H_a_p_l_o

04/01/2010 23:54:53

Otra vez el sueño. El olor mezclado de madera y carne quemada, la visión de los cuerpos tan familiares antes para mi apenas reconocibles entre el torbellino de la masacre y al fin esos ojos de reptil que se inclinan sobre mi y me miran desapasionadamente, justo antes de asestar el golpe. El impacto brutal de lanza que me hace despertar siempre empapado de sudor en estado completamente febril. Esa horrible pesadilla... solo que es más que eso, es también un recuerdo, el último de mi antigua vida.

La hoguera arde aún con fuerza. Así debe ser, Therian está últimamente más débil que de costumbre y el frío no es bueno para sus viejos huesos. Puedo verlo al otro lado del fuego durmiendo tan pesadamente como siempre. La manta de viaje subida hasta la barbilla y el gorro forrado calado en las orejas. En las arrugas de su rostro puedo leer la historia de su vida. Alegrías, aventuras, tristezas, es sorprendente como reflejan los rostros humanos el paso del tiempo. No es de extrañar que ante ellos los de mi raza siempre hayan gozado de una aureola de misterio, al fin y al cabo cuando ellos empiezan a vislumbrar el otro lado nosotros apenas hemos madurado.

Y sin embargo ese hombre anciano ha sido lo más parecido a un padre los últimos treinta años. Recuerdo nuestro primer encuentro, apenas podía verlo entre el velo de sangre que me cubría la cara. Probablemente le hubiera atacado si mi cuerpo estuviese en condiciones de responderme, pero la lanzada me había hecho desangrarme hasta rozar la muerte. El que siguiera vivo se debía únicamente al libro que llevaba entre las ropas que había reducido la penetración del filo y a la diosa fortuna que hizo que Therian se cruzase en mi destino. Aún ahora siento la fuerza de las palabras con que me hablo en ese momento. Emanaban calma y poder al mismo tiempo. Como elfo la mágia me es familiar y pude sentir mágia en aquella voz, aunque no pronunciase ningún conjuro. Lo escuché hipnotizado hasta perder el conocimiento y tres días después desperté a mi nueva vida.

Ah, aún es noche cerrada y debería descansar mientras pueda. Mañana nos espera una buena caminata hasta nuestro destino y probablemente debamos actuar nada más llegar. Hace mucho que no pasamos por el poblado y esté deseando escuchar historias de aventuras y peligros y embriagarse de la magia de nuestra música. Los dedos de Therian ya no tienen la capacidad de sacar magia de su laud así que me tocará a mi llevar el peso. Al fin y al cabo siempre dice que he sido su mejor alumno, aunque no se cuantos aprendices habrá tenido. Interiormente recuerdo la voz que me habló aquel día y se que yo aún no he alcanzado esa capacidad. Aun a pesar de mis dotes naturales para manipular el poder mágico y mi capacidad innata para agradar aún no puedo competir con toda una vida de dedicación. Pero como decía mi maestro al menos si la cuerda de mi laud no amansa a las fieras la cuerda de mi arco me defenderá de ellas.

Se que la vida de Therian está llegando a su fin. Y el también lo sabe, aunque no parece preocuparle mucho. O quizás cree que no merece la pena desperdiciar el tiempo lamentándose. Me pregunto qué haré cuando llegue el desenlace. Últimamente he comenzado a sentir la vieja inquietud en la sangre. Estos parajes han empezado a hacerse demasiado aburridos y siento que hay otro mundo más allá del mar hacia el que mi espíritu está siendo atraído. Supongo que me he cansado de repetir historias ya polvorientas y deformadas por tantos contadores de cuentos borrachos y quiero ver con mis propios ojos lo que el mundo puede ofrecerme. Lo cierto es que sólo el amor que le profeso me retiene y cuando su llama se apague será tiempo de que mis pies vayan en busca de lo que me falta para alcanzar a mi maestro.

Pero como también dice Therian, no sirve de nada calentarse la cabeza con lo que ocurrirá mañana, es mucho mejor descansar para afrontarlo cuando llegue.