Vitule

25/08/2009 14:10:44

Introducción

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Las llamas, los gritos y el humo se sucedían en este orden. Un joven muchacho espigado con grandes ojos de color negro veía como a su alrededor su pueblo se consumía a la misma velocidad que las llamas lo convertían todo a ceniza.
Recostado tras una gran roca no podía por más que lo intentaba apartar de él aquel nauseabundo hedor que desprendían los cuerpos calcinados de todos aquellos a los que consideraba importantes en su corta vida.

Permaneció largas horas tras la protección que le aportaba la roca, mezclándose en su rostro las lágrimas y el sudor.
Cuando todo pareció haber sido consumido por las llamas se acercó lloroso y vacilante, el olor le había dejado de preocupar y sus pasos le encaminaron al lugar que él una vez había llamado hogar, fue entonces cuando se desplomó al reconocer la hoja de la gran espada de su padre… y permaneció allí, en el suelo horas e incluso días esperando el mismo destino que había sufrido su pueblo, la muerte.
- Un, dos tres…un dos tres…- Canturrearon al unísono varias voces graves.
Pensó que no era más que la cercanía de la muerte lo que le hacía escuchar voces. Pero estaba equivocado.
Tres sombras que se acercaban fue todo lo que consiguió distinguir el joven muchacho, estos al ver la escena no pudieron argumentar palabra, tras un instante uno de ellos se adelanto y pregunto:
-¿Chico, qué coño ha pasado aquí? - Dijo sin dejar de mirar lo horrible de lo que allí había tenido lugar-.
No obtuvo respuesta alguna. Tras esto otro de los recién llegados se acerco despacio y distinguió a ver la hoja que apretaba el chico contra su pecho y le pregunto su nombre, entre sollozos y muy cercano a la muerte respondió orgulloso:
- ...Bulbaiff…