Dilvish

13/12/2005 11:23:27

[i:b0d31c151d]El tiempo corría despacio junto al pilar que marcaba su paso.

Tres ciclos. Tres ciclos era el plazo que el elfo oscuro había pactado para la realización del "trabajo". En la hora señalada se dirigió a la base de Narbondel con el fin de recibir las pruebas del resultado de su encargo.

Después de la larga espera sabía que algo había ido mal.

Durante años había creado una red de contactos en la ciudad de Menzoberranzan. Hubo un tiempo en que pocas cosas ocurrían en la ciudad sin que llegaran a sus oídos. Ahora no era asi. Su larga ausencia de la ciudad y las numerosas bajas ocasionadas por la reciente batalla contra las drañas, habían diezmado a sus informadores.

Tendría que solucionar ese contratiempo.

La cólera desfiguraba los rasgos del varón cuando cubierto todavía por un manto de invisibilidad, susurró palabras del arte que le transportaron a la taberna del bazar... sin pensar bajó a la zona de las prostitutas en busca de la súcubo.

Golpear aquel demonio y ver como disfrutaba, incluso más que él, al recibir el castigo, era sin duda gratificante...[/i:b0d31c151d]

//Esto suspende, veremos por cuanto tiempo, una acción de rol de ayer noche...

1saludo

Dilvish

16/12/2005 19:32:09

[i:c283132235]Mientras se abrochaba el pwafwi negro azabache, Ilkar miró a la súcubo. Que fácil era distraerse con su belleza antinatural! Incluso atada como estaba, marcada por varios golpes, sucia... su atractivo podia hacer que cualquier varón perdiera la cabeza.

Por lo menos cualquier varón con mas tiempo libre.

Envuelto en su capa y con una mano en la empuñadura del estoque, Ilkar atravesó la taberna del bazar.[/i:c283132235]

Dilvish

19/12/2005 19:33:40

[i:5dbf538c2b]Ciclos más tarde, el guerrero saboreaba un vaso de Barrison Del'Armgo en solitario. La empuñadura de su espada corta, "Hoja Gélida", sobresalía de su hombro derecho junto a los dos estoques. En lugares estrechos y atestados de gente, su reducida longitud era una ventaja.

No lograba dar con el mercenario.

En condiciones normales, su red de contactos le haría conocer su paradero en horas. Después del asedio a la ciudad, era normal tener dificultades, pero esa falta total de noticias le extrañaba sobremanera.

Ni nobles, ni comerciantes, ni plebeyos... nadie era capaz de arrojar luz sobre la existencia del varón. Necesitaba encontrarle. Se jugaba mucho en este intento.[/i:5dbf538c2b]

Dilvish

28/12/2005 15:03:03

[i:12cc170bd2]Los soldados abrieron la jaula despacio. Sabían que su compañero gustaba de entrenarse en combates reales, a muerte, contra criaturas traídas de tierras lejanas.

Pero, al contrario que en otras ocasiones, la jaula no contenia criaturas sacadas de la pesadilla de una mente perturbada. Solo un rivven que, sentado en el suelo de madera, observaba a Ilkar desafiante.

- "Mer'yth, Ilfher'un... hacedle salir".- dijo el drow con tranquilidad. Dos cimitarras enfundadas descansaban en una mesa a la izquierda del guerrero. Los soldados empuñaron sus lanzas, y amenazando al humano cumplieron las órdenes.

El rivven no llevaba armadura, aunque sus ropas de cuero en tonos oscuros, eran propias de un guerrero. Los golpes recibidos durante el cautiverio habían marcado su rostro, asi como una runa en la frente que, impuesta mediante la magia, indicaba al mundo que su portador era un esclavo perteneciente a la Casa Agrach Dyrr.

Sin mediar palabra alguna, Ilkar se adelantó y con un rápido movimiento de su estoque ígneo, cortó las ligaduras del cautivo. Caro había sido su precio, pero el relato de uno de los oficiales de la Sexta Casa sobre su habilidad con las armas decidió su compra.

-"Bien rivven, tu y yo...".- dijo el guerrero drow, señalando con un gesto las cimitarras de la mesa. "Soldados dejadnos solos y cerrad las puertas"

El guerrero humano entendió los gestos de su interlocutor, a pesar de no hablar el idioma de los elfos oscuros.

Esos demonios oscuros habían caido de noche sobre la caravana que dirigia, aniquilando a todos sus ocupantes. Solo él pudo resistir. Abatió uno tras otros a todos los espadachines que osaron acercarse a sus cimitarras... hasta que un virote envenenado se clavó en su cuello desprotegido y se creyó muerto. Cuando despertó vagaba en completa oscuridad por las cavernas de la infrasocuridad. Un tiempo de golpes y privaciones, que se alojaba en su mente como una sombra... pero ahora tenía la venganza al alcance de su mano. Estaba muerto. Lo sabía. Pero podía matar a ese maldito drow y intentar callar con su sangre la voz en su interior que lloraba la muerte de sus hombres y de las mujeres y de los niños... si, los niños que fueron ejecutados mientras él peleaba por su vida contra esos malnacidos... sin poder hacer nada.

-"Coge tus armas.".- dijo Ilkar, en un común fuertemente acentuado. Sin soltar el estoque, se acercó a la mesa y le arrojó el cinturon con las dos armas envainadas. A la vez sacó de su cinturón una pequeña estatuilla de piedra blanca. "Este objeto contiene un conjuro de teletransporte. Si alguien la rompe le llevará instantáneamente hasta una caverna natural cerca del camino del comercio, a una jornada de la metrópolis de Aguas Profundas."

El humano le miró extrañado. Sabía que era una trampa. Tambien sabía que no habia mas opciones que el combate. Cogió al vuelo las dos armas y en un único movimiento arrojó las vainas al suelo. "FríoDeHueso... SangreDeTroll...".- dijo quédamente.

Las dos palabras de activación insuflaron la vida en las hojas curvas. Destellos blancos y verdes se reflejaron en el arma del drow, que a su vez brillaba con la luz cálida de las llamas.

El humano estuvo tentado de gritar su nombre, y de recabar la misma información de su enemigo. Siempre lo había hecho en los duelos. Consideraba honorable saber a quien mataban sus espadas... o quien sería capaz de arrebatarle la vida. Sin embargo no lo hizo. Solo ataco en silencio... casi furtivamente.

Ilkar le recibió son una sonrisa en el rostro. Paró con el estoque el primer corte bajo del rivven y esquivó con facilidad la estocada dirigida a la cabeza. Retrocedió con dos pasos atrás y, de repente, se lanzó con una estocada de fondo, flexionando las piernas para incrementar el alcance.

El humano desvió con facilidad el ataque, usando la guarda de una de sus cimitarras. Él a su vez, también retrocedió buscando evaluar las habilidades de su adversario. Su ventaja era el uso de dos armas. Tenía que conseguir arrinconar al drow, de forma que no fuese capaz de esquivar los ataques... sin pensar mas en ello, avanzó de nuevo.

Mientras se adelantaba para interceptar al rivven, Ilkar desenvainó la espada corta que llevaba en la espalda. Su hoja, reluciente y llena de indescifrables runas, brilló captando los colores que provenían del resto de las armas. "Wakizashi" la había llamado el mercader rivven que se la vendió... ignoraba el significado de aquella palabra, pero su filo aguzado era capaz de cortar limpiamente un trozo de tela en el aire.

Durante un buen rato, intercambiaron cortes y estocadas, sin conseguir dañar seriamente a su objetivo. Ambos a la vez retrocedieron, y tomando resuello, enfrentaron sus miradas, como si de esa forma pudieran continuar el combate empezado.

-"Tu esgrima es aceptable, rivven... aunque no te puedes comparar con un Maestro de Armas drow, desde luego.".- dijo el elfo oscuro.

El humano no contestó.

Su mirada fue del guerrero rival a la mesa, y de esta, otra vez, hasta el drow. Sentía curiosidad por la estatuilla. Con gran detalle representaba una criatura mitad elfo oscuro y mitad araña. Intentó no volver de nuevo la vista hacia el objeto, pues en todo momento podía sentir la mirada de Ilkar fija en él. Controlándole. Evaluando sus reacciones. Esperando el ataque que ambos sabían que llegaría.

En un intento de sorprender al elfo oscuro, el humano lanzó las cimitarras hacia la cabeza de su oponente. Las armas giraron atravesando la sala. Sin pararse a ver el resultado de su acción, el humano corrió hacia la mesa y logró agarrar la estatuilla blanca con las manos. En ese momento giró la cabeza y vió como las dos espadas se estrellaban en la pared del fondo.

El espadachín drow habia desaparecido. El estoque en el suelo, era la única prueba de la existencia del combate.

Una fluctuación en el aire a su espalda le desveló lo ocurrido. En sus años como aventurero, había visto a magos utilizar el teletransporte. Rompió la estatuilla, esculpida en piedra caliza, en el mismo momento en que sintió la hoja corta de su enemigo penetrar en su hígado... no ocurrió nada.

-"Me has mentido...".- el humano habló por primera vez. La sangre ascendió por la garganta hasta manchar sus labios.

-"Si...".- dijo Ilkar. Y su mano libre tiró del pelo del rivven exponiendo su cuello, en el que el "wakizashi" dibujó un arco perfecto... silenciándole para siempre.

-"Nunca sabré quien me mata...".- fue su último pensamiento.[/i:12cc170bd2]

//Al final, la situación de rol que se anuló me ha llevado a escribir un relato sobre mi personaje drow. Es posible que no deba estar aqui este post. Si alguien piensa asi, que cambie todos a la sección de Historias de los Personajes o al foro de la Casa Oblodra.

1saludo

Braxle

28/12/2005 16:39:14

//muy buena hsitoria( aunque no se que es lo que se ha anulado,xd pero buena historia,xd)