gatovengador

16/02/2010 00:03:41

[size=18:b4586738cb][color=darkred:b4586738cb]La Huida[/color:b4586738cb][/size:b4586738cb]

El pequeño kobold corría por la jungla como si de alma que persiguiese el demonio se tratase. Desde su punto de vista, muy posiblemente fuese ese el caso, claro.

En su imaginación toda su antigua tribu le estaba dando caza en ese momento, aunque si se parase a pensar dos minutos sabría que ahora mismo estaban dedicandose al poco noble arte de dar unas cuantas puñaladas por la espalda en la cuava que ocupaban, dado que ahora alguien tenía que ocupar el puesto de jefe de la tribu,puesto que su jefe estaba muerto, aunque sería más preciso decir que había sido asesinado.

El pequeño Ratirk eso lo sabía bien, pues él era el que lo había liquidado. De hecho para asegurarse le había apuñalado varias veces mientras dormía. Le había sido relativamente sencillo colarse en la caverna que usaba el caudillo y allí clavarle varias veces su daga oxidada en el abdomen mientras que le sujetaba el hocico para que no gritase.

La verdad es que no tenía muy claro el por qué lo había hecho. Bueno, en parte sí lo tenía, una voz le había dicho "Sé libre, hijo de la estirpe escamosa", y el pequeño sinitió la necesidad de hacerle caso. El jefe era un ser mezquino, y antes de huir pensó que así les iría mejor al resto de sus compañeros, y ahora la espada del jefe, bueno, ex-jefe, colgaba a la espalda del kobold como prueba de su, desde su punto de vista, gran hazaña. Por supuesto, prefirió no quedarse para recibir los agradecimientos, por si acaso.

Así que ahora corría rumbo al norte, porque tenía la sensación de que hacía allí debía ir. Y no tenía ni idea de que hacer una vez llegasé al que fuese que fuera su destino.

gatovengador

19/02/2010 13:20:58

[size=18:86ffcbaadf][color=darkred:86ffcbaadf]El Viaje I[/color:86ffcbaadf][/size:86ffcbaadf]

El pequeño kobold llegó lo más al norte que pudo... y se encontró agua, mucha agua. Y con ella un nuevo problema, pues aunque buen nadador algo le decía que iba a ser difícil cruzar ese estanque del que no veia la otra orilla. Se sentó en una piedra y se puso a pensar en este nuevo contratiempo cuando en el horizontes diviso algo. Paracía una caseta de madera del revés, y avanzaba hacia la costa. La observo un rato para ver hacía donde iba, y se encontró que se dirigía a algun punto al este de donde estaba.

Una caseta flotante parecía una buena forma de cruzar el estanque enorme, así que se puso a bordear la costa en pos de semejante maravilla hasta que vio el destino de la caseta unas pocas horas después: un asentamiento humano.

La caseta llegó poco después, y pudo ver desde su escondrijo que había más humanos dentros. La conducieron al borde del asentamiento donde la ataron a tierra junto a otras casetas, algunas más grandes, otra más pequeñas, y el pequeño kobold siguio observando.

Medio día más tarde, cuatro ratas devoradas y ya oscureciendo, Ratirk tenía algo parecido a un plan. Había estado analizando las idas y venidas de las casetas, y ahora sabía que las pequeñas iban recorriendo la costa al este y al oeste, y las dos unicas grandes que habían salido eran las únicas que habían ido al norte, así que solo tenía que colarse en una de las dos de mayor tamaño que quedaban.

Hizo acopio de valor, y dos ratas más por si acaso, y en cuanto se hizo totalmente de noche avanzó reptando hacia el asentimiento. Poco antes de llegar a él, hizo un quiebro y se lanzó al agua, y se las apañó para llegar a nado hasta la caseta grande más cercana... y era enorme. Dentro de ella habría cabido toda su tribu.

Llegó hasta una cuerda que salía de la caseta directa al agua (el kobold no tenía ni idea de a qué la habían atado, y no le importaba mucho) y trepo agilmente por ella hasta llegar a la parte de arriba. Tras un rápido vistazo y ver que nadie estaba mirando en su dirección saltó a la parte de arriba y se escondió trás unos barriles. Ahora sólo le quedaba un sitio dónde esconderse.

Escuchó un ruido de fuera, pasos, y voces. Alguien estaba subiendo por una tabla desde tierra. Así en un momneto de pánico, Ratirk buscó desesperado alrededor y vió una puerta en el suelo hacia abajo. Tratando de ser lo más sigiloso posible se metió por ella y fue a parar a una sala llena de cajas y barriles.

Se quedó quieto esperando oir cualquier ruido, pero tras varios minutos no escuchó nada en el cuarto, aunque sí ronquidos provenientes de la habitación de al lado. Cuando pasó un tiempo que el pequeño consideró prudencial, empeó a buscar un sitio mejor para esconderse, y así, husmeando entre las cajas, encontró una llena de pieles. Sin pensarlo dos veces se metió dentro, sacó una rata y le dio un mordisco. Ahora sólo le quedaba esperar.

gatovengador

25/02/2010 18:07:16

[size=18:1756b14fa0][color=darkred:1756b14fa0]El Viaje II[/color:1756b14fa0][/size:1756b14fa0]

El pequeño kobold llevaba lo que era una eternidad metido en el barril repleto de pieles, y le estaba resultando increíblemente aburrido.

Por suerte, y aunque sólo cargaba con tres jugosas ratas al subir a la cabaña flotante, se encontró que dentro de ella había suficientes como para cubrir su alimentación durante todo ese tiempo, que completaba a base de la comida que sacaba de otros barriles mientras los habitantes de la casa flotante dormían. Por suerte para él, estos culpaban a las ratas de las desapariciones de comida, por lo que el kobold había tenido un viaje hasta el momento tranquilo, y muy aburrido.

Como no tenía nada que hacer, Ratirk se dedicaba a escuchar. Conocía vagamente el idioma de los humanos, que para el sonaba extraño comparado con su dracónico, pero con los días comprendiéndolo mejor. En el fondo la conversación de los humanos era aburrida. El kobold se dio cuenta de que tenían cierta obsesión con los pechos grandes de las hembras, a los que no veía utilidad, al dinero, que no tenía claro lo que era pero debía servir para algo, y a sus conquistas, que no tampoco llegaba a saber que habían conquistado exactamente.

Aun así, lo que realmente le llamó la atención de todo lo que oía desde su escondrijo era que en la casa flotante iba tambien alguien al que los demás se referían como un gran heroe. Todos hablaban de él con respeto, contando las grandes hazañas que ese gran heroe había hecho, y el pequeño kobold se empapa con avidez de todo lo que oía al respecto.

El pequeño kobold llegó a la conclusión de que para ser un gran heroe primero tenía que ser un gran aventurero, y como tal tenía que salvar a los demás y matar a los monstruos. No sonaba muy difícil así dicho, así que decidió que a partir de entonces sería Ratirk, el Gran Aventurero Kobold.

Aunque eso sería mejor dejarlo para una vez que saliese del barril de pieles.

gatovengador

02/03/2010 15:47:20

[color=darkred:e3788bfcb5][size=18:e3788bfcb5]El Viaje III[/size:e3788bfcb5][/color:e3788bfcb5]

Ratirk ya no podía más. No sabía cuánto tiempo llevaba ya metido en la casa flotante, pero se le estaba haciendo insufrible. Finalmente el aburrimiento le llevó a salir del barril donde estaba aprovechando la oscuridad y a subir al tejado de la casa. Nadie le molesto por el camino, pues se movía sin hacer ruido con las garras, y así llegó arriba y pudo contemplar el cielo estrellado sobre el por primera vez en lo que era una eternidad para el pequeño kobold.

Se asomó por la barandilla y pudo ver como la casa avanzaba rauda sobre el agua de ese gran lago infinito. Observando las estrellas pudo ver que se dirigían hacia el norte, aunque a lo mejor, y esa idea asustó al kobold, se había metido en un viaje eterno en el que tendría que pasarse el resto de sus días en un barril lleno de pieles cazando ratas cuando el resto durmiese.

Mientras que estos lóbregos pensamientos bailaban por la pequeña cabeza del pequeño escamoso se dio cuenta de que no era todo agua, al este había orilla. Esto fue una novedad tan emocionante que hizo que no se diese cuenta de que un humano estaba saliendo de una puerta en ese momento. Este al ver al kobold gritó, Ratirk al verlo chilló, y le lanzó lo primero que encontró a mano, que vino a ser un cubo.

El cubo voló directo hacia la cabeza del hombre que cayó redondo por el impacto con un sonoro golpe que, en contra de los rezos de Ratirk, fue escuchado por todo el barco. Así que el pequeño kobold se vio por un lado rápidamente rodeado por un lado por un grupo de hombres armados con diversos objetos, y por otro por el lago infinito, con su orilla lejana.

Curiosamente la gente no se abalanzó sobre él como esperaba, sino que se limitaron a esperar amenazantes. Ratirk creía que iba a salir indemne de esta cuando los marineros dejaron paso a un hombre, al heroe, armado con una espada y mirandolo de manera asesina. Desde luego al kobold en ese momento no le pareció muy heroico, más bien le dio miedo.

El heroe preparó el arma y cargó contra el pequeño, que viendo las circunstancias y considerando las alternativas hizo lo único que creía le daba unas mínimas posibilidades de supervivencia: saltó por la borda y una vez en el agua se puso a nadar hacia la distante orilla, mientras que oía gritos furiosos a su espalda.

gatovengador

08/03/2010 18:09:09

[size=18:0001033e7b][color=darkred:0001033e7b]Nuevas Tierras[/color:0001033e7b][/size:0001033e7b]

El kobold acabó en una playa medio ahogado, pero al menos estaba vivo, lo que era algo a tener en cuenta. Miro a su alrededor desorientado y llego a una conclusión rapidamente de dónde estaba: no tenía ni la más remota idea.

El lago infinito quedaba a su espalda y estaba en tierra, pero ni la arena de la playa ni las plantas que había algo más lejos, ni los animales que llegaba a ver le eran familiares. Desde el punto de vista del kobold esto era bueno, no es que estuviese perdido, ahora tenía una oportunidad de ser un Gran Aventurero y convertirse en Gran Heroe (y no iría cargando contra inocentes kobolds como el otro).

Ahora tenía que conseguir lo primero un sitio propio, y si podía conquistarlo a un grupo de seres malos para que le aclamasen por ello, mejor.

Con esto en mente se internó tierra adentró hasta llegar a un sendero muy ancho, que Ratirk calculó iba de norte a sur. Como notaba el aire muy seco del sur decidió seguir al norte con la suerte de encontrar justo lo que estaba buscando. Una decena de orcos estaban alrededor de una gran roca. Sitio, seres malos y feos, un estreno perfecto. Ratirk cargó empuñando la espada de su antiguo jefe contra ellos chillando lo que el consideraba un grito aterrador, que hizo levantar alguna ceja entre los pieles verde... y lo próximo que recordó fue despertarse flotando en un rio con un fuerte dolor de cabeza.

Quizá debería de replantearse la estrategia.

Miró a su alrededor desorientado sin tener muy claro donde estaba. En torno a él se extendía un pantano extraño, no tan húmedo ni tan denso como los que estaba acostumbrado, y se podía ver con facilidad las copas de los árboles varios metros por encima suyo. Un nuevo sitio que explorar... pero aun tenía una cuenta que ajustar.

Siguió el rio cauce arriba ocultándose entre la vegetación alta hasta llegar a la gran roca. Los orcos seguían ahí, y parecían muy seguros de si mismos.

El kobold eligió al más alejado del grupo principal, y se escurrió detrás suyo. Con un golpe su daga el piel verde se desangraba en el suelo, y repitiendo el proceso fue cazandolos uno tras otro, hast que se dieron cuenta de que estaban cayendo sus compañeros, pero ya fue muy tarde. Al final sólo quedaba un ensangrentado kobold exultante de felicidad con un montón de orcos acuchillados alrededor.

Ahora había reclamado su morada, y lo había hecho matando a un grupo de monstruos, ya era un aventurero.

Cogió el casco del lider de los orcos y lo puso sobre la parte más de la roca, y luego con su daga tallo en la roca en draconico Gran Roca de Ratirk. Así que ahora ya era Ratirk, Gran Aventurero, Mataorcos y Señor de la Gran Roca... con casco. Y con pose orgullosa observó sus nuevos dominios, que incluían un arbol, un seto y una manada de ciervos que estaba pastando al lado, hasta que se puso a llover, y decidió que tenía que conseguir un techo.

gatovengador

08/06/2010 16:39:00

[color=darkred:add749eaec][size=18:add749eaec]El Destierro[/size:add749eaec]
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El pequeño kobold avanzaba mascullando, vigilando el camino que tenía delante y vigilando su bolsa de oros. Esta última manía la había desarrollado hacía algún tiempo, curiosamente con la incorporación del que sería el segundo kobold de su tribu, Sleish.

Se había instalado con él en las cloacas (que son las cuevas bajo las ciudades humanas) de Aron (donde vivían los hombres lata del pollo, y además tenían un a mujer pollo, a los mejor se apareaban con pollos, pero el kobold prefería no pensar demasiado en ellos, tampoco lo preguntó nunca, por temor hacia su sanidad mental).

Poco después se les unieron otros dos, Shekah el chamán y Sasha la curadora viajora, con lo que donde antes estaba una tribu de uno, ahora eran una tribu de cuatro, y Ratirk era líder (por el simple hecho de que llego primero y era el Gran Aventurero, además los chamanes son chamanes, no lideres, y lo mismo se puede aplicar a las curadoras... y bueno, Sleish era Sleish, no había mucho más que decir al respecto).

Y ahora los cuatro kobold avanzaban hacia la piedra que les había dado nombre, la Gran Roca... sin casco, pero con cabeza. Aunque de la cabeza cada vez quedaba menos. Deberían plantearse buscar algo que aguantase más el tiempo, pero lo primero era lo primero, la Gran Roca no era sitio para muchos, bueno, para cuatro, así que tenían que buscar un sitio donde cobijarse, cobijarse porque los hombres pollo de Aron (volvió a intentar no imaginar nada) les habían echado. Bueno, realmente ellos ya habían decidido irse, habían descubierto que los humanos eran peligrosos, estaban locos, aunque los elfos eran peores si no tenían el pelo rojo, encima comían kobolds. El caso es que les habían echado después de hacer todo lo que les habían pedido con lo que el chaman al final había tenido razón, todos locos, y por culpa de ese chaman elfo.

Bueno, pues allí se podían quedar los elfos caníbales, los hombres pollos y todos, Ratirk sería el Gran Heroe Kobold, pero solo para los kobolds.