blowstinger

22/07/2008 22:36:19

Hace mucho tiempo, en una ciudad llamada Luskan

Transcurría un apacible día soleado en la ciudad de Luskan, los pescadores marinaban cerca de la costa, mientras las embarcaciones comerciales esperaban el permiso para amarrar en puerto. El mercado abarrotado de vendedores y compradores seguía una danza sinuosa con el movimiento apresurado de estos.

Cerca del barrio comercial de la ciudad, una humilde pero asentada familia de medianos adoradores de Tymora, esperaba ansiosa la llegada de un nuevo miembro. Las horas transcurrían pesadumbrosas mientras Regileth acondicionaba una pequeña cama con el mayor esmero posible. La familia Leichien había sido agraciada por Tymora ese mismo día.

Los primeros años de Rigrin pasaban, y el acomodado entre los juguetes que su mismo padre creaba para el, tuvo una placentera infancia, su padre un humilde artesano de la ciudad se esforzaba por ofrecer la mayor comodidad a los suyos.

Cuando Rigrin ya pudo caminar y hacia tiempo que había cambiado su dieta de purés por algo más sólido, empezó a acompañar a sus padres en los innumerables viajes que realizaban, La costa de la espada, la Columna del mundo eran uno de tantos destinos. Aun sin llegar a ser consciente, el se divertida con el traqueteo de la carreta generado por las innumerables piedras del camino.

En uno de estos innumerables viajes, como era habitual, no era la primera vez, fueron atacados por un grupo de asaltantes mal organizados, los guardias contratados que acompañaban la carreta se dispusieron a repeler el ataque, no sin dificultades. Una vez asegurado el perímetro, seguros de que se había repelido el ataque y que los supervivientes huyan despavoridos por las colinas, los escoltas retornaron a la carreta.

Allí el único suceso notorio fue el observar una media docena de flechas incrustadas en el lateral de la carreta y en el lomo de un buey de tiro. La señora Leichien era la única que había sido alcanzada, pero solo por la punta de un proyectil que había atravesado la madera, un simple rasguño se dijo para si, así que la mujer no le dio más importancia, sabiendo que en poco tiempo sanaría.

Durante los siguientes días el viaje fue tranquilo y apacible bajo el sol, cerca de la costa una brisa acariciaba sus rostros dibujando una sonrisa en todos los que formaban la expedición. Al tercer día la señora Leichien no despertó, nunca mas lo haría, el veneno de la flecha había hecho bien su trabajo…. Toda la expedición maldijo no haber hecho nada, si se hubieran percatado de la herida…, posiblemente hubieran podido purgar el veneno con remedios naturales.

La vida de la familia Leichien había dado un giro inesperado, sumidos en una espiral de culpabilidades y reproches, el negocio fue perdiendo clientela hasta que las deudas fueron tan grandes que no podían ser pasadas por alto, en ese momento su padre fue asesinado por un mercenario contratado por los prestamistas, evidentemente. El negocio en pocos días ya volvía a estar en marcha, pero eso si, en manos de otros propietarios.

Rigrin no se percato de nada de lo acontecido, sus 5 años de vida no eran suficientes para que el chiquillo pudiera ser consciente de todo lo que había sucedido en estos últimos meses. Expulsado de una patada de su antiguo hogar, se encontró a sus pies con una calle fangosa y llena de heces de los animales que por allí transitaba…

Deambulando por todos los locales de la ciudad para encontrar comida, Rigrin fue expulsado innumerables ocasiones de todos los locales, indiferentemente de la raza del propietario, lo único que fue idéntico en todas las ocasiones, fue la patada y la frase que acompañaba a esta “Fuera de mi local, Apestoso saco de pulgas”.
Ya tenia 8 años y esa frase se le grabo a fuego en la memoria de tantas veces que se la habían dicho, el hambre y la desesperación unidas a la confusión hicieron que esa frase de reproche se convirtiera, rodeado de mofas, en su apodo, llegando un tiempo en el que solo se le conocía por Apestoso en todos los círculos, incluso por la guardia que tantas veces le perseguía, hasta que llego un punto en el que respondía solo a ese nombre.

El mayor golpe de suerte que tendría Rigrin en toda la vida, sucedió con el encuentro de un grupo de chiquillos vagabundos que se encontraban en su misma situación, la unidad hace la fuerza, así que paso a formar parte de ese grupo de supervivientes. Agudizando su ingenio Rigrin llego a controlar algunos trucos con los que encandilaba a los comerciantes, mientras sus compañeros aprovechando la situación se apoderaban de todas las pertenecías de estos.
Así transcurrieron los años, entre huidas de la guardia y palizas recibidas cuando estos les alcanzaban… hasta que un día fueron demasiado lejos y todos fueron expulsados de la ciudad bajo pena de muerte si volvían algún día.

En ese momento lo único que pudo hacer fue enrolarse en un barco mercantil que de dirigía a Baldur…

Allí empezaría su nueva vida, encontrándose en la misma situación en la que había vivido en Luskan, intento mantenerse al margen de los saqueos, siempre que su estomago se lo permitiera.

Allí la primera persona con quien se topo, un fornido humano bien apertrechado llamado Doyle y una mujer con una niña llamada Laura, le proporcionaron ayuda para desenvolverse en esa nueva ciudad… incluso indicándole que el gremio de artesanos necesitaba aprendices, evitando así que el joven Rigrin se metiera en problemas de los que no podría escapar. Su mala suerte perduraba, el gremio de artesanos se encontraba vació y los guardias que protegían la cofradía no tuvieron ningún miramiento en volver, por enésima vez, a expulsar a Rigrin de las instalaciones.

Visto que no podía hacer nada en la ciudad de Baldur, se embarco dirección al sur, a la ciudad de las arenas, la despiadada Calimport. Al llegar a la ciudad Rigrin se sorprendió de la cantidad de luces que la gente portaba (esas luces no eran mas que un conjuro llamado Visión Verdadera), desconocía si era magia arcana o divina, incluso si era magia, solo sabia que le gustaban y que el también quería tener luces, durante 2 días estuvo preguntando a todo ciudadano donde podría conseguir esas luces tan divertidas, pero no obtuvo respuesta, mas bien obtuvo desplantes y caras de perplejidad de los ciudadanos, Rigrin no entendía porque le tachaban de loco. Lo único bueno que saco de esa estancia, aconteció al segundo día, cuando un mago humano cubierto con una tunica negra acompañada de una capa del mismo color, diciendo ser imbuidor, se ofreció para mostrarle las instalaciones de la cofradía de artesanos existente en Calimport, pero este desapareció entre la multitud mientras Rigrim, seguramente, corría detrás de un enano o se paraba a observar las luces de la torre de hechicería.

Una vez averiguo el origen de esas sinuosas luces, decidió que el vendería luces a todos aquellos que las desearan, así que se aventuro en la Torre de Katoos para obtener el conocimiento necesario, y así culminar el propósito que se había fijado días atrás. Fue duro el aprendizaje pero salio victorioso, todo ese esfuerzo se vio recompensado al poder crear pociones y palitroques (como el llamaba a las varitas).

Durante todo este tiempo, desde que fue expulsado de Luskan, Rigrim rezaba cada día para que la gran Tymora le ayudara y guiara en esta dura travesía, Tymora había sido venerada anteriormente por su familia, así que el deposito toda su fe y confianza en ella. Rigrin consiguió más que eso, Tymora le bendijo con toda su bondad otorgándole poderes, que excedían todas las expectativas del mediano. Quizás la inocencia de Rigrim ablando el corazón de la Diosa, o quizás su filosofía de vida, muy similar a la de Tymora, hizo que esta se fijara en el pequeño mediano.

Teniendo ya una forma de obtener dinero con la venta de pociones, palitroques y esporádicamente como curandero al servicio de Tymora Rigrim volvió a la ciudad de Baldur, para comprobar si ahora con su nuevo oficio seria aceptado en la ciudad, pero ni mucho menos, solo consiguió que la guardia le llamara la atención y le persiguiera por toda la ciudad, un tal Marcus se encargo de chafarle todas al ilusiones de un plumazo….solo consiguió con esfuerzo, sacrificio, picardía y muchas carreras para escapar de la guardia, obtener el capital necesario para pagar los permisos de la ciudad, no fue una tarea fácil.

El avispado Rigrim tuvo que inventarse una manera de obtener mayor beneficio, así que cada vez que tenia una venta, ofrecía la posibilidad de rebajar el preció con una simple apuesta, el método era sencillo, el comprador elegía los números pares o impares de un dado, este mismo seria el encargado de lanzarlo, evitando así posibles acusaciones de trampas. Si este acertaba el resultado del dado obtenía el descuento, pero si no era así ese descuento se transformaba en un suplemento, la gente ansiosa por rebajar el precio aceptaba, pero no sabían que Tymora velaba por el mediano, de esta manera 7 incautos abonaron el suplemento, sorprendentemente, Rigrin no tuvo que realizar nunca hasta el momento ningún descuento, Tymora velaba por el y su bienestar.

A la hora de entrevistarse con la Gran Duquesa para abonar los permisos, se produjo una situación tensa, ya que Rigrin desconocía sus apellidos reales, con lo que la propia Duquesa apunto en los permisos el nombre de Rigrin Saltacharcos, algo que hizo aparecer una sonrisa en la cara del mediano y una desesperación creciente en la Duquesa al ver como el pesado mediano lo repetía hasta la saciedad.

Rigrin muy inocente pensaba que con los permisos, todo el mundo le respetaría, pero todo lo contrario, la situación del mediano continuaba anclada en el mismo punto, con la diferencia que ahora se le permitía trabajar sus artes dentro de la ciudad, quizás debería conformarse con eso y dedicarse a trabajar para sobrevivir.

Los días pasaban inexorablemente y la habilidad de Rigrin con la madera y el metal estaba increchendo, el propio mediano se sorprendía de su evolución, pero al contrario de lo que se podría pensar, no le consumió la avaricia, el mediano continuaba saltando y riéndose, su jovialidad no había sido vencida por el dinero ni por el traqueteo incesante de la ciudad. Los habitantes cautelosamente empezaron a acostumbrarse a ver un mediano trabajando, pero las bolsas de cuero seguían bien prietas al cinturón, por otra parte, las locuras del mediano ya empezaban a ser familiares para los guardias, con lo que estos dejaban hacer…

Muchos meses habían pasado, aun así mucha gente seguía reticente como para confiar en el mediano, incluso un hombre de brillante armadura, un caballero estirado que decía ser un paladín en busca de los servicios de un Clérigo, se sorprendió de gran manera, casi hasta el punto de caerse de culo y tener que ser levantarlo con animales de carga debido a su pesada armadura, al ver que el mediano se ofrecía como clérigo de la gran Tymora.

Negando con la cabeza para si mismo, el caballero siguió a Rigrin hasta el templo de Tymora que se alza en la ciudad. Allí después de un largo ritual, que el mediano nunca había realizado anteriormente (aunque este matiz nunca lo supo el caballero), consiguió que la carga que portaba el caballero defensor del bien se desvaneciera. Tanto el caballero como el propio Rigrin estaban del todo sorprendidos, ya que todo había salido a pedir de boca, así que el caballero realizo una generosa donación al Templo por los servicios prestados y marcho sin dar crédito a lo que acababa de suceder.

La noticia corrió como la pólvora por la ciudad y su reputación fue extendiéndose por las calles de la ciudad, incluso más allá de las murallas de la ciudad. En poco tiempo, gente de todos los rincones se dirigieron a la ciudad para hacerse con algunas de las maravillas que Rigrin creaba.

La suerte le acompañaba, Tymora estaba de su parte…


blowstinger

17/08/2008 20:43:14

Rigrin ya es un comerciante respetado

Bajo un sol de justicia, la ciudad se encontraba más anestesiada de lo normal, los ciudadanos se ocultaban en sus casas, o como no, en la taberna más cercana a estas.
Las enormes jarras de afrodisíacos licores quemaban en las manos de los sedientos marinos, excepto en la Elfa Cantora, la cual había contratado a un poderoso mago que durante muchas decanas había perfeccionado una caja, de la cual emanaba siempre una gélida brisa, como si en ella se hubiera encerrado a la propia montaña. No eran más que unas planchas metálicas que habían recibido un Rayo de Escarcha con otros componentes que hacían que el conjuro tuviera una duración considerable, incluso de semanas.

Siendo de esta manera la única taberna de toda la ciudad que servia bebidas frías, en consecuencia era la única que estaba llena hasta la bandera.

El pequeño mediano no puedo evitar esbozar una sonrisa al ver la gente pidiendo desde las ventanas de la taberna, después de negar con la cabeza un par de veces, el astuto mediano se dispuso a utilizar la misma técnica que el poderoso mago.

Agarrando una pequeña bebida de su cinturón, realizada por el y la cual contenía poderes curativos, el mediano se concentro y después de una entonación perfecta, lanzo un rayo azulado sobre la botellita que al momento pareció cambiar de color. Que mejor que un trago refrescante y que además parece recomponer tu estado físico, pensó el mediano…. Al volver a contemplar la taberna, sonrío levantando la poción y brindando imaginariamente con los marineros que le miran incrédulos.

Muchas jornadas han transcurrido desde que el mediano llego a la ciudad, y muchas mas las cosas sucedidas, ataques de demonios en ciudades lejanas absorbidas por la tierra del desierto. Hordas de orcos bajando de las montañas poniendo en pie de guerra la mayoría de mercenarios. La rueda del tiempo avanza y si no avanzamos con ella, nos arrollara.

Hace muchas lunas, una tarde que el mediano practicaba sus artes con el mineral, una enorme figura se la acerco por la espalda, la sombra empezó a cubrir al mediano y al yunque por completo. El mediano extrañado se volteo para observar el eclipse de sol, no era una de las 3 lunas la que se interponía ante el astro rey, sino un enorme Semiorco que portaba un espadón igual de grande q el mediano colgado a la espalda.

Mi nombre, Golg - consiguió vocalizar el enorme guerrero
A lo que inmediatamente Rigrin salto hacia delante con la mano extendida en modo de saludo gritando innumerables veces su nombre. El apretón de manos no se produjo, pero el mediano casi que lo prefería, no deseaba ser zarandeado como una barca en plena tormenta.

Excitado de repente, aunque no se sabe si por el curioso tipo o porque no se le acercara amarrándose las bolsas de oro, el mediano se afano en ser amable, por supuesto amable, en el idioma mediano era totalmente diferente a lo que entendería un humano o un elfo. Sin parar de hablar y gesticular, contando al guerrero la hazaña que había realizado esa misma mañana al atrapar unas ratas, las cuales utilizaba como componente especial de sus pociones, después de agotar la paciencia del grandullón el mediano se gano una sonora interrupción por parte de Golg, seguramente cansado de no entender nada de lo que estaba escuchando.

Golg venir a comprar – Al escuchar estas palabras el mediano volvió a reaccionar dándose cuenta que ese mismo cometido era el que le llevaba a trabajar. Recobrando mínimamente la compostura, el mediano cambio su estridente voz por una más lenta y apacible, que incitara al comprador a un estado de seguridad para los tratos que estaba a punto de realizarse.

Golg el gran guerrero, había venido a la ciudad para hacer acopio de provisiones y poder partir hacia los Picos de las nubes, montañas asediadas por terribles orcos, pero eh aquí la sorpresa que se llevo cuando pregunto por los precios de las mercancías del mediano. El propio mediano no tenia ni idea de que precio solicitar por sus trabajos, nunca se lo había planteado ya que el grandullón era su primer cliente, un gran dilema se planteo para el mediano.


Desconociendo el mundo y el arte del comercio, el mediano se encontraba perdido, el nunca había fijado los precios, solo se había quejado de ellos. Totalmente abrumado y no deseando perder dinero, acudió una vez mas al sabio consejo de Tymora. Mientras resonaba en su cabeza la bella melodía de la benevolente diosa, una idea cruzo su mente como un rayo. Tymora seria la encargada de fijar los precios de aquellas artesanías creadas por el mediano, era otra forma de consagrar su trabajo a su diosa.

Sin pensárselo 2 veces el mediano rebusco entre sus pertenencias hasta encontrar unos dados de juego. Levantando la cabeza y sonriendo a Golg, el mediano lanzo los dados a este. Viendo la cara de asombro del guerrero el mediano se dispuso a explicarle el porque de los dados.

Cuando llego a comprenderlo, Golg abrió los ojos incrédulo y pregunto al mediano q si estaba seguro, a lo que este le confirmo con la cabeza que si. Asombrado, solicito el preció por un pergamino divino, el cual pudiera despertar a los compañeros caídos, y a continuación lanzo los dados de 20 caras que tenia en las manos.

Observando el resultado de los dados el mediano sonrío y dijo – Ahí tienes la respuesta a tu pregunta, 21 mil monedas por pergamino.

Ese había sido el preció que Tymora había creído acertado para el grandullón. La cara de incredulidad aun no se había difuminado en la cara del Semiorco que no sabia si el mediano estaba bebido, era tonto o era demasiado listo y le estaba haciendo una jugarreta tan típica por parte de los de su raza.

Sin dejar tiempo para que el mediano cambiara de opinión, Golg encargo un pedido que recogería al día siguiente.

Este fue el primer de muchos encargos que recibió el mediano.
15 pociones de impacto verdadero, las cuales hacían que los golpes casi siempre fueran certeros.
10 pociones que envolvían el arma del portador en llamas
10 pergaminos de Visión Verdadera, para poder controlar a posibles enemigos que acechasen en las sombras.
6 pergaminos de Resurrección, para levantar a los caídos.

Al día siguiente todo el pedido estaba preparado y dispuesto para ser entregado, el mediano había cumplido su palabra y rebosaba de alegría por su primera ganancia monetaria a parte de los tratos que mantenía con el artesano de Ciudad Alta.

El mediano había dado un paso más en su camino.

blowstinger

17/09/2008 19:31:57

Skullport, la ciudad de los oportunistas

Las innumerables idas y venidas de la infinidad de viajeros que transitaban cada día por las amplias calles de Puerta Baldur, siempre habían aportado noticias de tierras extrañas, leyendas de héroes desconocidos, inventos de gnomos abstraídos en sus laboratorios…

Mucho tiempo atrás, Rigrin escucho historias de un lejano e inhóspito puerto donde cientos de razas de todos los lugares de Faerun se reunían para comerciar, para entablar relaciones o simplemente para obtener algún beneficio, sea el que sea, o fuera como fuera.

Las sucesivas jornadas trajeron mas noticias sobre ese enclave, igual que el viento en primavera trae el aroma de los bosques. Historias y fabulas que solo hacían que acrecentar los sueños del mediano a cerca de aquella extraña pero seductora ciudad. En su cabeza se formaban pequeñas historias donde el siempre era el protagonista. Historias que prometían nuevas aventuras que harían disfrutar al mediano como pocas veces antes lo había hecho.

Pero había una constante en cada una de estas historias, la cual se repetía una y otra vez. Al despertarse de tan maravillosos sueños se encontraba delante de la forja. Forja que le daba de comer y que había permitido al mediano prosperar meteoricamente dentro de la ciudad, cuando llego, no era mas que un simple ladrón, que hacia reír a todos aquellos que tenían la suerte o desgracia de cruzarse con el.

El duro trabajo había llegado, en parte, a su fin. Rigrin había conseguido depurar su destreza hasta el punto de llegar a la maestría en armas y escudos. Algo que el mediano sabía muy bien que le daría una posición aun más estable en la ciudad. Ya se había hecho un nombre entre toda la población, ya fuera por sus obras o por su peculiar personalidad, pero que importaba el como – se decía para si mismo el mediano.

Con la intención de desaparecer un tiempo de su cansado pero gratificante oficio, decidió el consigo mismo que era el momento adecuado de visitar Skullport, aquel enclave que tanta curiosidad había despertado en el años atrás.

Apertrechándose de infinidad de palitroques, pociones, pergaminos y un buen saquito de oro, Rigrin emprendió la marcha hacia un pequeño embarcadero que le llevaría directamente a Puerto Calavera.
Allí un simpático pero contundente marinero se ofreció para acercarle, evidentemente después del pago de una cantidad de oro estipulada por el mismo. Sin prestar atención a la cantidad de oro solicitada, el mediano había subido por la rampa y desde la barandilla de babor azuzaba al marinero para que se dejara de charlas y dijera a los peces que empujaran el barco. A lo que el marinero con una cara de perplejidad respondió que el viento seria suficiente para llevarles.

El viaje se hizo largo, el sol y las lunas no dejaban de intercambiar sus posiciones en el horizonte, como si se tratara de una antigua danza que llevaba repitiéndole milenios y la cual nunca tenía fin.
Un día, de repente, el sol dejo de presentarse, la embarcación se encontraba bajo unas imponentes rocas, las cuales formaban una tortuosa gruta que les llevaría hacia las mismísimas entrañas de la tierra.

El viaje llego a su fin, la oscuridad inundaba todo aquello que los ojos del pequeño mediano lograban alcanzar, sin preocuparse mucho Rigrin empezó a entonar una bella canción que solicitaba a Tymora de su poder, y así, de esta manera poder apaliar la oscuridad que se presentaba ante sus ojos, pero Tymora no respondió. Extrañado pero sin darle mas importancia, esta vez Rigrin saco un pequeño saquito con componentes y entono el conjuro que le permitiría desenvolverse en esa densa oscuridad. El conjuro no surtió el efecto deseado, ni mucho menos. Tampoco en las sucesivas conjuraciones obtuvo el resultado esperado. Frustrado y asqueado no le quedo otro remedio que desembarcar casi palpando todo aquello que le rodeaba.

Guiando por unas extrañas luces, que resultaron ser antorchas que delimitaban la ciudad, el mediano pudo llegar a la entrada mas cercana del embarcadero, la cual estaba custodiada por dos minotauros titánicos, el mediano había combatido con minotauros, pero nunca había visto a seres de esa raza con una complexión tan pantagruélica. Sorprendido pero a la vez complacido por confirmar que las historias que había escuchado no habían sido maximizadas por los viajeros, Rigrin se adentro a la ciudad a toda prisa, deseando abrir la puerta y encontrarse un mundo del que quedaría prendado para siempre.

Ante el mediano apareció una enorme cúpula formada por una bóveda de roca pura, como si de una obra divina se tratara, la majestuosa ciudad de Skullport estaba refugiada en el mismo corazón de la roca. Extrañas y sinuosas figuras se alzaban perezosas en medio de aquella cúpula, de ellas nacían unas pequeñas luces tintineantes que confirmaban las suposiciones del mediano, aquellas sombras eran lo que en la superficie conocían como edificios. Habían conseguido convivir con la roca hasta tal punto que esta misma les ofrecía todo aquello que necesitaban, increíblemente bello a la par que tétrico – pensó para si el mediano.

Sin desear entretenerse mucho en todo aquello que veia, no fuera que se le escapara algo divertido de aquella extraña ciudad, el mediano empezó a deambular entre extrañas y horribles criaturas, intentando sortearlos de la mejor manera posible, ya que seguramente nadie se había percatado que existía una pequeña figura que serpenteaba entre todos ellos. No podía dar crédito a sus ojos, muchas veces había intentado achacarlo a la carencia de luz, pero no era solo eso, azotamentes, svirnefling, elfos de cabellos blancos, minotauros, seres alados pasaron por delante de sus ojos sin que este pudiera dar crédito, una mezcla de ilusión, curiosidad y miedo se apodero de su cuerpo dejándole claro que esto era totalmente desconocido para el y que debían andar con mil ojos.

Consciente de que se encontraba totalmente desorientado, ya que bajo tierra era imposible orientarse ni saber en que momento del día se encontraba, este opto por dirigirse a la zona por donde había entrado y así asegurarse que la embarcación que tenia la misión de sacarle de allí seguía amarrada y bien amarrada.

La historia es cíclica, suelen comentar los sabios, pero en el caso de Rigrin parecía ser una maldición, ya que este siempre acababa metiéndose en situaciones, digamos que incomodas. Cerca de la puerta más meridional de Skullport, a la que Rigrin se dirigía, había un grupo de elfos, más oscuros de lo normal, mucho mas oscuros, rondando un puesto de venta en el cual se comerciaba con adamantita. Extraño hubiera sido que Rigrin no se abriera paso entre ellos para observar aquel espectáculo. Pero para la sorpresa de todos, incluido el propio mediano, aquello que llamo la atención del pequeño ser fue un animal totalmente desconocido hasta la fecha para el, incluso Rigrin juraría que también era desconocido para los de su raza. Un animal de una gran envergadura y con todo su cuerpo recubierto de un denso pelo que parecía agrandarlo aun más.

Unos elfos oscuros merodeaban por la zona, unos elfos divertidos sin duda, no dejaban de suspirar a cada risa del mediano, que por otra parte eran muchas.... incluso para los de su raza....

Una elfa, posiblemente la dueña del Rothe, intentaba mediar una conversacion, pero lo unico que obtenia de respuesta eran saltos de jubilo del mediano, tantas cosas nuevas despertaban una gran excitación en este.

Al cabo de unos momentos de desconcierto, donde todos hacian grandes aspavientos en forma de gestos para entablar comunicación. Un mago hizo presencia y entono la lengua magica, de repente el mediano cambio su cara y se mantuvo tranquilo, algo que parecia imposible.

Despues de comunicar las intenciones que tenian los elfos, se le entrego una carta al madiano, el cual se encargaria de extenderla por toda la superficie. Como gratitud, los elfos deseaban darle, dinero, dinero? si necesito una habitacion para todo el dinero que tengo - penso para si el mediano. Una vaca peluda, si si, una vaca peluda seria un buen regalo, todos los artesanos se moririan de envidia ante su peluda vaca, estos pensamientos hicieron que la alegria volviera al mediano, entre la vaca y las promesas de heroismo que prometian los elfos fueran suficientes para que el mediano saliera corriendo dispuesto a cumplir su parte del trato.

Agarrando al Rothe fuertemente por las correas se dirigio directamente al embarcadero, donde le esperaba su embarcación.

- Tenemos un nuevo amigo jijijijijijijij - comento el mediano ante el estupefacto marinero.

blowstinger

03/11/2008 12:42:33

Rigrin el maestro de idiomas

*El descubrimiento de parte del mundo, había alterado la monótona vida del mediano, la sed de curiosidad por lo desconocido había aflorado en el alma del jovial y desconcertante mediano. Nuevas razas, nuevas ciudades y situaciones inundaban Faerun y el mediano solo deseaba descubrirlas todas y cada una de ellas.*

*En su afán de conocimiento había tomado la decisión de dirigirse al Sur, el sur… bastas tierras azotadas por un sol implacable, cambiantes y desconcertantes se dibujaban en su cabeza con la ayuda de su imaginación. del mediano.*

*Muchos días de viaje tenia ya el mediano a sus espaldas cuando llego a un maravilloso y frondoso bosque. El viento parecía feliz de surcar entre tan basta vegetación, pudiendo crear maravillosas melodías con el vaivén de las hojas. Se recreaba durante horas inundando con una tranquilidad desconocida, seguramente, por muchos seres que nunca podrían disfrutar de tan maravilloso espectáculo*.

*Sin poder evitarlo, como si un placido canto de sirenas le llamara, el mediano se adentro en los lindes del bosque, inmerso en una pseudohipnosis que le tenía totalmente subyugado de la realidad. Como no podía ser de otra forma, al cabo de pocos minutos, el canto ceso y el corazón del mediano se encogió preso de la duda*
Que ha pasado? – se pregunto para si el mediano.

*Esa pregunta obtuvo respuesta a los pocos segundos, cuando unas esbeltas figuras emergieron de todas partes portando unos magníficos arcos, arcos que nunca podrían ser imitados, y que habían adquirido una fama merecida con el paso de los siglos.*

*Una avanzadilla de elfos apareció delante del mediano instándole a que detuviera su avance, el no había sido invitado a disfrutar del placer que la arboleda otorgaba a sus habitantes. El mediano sorprendido y casi sin palabras, solo pudo reaccionar saludándoles y ofreciéndoles sus bastos servicios como creador de artículos arcanos.
Los elfos, miraron extrañados al mediano y tensaron, si cabe aun mas, sus maravillosos arcos, mientras un eco en forma de sonrisa se alzo por encima de todo sonido. La sonrisa de un elfo, que a su vez hizo presencia adelantándose a sus compañeros los cuales custodiaban al intruso. Sus ropas y la cantidad de miradas que atraía a su paso, denotaba que se trataba de una figura importante entre la hermandad elfica, mas tarde el mediano supo quien era. El dendavoz, Elbereth el elfo, el maestro imbuidor, el espíritu de la arboleda… eran algunos de los calificativos que había ido cosechando durante su dilatada vida.*

*El mediano, sin saber la suerte que tuvo al encontrarse con esta figura, continuo con su amplia sonrisa dibujada en su cara, su inocencia, muchas veces causa de todos sus problemas, había llamado la atención del elfo, que amigablemente se dirigió a el mostrando interés en tan peculiar criatura.*

*Muchas decanas y viajes, habían forjado una extraña amistad entre el activo mediano y el reflexivo elfo. Las miles de historias que el mediano relataba hacían brillar los rasgados ojos de su compañero de fatigas, evidentemente, el elfo no se creía ninguna de ellas, pero el énfasis y los gestos siempre magnificados del mediano le complacían gratamente durante las largas noches de invierno.*

*Pocas cosas sorprenden a un mediano, pero Elbereth lo consiguió al solicitar a su amigo que fuera su maestro.*

¿Maestro, de que? *se pregunto muy extrañado y desconcertado*

Me gustaría que me enseñaras el intrincado idioma de los medianos, como bien sabes sois una raza que siempre me ha llamado la atención, y deseo aprender vuestro idioma, pudiendo ser participe de algo grande *en sus palabras se distinguía respeto por el mediano y los suyos, pero las pomposas palabras sabia que ayudarían a agrandar el orgullo del mediano, y por consiguiente conseguir su deseo*

*No había acabado el elfo de solicitar su ayuda, que el mediano ya estaba de pie dando vueltas sobre si mismo, vitoreando y aplaudiendo por la oportunidad que se le planteaba. Feliz por la proposición no pudo hacer otra cosa, que estrecharle la mano y asentir con una enorme sonrisa*

*Pocas lunas transcurrieron hasta que la peculiar pareja se volvió a reunir, las clases se impartirían en la majestuosa arboleda, Elbereth había solicitado que se reunieran allí, y el mediano no tuvo ninguna pega que así fuera, no despreciaría la oportunidad de conocer aquel bello lugar.*

*Un mediano dentro de la arboleda llamaba mucho la atención, y así se denotaba por las constantes miradas de desaprobación, incluso algunos elfos se quejaron públicamente por su presencia, a loa que el mediano no pudo mas que sonreírles para hacer que estos aun se mostraran mas en desacuerdo con su presencia.*

*El extraño idioma de los medianos llamaba la atención al sabio elfo, ya que muchas palabras simples para el se transformaban en frases complejas en la lengua de Rigrin*

*Simples negaciones se transformaban en frases, que debido a su gran uso por esta raza se habían impuesto como la definición correcta para el día a día.*

Yo no se nada, me lo he encontrado en el suelo, o Yo no fui señor guardia, creo que se fue para allí… forman parte del vocabulario usado por esta raza en el día a día.

*Las clases finalizaron con un efusivo apretón de manos y la promesa de continuar con las clases. La despedida de los compañeros no hizo mas que tranquilizar a los orgullosos elfos que no deseaban verle mas por allí, pero sus deseos de momento no serian escuchados, no aun…..*