Kentara

03/03/2007 19:48:02

[i:f6374256f5]Dadle ofrenda a Madre, y no a mí.


Pues ella estará conforme, y yo sólo soy su sierva.


Madre es por quien existe la vida y la muerte.


Es quien todo lo ha creado, y ese es su nombre.


Recordad las ofrendas, pues las palabras se pierden en el tiempo...[/i:f6374256f5]


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Acercaos a la pastora oscura, que guia al rebaño. Recordad las ofrendas como tributo al agradecimiento hacia Madre, recordad que en los malos tiempos ella os dará poder. No existe el bien ni el mal, existe lo que debe ser. Existe su palabra y su mandato pues en la larga noche no hay lugar para la luz, ¡Que tus ojos se alimenten de la oscuridad!


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* Las páginas del libro se cierran entre la arena y el viento del desierto...pero volverán a ser abiertas, pues el libro acabará cuando ella decida que ha acabado.*







[b:f6374256f5]// Me gustaría que todos los que escuchen hablar de Madre, pongan aquí un pequeño resumen...no importa si es una única linea o dos, la idea es ir reuniendo testimonios de la gente, estaría bonito y me hace ilusión...de momento ya hay alguna persona.

Gracias.[/b:f6374256f5]

Burgg

04/03/2007 07:30:14

Warthor iba hacía Calim para recuperarse de sus heridas cuando fue sorprendido por unos maleantes que estaban quemando a un enano, no le dio tiempo abrir la boca y uno de ellos le lanzó un hechizo que le dejó herido de gravedad, todos se marcharon

Una mujer se acercó a él y curó su heridas Warthor soprendido le dio las gracias ya que le había salvado la vida, la mujer dijo:

[i:e48ce6ea01]-No es a mí a quien se las tenéis que dar, sino a Madre ahora dadle una ofrenda en el templo
-¿Quién es esa madre?
-La que crea la vida y la muerte la que hizo todo
-Está bien estaré eternamente agradecido de madre ahora mismo le daré una ofrenda[/i:e48ce6ea01]

erednor

04/03/2007 20:26:06

Kraim caminada sobre la arena del desierto cuando vio a un lado del camino a un majestuoso elemental de tierra, y a sus pies, una joven y fragil dama. Quedo sorprendido a ver una criatura como la que Clangeddin le bendecia para continuar sus caminos...uno de esos enormes elementales que hacen temblar la tierra a su paso, y que acompañan con total fidelidad a sus señores.

El viejo sacerdote quiso saber mas sobre aquella criatura, si era fruto de alguna magia, o procedia del favor divino hacia algun fervoroso seguidor. Largo hablaron el Sacerdote y la joven. Al principio Kraim se vio empapado de una furia sin igual cuando la muchacha se mostraba totalmente ignorante a nombres como Clangeddin o Moradin...pero su sorpresa fue a mas cuando ni si quiera reconocia a Torm, Mystra o Tyr...grandes dioses de los hombres y los elfos...muy conocidos en aquellos lares, y en todo Faerum...

La mujer parecia tener una fe distinta...desviada, llegoa pensar Kraim...aunque compartia muchas opiniones con el enano de Arhum Karak...algo no cuadraba...hablaba de un dios superior a todos los demas...mas poderoso que cada uno de ellos y tan perfecto que, segun decia la joven, era capaz de derrotar al poder de cualquier otro...

Envuelto en tales pensamientos, y ante los primeros rayos de luz que arañaban ya el cielo, el sacerdote decidio despedirse, aunque le costaba retirarse sin saber algo mas sobre aquella mujer y su extraño Dios...ocultaba algo...sin duda...¿pero que?

Con tales divagaciones partio hacia el Norte, en busca de algun bichejo que le hiciese desviar sus pensamientos de aquella misteriosa figura, e deseando hacer arder al primer enemigo que se encontrara conla furia de Clangeddin.

Kentara

05/03/2007 01:18:27

Dadle ofrenda...


[b:ec5b6f99e3]
En la noche helada el viento toca notas de solitaria melodía, en lugar maldito se enciende el fuego que crece de la arena del desierto y que consume el mismo aire que respiramos, aire que es vida, veneno.

Un semblante fantasmal, de siniestros colores la armadura lleva. Se arrodilla en la arena, remolinos de aire se forman para desaparecer instantes después.

La ceremonia da comienzo, mantenida viva pero en receloso secreto a lo largo de eras enteras, cuyos pasos estaban escritos con fuego y sangre en la memoria de la joven que recordaba cada noche frases aún visibles de enseñanzas y cánticos.

Tras varios cadáveres, algunos recientemente rematados -Que no asesinados-, pues largo tiempo llevan esas almas en pena en lugar maldito como ese, objeto de rumores y cantares de bardo, yacen huesos de caidos en batalla, un cementerio de almas.

La joven desenfunda una espada de larga hoja sangrante, con la que dibuja en la arena un símbolo que sólo para ella valor y significado tiene y en el centro la clava con fuerza dejándo visible dos tercios del acero sobre la arena.

Unas palabras nacen de su boca, susurros que se lleva el viento y se dibuja en ella una sonrisa malévola. La sonrisa de quien busca poder para destruir mundos con la misma facilidad con la que un mortal es capaz de cerrar su puño.

Instantes de silencio...crudo silencio.

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La mujer lleva lentamente su mano derecha entre la túnica y saca unas hojas de pergamino atadas con cuerda en forma de anillas.
Hojas viejas, dobladas y descoloridas por el paso del tiempo y la accion del clima. Hojas escritas con tinta y pluma, cuidada caligrafía pero de dificultosa lectura.

Son frases largas, inconexas aparentemente, separadas por parrafos, tres o cuatro hojas escritas por una única cara. La letra inicial de cada frase es estilosa, muy cuidada, con dibujos pero sin detalles que recarguen el texto.

La joven comienza a leer sus plegarias, plegarias a su Diosa que escucha, que siempre escucha.
Un escalofrío recorre su cuerpo mientras mira al cielo oscuro clamando por su Diosa, por su señora.

En su interior una llama siempre negra, fuego negro, arde alimentandose de su fe. Es esta llama que aumenta por momentos la que forma una mueca de dolor y satisfacción en el rostro de la joven que ahora aun de rodillas estira su cuerpo mirando al cielo, como pretendiendo alcanzarlo para reunirse con Madre.


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Cuando la última palabra de la última linea, de la última hoja es leída -con la misma fuerza que la primera- la tinta ya está deshaciendose, junto al papel de pergamino, en las llamas creadas para la ocasión, que rodean a la joven.

Es entonces cuando ella trae de otro plano a un enorme ser animado, hecho de piedra y fuerza, el cual permanece inmovil delante de su señora que con tal poder ha podido traerle a un plano tan ajeno al suyo.

Y es entonces cuando ella, en un arranque de violencia, se levanta y con una asombrosa rapidez coje su arma... que en un abrir y cerrar de ojos se clava contra el centro de esa masa de rocas.


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Ahí todo acaba...[/b:ec5b6f99e3]





Soy tu fiel arma, Madre... para convertir o destruir a los infieles... soy tus deseos en este mundo, deseos que están por encima de todo cuanto existe.


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Boldon

18/03/2007 16:26:19

Era una noche fría en el bosque, mientras dos aventureros, Galduil el clérigo y Gelmir el enano bárbaro, intentaban hallar una cueva repleta de tesoros y maravillas de la que habían oído rumores unas horas antes, en alguna taberna perdida. Todo transcurría con normalidad, hasta que de pronto, el enano, como de costumbre, perdía los papeles ante un jabalí terrible que lo tentaba con su presencia. Sin pensárselo dos veces, Gelmir se dirigió corriendo hacia la criatura, acabando con la misma sin ningún problema, mientras Galduil se resignaba por el carácter de su compañero e iba tras el. Pero cuando todo pareció haber terminado, ¡una presencia los sorprendió a ambos! ¡Un enorme semiorco bárbaro estaba cargándoles! Sin percatarse, se hallaban alrededor de un campamento de semiorcos, ¡todos ellos dispuestos a tener como nuevo poste para sus tiendas a un enano y a un clérigo! Tras caer varios de sus contrincantes, Gelmir recibió una estocada mortal desde sus espaldas, mientras Galduil se resignaba y conseguía escabullirse. Todo parecía perdido... y así hubiera sido, de no ser gracias a Sheilan.
Cuando ya quedaba poco tiempo para que el alma enana fuera a descansar, un enorme elemental irrumpió en la zona, y con ella una frágil figura que lo acompañaba. No sin dificultad, se deshicieron de la tribu semiorca, y tras invocar el nombre de su diosa, devolvieron a la vida a un enano que allí se hallaba: Gelmir, el enano bárbaro.

Tras una larga retaíla de agradecimientos y muchas predicaciones a la diosa de Sheilan, Madre, como ella misma nombraba, los contendientes se despidieron, eso si: una semilla de agradecimiento quedó grabada en la mente del cabezota enano; en la de Sheilan, de agradecimiento y donación, a pesar de que eso ya fuese otra historia para un enano...