gatovengador

15/02/2011 19:17:34

En la opulenta estancia cubierta de sombras ocho hembras se sentaban alrededor de una mesa de talla exquisita. Las ocho se observaban entre ellas, algunas con más disimulo que otras, pero no dejaban de analizar gestos y palabras y posibles implicaciones de las demás. La tensión era palpable, tanto en las caras de las presentes como en el propio aire.

-No estamos ante la mejor de las situaciones -dijo la más anciana de ellas escudriñando a sus compañeras-, la Reina no está en absoluto satisfecha.

Un escalofrio recorrió a las demás mujeres, no había nada que ninguna temiese más que defraudar a su diosa.

-Un fantasma da caza a nuestras hermanas en los túneles junto a la ciudad -prosiguió la decrépita drow-, herejes campan por doquier sin miedo a represalias e ¡incluso los siervos de la Banshee, subyagada por la Reina, han osado atacar la ciudad!

-Pero fueron destruidos -saltó la más joven de las presentes, sentada a la izquierda de la anciana-, yo misma me aseguré de ello.

La otra sacerdotisa golpeó la mesa con una fuerza inesperada en un brazo de apariencia tan frágil.

-Como reacción a lo que pasó, no como prevención -repuso con un siseo-. Osaron atacar y eso es lo que importa. La situación ha de cambiar... y ha de hacerlo antes de que haya represalias.

-Imagino que no nos habrías reunido si no tuvieses algo en mente -dijo otra, con una voz que haría elevaría la lascivia de cualquier hombre más allá de cualquier control.

-Evidentemente, una vez más me toca poner orden -dijo la anciana.

En ese momento la puerta se abrió y entró un varón en la estancia, colocándose detrás de la dirigente. El resto de hembras lo observó. El varón era enorme, más grande incluso que las hembras ahí reunidas. Su piel, de un negro brillante a distancia podía confundirse con la de un drow normal, pero de cerca se podía ver la cualidad quitinosa que tenía, y estaba cubierta de escaras que indicaban su dedicación a Selvetarm, la Araña que Guarda. Sus ojos tenían algo, ninguna de las presentes sabría decir qué exactamente, pero la forma en la que reflejaban la luz no era en absoluto natural. Sus formas angulosas le daban un aire de autoridad innegable, y en su mirada había un celo infinito. Si hubiese habido algún observador externo se habría preguntado cómo es que un varón se atrevía a mirar así al grupo de hembras ahí reunido. En parte para suavizar su entrada hizo una reverencia hacia las ocho hembras y se mantuvo en su sitio en silencio.

-Creo que no conocéis a mi yerno -dijo la mayor, que no se había molestado en girarse, con una sonrisa aflorando en su desgastado rostro. -Ahora escuchad con atención sobre la visión que he tenido...

ArkasLynvail

05/03/2011 12:13:02





Gareth estaba sentado en el interior de un estanque, sobre una superficie de obsidiana que se hundía un metro por debajo del nivel del suelo. El estanque de forma octogonal tenía en cada vértice la forma de una pata arácnida, todas ellas confluían en el epicentro donde sobresalía la estatua de ónice de una mujer drow especialmente bella que se retorcía sobre si misma y cuyas extremidades inferiores se habían suplantado por una gran protuberancia de donde salían las ocho patas.

El estanque estaba lleno pero no de agua. El líquido sobre el que se bañaba era enteramente producto de aquellos quienes habían fallado en la prueba. Algo que recordaba a los que aún quedaban lo que ocurriría si fallaban. El olor de la sangre y descomposición era tan extremo que algunos varones se habían desmayado para después morir ahogados. Cada vez que uno moría las sacerdotisas se lo llevaban y el nivel de la sangre del estanque aumentaba.
Era el octavo ciclo de Narbondel y por tanto hoy comenzaba su octava prueba, antes había superado muchas más;
Los tres primeros días fueron una prueba de habilidad, aquellos día Gareth había matado a numerosos varones y monstruos. El cuarto día fue la prueba de fe, le despojaron de todos sus dones y lo hostigaron durante horas, le mostraron una vida plácida junto a renegados drow pero Gareth había espantado aquellas visiones con sus estocadas. El quinto día superó a las temperaturas más extremas un lugar tan caluroso que la propia carne muerta se cocía al caer y otro tan frío que le había hecho perder varios dedos de los pies. El sexto día la prueba fue especialmente difícil y pocos la superaron, pues no era una prueba física ni de fe, sino mental. Su alma vagó a un plano ignoto y aunque no pasó más de un ciclo para él habían pasado siglos desde entonces, en un yermo abandonado donde no había y existía nada más que él, pocos saldrían de esa prueba sin haber perdido parte de su cordura. El séptimo día luchó de nuevo con aquellos que habían sobrevivido, pero ésta vez la lucha fue salvaje y terrible algunos de sus enemigos se habían vuelto totalmente locos y salvajes.

Se recordó bañado en la sangre y los miembros cercenados de sus rivales, para después ver como los regueros de sangre de todos los caídos en la prueba formaban un extenso estanque donde quedaban los supervivientes. Gareth contó al menos diez, aunque su mente estaba entumecida por el cansancio de las pruebas y de llevar ocho días sin comer y sin apenas beber.
Una voz sacó a todos los drows de su letargo, era la voz de una hembra anciana.

- No, no os tocará luchar contra vosotros. Vuestro enemigo es otro, pero pronto lo conoceréis. La prueba de hoy reúne todas las anteriores. Hoy se verá si sois dignos de ocupar el lugar por el que lucháis.

Tras decir ésto ocho puertas se abrieron, y de ellas aparecieron ocho sacerdotisas prácticamente desnudas. Gareth parpadeo varias veces al notar que su vista se desenfocada y sintió las primera nauseas por el olor de la sangre que ya le llegaba hasta el cuello y amenazaba con subir.
Las sacerdotisas se acercaron con pasos gráciles y hundieron sus cuerpos en los estanques, cada una se dirigió a un varón y lo miraron con gestos lascivos. Sintió como la sacerdotisa se ponía detrás de él y cogía su pelo y empezaba a hacer trenzas con él.

Meditó sobre las palabras de la anciana y pensó si aquello no era una ilusión, algún tipo de demonio o enemigo que se había disfrazado de drow para poder acercarse a él y matarlo cuando estuviera indefenso. La anciana dijo que sería una prueba que abarcara todo, eso significaba una prueba de cuerpo, mente y fe.
Gareth se preguntó si ésta sería la prueba de fe o de mente, si sería una ilusión o debía esperar y creer.
Cerró con fuerza los ojos mientras sentía como la sacerdotisa vertía un cazo lleno de sangre sobre su pelo dando fuerza a las trenzas que ella misma le había hecho. Agarró la empuñadura de su espada pero entonces algo en lo más profundo de su ser lo hizo cambiar de idea, sintió que debía aguantar y esperar y eso hizo.
La sacerdotisa volvió a volcar el cuenco de sangre sobre su cuerpo pero ésta vez Gareth sintió el tacto más gélido que anteriormente. Junto con la sangre la sacerdotisa le había volcado un cuenco repleto de pequeñas arañas que empezaron a reptar por todo su cuerpo. Abrió los ojos y vio como tras volcar varios cuencos con arañas, las sacerdotisas salían del estanque y volvían por las puertas que se volvieron a cerrar cuando las cruzaron.

Sintió un hormigueo cuando decenas de arañas le recorrieron el cuerpo y apretó las mandíbulas. Ésta era su prueba de fe y eran arañas, no podía tocar a una araña bajo ningún concepto lo sabía así que esperó. Entonces sintió el primer pinchazo, lo precedió un segundo un tercero y así hasta que no pudo contar más. Apretó más los dientes mientras sentía que el veneno iba haciendo efecto en las zonas donde lo habían picado adormeciendo la zona unas, y otras produciendo un intenso escozor que iba aumentando cada vez más y más. Las nauseas aumentaron y sintió la bilis recorrerlo la garganta, sus labios se entumecieron y se le llenaron de espuma. Cogió su espada por el filo y apretó con fuerza hasta cortarse la palma de la mano, con la esperanza de poder soportar mejor el dolor.
El golpe de un cuerpo al desplomarse sobre el agua le hizo abrir los ojos, el drow estaba cubierto de arañas que lo picaban incluso muerto destrozándole la piel, al poco el nivel del estanque volvió a subir rozándole la barbilla.
Después oyó un grito, y vio como un varón desquiciado aplastaba con su mano una araña que había empezado a picarlo en el rostro. Escuchó una especie de silbido y varios virotes se clavaron sobre el cuello del malogrado drow que cayó fulminado sobre el estanque, el nivel de sangre volvió a aumentar y le subió hasta la nariz.

Sin apenas poder respirar sintió como las arañas buscaban los puntos más dolorosos, las yemas de los dedos, los pezones y lo habían picado sobre la garganta hinchándola y adormeciéndola haciendo que le costara horrores respirar. Dos subieron por la barbilla y le recorrieron las mejillas con sus patas peludas, sintió sus numerosos ojos mirarle durante largos instantes, sus ojos le traicionaron y parpadeó varias veces pero las arañas se lo impidieron y usaron sus largas extremidades para abrírselos por completo. El dolor más atroz que había sentido nunca le sobrevino cuando los aguijones taladraron ambas pupilas haciéndole proferir el primer grito de dolor que había dado en aquellos ocho días.

Todo se volvió negro, pero entonces el dolor desapareció y casi desmayado y sin fuerzas sintió como varias figuras femeninas lo sacaban de la piscina y llevaban hasta la superficie. Escuchó de lejos y de fondo la voz de su matrona.

- Has pasado la prueba Gareth, bien, no esperaba otra cosa de ti - Dijo Ynrae con una voz carente de sentimientos , aunque ésta le sonaba aún lejana.

Una vez recuperado y al despertarse lo vistieron con unas nuevas ropas de color obsidiana y carmesí, los colores de Selvetarm. Y tatuaron su cuerpo con aún más grabados en la oscura lengua del abismo.
Al verse en el espejo observó que su aspecto era aún más fiero que antes, con el pelo teñido de rojo por la sangre y envuelto en numerosas trenzas, las pupilas de sus ojos totalmente negras no reflejaban ningún brillo ni tenían el color rojizo de la ultravisión pero sí tenían la forma de arañas, la misma forma de las arañas que lo habían picado y la espada que había empuñado durante la prueba estaba ahora unida a su antebrazo de tal forma que nunca podría soltarla.

Gareth sonrió por todos los estigmas de la prueba, por su reciente bautismo de sangre y por todos los que quedaban por venir. Ahora era un Judicador y el Juicio de Lloth acababa de comenzar.