Dilvish

18/04/2007 13:22:14

[i:f4488dc209]Ilkar salió al patio de la Casa Oblodra.

En él formaba el ejército al completo de la Tercera Casa. Axel se había encargado de reunirlos. Las compañías de soldados de infantería formaban idénticas portando sus lanzas y espadas largas características. La escasa, pero bien entrenada, caballería de lagartos formaba tras ellos manteniendo a sus monturas en una quietud sorprendente.

Delante de los soldados se hallaban los magos, la verdadera fuerza de combate de la Casa. Ilkar no sabía explicar porque, pero los nuevos miembros siempre parecían optar mas por esa opción... o quizás la Madre Matrona gustaba de incorporar arcanos a la Casa, conocedora de su potencial o aconsejada por Tayler.

A su lado formaron los Espadas Sortílegas. El cuerpo de élite de la Casa Oblodra, obra y orgullo del propio Ilkar antes de ocupar el puesto de Maestro de Armas. Sus armaduras de mithril, rojas y negras, y sus armas ligeras les delataban como guerreros-magos, mezclando el Arte con el acero en una combinación mortal.

En un grupo cerrado, mucho más escasas pero no por ellos menos mortíferas, formaban las sacerdotisas. Mucho más altas que los varones y acorazadas para la ocasión se mantenían en posición de firmes, esperando con ansia el espectáculo que sabían había ordenado la Madre Matrona.

Veinticinco miembros de la Casa se hallaban de rodillas, frente a las sacerdotisas. Todos en fila, con los rostros descubiertos y las manos atadas a la espalda. El Maestro de Armas caminó despacio en su dirección, adelantando a las tropas de la Tercera Casa formadas en su presencia.

Se había despojado del yelmo, la capa e incluso la armadura de adamantita por la que se le reconocía. Desnudo de cintura para arriba, vestía únicamente con unos pantalones negros y sus botas, de piel de cría de dragón negro decoradas con algunos rubíes.

Ilkar se detuvo al otro lado del ejército, con los cautivos entre ellos. Despacio recorrió con la mirada las tropas, deteniendose unos segundos en alguno de los soldados, magos y sacerdotisas. Los minutos pasaban y gotas de sudor perlaban las frentes de los más jóvenes. Incluso alguna sacerdotisa se removía inquieta, en su armadura completa, por la tensión del momento.

El Maestro de Armas desenvainó a "draeval". En un principio había dudado en utilizar otro estoque para la ejecución, pero acaso un sucio duergar o un miembro de otra Casa era mas digno de morir a manos de su hoja encantada que un miembro de la Casa más orgullosa de Menzoberranzan?

Los cautivos se hallaban en orden de jerarquía. De izquierda a derecha, los soldados, el sargento de la guardia, los magos y las sacerdotisas.

-"Como todos sabeis, la seguridad de la Casa fue vulnerada el pasado Narbondel. Un comportamiento asi no puede ser tolerado... somos la Tercera Casa de la ciudad de Menzoberranzan!"

Mientras comenzaba el discurso, empezó a caminar hacia la izquierda de la línea de prisioneros.

-"Siempre hemos estado y estaremos bajo la amenaza del ataque que elimine el nombre Oblodra de la memoria de los drow. El castigo, dictado por nuestra Madre Matrona, es la muerte."

Sin mediar palabra, su mano derecha se lanzó cual lagarto de las rocas para atravesar el ojo derecho del primer soldado de la línea. El ácido que envuelve la hoja de "draeval" deshizo el globo ocular del guerrero, resbalando por su rostro en regueros de sangre y carne líquida. Mientras moría el drow sintió como su alma se veía arrastrada hacia la espada del Maestro de Armas, en base a la poderosa nigromancia creada durante su forja.

Varios de los soldados más jóvenes y dos de los magos, casi unos aprendices, comenzaron a debatirse en sus ataduras. Los sollozos y súplicas no detuvieron a Ilkar, que mecánicamente fue ejecutando a los quince soldados restantes con la falta de compasión y la precisión de un constructo.

El siguiente era el sargento de guardia el pasado Narbondel. Veterano de la Casa, había luchado bajo las órdenes de Ilkar en varias de las escaramuzas contra los duergars. Era efectivo. No dudaba en matar y obedecía siempre las órdenes de su oficial. Una pérdida para la Casa.

-"Drizz'gyn... levanta la cabeza."

El sargento miró a los ojos de Ilkar y levantó la cabeza despacio, asintiendo. El Maestro de Armas le decapitó con un corte de revés, usando el filo de "draeval". Un verdadero soldado Oblodra merece morir como un guerrero.

Los magos murieron con rápidez. Una sonrisa apareció en la comisura de los labios de Ilkar mientras la punta del estoque atravesaba la órbita de su ojo derecho. Las sacerdotisas le miraron desafiantes, sus ojos rojizos brillaron con odio al varón que las ejecutaría. Aunque no suplicaron. La Madre Tenebrosa las observaría sin duda en ese instante, y su recepción en el Laberinto de Pozos Demoníaco podía depender de su comportamiento en la hora de la muerte.

Unas plegarias a Lloth fueron las últimas palabras de las tres servidoras de la Diosa.

-"Que sus cadáveres permaezcan donde estan durante tres narbondeles. Que todo áquel que los vea sepa la consecuencia del fracaso en la Tercera Casa."

Ilkar regresó a sus habitaciones. Draeval goteó sangre hasta la entrada, donde el Maestro de Armas se la dió a Gonn para que la limpiase.

No volvió a pensar jamás en la ejecución.[/i:f4488dc209]

Gerjo

18/04/2007 13:41:35

*La Matrona observaba el espectáculo desde uno de los balcones de la estalactita que formaba el principal edificio del recinto oblodra y asentia satisfecha a la vez que sonreia*

Karlitros

18/04/2007 14:37:25

A la derecha de todos los magos se encontraba Delawyn y los observo mientras mataban a sus compañeros de sorcere. Los que se debatían acababan de abandonar la academia... no los había tratado tan siquiera.
(Cuantos de estos quedan por morir...)

Cerril

18/04/2007 15:37:36

[i:5a6e26179c]Al frente de la guardia, el capitan miraba a Ilkar con una sonrisa marcada en el rosotro.

- Quince incompetentes menos a los que enseñar, y un sargento que ha dejado plaza para mi pupilo -Pensó mientras veia desaparecer la desnuda figura del maestro de armas.

Se giró hacia la guardia y ordenó que rompieran filas...[/i:5a6e26179c]

uchikomi

18/04/2007 19:26:17

Era su primera formación oficial con el ejército Oblodra, así que no tenia muy claro como iban las cosas. En Sorcere todo era más facil, sabia a que atenerse... lo que no quería decir que fuese seguro.

Se encontraba junto al resto de Magos de la casa, un par de filas detrás del Gran Mago y el Archimago de la casa. Como solía ocurrir demasiado a menudo su vista recorria el espacio entre sus dos escápulas, mientras acariciaba la empuñadura de su daga con gesto ausente. Aquel dia se iba a celebrar una ejecución. La ejecución no era justa, si es que el término justicia podía emplearse alguna vez en la ciudad de la reina araña, el mago sabía que ninguno de aquellos podía haber hecho nada para impedir que aquel Rivvin apareciera en su casa. Se saltó todas las protecciones mágicas y no pasó por la puerta donde estaban los guardias, sino apareció enmedio del patio.

Si... definitivamente iban a ejecutar a miembros de la casa sin razón alguna, pero... ¿Acaso eso importaba? No a Gregos, cuya sonrisa no abandonó sus labios en ningún momento pues no era él ninguno de ellos. Iban a ejecutar a un grupo de drows, y eso ya era suficiente para que fuese divertido... Pero además habia sacerdotisas entre ellos. No es que odiase a Lolth, ni siquiera odiaba más a sus sacerdotisas que al resto de hembras o conjeneres varones, simplemente apreciaba ver como castigaban a las fracasadas prescindibles.

ioker

18/04/2007 20:05:53

Kanar se mantuvo detrás, apoyado en una columna, en un lugar elevado desde donde poder ver todos los movimientos y cómo la sangre saltaría de los cuerpos de los ejecutados. Se encontraba acuclillado, con los antebrazos apoyados en las rodillas. La capucha se le ceñía hasta casi taparle los ojos, pero lo suficiente para ver con claridad lo que ocurría allí. La capa le ondeaba levemente producto de las corrientes de aire que recorrían los túneles y llegaban hasta la gran cueva que acogía la ciudad de Menzoberranzan. Observaba, en silencio y sin moverse, aunque atento a aquello que estaba sucediendo a su alrededor.

Los primeros caídos por culpa de todo aquello empezaban a manchar con su sangre el suelo. Serían los primeros, pero de seguro no los últimos. Mucho estaba sucediendo y la Madre Matrona Oblodra siempre estaba atenta. Haber llegado a llevar su casa hasta aquella posición en la ciudad, no había sido cualquier cosa.

Kanar pensaba en todo lo sucedido los últimos días. El oscuro techo que cubría la ciudad cada vez le parecía más bajo y con la llegada de los infernales, en cuya vanguardia se encontraría el heraldo de ellos, sin duda le haría sentir más presión. Pero aún había tiempo y medios para solucionar todo aquel entuerto. Pronto ambos bandos empezarían a mover sus fichas sobre el tablero y todo estaría dispuesto. El final de aquella contienda sólo sería resuelta a favor hacia el lado de quien antes se adelantase en los próximos movimientos.

Kanar observaba, ajustándose de vez en cuando la capucha para que no se le descubriera más el rostro. Las sombras le cubrían como le había enseñado su padre, el cual hacía ya años que no veía, como a los que antes consideraba los suyos. Sentía y su mirada le descubría que menos los sacrificados, el resto se lo estaba pasando bien. Disfrutaban con aquella carnicería, pero el explorador sabía que algunos de los que allí se encontraban, podrían llegar a pasar por lo mismo, y esas estúpidas sonrisitas se les borrarían de la cara en el acto.

Una vez Ilkar sesgó la vida de los ejecutados y toda aquella parafernalia hubo terminado, descendió para volver a sus quehaceres. Había mucho por hacer, poco tiempo para ello, y cuanto antes se pusieran en marcha, mejor. Habría que esperar a ver qué sucedía en la reunión del heraldo de sus enemigos con las Matronas del Consejo. Sería un punto en que todo podría cambiar, a peor o tal vez a mejor. El tiempo dirá...

Axe_Blackshadow

19/04/2007 11:42:38

Entre las filas de magos, vestida con una volatil túnica de seda negra y roja, se encontraba Thintia que ocultaba su rostro con una capucha negra. Era difícil pasar desapercibida, se sabía el blanco de alguna que otra mirada de soslayo aunque por esta vez el espectáculo que iba a suceder atraía mas atención que ella misma.

(Menudo desperdicio, aunque estemos pasando por momentos de auténtica crisis, aunque nuestra existencia penda de un hilo la matrona prefiere sacrificar a tantos miembros en vez de posponer el castigo o el escarmiento hasta despues de que haya pasado toda la tormenta...)

Su rostro no dejaba traslucir ni un ápice de sus sentimientos, se mantenía fría como el hielo observando la metódica ejeucuión por parte del maestro de armas; no es que le importara en algo la vida de los sacrificados, simplemente veía un absurdo el hacerlo en ese momento; la diferencia en el combate podría ser decisiva si hubieran contado con esos pobres infelices.

Miro de reojo al rededor suya y pudo distinguir a Delawyn haciendo ponposidad de su nuevo cargo, al capitan de la guardia que sonreía macabro y satisfecho por lo que acontecía en el patio de la casa; tambien pudo divisar a Kanar un poco mas retirado que el resto del grueso del ejercito y finalmente vio a aquel a quien habían acusado de traición: Gregos.

(Definitivamente aquí hay algo que no va nada bien, pocos son los que se preocupan por la casa en este momento y, en cambio, se dedican a continuar con sus riñas y disputas... sino cambian, la casa estará condenada)

Karlitros

20/04/2007 01:19:24

[i:d13831a517]mirando las 3 paredes y las rejas, sentado en una esquina sin pestañear, esforzándose por conseguir una mínima chispa de magia, todo inútil. Intento sacar los brazos por las rejas... pero un campo invisible se lo impedía. Mirando fuera de la celda... y nadie había. Buscando un fallo, ninguno encontraba.

-Esperemos que cuando los demonios ataquen... mis propias defensas no resistan... y con un poco de suerte caigan hasta estas...

No olvidaba las palabras del capitán y de lo ocurrido en la sala, no olvidaba la valentía de los demás drows por hablar con madre, no olvidaba la ejecución esta mañana vista...

-Que ironías... toda mi vida a sido una ironía... siempre dije que nunca moriría solo, pero aquí estoi... por mi osada valentía y no la de esos estupidos drows...

Mira la rata que pasa por delante suya y sonríe

-Corre pequeña, si salgo de aquí ni las ratas me reconocerán...

Fija su vista en la sala de tortura y las herramientas que hay, a cual mas perversa...

-Si salgo de aquí mas de uno sufrirá una muerte, y su alma será utilizada para invocar algún archidemonio....

Se sienta en una esquina, mirando las 3 paredes y las rejas, sentado en una esquina sin pestañear, esforzándose por conseguir una mínima chispa de magia, todo inútil. Intento sacar los brazos por las rejas... pero un campo invisible se lo impedía. Mirando fuera de la celda... y nadie había. Buscando un fallo, ninguno encontraba.
Su vista se perdió... quedo pensativo hasta que de nuevo una rata paso por delante suya...
(Me están torturando ya....)[/i:d13831a517]

//^^ Esperemos un desenlace felizXDDDDD

puxe

20/04/2007 14:55:48

*Desde lejos Rín se mantenia atento a la ejecución, cruzado de brazos sin hacer ningún movimiento semioculto, con el rostro indiferente ante tal atrocidad*

Pensó-(Que poca suerte tienen algunos... espero que la mia siga así...)

uchikomi

24/04/2007 20:50:49

El Archimago de Menzoberrazán acababa de encender Narbondel, y como ocurria todos los ciclos desde que el Maestro Isendur se lo ordenó, el joven Gregos descendió a las mazmorras.

Tenia trabajo que hacer, pero eso no aceleraba su forma de proceder, acostumbraba a ser metódico en todo lo que hacia, de otro modo ninguno de sus proyectos (Ya fuesen imbuiciones o nuevos conjuros) hubiese llegado a buen puerto.

Entró lentamente a la celda de aquel a quien la matrona había nombrado Gran Mago varios narbondeles atrás, en un zurrón llevaba lo necesario para su tarea (pues no quería mezclarlo con los materiales propios para el dia a dia). En las manos portaba unos guantes hecho con cuero de Rothe que ya mostraban manchas producidas por la sangre reseca del reo, de las anteriores visitas.

El interés del primer dia por la reacción de su "cliente" habia desaparecido, ahora simplemente era trabajo, no había emoción en su proceder. El primer paso era reabrir las heridas, siguiendo las recomendaciones del Nigromante lo hacia con sus porpios dedos (debido a eso llevaba guantes). El pus habia rellenado las cavidades, y los contornos de las heridas mostraban un aspecto rojizo que hacia patente la inflamación. Después de esto procedió a humedecerlas, aunque creia que esto ya no era muy efectivo, pues el proceso de podredumbre ya estaba en marcha. Ahora venia el momento de introducir a aquellos pequeños seres, había tenido que montar un criadero provisional en su habitación pues sospechaba que en algún momento se acabarían, si esto sucedía pronto tendría que usar larvas. Ahora solo faltaba el toque final, esparcir aquel polvo blanquecino por las heridas.... La rutina había terminado.

El resto de ciclo era para él, y tenía cosas que hacer, sus investigaciones se habían estancado a causa del trabajo de la casa, y eso era algo que no podía permitirse ningún arcano que pretenda huir de la mediocridad.

Dilvish

10/01/2008 14:08:41

//Hemos movido este post para que no se pierda. En él intervienen la mayor parte de los miembros Oblodra de la última etapa y ejemplifica bastante el rol que se llevó de puertas para dentro.

Gracias a todos por vuestras intervenciones, sobre todo a Gerjo que dio pie a la escena al dar la orden por boca de Lloth'anda Oblodra.

1saludo