H_a_p_l_o

04/03/2011 00:46:39

[u:84c3458e34]Prólogo

Supongo que si estoy gozando en este momento de su atención, estimado lector, es que por fin me he hecho rico. Mi talento me ha encumbrado a la cima del poder y por tanto me importa un pimiento lo que piensen de mi al leer estas páginas.

Claro que también cabe la posibilidad de que seas el sucio ladrón que acaba de robarme mis pertenencias, a mi o a mi cadáver. En cuyo caso me permito advertirte que el presente manuscrito goza de la nada desdeñable protección de hasta cuatro maldiciones, tan horrendas que solo mencionarlas hace que se me erize el vello. Si aprecias en algo tu vida, corre como el demonio purulento que eres y restituye lo que nunca fue tuyo. Quizás tengas la suerte de pillarme en un día bueno y detenga la guadaña que en este momento ya roza tu nuca.

Bien, una vez aclarado este punto vayamos a lo importante. ¿Qué diantres es esto?. Buena pregunta, aún diría más excelente, se nota que no sois un primerizo.

Pues a decir de algunos el reflejo de los devaneos de un loco con demasiado tiempo libre y al de otros la narración de la genialidad sin par de un servidor. Me gustaría decir que me cuento entre estos últimos, pero lo cierto es que... simplemente me aburría. Y cuando me aburro, pasan cosas, demasiadas cosas. Apuesto que si no fuese por esta naturaleza inquieta, que es a la vez mi maldición y mi orgullo hubiese podido ser un tranquilo granjero, un leñador orgulloso del f¡lo de su hacha o incluso el tipo que te frota la espalda en los baños públicos. Si ese al que nunca das ni una moneda porque ¡oh sorpresa!, te has dejado la bolsa en la cota de mallas.

A lo que iba, porque hoy me aburría empece a escribir esta especie de ... ¿diario?, ¿biografía?,... diria que no, más bien una colección de recuerdos que me apetece plasmar para mi deleite. Porque me aburría es que han sucedido muchas de las cosas que aquí se narran y porque demasiada gente se aburre es por lo que el mundo se sigue moviendo.

Si despues de lo anterior todavía teneis ganas de seguir, debo deciros que, al menos, todo lo aquí narrado es la pura verdad, o al menos un porcentaje tremendamente alto. Algunos nombres pueden haber sido alterados a petición de sus dueños ( típicamente truhanes, buscalíos y ladrones varios, tanto los que pueblan las calles como los que habitan en palacios) y el orden de narración no tiene necesariamente una cronología ordenada.

Lo que en palabras sencillas viene a ser: contaré lo que en cada momento me venga en gana, dependiendo de lo mullida que estuviese mi cama.

Y dicho esto ya solo me queda advertirle, apreciado lector, que si tiene un alto concepto de la vida de los héroes y aventureros que campan en este mundo debería dejar de leer ahora. Porque los héroes no siempre matan al dragón y a veces ni siquiera mueren peleando con el. A veces tropiezan con una rata al entrar en su guarida, la rata se enfada, les muerde, les pega la rabia y mueren en una asquerosa pocilga entre restos de sus propios.... bueno creo que ya me entienden.

H_a_p_l_o

10/03/2011 15:27:06

[u:980f37d301]Capitulo 1: De la vida y de la muerte

Bueno, bueno. Por una vez y sin que sirva de precedente contaré una historia que no presencie por mi mismo, al menos no hasta el f¡nal. Por motivos que en breve conocerán creo que debía ser contada, así que a ello vamos.

Érase que se era un bosque oscuro, una noche sin luna y una mujer asustada. La mujer avanzaba desesperadamente por el bosque oscuro, esperando inutimente que un rayo de luna inexistente iluminara su camino. Estaba exhausta y su estado no hacía más fácil la huída. Llevaba cerca de tres horas deambulando a tientas en la oscuridad tratando de no ser alcanzada por aquel horror y seguía oyendo las pisadas que lentamente se acercaban. De no ser por el niño que pateaba en el interior de su vientre quizás hubiera dejado a su perseguidor atrás hace mucho pero por desgracia los dioses habían elegido un mal momento para mostrarle la versión grotesca del destino.

¿Quizás no rezó lo suficiente o simplemente lo hizo a quien no debía?. ¿Porqué entonces no había recibido ningún aviso cuando buscó refugio en la vieja casucha?. Debio sospechar en cuanto la vio que era demasiada suerte encontrar un techo en medio de aquella jungla cuando hubo de abandonar a su maltrecha montura. Pero las sospechas no curan las heridas en las piernas, ni calman la vida que se agita en el vientre de una madre y es por eso que aún así entró.

Llevaba quizás una hora acomodada, en un rincon en que se había hecho un refugio improvisado con un par de mantas cuando oyó los rasguños en la madera. Parecían provenir del punto más alejado de la habitación donde varios muebles se hallaban apilados desordenadamente. Quizás una rata o algun pequeño o animal, pensó. Hasta que noto que uno de los muebles, un viejo armario de madera negruzca, estaba siendo abierto desde dentro. Unos dedos apenas distinguibles desde aquella distancia aferraban la hoja derecha y la iban empujando lentamente.

Fue entonces cuando le llegó el hedor. No recordaba haber olido nunca algo semejante, no era solo putrefacción, era como si se pudiera aspirar la maldad solo con tomar aire. La puerta quedó al fin completamente abierta y pudo distinguir en la oscuridad una figura apenas humana moviendose con parsimonia hacia ella.

Cómo consiguio eludir el ataque y huir son ahora apenas recuerdos borrosos en su mente que lucha desesperadamente por no sucumbir a la locura. El cansancio es cada vez mayor y su perseguidor, aunque lento, mantiene un ritmo constante sin asomo de fatiga. Poco a poco le está dando caza, pronto se derrumbará y entonces ese horror se abalanzará sobre ella y el fruto de su vientre. Un paso más y otro y otro y ... luego el choque brusco con el suelo. Sudor que corre por el rostro, el sabor de la tierra en su boca, oscuridad... Aún no, el niño vivirá, solo un poco más y quizás.... otra vez oscuridad.

Al fin abre los ojos en un esfuerzo supremo y allí está él. Lo que otrora fue un hombre, ahora apenas un amasijo de podredumbre andante que no reconocerían ni sus padres, se alza a apenas unos metros de ella. Los hilillos de baba que le cuelgan de la mandíbula floja parecen intensificarse con la cercanía de la presa. Intenta levantarse nuevamente y huir pero las piernas ya no responden. Se fuerza a mirar hasta el final... pero hay algo extraño, no una sino dos figuras se alzan en la oscuridad. La segunda figura se mantiene erguida con los brazos al cielo, está diciendo algo, es dificil decir qué.. y entonces... un estruendo rompe el silencio al tiempo que el rayo cae y la ciega aún antes de que vuelva a caer inconsciente.

A la mañana siguiente exhala su último suspiro. A su lado un hombre sujeta torpemente al niño recien nacido, al que la difunta ha cedido lo poco de vida que le quedaba. A cierta distancia yace calcinada la pesadilla que amargó sus últimas horas, tambien él encontrará al fin descanso. Y en medio de esa extraña escena es que yo grito por primera vez al mundo, quizás consciente de alguna manera de lo que acabo de perder, quizás incomodo por que me sostengan como un vulgar paquete, ¿quien sabe?.

H_a_p_l_o

25/03/2011 01:30:43



Creo recordar que era primavera porque precisamente en esa época tenían por costumbre comenzar los preparativos para la plantación de cebollas. Me había levantado temprano -qué remedio- como era costumbre, y aún con el sol apenas asomando por el horizonte ya nos hallábamos en los campos desbrozando el terreno para el posterior plantío.

Me hallaba en ese momento un poco alejado de mis hermanos, aprovechando la sombra de una vieja higuera que sobrevivía en los límites de la finca, cuando oí los ronquidos. Y vaya ronquidos. Diriase que un dragón habíase decidido a echar una siesta matutina.

Rodeando la base del arbol, pude comprobar que mi dragón tenía en ese momento el aspecto de un hombre de edad relativamente avanzada con abundante melena y barba y que llevaba por vestidura lo que a todas luces parecía un camisón de diseño estridente.

Supongo que a pesar de sus bramidos el sujeto debía tener un sueño bastante ligero pues al acercarme para verlo mejor abrio los ojos con rapidez y se me quedo mirando fijamente. Creo que hasta ese momento no había visto ojos de un azul tan puro, ni tan intranquilizadores.

- Y bien muchacho, ¿piensas quedarte ahí mirandome hasta que te salgan raices?. ¿Tengo confitura en la barba o qué?

- Eh... no. Lo siento señor. No pretendía ser grosero.

- Bueno, bueno, al menos parece que tu madre te ha enseñado algo de educación. Y dime muchacho, a que debo el placer de tu compañía.

- ¿Compañía?. No, oi los ronqui.. quiero decir oí un ruido tras la higuera y me asomé a ver qué lo causaba. No os molestaré más, volvere ahora al trabajo.

Mientras le decía esto, el hombre se puso en pie y dio un vistazo a su alrededor haciendose cargo de la situacion.

- ¿Trabajo has dicho? Ah, formas parte de esa cuadrilla que nos mira embobados desde allí - señalando con el dedo adonde mis hermanos habían hecho un alto y nos miraban con curiosidad - Debo ser un especimen digno de estudio para que todo el mundo se me quede mirando así. Quizás debería cobrar entrada

- Son mis hermanos, estábamos preparando este campo para palntar cebollas.

- ¿Hermanos? - nos miraba alternativamente a mis hermanos y a mi con cara de incredulidad - ¿Éstas completamente seguro de eso?. Os pareceis como una cuchara y un tenedor, por no hablar de que parece que se comieron vuestra racíon de pequeño.

Lo cierto era que aunque les llamase hermanos no había relación sanguínea entre nosotros. Hace años un hombre me trajo al pueblo afirmando que mi madre había muerto en el bosque tras el parto y no había mencionado el nombre de ningún padre. Por suerte la casualidad quiso que la señora Wesbannen acababa de tener a su tercer hijo y estando bien dotada como todas las mujeres de su familia podía alimentar a otro bebito sin problema.

El visitante dejó algo de dinero para mi manutención y los Wesbannen, que aún a pesar de ser simples granjeros gozaban de una posición relativamente acomodada, me adoptaron en su familia.

Todo esto le expliqué brevemente al hombre del camisón, que parecio escuchar con creciente interés.

- Eso lo explica. Parece que la vida te ha enseñado ya un par de cosas señor....

- Ixen.

Al oirlo se me quedó mirando fíjamente. Tanto que conseguía incomodarme.

- Así que Ixen. Un nombre interesante ¿no? Y más adecuado de lo que sospechas.

En ese momento no entendí lo que quería decir aquel viejo. Con los años, según aprendía las primeras nociones de lenguaje dracónico, descubrí que mi nombre significada fuego en esa lengua. Muy adecuado para alquien cuya cabeza era coronada por una abundante mata de pelo rojizo.

- Bueno Ixen, mi nombre es Grebius. La verdad es que llevo varios días viajando y quizás alguien como tu tendría la deferencia de mostrarme la tan afamada hospitalidad del campo. Dime ¿vives por ahí?

Asentí medio hipnotizado por su sonrisa y a continuación me encontré caminando a su par mientras le guiaba hacia casa.

Suponía que los Wesbannen ofrecerían un bonito almuerzo a mi sombra y luego lo invitarían a continuar su camino tras un reconfortante descanso. Pues bien, me equivoqué. Una semana entera se pasó el tal Grebius viviendo a nuestra costa. Y no solo eso, todo el mundo parecía encantado. Incluso mi padre adoptivo, de natural reservado parecía simpatizar enormemente con nuestro visitante. Varias veces los había sorprendido en animada charla que extrañamente solía parar cuando notaban mi interés. Al cabo de unos días supe el motivo.

A los seis días de la llegada de nuestro invitado fui llamado por mi padre a su cuarto. Vi salir a madre con los ojos llorosos y al entrar le encontré sentado en su sillon favorito con semblante serio. A su lado estaba Grebius, que me saludo con un ademán tranquilizador y a continuación salio dejándonos solos.

No fue hasta pasados unos minutos que mi padre decidio que mis cordones debían estar bien atados y por fin decidio hablarme:

- Ixen, hijo. Llevo tiempo pensando en tu futuro. Se bien que el trabajo de la granja te aburre y es cierto que tampoco es que se te de muy bien - bonita forma de decir que comparado con mis hermnanos, a la sazón capaces de trabajar de sol a sol sin inmutarse, contaba como medio campesino solamente - . Y por fin los dioses parecen habernos dado la solución.

En este punto las palabras dioses y solución me empezaban a sonar preocupantes en boca de mi padre. Sobre todo porque me había llamado la atención una bolsita de cuero sobre la mesa de mi padre. Una bolsita que no encajaba en absoluto en aquel lugar, con grabados extraños pero bien trabajados y cuyo contenido parecía brillar levemente.

- Escuchame hijo, el señor Grebius, que nos ha brindado su compañía estos días tiene un prospero negocio de importación y exportación. Y casualmente está buscando un nuevo ayudante para ayudarle a llevar las cuentas y convertirse en su aprendiz.

Le he contado lo inteligente que eres. Como te has leído mi bliblioteca - que se componía de la increible suma once libros a todas luce escogidos sin nigún criterio -, lo sorprendido que está el maestro del pueblo.. - un viejo bardo medio ciego que no creo que nunca se haya alejado mas de 10 millas del pueblo - y lo mucho que me ayudas con la contabilidad.

Gracias a mi insistencia se ha convencido de que serías idoneo para ese puesto. ¿No te parece estupendo?


Mi entusiasmo no iba precisamente a la par con el de mi padre, pero como sabia de sobra la decisión estaba tomada. Al fin y al cabo no estaba tan mal. Convertirme en ayudante de un comerciante no era el sueño de mi vida, pero acabar mis días como granjero estaba unos cuantos puestos por debajo en la lista. Al menos podría viajar y con el tiempo....ya se vería.

Por supuesto di las gracias a mi padre adoptivo por pensar en mi futuro y me encomendé a su sabiduría. Hacerlo feliz tampoco costaba tanto y los años que me había cuidado lo merecían. La despedida de mi madre fue más emotiva. Aunque no fuera hijo suyo me habia amamantado como tal y en el fondo nos considerabamos con verdadera familia. Una vez la hubiese consolado como buenamente pudiera aún me quedaba un largo día de preparativos.

Al día siguiente yo y mi exiguo equipaje salimos del que hasta ese momento había sido mi hogar. Tras despedirme nuevamente, partimos tras Grebius del que pronto descubriría que guardaba muchas más sorpresas de lo que suponía.

H_a_p_l_o

27/03/2011 23:49:26



A pesar de los años aún no me había habituado a aquellas vestimentas estrafalarias que Grebius me hacía llevar. Subido al taburete que me hacía de improvisado palco mire una última vez a la ya nutrida concurrencia que se había arremolinado a corta distancia de nuestro puesto portatil. Ya era la hora y comencé a recitar a voz en grito la tan bien memorizada retahíla:

[i:261ac90cc0]- Damas y caballeros, acérquensese por favor. Hoy es un día grande para Puerto Castigliar. Abran bien los ojos y las orejas pues podrán contar a sus nietos que han visto al mismisimo Alexander Grumoshi.

Si muchacha, has oído bien. A mi derecha se encuentra aquel que ha dominado la magia en sus manos, vencedor de horrores, cautivador de reinas, señor de lo místico....

Hoy parece que Tymora que haya guiñado el ojo a la ciudad pues a su alcance tienen la llave de la felicidad. ¿Las mujeres le rehuyen?. Este frasquito le soltará la lengua y le volverá cautivador cual bardo. ¿Sus músculos se cansan, sus manos han perdido habilidad?. Un sorbito de este y aquel redoblarán sus fuerzas y agilizarán su cuerpo. ¿Es quizás víctima de una maldición?. Su excelencia pondrá fin a su infortunio. Acérquense y consulten al oráculo entre oráculos.

Nada es imposible para aquel ante el que reyes se han arrodillado anegados en lágrimas de agradecimiento... Eso es, si, vayan formando una fila ordenada por favor, el maestro les atenderá enseguida.[/i:261ac90cc0]

Una vez se hubo formado la fila y viendo que el "maestro" no requería mis servicios en ese momento, decidí acomodarme a la sombra de una higuera que sobrevivía a duras penas en medio de la calle. Al verla no pude menos que recordar la primera vez que vi a Grebius, tambien conocido como Alexander Grumoshi, roncando al cobijo de una de sus hermanas.



Unos pocos días despues de dejar a mis padres adoptivos llegamos a una posada relativamente bien conservada. Allí al parecer mi nuevo señor tenía alquilada una habitación y había dejado a buen recaudo el grueso de su equipaje. Una vez recogido éste subimos al cuarto para empacar el resto.

Apenas había un par de camisas y unos zapatos de corte elegante, así que no nos llevó mucho tiempo. Cuando ya me dirigía a la puerta Grebius me hizo una seña para que me sentase con el.

[i:261ac90cc0]- Bueno muchacho. Creo que ya es hora de que te explique un poco algunas cosas. ¿Cómo empiezo?... Pues verás, no soy comerciante. Bueno a veces si... pero no comerciante, comerciante... ¿me entiendes?

- No[/i:261ac90cc0] - En vez de eso empezaba a pensar que Grebius no era solo raro sinó que la vejez le había hecho ya mella.

[i:261ac90cc0]- ¿Cómo que no? Si está clarísimo. A ver, ¿has visto alguna vez un mago?

- No

- Vaya, que chico tan negativo. Pues en realidad si lo has visto. Hace ya un par de semanas que conoces a uno.[/i:261ac90cc0] - se señaló a si mismo - Si, exacto soy mago, y uno excelente modestamente.
[i:261ac90cc0]
- Entonces lo de comerciante....

- Oh, bueno. Realmente si que comercio a menudo con pociones variadas, remedios contra magia maligna, y otras cosillas. Así que tampoco es que haya mentido realmente. Es solo que tus padres no me parecieron del tipo "estupendo, nuestro hijo va a aprender magia, qué afortunados somos, la vida es maravillosa, hagamos una fiesta".

- Supongo que no, no son de ese tipo. Pero y yo ¿qué pinto en todo esto? -[/i:261ac90cc0] Llegados a este punto ya me daba igual que fuese mago o pescadero.

[i:261ac90cc0]- Como ya le dije a tus padres necesito un ayudante. Tu padre mencionó que eras muy inteligente. ¿No te interesaría ser mi discípulo?.

- ¿Quereis decir convertirme en mago?.

- Pues claro. ¿No he mencionado que soy mago?. El discípulo de un mago se convertirá en mago, no en frutero. ¿Seguro que eres tan inteligente?. ¿No te seduce la idea?[/i:261ac90cc0]

Debo decir que muy a mi pesar, la idea sí que me seducía. Lo que me molestaba es haber sido totalmente engañado y encima tener que dar saltitos de alegría. Pero siempre he sido un tipo práctico y mi lista de ofertas interesantes era un tanto reducida en ese momento.

[i:261ac90cc0]- Digamos que sí me seduce. - Le mire de arriba abajo un momento - ¿Tendría que usar un camisón como ese?.

- ¿Camisón?. De qué estas... esto no es un camisón, es una túnica de mago genuína y debo decir que de un gusto excelso. Observa la delicada combinación de rayas horizontales fucsia y naranja y el bordado de palomas doradas con sus piquitos grises...[/i:261ac90cc0]

Levanté la mano intentando parar el torrente de pasión que comenzaba a marearme.
[i:261ac90cc0]
- Si, bueno, pero ¿es obligatorio?.

- Bueno, no, pero imagina lo bien que te verías con ...

- Entonces acepto. Al menos, si muero que no me entierren con enaguas.[/i:261ac90cc0]

Grebius parecía realmente compungido por mis reprobables gustos estéticos pero viendo que no iba a renunciar a esa pequeña victoria me dio unas palmaditas, la enhorabuena por mi supuesta fortuna y nos pusimos en camino.



- ¡Zafirost! ¡Zafirost¡

La sombra era tan agradable que no me había percatado de los gritos de Grebius llamándome por mi nombre para los "negocios".

[i:261ac90cc0]- Si maestro. ¿que deseais de vuestro servidor?

- Este mozo parece que necesita un empujoncito para declararse a su novia[/i:261ac90cc0] - y quizás arreglarse la cara pensé - [i:261ac90cc0]trae un par de esos viales que tu sabes del carromato. Hasta el amor necesita una ayudita a veces ¿no jovencito?.
[/i:261ac90cc0]
Me aleje del poco agraciado muchacho y de mi entusiasta señor de los milagros y me dirijí a buscar el pedido. El sol comenzaba a pegar fuerte y presentía que iba a ser un día muy largo.