la habia invocado,Duzdin hablo con ella y se sento mirando un cuenco.Al parecer ese monstruo de Moander que contaba Duzdin estaba en Berrion,en el Ducado entre la gente y habia una manera de reconocer a los siervos de ese monstruo en el pelo.

La mujer que habia sido invocada por Duzdin llevaria a 3 personas a Berrion a dar caza a esa mujer Farben y yo fuimos los elegidos y tras un momento de concentracion aparecimos los 4 en Berrion.

gatovengador

25/06/2010 14:52:19

Phedro se despertó del frió sueño de la muerte, sobre él, Paskinel, el mediano amigo suyo y el mago loco, a su alrededor cadáveres. El anciano le ayudó a levantarse, irónico pues el le tenía que haber ayudado ha llegar hasta ahí.

Miró alrededor, pero entre tanto cuerpo no encontró lo que buscaba.

-¿Dónde está mi ahijado? -se limitó a preguntar. Los tres parecían concentrados en lo suyo así que volvió a preguntar. -¿Dónde está Glorfindel?

El mediano se giró y le señaló el cuerpo muerto del que había sido como un hijo para él. Se acercó lentamente, con todo el peso de sus muchos años sobre sus hombros y cayó de rodillas junto al cuerpo. El joven yacía con la garganta rebanada y la mirada fija. El mediano hablaba, le estaba diciendo algo, pero el sentido de las palabras no llegaba al anciano guerrero.

Se levanto pesadamente y cargó a su pupilo al hombro. No pesaba apenas nada, como si solo fuese piel y ropa. Había captado fragmentos sueltos de la conversación de los otros tres, suficientes para saber que una cabeza quedaba por rodar, y que lo haría aunque muriera él en el proceso.

El extraño mago dijo dónde podía estar la abominación que le había hecho eso a su protegido, y con paso firme se dirigieron hacía allí.

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Ahora estaba en el cuartel de la guardia, en su habitación sólo. Había hecho llamar a Duncan, no tenía fuerzas para salir. La búsqueda había sido en balde, y ahora tenía que confiar en ese trio para que se hiciese justicia. Mientras, el cuerpo de Glorfindel yacía en la Torre de Magia, Phedro no podía dejar de pensar cómo había permitido que en la ciudad de Gwenfrey se torciesen tanto las cosas.

Gludar

25/06/2010 17:34:23

LLevaba varias horas subido al estrado pendiente de la nueva votación, necesitaba estirar las piernas así que se excusó con Duncan y se encaminó a dar un nuevo paseo. Le gustaba recorrer las calles de Ambar y de vez en cuando perderse en el tranquilo y pequeño bosque de la entrada.

No quería ser molestado, así que giró uno de sus anillos y su imagen desapareció de la presencia de los guardias apostados en los muros de la ciudad. Una vez dentro del bosque, la tmósfera era completamente distinta. Una voz entonaba un cántico extraño, se encaminó hacía ella y lo que vió le hizo tomar mayor precaución aún.

Tras un árbol, contemplo a una hermosa joven de exhuberantes curvas cerca del pequeño altar, estaba entonando un cántico, por su experiencias pasadas intuyó que no era nada bueno, a sus pies estaba Grorfindel, su mirada estaba extraviada contemplando la escena sin hacer nada y una serie de hombres armados y encapuchados formando un círculo alrededor de la dama. Kaen se debatía entre seguir observando o marcharse en busca de ayuda, sus momentos de guerrero experimentado habían pasado pero cuando una serie de criaturas empezarona cubrir el cuerpo de la dama, comprendió que era momento de buscar a alguien más preparado en dicha materia.

Con más sigilo del que había usado en muchos años, salió de la gruta en busca de alguien.

No estaba seguro de haber visto lo que había visto y tampoco era el momento apropiado para alertar sin motivo. Se encaminó a la posada esperando encontrar allí a Jean o a cualqueira de los su habituales huespedes encontrando solo a la joven Veleria, ésta informó de que tanto Phedro como Tonan, estaban en la torre. Marcharon hacia la Torre, pero les informaron de que había partido, estaba claro que el mal presentimiento se estaba haciéndo realidad.

- Quizás hayan ido al bosque- pensó para sí.

Se encaminaron al bosque, en las inmediaciones, sus temores se confirmaron, el aguerrido Paskinel, se enfrentaba a uno de los encapuchados hasta darle muerte corriendo presto hacia el bosque.
Kaen y Valeria entraron juntos en la gruta, la imagen era dantesca, varios hombres encapuchados yacían muertos en el suelo, de pie frente a ellos, estaba Paskinel, un mediano que desconocía y el arcano con el que había intercambiado algunas frases, Duzdin era su nombre, pero lo peor de todo era la imagen de Phedro llorando a su ahijado.

Empezaron a hablar sobre lo sucedido y por los comentarios de Phedro, Kaen comprendió quién era la mujer que había visto antes.

Gracias a los poderes del arcano, se encaminaron a la posada, allí y tras atravesar unos pasajes ocultos, se encontraban bajo tierra. La situacón cada vez era más delicada, además de los propios peligros existentes en la zona, cienos, trampas, asesinos marcados, ya no sería necesario que el tiflin siguiera haciendo preguntas sobre dicha marca, todos con un único objetico facilitar la fuga de la mujer. Phedro estaba fuera de sí, en sus ojos se mostraba un deseo de venganza como hacía mucho que Kaen no veía.

Lo que sucedió a continuación...

En ocasiones, hay situaciones que tienen dificil salida, momento en el que ciertos poderos o favores, salen a relucir, el que Kaen vió es de esos que uno no olvida facilmente, y para que mentir de los que hay que estudiar detenidamente.

Tras la marcha de Duzdin, Farben y Paskinel, los demás salimos de la cueva, Phedro se dirigió a sus aposentos, no sin antes pedirnos que llevaros el cuerpo de su ahijado a un lugar seguro.

¿Quién era esa figura que ayudó?, ¿Que sería de los tres valientes?

Shiandree

26/06/2010 03:58:09

la Ceremonia estaba en su apogeo, la comunion se habia realizado, cada vez era mas fuerte su presencia y pronto podria volver en gloria y majestad.

[i:cc61fd8065]La corrupcion es lo unico verdadero
Nada ni nadie escapara
Nadie podra evitarlo
por que Moander es eterno[/i:cc61fd8065]


Un regalo de los iniciados, el bendito que podria conocer la corrupcion de su cuerpo en vida, alimentar a los hijos de la boca que reptantes se acercaban para saciar su hambre y llevar el regalo de la podredumbre.


pero de pronto gritos. sacaron a la mujer de su salmodia. habia mas gente ahi, ojos que no debian ver aquello que solo era para algunos.

Sus fieles comenzaron a ser atacados, su amado Glorfindel el primero en defenderla no podia, sintio que no podia dejar asi su obra. El debe volver. este no puede ser el fin de tanto trabajo.


A sus oidos una voz. La corrupcion esta en todo.
entonces se dejo ir por aquel conjuro, en ella el vive y asi perdurara.


Venganza!
Venganza!