nail2005

24/07/2006 16:51:05

Rond Steal despues de un largo viaje llega a las puertas de la ciudad de Vado. Tras saludar a varios guardias se dirije al castillo de la ciudad. una vez alli habla con uno de los guardias.

Rond: Saludos.
Guardia: *no se inmuta*
Rond: Traigo una carta para un consejero de la ciudad. *le ofrece la nota*
Guardia: *toma la nota y lee* mmm.. una carta para el consejero Azarian. Yo me ocupare.

En la carta pone:
"Saludos caballero Azarian, se rekiere su asistencia en el bastion, una vez alli se le pondra al corriente de los acontecimientos. Atentamente Rond Steal, Guerrero de Torm."

// He roleado yo como guardia porke no habia ningun dm cuando lo hice. si no os parece adecuado se puede cambiar.

VL

24/07/2006 17:28:08

[i:f9e03af124]El viejo caballero estaba sentado en un claro donde la brisa hacía más soportable el calor. Su escudo yacía apoyado sobre el tronco de un arbol, donde la luz de la luna dejaban entrever el emblema del Brazo de lo Justos. Habían pasado muchos años desde su marcha a las lindes de Rashemen. La nostalgia de su pasado le habían llevado a visitar, tal vez por última vez, las tierras de sus ancestros tuiganos. El Bastión pensó... cuanto tiempo hacía que el viejo caballero no paseaba por sus pasillos... El recuerdo empañó de lágrimas sus ojos cansados. Empezó a evocar los momentos anteriores a su viaje, su marcha del bastión y su cargo de consejero del Vado de la Daga, el cual apenas desempeñó durante escasos meses. No era un hombre de política, su vida era vagar por los caminos y prestar su ayuda a aquél que lo necesitase. Pero se hacía mayor y sus huesos se lo decían. Por el camino había encontrado viajeros que le hablaron sobre Proust y sus recientes desmanes... A buen seguro su visita a la ciudad no iba a ser agradable. Mejor, pensó. Así tendría una excusa para abandonar ese cargo. Los primeros rayos del sol se dejaron entrever en el claro. Recogió sus exiguas pertenencias y ajustó los cierres de su armadura. Su espada sagrada pendía del cinto. Se llevó las manos a la empuñadura y rezó a Tyr bajo los primeros rayos de sol de la mañana. Estaba cerca de la ciudad, pero prefirió esperar a la mañana para aproximarse a la ciudad, no quería que su vuelta fuese algo furtivo en la noche. Las puertas de la ciudad estaban cerca, ya divisaba la guardia apostada en sus atalayas. A una señal desde una almena tres arqueros apuntaron al paladín que gritaron al caballero que se aproximaba. El viajero sacó su báculo de consejero de la ciudad para que reconociesen a su portador. Un chirrido metálico sonó tras las puertas y dos guardias armados de alabardas se aproximaron al paladín que esperó en su posición hasta que se aproximaron los suficiente...

-Disculpenos consejero. En la ciudad se decía que habia muerto y cosas peores, pero veo que no eran más que habladurías.
-Disculpados estan guardias. Hace demasiado tiempo que me fui, es normal que circulen esos rumores. Quiero hablar con Proust, es eso posible miliciano?
-Su visita será anunciada caballero Azarian, pero por favor venga con nosotros al cobijo de las murallas mientras Lord Proust es puesto al corriente.

El paladín se fue en pos de los guardias y llegó hasta las puertas. Un joven esperaba nervioso en la puerta con un papel en la mano.

-Consejero, hará unos días llegó esta misiva para usted...

El paladín recogió el papel y inclinó levemente la cabeza en un gesto de agradecimiento. Levantó la vista y miro a uno de los guardias...

-Disponen de caballos miliciano? Solicito me presten uno... disculpenme con Proust, prometo venir cuanto antes, pero otros asuntos requieren de mi presencia...

En cinco minutos el caballero tenia un corcel presto para emprender el viaje a Calimsham. Su visita a Vado había sido breve, volvió a marcharse como la primera vez, sin dar explicaciones y sin mirar atrás[/i:f9e03af124]