uchikomi

26/06/2007 20:20:55

El pequeño estanque estaba todavia agitado, quizas había sido sometido a más actividad de la recomendada, pero el fin valía la pena. La adivinación era la escuela que más apreciaba, pero debía admitir que le dejaba agotado... El círculo debía haber sido mayor, pero no podía pemitirse dar tantas explicaciones, pues si todo salía bien el próxima paso lo haría en secreto.

Se acostó satisfecho, pues al fin había hallado lo que buscaba, ahora solo faltaba reclutar a la gente necesaria. El recomendable sin duda hubiese sido Farben, pero su pertenencia al consejo lo descartaba, no debía llegar a oidos de ninguno de ellos. Su destino era Puerta de Baldurs, en cuyas callejuelas había forjado alguna amistad... pero no sería Luntor el mago a quien recibirian de buen grado, aunque eso ya sería mañana.

Aun faltaban un par de horas para que saliera el sol y una figura salió de la ciudadela por los senderos de la magia. Iba enfundado en su antiguo traje de bardo que gritaban a los cuatro vientos "Mirame pero no me tomes en serio" cambió el bastón de magos por el parasol y se dirigió a la ciudad portuaria montado en un corcel de baja categoría alquilado en una posada a mitad camino.

El dia fue más largo de lo deseado, transcurrió de taberna en taberna, donde las canciones e historias llenaban los oidos, mientras sus agiles manos vaciaban algún bolsillo, con la suficiente indiscreción como para que unos ojos entrenados le pillaran trabajando. Fueron necesarios varios saqueos hasta que le vio la persona indicada.

Tras las evasivas iniciales, su labia de bardo consiguió que lo llevase al lugar indiado, allí lo esperaba un antiguo contacto, un ya no tan joven mediano que había subido su nivel de vida durante su ausencia. La propuesta no le convenció en absoluto, y su palabrería ya no era de utilidad con aquel viejo conocido que conocía sus sutilezas, así que muy a su pesar tuvo que "conencer" a su viejo aliado con otros medios: la magia. Aquello le dolió en el alma, pues era un amante de la libertad de acción, y no le gustaba mermar la decisión de otros, menos si de amigos se trataba, pero era mucho lo que estaba en juego.

Tras explicar la ruta que deseaba seguir, los lacayos de su subyugado amigo y él partieron hacia el norte, muy cerca de Vado de la daga, pero hacia su pantanoso oeste. Su vision mágica le había indicado el camino, pero eso no hacía que fuera facil. Las tres figuras (dos medianos y un mago transmutado) se infiltraron en las marismas, hasta que llegaron a un portal, que solo el mago cruzó.


Aunque ya esperaba encontrarse con aquel ciempies, no pudo evitar que un escalofrio le recorriese la espalda, aunque sólo tenía una cosa en la cabeza, así que se animó a proseguir... se plantó delante y dijo con tono firme:

He encontrado al Marcado. Si quieres saber más tendrás que dejar marchar al mago, será mi vida la que tengas como garantía en vez de la suya