M_v_M

18/08/2006 11:06:19

Se disponía a salir de la ciudad de Cálimport a por unas hierbas que servirían para elaborar pociones de anticoncepción, tan demandadas ultimamente, cuando una pantera apareció a las prácticas puertas de la ciudad.
A su lado estaban varios de los tipos que se habían ido con Vállorac a Aguas Profundas haría unos días, y ninguno de ellos reconoció que esa pantera pudiera ser una convocación suya...
Hasta que el nigromante alzó la mirada hacia la lejanía y descubrió a una extraña mujer encapuchada, con dos grandes alas a su espalda... La pantera regresó a su lado, totalmente amaestrada.
La figura se dirigió hacia el desierto, fuera de los muros de la ciudad, siendo seguida de cerca por Vállorac y los otros tres individuos, que huyeron despavoridos nada más ver su extraña naturaleza...

Pero él quería saber algo más, y no iba a desperdiciar una ocasión como esa...

-Perdonad, gran dama -dijo usando el tono que consideró más adecuado- Acaso sois de otro plano de existencia?

La mujer se volteó suavemente antes de responder al humano, clavándole sus ojos rojizos bajo la capucha en el único ojo que a él le quedaba...

-Otro plano...sí...

Vállorac pensó durante unos instantes sobre lo peligroso que era hacer lo que haría a continuación...seguir indagando.

-Y si es pediros mucho...podríais decirme si sabeis algo de las alteraciones en este plano? Vuestro motivo para visitarnos?

La mujer alada se encaminó lentamente hacia el sorprendido arcano, llevando su mano a la frente de él... Su tacto era gélido y perturbador...
Tras unos instantes que parecieron una eternidad, una sonrisa macabra se dibujo en el bello rostro encapuchado de la mujer...

-Sí...percibo en ti...una gran aura de maldad...

Moreese, totalmente ensimismado con la aparición de tal ser, no pudo sino seguir escuchando atónito lo que le decía, bebiendo de sus palabras como si del más dulce néctar se tratase...

-Sígueme, humano...

La mujer levitaba sobre la arena del desierto, en esa noche cerrada, guiándolo hacia una pequeña cueva desierta en mitad del camino...
Una vez allí, la mujer se bajó la capucha, dejando al descubierto unas bellísimas facciones, y una melena negra como la pez que le caía por la espalda. Sin decir palabra, y por cortesía, el mago hizo lo mismo y se descubrió el rostro, dejando ver su desgreñada melena, su barba de varios días y su parche tapándole la cuenca izquierda...

-Entonces, cuáles son vuestros propósitos aquí? -preguntó armándose de valor.

-Antes...háblame de quién eres...de lo que quieres llegar a ser...

Pensando en que no sería buena idea ocultar ningún pensamiento, y ni mucho menos mentir, a una maldad tan verdadera y tangible, el nigromante contestó sin titubear:

-Soy Moreese Vállorac... mago arcano, buscador de gloria y poder...de eternidad y miedo...de mi destino.

-Interesante... -respondió ella tras asimilar su respuesta- Así que buscas el destino que te mereces...Gloria y poder.

El nigromante asintió mirándola a aquellos ojos malvados pero cautivadores, reuniendo valor para su siguiente pregunta:

-Ahora ya sabéis lo que soy y lo que busco... -de repente reparó en unos grandes colmillos que sobresalían de sus amoratados labios, y pensando en la palabra "Nosferatu", concluyó- Me debéis decir que sois y qué buscáis...

Ella sonrió, dejando ver aún más claramente los colmillos.

-Lo que soy, parece que ya lo sabes...Y en cuanto a lo que busco...sólamente servir a mi deidad...

-Por lo que sé, sois un Nosferatu...un vampiro...Deciros que yo también busco lo que mi dios busca...

-Y qué dios es ese al que sois tan fiel?

Tras unos instantes de duda, no tuvo más remedio que decir la verdad:

-No sirvo ni soy fiel a otro que a Velsharún.

La vampira volvió a sonreir.

-Shar, diosa de las tinieblas y del mal...

Ante tal respuesta, la cabeza y el corazón de Vállorac dieron un vuelco... Entonces todo esto no encajaba...las perturbaciones, el plan entre Ynberg y él...y ahora una enviada de Shar...

-Y no estoy aquí como cazadora de sangre, sino como buscadora de adeptos... He descubierto una maldad incipiente en ti...algo que podría llegar a perfeccionarse con el tiempo...siempre que decidas unirte a nuestras filas...

Las preguntas volaban sin descanso en el cerebro del arcano... ¿Unirse a Shar, participando en el aniquilamiento de la Urdimbre? Aquello se estaba volviendo cada vez más y más abstracto...

-Y bien...qué me dices...Te aseguro que si lo que buscas es tu destino de poder y gloria, no lo alcanzarás de forma mejor... Además... he percibido en ti algo que me hace pensar que puedes llegar lejos entre los sirvientes de la Diosa...

Viendo que el mago estaba hecho un mar de dudas, la vampira le dijo que se acercase a ella y, tras hacerlo, tocó su cuello, sumiéndole en un estado de trance, en el que las imágenes se sucedían por su cabeza...

Vio un castillo alzado entre una gran zona nevada... De ese castillo emanaba una gran fuerza mágica, distinta a todo lo que había podido sentir nunca el arcano. Dos enormes bálors con espadas llameantes custodiaban la entrada del mismo... Y dentro de la fortaleza, entre las tinieblas más absolutas se encontraban tres tronos, con una figura oscura en cada uno... y en el suelo, semidragones y otras criaturas de no menos deleznable naturaleza, rodeando un círculo con una estrella roja de cinco puntas... Y en el centro de aquél circulo...

La mujer quitó la mano del cuello del arcano, y al hacerlo, concluyó la visión...

-Qué...era...era...eso? -Preguntó Vállorac aún conmocionado por el viaje y por lo que había visto.

-Es el reino y el castillo de Malkuth...hogar de las tres señoras y... del poder más oscuro de todos...

Todo encajaba ahora... los arcanos alrededor del círculo de convocación...era magia de círculo, sin duda... entonces uno de esos seres tenía que haber sido el responsable del ataque a Aguas, cuando dejó caer ese libro tan raro...

-Que contestas, mortal...

En ese momento, Vállorac el contó a la vampiresa su encuentro con la que se hacía llamar Ynberg, y el acuerdo al que habían llegado entre ambos... Para asegurarse de que todo iba por el mismo camino; pero para su sorpresa, la mujer desconocía quién era esa tal Ynberg... Pero se mostró complacida con el retorcido plan que ambos habían elaborado...

-Eres un diamante todavía sin pulir... -fueron las palabras de ella y además, viendo la incertidumbre en el arcano, añadió- no tienes por qué contestarme ahora... Volveré cuando estés listo y tengas tu respuesta...

Se colocó otra vez la capucha, con intención de salir de la cueva antes del amanecer y llegar a su lugar de reposo, pero las palabras del nigromante la interrumpieron de nuevo:

-Pero entonces...si la Urdimbre se desmorona...podré aprender...a usar...la otra Urdimbre?

La vampiresa sonrió a modo de afirmación, trasmitiendo seguridad a Vállorac, mientras salía volando de aquella grieta...

Dejando a Moreese Vállorac sin saber qué hacer...

M_v_M

18/08/2006 11:07:36

//Y me entero ahora, después de soltar toda esta parrafada, de que la han matado :cry: ahora que hago yo??

M_v_M

21/08/2006 03:13:05

Los días pasaban, y Vállorac ya tenía clara la respuesta y por entero, sus intenciones. El plan seguiría su curso tal y como se había acordado con la tal Ynberg, pero desde el mismo bando y con mayor beneficio...

Con todos los arcanos buscando una fuente de poder que no se sabía si existía, el riesgo para ellos era constante, y las posibilidades de que muriesen, mayores...

Pero las lunas se sucedían y la vampiresa no hacía acto de presencia... Ni un enviado, ni una señal... nada...

Transcurridos tantos soles, Moreese Vállorac comenzó a pensar lo más obvio y apropiado para un enviado de la diosa de los engaños...

Aquello había sido un engaño...una especie de trampa... Una puesta a prueba...

Pero, ¿oara qué?

M_v_M

27/08/2006 04:14:54

Llegaba al mercado en una mañana calurosa como tantas otras, cuando el arcano reparó en la presencia de una figura femenina ataviada por completo de negro... Era ella... Ynberg.

Pensando en que quizá sería la señal enviada después de tanto tiempo sin la aparición de la vampiresa y de la mujer, Vállorac se acercó a ella, que no le reconoció en un principio. Tras darse cuenta de quién era, el conjurador señaló hacia fuera de los muros con la cabeza, indicándola que deberían hablar en un lugar menos concurrido.

La enviada de la diosa lanzó sendos conjuros sobre ella y sobre Moreese, con la intención de que vieran cualquier posible intento de seguimiento. Tras unos rodeos por el desierto, meramente para despistar, llegaron a un hueco entre las montañas del desierto... ideal para la conversación que se llevaría a cabo.

-Bien...qué quieres -medio preguntó y medio amenazó la extraña mujer.

Esa salida le dejó desconcertado... ¿no sería ella la que debería querer algo de él? Tras sopesar su respuesta, dijo:

-...No viene enviada por ella, ¿verdad? Por la vampiresa...

La mujer contestó negativamente a esa pregunta, y luego el nigromante narró todo lo sucedido en su anterior encuentro con Leknat, y la proposición que ésta le ofreció... La de convertirse en general de la diosa oscura, Shar.

-No...no tengo nada que ver... siquiera sé de qué me habla... Ya sabe quién me envía, no sirvo a los designios de nadie más...

Tras encajar esas palabras, recapacitó unos instantes... Lo mejor sería informar de lo sucedido hasta el momento actual, y ver cuáles serían los futuros planes de tan misteriosa enviada.

-Los arcanos están confusos, tal como me dijo... Rastrean cada porción de terreno en busca de el aura de poder que ese supuesto Mythal desprende...

Ynberg escuchaba atenta e inmutable sus palabras, empezándo a fundirse con las sombras del atardecer.

-El arcano Laugrim y yo buscábamos a los clérigos de Mystra supervivientes...ya que por alguna razón... -el mago la miró sonriente y esperando algun gesto que delatase las intenciones de la mujer- ...el templo de Aguas Profundas cerró y ningún clérigo de la dama ha sido visto desde entonces...

Ella se limitó a asentir y seguir escuchando.

-Y el otro día lo encontramos... se llama Earyl. Estoy postergando su encuentro con Laugrim todo lo que puedo, esperando a que me diga el siguiente paso y qué hacer en esta situación...

Vállorac ya no sabía los beneficios que esto podía reportarle, incluso dudaba de su seguridad si seguía al lado de esta tal Ynberg...Que sin un atisbo de emoción en sus palabras, espetó:

-Hay que destruirlos... a los dos.

Eso sí que escapaba de su control... Laugrim no había hecho nada que mereciese tal destino, y el arcano intuía que de todo esto no iba a sacar ningún beneficio directo... Aún así, decidió seguir tratando de ello con la mujer.

-Pero ambos son poderosos, y no se dejarán matar tan fácilmente. Además, según tengo entendido, planean realizar algún tipo de rito para invocar el favor de la dama en todo este asunto...

-Más razón para borrarles del mapa inmediatamente...

Aunque entendía sus razones, Vállorac no acababa de ver claro su papel en todo esto, así como tampoco los objetivos de Ynberg. Trató de convencerla...aquello delataría demasiado sus ambiciones, y le dejaría al descubierto.

-El poder de Laugrim y el mío propio van casi a la par... pero creo que el clérigo es más fuerte áun de lo que pueda aparentar...

-Por eso necesitaremos un asesino...

-¿Un asesino? ¿Qué asesino lo suficientemente bueno...o loco...querría enfentrarse a tales enemigos?

-El Khanduq. Ese lugar esta lleno de tipos así.

Por un lado, ansiaba el poder que podría conseguir...transcurrido mucho tiempo, eso sí... Sopesando las dos opciones... el nigromante llegó a la conclusión de que de las dos maneras arriesgaba su vida, por lo que decidió seguir adelante.

-Bien... me cambiaré y nos dirigiremos allí.

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Unos minutos después, ambos ataviados de negro de la cabeza a los pies, cruzaban las puertas del palacio de Pook, en el barrio del Khanduq.
Nada más hacerlo, el mediano sentado a la entrada dejó de juguetear con su daga y les atendió.

-Bienhallados seais...¿desean algo?

Vállorac se limitó a esperar que la mujer declarara sus intenciones.

-Venimos necesitados de los servicios de su cofradía -fue su gélida respuesta.

-Mmm... ¿y qué le hace pensar que hemos de proporcionárselos?

Ynberg sonrió.

-Tenemos oro con el que pagar nuestra proposición.

El pequeño mediano devolvió la sonrisa.

-Ya, todo el mundo tiene un precio, ¿verdad? ¿Y de qué se trata?

Viendo que la mujer resultaba ser de pocas palabras incluso en momentos como ese, fue Vállorac quien contestó, frío y tajante, como de costumbre:

-Dos asesinatos. Precisos, rápidos... sin hacer ruido.

Dos incómodos segundos pasaron en el palacio, hasta que el mediano contestó.

-Vaya...directo al grano, ¿eh?... Un segundo.

Y se encaminó a lo profundo del edificio, dejando solos en el vestíbulo a las dos negras figuras encapuchadas, dejando tiempo a Vállorac para reflexionar sobre el sentido de todo aquello...

Transcurridos unos minutos, el arcano le pidió a la mujer que lanzase sendos conjuros de Visión Verdadera... bien poco se fiaba de sitios y de gente como aquellos...

El mediano retornó al poco tiempo, todavía con la sonrisa pintada en su rostro, indicando que le siguieran. Tras un breve paseo por las estancias de aquel degradado palacete, llegaron a una puerta, que el mediano abrió antes de regresar a su silla en la entrada.

En la estancia flotaba una suave niebla de vapores, procedentes de unas termas emplazadas en el fondo de la habitación, en las que se bañaban unas cuantas mujeres humanas. Entre unos cojines, una mediana de aspecto amenazador, reposaba jugando con una daga singular, invitando con la mano a que se acercaran a ella.

Tras presentarse como la asesina indicada para el trabajo, y decir sus nombres los dos (ella se seguía haciendo llamar como Ynberg, lo que hizo sospechar a Vállorac...si quería no ser implicada con esto, habría dado, como él, un nombre falso), la mediana preguntó sobre sus víctimas. Naturalmente, fue Moreese quien tuvo que contestar.

-El primero de ellos, Laugrim, es un humano mas bien alto, de mediana edad... Cabello blanco y complexion atletica... Es un mago, aunque empuña también espadas de doble hoja. Suele ir ataviado de gris y acompañado de una mujer llamada Ulurae. Últimamente ronda más Aguas Profundas que Puerto Cálim, pero intentaré que esté por aquí estos días.

La mediana, divertida y sombría, asintió, dejandole continuar.

-El otro, Earyl, es un clérigo de Mystra, cabellos oscuros, elfo o con sangre élfica en sus venas. Éste si suele residir en la ciudad, vagando principalmente por la zona del desierto y el mercado.

La asesina pareció meditar y recordar sendas descripciones, mientras Ynberg se mantenía callada.

-Bien... me tomaré dos días para encontrarlos, estudiar su comportamiento y grado de amenaza... una vez transcurridos, acordaremos el precio de sus muertes.

Ambos asintieron y se largaron con presteza de aquel lugar... Una vez en la entrada de la ciudad, Vállorac se hizo invisible para volver a ponerse sus ropas habituales, mientras que Ynberg decía.

-Bien, está hecho... Solo falta esperar... Iré a ver si localizo antes a ese par... si hace falta yo misma participaré en su eliminación.

-Bien -respondió el arcano, vistiéndose- por mi parte entretendré a Laugrim en la ciudad.

La mujer se perdió en la lejanía, mientras Moreese, replanteaba sus opciones y posibles consecuencias... Si ella luchaba de primera mano y necesitaba la ayuda de un asesino...sería porque no era tan poderosa... O al menos eso parecía...

Nada de todo esto parecía reportarle un beneficio a corto plazo... A no ser que...

Tras ocurrírsele la idea, aprovechando su invisibilidad, se dirigió de nuevo al palacio, solo, para matizar algunos detalles con la asesina...

M_v_M

30/08/2006 00:16:55

Unos días después de haber pagado una cuantiosa suma para que la mediana olvidase el asunto de los asesinatos, Vállorac habló con Kashirath del tema, encontrándola como siempre, husmeando en las conversaciones de la gente.

-...No me acabo de fiar de lo que hicimos el otro día en la cofradía del Khanduq... Mejor será que se encargue del tema un tipo en el que confíemos...

-Bien pensado, tienes razón...

Aquel propósito que el arcano tenía en mente era muy peligroso, y arriesgaría la vida de todos los implicados... Ella misma no cuidaba sus actuaciones, quizá jugando con sus oyentes, que ya no sabían qué pensar de aquella mujer que se hacía pasar por arcana... Demasiadas sospechas...y demasiadas veces la habían visto junto a ella en los últimos días...

Aprovechando que su triple personalidad fue desvelada a Zack, por motivos que el mago no terminó de comprender, no encontró a persona mejor para ocuparse del asunto que el muchacho mismo...

Fue después de una nueva perturbación urdímbrica, cuando Kashirath cayó muerta y tuvo que ser resucitada, cuando todas las dudas de Vállorac se disiparon... Miró a Zack, que estaba presente en la entrada de Cálimport, junto a muchos otros, y dijo:

-Tienes que enseñarme la casa, posiblemente me interese...

El tuteo repentino y el tono confiado y amistoso, hizo sospechar al joven, que sacó a Vállorac de allí, llevándole a su hogar en el distrito de los templos.

Una vez allí, ambos acomodados en sendas sillas, procedió a explicar lo sucedido...

-No me voy a andar con rodeos, Zack... -dijo descubriendo su rostro el nigromante, y hablando con total sinceridad- Estoy con Kashirath en todo esto... Y lo que voy a contarte es la verdad...por fin la verdad...

El muchacho, algo perplejo, asintió, escuchando con toda su atención.

-A mi vuelta de Candelero con las teorías sobre las causas de la perturbación... Esta mujer, sin yo conocerla de nada, me dijo que mis hipótesis eran incorrectas, y que no debería decir nada a los arcanos...Simplemente convencerles de que lo que deberían hacer es esperar a que la Urdimbre se reparara con el tiempo... Aquello me hizo sospechar sobre quién era esa mujer y por qué no le interesaba que la verdad saliese a la luz...

El silencio era toda respuesta del joven hechicero.

-Hasta que pasados unos días, la mujer vino a mí de nuevo... Y encontré algo raro en su forma de conjurar...aparte, eran conjuros de índole divina los que usaba... Eso me hizo sospechar aún más... Nos dirigimos a una cueva, donde me reveló que alguien la enviaba... alguien a quien le interesaba que la Urdimbre cayera... Rápidamente enlacé sus palabras y su secretismo con el culto sharita...

Me pidió que confundiese a los arcanos, hablándoles de un supuesto Mytal, como responsable último de las catástrofes mágicas que asolan la región. En ese momento, temí el poder que pudiera desatar si yo, como único sabedor de la verdad, no obedeciese sus mandatos... Por lo que la obedecí... Mi comportamiento fue vergonzoso, pero aún así intenté ir dejando pistas a los arcanos, para que descubriesen por sí mismos la verdad...

Y así seguí unos días, con la sierva de Shar fuera del mapa, engañando sutilmente a los magos...manteniendo en secreto la personalidad de la que se hacía llamar Ynberg... Hasta que apareció de nuevo, hará dos lunas... Y me pidió que le contase mis avances...

La dije la situación de los conjuradores, buscando en vano un artefacto que ni existía seguramente, y la de Laugrim y mía, que habíamos encontrado a un clérigo de Mystra...Earyl...

Al momento, la mujer me pidió la muerte de ambos, por posible intromisión en sus planes... Y pactamos buscar a un asesino... A ti...

Zack se quedó sin habla unos segundos, tratando de entender:

-¿A mí? ¡Yo no pienso matar a Laugrim y a Earyl, ni servir a esa sierva de la diosa oscura!

Vállorac sonrió...

-Es que no vas a tener que matar a esos dos...sino a ella.

Minutos más tarde, cuando todo el plan estaba firmemente elaborado, un pájaro mensajero localizó a Ulurae, que se encontraba en la ciudad, y ambos la hicieron conocer la situación actual...

Los días siguientes pasaron lentos...Con Kashirath confiando plenamente es su aliado y en su asesino... Hasta que llegó una mañana Zack al mercado...

-Los he localizado...

Embarcaron hacia Aguas Profundas, continuando con la farsa, hablando siempre con dobles intenciones... Hasta que llegaron a los Páramos Eternos...lugar en que habían acordado Laugrim, Ulurae, Zack y Vállorac que se se celebraría la última escena de toda aquella obra de teatro...

Kashirath avanzó en solitario hacia sus víctimas, valiéndose de su invisibilidad, tomándoles por sorpresa al lanzar dos conjuros de dañar...
Laugrim y Ulurae, debilitados, miraron detrás de la clériga, que no se había percatado de que sólo ella había atacado, cegada por el ansia de destrucción...

La daga de Vállorac fue rápida y directa, justo al cuello de Kashirath, que cayó al suelo, desángrandose y perdiendo la vida...Su cuerpo se hundía en su propia sangre y en el lodoso pantano...

Los cuatro se miraron, serios y cómplices...

Una horda de trolls se llevó el cadáver de Kashirath, para desilusión de Vállorac, que tenía planeado otro destino para ese cuerpo...

Con la enviada de Shar muerta, la duda abrumaría a la diosa...concediendo un momento para actuar... eliminando amenazas futuras...

Colocando a un, todavía dubitativo Moreese Vállorac... en su punto de mira...

Se había usado un engaño sobre la diosa de los engaños...