Alaber

01/07/2006 18:48:53

EL COMIENZO

Abrí rápidamente los ojos... pensaba que había tenido un mal sueño. La verdad es que no le hago mucho caso a los sueños, pero este no me había gustado nada.

-¿Dónde estoy?- Miré alrededor para hacerme una idea de lo que había pasado la noche anterior y no descubrí nada nuevo... era una habitación como otra cualquiera en la que ya había estado antes. Todas mis cosas estaban ahi; las miré y pude tranquilizarme.
Una vez recogidas todas mis cosas, salí por la puerta aun sin saber que el descubrimiento que haría esa misma noche cambiaría mi vida y probablemente la vida todas las criaturas de este mundo.

-¿¡¡Qué!!? ¿¡Tanto por este mediocre desayuno!?- Exclamé cuando creí ser timado por el posadero. Sólo había pedido una hogaza de pan y un vaso de leche de cabra, y más bien me daba la sensacion de tener que pagar por un suculento venado con sus patatas y buen vino.

-Mira mediano- dijo el posadero sin percibir la ira que irradiaban mis ojos; ¡Cómo puede ser que ese estúpido posadero no me haya reconocido!- Ya te lo advertí anoche- prosiguió- que si os quedabais más aqui deberíais pagar por todo lo que os agenciasteis que no os pertenecía- se cruzó de brazos esperando mi reacción.

Con un gesto sereno me arreglé el pelo le miré fijamente a los ojos y le dije: -Bueno, bueno, puesto que veo que no sabeis quien soy ni la importancia de mi presencia en su posada, haré la vista gorda por esta vez- mientras metía la mano en mi bolsillo para sacar una cantidad de dinero infinitamente menor que la que pretendían que pagase- así que tomad esto. Le arpeté la mano con fuerza, aunque él disimulaba muy bien y parecia que no le hacía daño... pero seguro que no era así, estaría temblando por dentro con mi presencia, con el dinero entre su mano y la mia. Le cerré su mano me di media vuelta y me fui resuelto.

-Que bien se queda uno cuando hace una buena obra- me dije mientras caminaba con paso ligero hacia la puerta.

-¡¡¡ESPERA AHI!!!- tronó una voz desde el fondo de la taberna. Yo seguia con mi paso ligero hacia la puerta que ya solo estaba a unos pasos. Dos guardias me cerraron el paso cogiéndome por la capa- ¿Ocurre algo con este mediano?- espetó uno al posadero. ¡¡Este mediano!! Pero cómo se atreve... si soy el mismisimo Fram; menuda pandilla de ignorantes. –Sí- respondió el posadero. Su sonrisa parecía de malicia, supongo que porque la ignorante guardia ahora estaba de su parte- el mediano no ha pagado su deuda.- ¡Y dale con “el mediano”! Fram, Fram, ¡¡FRAM!! ¿tan dificil les resulta a estos “patas largas”?- Llevarlo a la cocina, vamos a enseñar a este lo que significa no pagar aqui.

¿Sabíais que los guardias llevan 50 monedas cada uno? Yo lo descubrí ese mismo dia mientras me llevaban a la cocina. Con toda la diplomacia que cabe esperar de un mediano como yo, resolví el caso enseguida. –Toma, aqui tienes 50 monedas por el desayuno, y 50 más por las molestias; creo que con esto resuelvo todo malentendido que haya perturbado la paz de este hermoso lugar-. Todos me miraron sorprendidos, pero debió colar, porque me dejaron ir sin más y el posadero invitó a los guardias a unas jarras de buen vino. Alli quedaron riendo tranquilos.... que bien sienta hacer una buena obra.

Resuelto el caso, salí de la ciudad en dirección Norte sin saber adónde me llevarían mis pasos. A mitad de camino entre ninguna parte y mi destino me encontré a un hombre inmovil; de pie sin mas.

-Hola hola- como es habitual cuando quieres saludar a alguien- es peligroso salir solo por estas tierras, ¿sabias?-. Me miró desde la profundidad de su capucha y me dijo: Bueno, no soy el único que anda solo por ahi- obviamente refiriendose a mí. Vaya, veo que no llevas armas- me apresuré a decrile; yo por lo menos tenía dos vainas con sus respectivas dagas dentro-. Eres muy observador mediano aunque te equivocas- me enseñó su arco colgado de la espalda y prosiguió- aunque las armas en realidad no es lo mío-. No me dió tiempo a preguntar a qué se refería con eso cuando una manada de lobos enormes se nos abalanzaron. Antes de que pudiera sacar uno de mis cuchillos, uno de los lobos ya estaba en el suelo con la cabeza del revés. Me fijé en el encapuchado y....¡No había tocado el arco, seguía con las manos desnudas! Resolví a lacar uno de mis cuchillos y de un corte limpio dejé a otro lobo fuera de combate. Me volví por si el hombre necestiaba de mi ayuda y así me pareció. Él estaba rodeado por dos lobos, así que saque mi arco y disparé. El problema es que no llegué a atinar en mi objetivo. Sorprendente mente el hombre agarró mi flecha al vuelo y la redirigió hacia uno de los lobos atinando en el blanco, y con un movimiento de sus piernas inmovilizó al otro. Una vez inmovilizado... bueno, no quiero abundar en detalles; sólo diré que esa noche tuvimos una suculenta cena a base de lobo.

-Ya veo, así que usas los puños- dije desde mi posición con las manos en la cintura. –No se me dan bien las armas- respondió- ¿y a tí?- Lo miré con una sonrisa y le respondí: -A mí se me dan bien todas, excepto las que son más grandes que yo-. Mi comentario pareció hacerle gracia.

-Bueno, como ya sabrás estás enfrente del mismisimo Fram, pero ¿cómo te llamas tú?
-Puños, puedes llamarme Puños (ese hombre era Arn).