Shio

09/12/2007 03:44:16

Eleint, 1358. Año de las Sombras.


[i:13fa807351]Solo quiero que sepas que ya no existe nada, la ilusión ha partido con el viento y con él, borrados, nuestros recuerdos. Ahora que duermes el sueño eterno puedo decirte lo que nunca tuve valor para admitir en vida.

Habría preferido morir por no sufrir un solo segundo más, creí abandonar este mundo más allá del tiempo, quise pensar que nada importaba si tú estabas a mi lado

pero tuve que hacer lo que hice…[/i:13fa807351]

Inspiró hondo con un gesto de dolor, como si el aire, gélido en su prisión de hielo, fuese una cuchilla afilada.

[i:13fa807351]…ya no queda nada.

Nunca pensé que estas tierras, blancas por el aliento del invierno, harían arder mi corazón de la forma en la que tú lo has hecho.[/i:13fa807351]

Sus ojos, turbados, no podían ocultar la profunda aflicción que la abrumaba. Con un ademán de soberbia apartó las lágrimas que robaban su vista. Su rostro, esculpido en hermosa piedra, se quebró.

Mi dulce corazón… qué te hemos hecho, solo en esta oscuridad que ciega la agonía encontramos sentido a nuestras vidas. Mi dulce bardo… ya no se agitará la mar en la tempestad que a tu alma asola. Mi dulce amor…

Sus manos quebraron el último recuerdo. Un gemido discordante desgarró el aire, protestando.

Ya no quedaba nada.

Con paso exánime lo abandonó a su muerte… esta vez no se molestó en enjugar las lágrimas.

Shio

12/12/2007 17:17:25

Acto Primero: Sin Nombre

Shio

16/12/2007 14:23:35

Tiempo presente.


Silencio. Cuando se funden las sombras en la noche y la luna se refleja en las hojas de tu asesino, sabes que es la suerte quien toca las notas de tu aliento en el frio desierto de la muerte.

Una vez más…

Silencio. La palabra delata tu demencia, procedencia de una historia descastada de esperanza, letras de una vida que en el hielo aguarda su venganza.


[i:a5e8d65bbd]Silencio…

En Calimshan el verso rebosa de amenazas solo dichas por las dunas, arenas arrastradas en un viento que cuenta las historias de quienes hoy las llaman su tumba. No es este el epitafio en prosa que hallará escrita en su dulce tacto la losa que mañana dé mi sepultura.

No hay redención para mi alma, pues bien sé cual es el futuro que me aguarda. Paria. Perdido en los ojos que un día llamé cielo y luna, ya no queda sino el vacío de un corazón arrancado y podrido por el odio.[/i:a5e8d65bbd]


La última caravana hacia el norte salió con el cielo rojizo del atardecer. Shio volvió la vista a La Joya. Se había estado arrastrando por la urbe y sus aledaños perdiendo la poca dignidad que le quedaba, pero poco le importaba ya salvo por el hedor a desecho de las alcantarillas que lo perseguía pegándose en su ropa. Probablemente lo merecía. Era el olor a traición.

Shio

16/12/2007 14:24:59

Acto Segundo: Ángeles y Demonios