Reb

18/09/2012 20:15:18

Tuvieron que refugiarse en el Templo de Kelemvor. Fuera, en el cementerio de la ciudad de Calimport, los no muertos aullaban. Los zombis les superaron ampliamente y tan solo entrar el templo les dió una tregua.

Todo había empezado como una inspección rutinaria. Leb se lo había comentado a Delal. Finwe y la señorita Kalenna se les unieron. No es extraño contemplar pequeños grupos de zombis en esa zona, pero en cuanto llegaron, la situación del grupo pasó de apurada a desesperada. ¿Que había pasado allí? Aljazarez era la respuesta. Tardarían en olvidar ese nombre...

chivoloco

19/09/2012 15:16:45

Lo que había comenzado como un paseo por el barrio de las criptas para contentar a Leb y, con un poco de suerte, llenarse un poco los bolsillos, se convirtió en una pesadilla.

Decenas de muertos vivientes se habían levantado de sus tumbas y rodeaban a los aventureros. Combatiendo lograron ir abriéndose camino por las escalinatas, pero cada vez se alzaban más de sus tumbas.

Al otro lado del barrio, el templo de Kelemvor despedía un luz esperanzadora y gracias a Tymora, consiguieron llegar allí. Una vez dentro uno de los sacerdotes les contó que algo pasaba con los muertos, al parecer porque se estaba saqueando una de las tumbas de los nobles de la ciudad.

Mientras debatían con el sacerdote y sopesaban sus opciones un grito de angustia llegó desde el exterior, al parecer una mujer estaba en apuros. Los muertos avanzaban hacia ella, lo que dejó la salida del templo despejada, cosa que aprovecharon los aventureros para salir a combatirlos y abrirse paso hasta la mujer, a la que llevaron a sitio seguro.

Ya con la mujer a salvo, uno de los guardias les "invitó" a acabar el trabajo que habían empezado, pues la guardia no pensaba actuar en ese barrio. Conjuró todas las protecciones que pudo sobre el grupo, dotó de fuego a sus armas y volvieron a la carga. Tenían que encontrar el origen del problema y pasaba por acabar con muerto con cara de perro llamado Aljazarez...

Rastastalamuerte

20/09/2012 16:03:12

Kalenna nunca hubiese imaginado que el día acabaría convirtiédose en una terrible pesadilla.

Después de dar una vuelta por el mercado sus pies la llevaron a las afueras de la ciudad, donde Delal y un monje estaban hablando de un asunto turbio, y en cuanto se quiso dar cuenta estaba rodeada de seres de ultratumba, sucios y apestando a moho y carne descompuesta, salidos de lo más profundo de la tierra que había sido su hogar durante tantos años.
La simple visión de esos seres era suficiente para que Kalenna se quedase petrificada, pero cuando todo parecía perdido para ella, algo extraño sucedió.
De su cuerpo brotó una luz mágica que hacía resplandecer los ojos de los no muertos y una especie de campo eléctrico la rodeaba como un aura, impidiendo a los muertos hacerle daño sin quedar electrocutados primero. Con gran asombro comprobó que podía dirigir el campo de fuerza a unos pocos pasos de distancia alrededor de ella, lo que le permitía atacarles desde una distancia segura.

Cuando por fin acabarón con la momia que parecía ser el amo de los no muertos, Kalenna estaba tan exhausta que le temblaba todo el cuerpo. Intentó conjurar aquella aura eléctrica, pero le fue imposible, no había manera de que apareciera....aunque si que pudo sentir la energía fluyendo por su interior.