yne

06/11/2006 15:04:52

De camino a Calimport, junto a aquel amigo forzoso, Nord arrastraba sus pies a través del desierto. Aquella niña, Mymtra o como diablos se llamase le habia estado a punto de costar la vida durante tres ocasiones... y por un día eran muchas petrificaciones las que tenía en su haber.

Tres habían sido los magos, un gnomo y dos elfos, y los tres habían cometido un grave error, en cambio... en cambio con el que parecía el mago más poderoso, al que llamaban Isen, estaba en deuda ya que podría haberlo abandonado a su suerte de granito, pero habia revertido el conjuro ¿o habría sido el enano? No obstante, había sido él quien había consumido al dragón blanco en llamas hasta las puertas de la muerte y eso merecía su respeto.

El torbellino de ideas surcaba su mente mientras recordaba una y otra vez al mago conjurando mientras esquivaba sus golpes y sus cimitarras hendían el aire como si un escudo mágico lo protegiese, recordaba la poderosa garra que lo había lanzado contra la pared y como bajaba hacia él con el fin de aplastarlo, recordaba la voz nerviosa del gnomo al mentir acerca de lo que había cogido, recordaba la invitación a Isen para averigüar el comportamiento del gnomo...

La ciudad se erguía ya delante de él, y aus oidos llegaba el vozarrón del enano hablando de cerveza, todo sonaba vagamente en sus oidos porque lo único que estaba ansiando era protegerse contra aquella magia y ver que habían encontrado en aquel altar.

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Días después el joven humano rememoró una cosa... ¿quién era la niña? -tenía que recordar su nombre exacto- y ¿quienes eran sus madres? Si tanta magia había quizás encontrase algo que asiaba encontrar.