Axe_Blackshadow

18/05/2005 18:16:16

Un ruido lo sacó del ligero ensueño que guardaba. Rápidamente llevó las manos a las empuñaduras de sus fieles cimitarras y abrió los ojos comprobando todo lo que le rodeaba.

Nada.

Todo en la pequeña caverna en la que había decidido descansar estaba igual que antes.

Recorrió una vez más la extensión de la caverna fijándose en los dos únicos accesos.

Nuevamente, nada.

Pero su sexto sentido, agudizado por décadas y décadas de sobrevivir en una de las más despiadadas ciudades drow existentes: Menzoberranzan, le decía que algo no iba bien.

Sonrió cínicamente al pensar en lo curiosa que era la manera en la que sus actos le habían conducido a esta situación: la casa Faen había puesto precio a su cabeza y la casa Oblodra, seguramente, le estaría buscando por renegado. Definitivamente las circunstancias eran, como menos, irónicas.

Los acontecimientos empezaron cuando se puso en contacto con la casa Faen para sacar provecho de la insurrección que iba a tener lugar en las filas de la casa Oblodra. “Sólo me debo lealtad a mi mismo” se recordó, y volvió a sonreír con amargura.

El cebo con el que tentó a la suma sacerdotisa de las casa Faen con quien se entrevistó, era demasiado jugoso como para dejarlo escapar, pero al parecer el precio que pedía a cambio era muy elevado para la casa. Sonrió.

Gracias a sus numerosos trucos y recursos pudo escapar de la casa antes de que “le invitaran a convertirse en huésped de sus mazmorras durante una o dos décadas”. Volvió a sonreír; “no es tan fácil atraparme” pensó.
“La información es demasiado valiosa para que la casa Faen ascienda en la jerarquía de la ciudad y para que la casa Oblodra sea destruida. Ahora mismo estarán removiendo cada piedra de la infraoscuridad tratando de encontrarme. Por suerte la casa Oblodra está ciega ante la desgracia que se le avecina y ante lo que yo se como para preocuparme de ellos; si no…”

Otro ruido le sacó de sus meditaciones, esta vez era claro y estaba cerca. Se puso en guardia y adoptó una posición que le hiciera confundirse aún más con la roca en la que estaba. El ruido ahora provenía del acceso situado al sur. Una patrulla se acercaba, pero estaba muy lejos de la ciudad. No era coincidencia.

Después de unos pocos minutos que transcurrieron lentamente, tres orcos aparecieron por el acceso del que provenían los ruidos. Estos se fijaron en la caverna prestando poca o ninguna atención, eran seres inferiores y bastante estúpidos sobretodo en comparación a las técnicas de un maestro de armas. Unos momentos después entraron en la caverna tres soldados, un drow vestido con túnica (“Seguramente ese es el mago”) y una sacerdotisa; en la coraza de esta se podía distinguir el emblema de la casa Faen.

Axe esperó pacientemente, aun no era el momento y prefería que pasaran de largo, así podría continuar su viaje sin incidentes, sabiendo a cada instante que sus perseguidores estaban por delante de él y no por detrás. Pero entonces algo cambió, el mago le dijo por signos a la sacerdotisa que estaba en esta caverna.

En ese momento Axe se puso en movimiento. Dio un gran salto al tiempo que activaba la magia de sus guanteletes mandando una tromba de proyectiles mágicos hacia los orcos y desenvaino ambas cimitarras antes de tocar suelo. Nada mas caer, se abalanzó rápidamente contra el mago asestando un corte con la siniestra, pero este estaba protegido por varios conjuros y el golpe rebotó en el atónito mago sin causarle ningún daño.
Los tres soldados se pusieron en movimiento después de recuperarse de la sorpresa inicial pero Axe, haciendo uso de sus brazales mágicos que le otorgaban una celeridad superior a la normal, ya se encontraba detrás de uno de ellos al cual atravesó limpiamente con ambas cimitarras a la altura del pecho. Los dos restantes empezaron a atacarle con fintas estudiadas y en perfecta armonía. Pero eran demasiado lentos y novatos en el arte de la lucha como para medirse con un maestro de armas, en ese momento llegó el primer ataque mágico. Una descarga flamígera descendió del techo de la caverna, Axe rodó a un lado pero demasiado tarde, la columna le alcanzó dejándole chamuscado y algo dolorido, si no hubiera sido por las diversas protecciones mágicas que llevaba, habría sido mucho peor.

Rápidamente se levantó eludiendo con una cimitarra el ataque de uno de los soldados y asestó un corte en profundidad al otro a la altura de las rodillas; el pobre infeliz no tubo tiempo de apartarse y calló al suelo con ambas piernas cortadas (“Dos menos”). Al momento de terminar la finta, sintió como todo su cuerpo se tensaba y los pelos se le ponían de punta debido al impacto de un rayo; cayó atontado recuperándose justo a tiempo de esquivar, saltando a un lado, el ataque del soldado que quedaba.

Usando sus dotes naturales creó un globo de oscuridad entorno a él y al soldado para evitar ataques mágicos y empezó a ejecutar fintas de ataque guiándose por su oído y su olfato. Pocos minutos después el soldado yacía muerto dentro de la oscuridad.

Axe utilizó entonces uno de los cetros que portaba y su cuerpo se volvió etéreo como el de un espectro, rápidamente se dirigió hacia el mago. Este pillado por sorpresa a medias empezó a preparar otro conjuro, pero Axe fue más astuto y empezó a descargar golpes contra el mago. Los ataques no surtían efecto pero lograron romper la concentración del mago interrumpiendo el hechizo. En ese momento escuchó como la sacerdotisa terminaba con un crescendo un conjuro clerical; instintivamente rodó a un lado pero el hechizo lo pillo de lleno dejándolo inmovilizado.

La sacerdotisa y el mago se acercaron sonrientes al comprobar que el hechizo había surtido efecto. Axe aprovecho para hacer recuento de la situación sin dejarse llevar por el pánico: dos soldados yacían muertos en el suelo y el tercero se agarraba dos muñones a la altura de las rodillas; un orco estaba espatarrado contra una de las paredes y de los otros no había señales, seguramente habían huido; eran mas inteligentes de lo que esperaba Axe.

El mago y la sacerdotisa empezaron a debatir mediante signos si debían llevar a Axe vivo o muerto ante su matrona. Mientras Axe empezó a concentrarse únicamente en respirar, empezó a alcanzar un estado de concentración absoluta. Dejó de ser él mismo para convertirse en el perfecto guerrero. Venciendo la resistencia del conjuro gracias a la perfecta concentración, asestó un corte con ambas cimitarras en dirección al mago y estas rompieron las defensas mágicas haciedo sendos tajos a la altura del pecho que perforaron sus pulmones. El mago murió con una expresión de estupefacción en la cara. La sacerdotisa dio un salto hacia atrás escapando del radio de acción de las cimitarras y se puso a preparar otro conjuro.

Axe se dirigió a ella lentamente y cuando terminó el conjuro y se lo lanzó, parecía como si la andanada mágica no le hubiera hecho efecto. La sacerdotisa preparo otro conjuro y se lo lanzó, tampoco pareció surgir efecto. Finalmente Axe llegó hasta donde estaba la sacerdotisa y empezó una danza con sus aceros acosando a la mujer drow desde todos los ángulos imaginables.

La sacerdotisa estaba bien entrenada en las artes del combate y no sólo resistió la arremetida de Axe sino que además consigui ponerse a su altura y pasar a la ofensiva. El combate fue cruento y duradero y ambos contendientes asestaron heridas de importancia a su rival, pero finalmente Axe se impuso; colocó un ataque fingido a la altura de la cadera obligando a la sacerdotisa a bajar el escudo y con la otra cimitarra lanzó un golpe a la altura del cuello. La sacerdotisa no lo vio a tiempo y un segundo después su cuerpo caía decapitado a los pies de Axe, la cabeza se encontraba a un metro de distancia contemplando anonadada.

Axe abandonó la caverna sumido aún en el trance en el que se hallaba. Poco después salió del trance y todas las heridas que había sufrido empezaron a hacer mella en su organismo. Empezó a sangrar por infinidad de cortes y los ataques mágicos hicieron mella. Sus pasos se volvieron más lentos, una de las cimitarras calló al suelo. Luego la otra, ahora arrastraba los pies, la pérdida de sangre hacía que se tambaleara. Echó mano a su mochila en busca de una poción curativa pero el único frasco que encontró contenía un líquido rojo y espeso. Sonrió con amargura al recordar de quién era esa sangre. De repente las piernas le fallaron y calló al suelo de cara, el frasco se rompió y Axe empezó a sentir un intenso dolor y para colmo no podía casi ni moverse.

Después todo fue oscuridad…

No sentía nada, sólo una paz infinita. Parecía que estaba flotando en un mar que no lograba sentir. Abrió los ojos y todo lo que vio fue oscuridad. Poco a poco empezó a distinguir una silueta que se acercaba. Parecía un hombre.

Al acercarse descubrió que era un drow; un drow muy alto y fornido que en su cara llevaba una máscara.

- Mi señor …



(¿) Continuará (?)


Fin.

Arth

18/05/2005 18:29:00

Diossss, bravo tio, te lo has currado, me ha encantao, espero que si que haya una continuacion!! :D