Dilvish

27/10/2010 17:45:30

[i:e1d3b5f6e2]Los pescadores que diariamente faenan en el Lago Esmel, regresan por la tarde al puerto de Ámbar con una sorprendente noticia.

Una serpiente marina verde de gran tamaño ha acechado desde el agua a un enorme jabalí terrible que pastaba por las orillas y le ha atacado. Ambos eran animales de gran tamaño y fuerza, pero la serpiente ha conseguido la victoria llevándolo hacia las profundidades y dominando así su fuerza.

Sorprendentemente, no ha atacado a los barcos que observaban la escena a pocos metros de distancia.[/i:e1d3b5f6e2]

//Quest. Todos aquellos implicados a partir de ahora, que utilicen este hilo para postear las vivencias de sus pjs. Como siempre, será recompensado.

Gracias y 1saludo

NubeNeverwinter

28/10/2010 22:23:34

Valeria deambulaba por el mercado de Ámbar, curioseando aquí y allá, buscando nuevos libros para leer. Pensaba aprovechar los momentos de tensa calma que reinaban en la villa tras el asunto de los elementales y la bola de luz. Quién sabe cuánto durarían...

Siempre atenta a los rumores, tanto en la posada de las Velas como en las calles, la barda no tardó en enterarse de la noticia que los pescadores, entre chismes y chascarrillos, se afanaban a divulgar. Al parecer, en las orillas del lago Esmel, una gran serpiente marina verde había sido vista. No sólo eso, si no que había protagonizado una lucha digna de ver contra un jabalí terrible. La liza, por lo que contaban los entusiasmados pescadores, se decantó en favor de la sierpe.

Valeria se extrañó del relato: había pasado bastante de su tiempo libre en el lago. Leyendo, practicando esgrima, haciendo picnics con Frania y Nork, componiendo... y jamás se había topado con una serpiente como la que mencionaban los pescadores. Picada por la curiosidad, decidió husmear por el lago. De camino al lago se topó con Paskinel, quién, una vez puesto en antecedentes, se mostró de acuerdo en acompañar a la barda al lago.

Paskinel y Valeria examinaron a conciencia las orillas del lago Esmel, preguntando incluso al mercader Li si había visto a la serpiente. A pesar de su exhaustiva búsqueda, ninguno de los dos encontró rastro alguno del reptil.

Fue entonces cuando Paskinel sugirió adentrarse en la gruta cercana al lago. Según contó el elfo, otro rumor corría por Ámbar: al parecer, tiempo atrás, por la zona en la que actualmente se alza la villa había una armería, repleta de objetos mágicos. Armas, armaduras, escudos, artefactos... Según decían los rumores, quién sabe si inventados o fieles a la verdad, los objetos de la armería otorgaban magníficos poderes a sus portadores. Valeria, entusiasmada como sólo una barda puede estarlo ante las historias y leyendas, accedió encantada a acompañar a Paskinel en su exploración.

La cueva no era demasiado grande; así que el elfo y la joven pudieron recorrerla rápidamente, a pesar de la oposición de las ratas y licántropos que habían convertido la la gruta en su guarida. Paskinel despachaba a todas las criaturas que se interponían en su camino con mortífera eficacia. El arco que el batidor empuñaba era, en sus manos, sinónimo de muerte segura.

Valeria se limitaba a permanecer en segunda línea, admirando la pericia de Paskinel y lanzando curiosas miradas a todo aquello que le llamaba la atención. Una de las cosas que despertó la atención de la muchacha fue un muro, ubicado en el centro de un ensanche de la gruta. El muro parecía fuera de lugar, ahí, levantado en mitad de la cueva. Unas extrañas inscripciones y dibujos adornaban su superficie. La barda hizo copia en un pergamino tanto de los dibujos como de las inscripciones. Nunca se sabe que lecciones pueden aprenderse de los textos antiguos...

Paskinel y Valeria recorrieron la cueva en toda su longitud, llegando al lugar en el que la gruta moría: un pequeño lago formado por una catarata de agua filtrada del lago. Fue al llegar a este lugar cuando empezaron los problemas...

Un enorme ogro, bien armado y pertrechado, vestido con ropajes orientales, se encontraba junto al lago de la cueva. Nada más divisar a Paskinel y Valeria, el ogro lanzó un potente rugido y cargó hacia ellos, blandiendo un enorme martillo de guerra. Pese a doblar en altura al elfo, el ogro no fue rival para las flechas del batidor: cayó muerto al suelo, con media docena de saetas profundamente clavadas en el pecho, atravesándole tanto el corazón como los pulmones. Mientras los ambaritas examinaban el cuerpo de su enemigo abatido y discutían qué podía significar la presencia de tal ser en aquel lugar, un nuevo ogro apareció. Literalmente. De la nada. Por arte de magia. Este segundo ogro era excepcionalmente grande y corpulento para los estándares de su raza; el equipo que lucía, de gran calidad, era un fiel indicador de su poder y posición entre los suyos. Con una voz que empalidecía el ensordecedor ruido de la catarata, el ogro habló.

[color=red:c930608c10]

Tras lanzar su amenaza, una risa loca y una niebla roja envolvieron al ogro... haciéndolo desaparecer, nuevamente, en la nada. Valeria y Paskinel, tras superar el miedo la primera y la sorpresa el segundo, partieron rápidamente hacia Ámbar a dar la voz de alarma al Gobernador, al Consejo, a la Guardia Escarlata y a la Guardia Púrpura.

Dilvish

04/11/2010 14:01:59

[i:dc65dfb4cc]Por diferentes lugares de la Costa de la Espada, se producen avistamientos de grupos de ogros de aspecto oriental armados con enormes espadas curvas.

Los testigos afirman que parecen tener un propósito, aunque no hablan con los humanos que los encuentran en los caminos o páramos desolados.[/i:dc65dfb4cc]

NubeNeverwinter

18/11/2010 11:31:13

[i:abe93f151c]"Informe de Valeria, a la atención del Gobernador y de los miembros del consejo. Asunto: enclave ogro en Tezhyr.

Hace tres días volví nuevamente a las tierras de Tezhyr, con el objetivo de continuar mi búsqueda del grupo de ogros que mencionan los rumores. En esta ocasión, mis pasos me llevaron hacia el este, hacia una región cercana a las montañas Estrial, conocida por la gente de Tezhyr por el nombre de Mandíbulas Implacables.

Se trata de una región muy accidentada y montañosa, con pasos pasos estrechos y gargantas angostas rodeadas de elevadas paredes de piedra. Mientras atravesaba uno de estos pasos escuché, en los riscos situados sobre mi cabeza, voces guturales que hablablan en un idioma que fui incapaz de comprender. Tuve el tiempo justo de conjurar un hechizo de invisibilidad y ocultarme tras una enorme roca; tras hacer esto, la silueta de un par de enormes ogros, empuñando sendos arcos, se recortó contra el cielo en la cima del risco. Las vestimentas y armaduras de estos ogros, de corte oriental, me recordaron bastante a las que portaban los dos ogros con los que nos topamos, el señor Paskinel y yo, en la gruta del lago Esmel. Picada por la curiosidad, crucé la garganta en la que me encontraba para dirigirme a la posición de los dos ogros.

Nada más salir de la garganta, a unos cientos de metros míos, vislumbré una solitaria y estilizada torre, que se elevaba hacia el cielo como una lanza. Todos los caminos que llevaban hacia esta torre, así como todo el terreno alrededor de ésta, estaban plagados de patrullas de ogros. Algunos eran idénticos a los tipos que estamos acostumbrados a ver en Amn; otros, sin embargo, eran más grandes que el resto y vestían esas peculiares armaduras orientales. Utilizando la invisibilidad y moviéndome tan silenciosamente como fui capaz, logré despistar a las patrullas y me colé en el interior de la torre.

La planta baja consistía en un enorme vestíbulo de planta circular, como la de la torre en sí. A parte de algunos elementos decorativos y de una escalera que llevaba al piso superior, esta planta estaba vacía. Subí, y en este punto terminó mi primera incursión a la torre: en el suelo pude detectar varias trampas y, además, en la primera planta sí que había una nutrida guarnición, cinco o seis, de los ogros más grandes.

Decidí que la situación escapaba a mis habilidades, así que me deslicé fuera de la torre y regresé hacia Ámbar, con la esperanza de encontrar refuerzos y regresar para seguir explorando. En Ámbar tuve la suerte de encontrarme con la señorita Nork, quién accedió encantada a acompañarme; así que, una vez pertrechadas ambas, la guié hacia las Mandíbulas Implacables.

Al llegar a las cercanías de la torre, detallé a la señorita Nork la ubicación y composición de las patrullas con las que me había ido encontrando, así como las rutas que seguí para darles esquinazo. La señorita Nork me dio las gracias y optó por una estrategia diferente: se encaminó directamente hacia la torre, repartiendo "galletas" a todo ogro, de los más pequeños o de los enormes, que le salía al paso. Lamento decir que mi contribución al avance hacia la torre se limitó a animar a la señorita Nork y a aplaudir cuando realizaba algún movimiento particularmente brillante...

Tras limpiar el camino de patrullas, ambas entramos en la torre. La señorita Nork volvió a aplicar la táctica que tan buenos resultados le había dado hasta ahora, piso por piso. A nuestras espaldas quedaron plantas destinadas al almacenaje de víveres, dormitorios de la gurnición, un gran salón para banquetes y reuniones, una pequeña cantina y y montones de ogros de los grandes apalizados. En el último piso, una especie de sala del señor de la atalaya, la guarnición ogra era más numerosa. El motivo imagino que sería la presencia de un ogro chamán, quien parecía ser el caudillo de la fuerza ogra presente en la torre. Tras despacharlo la señorita Nork (este ogro le llevo más trabajo que el resto, pero acabó cayendo), ambas examinamos el lugar, buscando cualquier tipo de pista que aclarara la presencia de los ogros en el lugar. Lamentablemente, no encontramos nada que arrojara luz sobre este asunto.

No puedo afirmar con certeza si los ogros de esta torre guardan alguna relación con Sozhillis; o si bien, por el contrario, son un grupo independiente. Lo único que puedo asegurar es que las armaduras que portaban los ogros más grandes de la torre era muy parecida a la de los ogros de la gruta del lago Esmel. Viendo que ni la señorita Nork ni yo obteníamos ningua pista más, ambas decidimos abandonar el lugar, por si aparecían más ogros, e informar cuanto antes al Gobernador y al Consejo.

Firmado:

Valeria, recluta de la Guardia Púrpura"[/i:abe93f151c]

folmalhaut

21/11/2010 21:06:57

Bajo la luz de una vela, en su habitación en la posada, el oscuro arcano leía la nota de Valeria.

Había conocido a la mujer unos días antes en el mercado de Ambar y habían hablado sobre el lago.

Ese lago, que había traído hasta aquí al mago desde muy al este. Multitud de historias sobre civilizaciones pasadas se pueden encontrar en cualquier biblioteca que se precie. Lamentablemente en un pueblo como este, poco más han hecho que pescar y alimentarse de él.

-Cuanto conocimiento mal aprovechado- pensaba el mago mientras analizaba el pergamino que venia con la carta.

Quizá podría aprovecharse de ella y encontrar antes de lo pensado lo que le había traído aquí

NubeNeverwinter

24/11/2010 13:09:34

[i:023f4fd3b3]Informe de Valeria, a la atención del Gobernador y de los miembros del Consejo. Asunto: búsqueda de la armería.

A día de ayer, el señor Paskinel y yo continuamos con la búsqueda de la ubicación de la armería, o de uno de sus accesos. Tras haber explorado a fondo, incluso con el uso de pergaminos de clarividencia, las grutas presentes en la orilla del Lago Esmel, centramos nuestros esfuerzos en el sistema que cavernas que recorren las entrañas de nuestra villa. Este conjunto de cuevas consta de tres grandes secciones: la primera, accesible desde los sótanos del gremio de comercio, recorre buena parte del subsuelo de la villa y del área ubicada bajo el río Esmel; la segunda, cuya entrada se halla en la pared de un risco situdado al oeste del mercado, comprende el área que ocupa el templo dedicado a Umberlee; finalmente, la tercera, accesible desde la playa de la base del promontorio sobre el que se alzan las murallas, constituida por las grutas naturales del palacio de las sagas. Es interesante destacar que todo este conjunto de cuevas, grutas y túneles está intercomunicado entre sí, permitiendo a quien conozca el camino pasar de una sección a otra o viajar por el subsuelo de Ámbar a placer.

Estas grutas, la mayoría de ellas naturales, provocadas por la erosión del agua del mar, del río, del lago y la acción del viento, sirven como refugio a distintos tipos de criaturas. Algunas de ellas, como los cangrejos (gigantes y de tamaño normal) o los limos, no demasiado peligrosas para los habitantes de la villa, puesto que no abandonan por voluntad propia los túneles que conforman su refugio Otras, sin embargo, son potencialmente letales para el incauto que se tope con ellas: elementales de agua, zombis, ahogados, brujas del mar... Ahora que la Guardia de Ámbar cuenta, al fin, con un número de miembros decente, no sería mala idea el considerar efectuar una operación de limpieza por todo el sistema de grutas, eliminando a los monstruos más peligrosos para la seguridad de los ciudadanos. Por suerte para mí, iba acompañada del señor Paskinel, quién dio buena cuenta de toda criatura hostil con la que nos topamos utilizando sus dos tácticas favoritas: asaetear al enemigo antes de que llegue al cuerpo a cuerpo o desaparecer en sus narices y atacarlo a distancia con su infalible arco, tras haberlo rodeado o flanqueado. Me avergüenza admitir que mi contribución a la lucha no sólo fue nula, si no más bien negativa: caí dos veces en combate; si no hubiera estado presente el señor Paskinel para tratar mis heridas, no estaría contado mi "épica" exploración de los túneles.

Registramos en su totalidad todo el complejo de grutas, recorriendo por completo sus tres secciones. Nuevamente, nuestro esfuerzo no se vio recompensado por fruto alguno. No hallamos, en ninguno de los túneles que recorrimos, ni pista ni rastro de nada semejante a la armería o a uno de sus accesos; el señor Paskinel apuntó que quizás estemos errando de pleno al buscar un acceso natural o convencional a la armería. Quizás, señaló, la magia sea la única manera efectiva de localizarla o de acceder a ella. Ojalá el señor Tonan y el señor Isendel regresen pronto; su ayuda en este tema sería inestimable...

Nuestro próximo paso será recorrer la costa cercana a Ámbar, en dirección sur. Según los pescadores, toda esa franja de la costa está a rebosar de grutas naturales. No sé si vale la pena examinarlas una a una, pues están muy alejadas del lago Esmel donde, según cuentan las historias, se encuentra la armería. No obstante, no me gustaría dejar nada sin explorar por desidia. Si la exploración de las grutas costeras tampoco ofrece resultado alguno, creo que será hora de recurrir a la magia como único medio de localizar la armería.

Valeria, recluta de la Guardia Púrpura.[/i:023f4fd3b3]

Dragonslav

31/12/2010 14:53:45

Los dias pasaban y la decision estaba cada vez mas proxima, finalmente eligio jugar, habia sido educado de esa forma. Los ambiciosos juegan siempre y los fuertes sobreviven para recoger los frutos del riesgo que han tomado. Hacia tiempo que no se sentia tan estimulado como ahora y eso le hacia sentirse vivo, aunque fuera, en parte, una contradiccion en si mismo. Los primeros pasos ya han sido dados.

Dragonslav

30/01/2011 02:28:57

[i:696c5b4e90]¿Como llega alguien a meterse en la piel de un orco? ¿Pensar como uno de ellos? ¿Tanto tiempo asi habria cambiado su yo interior?

La verdad sin luz es un camino que muy pocos pueden seguir y la disciplina y concentracion necesarios para alcanzar la perfeccion le habian enseñado a sortear estos obstaculos.

De dia meditaba sobre su mision, entre la penumbra de las copas de los arboles, alli donde la luz no era tan intensa. Pasaba horas con las piernas cruzadas, tratando de que su voluntad se impusiera sobre su cuerpo, poniendo toda su energia interna en calmar a sus organos sensoriales que se sobrecargaban con el calor y la luz del sol.

Las noches las pasaba vagando, recorriendo los caminos y explorando la zona, para encontrar aquello que estaba buscando. Habia visitado criptas y cuevas, las copas de los arboles y unas colinas infestadas de trolls, pero nada podia compararse con el descubrimiento que hizo el sexto dia.
Un ejercito de humanos y ogros estaba acampado. Puede que esas criaturas hablaran orco, de ser asi podria comunicarse con ellos y descubrir algo que lo acercara a su mision.[/i:696c5b4e90]

Jack_Botas

18/02/2011 14:40:06

*Las defensas extramuros estaban listas por fin. Leobald repasaba sus anotaciones de los consejos de la Aliaza a altas horas de la noche. Una copia del poema de Tarilonte descansaba sobre el resto de los pergaminos que sembraban la mesa de roble la sala de audiencias.*

(...El orbe... el siete... dos incógnitas a resolver, los otros fragmentos parecen claros a la vista de los acontecimientos en Ambar y el Esmel. A cada lectura de estos versos se hace más claro que Mohander y su agente, Shiandree, juegan un papel importante en esta búsqueda... Si es que se trata de Mohander. “Maternal corrupción”; los elfos y los druidas hablan del espíritu del mundo natural como una madre y sin duda las manifestaciones en Ambar podrían describirse como corrupción del mundo vegetal. “¡Una diosa crecerá, belleza y altivez vacías, en ganar el orbe!”; el poder personificado en Shiandree, muy posiblemente. Tras las palabras de Páskinel no estoy seguro de que sea Mohander el que esté detrás de Shiandree; según todos, es un dios muerto hace tiempo. Además, las visiones del bardo hablan de “una diosa”, una que pretende “ganar el orbe”. Quizá estemos ante una mascarada, una sofisticada representación. Pero, ¿con que fin? ¿Para desviar la atención de otro culto que podría estar operando en la sombra? ¿Confundirnos en la búsqueda de indicios?... Un culto que ansía la armería y ese orbe, sea lo que sea... El orbe... el siete... Cuanto me gustaría disponer de una copia de los libros que nos indicó Paskinel. Quizá haya algo revelador en ellos aunque si los de Ambar no han encontrado nada puede que solo confirmen la existencia de la armería, cosa de la que a estas alturas estoy prácticamente seguro, no es solo un mito.
En cuanto a ese drow; ¿otro agente más al servicio del poder tras Shiandree? Y esa máscara que lleva siempre... Más secretos. Quizá...)

*El caballero se mesó le bigote pensativo y se levantó del escritorio para rescatar un viejo códice de uno de los estantes. El cuero ajado de la cubierta apenas dejaba leer el título del mismo: “Panteonum”. El caballero pasó páginas hasta encontrar lo que buscaba: un disco negro con borde púrpura profundo.*

(...¿Serás tú nuestra rival, pérfida diosa de los secretos no revelados? ¿Tendrás también que ver con la usurpadora?)

*Leobald se sumió en el estudio de aquel siniestro capítulo*