Dragonslav

09/01/2013 11:22:39

[i:87c49a2fc1]El pálido cielo de primavera se volvió rojo como la sangre sobre las lindes de Weldazh y el Camino del Comercio, como una herida abierta en el cuerpo frágil de una doncella, el terreno se volvió inestable y las nubes tomaron la forma de las bestias más llamativas y poderosas. Una lluvia de color ocre y de olor nauseabundo anegó todo varias millas a la redonda de las llanuras de Estriral, llegando hasta Weldazh, donde un grupo de aventureros hablaba sobre los últimos acontecimientos.
Mientras los aventureros se preguntaban que sucedía, Glaranthorintyr volaba buscando su más preciada posesión. Hacía 200 años que buscaba, sin tomarse un descanso, sin parar un momento, había buscado por cientos de planos, había visitado todos los lugares que recordaba. Faerun era el último de la lista, un mundo natural plagado de magia y dragones, pocas veces se aventuraba en estas tierras de seres ávidos de poder.
En lo alto de las montañas, los siervos de Balagos observaban a la gran sierpe, un dragón de gema antiguo es un enemigo formidable y parecía estar rodeado de un extraño evento. Los dragones sirvientes no se atrevían a plantar cara a su primo de otro plano...[/i:87c49a2fc1]

magma

09/01/2013 17:17:37

Edelgar acababa de tener un encuentro gratificante, realmente ese humano era lo que decía ser y le había entregado una carta a la cual respondería cuanto antes.

Tras un viaje tan largo Rodnell se retiró a descansar y Edelgar se dispuso a atender a otro humano que a lomos de su corcel había ido a su encuentro. (últimamente soy muy popular entre los humanos) pensó el joven elfo, y dirigió su mirada al caballero Leobald que le saludó con porte serio.

A penas había tenido la ocasión de pronunciar un par de frases, por desgracia incompresibles para el elfo, cuándo el rostro del caballero se convirtió en una mueca de asombro y preocupación. Leobald miraba más allá del elfo, al cielo. Edelgar se giró para observar qué veían los ojos del humano y un escalofrío le recorrió toda la espalda. El cielo había tomado un tono rojizo y se veían formas aldas cruzándolo hacia el sur. Al poco comenzó a caer una lluvia que no era de agua, sino de un limo parduzco y maloliente. Edelgar instó al resto a cobijarse bajo las ramas de los arboles, tanto para ocultarse a la vista de los dragones como para evitar el contacto con esa extraña lluvia. Las criaturas pasaron de largo hacia las montañas y Edelgar decidió tomar una muestra del líquido viscoso que cubría y caía de las hojas. Miró al humano y al elfo Barvader, eso no era nada normal, no presagiaba nada bueno.

Barvader debió ocultarse bien en el bosque, pues cuando Edelgar se dió cuenta el otro elfo ya no estaba, tan solo tenía al lado al preocupado caballero que se protegía a él y a su montura de la amenaza, y para su sorpresa, escuchó la voz de Laura, ¿también estaba allí? para su sorpresa sí, bien, quizás les sería de ayuda.

El grupo decidió acudir en dirección hacia donde habían ido las sierpes y los nubarrones antinaturales, siempre ocultos bajo los árboles. El gran peligro... el puente para cruzar el río ¿sería prudente cruzarlo o debían detener allí su búsqueda de información?

KHEYNAN

09/01/2013 18:44:41

El joven alguacil salio de su despacho para realizar una patrulla retinaría, cuando estaba concluyendo su ronda uno de sus oficiales le advirtió que algo estaba ocurriendo en el norte. Lucien corrió hasta el muro en la cara norte de la ciudad para observar mejor lo que ocurría, una grotesca imagen se presento ante los ojos del caballero, un cielo rojo de pesadilla que mostraba una intensa lucha en su interior. Los sonidos atronadores y la densidad de ese cielo que parecía surgir del mismísimo abismo hizo que el joven paladín implorase a Helm por su protección.
Las nubes que se apostaban sobre Wendalzh ahora lo hacían sobre las Estrial, donde muchos de sus picos se perdían entre ese cielo infernal. El paladín no dudo un instante y se apresuro a dar la alarma y organizar las defensas, dejo a sus oficiales distribuyendo a las tropas mientras el con 5 soldados se disponían a evacuar las granjas que hay a las afueras de la ciudad. Una por una fueron evacuadas las grajas y escoltadas a la ciudad, una vez en Darromar Lucien se apresuro en ir a la torre arcana en busca de respuestas, lo que se aproximaba en el horizonte no era normal y debía saber a que se enfrentaban sus hombres.

Los magos de la torre le dijeron que desde la ciudad no tenían datos suficientes para verificar lo que ocurría que alguien debía traer pruebas, el joven caballero delego la protección de la ciudad hasta su regreso en su segundo al mando. Llamo a su montura y partió hacia las Estrial en busca de respuestas, al llegar al paso de las montañas se fijo en el cielo, en el se podían ver la silueta de dragones y otras bestias mágicas ocupando el cielo de las montañas. Decidió seguir al norte y tras cruzar el paso de las montañas se topo con un hombre que había acampado cerca del camino, el hombre le dijo que no sabia que estaba pasando, pero que vio a un caballero, a una mujer y a un elfo dirigirse al norte.
Tras hablar con el hombre y advertirle que se alejara de ese lugar retomo su camino rumbo a Wendalzh, en el camino cerca del cruce con las granjas al pie de las montañas se topo con seres de otro plano. Dio a muerte a dos antes de seguir su camino al bosque, debía encontrar respuestas y en el bosque fue donde comenzó todo.

Al llegar al bosque vio a Leobald, Laura, Edelgar y Barvader junto a un fuego en la entrada al bosque hablando sobre lo que ocurría. de pronto el cielo parecía desmoronarse y una gran silueta alada se imponía en el cielo, el viento trajo con si un mensaje. Mientras Lucien asombrado ante semejante ser se acordó de Balagosth la gran sierpe roja que dormía en aquellas montañas, el grupo rápidamente se oculto bajo los arboles atentos a la gran sierpe que sobrevolaba la zona. Laura dijo tenemos que ir a ver lo que pasa y salio de su escondite, junto con ella el resto del grupo. Tras debatirlo decidieron ir a buscar respuestas y se prepararon para el viaje.
Al llegar al cruce de las granjas se toparon con mas seres de otro plano slaad, junto a ellos había una extraña niebla que distorsionaba la realidad. Edelgar disipo con su magia varias zonas por las que el grupo pudo pasar, Lucien decidió hacer uso de la magia de su capucha y conjuro sobre el visión verdadera, ahora ante los ojos del paladín muchas de las zonas que el creía ser reales se tornaban sombrías. Cerca de las granjas junto al rio se toparon con un dragón negro que Lucien veía hecho de sombras.
Laura y Edelgar cayeron en el combate contra el dragón de sombras y los slaad, Lucien y Leobald tuvieron que retroceder para reponer las protecciones y vendar las heridas. Lucien le entrego a Leobald un pergamino para revivir a una persona, el plan era que Lucien se encargaría del dragón malherido y Leobald rescataría a los caidos para sacarlos de allí.

Se consiguió dar muerte al dragón, con ello la búsqueda de sus amigos se torno mas fácil, encontraron los cuerpos inconscientes ocultos bajo un montículo de sombras que parecían estar echas de algo viscoso. El caballero en su vida había visto nada igual, cogió el cuerpo de Edelgar y lo saco de esa zona tan extraña. Cuando se aseguro de que se encontraba bien ambos regresaron a por Leobald y Laura que no habían salido de la zona llena de sombras. Cuando los encontraron vieron que estaban hablando con un colosal dragón que parecía estar tallado de un inmenso zafiro, no era un dragón de este plano y estaba muy cabreado por la perdida de una gema muy valiosa para el. La llamaba el zafiro de su vida, se trataba de una gema perfectamente tallada y de una hermosura sin parangón, el grupo no sabia de que les hablaba y les interesaba saber que había provocado todo lo que estaban presenciando. Por unos instantes Laura parecía divertirse con ello y que estaba jugando con el dragón que cada vez mostraba mas impaciencia, el dragón permanecía con los ojos cerrados y cuando los abrió por petición de Laura comprendieron que ocurría. El paisaje se torno mas caotico y destructivo que antes, todo era una grotesca ilusión producida por el dragón. Laura le dijo donde estaba la gema, que nunca había perdido pues estaba oculta entre sus escamas debajo de su cabeza. El dragón muy agradecido por la ayuda mostrada nos recompenso con un poderoso pergamino para devolver la resucitar a una persona, después de despedirse Laura y Lucien regresaron a Darromar con la labor cumplida.

Rugrim

09/01/2013 20:45:43

Laura salió de la ciudad para estirar las piernas un poco cuando al echar la mirada hacia el norte vio unas nubes rojas muy raras. De repente en su interior creció un ansia y una desesperación. Tenía que estar allí.

Cuando llegó al bosque de Weldazh el ansia interior había desaparecdo y estaba cayendo una densa lluvia de color ocre y maloliente. Las nubes se habían desplazado hacia las estrial. Pasados unos minutos confusos para Laura porque no recordaba muy bien como había llegado a Weldazh ni porque Edelgar conjuraba sobre ella, volvió a notar la creciente desesperación en su interior; pero estaba vez supo que no era suya. El viento traía unas palabras de búsqueda deseperada.

Laura tomó su decisión: iría a ayudar, así que convenció a los demás para ir allí (incluido a edelgar). Cuando llegaron unos hombres-rana de color rojo y verde les estaban esperando y junto con un dragón negro, un asqueroso, feo y malvado dragón negro les atacaron. Laura intentó golpear al dragon con su grandota espada, pero su piel era muy dura; así que se centró en los hombres-rana. Por desgracia los hombres-rana la rodearon y la dejaron exhausta. Justo antes de caer inconsciente se dio cuenta que los golpes no le llegaban a dar y que todo era una ilusión.

Cuando despertó Leobald intentaba levantarla. De repente un gigantesco dragón azul brillante como una gema aterrizó a su lado y les instigó para que le devolvieran su gema de nacimiento. Después de calmar un poco al dragón y averiguar qué buscaba exactamente, Laura divisó la amada piedra del dragón incrustada debajo de su cabeza. Intentó darle una sorpresa entregandosela, pero el dragón era mas sensible de lo que pensaba y le disgustó que la muchacha le manosease. Finalmente, Laura le indicó al dragón donde estaba su gema.

El dragón partió a su lugar de origen y el grupo se dispersó. Justo antes de partir de vuesta a Darromar, Laura echó la vista a lo alto de las montañas, segura de que los ojos vigilantes la verían perfectamente a pesar de la distancia.