filoscuro

29/11/2012 16:35:55

Después de estar buscada en casi todas las ciudades donde ha permanecido durante algo más de... 2 días. Decidió empezar a labrarse una nueva vida, algo menos ajetreada y controlándose un poquito, así pues, decidió probar con Darromar.

Preparó antes de salir de Calimport todas sus pertenencias imprescindibles para su vida diaria, lo que para ella seria lo siguiente:

- Su oro
- Ropas y material de disfraz
- Sus hermosas dagas de filo color ébano
- Armadura
- Material de tortura básico, agujas, sierra, pinzas, punzones, martillo.

Evidentemente, lo último no podía llevarlo encima, así que decidió esconderlo por el camino, no obstante, sabia torturar también sin ese material, pero era menos divertido... para ambos.

Emprendió el viaje escondiéndose en un principio, camino del comercio hacia el norte.

Tardo un par de días en llegar a una zona más o menos boscosa para ocultarse mientras planeaba y preparaba sus disfraces, en ese bosque, escondió el material de tortura.
Cuando lo tenia planeado, emprendió de nuevo el viaje, había conseguido un mapa de la zona, así que sabia como llegar a Darromar y sabia que por la cara Sur, le seria más fácil entrar, así que se encamino hacia esa parte.

Tardo otros tantos días en llegar, en apenas unas millas, se disfrazó de mediana, escondiendo la cola sobre su cintura y posteriormente, rodeándose con las alas a modo de capa, se colocó una capa de tela de aspecto grueso, pero fina, para que diese la sensación de que la capa que llevaba era gruesa y así poder evitar sospechas de lo abultado de su cuerpo.

Llego al atardecer, miró hacia los muros donde vio a guardias paseando por las alamedas y otros tantos en la puerta de entrada, por suerte, la puerta estaba abierta, así que se acercó a otro grupo de personas que iban a entrar, parecían mercaderes o circenses, pues había varios medianos vestidos con ropas coloridas y algunos bardos que iban tocando música suave, llevaban un par de carros y unos bueyes que tiraban de estos. Era el grupo perfecto para pasar desapercibida, así que se acoplo.


Consiguió entrar pero, no quería hacerse ver mucho, así que buscó, el lugar más apropiado para vivir sin que se la vea mucho, las cloacas, sonaba irónico una asesina y ratera en una cloaca. Por suerte o desgracia para ella, no estaba sola, un mercado en las cloacas y algunos bandidos afincados allí abajo. Por suerte, no tuvo ningún percance con ellos, simplemente no se metía en sus asuntos, la cual, es la mejor manera de evitar los problemas.

Allí permaneció un par de días, o quizás más, nunca se sabe, es lo que tiene no ver la luz del sol.
Decidió salir al escuchar mucho ruido, risas, música... eso sonaba a diversión y ¿porque no divertirse ella a su manera?. Se disfrazó de nuevo de mediana y salió.

La ciudad estaba en pleno festival, ¿pero por que? en un principio pensó que se debía a que algún héroe había conseguido una gesta importante y lo celebraban, pero entonces escucho algo por las calles, iba a haber un concurso de pasteles... comer pasteles. Curioso, y divertido para un mediano, así que se encaminó hacia el lugar habilitado.
Una vez allí vio algunas caras que le resultaban familiares, incluidas la del Paladín de Helm, el que conoció en Ámbar, la pequeña... mediana, tenia la esperanza de que como buen paladín se hubiese quedado luchando hasta la muerte por tratar de salvar Ámbar, pero, bueno, que más da, también le es mas útil que este vivo.
El bardo pidió que los participantes se sentasen para participar, las plazas eran pocas así que no tardó en correr hacia una silla y sentarse.

El concurso terminó ganándolo un niño, ya que la mediana en mitad del concurso se levantó para tratar un asunto y comprar más comida, ya que le parecía poco lo que estaban dándole. Tampoco le importó, el premio eran 10 monedas de oro, chatarra para ella. Le preguntaron su nombre, al que ella contestó que se llamaba Mirelle, un buen nombre para empezar de cero.


El festival siguió durante unos días más, concurso de besos, al que no asistió porque le daban arcadas ver como se besaban los caballeros, los plebeyos o porquioseros, gente que ella incluía en la misma posición social, para la mediana no había diferencia, son lo mismo con diferentes ropas.

Uno de los días se enteró que hubo un incidente con el reparto de comida y una mujer había sido secuestrada, una tal Dulce, novia del paladín de la extinta Ámbar, ahora alguacil de Darromar, motivo por el cual empezó la mediana a llamarlo "Sir Alguacil". Al ver que estaba preocupado por su novia, decidió ayudarle un poco y darle alguna pista sobre su paradero.

Las pistas, le llevaron a una casa del barrio de las Caravanas, justo donde estaba el reparto de comida, por una epidemia que afecta a ese lugar.
Mirelle consiguió que le abrieran la puerta sin muchos problemas, miró al portero y este le abrió como si fuera amiga suya de toda la vida. Una vez dentro, la cosa, bueno, se complico un poco, el portero recordó que Mirelle no era amiga suya y tuvieron que silenciarlo. Pronto vinieron otros guardias, semiorcos o como los llama la mediana, semicerdos. Todo fue caótico, ataques, magia, lluvias ácidas... hasta que todo se volvió de fuego y cayó desplomada al suelo.


Despertó en una sala atada y sin sus armas, junto a ella, dos de los tres que la acompañaban, Rick y Sir Alguacil. Un semicerdo, los interrogó. Gracias a la astucia de Mirelle consiguió que los soltaran, y que trabajaran para el semicerdo, salvando así la vida. Rick y Sir Alguacil, buscarían prostitutas para él y Mirelle seria la nueva portera de la casa.

Pasó otro día más y no había noticias de que apareciese la Dulce novia de Sir Alguacil. Así que le propuso que fuese a casa de sus suegros por si habían recibido alguna carta o algo. En esto que un, elfo, cabreó un poquito a la mediana, que en su posición de ataque y con la rabia en su máximo esplendor, decidió en el ultimo momento, calvarse a si misma una daga para no asesinar allí mismo al elfo.

Fueron a casa de Dulce, donde Sir Alguacil tocó la puerta, pero, no le abrían, dijo que no estarían en casa, Mirelle dijo que si estarían pero que no le abrían porque no lo querían como yerno. Así, que Mirelle decidió llamar a su manera, tocó y grito que habían encontrado a Dulce, como esperaba, abrieron la puerta con gran prisa. Una vez más, la mediana tenia razón. Pero, Sir Alguacil no consiguió hablar con la madre, ya que se encerró en casa al escuchar hablar a Laura y Mirelle sobre lo que pasó el día anterior en la otra casa que entraron, cerró la puerta y aviso que llamarían a la guardia. Se fueron de la calle.

Cuando estaban en la calle de la estrella, vieron que salia humo del barrio de las caravanas, corrieron hacia allí y vieron una casa empezando a arder, era la que estuvieron el día anterior. Sir Alguacil, apagó las llamas, y acto seguido busco algo en el inicio del fuego, a lo que al no ver nada, se dirigió a las casas a tocar y gritar que si alguien había visto algo y que abrieran la puerta. A Mirelle le hizo mucha gracia eso, y le cambió el apodo de Sir Alguacil a "Sir Pregonero".
Se percató mientras que Sir Pregonero, pregonaba, que la puerta de la casa estaba entornada, le avisó y entraron.
La casa estaba como si llevara tiempo abandonada. Tenia sabanas sobre los muebles con polvo sobre ellas y en el suelo también se apreciaba el polvo, ¿como podía estar así si habían estado la tarde anterior? todo era muy raro, había indicios de algunos fuegos pequeños, pero al subir, vieron un gran techo negro y una mancha de quemado enorme en el suelo. Sir Pregonero, abrió una puerta y se reinicio un incendio a causa del aire que entró al abrir la puerta. Al apagar las llamas, descubrió varios cuerpos quemados en la habitación, Mirelle vio que se trataban de 8 personas. Sir Pregonero, los envolvió uno a uno y se dirigía a la puerta para sacarlos. Mirelle le aviso que no hiciera eso, si no quería un tumulto, ya que el ambiente con la guardia era muy malo y si veían que sacaba cuerpos podrían pensar que lo había echo el, más sabiendo que la tarde anterior ya la liaron en esa misma casa.

filoscuro

04/01/2013 22:44:51

Muchas noches Aizha se pasaba por el barrio negro, buscando pistas sobre la desaparición del Pastel del Alguacil. Más por sus propios motivos que por los del simple echo de ayudar a alguien.

Consiguió averiguar hacia donde huyeron los causantes, bueno, el causante del asesinato del secuestrador de Pastel.

Pero a los días poco importaba, se estaba empezando a aburrir de ver como trataba de encontrarla mientras que Sir Alguacil o Sir Pregonero, según el día, estaba ocupado con otras cosas, según comentaba, eran parte de su obligación como alguacil, pero Aizha eso no lo entendía, como otras tantas cosas.
Si su deber como alguacil, era erradicar la plaga y mantener la paz en la ciudad. Su deber como novio y paladín de prometer proteger a la mujer que ama... ¿donde queda?

Son tantas cosas que no entendía cuando era mediana, que ahora siendo lo que es... entendía aun menos, su cuerpo le avisaba con arcadas de que lo que estaba viendo con Sir Alguacil, amor y compasión, era para ella como si un niño ve como destripan a una persona para comerse sus entrañas, amor.... compasión... ¿porque tenerlo?

Cada día en la cuidad era como una nebulosa de terror constante, niños que jugaban felices en las calles, ventas justas en el mercado, muchas sonrisas y nobles bien vestidos tratando de forma educada a otros ciudadanos, desde que había llegado a Darromar no había visto ningún asesinato a sangre fría, no había visto extorsiones a los mercaderes a cambio de protección, solo guardias con una actitud muy loable.

Cuando dormía en la posada, cada día en una diferente y nunca repitiendo una misma rutina, cerraba las puertas y ventanas, poniendo trampas de sonido por si alguien se atrevía a entrar, por si tenia suerte de que alguien entrara para poder explayarse con ese estúpido invasor. Pero siempre dormía toda la noche tranquila, nadie entraba, nadie la despertaba de sus hermosos sueños donde volvía a ver sangre derramada en las calles de la ciudad, donde los asesinos volvían a las andadas, asesinando por igual a nobles, guardias o simples plebeyos. Donde los ladrones robaban tanto oro que no podían ni caminar sin que se escuchara el tintineo de las monedas en sus bolsillos. Sueños, solo sueños, pero sueños donde Aizha volvía a sonreír, donde el mundo era como debía ser.

Muchas mañanas se levantaba con la idea de cometer algún acto que había echo en sus adorables sueños nocturnos. Pero, sabia que se la jugaba y mucho.

El día, rutina tras rutina, ansiaba el momento de que la luz del sol se fuese y diese paso a la Noche, cuando por fin el reinado grotesco del día había terminado, esa hermosa oscuridad donde ella es feliz, donde se sentía bien, abrazada por su manto, pues la noche era para ella como el niño que siente como su madre le acuna en sus brazos para dormirle.

Cada noche, desde lo alto de algún tejado oscuro y sombrío observaba la ciudad dormida, rezando a su Dios porque le diese una pequeña alegría mientras jugaba con un rompecabezas que había encontrado una mañana en los jardines del palacio.

filoscuro

20/01/2013 20:54:06

Estaba demasiado ocupada para ver que pasaba en las calles, hacia días que no salia de su embobamiento, una ciudad tan grande donde ocurren cosas todos los días y sin embargo, para la pequeña Aizha, no estaba pasando nada.

Encerrada en su propio mundo, donde solo existían dos, ella y el rompecabezas. Vueltas y vueltas, girando hacia la derecha, girando hacia la izquierda, vueltas arriba, vueltas abajo...

Toda una mañana, toda una mañana con un absurdo juguete, su entretenimiento era eterno, no tenia control sobre el tiempo. Acabó la mañana y empezó la tarde, empezó la tarde del mismo modo que acabó la mañana, jugando y la noche igual que acabó la tarde, jugando.

Enfrascada en aquella actividad, sus manos se movían a una velocidad endiablada, sin levantar la mirada, tan solo cuando algún incauto se atrevía a acercarse lo suficiente para llevarse una enorme bronca de la mediana o alguna amenaza.

Cuando se sentía observada, se levantaba y se iba a otro sitio, otra taberna, alguna esquina en las calles, un jardín... cualquier sitio donde pudiera estar ella y su juguete.