ojos

02/09/2010 12:22:08

La familia de los Buenavista son reconocidos como unos excelentes arqueros por sus vecinos en las Tierras de los Valles. Pero las ironías del destino les bendijo con una hija ciega. Los sanadores y clérigos del lugar intentaron por todos medios devolverle la vista. Pero no era algo que pudiesen curar, pues había nacido así, y aunque sanaran todas las células de sus ojos, su cerebro no tenía la capacidad de recibir e interpretar las señales de éstos.

Saira creció rodeada de las burlas de sus hermanos, pero aun así no desistió. Cogió un arco, ató unos pequeños cascabeles a sus flechas, y se propuso convertirse en una arquera mas de su familia. Pero las cosas no son tan fáciles como parecen... A pesar de su duro esfuerzo desde pequeñita rara vez acertaba al blanco y ello alentaba mas las risas de sus compañeros:
-¿cómo vas a acertar al blanco con los ojos vendados? ¡estas loca! Jajajaja-


Cuando alcanzó su juventud, a pesar del cariño que sus padres la tenían por ser su hija, era la deshonra de la familia y fue invitada a abandonar la aldea si seguía en su empeño:
-¡Eres la vergüenza de esta familia! Deja ya tus absurdos entrenamientos... ¿no ves que con eso solo nos pones en evidencia ante los demás?
-Mira hija... siempre puedes dedicarte a otras labores – La decía de forma un poco mas amable su madre.
-¡Pero padre siempre dice que somos una familia de tiradores! ¡Él sólo está orgulloso de mis hermanos porque saben usar el arco! ¡Y el viejo sabio me ha dicho que puedo lograr lo que quiera si me lo propongo! – Contestó
-¡El viejo sabio no sabe lo que dice! Tiene ya más de 800 años, las guerras y batallas que ha sufrido le han dejado tocado de la mollera, no puedes creer todo lo que te diga... – Le respondía enojado su padre.
Ante esto, la joven elfa salió de su casa dando un fuerte portazo y corrió hasta la casa del viejo sabio mientras lloraba.


Era ya de noche, cuando alguien llamaba a la cabaña del viejo sabio:
-¿Quién es a estas horas? Es un poco tarde, ¿no podría volver en otro momento? Humm... – Contestaba el viejo mientras abría su puerta – Ohh... si eres tú... ¿qué haces aquí llorando?
Entre sollozos Saira le explico lo ocurrido al viejo sabio.
-Humm... ya veo... bueno, no te preocupes. En mis viajes conocí a un hombre que podía detectar que le iban a atacar aun teniendo al agresor a su espalda. Creo que procedía de un monasterio humano no muy lejano de aquí. Quizá él, o si ya murió, alguno de sus descendientes pueda ayudarte en tu empresa.

El amable sabio le dio todo lo necesario para que pudiera llegar a aquel monasterio. Allí se presentó y consiguió que los monjes la acogiesen y entrenasen. Tras muchos años de riguroso entrenamiento aprendió algunas de las extraordinarias habilidades de estos monjes y las consiguió adaptar a su peculiar tiro con arco. Se dice que los ciegos en compensación tienen mas afinados sus otros sentidos, esto combinado con los poderes de la meditación y la concentración que había aprendido allí, la llevaron a lograr hacer diana a pesar de carecer del sentido de la vista.
Uno de los monjes: -Bueno hermana Saira te ha costado mucho, pero al final has acabado aprendiendo todo lo que podíamos haberte enseñado aquí. Puedes quedarte entre nosotros todo el tiempo que quieras o proseguir tu viaje y continuar aprendiendo en otros lugares.
-Si, muchísimas gracias por haber sido tan amables conmigo. Pero me gustaría recorrer mundo antes de regresar de nuevo a mi pueblo y que mis padres se sientan orgullosos de mi.
-Como gustes hermana. Recuerda que siempre serás bienvenida de nuevo.