Draconiax

24/07/2005 19:06:16

Hay quien dice, que los sucesos de nuestra vida y como los afrontamos marcan quienes somos. Supongo que en la mayoría de los casos será verdad, pero yo, para mi desgracia, no puedo averiguarlo, pues lo que sé de mi vida, comienza a los diez años, pues lo que sucedió antes de mi memoria fue alejado. Lo único que sé, es que soy el resultado de la unión de un poderoso dragón rojo y una elfa de la luna, lo que comúnmente es conocido como semidragón. Por lo que me contó Imithel Amalizh, la elfa que me crió y maestra de mi madre y mía, esta amnesia se debe al trauma de ver morir a mi madre.
Bien, lo que puedo si sé, es que fui dejado en Siempre Unidos al cuidado de Imithel. Mucha gente podría preguntarse como pudo quedar allí una criatura como yo, bien, desde que tengo memoria siempre he tenido marcado un sello mágico de gran poder, que anulaba mi herencia dracónica y me dejaba a ojos de todos como un simple elfo. Bueno, quizas no tan simple, pues el sello no era perfecto, y me dejaba ciertas cualidades no muy comunes, como ojos y pelo rojos y unas capacidades físicas mejores de lo habitual. Mientras estuve en esta grandiosa isla, fui adiestrado por mi tutora para controlar los poderes arcanos que herede de mis padres, aunque fue poco el tiempo que dedique a eso, pues prefiero combatir a usar magia, y mi pereza sobrepasa lo habitual cuando se trata de usar magia. La verdad es que el tiempo que estuve allí fue tranquilo, conocí la amistad y todo eso y viví alguna que otra aventura, hasta que sucedió algo que tuvo que estropearlo todo.
Mi amigo Taurnil, un mago de gran potencial y yo, descubrimos tras una serie de sucesos raros en un lugar como Siempre Unidos a un mago elfo dorado que pretendía abrir un portal al abismo en pleno Siempre Unidos(de echo, logró invocar a un glabrezu, un rival temible). No se muy bien que paso, pero tras la terrible lucha, parece que el sello que me había protegido de mi esencia draconiana durante dos siglos se vio afectado. No lo note al instante, claro esta, pero, poco a poco se fueron manifestando signos, pues cuando me enfadaba o estornudaba exhalaba fuego por la boca, mi piel se volvía poco a poco escamosa o aumentaba mi fuerza de manera inquietante. Si se hubiera quedado en eso, podría haberlo ocultado, pero un día surgió algo que no se podía ocultar, me surgieron cuernos de la cabeza. Al descubrirse que no era completamente elfo, se busco un castigo para mí(los simpáticos elfos dorados pedían mi cabeza), llegando al final a lo que consideraron el castigo “menos” cruel: sería exiliado de mi hogar, prohibiéndoseme la entrada, además de recurrir a algo que me impidiese volver allí o decir a alguien como llegar, que consistió en borrar de mi mente la localización de Siempre Unidos.
Tras esto, deambule por Faerun acabando en un nido de corrupción conocido como Calimport, el único lugar donde aceptarían a un monstruo como yo.
Hace ya dos años que fui exiliado, mi naturaleza draconiana se a manifestado más y por lo que he investigado, mis terribles dolores de espalda indican que no queda mucho tiempo para que me salgan alas. De la gente que conocí en Siempre Unidos solo he vuelto a ver a Taurnil, pues es capaz de viajar mediante la magia largas distancias, contándome noticias de mi tierra y trayendo vino elfo de calidad, y no lo que sirven en este lugar.
El tiempo de soledad me ha dado un objetivo, buscar a mi padre, el creador del sello que poseía y descubrir la verdad sobre mi nacimiento, intentando ganarme a la vez el respeto y una reputación entre los elfos, que me permita volver algún día a mi hogar. Se lo difíciles de conseguir que son mis objetivos, pero soy semidragón y semielfo, si logro sobrevivir, tengo mucho tiempo para lograrlo.


Draconiax Hai Draco