kowalevskaya

12/09/2005 00:17:32

Cuenta: lordkryos
PJ: Veria
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Sentada en la aldea de Saulorr como últimamente solía hacer, llegaba la noche y Veria, sentada, mirando hacia el agua, se apresuró en encender un fuego. Estaba cerca de los árboles, pero ahora había un nuevo miedo en su vida... la oscuridad.

Tras encender el fuego, Veria se sentó muy cerca de él, cerca de la luz que ofrecían aquellas llamas y mirando asustada a todos los lugares donde las sombras te hacen jugar malas pasadas.

Rápidamente, emitió un largo y suave aullido, susurrando al viento el nombre de su madre. Un ligero crujir de hojas y el sonido inconfundible del pisar de una gran loba que bien conocía. De la espesura de los árboles, Mina, se acercaba hacia ella. Se miraron ambas a los ojos y la enorme loba se quedó a su lado, tumbada con la cabeza apoyada en las piernas cruzadas de Veria.

Mina estaba a su lado, como siempre que la necesitaba… aquella grandísima loba que la había criado, le inspiraba mucha confianza. Como el que tiene cualquier hijo cuando se encuentra en el regazo de su madre. [/i:10ff2073ad]

*acariciando a la loba y sin quitar ojo a las llamas*

¿Te puedes creer que ahora dicen que soy muy valiente? Creo que de todo lo que me ha ocurrido al llegar a un sitio con más gente como yo, nunca había pasado más miedo ni me había sentido tan sola… sin duda, estaba mejor con la manada, no debimos dejarlos aunque supusiera una amenaza para nuestro líder… nunca lo habría retado.
Quizás al contártelo, pueda pasar una noche más… temo volver a dormir, aquella oscuridad… tengo miedo a que cuando cierre los ojos, no pueda salir de ella.

Todo empezó en una calurosa mañana en Calim, andaba por el mercado dándole cosas a ese enano tan simpático, Bunus. Zorro salía de la ciudad y me llamó para decirme que se iba a ir de Calim. Quería hablar conmigo, así que nos fuimos a esa cascada que hay cerca de la mina, donde suele estar Gwen. Algo malo le había pasado a Zorro, al parecer alguien lo estaba buscando para matarlo y debía irse de allí cuanto antes. Bueno, lo que hablé con él no es ahora lo que quería contarte… el caso es que de pronto, Zorro me abrazó con fuerza. Me quedé un poco sorprendida, porque él no suele ser tan… efusivo.

Las cosas de aquel día son para mí un cúmulo de sorpresas… pues Ara y Gwen estaban por allí, esperando para contarme algo… algo que nunca han llegado a decirme, pero no sería importante. En pleno abrazo, Nenibel, llegó corriendo pidiéndome ayuda. Los dioses se tienen que estar riéndose de mí una barbaridad. Verás, Nenibel, es una gran druída, pero nunca habíamos hablado y como que no nos caíamos bien, a raíz de un suceso ocurrido con Kayron y con un demonio.

El caso es que al ver la expresión de miedo y desesperación de Nenibel, no pude negarle mi ayuda… estuve en una reunión con más druídas y me ofrecí a ayudarles en lo que pudiera, aunque en esta ocasión… no sería muy útil mis habilidades, como de costumbre. Ara y Gwen se acercaron también, notaron el peligro de la situación. Nenibel, apenas podía hablar, le faltaba el aliento, los nervios… quería contarnos demasiadas cosas a la vez y no nos enterábamos de nada.

Cuando Nenibel se calmó un poco, nos contó que en el desierto habían aparecido unos demonios que estaban atacando. Demonios muy poderosos y necesitaba ayuda, si continuaban su avance, no tardarían en llegar a Calim.

La sorpresa fue grandísima, no sólo por lo que me estaba pidiendo y su nueva confianza en mí… también porque nunca he sido muy valiente al luchar. De pronto, me vi rodeada de Zorro, Nenibel, Gwen y Ara… esperaban a que les dijese que tenían que hacer… oh, dioses, pensé, si al menos tuviera el mismo coraje que Ali… y dónde estaba ella ahora… necesitaba pensar qué haría ella que era como el líder de la manada, el macho dominante aunque fuera una hembra. Ellos me miraban y de pronto, pensé… por qué ir a buscarlos, siempre ha sido mejor defender tu hogar que ir al terreno de tu rival para luchar. Así que fuimos a las puertas de Calim a prepararnos para el ataque y buscar más ayuda o alguien más capaz que yo… Nica, Zar, Rander… cualquiera de ellos, serviría.

Pero al mediodía, en Calim, los jefazos de la guardia se van a comer a sus casas y aunque Calim no parezca demasiado grande, en realidad, tiene muchísimas casas como para ir puerta por puerta buscándolos. El resto de guardias… bueno, en su línea… se quedan mirando el mercado sin inmutarse.

Le pedí a Nenibel que se alejara de las puertas, a Ara que se pusiera en un sitio alto para aprovechar su mortal puntería con el arco y Zorro y yo, nos quedaríamos cerca de la puerta por si hubiera que llegar a ayudar en lucha cerrada contra esos demonios.

Pero no pasaba nada… el sol seguía dando fuerte en lo alto del cielo y había demasiado silencio. Ya sabes que el silencio es presagio de un peligro… entonces, Nenibel cayó en la cuenta y volvió a las puertas… debíamos advertir a los viajeros, teníamos que adelantarnos hacia el desierto y guiar a los viajeros hacia Calim.

Entonces… apareció la amiga de Mixar… aquel mago que me asustaba convirtiéndose en dragón, Eliveth. Venía también asustada, su maestro le había dicho que se fuera hacia Calim, al parecer un demonio les iba a atacar y bueno… poco más de lo que nos dijo Nenibel. Todavía no había aparecido nadie de los oficiales de la guardia… bueno, de los que yo conozco. Así que, nos pusimos en camino, Nenibel, Eliveth y yo…

kowalevskaya

12/09/2005 13:40:43

Mina descansaba con la cabeza apoyada sobre las piernas de Veria y ésta acariciaba su cabeza sin quitarle ojo a las llamas. En la aldea de Saulorr sólo se oía el susurro de una voz contando una historia y el crepitar de las llamas… por lo demás, la aldea estaba tranquila.

Teniendo a la vista las Montañas de la Marcha pero faltando aún unas horas para llegar, encontramos a un grupo que rodeaban el cuerpo sin vida de lo que parecía un elfo. Un elfo vestido de negro… Eliveth gritó de dolor, pues ese cuerpo sin vida era el de su maestro. Al parecer habían tenido un encuentro en el que el mago no había salido bien parado… por un momento pensé que lo habrían sorprendido, pues le hubiera bastado con convertirse en un dragón y asustarlos. El llanto de Eliveth y el silencio de Nenibel a mi lado me recordó que Ara me había dado un palo que decía que traía a la gente de vuelta… busqué nerviosa aquel cacharro y alzando al aire… diablos, me dijo lo que hacía pero no cómo se usaba… así que cerré los ojos y rocé con el palo el cuerpo de Mixar.

Como me decía Mara, no toda la magia es mala… Mixar comenzó a respirar y las lágrimas de Eliveth se convirtieron en lágrimas de agradecimiento. Los otros que estaban con Mixar empezaron a sanarlo y Mixar me miró y me dio las gracias. ¡¡Se acordaba de mí!! Bueno… las montañas nos esperaban y con Mixar recuperado y con ganas de devolverle la jugada a los demonios proseguimos la marcha a través del desierto. Nenibel me animó, dijo que había hecho lo correcto, parecía que todo saldría bien… que llegaríamos allí y acabaríamos con esos demonios que tanto nos aterrorizaban.

Toda esperanza se desvaneció cuando al llegar a las montañas vi a aquella cosa roja, enorme, no tan grande como un dragón pero sí mas imponente que un gigante. Cora, la paladina de Torm, se encaraba con él, alrededor de ella había más luchando, al verlo, mi valor y mi coraje desaparecieron. Aquel demonio cayó, pero necesitaron la ayuda de varios magos y la presteza en combate de tantos otros guerreros. Ellos lo llamaban Errtu, pero después me enteré que no, que era un bálor… una especie de gran demonio.

Vencido aquel ser, aparecieron también Ara y Ali… todo parecía ir a mejor, pero no nos imaginábamos lo que nos esperaba un poco más al norte. Rápidamente, Ali empezó a disponer a la gente para efectuar un ataque ordenado… como cuando cazábamos con la manada, cada uno tenía su función. Inspiraba confianza y allí todos los que estaban la respetaban y escuchaban con atención sus palabras e instrucciones.

Sin embargo, Ali tampoco sabía bien a lo que nos íbamos a enfrentar y nos dispuso en un sitio donde podríamos hacer un frente bastante cerrado, una especie de embudo… arqueros y magos detrás, y los mejores luchadores en primera línea. Ali que se preocupaba sobre todo de Ara, no cayó en la cuenta de que nos podían rodear fácilmente… sólo les bastaba rodear unas montañas para atacarnos por ambos lados, con el problema de que la retaguardia no aguantaría demasiado. Hablé con Nenibel y me quedé con ella atrás, con mis armas preparadas y vigilando siempre el paso que rodeaba las montañas.

El ruido de la batalla comenzó, pero mis ojos estaban pendientes del paso… Ara estaba muy cerca de un recodo y la podían sorprender, pero cómo iban a hacerme caso a mí, cuando nunca me habían escuchado… nunca hacen caso de los exploradores ni tampoco los dejan ir delante para ver qué peligros se pueden encontrar en los caminos.

La batalla estaba a mi espalda y parecía ir todo bien, los que allí estaban se mostraban muy optimistas, pero entonces, Ali avanzó para ver cuántos quedaban de ellos y tuvo que huir corriendo… sin darse cuenta que acababa de mostrarles el camino que debían seguir para encerrarnos. Cuando Ali apareció por aquel recodo, nos contó lo que nos esperaba al frente, había varios bálor, sucubos y otros… glabrezu. Volvió junto con la primera línea y entonces, aparecieron por el recodo orcos, ogros y demás… afortunadamente, los estaba esperando y pude pararlos junto con los flechazos de Ara que pudo recomponerse rápido de la avalancha que surgía a su espalda.

Entonces, los demonios hicieron su ataque frontal… muy devastador, casi barrieron con la primera línea y para sorpresa mía, mis flechas se partían al clavarse en sus enormes cuerpos. Bueno, pensé, el arco no es lo mío tendré que usar las armas y acercarme a ellos. Antes de irme, les dejé algunas pociones a Nenibel y a Eliveth para que las usasen si tenían que huir rápidamente.

Un bálor empezó a avanzar hacia nosotros y vi a Cora en el suelo, no había podido detenerlo, Ali estaba luchando contra otro… nos habíamos dispersado y los demonios se acercaban a la última línea… sin pensármelo dos veces, volví a coger el palo aquel y fui corriendo a por Cora, ella lo pararía… pasé al lado del bálor y no me hizo nada, parecía tener claro a por quien tenía que ir… cuando Cora se levantó, el bálor nos daba la espalda, era el momento de atacarle… momento en el que observé que mis armas tampoco le hacían daño, le golpeaban pero no hacían mella…

El miedo me inundó de arriba abajo, si no podía hacerles nada ¿cómo iba a poder ayudarles? ¿Qué podíamos hacer los que estábamos allí? Nuestros compañeros caían demasiado rápido y nuestro grupo iba quedando muy diezmado, mientras que los demonios seguían esperándonos al norte de las montañas.